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31 julio 2010

Prohibido prohibir lo que a mí me gusta

Total que Diva escribe ayer el "Prohibido Prohibir" y yo me pongo a contestarle y... bueno, ya saben, una cosa lleva a la otra, la gente está de vacaciones, el que no de finde... pues mejor hago una entrada. Empezaba reprendiendo a Espai, porque yo venía dispuesta a ser la la ducha refrescante y disidente en el debate (oh dear Di, pero ¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste? me dice una voz en mi orejita, hoy que no me he tomado la medicación), pero el intrépido Espai me lo pisa. Cómo es: ya no puedo ser la prímer en el lado flower-power. Pues, como dice el refrán, si no puedes ser famosa, sé infame; si no eres la prímer, incendia. No hay otra.

Empecemos por el nacionalismo (bostezo). Supongo que todo el mundo habrá ya leído hasta la saciedad que en Canarias las corridas de toros se abolieron en 1991. Se sacó una ley autonómica que decía "Es especialmente indeseable la posibilidad legal de hacer negocio de espectáculos basados en el maltrato, sufrimiento y muerte de animales". La ley fue apoyada incluso por (ji!) el PP. Yo esto no lo sabía, y no sé cuánto bombo se le dió en la época. Pero parece que el nacionalismo canario no fue, a ojos de los que ven ahora el nacionalismo catalán como culpable, la razón para la abolición de las corridas.


El interés por ver los nacionalismos que no sean el Uno, el Grande, el Español como demoníacos es el objetivo primordial de los nacionalistas españoles. Personalmente bostezo porque no me gustan ni unos ni otros (no sólo soy flower-power, también soy "ciudadana del mundo" -¡entren los del "Cóndor pasa"!), y si en algo estoy de acuerdo con mi cobloguera Diva es que también esas otras prácticas de correbous y demás restos de circo romano deberían haber sido abolidas (polakos nacionalistas: ¡booooring!) Con un par de cullons (Di, la políglota). Y sí, digo abolidas, digo PROHIBIR. ¿No había que prohibir el burka? ¿No había que prohibir "la interrupcion voluntaria del embarazo"? Anda, ¿y que los gays se casen? No me diga, ¡adónde vamos a llegar! ¿No había que prohibir que se publiquen ciertas cosas? ¿Y que un fulano vaya tajado mientras conduce? ¿No se está mejor, qué narices, en un restaurante -comiendo caza protegida- cuando el cretino de turno no te echa su humo en la cara? Yo lo prefiero, y como algunos no tienen el sentido suficiente para ciertas cosas, señores, habra que legislar. Digo. No vaya a ser que los gays luego además quieran adoptar, como en esa Pérfida Albión.

Creo sinceramente que habrá una parte de la población catalana que estará contenta con la abolición de las corridas de toros y también apoyará la abolición del resto de tortura espectáculo per se. Porque odian ese espectáculo (no es tan difícil ¿eh?) También habrá una parte que, aunque esté por la tortura espectáculo, habrá visto esta abolición con gusto por lo que supone de elevarle el anular a España. Habrá otro grupo que estará indignado, porque les gustaba la tortura espectáculo y se la suda si España o no, y ahora tendrán que irse a otro sitio a verlas (¿México?)... en fin, que la casuística será variable. No todos serán terribles nacionalistas separatistas amantes de los toros que lo hacen por joder a los demás ("Pero Di, no es paranoia cuando de verdad te persiguen!"-nacionalistas espanioles: booooring!!!).


Para terminar con el trozo nacionalista, comentar que con estos temas de ritos y stuff es interesante ver que dicen los antropólogos. Podéis leer la entrada del 29 de julio de Manolo Delgado, cuyo blog "Le cor de les aparences" está en nuestra lista de blogs. Ofrece otro punto de vista y merece la pena (aunque el título del blog esté en catalán) porque precisamente Delgado siente que el tema se haya enfocado sólo sobre el nacionalismo y habla -un poco de puntillas, me hubiera gustado que se extendiera más- de "la retórica animalista y su exhibicionismo eticista". Sugiere que con esta ley no se protege al animal, sino al espectador, y va un poco en la línea de Diva de aceptamos que se mate, se torture entre bastidores, pero no en el escenario.


Y siguiendo con antropología, pero pasando a los puntos alimentarios de mi Co, es una pena que Txelos esté comatoso prevacacional y no nos haya ilustrado con los capítulos 1 y 2 (la vaca, el cerdo) de Marvin Harris que se está leyendo en estos momentos. Al terminar el libro de Harris ("Vacas, cerdos, guerras y Brujas. Los enigmas de la cultura"), almas volubles como la mía ansían hacerse vegetarianas, porque sinceramente una cree que el mundo sería un lugar mejor si el hombre no comiera carne. Los grandes simios son aún predominantemente vegetarianos y sólo comen carne de modo excepcional. Así que vale, no nos pongamos duros: un poco de jabugo en Navidades se permite.

Resumidamente, pensemos en el ejemplo Indio: una vaca –que se alimenta de vegetales, en la India pobre de desperdicios- consume un determinado número de calorías que son transformadas en diferentes productos: leche, mantequilla, fuente de tracción -sobre todo-, su boñiga se aprovecha para la producción de energía, como fertilizante e incluso para cubrir los suelos de las cabañas. Nada se desperdicia. Si se mata la vaca y se come su carne, las calorías que va a otorgar a la familia que se la coma no tendrá comparación con las que daría si se aprovecha con el cuidado tradicional. Esta economía es mucho más racional que el sistema del así llamado primer mundo donde millones de vacas mueren al día para nutrir McDonalds. Tres cuartos de los pastos en Estados Unidos, por ejemplo, se emplean en alimentar a esas vacas, en lugar de a la gente. En cualquier cadena alimentaria, la interposición de eslabones animales adicionales provoca un descenso en la eficiencia de la producción de alimentos. Es una industria muy costosa desde el punto de vista energético (carne vs arroz, por ej) y se puede decir que la India utiliza su ganado vacuno más eficientemente que USA. Según el profesor estadounidense Vic Sussman, la alimentación vegetariana permite subsistir como mínimo a diez veces más personas con la misma cantidad de tierra. Es imposible que los seis mil millones de habitantes de este planeta comamos carne o pescado todos los días.
 
Con todo esto, soy vegetariana aspiracional. O sea, no lo soy, pero me gustaría serlo. Igual que una hace resoluciones al principios de año de caminar más, colaborar con tal organización, o dejar de una vez por todas las sobredosis de chocolate Lindt del envase rojo, lo que me parece lógico y deseable sería, por lo menos, comer menos carne. Por las razones económicas arriba expuestas, por conservación del planeta, por respeto a los animales.
En lo que no hace falta entrar es en el mensaje que de sí misma da una sociedad que sigue justificando una fiesta para torturar y ver agonizar a una pobre bestia... ¿quién es el bestia?


30 julio 2010

Prohibido prohibir

Antes de ayer iba yo de camino a la ciudad condal a una reunión e iba "escoltando" en la radio las ponencias de los distintos representantes de los partidos políticos que acuden al Parlament de Catalunya a debatir temas tan importantes como el de suprimir o no las corridas de toros en Barcelona. No ha sido suficiente con eliminar todas la figuras metálicas del conocido internacionalmente Toro de Osborne  de las carreteras catalanas.

Eso es lo que pasa por llamar tantos años a las corridas de toros "Fiesta Nacional". Si sólo se hubiera llamado "Corrida de Toros" o mejor aún "Correguda de Bous" estas cosas no pasarían. Y si no, que me expliquen a mí por qué los animalistas, que son los que dicen han iniciado esta movida, no intentan suprimir los famosos "Correbous" o Toros Embolados, que tienen lugar en varios puntos de la geografía catalana y en los que el pobre animal pasa las de Caín. Está claro, no ha sido un tema iniciado por los animalistas, el tema tiene una connotación claramente política. Todo el mundo sabe que lo de las firmas que se recogen no sirve para nada. Se recogieron más de un millón en contra de la nueva ley del aborto (perdón interrupción voluntaria del embarazo) y el parlamento se las pasó por el forro. Pero divago.

No es que yo sea gran amante de los toros. He estado en unas cinco ocasiones en una plaza y cuando más he disfrutado ha sido en una corrida de rejoneo. Eso si fue espectacular. Aún así, entiendo que a la gente no le pueda gustar. Sobre todo a estas niñas yanquis que salen llorando de la monumental de Barcelona porque han visto morir a un toro, que no a un reo americano de esos que fusilan o le meten una inyección letal. Entiendo que la gente que no quiera ir no vaya, pero no entiendo que los prohiban. Si las corridas de toros dejan de interesar, ellas solas irán desapareciendo. ¿Qué necesidad hay de prohibirlas? Porque, vamos a ver, puestos a prohibir, por qué no continuar con:

- La pesca deportiva - el pobre pez se clava un anzuelo en la boca que le desgarra y después muere asfixiado.

- La caza deportiva- pobres bichos, corriendo estresados, acosados por perros y desangrados...

- El Foie - ¿Habéis visto como ceban a las ocas? Prohibido!

- La langosta - La escaldan vivas!!!! Qué horror.

 - Las ostras - Me da una pena ver como se retuercen cuando les echan limón. No las he probado en la vida, me dan asco. Así que prohibidas.

- Los caracoles a la llauna - Me encantan, pero nada, nada que los prohiban. Es una muerte lenta y salvaje.

- Los pollos de granja y gallinas ponedoras - Llevan una mala vida y en cuanto no rinden lo suficiente se les sacrifica. Prohibidos también...

Seguramente se os ocurrirá algún ejemplo más. Se empieza con los toros y al final acabarán prohibiendo el chuletón o la paella y por ahí si que no paso. Emigro fijo.  Os parecerá exagerado pero es cierto que el Consejero catalán de comercio, el Sr. Huguet quiere suprimir las muñecas de flamenca de las Ramblas por que no son catalanas. Imagino que sí dejará los sombreros mejicanos que adornan los escaparates de las tiendas de souvenirs barcelonesas y que hacen las delicias de los que nos sitúan al sur de los USA.

Pero aún es peor. Al empresario, dueño de la plaza de toros, no le dejan continuar con su actividad ni con ninguna otra adicional como solicitó. Quería hacer conciertos y le dijeron que nanai. Como consecuencia de ello, le tienen que compensar con nada más y nada menos que 300 millones de euros.
Si som sis mil-lions de catalans, echen ustedes cuentas. La broma costará a cada catalán unos 50 euros; más menos 250 euros por familia. Eso sí, las obras de la autovía Lérida-Huesca las acaban de parar porque no hay con qué costearlas. Pura coherencia. Después imagino que se repartirán el "chiringuito" entre los amiguetes cobrando comisiones del 5% tal y como dijo Maragall y fin de la historia.

Todavía puede ponerse peor. El resto del territorio, que antes se conocía como España, ha decidido que el boicot al cava catalán de hace unos años era nada comparado con lo que se avecina.

Leí una vez, que si hacemos justamente lo contrario de lo que hacen nuestros padres, acabaremos cometiendo los mismos errores que nuestros abuelos. No sé si será un error o no, lo que está claro es que al igual que nuestros abuelos debían cruzar al frontera hasta Perpignan para poder ver una peli porno, ahora los catalanes (entre los que me puedo incluir) tendremos que ir a Nimes o Arles para ver una "Coguida de Togos" en condiciones.  

Nunca más podremos cantar aquello de "Barcelona yo tengo corrida en la plaza de toros..."



29 julio 2010

No city for young children

Hay mucha gente que opina que las ciudades grandes como Londinium no son "lugar para que crezcan los niños". Alguna gente comienza aquí su carrera profesional, y cuando llegan los niños se van al campo que es "donde deben crecer los hijos".

Este fin de semana pasado fue para nosotros un típico finde londinense: el viernes tuvimos amigos en casa a cenar que hicieron primero las delicias de Mini y, cuando ésta se fue a dormir, las nuestras con su receta de Agua de Valencia. El sábado era el "Barbican Weekend", que ocurre todos los veranos y al que fuimos con nuestros amigos los padres de A (y ahora la pequeña A), que nació un día antes que Mini. El Barbican es un centro de las artes y la cultura: hay cine, exposiciones, teatro, música. En el finde de puertas abiertas, hay todo eso y más. Por ejemplo, Mini y A. lo pasaron en grande cuando visitamos el laberinto de setos donde te encontrabas a grupos de actores en muchos de sus vericuetos representando distintos papeles (la bruja, la familia extraña, la taza de té de seto, la pitonisa) y que involucraban a los que nos aventurábamos allí. ¿Y qué mejor que perderse en un laberinto? Mini, en su linea, logró despistarnos unos segundos, pero los momentos de libertad le duraron más bien poco, pues la encontró la madre de A. Con su amigo miraban todo lo que pasaba, supongo que preguntándose porqué esa gente daba esos gritos. A la salida, nos sentamos en el suelo a escuchar el concierto de "Rupa & the April Fishes", una banda de San Francisco que hacía esta música ("global agit-pop", según Time Out). Escuchad esto...











No fue sorpresa que Mini, que venía de perderse a lo grande, se perdiera en esta música. Nunca olvidaré sus ojos como platos mirándolo todo, escuchando. Todos nos perdimos en lo que parecían las calles de París, Buenos Aires, San Francisco, o Nueva Orleans por un rato.

El domingo por la mañana había sesión infantil en los Curzon Renoir, los cines más decentes y gafapasta de Londinium, al lado de Russell Square (British Museum para los amantes de esta ciudad en City Breaks). Proyectaban "The Princess and the Frog", última animación de Disney, políticamente correcta según las críticas porque "por fin se cubría el vacío de princesa de minoría étnica que les faltaba". Hasta ahora había, por supuesto, princesas blancas y sonrosadas, luego hubo árabes, Native Indian, y ahora la afroamericana. Y además, en Nueva Orleans.

Nos metemos en la sala y tomamos posiciones como siempre: por delante, centraditas. Mini tiene un asiento para alzarla y se queda quieta, alucinada. Le explicamos que está en el cine, que es todo muy emocionante (por lo menos para su madre) porque es su primera vez en una sala como espectadora (madre guardará las entradas). Como espectadora, porque Mini había estado muchas veces en salas de cine cuando era un bebé y yo estaba de baja maternal. Hay sesiones de "Watch with baby" por toda la ciudad, y en ellas se proyectan pelis de estreno, mientras el bebé se duerme plácidamente en tu regazo. Ah, qué mayor felicidad: cine abrazando a mi hija (ahora ya no se deja, evidentemente).

Apagan las luces. Mini abre aún más sus pupilas y comienza la película. Al principio, ni parpadea. Le doy la mano, le pregunto qué tal. ¿Te gusta? Sí, dice. Me sumerjo en la peli, y la verdad es que empieza bien: la música es buena y realmente te transporta a Nueva Orleans. Nos presentan a Tiana, niña de familia modesta y a su contrapunto, una rubia rica, que sólo piensa en jugar a las princesas. Tiana, por el contrario "nunca besará a una rana" y piensa en trabajar duro para poder montar un restaurante el día de mañana, sueño compartido con su padre.

Recuerdo cuando se empezó a usar el concepto de lo "políticamente correcto" (aunque ya existía antes). Hubo una época en la que lo "políticamente incorrecto" era lo deseable. Gustaba ese pelín de transgresión, esa espontaneidad, esa rebeldía. La gente predecible aburre, y lo PC es terriblemente predecible. Claro que, tras algunas sobredosis de blog-hopping, caí en ciertos lares donde me he dado cuenta de que "políticamente incorrecto" es un sintagma del que se ha apropiado cierto grupo de gente con ideas non-gratas. Gente que, bajo ese paraguas hace comentarios abiertamente racistas, machistas y otro par más de -istas. Aterrizo de nuevo en Disney y su correción política con esto de las princesas, y de repente....

De repente estamos en otra escena en la que Tiana, ya mayor, se encuentra con el príncipe-rana, que evidentemente le pide ese beso para deshacer el hechizo. Tiana, que trabaja día y noche para ahorrar para su restaurante, dice que ni hablar, qué asco, ella nunca besaría a una rana, por muy príncipe que fuera. Ella lo que quiere es cumplir el sueño de su padre. A lo que la rana le dice: "pero tengo mucho dinero, que podría darte si deshaces el hechizo". Y entonces, haciendo de tripas corazón, Tiana reconsidera su posición, y besa a la rana.

¿Qué? Me quedo como si una rana me hubiera besado a mi. ¿Es esto parte del mensaje PC que quiere dar la Disney? No estás dispuesta bajo ningún concepto a hacer algo, ¿y por dinero lo reconsideras? ¿Besas a alguien que te promete pasta?

No me da tiempo a pensar mucho en esto, porque entonces Tiana se transforma también en rana (¿es ese tal vez el mensaje de la Disney? ¿si besas por dinero te irá mal?) y dejamos las calles de New Orleans y su música de jazz para pasar a una parte de la peli en la que dos ranas pasean por un pantano marronáceo, con un cocodrilo. Y lo que tenía que pasar, pasa: Mini nos mira y dice "calle, calle". La intentamos persuadir un rato (mira, ¡mira la ranita!), pero menuda es ella, incluso hace como que llora (sin lágrimas) la tía. Así que cogemos los bártulos y nos vamos, perdiéndonos las actividades de después, que incluyen, cómo no, pintar máscaras de rana.

Vamos a comer a un restaurante "multicultural", muy PC. Mini prueba comidas del mundo, aunque tristemente para sus padres expresa una clara preferencia por las "wedges" (una variedad de patatas fritas, ricas hay que decir). Por fin, se duerme en su carrito, y los padres pueden ir a la Wellcome Collection, que está al lado, a ver una exposición. Este museo "explora la conexión entre la medicina, el arte y la vida a traves del tiempo". Visitamos una exposición poco PC sobre la piel, el mayor órgano humano bla bla bla. Demasiado explícita a veces, el Pedalista se marea. En su café hay un pastel de moka que bien merece la visita con su té, y allí vuelven a nuestra conversación las ranas, y los sapos, su papel en la literatura y el arte, su asociación (¿desde Freud?) con temas sexuales por su viscosidad, humedad, color... el final de La Regenta: qué maravillosa manera de cerrar una novela. Clarín, otro de los que me quitó las ganas de escribir...

En fin, Londinium, la campiña... decisiones, decisiones.

28 julio 2010

Saludos desde Chelsea

La Saatchi Gallery se encuentra en el corazón de Chelsea, en una plaza a la izquierda de King's Road, viniendo de Sloane Square. Me gusta pasarme a ver qué tienen (famosa es/fue? su sala llena de figuras de papel de aluminio rezando hacia la Meca), y me gusta que dejen copiar este video que me encanta de su web... Gracias!

27 julio 2010

Concurso "Mistaken Identity"

Uno de nuestros blogueros fetiche, Íñigo Gurruchaga, ha lanzado en su blog un concurso sobre esas gloriosas veces en que hemos confundido a una persona con otra. El premio es un ejemplar de su libro "Scunthorpe hasta la muerte". Yo estaría dispuesta hasta a forzar un encuentro de esos esta misma tarde por llevarme el libro, pero no me va a hacer falta porque tengo uno real.

Ocurrió hace años, ocurrió en otras latitudes, y ocurrió porque qué-pequeño-es-el-mundo, o el mundo es un pañuelo, o alguna otra variedad que se dirá en México que aún no conozco. Se encontraban los Pedalistas en Pátzcuaro, y no era Todos los Santos, que es cuando ocurren aquí las celebraciones más espectaculares del Día de los Muertos de todo México (sí, ese look calaveras y esqueletos), incluyendo rituales y ofrendas en el cementerio que se extienden durante toda la noche. Ocurrió en una ciudad mágica, pero fuera de temporada.


Como buenos viajeros intrépidos, los Pedalistas decidieron visitar el lago de la ciudad pasadas las 6 de la tarde por eso de la puesta de sol, y tras comer pescaíto frito con limón en su orilla, se aventuraron en el barco que lleva a la isla de Janitzio, un lugar muy pobre que vive casi exclusivamente del turismo. El viaje en el barco fue bonito, por el lago y por el cielo, y la isla en el horizonte, con su monumento gigante a Morelos, libertador de la patria en la parte de arriba, parecía que nos estaba esperando.


Al llegar a la isla, comenzamos a escalar las escaleras, siempre en México demasiado empinadas. No es que use que Pátzcuaro se encuentre a más de 2.000 ms sobre el nivel del mar como excusa de mi fatiga o incluso como justificación de que cierto grado de hipoxia cerebral fue la culpable de mi despiste. Y es que cuando estamos a mitad de subida, y veo bajar a dos tipos de unos treintaymuchos, me doy cuenta de que conozco a uno. ¿De dónde? Intento procesar quién es, y la primera víctima con que mi limitada memoria RAM da es el un día famoso en nuestras vidas Alejandro A.


Alejando A. es un ser que se cruzó brevemente en mi vida unos 10 años antes de Pátzcuaro y al que no vi más. Cara redonda, bonachona, aburrida. Me lo presentó un conocido porque había estado en Brasil, con la misma beca con la que fuí yo más tarde, y él, amablemente, me orientó y sugirió muchas cosas de ese país inmenso en todos los sentidos. El día antes de irme, insistió en pasarse por casa porque, muy detallista, quería darme un regalo para una familia de allá. Cual fue mi sorpresa cuando, al llegar de hacer las últimas compras, mi madre me enseña la caja que ha dejado AA, conteniendo un exprimidor de diseño con sus mil accesorios. Casi del tamaño de mi mochila.


Evidentemente, no pude llevar el exprimidor allende los mares, y asegura mi madre que AA lo entendió cuando vino a recogerlo unos días más tarde. Le escribí una carta detallada con todo mi itinerario Vetusta-Barcelona-Roma-Río-y 24 horas en bus hasta-Porto Alegre, destino final, intentando dar pena. No se si lo conseguí.



Así que, escalando aquel 8.000 de la isla del lago de Pátzcuaro, Michoacán, yo veo a alguien que me suena mucho, y la primera conexión que tienen a bien hacer mis traidoras neuronas es "AA". E impulsivamente suelto, entre jadeos supongo, un “Hola, ¿eres Alejandro?”, a lo que él, también con la respiracion a medias contesta “No, no”, baja un par de escaleras y apostilla de una manera seca “Alejandro Sanz, a veces me confunden con él de tanto que me parezco.” Y se va.



Gonggggg. Me quedo unos minutos sumida en una perplejidad esta vez sí, anóxica y miro al Pedalista, buscando entender, porque:


1-El tipo era español, yo no iba del todo desencaminada.

2-Se parecía un montón a lo que yo recordaba de Alejandro A.

3-Si no lo era, yo le conocía de otra cosa ("nunca olvido una cara, forastero, aunque con usted haré una excepción").

4-No hace falta ser tan borde. Si me preguntan si soy Penélope (por mi extremo parecido a Pe), puedo hacer la broma pero incluyo al otro, no me voy de malas maneras.


Mi compa el Pedalista (ser racional, cool, mesurado) llega a la simple conclusión de que el tipo no es AA, que si lo fuera, me lo habría dicho, y ya está. Qué facil debe ser la vida para él. Yo, a lo Diana Keaton en Manhattan Murder Mistery, estoy convencida de que el tipo por supuesto ES AA, y empiezo a maquinar toda una compleja historia de porqué AA no quiere saludarme en la isla remota aquella. La única solución posible es que está aún enfadado porque no le llevé el exprimidor de diseño a Porto Alegre hace la friolera de 10 años. Hasta yo me doy cuenta que es una hipótesis enloquecida, pero no hay otra. El Pedalista racional, mientras, ríe.



Por la noche nos encontramos lateralmente con AA y su acompañante, porque Pátzcuaro es pequeño, e incluso sueño con él: en la pesadilla le digo que, después de todo, me alegraba de no haberle llevado su exprimidor y que se lo podía meter por una palabra que no se puede decir en México. Por la mañana, cuando todo se ve más claro, ya me he olvidado de toda esa historia. Pero, oh destino, en nuestro paseo hacia la Casa de los Once Patios, en los porches de la Plaza Vasco de Quiroga... ¡allí están!! Nos lanzamos sendas miradas asesinas y todos dignos seguimos adelante.





En la Casa de los Once Patios me dedico mucho rato a hacer fotos, o a planearlas por lo menos. En algunas espero un rato ese momento decisivo que no llega (que un niño saque algo de una de esas máquinas llenas de caramelos de colores, joer!), y allí, de repente, se hace la luz. Por fin, ahhhhh, ya lo tengo, ya sé: ese tipo no es el pobre AA, que estará tan tranquilo en Vetusta, desconocedor de que ha sido insultado en un sueño desde el lago de Pátzcuaro. Y ya se quién es.






Hacía entonces 7 años que me había idode España, y por entonces el Gran Wyoming hacía el CQC. Uno de sus colaboradores, Tonino, hacía entrevistas y se quedaba callado. Entonces lo veo claro: esa cara regordeta, ese pelo que recede, esa mirada plácida... ¡¡¡¡es Tonino!!!! De repente el rompecabezas queda resuelto.

Emocionada, le digo al Peda (de nuevo Diane Keaton entra en mi cuerpo) que todo encaja, Tonino estuvo borde tal vez porque lo sea, pero más probablemente vez porque es un medio famosuelo y está harto de que la gente le pare por la calle. El Pedalista-fisonomista se concentra fuertemente en interpretar a un Woody Allen escéptico "no, a mí ese tío no me suena de nada".



Hombresss. Todos sabemos que el Pedalista no reconoce a Al Pacino de una peli a otra. Tampoco se acordará de que, precisamente un colega de Tonino en CQC cantaba esto en los furiosos 80...



25 julio 2010

De tiranías varias: trainspotting y bloguear

"Un lugar en el mundo" (Alfredo Aristarain, 1992) es una peli argentina que siempre me ha encantado, y que ha logrado dejar, en mi pequeño círculo, la metáfora de "encontrar nuestro lugar en el mundo". No necesariamente se refiere al lugar físico (ya he dicho alguna vez que uno de los míos sería el lago Titicaca, o un Riad en Essaouria), sino también cómo realizamos el viaje en pos de esa idea. Más prosaicamente: qué hacer en esta vida, incluyendo ganarse el pan de la manera menos indigna posible.

Bien, pues por fin, tras años de búsqueda, creo haber encontrado mi lugar en el mundo: bloguear, que en nuestro caso es divagar. Incluso por encargo: aceptaría tener una jefa que cada mañana me dijese una palabra ("hoy, mmmm, chocolate") y entonces yo divagaría por horas, porque la palabra me llevaría a un momento de mi pasado oscuro, y éste a una peli, y ésta a una foto, y ésta a un libro, y éste a un poema, y éste a una mirada, y ésta a una historia, y ésta a una canción, y ésta a... hasta hasta el infinito. Mi única condicion sería poder divagar como quisiera y poder pasear por los cerros de Úbeda, sin limitación de si interesa a nadie, aparte de a mí. Supongo que este último aspecto es lo que lo hace un proyecto inviable y tendré que seguir durante algún tiempo en mi otro trabajo de impostora.


Siempre he tenido que escribir, sin elección posible. Sólo los que han vivido bajo el yugo de esa tirana, la escritura, lo entienden: es como un amor imprescindible, que con suerte no te destroza pero no estás segura de si te ayuda. Pero te da igual: como a los amores fatales, no los quieres por eso. Con los años lo que sí he ganado ha sido lucidez, y he asumido dolorosamente mi incapacidad para escribir El Cuento o La Novela. Claro que he escrito relatos, claro que, como tanto bloguero, he comenzado una novela, pero la lectura de Los Monstruos me ha hecho bajar la cabecita con humildad y darme cuenta de que no hay nada nuevo que yo pueda aportar bajo el sol de ellos. Joyce, Sábato, Bronte, Melville, Woolf, Yourcenar, Marsé, Cortázar, Bryce, Elliot, Orwell, Mann, Torrente, Martín Gaite, Matute, Dickens, Landero... en fin, ¿qué podría yo contar después del gesto de cerrar sus libros, abrazarlos unos segundos contra el pecho, mientras miro la esquina del techo de la habitación?


Pero entonces, de repente, por casualidad y gracias a Diva, descubro el mundo del bloguerío. Y, como un relámpago, empiezo a disfrutar del proceso de bloguear (aquí divagar), del viaje que hago inexorablemente antes de cada divague, muchas veces más interesante que el producto final. Para ilustrarlo, el ejemplo más reciente: los trenes. La semana pasada, un día, desde el autobús, veo a dos personas de tal vez 60 años con unos aparatos en las manos. Parece que están midiendo algo. Mi primera idea es "estarán midiendo la polución ambiental". Parpadeo y lo desestimo: uno lleva bermudas, sandalias con calcetines (me encantan los British) y un sombrero de ala como el mío de viaje. No parecen funcionarios de ningún tipo. En fin, me olvido.
Al día siguiente, en otro lugar, veo a otros. Llevan la misma máquina, que es como un móvil ladrillo de los 90, pero con forma de calculadora, y su cuadro de números. Se lo comento al pedalista, que ha visto a dos mujeres con los mismos aparatos y que él piensa que "no miden nada, por las pintas que llevan". Entonces pienso en Trainspotting.

Trainspotting, o el hobbie de mirar trenes, controlar trenes, hacer recorridos de trenes, está bastante extendido en este país. Algunos de los verdaderamente obsesionados con el tema tienen un diagnóstico de Síndrome de Asperger (un tipo de autismo con alto coeficiente intelectual). Una de sus características es la preocupación obsesiva con ciertos temas, por ejemplo los trenes. Aún recuerdo el impacto que me causó, hace años, ver a algunos en los andenes de Clapham Junction (la estación con más tráfico del UK): allí estaban, con sus cuadernos, anotando los horarios, cada vez que llegaba y salía el tren. Tenían que hacerlo.
Y así es como llegué a pensar que esta gente que viste algo extraña, y que llevan unas máquinas decidamente pasadas de moda, que miden algo y no sé el qué, tienen -en mi mente- Síndrome de Asperger (como los Trainspotters), e intentar cuantificar cualquier proceso enloquecido que no le interesa a nadie más que a ellos para anotarlo en sus cuadernos y luego en su megamonstruo archivo de excel.
Total que se siento al teclado y empiezo a escribir de Trainspotting, comenzando por la película de Danny Boyle, y siguiendo con un par de ejemplos de mis viajes en tren, para acabar con el Síndrome de Asperger. Pero el divague, como me pasa otras veces, se me rebela, toma vida propia, ya hace lo que quiere, sin dejarme opinar.
Y así es cómo acabé escribiendo sobre los trenes de mi vida, los vividos y los soñados, y nuevos trenes se intentar colar en el teclado, los que he dejado pasar, los que he cogido a tiempo, y...

"La amistad es un comercio desinteresado entre iguales; el amor un intercambio abyecto entre tiranos y esclavos" (Oliver Goldmith)

24 julio 2010

Estresada

El otro día, al hilo de un debate que surgió en el blog del Chico de la Consuelo acerca de las revistas para mujeres tipo Cosmopolitan, Elle, Vogue... recordé un escrito que me mandó alguien y que me hizo gracia en su día. Ignoro la autoría del mismo así que, será justo si alguien lo reclama.

Hablábamos de ese tipo de revistas en el que lo importante es tener (bolsos, collares, cremas, ropa...) para poder estar (fantástica, delgada, peinada, dientes blancos, sin arrugas...) y así llegar a ser (feliz, única, madre perfecta, joven a los 50, alegre, sofisticada, sexy...) y su influencia en la sociedad y en la mente de las adolescentes. Esas revistas en las que lo importante no es lo que eres lo que piensas y cómo te resuelves por la vida, sino crearte necesidades a base de crearte dudas basadas en "modelos" generalmente irreales.

Aunque el divague da para más, mucho más, soy consciente de que hoy es sábado y hay poco expectador virtual, así que sin más dilación cuelgo el texto que comentaba y que refleja todo lo que hay que hacer para estar bien.


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He descubierto por qué estamos todos estresados: es imposible hacer en un día todo lo que hay que hacer en un día.


Todos los días hay que comerse una manzana, y un plátano para el potasio. Todos los días hay que beberse dos litros de agua... Bueno hay gente que bebe más, todos conocemos a gente que dice que bebe cinco litros. Que digo yo que éstos no mearán, romperán aguas.


A esto hay que sumar que todos los días hay que tomar un Actimel, para tener "L Casei Inmunitas", que no sabemos lo que es pero por lo visto si no te comes un millón y medio todos los días, ves a la gente borrosa.

Todos los días hay que tomar una aspirina para prevenir los infartos y dos dedos de vino y un vaso de cerveza. Bueno, si te lo tomas todo junto, aunque te de el infarto, ni te enteras.


Todos los días hay que comer fibra, mucha fibra, cuánta mas, mejor. Hasta que consigas cagar una camiseta. Y también te tienes que comer una naranja, para la vitamina C. Y un donut, si quieres tener un día redondo.


Por supuesto, hay que hacer las tres comidas diarias, sin olvidarte que cada vez hay que masticar cien veces... y después lavarte los dientes. Ya sabes que después de cada comida hay que lavarse los dientes, o sea, después del Actimel, los dientes, después del plátano, los dientes... Así hasta que te los desgastes. No te preocupes, ahora ponen unas fundas estupendas y para desgastar una funda con un cepillo de dientes hacen falta muchos huevos.

Haciendo el cálculo, sólo en comer se te van cinco horitas. Todos lo días hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que empleamos en comer, veintiuna. Nos quedan tres.

Curiosamente, según las estadísticas, los españoles vemos tres horas diarias la televisión. Pues ya la hemos liado. Porque todos los días hay que caminar, por lo menos media hora. Y hay que cuidar las amistades. (Porque las amistades son como una planta, hay que regarlas a diario). Y todos los días hay que estar bien informado. Así que hay que leer, por lo menos, dos periódicos para contrastar. ¿Ves? Al menos, esto lo llevo a rajatabla: Todas las mañanas me leo el As y el Marca.

¡Ah! Y no olvidemos que hay que practicar sexo todos los días, pero sin caer en la rutina, con lo cual, hay que innovar. Por cierto, te recuerdo que después de cada comida hay que lavarse los dientes. También hay que hacer las camas, y barrer y fregar, y poner la lavadora y no te digo ya si tienes perro, lo mejor es suicidarte.

En fin, a mi me salen 29 horas.

La única posibilidad que se me ocurre es hacer varias cosas a la vez. Por ejemplo, mientras te duchas, puedes abrir la boca y así vas bebiendo agua. Al mismo tiempo que te secas, puedes comerte un donut metiendo el plátano por el agujero. Y cuando salgas del baño, a la vez que caminas, puedes hacer el amor con tu pareja en la postura de la carretilla, métete una escoba por el culo y vas barriendo. Y tu pareja que vaya viendo la televisión y te lo cuenta. Te queda una mano libre:¡llama a tus padres! ¡Y bebe vino, joder! Bebe vino... y cerveza...

Por cierto ¿no te vas a apuntar a una ONG? Desde luego... qué falta de... todo.

23 julio 2010

Del Orient Express al Transiberiano

Me gustan los trenes, me encanta viajar en tren. Los recuerdos de los viajes, siempre magnificados y abrillantados por el tiempo, me hacen anticipar con emoción mi próximo billete, y soñar con el viaje, sin importarme el destino.

Recuerdo mis primeros viajes en tren con La Yaya, en un TER ("Tren Espaniol Rápido", que ya no existen) y en un Talgo que tal vez nos llevaba de Cataluña a Levante. Recuerdo comer en plato bajando la bandeja del asiento anterior, y aquello fue Lo Más. Recuerdo tener unos 12 años y empaparme con "Asesinato en el Orient Express" (Agatha Christie, 1934): desde entonces los trenes están llenos de misterio, de kimonos con dragones bordados que se escurrren por los pasillos, de emoción.

Recuerdo muchos viajes entre las dos Vetustas en la primera fase del amor en la distancia de los Pedalistas, aquellos Intercity o el "Regional Express" (conocido como el Toko-toko) de los domingos a las 9 de la noche, con intercambio en Castejón. Los Talgos Pendulares del día de Navidad después de comer, llenos de monjas con cajas de cartón yendo hacia el norte. Y cómo olvidar el Shangai, un tren de madrugada que cogía el Pedalista tras pasar el día callejeando (¡qué duro es ser homeless e indocumentado!), en el que pasaba el pobre mucho miedo escondido en los compartimentos, hasta que un amigo le dijo: "¿Miedo? ¡Te tendrán que tener miedo a ti con esos pelos!".

Recuerdo subirme locamente en un tren en una ciudad perdida del norte de Inglaterra, con un billete que llegaba sólo hasta St Pancras (Londinium) y con la idea de ir saltando de tren en tren hasta llegar a casa. De la susodicha gótica St Pancras a la Northern Line del metro, para llegar a Waterloo con una mano delante de otra, y aún así lograr un billete en el siguiente flashy Eurostar. Dos horas de respiro hasta la siguiente meta, la Gare du Nord donde hubo que correr por todo el metro parisino hasta la Gare Montparnasse, donde se repite la operación, sin respiración implorar en la siguiente taquilla "le prochain train à Hendaye s'il vous plaît". Y ahí ya sí: qué maravilla recorrer Francia en 5 horas.


Recuerdo volver a la infancia con la ilusión de dormir en los trenes, en el famoso "coche cama". He dormido cruzando Francia, recorrido imagen especular del anterior, y he dormido cruzando Tailandia, de Bangkok a Surat-Thani, después de haber pasado un rato arreglando el mundo con un tailandés, dos yankis que iban de observadores internacionales a unas elecciones creo que a Sri Lanka y un canadiense que había estado en Nueva York unos meses antes, cuando lo de las torres gemelas. He intentado dormir (sin éxito) en la litera superior izquierda de un asqueroso compartimento de uno de esos trenes que dejaron los ingleses en India hace mil años, compartiendo dulces con una familia de Jodhpur, la ciudad azul, a Delhi.


Recuerdo con la envidia que leí "The Old Patagonian Express: By train through the Americas" (Paul Theroux, 1979) cuando viajé por Latinoamérica, principalmente en infames autobuses, pues en mi época ya se habían cargado la red ferroviaria del continente. Theroux describe su viaje en tren desde su casa en Massachusetts, siguiendo toda la espina dorsal de ese continente, hasta Patagonia. Cómo me hubiera gustado hacer ese viaje en tren, o en motocicleta por la Panamericana, con quien ya imaginais. O cómo me hubiera gustado hacer cualquiera de los otros viajes que se ha marcado Theorux: "Riding the iron rooster: by train through China", "Dark Star Safari: Overland from Cape Town to Cairo" o "The Great Railway Bazaar". Viajar en tren ofrece una posibilidad con mayúscula de hacer los tipos de viajes que me gustan, en los que lo que importa es el camino, no Itaca.

Pero no todo es un erial en Latinoamérica, si tuviera que quedarme con el mejor de mis recuerdos en un tren, ése sería el viaje de 10 horas de Cuzco a Puno, en el lado peruano del Lago Titicaca. Recuerdo dejar Cuzco a las 8:00 am, Cuzco con sus casas de adobes, los niños corriendo, saludando al tren, como todos hemos hecho de pequeños. Cuzco, y un tren con mil vagones todos de primera clase (se adivinaba desde fuera, por sus lamparitas en las mesas, que me devuelven al Orient Express), menos el primero, en el que viaja “la juventuz,” el nuestro, y va medio vacío. Recuerdo acomodarnos en cuatro asientos separados por una mesa y extender en ella galletas, el periódico, la Rough Guide, “Los premios” (Julio Cortazar, 1960), guantes, bufanda y gorro. Recuerdo la increíble combinación de Cortázar y el paisaje, las montañas que se metían dentro del vagón. Aunque no quisieras, aunque cerrases los ojos, lo tenías dentro. El paisaje iba cambiando cada poco rato pues íbamos subiendo y subiendo, lo que era verde se tornaba árido, nos saludaban de repente los nevados (me emocionan e impresionan los picos nevados de este continente), y cuando paramos una plaquita aseguraba 4.310 ms sobre el nivel del mar. Recuerdo el mercado donde compramos plátanos, empanadas, y bollos, y donde hicimos fotos a una iglesia preciosa, y los de primera compraron artesanía, y gorros de piel. Recuerdo más Cortázar, y, de repente, como haciendo un juego imposible para reclamar nuestra atención, la campiña blanca, será un salar o nieve… está nevando, pero a los quince minutos, pasamos de pantalla, como los niños que juegan a la gameboy y vemos el Titicaca, que es verde en ese tramo, lleno de unas plantas acuáticas que sobresalen como pelos de pincho, y con las que construyen las islas flotantes de Uros. Un Titicaca que, al día siguiente, vimos que es de un azul como no hay otro. Y mi mente recita sin permiso: “Esos ojos azules y ese sol de la infancia…”


Recuerdo la emoción al subir al más mítico, el famoso Backpacker (el Hiran Bingham es su versión gran lujo) que dejando su estela azul y amarilla sube de Cuzco a Machu-Picchu diariamente a las 6 de la mañana. Cuatro horas en las que se oían mil idiomas y daban para recordar la conversación con El Plumas: "antiguamente, había un tren en el que iban los peruanos, con sus gallinas y choclos, pero era peligroso, ademas de nacional. El de ahora, es privado, y funciona mucho mejor". Recuerdo la salida del Cuzco, tan curiosa, pues el tren ha de sortear el valle en el que está la ciudad, haciendo unos cinco zig-zags "para escalar" la colina. Así que al salir estamos sentados en contra de la dirección del tren, pero llegamos a un punto, después de haber recorrido unos 800 ms en el que el tren para, alguien cambia las agujas, y el tren retrocede, con nosotros en la dirección del tren. La operación se repite varias veces así que estás balanceándote sobre la ciudad, y mient
ras te columpias, ves todo dos veces (ida-venida) y redescubres cuánto te gusta la Plaza de Armas, también desde las alturas, y la Iglesia de Santa Ana.
Casi todas las casitas tienen en el centro de su tejado un grupo de figuras encabezado por una cruz, escalerillas y toritos (toros de Pucará), simbología de la buena fortuna. Es curioso esto de ver la misma imagen dos veces, porque contradice lo que suele ser la vida: dicen que no te puedes bañar dos veces en el mismo río, pero mira en Cuzco. Para quienes hacemos fotos, acostumbrados a perder continuamente oportunidades, este balanceo supone una ocasion única: puedes reintentarlo, pero no olvidar que no es así en la vida real. Recuerdo cómo, después de tanto mecernos, el tren sale por fin del valle (y nosotros, tristemente, ¡en contra dirección!!!) y la película comienza: marrones, con un poco de verde, siempre persiguiendo la ribera del río Urubamba. Gente en el campo, terrazas de cultivo, más río. Una mujer lava en un balde. Animales, vacas, ovejas, perro, y el río Urubamba. Gente que mira el tren embelesada, cargando fardos. Mujeres vendiendo choclo con queso, muñecas de colores. Al pasar Ollantaitambo, ya no hay mas carretera, sólo está el tren, que cada vez más se encarama sobre el río, cuyas aguas hipnotizan, tan estrepitosas al escurrirse entre piedras gigantes. Recuerdo el paisaje cada vez más verde, más extremado, más espectáculo. A ratos, el tren tiene a bien hacer una curva y… ¡¡¡qué fotos!!! La llegada por fin a Aguas Calientes, un así-llamado-pueblo que es en realidad una vía de tren rodeada de hoteles, hostales, restaurantes e internets. A un paso... el Machu Picchu.

De lugar mítico a tren mitológico, el que me falta: el Transiberiano. Recuerdo que una vez tuvimos los billetes reservados, el visado casi arreglado: Moscú-Pekín, más de una semana de viaje, sentada al lado de una pantalla de cine 3D donde se proyecta Rusia, Mongolia, China, tomando notas con mi portátil, saliendo al pasillo a hablar con la gente que sube, con mi libro a medias, asomándome a las puertas para comprar algo a los que se acercan a vender... Era septiembre del 2007 y otra clase de viaje, la mayor aventura comenzó entonces (Mini nació el 1 de mayo del 2008), así que el Transiberiano y toda su magia quedó postpuesto.

Pero volveré, y lo bloguearé en tiempo real. Watch this space. Mientras tanto, soñaremos con "esos animales mitológicos que iban hacia el norte".


22 julio 2010

Tiago

Conozco a su padre. Es una buena persona, buena gente. Ayer hablé con él y me decía entre lágrimas "se ha muerto en mis brazos".

A Tiago no lo conocía personalmente, pero me he visto envuelta en sus últimos días de vida porque él los quiso compartir. Quería dar a conocer lo que le pasaba y ayudar a otros a combatir y vencer esta enfermedad.  

Desde pequeño y debido a una fisura en el paladar con la que nació, había estado en el hospital varias veces, pero aún así tenía miedo a las agujas. A lo largo de su vida Tiago demostró ser un luchador nato. No importaba las veces que se caía, siempre se levantaba, siempre se había levantado. Supongo que aplicaba su modo de vida, su filosofía de deportista a sus dolencias y por eso jamás perdió la esperanza. Se marcaba una meta cada vez e iba a por ella. Iba superando etapas.

El día 21 de junio le diagnosticaron un cáncer. Definía el cáncer como "un camino para la lucha, una forma de agarrarse a la vida en la que nunca había que desistir ni bajar los brazos y en la que había que combatir con uñas y dientes. Hay que resistir al dolor y al sufrimiento con los ojos siempre puestos en la confianza" decía. 

El día 7 de julio le iban a operar para extirparle el tumor. Sin embargo fue una de esas intervenciones en las que abren y cierran. Todo estaba mucho peor de lo que pensaban. Malas noticias. Aún así, Tiago estaba decidido a seguir batallando. Como él mismo decía: "Quiero luchar". 

Ayer por la mañana entró en coma y por la tarde fallecía.

Apenas un mes...

Tenía 18 años, una familia que le quería, una novia que estuvo a su lado y un futuro prometedor en el deporte.

Una pena.


21 julio 2010

Primer dilema: eligiendo cole

Parece ser que ha llegado el temido momento. Mini tiene dos años, pero hay gente que hace esto antes de que nazcan: tenemos que empezar a buscar cole.



Empecemos soñando. En un mundo ideal, éste es el cole que querría para mi hija:

Colegio público
"Por qué siquiera molestarte en mirar tu colegio estatal de primaria cercano?" Porque creo que debe haber educacion y sanidad públicas de calidad. Porque me gustaría que mi hija se codeara con un grupo real de la población, donde hay inmigrantes, hijos de biólogas, hijas de panaderos. Porque creo que la educación es un derecho y la única manera para mucha gente de salir de ciertos agujeros. Porque... (keep dreaming, Di).

Colegio laico
"Por qué no la ponéis en la lista de Santa Philomena?" me preguntan. Y es que a los colegios católicos aún les queda ese prestigio aquí, por la disciplina y los resultados académicos. "One faith schools", se les llama genéricamente, y hay de distintas religiones. En fín, somos ateos, final de la conversación.


Colegio con sistema inglés
"Por qué no la ponéis en la lista del "Colegio Español" de Portobello?" me suelen preguntar muchos españoles, sobre todo lo que están aquí de paso. Tal vez con esto se deduzca que estoy totalmente abducida por este país, pero si hay un tema en el que he podido comparar y hemos salido en total desventaja ha sido el sistema educativo. He sido alumna y he dado clases en ambos. Aquí prima lo práctico, el saber hacer, el crear. En las península primaba la memoria, la pasividad, el vomitar cuatro ideas machacadas sin ningún ánimo crítico. Aquí escuchas a niños de 14 anios en la radio en una entrevista y te quedas alucinada con la fluidez verbal, la desenvoltura. Y esto se aprende en el colegio, en sesiones de debate en el que cada uno defiende un tema, aunque no crean en él: han de encontrar argumentos a favor y en contra de todos los temas, lo cual no sólo desarrolla las habilidades solucionadoras de problemas, sino la empatía, te ayuda a ponerte en los zapatos del otro. En fín, que el regalo de la retórica, de saber hablar y expresarte con confianza, es impagable, estará contigo siempre.

Nota sobre la memorización (reivindicando mi derecho a la contradicción): Nunca les estaré suficientemente agradecida a las monjas de arriba por todos los poemas que me hicieron memorizar durante la EGB. Recuerdo un montón de ellos (Espronceda, Rubén Darío, Miguel Hernández...) que, con otros que descubrí más tarde, forman parte de mi poemoterapia.



Así que con estas premisas, nos lanzamos en busca de ese cole ideal.

Colegio estatal
En todo el UK existe el sistema OFSTED, por el que un organismo independiente evalúa los colegios teniendo en cuenta muy diferentes parámetros (no sólo el académico). Los padres miran estas puntuaciones y deciden: si en tu zona hay un cole que tiene las puntuaciones de OFSTED muy altas, estás de suerte. Si no, buscas alternativas: o te cambias a vivir a una zona donde hay un colegio premiado por OFSTED, o te buscas una "independent school" (eufemismo de cole privado) con buenas OFSTED. Todo esto es herencia de la política educativa de Margaret Thatcher. Creó ligas de colegios que compiten entre ellos, pues cada colegio recibe dinero según cómo lo hacen. Un colegio en una zona empobrecida nunca lo hará bien, ergo recibirá menos dinero, ergo vamos a reírnos todos desde la infancia de la "igualdad de oportunidades". Ya sabíamos que no existe, pero es demasiado descarado. La Thatcher se cargó, entre otras cosas, la educación pública en este país.

Hay un cole estatal, no muy lejos de casa, que tiene miles de estrellas OFSTED. Para entrar en él, tienes que vivir a "400 metros del colegio", y no es nuestro caso. Los precios de las casas en esos 400 ms son exorbitantes en comparación con la calle de más abajo. Hace poco vi el anuncio de venta de una casa en esa zona: "casa que necesita total remodelación, pero en la zona del Colegio X". Evidentemente, los padres que pueden permitirse vivir en esa zona, son un tipo de gente que "empujan" a que el colegio funcione, y que tenga esas puntuaciones. Son padres que llevan a sus hijos a museos los findes, que les leen por las noches, que van a las reuniones. Ellos, o los tutores privados.

El cole estatal más cercano a nuestra casa no tiene buenas puntuaciones. Así que, tapándonos la nariz, hemos escrito a las "independent schools" de la zona. Al ver las fotos de los prospectus plastificados, se nos cae el alma a los pies: grupito de niñas rubias sonrientes con uniforme inglesito impecable, sombrerito a lo "Mellizas en Santa Clara" y la Headmistress de fondo aún más sonrisa-binaca. Buf, que pereza.

Colegio laico
Incluso en los colegios estatales hay cierto ethos cristiano. Tienen una "asamblea" cada maniana, aunque no es obligatoria la asistencia. Los colegios católicos tienen mejor fama, pero véase arriba. Los "colegios independientes" varían: ya hay uno al que no contactamos porque tenía un "fuerte ethos cristiano". La de los sombreritos parece más light. Ya se sabe que los ingleses son la gente más pasota de la religión del mundo.

Pero aún queda algún ateo militante (especie extraña aquí, como digo... cuánto les admiro): Hace ya unos años que vienen organizando cada verano el Camp quest, un "campamento para hijos de ateos, librepensadores, agnósticos, y gente que cree en una aproximación científica en lugar de sobrenatural para entender el mundo". Está basado en ideas de filósofos como Richard Dawkins y está siempre lleno. Me pregunto dónde lleva esa gente a sus hijos, porque no veo nada equivalente en el mundo escolar. The Guardian fue, como era esperado, el medio más amable con el proyecto.

Colegio inglés
... así que, visto lo visto, esto parece, de momento, lo mas fácil de conseguir... :)


Decisiones, decisiones!


20 julio 2010

Apatía estival

Bajo este título tan inspirador se esconde una sensación "paso de todo" que lleva varios días apoderándose de mi, y yo que soy chica fácil dejo que me invada musitando un quejido por lo bajini. 

Quizá me pasa como a Moli: Estoy vaga. Será eso. 

No es que no tenga ideas, que las tengo, es que no me apetece ponerme a disertar, ni a escribir, ni a bloguear... Me apetece tumbarme en la hamaca a la bartola mientras me mecen las olas del mar y la brisa me peina. Diréis, ¿y a quién no? Encima está haciendo tanto calor que hasta las engardajinas se esconden... ¿No sabéis lo que es una engardajina? Está claro, una sangardilla!!! 

Y claro, con este calor, sueño con paisajes exóticos y con todos los asquerosos de "españoles por el mundo" que siempre viven de pistón y que me dan mucha envidia. Al final, me consuelo con un ventilador, un buen gazpacho y una peli de Antena 3 de fondo de esas que empiezan"Esta historia esta basada en un hecho real...", siempre con actores de tercera pero que es ideal para siestear...ZZZZZZ





19 julio 2010

Finde de excesos

El viernes me mailea el Pedalista: "Nos vamos de finde a casa de Oso y Risa". Ah, muy bien. Oso y Risa viven en la desembocadura del Támesis, son de Vetusta sub Z y La Gran Vetusta respectivamente, y tienen dos perras, Mía y Silke, mezcla de labrador y caniche-aquí se les llama "labradoodle". El Peda conoció a Oso y Risa enmedio de una de esas nevadas en las que este país se colapsa y cancelan el vuelo Stansted-Vetusta. Oso, Risa y otro grupo de gente compraron en el aropuerto el primer vuelo a la Vetusta de turno de los alrededores, y luego allí alquilaron coches en grupo hacia el destino final. En fín una Odisea, pero se lo pasaron bien.

Y es que con ellos te lo tienes que pasar bien. Oso es excesivo todo él, desde su cuerpo (simplemente, imagínese al animal que le da su nombre) hasta su concepción de la vida. Si se sale una noche ha de ser hasta las 4 de la tarde, si hay que invitar a Pacharán, que sea a toda la barra, si hay que ir a comer fuera, una estrella Michelín no basta.
Lo de comer este finde ha sido salvaje. Existe el mito de que en Inglaterra no se puede comer bien, aparte de de "porque no saben cocinar" porque "no existen materias primas". Aseguro que aún queda gente ahí afuera que piensa que aquí no hay pan, que sólo hay de molde. Pero divago: yo ya sabía que aquí, si buscas, encuentras, pero lo que no esperaba es que en una ciudad a una hora en tren de Londinium, existiera esa carne. Sin duda la mejor chuleta que he comido en UK, y parte del extranjero. Y con un poquito de foie for encima, como en Navidades (alucino de nuevo, en este país a muchos un poquito de ajo ya les huele demasiado francés). Oso, todo serio mientras cortaba me decía "yo es que a veces siento la llamada de la carne. Tiene que ser carne". Yo asentía: tiene que tener razón.

Oso se va por las pocas tiendas pequeñas que aún quedan aquí, y habla con los carniceros, con los pescaderos, con los del colmado. "Oye, tenéis, cochinillo (suckling pig)?" "Ni hablar, imposible"... pero cuando consiguen uno, llamada a Oso. "Oye, tenéis anchoas?" No, pero cuando llegan, bien frescas, Oso lo sabe. Y suma y sigue.
En fín, que nos hemos pasado el finde Comiendo con mayúsculas. Nosotros no comemos normalmente así (salvo cuando vamos a las Vetustas, y regresamos a la adolescencia, donde las madres y la Yaya aún se siguen comunicando vía el estómago). Y bebiendo un Rioja, que incluso a mí, que me suele sentar regular el vino, me ha hecho reconciliarme con Baco.

También ha habido algún momento no gastronómicoetílico: fuimos de anticuarios, que hay muchos por esta zona. Lo pasé en grande: tengo debilidad por muchos de esos objetos, me encanta que hayan sido conservados tanto tiempo, y me recuerda a La Yaya, que lo guarda todo. Dormimos la siesta en el columpio del jardín, con ese sol que tenemos por esta isla, cuando lo tenemos, con una brisita perfecta mientras nos pasábamos una tableta de chocolate Lindt riquísimo. Oso también siente "la llamada del chocolate", y todos con él. Es un líder del hedonismo.

Y también un día sintió la "llamada del mar", y se compró un barquito. Así que, aprendices de marineros y bons vivants, a la mar que nos echamos con él. De ambas cosas, nos queda aún mucho por aprender de él. Muchas gracias Oso y Risa!

Y aquí no puede ir otra canción que el "Lust for life" de Iggy Pop...


18 julio 2010

Y no hago más ná

Esta canción la oí por primera vez en un lugar que desde entonces llamamos el templo del colesterol. Un restaurante clandestino que sólo conocemos los que hemos tenido la suerte de visitar. Es un restaurante sin cartel y por supuesto sin carta. Pasa totalmente desapercibido y tiene un enclave que sería la delicia de cualquier inversor. Una vez dentro no puedes elegir nada. Te sirven de comer y punto, lo que hay, lo que tienen. Jamás, jamás he oído de alguien que se quedara con hambre y todo, todo es casero, hasta los geniales buñuelos de manzana. Eso sí, hay que reservar. En él coincidimos una vez un grupo muy variado y atípico. Lo pasamos genial.

Recuerdo a un ex tuno tocando la guitarra acompañado por un guarda forestal que le hacía los coros y tocaba las cucharas mientras cantaban esta genial canción.






Yo me levanto por la mañana, me doy un baño y me perfumo, me como un buen desayuno y no hago más na', más na'. Después yo leo la prensa, yo leo hasta las esquelas, o me pongo a ver novelas y no hago más na', más na'. A la hora de las doce yo me como un buen almuerzo de arroz con habichuelas y carne guisada, y no hago más na'. Después me voy a la banca a dormir una siestita; y a veces duermo dos horas y a veces más, y no hago más na'. Y me levanto como a las tres, y me tomo un buen café, me fumo un cigarillito con mi guitarra y me pongo a cantar. A la la, a la la, a la la lara la lara Y a la hora de la comida me prepara mi mujer un bifstec con papas fritas con ensalada y mil cosas más. Me lo mango y no hago más na'. Luego me voy al balcón, cual si fuera un gran señor, a mecerme en el sillón, Con mi mujer a platicar. A larara la la. ¡Ay!, cuando se me pega el sueño enseguidita me voy a acostar, y duermo hasta por la mañana y no hago más na', más na'. (Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar) ¡Oigan!, yo nunca he doblado el lomo y no pierdan su tiempo, no voy a cambiar. ¡Qué va! (Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar) Señores, si yo estoy declarado en huelga, ¡sí!, ¡mi mujer que me mantenga! ¿Oíste? (Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar) Qué bueno, qué bueno, qué bueno, qué bueno es vivir la vida, ¡comiendo, durmiendo y no haciendo na'! Oiga compay, ¿usted sabe lo que es estar en un sillón mece que te mece? Esperando que lleguen los cupones del Seguro Social... ¡Así cualquiera! (Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar) Recibiendo la pensión por loco, de loco yo no tengo na', ¡listo que soy! (Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar) Qué bueno... Traen un plato de mondongo, arroz, habichuela y carne guisá, para empezar. (Qué bueno es vivir así, comiendo y sin trabajar) ¿Quién trabajará? ¿Quién, yo? Búscate a otro, yo ya hice lo que iba a hacer.

17 julio 2010

Encantada con las brujas-Última entrega

Comenzamos hablando de las brujas, y seguimos intentando entender su fenómeno en el divague de anteayer, dirigidos por un antropólogo americano que ya murió, Marvin Harris ("Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura"). Nos quedamos en que, tras el oscurantismo medieval vino el "Enlightment", que prometía a la razón como la gran panacea. Pero, se cumplieron estas promesas?

La brujería, hoy transformada en ocultismos varios como la astrología y el zen, pasando por la meditación y el Hare Krishna y el Ching, han dejado de ser vistos como mera superstición. Antes se las tenía como incompatibles con la expansión de la tecnología y la ciencia, pero hoy las se asocia al desarrollo de un estilo de vida conocido como “contracultura”.

Qué es la contracultura
Se trata de una especie de filosofía que desconfía profundamente de la lógica, la racionalidad, y el análisis. La contracultura prima los sentimientos, la espontaneidad, la imaginación en oposición a la ciencia y la objetividad, que son vistos como negativos.

Contracultura y conciencia
La contracultura cree que la conciencia controla la historia. La gente es lo que acontece en sus mentes; para que algo mejore, sólo hay que "pensarlo mejor". Las condiciones objetivas cuentan poco.

Sus miembros pueden estimular a la conciencia para que se aperciba de sus potencialidades inexplotadas con marihuana, LSD, u hongos. La contracultura celebra la vida supuestamente natural de los pueblos primitivos y algunos de sus miembros llevan collares, cintas en la cabeza y se visten con ropas andrajosas llenas de color.

Innovadora, la contracultura?
Pero estas ideas de la "revolución mediante la conciencia" no son ni nuevas ni revolucionarias: el cristianismo ha intentado realizar una revolución mediante la conciencia durante dos mil años. ¿Quién negará que la conciencia cristiana pudo haber cambiado el mundo? Sin embargo, fue el mundo quien cambió la conciencia cristiana. Si todos adoptáramos un estilo de vida no competitivo, generoso, pacífico y lleno de amor, podríamos tener algo mejor que la contracultura, podríamos tener el Reino de Dios.

Contracultura & Política
La política concebida según la contracultura también se realiza en la mente, no en los actos. La conveniencia de este tipo de política para los que ya poseen riqueza y poder es evidente. La reflexión filosófica de que la pobreza es, después de todo, un estado mental siempre ha sido fuente de confort para los que no son pobres.

La contracultura repite en una forma algo modificada el desprecio tradicional que los teóricos cristianos expresan por los bienes de este mundo. Cree que destruirá el Estado corporativo “sin violencia, sin apoderarse del poder político, sin derrocar ningún grupo existente de personas”. La contracultura jura atacar las mentes, no los beneficios del capital. Pero una política de la "pura conciencia" debe llamarse política o brujería/superstición?

Contracultura & Clase
Por definición, la contracultura es el estilo de vida de la juventud de clase media educada en la universidad. Están excluidos específicamente los que continúan velando las cenizas de la revolución proletaria y los jóvenes de color militantes.
Tecnología y ciencia
La contracultura no se opone a utilizar los productos tecnológicos de la investigación científica “objetiva”: teléfonos, aviones, píldoras anticonceptivas, etc, todo lo que mantenga el estilo de vida.

Pero hay unas formas de la ciencia totalmente aborrecidas: las que buscan aplicar los modelos de laboratorio al estudio de la historia y los estilos de vida, las ciencias sociales. Estudios que ayuden a
la gente a comprender las causas de su existencia social, los modos de producción e intercambio injustos, y aprender de la historia... son peligrosos.

Conclusión
Formas sucesivas de mesianismo en Palestina, Europa y Melanesia canalizaron enormes impulsos revolucionarios que pretendían una distribución más justa de la riqueza y el poder. La Iglesia y el Estado renacentistas utilizaron la locura de las brujas para encantar y confundir a los partidarios radicales de la comunidad. La contracultura es un estilo de vida cuya función social es disolver y fragmentar, ya que donde "cada uno va por libre haciendo lo que le venga en gana" es incompatible con "hacer una revolución" del orden que sea. La contracultura pospone el desarrollo de un conjunto racional de compromisos políticos y ésta es la razón por la que es tan popular entre los grupos más opulentos de nuestra sociedad.

De nuevo, divide y vencerás.