Domingo, 23 de Julio de 2023
El 23J, jornada electoral, acompañamos a los Jekes a votar, todo sea por la experiencia sociológica. Alguien pensará que lo mío es vicio, porque hace unos días estuve con lo mismo en el consulado en Londinium: sobredosis de la Fiesta de la Democracia! Lo que sea, pero aquí también nos apuntamos, pese a que cae fuego y después solo vamos a un parque (donde he de semiducharme en una fuente de la que solo beben los perros).
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Bebé vestido para despistar al enemigo |
Se ha habilitado para la fiesta el hall de la Facultad de Derecho y tengo terribles flashbacks, esta vez de "hall de facultad con tremendo calor" en los finales de junio. Qué horror era aquello, qué horror tener que ir a los tablones a ver las notas colgadas: cuántos viajes vacíos se ahorrarán hoy con internet.
Y sí, viciosa y masoca, porque ya sabía que la demografía de ese centro electoral no iba a ser particularmente edificante para mí. Voy a intentar no ser tan ruda como el otro día, que algún divagante me llamó la atención, pero es que la gente que vota aquí, chupando lentamente su dedo índice para depositarlo sobre la papeleta de El Enemigo y así atraerlo más facilmente a sí, sin ninguna vergüenza, me caen mal. Es un hecho científico que la empatía está muy relacionada con "nuestro grupo"; o sea, en experimentos en los que se clava algo en la mano de alguien de, pongamos, otra religión, el cerebro se activa de diferente manera que en el control (cuando se clava en alguien de tu grupo). Somos más empáticos, nos duele más, cuando se clava en la mano que pone "ateo" (en mi caso), que en cualquier otra religión. Esto se extiende, a razas, grupos políticos, y hasta equipos. Ellos vs. nosotros: esto es un principio básico de toda propaganda política. Hay que deshumanizar al enemigo, hacer que se le vea como un animal, por ejemplo: rata, serpiente. Esto es evidente en carteles de distintas tendencias y es importante saberlo ver para intentar que no te manipulen. Al menos "intentar", y lo que creen que "a ellos, nunca" son los mejores.
Volvamos al colegio electoral, donde están además de los que votan (y los sufrientes de las mesas electorales) los apoderados: son todos de este mismo Enemigo (y también de su versión folkórica), y son todos sonrisas y simpatía. Tal vez es porque nos confunden con ellos (una pareja con bugaboo y bebé vestido de pijopera (*), excéntrica tíadeamérica seguroinofensiva y adolescente que, bueno, seguro que está pasando una mala racha con esas pintas de inglesa). Pobres, no saben que en un scanner, si nos mostraran un machete en su cabeza, los cerebros de todos nosotros se activarían menos.
(*) Nota aparte una vez más para quejarme de las pintas de Roc. Ya hablamos en su día del color beige, que yo me pregunto dónde ha quedado el azul de toda la vida, o los colores básicos. Tampoco se le pueden regalar camisetas, pololos, monos, con ositos ni ningún animal (Buggs Bunny, vade retro!), y uno que le traje del incombustible John Lewis, lo han aceptado "para estar por casa" y lo llaman "su uniforme de veterinario" (es verde cirugía y, vale, sí, montón de bichos). Lo del pelo también es para estudiarlo: lo peinan con raya al lado como si fuera un seniorito andaluz. En la imagen de abajo se puede apreciar cuando estoy yo cómo acaba su pelo: amago de punky, le queda mucho mejor.
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Nótese el balón intentando adoctrinar a Roc ya en uno de esos "grupos de empatía" |
Por la tarde, JAL y Mini, los de la "escape room" plantean playa. Yo he encontrado incomprensión en el divlog cuando he explicado cómo me gusta a mí el mar: en reducidas dosis, pequeñas calas de piedra, poca gente (mi amiga Mónica ha estado en Mani-tanta es mi brasa- y ha vuelto encantada, claro) y a otra, pasando por anfiteatro descomunal desconocido. O sea, mi idea de playa no es la que se ofrece para esta tarde, así que el grupo se escinde.
Roc y su madre se quedan en la siesta y yo, ese rato, me subo al monasterio de Pedralbes, con la idea de que más tarde se unan ellos. Subo por la avenida del mismo nombre y, por ubicar a algún lector que no conozca la sociodemografìa barcelonesa -pongamos alguien en México que gugleó "Los ricos también lloran" y le salió el título de hoy- , informarles de que esta es una "zona bien". Esta avenida tiene edificios bajos, con balcones con jardineras uniformes de las que cuelga hiedra y flores, toldos a juego en colores pasteles, y piscina que no se puede ver bien, especial menciòn aquì al jardinero, a menos que encuentres un ángulo entre el tupido seto. Hace tanto calor que, una vez que descubro que en la primera piscina no hay nadie, me dedico a intentar establecer si hay alguien en alguna de ellas. Yo, que voy buscando una fuente en cada esquina para meter mi cabeza para poder seguir adelante. Pienso en el relato de Cheever "The swimmer", del que ya hablé aquí (y también del gran anuncio de Levi's que marcó mi adolescencia-está al final de ese divague) y en qu eme gustaría hacer lo que el protagonista: lanzarme en la primera de esas piscinas, nadarla, y seguir a la siguiente, y la siguiente, hasta subir la calle y llegar al monasterio. Me encantaría que estuvieran, como están, vacías, pero que poco a poco, al oír el splashhhh, salieran sus guardias de seguridad y dijeran cosas por sus pinganillos, y se oyeran sirenas, y cuando yo salía de la penúltima, con mis 501s escurriéndose, la poli comenzara a buscarme por la primera, y nunca me encontraran. En realidad, esto ya lo hizo una tal Carolyn Kormann, también escritora del Newyorker ("también" lo digo por Cheever, aunque mi contrato debe estar al caer) que en 2014 nadó en un día por todas las picinas públicas de Manhattan y lo publicó aquí: "The Swimmer: Manhattan Edition. A daylong swim across the borough’s pools, in homage to John Cheever’s "The Swimmer".”
Cuando llego por fin arriba donde está el monasterio, doy por terminado mi estudio de las piscinas (tristemente en seco): NADIE. No hay nadie. Esto confirma mi teoría: los ricos no están nunca. Esta es una premisa que vengo avalando desde hace tiempo: pongamos Londinium, te paseas una tarde de invierno por Kensington, cuando está todo oscuro, y no hay ni una sola luz encendida. Cuando las hay, también hay que admitir que es un festival, porque esos salones son como en Downtown Abbey (no la he visto, pero you get the idea), "materiales nobles", telas traídas en camello desde Samarcanda y ese rollo reina-de-inglaterra (alguien vio la última foto? qué miedo de salón). Y no, a casi nadie nos gustaría vivir en una casa que hace "tik" en todos los esterotipos del adinerado, pero las que me causan mucha envidia son -y de estas en Londinium hay muchas- las de paredes y paredes forradas de libros, en librerías "bespoke" -olvídate de Billy, prima- con escalerita y todo (techos altos, recordemos, con features). Pero ellos no están. Nunca están. Según Fashion, que lo sabe todo, "están en sus segundas residencias", en la playa o en la montaña (no en cualquier playa o cualquier montaña, me entiendan), pero yo a esto le pongo un pero. Cuando vamos a La Cerdanya, también allí los casoplones están cerrados. Cuando voy a la costa-que-sea, también está todo cerrado. Igual huyen de mí?
Voy mal con este proyecto del "haiku de verano", así que por ir terminando el día de hoy: el monasterio. Que sí, es verdaderamente un remanso de paz -no podía ser de otra manera en una zona desierta y soporífera-, y solo hay alguna asiática influencer despistada haciéndose fotos, que viene a ser lo que yo hago, a ver si algún día encuentro una foto decente de perfil para el curro. Algo que combine cultura, saber, tradición, estilo, seriedad, todo de fondo, con, en primer plano, una expresión interesada e ingeniosa que dé confianza. Claro que cómo impostar esto último cuando mi mirada tiende a la febrícula con ese calor y tengo el pelo mojado (sí, por fin una fuente, lo de Cheever nunca pasó) en plan bruja-avería.
En serio: me encanta este sitio, en particular la cocina y el lavadero. Hago un montón de fotos. Intento imaginar la vida de las monjas allí, en aquellas celdas, cultivando aquel huerto. Hay un vídeo que cuenta su fundación. Me quedaría en los jardines del claustro leyendo toda la tarde, pero Roc y Fashion, al oír que no podrán subir nadando de piscina a piscina (la poli ha acordonado la zona), dicen que me esperan en la piscinita de casa. Ellos sí que están.
el monasterio de Pedralbes es uno de los lugares más hermosos y tranquilos de Barcelona. Ruego al dios de los influencers (si es que eso existe, más bien será Belcebú) que les disuada de convertirlo en un lugar "trendy" donde hacerse fotos, porque en ese caso estaremos perdidos.
ResponderEliminarEs terrible esto de los influencers y sus fotos en IG, Tiktok y demás (en el bloguerío estamos seguras, ya no quedamos nadie... bueno, aquí ni cuando habíá gente hubiera sido riesgo q nada se fuera "viral" jaja). Hoy leía de los "dos pueblos más bonitos del mundo", uno de ellos, Bibury en los Cotswolds, destrozado por este tipo de gente. Todo esto me lleva a la misma conclusión: "solo iré a Bibury un martes lluvioso de febrero". El otro es Staithes, en North Yorkshire cerca de Whitby (todo ene sa zona me gusta ya sabes) y estuvimos en 2020 y aún no había sido "demasiado descubierto". El turismo se está convirtiendo en un "ordeal"...
ResponderEliminarPrecisamente ayer vi en el telediario horribles imágenes de un mirador en Deià que, gracias a los influencers que van a hacerse fotos con la puesta de sol de fondo, se ha convertido en un infierno, con atascos tremendos, parking de pago, empujones... en fin, que de idílico ya no tiene nada. ¡Son la peste!
EliminarQue pena Deiá... cuando un lugar es turístico suele ser pq un día al menos fue bonito. Pienso con mucha envidia lo q debió ser un día por ej Santorini, la gente q vivía ahí, frente a la caldera. Yo estuve hace 15 años, muy finales de sep (aún temporada, pero menos) y se acusaba el horror cuando llegaba un crucero. Lo q veo ahora me dan ganas de llorar... y supongo q nunca volveré. Suspiro.
EliminarAh, las colas para entrar en las playas "de moda". Teniendo en cuenta esa fauna que se hace fotos con la entrada de Auschwitz ya todo es posible (y, lo peor, muy probable).
ResponderEliminarEn fin, tienes un punto literariolibertario que impulsa la imaginación. A mi los Lewis ni pun, pero me imaginé a una Teresa acompañándote por Pedralbes, mientras te contaba lo mal que lo pasaba el Pijoaparte, cada vez que subían al costado de esa pisicinas donde el no podía bañarse...
En cierto modo, disidencias aparte, hay un mar y unas piedras que nos unen bastante. un claustro al lado del Egeo puede ser la combinación perfecta. Y digo claustro, porque la columnas dóricas y jónicas ya poca sombra nos pueden dar a los actuales y áticos humanos.
Bicos claustrales... acabo de estar en León y me di un buen garb, entre piedras colocadas con orgullo (aunque no fueran gays)...
Hacer cola para entrar a una playa me parece tan antitético a mi idea de diversión, q te digo q prefiero claramente estar trabajando (como ahora, q termino de comer, me estoy tomando un té, y enseguido me meto a escribir -en mi faceta 2.0.). Claram: prefiero eso q esperar para entrar en casi ningún sitio (o estoy en denial?). Me debo estar haciendo mayor: el otro día un amigo dijo q su hija, q quiere ir al concierto de Taylor Swift, ha encontrado entradas baratas por £600. En fin... sueno viejuna, pero recuerdo las 3000 pelas q pagué para ver a los "Dire Straits" en Vetusta. Era mucho, pero ni de refilón equivalente a 600 pavas.
EliminarHombre MV, los 501s fueron un poco uniforme de mi época, ese desabotonado tan sexy... gracias por seguirme en las piscinas, la verdad es q me lo he pasado bien escribiéndolo. A las Teresas, aparte de sus Pijoapartes, les interesa tener a un par de libertarias-q-hacen-referencias-literarias en su palette para echar mano de vez en cuando. A nosotras, si nos dejan bañar un rato y nos dan un cocktail, todo nos va bien: somos auténticas salamandras, podemos dar el pego ahí donde nos echéis.
Qué bonito León con sus claustros q no claustrofóbicos...
Bicos góticos
di
Va un "por cierto" apresurado, porque me acabo de encontrar con una epifanía, o más bien con una singularidad, tan tan densa, que me hizo volver a sentir la lectura a tope...empezaba a pensar que si se me estaría anquilosando el afán lector (después del comentario a la nobel francesa).
EliminarEl caso es que después de despotricar contra las escritoras "arnaux" y sentirme como tópico desechador de Bromas Infinitas Usamericanas... acabo de tener ese reencuentro con al literatura (usamericana)...
Ya iba por un cuarto de El regreso de Conejo, con varias decenas de páginas "en diagonal",,, y me apareció una tal Babe tocando el piano... así como las manos del personal... diciendo cosas que me trasladaron casi a las madalenas del Proust... pero en otro estilo, más transfer (que no trans) al modo Dos Passos... en fin, me pasé otras decenas de páginas, devoradas, pero sin saltarme una coma y, como me gusta hacer con Proust o Homero, releer varias veces una buena parrafada.
O sea ,que no sé lo que dará de sí mi corretear con el Rabbit, pero , su encuentro con la "chica perdida" me ha hecho mucho más consistente. la narración. No sé si llegaré a simpatizar un poco con él, pero sí está claro que la visión del mundo (su singularidad) ha ganado muchos puntos con la irrupción de este lado negro de la historia. Incluso el derrape sexual, que empezaba a ser pesadito, está pillando un aire de profundidad muy muy USA (colonizadora).
Supongo que volveré a comentar algo de este especial rabbit...
Anda, MV, así q te estás leyendo todo Rabbit? Me hace mucha ilu cuando me decís q leéis algo pq lo habéis visto aquí... aunque yo no haya podido con ello! :) me guardo lo q me quedan para más adelante...
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