Miércoles, 30 de Agosto de 2023: Playa Ses Illetes
En el día de hoy bato mi propia marca de "tiempo continuado en una playa". Nunca acampamos en la playa para toda la mañana (o el día, que hay gente pa tó), por diversas razones que ya he explicado, pero hoy, no solo hemos pasado un montón de horas seguidas allí, sino que hemos madrugado para llegar. Si esto no indica un declive personal y existencial, el qué.
La razón: El Kuñado Universal y sus logísticas, que omito por no aburrir, pero hay que evitar tener que caminar kms con bebé desde el fondo del aparcamiento de la mejor playa de Formentera, Ses Illetes. Viva la planificación que, si se me deja a mí (o a los dos txorlitos con los que suelo viajar), nunca ocurre: logramos dejar el coche en el primer aparcamiento. Atención a que practicamente veo amanecer desde nuestra terraza:
A las 9:00 más o menos estamos en la playa, que es verdaderamente una maravilla, una línea de arena blanca que se extiende en dirección a Ibiza, ahí enfrente. A esas horas casi no hay nadie y tengo la sensación de las visitas a la playa sin haberte acostado. Nada más opuesto, que ahora voy en grupo familiar con adolescente y bebé: a veces me miro desde fuera y no me reconozco: ¿esa chica que yo me creo será clasificada como "esa señora" por el resto? ¿Será Complejo de Peter Pan? ¿O será que no había vuelto a las Baleares desde los 20?
Cuando te has acostado, sí es "el día siguiente" |
Paseos peripatéticos |
Pero divago: no sé si voy pensando en estos trozos de mi vida mientras paseo sola hacia el final de la playa. No hay nadie, se está fresquito, aún no me he quitado el vestido blanco ibicenco con el que he venido, la arena no molesta. Supongo que el contraste de Catalina y Di, junto con otras circunstancias a mi alrededor últimamente han sido lo que han instigado todos estos pensamientos de "qué rápido se está pasando la vida". No termino llorando porque no me viene entonces a la mente la animada versión del poema de Rubén Darío de Paco Ibáñez. Cuando quiero llorar no lloro, y a veces lloro sin querer. Claro que ese no es el verso más dramático. El otro día alguien hablaba de una persona mayor que "ya lo había visto todo, que ya no le interesaba nada, que ya se podía morir". Ya no hay princesa que cantar. Nota: En los albores del divlog, cuando aún éramos dos, hubo una gran contencioso con respecto al pobre Paco (a divinen a quién no le gustaba -respuesta aquí).
Qué bajona, sigamos, porque cuando regreso, están los familiares haciendo una especie de fortificación para delicias de Roc. Se trata de excavar un agujero inmenso y hacer una piscinita en la que entra el agua cuando viene la ola. Ni que decir que el pequeño ingeniero de caminos, canales y puertos lo pasa chimenea. En un punto se une un niño que habla castellano con acento y nos cuenta que vive en Alemania, aunque sus padres, los de aquella sombrilla, son españoles. Otra Mini, con un pie en cada lado.
Leo bajo el kit de sombrillas (la jaima) un poco de mi novela (próximamente en su quiosco), de un hombre blanco clase media americano en su crisis de los 40, escrita en los 80. Un hombre de su época, una que muchos querrían continuase (palpable muy gráficamente este verano en todos los titulares). Es un libro de segunda mano, una edición muy fea, la propia portada es desde la mirada masculina. A veces este afán de reciclaje mío me lleva a leer ediciones horribles, y soy muy particular con esto. Sin embargo, en este caso, el hecho de que el libro esté literalmente amarillo y rizado me hace sentir menos culpable de machacarlo aún más en la playa. Qué digo, si nunca me importa machacar los libros.
Doy otro paseo, ya con todos (ni que decir tiene que la adolescente indolente se queda sin problemas cuidando el campamento) hacia el lado oeste de la playa, el que da a Ibiza. Este lado nada tiene que ver con el que estamos: atestado de barcos. Hubo un día en el que ver un par de veleros era bonito, fotogénico. Hoy es feo, cutre, desolador. Representa el mundo al que vamos que, como ciertas ediciones y ciertos señoros, no me gusta. Nos damos un baño allí y mírala, ahí, tan tranquila, con sus tentáculos: una medusa. No es la plaga de ayer en Els Arenals, es una y grande y libre (hablando del mundo al que vamos). Una mujer que entra al agua con guantes de buceo me explica que los lleva "para apartarlas". De nuevo: cual es el futuro, un mundo en el que hay que nadar apartando medusas y anclas de embarcaciones de recreo? (y en el que quitan los carriles bici y no se puede representar "Orlando"?)
Pero había muchos más |
Zoom salvaje para sacar solo tres |
De vuelta a nuestro campamento, nos damos un baño precioso las chicas. Aquí el agua es transparente, la arena blanca, los colores maravillosos. Uno de esos momentos que una sabe que recordará siempre: estoy con mi hermana y con mi hija, y flotamos y nos reímos (es aquí cuando Mini cuenta a Fashion que hay compas suyos de cole que "se identifican como gatos?-más de esto otro día) y al salir tengo a Roc, la cura contra todo existencialismo, con el que me voy a pasear de la manita hacia el otro lado de la playa, presumiendo como solo se hace cuando vas de la manita con una hija (o un sobrino) y parando cada poco para que él siga son sus intereses arqueológicos: mover esa roca, tocar esa rama. Cuando estamos en la piscina excavada le doy un gusano para que amplíe su abanico a material orgánico. Poner la semilla de un nuevo David Attemborough. No es de extrañar que de repente sean las 14:30: como digo, nunca había "aguantado" tanto en una playa.
Por la tarde toca explorar Sant Ferran de Ses Roques. Fashion comenta que le gustaba como nombre "Ferran", pero yo me alegro de que al final optaran por "Roques" [Trepitja fort, Roc]. Fashion nota que Roc es el único personaje del blog que comparte nombre en ambos mundos. Ha llegado el momento de decirlo, divagantes: en mi DNI no pone "Di", ni siquiera "Ladydi", que sería lo suyo.
Love u, baby |
Hay una luna llena tremenda sobre la montaña al volver. Creo que nunca la había visto tan grande. Tendría que volver a los acantilados del Faro de la Mola de ayer para pasar horas mirándola. Pero entonces bajo a la realidad: voy en un Mini apretada con mi familia, esto no es un anuncio de cerveza y no tengo a mano un holandés de temporada para suspirar juntos. Pero toda esta "Canción de otoño en primavera" y todo este existencialismo termina de un plumazo en un rato, al ser aclamada (gracias, gracias) en la cena por esas vainas hervidas con tanto amor cuando el resto dormía la siesta. Trepitja fort, Di!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Para no ser el Egeo te lo has currado bastante...
ResponderEliminarBicos sesentañeros...
jajaja, qué va MV, me ha salido del tirón (y del alma)
Eliminarbicos chicuenchentos...
El otro día Clara me dijo: mamá, es que la vida es muy corta para todo loq ue queremos hacer. Tendríamos que tener dos por lo menos. Sabe eso con 18 años... miedo me da.
ResponderEliminar¿qué tal Richard Ford?
Sí, toda la razón, y lo peor es la velocidad q ha cogido últimamente... estoy algo en shock.
EliminarAh ya voy a escribir sobre Ford... me ha gustado mucho, un libro q hay q leer en su contexto, pero lleno de subrayados solo de sus "divagues"... los del "misterio" me encantan... a ver cuándo lo hago...
Me ha encantado este divague, Di.
ResponderEliminarHe sentido mil cosas leyéndolo: nostalgia, un poco de tristeza, ternura, felicidad, paz, otro poco de tristeza, ganas de irme al mar...
Y es verdad. Roc es el único que comparte el nombre en ambos mundos. Lo que cuentas me lleva a uno de mis hijos, que desde bien pequeño le hemos llamado 'el ingeniero' por su querencia a cualquier cosa que pueda desmontarse y volverse a montar y por poner una cosa encima de la otra.
Y qué bien que no le pusieran Ferran.
Petons,
Anna
Cómo me entiendes ANNA, esos eran mis estados de ánimo y más o menos por ese orden...
EliminarQué graciosos son los niños no? En mi casa como solo hemos sido niñas nos hace mucha gracia encontrar a un pequeño paletalampista :)
Ferran no le pega nada :)
Más petonss
di