El otro día, en la introducción del proyecto Di-vas y un micro nos quedamos en los karaokes tokiotas de "Lost in Translation". Y es que es en oriente es donde saben hacer karaokes.
En la península, mi investigación sobre estos centros de la "expresión corporal" en el sentido más amplio de la -valga la redundancia- expresión se limita a un antro. Situémonos: noche negra sin luna, Vetusta, muchos años ha. Grupo de gente en un bar en el que, de repente, se hace obvio que "toca karaoke", una extravagancia que se activa sólo a altas horas. Lo que allí veo me lleva a desarrollar mi teoría sobre la inexistencia diurna de los que se meten en esa harina/arena: son sin duda figurantes contratados por el bar. Seres que no se les ve en las tiendas/oficinas/estaciones, y que a buen seguro descansan en sus ataúdes esperando a la luna y los antros. Mi segunda teoría se formula unos pocos minutos después, y es que se hace enseguida palpable cual va a ser el obstáculo para la diversión en aquel lugar: el escenario. Al público a esas horas igual le dan churras que merinas, pero perpetrar el "Eres tú" de Mocedades (una canción muy muy muy dificil, incluso para los que saben cantar) sin que le interese a nadie no es mi idea de la noche liminal. En resumen, una plasta.
Pero oh destino: una noche descubro los chinos. Como casi todo lo bueno, por casualidad: una de mi trabajo cantaba en un coro. La combinación de la del coro y Di (que no canta en ningún coro, pero en el resto de) pone en marcha la máquina: la noche del karaoke. En primer lugar, intentemos describir (ya sé que sin éxito) el lugar del crimen. Y digo sin éxito porque cuando una pasea por Soho no puede imaginar que, tras una de esas tiendas de sándwiches haya todo un submundo. Los sándwiches son una tapadera, en los bajos fondos se regenta un almacén, digo Aquello- permítanme este guiño a Les Luthiers, "Mastropiero que nunca":
"Harold Mastropiero explotaba un sórdido local en el que funcionaban un cabaret clandestino, un salón de juegos prohibidos y un centro de apuestas ilegales, pero en realidad su local era sólo una pantalla para ocultar la fuente de sus fabulosos ingresos. En los fondos funcionaba un almacén".
Pero divago, decía que tras cruzar la puerta, atravesamos el mostrador refrigerado donde aún quedan restos de ensalada de patata y coleslaw, y salen varios chinos. Llegamos a otro pasillo estrecho con tres puertas, la central es la nuestra que da paso a un cuartucho sin ventanas. Diez metros cuadrados, techo bajo, una pantalla y un par de micrófonos. Nos miramos: efectivamente, estamos en el antro más cutre de todo Londres.
Si esto fuera una peli, cortaríamos aquí y la siguiente imagen sería un contrapicado de seis bocas gritado alrededor de un micrófono, sudando como posesos, levantando los brazos con gran drama si la canción lo requiere, y saltando si lo exige el guión. Se pasa de estar en la piel de Agnetha de Abba a Freddy Mercury, pasando por Jon Bon Jovi. El chino asoma la cabeza de vez en cuando para ver si tiene que llamar a la policía o una ambulancia, y se acaba yendo con una nueva ronda en un papelucho, algo asustado. Gran noche.
Pero como siempre, para la siguiente ocasión alguien decide subir el nivel (craso error). Y del curtresitio de Soho pasamos a otro en pleno Leicester Square, con alfombras rojas, brillantina, todo muy higiénico y aséptico. Los rituales, los mismos, pero sin chinos y con aire acondicionado. Los vídeos que acompañan a las canciones son para un divague aparte (parejas que se miran a los ojos al atardecer, delfines), que dan al ojo en estas pantallas plasma mientras que eran la vuelta de la tuerca que en las sudadas trinitron del chino.
Ahora se puede entender cómo los karaokes orientales, ganan el corazón de cualquiera que esté en esto de la farándula doméstica. ¿Quién quiere subirse a un escenario a sufrir una de esas humillaciones individuales teniendo un rito colectivo, de exaltación del grupo, en el que no hace falta saber cantar?
Para mí hay una canción reina de toda noche de karaoke japonés que se precie: Waterloo. Diva, mira el vídeo y te dejo elegir: Agnetha o Frida.
El lugar lo elijo yo: Tokio, sin medias, con pelucas y leopardo.
Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido (A Ernaux) La vida real no está a la altura de escribir sobre ella (J Eugenides) Lo que me interesan son los errores, fruto de la pasión, los errores que se cometen arriesgando (G Steiner) En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos (M Benedetti) Escribir es persuadir a un extraño de que se quede (R Cusk) El camino del exceso conduce a la sabiduría (W Blake)
Good morning Di:
ResponderEliminarPor supuesto, me quedo con Frida (es la morena ¿no?). Las rubias de bote nunca me han ido.
Yo personalmente odio los karaokes ya que prefiero otro tipo de exaltaciones en los momentos en que mi grado de alcohol en el cuerpo supera los límites racionales.
No obstante, coincido contigo en que donde estén los karaokes asiáticos que se quiten los demás.
Me imagino a Di berreando, perdón cantando, como una loca. ¿Te acompañaba el Peda? ¿Sabrá Pi alguna vez qué cosas hacía su madre de jóven?
En fin, que oigo la canción de Abba y me pongo las pilas para pasar el día.
Have a nice day,
Bye.
Nunca me he visto de rubia, nunca me he sentido rubia, así que puestos a dar el cante me pido Agnetha.
ResponderEliminarMe ha recordado a la "Boda de Muriel", buena película.
Querida OH,
ResponderEliminarQue sea la última vez que me chafas ser la prime...
Pues yo siempre que he estado en un Karaoke iba piojo perdido. así que no recuerdo mucho.
ResponderEliminarPero a veces noto gente que me mira raro...
Perdón Diva, ya sabes que siempre escribo después tuya...no lo volveré a hacer.
ResponderEliminarBesos
Yo, te perdono.
ResponderEliminarEs la frase que decía Ralph Fiennes, el nazi de la La lista de Schindler cuando este último le enseña a perdonarle la vida a un judío. El tío la repite admirado, pero le dura poco y continúa cargándose prisioneros por el artículo 33.
Muac
Mi especialidad es cantar canciones de serrat y joan bautista humet con voz de victor manuel. Clara, mediterrraneo...
ResponderEliminarsóooolo soy, un ser humano, vivo en paz como de lo que ganoooo....
Jei Jipi, ah, claro, fácil es quedarse con la morena, ya ves q pintas me llevan en el vídeo...
ResponderEliminarNo, el Peda no me acompaña en estas hazañas/submundo karaoke pq él es muy suyo y esto d ela performance no le gusta nada. Él en un rincón con su periódico y que se hunda el mundo...
Diva, Agneta es la rubia, Frida (Kahlo, nemotécnia) la morena.
ResponderEliminarYo fui rubia de mentira, q son las malas malas. Ahora tampoco me vería... pero te dejo Fridaaaa
Viveiró y Consuelo´s: Cantar "Clara" es exactamente lo que digo que diferencia el karoke vetustiano del japonés. Esa canción mata a cualquiera. Se necesita algo con energía, con lo q se pueda saltar. Alucino con lo nada q saltan los de Abba en el vídeo con Waterloo...
ResponderEliminarhay que viviiiiiiiiiiiiiiir amigo mio antes que nada hay vivir y ya va haciendo friiiio.
ResponderEliminarTu no sabes la marcha que le meto yo a humet. En ocasiones hay gente ques se ha lanzado al escenario para rasgarme la camisa y arañarme la cara...
Consuelo's: Siguiendo con las extranias coincidencias contigo y viveiro, yo era una de las que te rasgaban la camisa en aquellos antros en Vetusta, asi q se q de lo q hablas.
ResponderEliminarAhora, la comunidad bloguera no, o sea q pedimos que ese video sea colgado en tu blog as a matter of emergency.
besos
Di