Hoy he terminado "Intemperie", la novela de Jesús Carrasco (2013), y anoche vi "Lion" (en castellano, "Un camino a casa"), la peli de Garth Davis (2017). Una coincidencia en un mismo fin de semana, tal vez: las dos tienen en común que sus dos niños protagonistas están solos, desvalidos, luchando contra los elementos, ahí afuera, a la intemperie (qué gran título; en inglés la han traducido como "Out in the open", algo así como "fuera en lo abierto").
Una quiere pensar que ambas obras pasan como los cuentos de hadas, en "érase una vez, hace muuuuchos años, en un país muuuuuy lejano...", porque de otra manera se hacen insoportables. Pero no, y en "Lion" tienen a bien aclararnos al final de la peli, que en ese país tan lejano" (India), 80.000 niños al año desaparecen de sus casas. El tiempo verbal no deja lugar para el cuento: es presente. Desaparecen, ahora. Esa historia, la que cuenta Lion -y está basada en hechos reales, en 1986- aún ocurre a día de hoy. En "Intemperie", el autor no nos da ninguna referencia temporal/histórica, así que sabemos que es el pasado, pero es difícil determinar exactamente cuándo. Los protagonistas llevan burros de carga, y otros motos con sidecar. A los burros deslomados, pobrecitos, los vimos en plena actualidad en Marruecos hace un año, así que no es de extrañar que esto pasara en España hace no mucho. (También es mucho suponer que sea España, porque tampoco de ello tenemos demasiadas referencias. Sequía y abuso es algo que se ha dado (da) en muchos más sitios). Lo curioso es que el mundo que describe "Intemperie" que parecerá remoto a chavales de hoy, yo, niña de ciudad (vale, ya de cierta edad), de alguna manera lo he atisbado. He estado en las localizaciones secas, desoladas que describe, he visto viejos corrales hundidos que un día fueron, y a los que llamaban "parideras", he explorado viejos castillos o torreones en ruinas, o "polvorines" de la guerra, mi mayor miedo que salieran palomas. He visto de lejos en el monte cabreros huraños que se cogieron "las maltas" (Fiebre de Malta o brucelosis), por beber directos de la cabra. He jugado por las cuevas que se hacían en recovecos de las montañas y temido que me tiraran al "abrevador". Mis veranos de los 70-80 en los pueblos eran así. No, no eran "Intemperie", pero a la vez hicieron que este libro no haya sido completamente extraño para mí.
Otra cosa es "Lion", la India, un mundo que he conocido solo de vacaciones, ya de adulta, con lo que solo en metido el dedito. Pero la historia que cuenta, de un niño de 5 años que se queda dormido en un tren y acaba a 1200 kms de su casa, y por tanto irremediablemente perdido, es imposible que no te toque. Uno de los miedos más ancestrales que todos tenemos o tuvimos es el de perdernos de nuestros padres, que se nos pierdan los hijos. Yo me perdí una vez, con 7 años, en la plaza más concurrida de Vetusta. Por suerte, un buen hombre me llevó enseguida a la sacristía de la Basílica, y por suerte el cura no me metió mano, y solo anunció mi nombre por megafonía. Solo recuerdo la cara de terror de mi padre al reencontrarnos. Seguro que me echó la bronca, eran esos tiempos, o es mi padre, quién sabe. Pero en la India no hay megafonía que valga, y el niño que habla hindi cae en un mundo bengali, y no sabe ni el nombre oficial de su pueblo, y su madre es "mamá". Lo que sí recuerdo de la India son sus estaciones e intuyo el pánico que debió sentir aquel niño al llegar a Calcuta. Muchísima gente, algunos durmiendo tirados por el suelo, otros amputados, polvo, bolsas, cajas, jaleo, animales vivos.
Con "Intemperie" me sentía como leyendo "The road", la novela apocalíptica de Cormac McCarthy, que ha pasado a ser para mí mucho más que un libro, "theroad" es un concepto. Vale, sí, un concepto de esos neuróticos míos, pero que no hace más que acrecentarse cada día con los avisos de Greta y las canículas cada vez peores del verano, con las decisiones abismo de esta isla, con el aumento de la ultraderecha, con los malditos virus que van para pandemia. Temo que theroad sea una posibilidad que me toque vivir (a mí o a Mini) y me da pánico. Que le tocará a alguien (espero que en muchas generaciones), parece claro. "Intemperie" es una distopía del pasado, y eso reconforta, en cierta manera, porque sabemos que hoy estamos aquí (no como en la novela de McCarthy que da vértigo sobre el futuro). Pero a la vez, cuando se piensa en que retroceder es algo que ha pasado repetidamente en la historia, entonces vuelve a dar pavor.
Sobre ambas obras planea el abuso infantil. En "Lion" no llega a ocurrir, pero en un punto es recogido por una mujer que llama a un tipo que le promete que le ayudará a encontrar a su madre. Esta escena, sin mostrar nada explícito, es vomitiva: hasta un niño de 5 años (como diría Groucho Marx, "tráigame a un niño de 5 años!") intuye lo peor, y escapa. En "Intemperie", el niño ha huído del abuso continuado de un pedófilo, con la aquiescencia de sus padres. También emética la escena del padre, con la gorra en la mano, humillándose ante el señorito, y entregándole al hijo. Esto hace a "Intemperie" una historia aún mucho más brutal que "Lion". Porque en "Lion", es el fracaso sistémico total lo que se pone en evidencia: una madre analfabeta, que trabaja en una cantera en una de las sociedades con más desigualdad del mundo pierde a un hijo por un cúmulo de malas suertes. En "Intemperie", es el sistema más cercano a ti, el que en teoría te ha de proteger, la familia, el que te falla. Al final, los padres son producto del clientelismo y del servilismo también creado por esa injusticia mayor. Pero ante ciertas cosas, no sería preferible morir?
El niño de Lion (Saroo) es adoptado por una pareja acomodada de australianos. El niño (sin nombre) de Intemperie es "adoptado" por un viejo pastor. No le hace falta firmar ningún papel para acoger al chico y ayudarle: es una buena persona. Naturalmente, al niño le cuesta mucho confiar, tras su experiencia en su corta vida con los adultos. Pero el pastor pasa a ser esencialmente el padre que nunca tuvo durante las semanas que están juntos "on the road". A Saroo en Lion no le cuesta tanto confiar, porque venía de una familia que le quería. Y en la peli se representan muy claramente las luchas internas de las personas adoptadas: quién soy? Si nuestra identidad se forma a partir de mil influencias, y en la adolescencia creemos encontrar quienes somos rebelándonos contra nuestros padres, qué es esto para los adolescentes adoptados? Pero Saroo además ha tenido que dar la pirueta extra, el salto mortal: él recuerda a su madre, y sabe que no le abandonó. Pero no sabe cómo llegar a ella. Está muy agradecido y quiere a sus padres australianos, pero. Luego aparece googlemaps, y una búsqueda obsesiva, como no podría ser de otra manera. Cuando por fin, tras meses, logra localizar un tanque de agua en una estación, la de su pueblo, es un momento mágico, porque hemos ido con flashbacks, imágenes de cuando tenía solo 5 años, conociendo las piedritas blancas en el camino que le harán poder llegar a casa.
Leer "Intemperie" es como leer a Delibes: Carrasco tiene un vocabulario amplísimo del mundo del campo, y yo había muchas palabras que desconocía. El que sea tan descriptivo me lleva a pensar que ha pasado muchos veranos en esos pueblos de escopeta de perdigón y mula mecánica. Particularmente me ha encantado cuando, a falta de relojes, describe las horas usando el sol, "en una hora en la que sol ya lo aplastaba todo", o "Abrió los ojos a una hora en la que el sol ya no recortaba la sombra de la pared sobre la tierra, sino que la difuminaba y alargaba en una mancha que se extendía ante ellos en dirección al horizonte vacío". El sol está siempre ahí arriba, justiciero, quemando a todos y todo. Tal vez por eso la frase final emociona e ilusiona tanto: "Y allí permaneció, mientras duró la lluvia, mirando cómo Dios aflojaba por un rato las tuercas de su tormento". Es pura poesía.
El abrazo de Saroo con su madre india interpretado por los actores, y luego las imágenes reales. Otro final poético, o más bien de justicia poética. El reencuentro, la lluvia. Pero 11 millones de niños indios siguen a día de hoy en las calles. Y las sociedades vamos evidentemente para atrás. Los finales felices, a veces, solo ocurren en el arte, cuando los escritores y guionistas deciden aflojar las tuercas de Dios.
¡Bien! Te ha gustado Intemperie. A mi me encantó y es verdad que es muy Delibes. Carrasco es de Ciudad Real, y lo que describe es toda esta zona que es un erial de sol y desesperación y aridez.
ResponderEliminarTienes que ver la película.
La misma palabra intemperie remite a esa sensacion de desolación, frio y soledad. Volveré a Delibes, me gustó hace años a pesar de lectura obligatoria y seguro q sigue gustándome.
ResponderEliminarA Maryse Condé la encontré en la biblioteca del barrio en una sección de libros recomendados. Seguro q está en katakrak a la q tu bautizas batakrak muy acertadamente, porq es una librería que da mucha guerra. Sin ir mas lejos, hace unos dias acogió una charla sobre el orgasmo femenino q el ayuntamiento por presiones de vox, censuró en un local público.
Qué post tan bonito te ha salido!
ResponderEliminarEl libro, "Intemperie", no lo he leído y me lo apunto. La pelicúla si la he visto y me gustó mucho, me pareció seria y tierna, crítica y respetuosa ...
Menos mal que los artistas aflojan un poco las tuercas ...
Nati
Jei MO, yo sin embargo pensaba en Extremadura, Jaén, etc... He visto el tráiler de la peli y como spr es mejor no haberlo hecho hasta haber leído pq los mundos q imaginas al leer no son exactamente (o remotamente) los de los libros... cuando lo ves, por muy preciosista q sea (me parece q esta peli lo será), nunca llega a lo imaginado tuyo. Aparte, como dije, en el libro el pastor es "el viejo"... nunca me lo hubiera imaginado como Tosar... más bien como un Paco Rabal.
ResponderEliminarjajaja MARISA! Batakrak! Qué gran espacio ese... tengo ganas de q volvamos a ir cuando vuelva por allá. Pero ir más de un día, para tb tener tiempo para perdernos entre los libros y comentar... POr favor el ayuntamiento no dejar hablar del orgasmo femenino... pero a qué clase de mundo (a qué clase de theroad) nos despeniamos. Antes nos reíamos, como de una rara avis de plumaje raro y feo... ahora es q a estos energúmenos les vota la penia... desolador.
Ay muchas gracias NATI, me alegra q te haya gustado el divague. Coincido contigo en lo de "Lion", no es un pastel lacrimógeno, aunque se llore mucho, tiene más fondo y está también muy bien fotografiada...
Estoy leyendo los diarios de Uriarte y me están gustando mucho: qué tengo yo q ver con un seniorito vasco q no ha dado un palo en su vida os lo podéis imaginar, pero las identificaciones en literatura son más complicadas e interesantes q eso...
Os mando muxus
di
Te gustará saber, Di, que por una vez has leído un libro de esos "que hay que leer" que yo no he leído :)). Hace años que tengo pendiente Intemperie, me consta que me gustará, pero de algún modo no ha caído en mis manos (aún). Ahora que hay película, la cosa empieza a ser urgente, porque por supuesto no querría que las imágenes de la película -por bien hecha que esté- me arruinen la lectura.
ResponderEliminarMe alegro de que te esté gustando Uriarte. Yo tampoco siento que tenga nada que ver con el modo de vida de este señor, pero me siento identificada con él en muchas cosas. como es inevitable, voy a hablar de él en mi próximo post.
ja ja ELENA, un libro q no has leído! Pero vamos, es de alguna manera actualidad... tenemos aún q pillarte con un clásico! :) Importante leerlo antes de peli, ni siquiera tráilers, pq en ellos se ve bien "el ambiente" y tu quieres el tuyo propio. Yo vi el trailer muy al final de la lectura.
ResponderEliminarAnoche me reí un montón con Uriarte... los guardaespaldas patinando en el aeropuerto por la noche! :):):) ay por favor. Y, le queda algún amigo?: hablaba de JM de Prada... y los michelines. :):):)
Antes q vosotras, este libro me lo recomendó un periodista de Donosti hace años, el mismo q me recomendó a Jorge Ibarguengoitia, por su sentido el humor (ya sabéis q me gusta mucho reírme con los libros)....
http://divagandodivagando.blogspot.com/2019/01/jorge-ibarguengoitia-maneras-de-mirar.html
Ayer le escribí agradeciéndole, y además pq me recuerda a él.. tanto este periodista como Uriarte como el mexicano de apellido imposible tienen sentidos del humor parecidos. Con todos me iría de copas.
Muchos muxus
di
Di, a mi Uriarte me recuerda a mi amigo Juan, de hecho cuando leí los diarios el año pasado después de la operación del hombro, le mandaba pantallazos a Juan y me decía "eso podría haberlo escrito yo, si me tomara la molestia de escribir".
ResponderEliminarElena, yo estoy leyendo uno que me recomendaste tu hace mil años "Exlibris" de Ann Fadiman! me recuerda muchísimo a ti.
Cierto MO, pensé en Juan y en otro amigo colombiano: son gente q no han currado pq tenían dinero de familia, pero q viven austeramente. Al colombiano lo conocimos de mochileros (el también), dormíamos con él en sitios básicos y no era en absoluto de presumir. Nan le conoció pq nos vimos una vez en Madrid.
ResponderEliminarHay una frase de Uriarte con la q me reí mucho- a la vez que quise darle un puñetazo en su napia- “cuando terminé la carrera dije, yo no me levanto otra vez a las 8 de la maniana en mi puta vida” :):) Qué cabrón.
Moli, ya sabes que Exlibris es como mi libro de cabecera, confío en que te guste.
ResponderEliminarDi, esa frase de Uriarte de no volver a levantarse a las ocho también me pareció fantástica. ¡Qué tío, lo tenía clarísimo desde el principio!