La noche del jueves fue fiebre. Había venido Jon a cenar y pasar la noche con nosotros y llevé la charla, los tres tirados por distintos puntos del salón, como pude. Algo me pasaba, sin saber qué, pero al meterme en la cama, de repente los tan conocidos escalofríos, luego el calor, fuera el edredón, fuera todo. La mañana del viernes, el sospechoso se hizo culpable: me dolía una muela. Dentista de emergencia, antibiótico y analgesia. Llego a casa hecha un despojo. Y la cosa no mejora a medida que avanza la tarde. No recuerdo un dolor tan terrible de muelas en toda mi vida. Empiezo a dar vueltas y lo categorizo, junto con el parto y el de la apendicitis y sus bolas extra, como La Madre de Todos los Dolores sufridos.
Rastreo el armario de las bebidas en busca dealgo que aplicar localmente con un algodón, aparte de la traca oral. Hay Tequila regalo del Náufrago Ro, Aguardiente Antioqueño, de los Locombis, hay Absolut Vodka que no sé quien trajo, hay ron que alguien trajo de Cuba, hay whiskazo que a saber quién lo trajo y se lo bebió, porque nosotros no y está en las últimas. Hay Limoncello de la amalfinata de nuestra amiga Zichitella. Y por fin: hay mezcal con gusano regalo de uno de los trabajos pasados del Peda, en los que alguien confunde la península con México (en fin). Decido que el mezcal debe ser, sin duda, lo más fuerte de ese abanico, saludo al gusanito que está con cara de felicidad, y me lo aplico. Puag, cómo se puede beber nadie eso.
Nos precipitamos sin remedio al momento temido: cae la noche. Me meto en la cama bajo el efecto del paracetamol, y el idilio dura un par de horas. Cuando el dolor me despierta, parece el fin del mundo. Miro el reloj, aún falta una hora para la siguiente posibilidad de analgesia: se confirma, lo es. Doy varias vueltas. Me levanto al baño. Me voy al salón y me asomo por la ventana: los coches pasan, de dónde vendrán a estas horas, me pregunto. Querría estar en uno de ellos, porque entonces estaría viniendo de una fiesta, o de viaje, o cualquier cosa que por definición no se compagina con un dolor como ese. Oigo una sirena a lo lejos: me pregunto si el enfermo en la ambulancia estará pasando un dolor similar al mío. Imposible, esto es lo más.
Vuelvo a la cama. Más vueltas. Me duele tanto. El Peda duerme al lado, a ratos levanta la cabeza y pregunta si estoy bien. Le digo que sí (ji!que sí! quese me de una condecoración YA). Repto hacia arriba de la cama, pongo la mejilla derecha (es la mandíbula de ese lado lo que tengo dormido, pero con dolor, sadismo mayor no es posible) en contacto con una de las barras de hierro del cabezal. Ahhh, está bien, me gusta este frío (ya habiendo descartado el frío de hielos o toalla mojada que unas horas antes no me ha gustado). Vuelvo a la almohada, más vueltas, qué hora es, repto de nuevo para arriba. Ahhh, se está bien, claro que no es una posición ideal. Plink, idea! Me voy a la cocina y traigo una pala metálica y una cuchara. Es ese frío metálico el que me hace “bien”. Véase el entrecomillado, lo que necesitaría, lo sé muy bien, es morfina en vena.
Y entonces empiezo a pensar primero en la historia de la Humanidad: cuántos millones de trillones de personas han vivido en el planeta antes que tú, y lo que es peor, antes del advenimiento de los antibióticos y de la analgesia. Cuánto sufrimiento, cuánto horror han tenido que sufrir durante los siglos de los siglos. Imágenes dantescas desfialn ante mis ojos. No sólo parir con dolor, no sólo cánceres y accidentes, sino infecciones dentales sin tratamiento. Ya estoy desvariando, es lo que tiene la noche. Un valle de lágrimas, ya lo decían bien, esto es un valle de lágrimas. Y otra imagen peor me asalta entonces: qué maldita historia de Humanidad, si es que a día de hoy, mientras se me hunde el mundo porque faltan 45 minutos para la siguiente dosis (y eso es quitándole 15 minutos), hay gran parte de los habitantes del globo que no tienen ni acceso a agua potable, qué cosas tienes.
Estoy en El Pozo Negro de la Noche, existencialismo en vena. Pienso en el director de cine austriaco Werner Herzog (léase con acento alemán): “creo que el común denominador del universo no es la armonía, sino el caos, la hostilidad y el asesinato”, dice. Y tengo flashbacks de “Aguirre: la ira de Dios”, que rodó en medio de la selva como si fuera lo último que hacía. Vicks Vaporub, igual el olor a menta intensa y el calor (o frío, qué da?) en mi mejilla, ayuda, y la cuchara, y qué hora es, y qué calor, y tal vez debería pasear, y caos, hostilidad, asesinato, maelstrom, destrucción, cual es el punto, por qué nos afanamos. Y por fin, son las 4 am, puedo tomar mi siguiente dosis. Milagrosamente no me despierta el dolor a las dos horas y media como había ocurrido antes, y duermo hasta las 9 de la mañana. Paso un sábado con altibajos: dolor, miseria, niños con moscas, tsunamis. El Peda me dice que el ordenador tiene virus. Bienvenido al club.
Abro el portátil. Mis dedos vomitan enloquecidos sobre las teclas. De día los pensamientos nocturnos te dan risa. A falta de nada mejor- el mezcal con gusano no lo es- esta es mi terapia.
Di, te entiendo perfectamente....yo el dolor más insoportable que he pasado en mi vida fue a los 15 años por una muela...y fue peor que la peritonitis aguda de urgencia hospitalaria... Siempre lo digo...no hay nada peor que un dolor de muelas.
ResponderEliminarA la clínica me venía la gente unos llorando..otros abatidos por agotamiento...otros desvariando por el dolor...otros de una leche insoportable.. y si, se nota al que le duele de verdad, se nota mucho. La `putada´es que tienes infección y no se te puede practicar..no hay más que pasarlo...y entonces actuar in situ. Te daría ánimos...pero dale al mezcal, te será más útil.. Recuerdo que yo tenía ganas de pegarme puñetazos a mi misma en la boca...del dolor que sentía.
Antes del advenimiento de los antibióticos, las analgesias etc... hace millones de trillones de años...el hombre primitivo cogía una piedra y se daba golpes en la muela hasta que ésta saltaba. Y está comprobado que en la prehistoria muchos humanos morían de septicemias bucales (no me quiero ni imaginar el dolor..).
Besis y ánimo!!! ;)
Para todo mal mezcal. Y para todo bien pos tambien.
ResponderEliminarDicho esto, tu descripción de una "noche de muelas" es casi tanbuena a la que hace Sanchez Ferlosio en El Jarama.
Y una pequeña corrección, no habia muchos primitivos con dolor de muelas. A nuestra edad (la de las caries y demas) ya estaban muertos.
Gracias NO! Es verdad, que tú eras del ramo! Jo, he intentado tomármelo con humor cuanod escribía esto, pero de verdad q por las noches toco fondo. NO sé cuándo el Antibiótico tendrá a bien hacer su aparación estelar, pero de momento no noto nada... :( Tengo la cara hinchada (el gracioso dle Peda dice ayer: "llevas algo en la boca"?) y maniana tengo q dar una charla... genial. Creo que prefería el grano ;)
ResponderEliminarDe verdad, Abril no es mi mes para la salud...
besos
VIVEIRO, eres de mezcal? Te llevo la botella, en serio. A mi me parece dantesco.
ResponderEliminar...y no recuerdo esa parte de "EL Jarama"...:)
Gonzalo, en la europa prehistórica se acostumbraba a arrancarse los dientes con una piedra como martillo y un trozo de madera para hacer palanca..
ResponderEliminarY hay dentaduras prehistóricas en las cuales se han hallado dientes y molares huecos, es decir, que en su día estuvieron afectados de caries.
Evidentemente...a nuestra edad...ya estaban muertos. La esperanza de vida era ridícula, casi todos morían antes de los 30 años.
Besis
¡¡¡¡¡Ánimo Di!!! los antibióticos tardan entre 24 y 48 horas en hacer efecto creo...ya queda menos!! ;)
ResponderEliminarBesis gordis
Di, no te preocupes por la charla así les daras pena y te aplaudirán más fuerte si cabe(aunque seguro que te lo merecias)...eso mismo hizo Solbes y gano de manera impensable hasta a Pizarro.
ResponderEliminarMe gustan estas bocanadas de libertad bloguera en dislate.. hala maña a recuperarse...a los hipoconriacos nos duelen hasta las mueleas de los demás
Pobrecita, pobrecita, pobrecita. He tenido dolores mucho más fuertes que el de muelas. Pero estos los recuerdo peor. Los otros se limitaban a su zona, dejando libe el resto del cuerpo y el cerebro. El dolor de muelas lo ocupa todo y sueñas con coger un martillo y destrozarte la boca. ¿La parte buena? Que aunque parezcan eternos, tienen los días contados.
ResponderEliminarAsunto mezcal: tu botella debe ser muy antigua, porque hace años que no se puede importar a Europa con el gusano dentro. Por otra parte, el mezcal llamado Gusano Rojo es de bajísima calidad. Sirve para tomar chupitos "a muerte" y también para hacer un cóctel, "El Mezcalito", que inventó Moncho Alpuente en la cafetería Manuela y que solo consumíamos él y yo (después, mi hijo y los amigos de mi hijo).
Precisamente pensaba llevaros un ratito a la única mezcalería que hay en Madrid (por supuesto, en mi barrio): de alcohol, solo tienen Mezcal (300 marcas), y tomo a veces un chupito de "mezcal añejo" que la comparación con Gusano Rojo es la de una copa de Veuve Clcot y otra de cava valenciano.
Por supuesto, Viveiro, si pasa por Madrid, se acaba de ganar una invitación.
Lo extraordinario del mezcal es que es una enfermedad (actualmente inducida) de la hoja del tequila. Un gusano la deseca y deja tras de sí unos alcaloides que son la "gracia" de esta bebida. Bebiéndolo, hasta la persona más tímida se vuelve expansiva. Claro que mejor no abusar.
Tengo que suponer que no has leído una novela magnífica (la más alcohólica que conozco): Under the volcano, de Malcolm Lowry. Cuenta sus experiencias en Oaxaca entre 1936 y 1939, cuando por sus excesos de bebida fue deportado a Canadá. Pero cuenta mucho más. Imprescindible.
Y eso es todo, amigos
Pobre.... mejor dicho "que pobre..." como decían en la Vetusta del Peda.
ResponderEliminarA mi me pasó algo así una vez en la montaña. sin analgésicos ni nada y me ponía coñac en la muela y una bolsa de agua caliente. Casi me muero....
Coñac, Di, te lo han dicho, la solución es el coñac... Tanto mezcal y tanto tequila, ¿para qué?
ResponderEliminar¡Que narices Di! Ponte canela en la mano, chúpala, trágate un chupito de tequila, luego sal y limón...
ResponderEliminarAparte de buenísimo, te calmara...los nervios y el encoger el estómago del dolor.
Muaks!!
Envido y órdago.
ResponderEliminarEl peor dolor de mi vida..ataque de ciática embarazada de 8 meses y medio.
Analgésicos para tomar: tururú.
Cuidate y que se te pase lo antes posible
ResponderEliminarHola, muchas gracias a everybody por solidaridades varias, medicina comparada, consejos, referencias.
ResponderEliminarSobre la botella de mezcal cuento que fue un regalo del 2004 (justo antes de q fuéramos a hacer las américas), la marca es "Monte Alban" y tiene una etiqueta colgada escrita en inglés con detalles de la historia del mezcal y una bolsita de una especie de polvo rojo q no se q es... ni lo explican. Lo que sí explican es q el gusano no es para mirarlo, sino para comerlo, pq da distintas reacciones en distinta gente, y para algunas "abre un mundo de wondrous experiences y en otros sets a free spirit of celebration...". Yo pensaba que el último en beber se coma el gusano (o sea, al q le caía). Mi botella está hasta arriba del todo y lleva ahí 7 anios... aunque ahora me he quedado con curiosidad de las "wondrous" experiences de comerse el gusanito... Igual es q esta mala? Igual debo darle otra oportunidad al mezcal? Vale, sera eso...