Martes, 3 de Mayo de 2022
Esto es de Patricia Bolaños, citando a Nora Ephron, quién lo suscribe? |
Ahora, centrémonos: hoy es un día especial, y por ello me dejan hacer lo que quiero, que consiste básicamente en callejear por la ciudad, hacer fotos, parar en cafés y poco más. Toda esta magnanimidad ocurre porque.. ta-dá!... es mi cumple y por fin, esa entente formada por mis compas de viaje permite que yo tenga voto, no solo voz (ignorada), como suele ocurrir. Mientras estamos en el apartamento recibo llamadas y mensajes pero al salir, vuelvo a mi estado de "indigente digital" (sin datos) y no puedo estar comunicada de nuevo hasta que encuentre un wifi. Esta situación, que vivo siempre que salgo del UK (mi teléfono es del trabajo, y al salir de la isla solo funciona en wifi), puede llegar a ser inconveniente e incluso molesta, pero también tiene cierto encanto: me recuerda cómo era la vida antes, cómo podría ser y, cuando te conectas, es una especie de Mañana de Reyes, sobre todo en días señalados, en los que tienes todos los regalos ahí de golpe.
Parar en cafés soleados como estos dos |
Típicas sillas de cafés soleados (y lluviosos, supongo, que esto es París) |
De nuestro largo paseo hasta la Gare du Nord, donde sale el Eurostar a media tarde recuerdo pasar por la Plaza de la Bastilla, tiendas con el género en la calle, Mini comprando sandía en un vaso de plástico, gente en los cafés, hombres con túnica, y uno trajeado que se cae de la bici, con gran estrépito. Esto lo veo mientras espero fuera: Mini se mete en una tienda "vintage" (lo que viene siendo, segunda mano) y aquí encuentra algo que le gusta: una especie de hoodie sin mangas que por supuesto no vale lo que pagamos, pero yo-qué-sé.
Tomemos la Bastilla también |
Fruterías que me hacen sentir Amélie |
...voy a hacer el bien! |
Nos hacemos la foto doisneauana del Hotel de Ville, para horror de Mini y paramos en Pompidou, donde la veo hablar con dos personas que le han pedido que les haga una foto (me ilusiono pensando que tal vez esté practicando su francés, pero son ellos los que están aprovechando para practicar su inglés, grump).
El prohibido-el-paso / beso del Hotel de Ville
|
En uno de los cafés al lado de Rambuteau, una mujer sola a nuestro lado pide un steak tartar, con su huevo crudo encima y todo. Por lo visto no está muy allá porque, valiente, reclama al camarero, que esta vez sí es parisino-malhumorado, que a mí nunca me ha traído los hielos extra.
Paremos en café con decoración floral: Porque hay que quitarse poco a poco del local-instagrameable |
Rambuteau: siempre me gustó este nombre de calle |
Ya entrando de lleno en mis audios-nota-de-autor-serio (lo pongo en masculino porque veo mucho a un senior haciendo esto). Ahora que lo pienso, Ber, un amigo periodista, tenía una pequenia grabadora (con cinta, de esas que dictábamos los informes cuando yo empecé a currar, allá por el Pleistoceno) a la que, delante de mí, le dijo algo. Decía que grabé unas pocas notas en París: la primera del Louvre en la que narro mi perplejidad por el cartel que advertía sobre la presencia de "carteristas". En serio: hay gente que paga su entrada de 17 euros para robar carteras? Me pareció una fantasía tremenda y me recordó a la Yaya que contaba historias (que me hacían mucha gracia, hoy las llamaríamos falsas leyendas urbanas) tipo "para aprender a robar, entrenan con cascabeles" (o sea, un malo va lleno de cascabeles y el otro entrena, y se turnan?).
Todo así... |
Nota 2 del Louvre, esta sobre "tendencias" (y que yo observe tendencias es ya de por sí noticia): hay un montón de "chicas jóvenes" (no sé cómo decir esto sin sonar como un notario de Cuenca) prácticamente enseñando las tetas: tal vez homenaje a los vestidos tipo imperio de los cuadros, ninguna de talla A o B (qué presión). Luego no lo he vuelto a ver (phew).
Nota 3, por las calles: las boinas, hay muchas, no son un mito. Y no solo las que venden como souvenirs, sino que la gente las lleva por la calle. Yo he sido mucho de boina en el pasado (cuando salía de casa, quiero decir), pero en invierno, para abrigar. Aquí es más un statement tipo Carmen Martín Gaite.
Nota 4: sufro por el pequenio comercio, que me encanta, y hay mucho, pero... cómo sobreviven? Hay tienditas de cualquier cosa, altamente especializadas: de pomos de puerta, de botones, de cerraduras, y ateliers, pequenios talleres. Encantador y espero que nunca tengan que cerrar.
Pasar seguridad en la Gare du Nord es nivel aeroportuario y no hay fuentes para rellenar tu botella.
Gare du Nord: un wifi para los hambrientos!!! |
El viaje en tren no tiene mucho interés, aunque la gente pregunta si se "siente" que vas debajo del agua. La respuesta es no, no hay claustrofobia si no la tienes en un túnel normal (este mide 50.45 kms), y para los amantes de los datos, la mayor velocidad que alcanza es de 334.7 kms/h y la profundidad mayor es de 75 metros bajo el nivel del mar. Lo que más me interesa de todo es que tiene también wifi (la mendiga digital calma un poco su síndrome de abstinencia) y hasta consigo hablar con un par de amigos - aunque no muy bien. De la primera vez que hice este viaje, de la isla al continente (llevábamos un mes en el país, e impulsivamente sin billetes nos cogimos un tren del norte donde estábamos a Londinium, allí compramos los billetes a París en ventanilla, y allí a Hendaya, una histeria, algún día debería contarlo), recuerdo una cosa: los diferentes tonos de verde de antes de entrar y al salir del túnel. Esta vez me fijé y no lo vi: eso sí, había campos de colza preciosos en la parte francesa y restos de unas galletas espectaculares de la boulangerie de Marachiers.
El Eurostar llega a King's Cross-Saint Pancras. El edificio de esta estación es maravilloso y hoy es un hotel, de esos de no salir. Siempre creo que lo mejor es que esos hoteles te pasen en ciudades feas o que ya conoces, y este es el caso, así que espero alguna noche poderla pasar en el Renaissance.
Estación de St. Pancras
|
Hasta las próximas, yours,
La dilettante Di.
Yo siempre digo que cuando sea rica iré a pasar fines de semana a los hoteles de madrid, solo por estar en ellos. La ciudad me da igual.
ResponderEliminarTotalmente. Historia: a mí una vez me tocó en un sorteo dos noches en un hotelazo en Berlin q habíá decorado Karl Lagerdfeld o algo (es precioso, lo acabo de ver aquí https://www.schlosshotelberlin.com/en/) Perfecto pq como ya habíá estado en Berlín una semana hacía poco, casi no se salió de ahí. Luego resultó q lo llevaban unos espanioles y fueron muy simpáticos, nos hicieron tour (había una habitación q era la de Lagerfeld, imagina la decoración, todo muy loco). El ambiente en el desayuno era super punky... una pena q no existía el blog, me hubiera dado para una serie buena. Todos estos hoteles aún nos tienen q descubrir, e invitar a noches con toda esta panda y q luego las escribamos, así sin censuras... y luego a tomar la Bastilla, Palacio de Invierno o lo q se tercie.
Eliminarhug
di
Bienvenida sea la "eñe", tanto tiempo missing... y para colmo rodeada de tetas... eso sí, solo a medias enseñadas (feministas radicales, out, please)... ah, esa componente multierótica del buen bohemiófilo (?) (prefiero, desde luego, filobohemio)... el enorme enriquecimiento de nuestra pobre imaginación, con la ayuda del misterio (mágico o conandoyleniano)... eso que se perdió un poco en Paris, cuando se quiso convertir en una especie de Olimpo posmoderno, y se llenó de Molin Rouge y cutres buhardillas llenas de milagrosa absenta, ¡como si la mitología fuese flor de un día!
ResponderEliminarNo llega con una Bastilla, ni siquiera un inicio de Comuna, para ocupar la grandeza de un mito griego. Que para algo les costó siglos tener un ciego (o no) aedo, haciendo majas con las letras del alfabeto propio. Aunque hay que reconocer, que un tal Victor Hugo lo intentó con fruicción (ND y sus miserables llenos de humanidad). Porque el gran Marcel, otro ejemplo, no salió de su habitación, lo que resulta poco comparable (aún siendo grandioso) con surcar el mar Mediterráneo (o, lo que surcado fuera)...
Bicos "con eñe"...