an

08 septiembre 2010

No te rías por favor

¿A quién no le ha ocurrido estar en un sitio donde no te puedes reir y no poder aguantarse las ganas?

No es habitual cuando uno está solo, pero alguna vez sucede y los demás te mirán creyéndote loca, posesa. Sin embargo, suele ocurrir cuando estás con alguien, acompañada. Generalmente quien te acompaña es tu cómplice: te conoce bien y os compenetráis a la perfección. Sin hablaros, no hace falta. Con una mirada os lo decís todo y comienza el cachondeo. Al más leve atisbo de una sonrisa, el otro estalla. Da igual que sea en el ascensor, en misa o delante de Obama. Hay veces que no te puedes controlar. Qué mal se pasa y a la vez cuánta risa contenida. Qué bien cuando le das rienda suelta. Si además estás bajo los efectos de algún espirituoso, la cosa puede llegar a mayores.

Sin embargo, hay sitios dónde reirse debería estar prohibido por ley. Un quirófano por ejemplo. Es horroroso estar a merced de unos destripaovejas y que haya una juerga de la que tú, por cierto, no participas. Eres mero espectador. Mientras estás tumbado con el culo al aire vas oyendo: que si betadine por aquí, que vaya gol de Messi, acércame las tijeras, vaya resaca que tengo, sujeta aquí con cuidado, me parto con lo del jefe, corta allá, que descojone lo de Maruja juas, juas, juas..

No, no, no. No debería carcajearse nadie. Uno, ajeno a todo, quiere dedicación exclusiva y sumo cuidado, como si fuera de cristal. Lo comentado anteriormente se extiende también a sus colegas, psiquiatras, dentistas y ginecólogos entre otros.

Otro sitio dónde reirse debería ser pecado mortal es en una comisaría. Uno, por lo general, acude allí con algún problema: denuncia de robo, amenazas, malos tratos, atraco... cosas así. El poli que te recibe suele estar serio, es un mero pasante que toma tus datos y te deriva a otro: Espérese allí sentada. Mientras esperas analizas todo, escudriñas las caras de la gente que está contigo tratando de averiguar por qué están allí. Debería ser un sitio serio. Pero es fácil oir descojonarse a Manolo o ver cómo Mengano que llega de servicio le da una colleja a otro que sale, algún grito lejano por lo que sea y risas a coro. No señor, no señor. Así no hay quien se ponga en el papel. Si encima es de noche, el contraste entre las risas de fondo y las caras de la sala de espera es de lo más surrealista. Uno sabe que el poli que le atenderá lo que quiere es despacharte pronto para continuar viendo videos del youtube. No es serio.

Tampoco es lugar adecuado para las risas un tanatorio. Yo he estado en alguno y a pesar de los murmullos de la gente y los sollozos, oíamos claramente: Juan, no jodas tío que te vas a matar!! A continuación un colosal BOOM!! Jua, jua, jua, te lo dije. Menuda leche te has metido. Salimos a ver que pasaba y Juan estaba por el suelo, la escalera tirada y el otro partiéndose el pecho.

14 comentarios:

  1. Niego la mayor.

    Imaginad la escena (es autétntica). A las 3 de la madrugada mi madre ha muerto, en casa como ella y nosotros queríamos. A las 7 de un día de febrero, todavía de noche, ya somos unas veinte personas, entre ellas la asistenta, que se vino corriendo y puso a calentar un caldo que tenía preparado. Toamos el caldo en la cocina y Lola, que es una metepatas (una de las razones de que la quiera tanto) dice:

    "Este caldo resucita a un muerto".

    La carcajada fue general. Y muy sana. En la meditación zen, la maestra (la única vez que practiqué la ortodoxa era una monja zen francesa), cuando nota que estás en tensión por la inmovilidad, te golpea con un palo en el hombro. Pierdes la tensión, te relajas y lo agradeces.

    Esas carcajadas creo que son lo mismo.

    ResponderEliminar
  2. En los ejemplos de Diva, oyes cosas intranscendentes y eres el único que te juegas algo. En el ejemplo de NáN es la intrascendencia fútil que une a todos.

    ResponderEliminar
  3. Con los muertos yo creo que sale alguna vena cachonda en todo el mundo. Casi siempre que he estado con un muerto (en entierros, tanatorio...) nos ha dado por descojonarnos y hacer chistes.
    Debe ser un mecanismo de defensa.

    ResponderEliminar
  4. El humor lleva a quitarle hierro a los asuntos más dolorosos o importantes. No hay tomárselo como una falta de respeto si no como un modo muy sano de supervivencia...

    Aunque está claro que uno no puede escojonarse en la cara de alguien en ciertas situaciones, también entra en juego el decoro, el saber estar y la educación.

    Un saludo.

    Oski.

    ResponderEliminar
  5. Pues qué queréis que os diga. Todo depende del papel que juegas en cada caso. Si en el quirófano estás en la mesa de operaciones, a mi no me gusta ver el cachondeo. Si en la comisaría, estás denunciando un robo, o testificando por algo sucedido, tampoco me gusta oír como se descojonan los de dentro mientras yo llevo media hora esperando a que me atienda un poli y por supuesto si estoy en el velatorio de alguien de mi familia, me duele y por tanto tampoco me gusta que haya cachondeo.

    Será que soy muy seria, por lo menos en lo que me atañe a mí y a los míos.

    ResponderEliminar
  6. Hola Oski,

    No te teníamos fichad@. Bienvenido a DD!!!

    Espero que no te arrepientas de haber entrado...

    Me paso a verte enseguida y... a cotillear.

    ResponderEliminar
  7. Me dio un ataque de risa en plena misa de una boda o casamiento, y el sacerdote se enojó muchísimo... por supuesto tuve que salirme para no arruianarle a la novia su día. Brenda

    ResponderEliminar
  8. Hola Brenda,

    Bienvenida a DD!!

    Lo de la risa en una boda puede ser delicado, sobre todo si es en el momento en el que el cura dice: "Si hay alguien que está en contra de que se celebre este casamiento que hable ahora o calle para siempre" o en aquel otro de "Yo Pepita prometo amarte y serte fiel, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza..."

    Gracias por divagar.

    ResponderEliminar
  9. ¿Y a punto de parir? ¿Y que no te hagan ni caso la matrona y sus auxiliares porque se están escojonando en la sala de al lado? ¿Y que cuando se asomen, todavía a carcajadas, se las corte el rollo porque ya es tan tarde que hay que correr y llamar al ginecólogo de guardia porque hay vuelta de cordón y nos la jugamos?

    En efecto, hay sitios en los que uno no se puede permitir esos ataques.

    ResponderEliminar
  10. Joder Manaita que mal rollo. Totalmente de acuerdo. Hay sitios en los que hay que estar, estar. A lo mejor habría pasado lo mismo, pero tu percepción habría sido bien distinta.

    ResponderEliminar
  11. Obviamente quería decir Amanita, aunque... Manaita tampoco está mal.
    ¿No os pasa que hay días que cambiáis las letras al escribir de una manera spaventosa? Hoy es mí día.

    ResponderEliminar
  12. Diva..a mi me pasó lo del quirófano cuando nació M. Un 17 de diciembre..fiesta de navidad de la clínica y yo llego a las 5 de la mañana...fabuloso..todos con una risa tonta de " no, si yo me fui pronto a las 3"...tu alli, en bolas sin saber lo que se te viene encima, acojonada hasta el infinito y la gente descojonándose....

    Lo de los entierros es un clásico...

    ResponderEliminar
  13. Moli, Lo de los partos es algo que me pondría muy histérica. Tantas cosas que pueden torcerse y los tíos de cachondeo...

    ResponderEliminar
  14. Pues yo, ¿qué queréis que os diga? Me hicieron una operación de esas que tienes una hora de preanestesia y los del quirófano hablaban de chorradas y me dio mucha tranquilidad. He oído hablar mucho de que un cirujano no puede operar a sus familiares porque el interés se puede interponer en la fluidez del trabajo. Y pensé, estos están a lo que están: ahora cotorrean, pero luego se dejarán la piel, sin que les preocupe lo que hagan.

    Prefiero gente relajada. ¿No os habéis enfrentado nunca a algo muy serio? Yo prefiero hacerlo con una cerilla en la boca, como Clyde.

    ResponderEliminar

Comenten bajo su propio riesgo, sin moderación. Puede ser divertido.