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27 julio 2023

"La mujer helada" de Annie Ernaux: Escribir para cerrar lo vivido

Hace muchos años que no leo a Simone de Beauvoir, una de las autoras que asocio a la época de la universidad, pero hace poco terminé mi primera novela de Annie Ernaux, "La Femme gelée," (La mujer helada) que no solo por francesa, sino por su temática -el timo del "amor romántico", el matrimonio burgués, feminismo y más-, me ha recordado en parte a de Beauvoir. Con estos mimbres de primer párrafo, la ingenua aún pensaba hacer un divague breve: si en la relectura me encuentro poniendo títulos, vamos mal, pero allá vamos:

Literatura testimonial, literatura para "cerrar" lo vivido
A Annie Ernaux le dieron el premio nobel de literatura de 2021 y, según leo, es la primera vez que este premio se da al género "memorias", que parece tiene mucha historia en la literatura francesa. Escribe "literatura testimonial", o tal vez autoficción, ese término despectivo que se usa para indicar que una mujer está escribiendo algo basado en su biografía. Como si Philip Roth no escribiera sobre su vida, pero es un tío, como si no se narrara siempre desde tu experiencia, vivida en primera persona o vicariamente.

De Ernaux leí una frase que abre una de sus novelas ("Le jeune homme", esta sobre su relación con un hombre décadas más joven) que completamente me robó el corazón: 
“Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido”. 
He citado ya a otros autores que decían cosas similares, como Eugenides en "Middlesex": ("In support of my personal belief that that real life doesn't live up to writing about it, the members of my family seem to have spent most of their time that year engaged in correspondence") o -esta va de leer- de Logan Pearsall Smith, la famosa “People say that life is the thing, but I prefer reading.” Pero decir que las anécdotas, las situaciones, las experiencias, los pensamientos, los libros, las pelis, lo que sea que te importa no se "cierra" hasta que no lo has escrito me parece genial. No sabía si me gustaría lo que me iba a contar Ernaux o cómo lo haría, pero esa frase y esa sensación, de entrada la compartimos.

Aspectos formales -o por qué no seguí estudiando francés
Definen a su escritura como "aséptica y desnuda", frases cortas, párrafos largos, al grano. Tristemente, al leer una traducción me he perdido parte de la voz de la autora, eso lo tengo claro. No sé si por eso, tal vez no haya encontrado demasiados "subrayados formales", lo que NáN llamaba "fulguraciones", frases de gran belleza por sí solas, sin contar el contenido. 

Annie Ernaux
Sin embargo, hay imágenes con las que me he quedado ("niños jugando en la calle que se paran para mirarnos") y sobre todo he subrayado muchas ideas para pensar y muchos lugares comunes, aunque no todos, entre la autora y yo. Ernaux tiene 83 años, es hija única y francesa: décadas por delante con respecto a los "vecinos de abajo" de los Pirineos. 

Las monjas, qué rollo siempre
Pero Francia no deja de ser un país católico del sur de Europa, y la autora va a un colegio de monjas donde describe experiencias calcadas a las que viví yo, parece que el tiempo y la distancia no existen en este y otros muchos aspectos. 

Las monjas de Ernaux meten miedo con los castigos que manda Dios, tienen un grupo de favoritas, hablan de vidas de santas, y "cada vez que hagáis un sacrificio anotadlo" (viene a ser como un diario de Terapia Cognitivo-Conductual, pero en punitivo). Tengo flashbacks de mi vida colegial cuando habla de la confesión ("está el Padre Bonifacio para confesar, el Padre Bonifacio" decían por megafonía e íbamos para perdernos clase), todo esto lo contó en su peli Pilar Palomero, "Las niñas" (era mi colegio!) de la que divagué aquí. Y con los mantelitos con bodoques que hacíamos para el día de la madre - a nosotras no nos decían lo que las monjas terroristas a Ernaux: "¡Si no termináis la canastilla, es que no queréis a vuestra mamá!" (solo lo de "Pisa este crucificjo", pistoletazo de salida a los 6 anios de mi legendario sentimiento de culpa)

Unos padres así te dan energía para toda una vida

De Bilbo a Donosti
Pero Ernaux dice "a la mía los mantelitos le daban exactamente igual". Porque una de las mejores cosas del libro, y por lo tanto de su vida, son sus padres. Es hija única, la han tenido ya mayores, (quién iba a decir que en esa época había gente que se cuestionaba lo de tener un hijo) y no pueden creerse su suerte. Su padre hace muchas cosas en la casa, y su madre es ese modelo que toda hija deberíá tener. Vale, "no porque no perteneciera a la burguesía hay que perdonarle todo" , pero era una mujer fuerte, que trabajaba duro, que mandaba sobre sí misma y que vio que la educación era la única manera para su hija de tener vía libre en el mundo. "Nunca me molestan cuando hago los deberes, tampoco cuando juego, para pedirme que ponga la mesa o friegue los platos", ella está en el mundo para aprender y ellos lo van a facilitar. "Entonces no exigir nada de mí que pudiera impedirme triunfar, nada de esos pequeños servicios domésticos donde se agota la energía. Lo que cuenta es que ese éxito no se me haya vetado por ser chica. Acabar siendo alguien no tenía sexo para mis padres". 

Y lo mismo con respecto al matrimonio "paciente y regularmente, enseguida, se me convence de que el matrimonio no es sino una peripecia en función de los estudios y el oficio, como para los chicos". 

A mí esta parte me ha emocionado y desde luego recordado a cómo nos educaron a mi hermana y a mí y a muchas de mi generación: estudia, estudia, no dependas nunca de nadie. Así crecí yo, y tal vez por eso no puedo con roles tradicionales donde la mujer es la que se coge la jornada reducida cuando nace el bebé, porque total, es que su salario es menor (prescindible, solo falta "para sus caprichos"). Pero, ¿por qué su salario es menor? No abramos este melón que anoche vi la Barbie de Greta Gerwig con Mini y mi suegra (compas feministas de pro) y me sale otro divague. 

Solo una breve línea para terminar con su infancia, y una nueva intersección con la mía: "Mi bici, maravilloso instrumento de ensueño. La comba, la rayuela (el "descanso" lo llamábamos en Vetusta), balón prisionero, subirse a los árboles. (...) El mundo de los chicos no me amenaza. Aún". Esa fue mi infancia en el colegio o de vacaciones. Libertad para ser cualquier cosa.

Adolescencia: corramos un tupido velo
País Vasco
De repente, aparecen los chicos, y su foco en ellos es casi una obsesión. "La ecuación, bella, factor de gustar y de amor, igual a finalidad de la existencia". Pero ella se da cuenta de que ellos no son bombardeados con los mismos conceptos, no se miran en el espejo tanto, no se ponen a régimen. 

La época de encontrar tu identidad: distintos tipos de chicas. Las "bohemias, atrevidas, curiosas, que no habían escogido el buen camino", las creyentes "esa sonrisa abierta y tonta propia del júbilo cristiano, una ropa pasadísima de moda", las "fiesteras" (todos los lunes resacosas, contando rollos), las ligonas (o ligadas, no lo tiene muy claro), las empollonas (que los chicos denostan, pero esto yo  no lo viví, igual es porque me junté con los chicos adecuados), las "fáciles" (pero eso sí, el chico fácil no existe), las burguesas "cursis, asépticas" ("Adoro a las pijas de mi ciudad" de La Costa Brava, y mi ciudad y la de la canción es Vetusta). 

Invertir tiempo y dinero en una apariencia para gustar, para "ser elegida". "El cuerpo vigilado sin parar, embutido, estallado bruscamente en un montón de trocitos, ojos, piel, pelo, de todos había que ocuparse, uno a uno para alcanzar el ideal". Afortunadamente, en mi época tardo-infantil ser cool era ser chicazo y eso se quedó conmigo: siempre me ha parecido que intentar ser excesivamente femenina [las manicuras, los estilettos, los bolsitos y demás ("Decidida a jurar que la condición femenina más extendida nunca será la mía")] es una esclavitud. Yo también tengo las mías, claro, pero me creo que en el espectro de "conformar con lo que quiere el patriarcado" no estoy en el extremo -aunque tampoco podría tirar la primera piedra. 

Y luego hay cosas que no cambian: también era cool controlar todas las nuevas canciones, en la época de Ernaux, en la mía, y en la de Mini, que ese aspecto debe ser de lo más cool.

El feminismo es política, pero además, conciencia de clase

La Zurriola
Ernaux viene de la clase trabajadora y también entre líneas hay menciones al tema social. Parte el corazón su observación de las chicas que "no vuelven al colegio en Septiembre" a medida que la escuela avanza: "Primero las menos ricas, para secretarias o dependientas, luego las hijas de los comerciantes, que también se dedican a vender, pero de otra manera, las granjeras que desaparecen definitivamente en sus hectáreas de tierra". 

Se quedan las Teresas, "todas hijas de papás pudientes y sin más fin en la vida que el de bailar, los guateques y las canciones de Brassens", que luego se acabarán casando, pero podrán hablar de "La Tormenta" (y ponerlo en práctica, por algo son franceses) en las "cenas de matrimonios". Ellas dan los guateques -como hoy en día las "parties" en casoplones del sur de Londinium que me cuenta Mini-, "son las hijas de dentistas, de grandes comerciantes e ingenieros, las pretenciosas de toda la vida, esas no son mis amigas. Las mezclas no existen en una pequeña ciudad de provincias de ocho mil habitantes. El baile del sábado por la noche, ni hablar, criadas y obreras, eso es todo". Las mezclas no existen tampoco en las grandes metrópolis del mundo, Annie, te lo aseguro.

La uni, seguir conformando
Luego la universidad, un mundo de hombres donde nosotras nos adaptamos sin cuestionar casi nada. Como yo en la época, Ernaux lee a Camus, Sartre, y nos identificamos con ellos. El mundo de ellos es siempre más importante que el nuestro (de esto más en la peli de Gerwig, y también en el paralelismo cinematográfico del verano Barbie-Oppenheimer). 

Y luego el postureo: "Baudelaire, Verlaine, Prévert, me sé de memoria al trío así-ligas-fijo", con cierto tipo de tíos. Yo recuerdo unos amigos que tenían un interés en la música clásica que rozaba el autismo y a nosotras nos gustaba, vale, pero tal vez fuimos a más cuartetos de cuerda a iglesias de los que era normal en gente de 16. O el del heavy: uno decía que su novia pretendía ser fan de esas bandas satánicas durante el noviazgo, y esto pasó muy al segundo plano cuando las cosas se asentaron. "Mis esfuerzos por compartir sus gustos, titánicos. Todo lo que me tuve que tragar con tal de comunicar, con él, con ellos, que si jazz, que si pintura moderna (...) dar gusto al fin y al cabo". 

Pese a cumplir anios, sigue lo de siempre: nadie defiende la libertad sexual de las mujeres. Si promiscua, eres puta ("libertad, cosa de zorras"). El placer es una derrota para ella, mientras que es un triunfo para los chicos. De nuevo, otra generación que la mía y una podría pensar que otro planeta, pero hasta en mi facultad "se sabía" de las promiscuas y sin embargo risitas complacientes para con aquel que "había ido a tratarse una venérea a otra ciudad". Un asco, claro que solo hay que leer el grupo de WA de esta gente, todas esas décadas después: se entienden cosas. El conservadurismo nunca ha sido amable con las mujeres, o si no, lean los periódicos del momento.

Las que sea casan, muertas en vida
Ah y la visión de Ernaux de las que se iban casando "era como si estuvieran muertas y yo siguiera viva".  Soy yo: recuerdo perfectamente esta misma sensación, pasar por la iglesia en la que se casaron mis padres (un gran centro del casorio en Vetusta) y ver boda tras boda y sentir pena de los novios. Se les acaba la vida, pensaba yo, se les acaba la diversión, la juventud, todo lo que interesa. Les queda el sofá. "Vaya mierda, te mueres, no hay más que ver a todas esas parejas casadas en el restaurante, sin dirigirse la palabra, momificadas". 
Quién supiera surfear

Luego me pasaba eso con los que tenían hijos: pensaba, se acabaron los viajes, los fines de semana en pijama con los periódicos, las tostadas, los libros desparramados por la cama, ir al cine tarde, malcomer cuando nos apeteciera, anarquía doméstica. No me identificaba con ninguna familia con bebé, no quería ser ellos. Luego una se da cuenta que las cosas se pueden hacer de otra manera, pero no es fácil, y sigo pensando que la mejor etapa de la vida es cuando empiezas a trabajar: tienes pasta y no muchas responsabilidades. Y sí, es una sociedad centrada en el yo, y está mal visto en nosotras, con nuestro eterno rol de "cuidar" o, en el fondo, "servir". Ernaux: "Atreverse a echar de menos ese periodo de egoísmo, donde solo éramos responsables de nosotras mismas, sospechoso, infantil".

No, tu boda no es "irónica"
Pero entonces se casa, justificándose al principio "un enlace es una formalidad, sin gastos, no hacemos celebración, (...) los perifollos, el lunch, el vestido de cola, estamos de acuerdo, se lo dejamos a los gilipollas y a los pretenciosos. Nosotros lo haremos en un pispás, como una concesión a la sociedad, a los padres (...) ojo, a nosotros no nos engañan, nos lo vamos a tomar a cachondeo, para poder sobrellevarlo. Gracias a ese estado de ánimo, tuvimos la soberbia impresión de no hacer lo mismo que los demás, de casarnos de chirigota"

Aquí hay un desgaje con el resto del libro. Podría haber escrito mucho más de todas las cosas que tengo en común con la autora en sus años de formación, el libro lleno de subrayados y anotaciones, con cosas que fueron exactamente así en mi vida (a ratos me preguntaba cómo llegaría esto a un joven de la India, por ejemplo, o a un japonés, si estas experiencias serían totalmente alien para ellos). Sin embargo, cuando se casa se transforma en otra persona, o tal vez no, simplemente está anestesiada -porque claramente cuando lo escribe, pocos años después, ya está el ojo crítico. 

Urgull de fondo
Como persona a la que le aburre "la casa" (me refiero a llevar la intendencia del hogar, mirar una sartén a ver si se hace loquesea, dedicar tiempo a qué lámpara va a juego aquí, encargar cortinas, etc), sí que me identifico con su perplejidad, por ejemplo, en el supermercado: "mientras yo deambulo por los corredores sin saber qué coger. (...) Estoy a punto de echarme a llorar frente a toda esa comida que no me inspira nada. Nunca lo lograré. No quiero esa vida que transcurre al ritmo de la compra y las comidas". Yo soy "un pato mareado" en el super, ahí me asaltan las fantasías del día que exista la pastilla esa con la que no habrá que hacer la comida a diario, y solo se comerá para disfrutar el fin de semana, o cuando sea. 

Pero todo el resto de su vida de casada afortunadamente no tiene que ver nada con la mía: vive vicariamente de los éxitos de su marido, porque ella queda relegada a segunda posición intelectual en la pareja. "La máquina de mermarse una misma se ha puesto en marcha", dice. Las otras mujeres, que han entrado en el juego: ninguna tema de conversación. 

Maternidad
Todo el terror del "mundo del bebé" cuando este llega, su responsabilidad (de ella) sobre todo. La  "Teoría del apego" y todas las malas interpretaciones que se han hecho: "Una voz que dice cosas terribles, que nadie sabrá ocuparse tan bien como yo del crío, ni siquiera su padre, (...) esa manera sibilina de dar miedo, de culpabilizar, «te llama... haces como que no lo oyes... dentro de unos años darás lo que sea para que te diga una vez más: Mamá, quédate»". Cómo nos comen el coco, antes eran los curas, ahora las mamis influencers de la New Age. 

Lo más gracioso es que él "no quiere la muerte de esa chica. Ni verdugo ni estúpido, no querría que me convirtiera de la noche a la mañana en una señora detrás de un cochecito. Necesita creer que soy tan libre como él", pero sus acciones contradicen esa idea. Es la disensión entre lo que una quiere y lo que una hace: hay principios que son bonitos como principios, pero llevarlos a la práctica es duro. Es como viajar a la India o a Escandinavia, qué bonitas las fotos luego, qué sopor estar allí: pero en tu mente, te gusta "haber estado". 

Este trozo es bestial, porque él, cuando llega de la batalla [de la oficina, no magnifiquemos], además pide explicaciones: "¿qué tiene en la rodilla, se ha caído? ¿Dónde estabas tú? Rendir cuentas todo el tiempo pero no en tono tiránico, suave, normal. Cuando por la noche coge en brazos al crío radiante, alimentado, lavado, con el pañal limpio para toda la noche, es como si hubiera vivido toda la jornada para llegar a esos diez minutos de la presentación al padre. Lo lanza por los aires, le hace cosquillas, lo cubre de besos. Los miraba a los dos, reía, regocijo cobarde. Horas de cuidarlo, de ocuparme de él, de renunciar a mí. Como la madre de él. De qué te quejas las madres solteras y las divorciadas no tienen hombre a quien hacer la ofrenda de sus sacrificios, cada noche". De nuevo, esta no ha sido mi vida, me digo, esto lo ha escrito una mujer de 83 años, me repito, pero entonces abro los ojos y me doy cuenta que muchas mujeres de mi edad o menor han vivido, están viviendo esto: "Cinco lobitos", la peli de Ruiz de Azúa, que ganó varios premios el año pasado. Así van las cosas.

Y las vacaciones, época de desconectar, otra pesadez: ella, "ocupando su sitio entre las mujeres sentadas en la arena, rodeadas por cubos y palas, mientras las chicas solas corren hacia las olas, y como los peores consuelos dejan de dar miedo al cabo de un momento, decirse que ya les llegará a ellas la hora, atadas a sus hijos mientras el marido boga en un velero todo el día". O en el coche "entretén al hijo, que yo estoy conduciendo", no ves que él está haciendo algo importante, mujer. Y acabar cayendo en los "complejos turísticos familiares": el otro día vi en IG uno en una de esas "influencers familiares" que me dio convulsiones tónico-clónicas. No tengo ninguna duda de que prefiero una semana trabajando que en un hotel "preparado para los niños" como ese. Malamadre, moi? Perdonen: he estado en Disneyland no una, DOS veces. Acepto sus disculpas.

La escritura que nos salva
Hacia el final, hay una especie de luz al final del túnel: el trabajo. Aunque nunca será "una profe disponible. Eso es cosa de los hombres y de las solteras". Qué pena, mujeres que terminan considerando que su trabajo vale menos, que su "sueldo es una ayuda", pero nada serio, un juego para que se entretengan. 

Pero la lucecita: comienza a escribir. "El crío duerme. Papel, bolígrafo. Cualquier cosa, diario, poema, novela. Miedo a que se despierte. No solo eso. No llego a creerme la realidad de que esté escribiendo, una especie de divertimento entre el aguacate con gambas y el paseo con el niño. La apariencia de la creación". La terapia que supone para los que escribimos tener "esa habitación propia mental" donde hacerlo. No hay nada igual.

Escribir con desgarro y sin florituras, escribir en presente. Leo en las notas de otra de sus novelas ("Passion simple", sobre un affair que tuvo pasados los años con un hombre casado), una alusión al tiempo verbal (curiosamente, algo similar hace un par de divagues con Updike): "Paso del pretérito imperfecto, el que era —¿pero hasta cuándo?—, al presente — ¿pero desde cuándo?— por falta de una solución mejor. Ya que no puedo dar cuenta de la transformación exacta de mi pasión por A., día a día, sino sólo detenerme en algunas imágenes, aislar algunas manifestaciones de una realidad cuya fecha de aparición —como sucede en historia general— no se puede definir con certeza". 

Escribir como sea, escribir porque no hay nada igual, escribir porque las cosas "Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido”.

"No pude terminar ese divague tampoco"


10 comentarios:

  1. Cierto, una se reconoce en muchas de estas cosas. Experiencias similares, aunque las edades y el país sean distintos.
    Y, por favor, haz cuanto antes el divague de Barbie: detesto esas muñecas y lo que las rodea, de modo que en principio la peli no me atrae. Pero ¿una Barbie feminista? ¿es eso posible?

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    1. Ay ELENA, no pensaba hacer divague de Barbie pero me iba a poner a escribir algo aquí y tantas ideas q igual me sale uno... :) watch this space!

      Resumidísimo: 1. a mí las persecuciones en coche me aburren, 2. del masaje de los speeches de un personaje y las mil referencias feministas una no se cansa nunca y 3. lo mejor, q con una de las frases finales ["sí, se puede!", le dicen a Barbie y "eso es un political statement"], en mi sala de cine la gente aplaudió... :)

      Besos

      di

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  2. Hola!!

    Yo leí La mujer helada en febrero y me dejó un poco fría, perdón por el juego de palabras. Me parece que todo lo de su infancia está mucho mejor contado en La vergüenza que si no has leído te recomiendo. De La mujer helada me gustó su narración del matrimonio y la tempraba maternidad, esa disociación en quien crees que eres y lo que haces y como, si te descuidas, acabas sin saber quién eres. Pero seguir siendo quien eres exige mucho esfuerzo.

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    1. Gracias MO, buscaré "La verguenza". Sobre su alienación en el grupo-madres, la comparto: a mí me resultó dificil encontrar a gente "de mi cuerda" en el mundo de las mummies de Mini (aparte de alguna excepción). Eran en su mayoría de las q felizmente se "sentaban en la arena con los ninios mientras q ellos practicaban deportes de agua" (esta es la metáfora q ella usa y me parece muy ilustrativa). Aún Mini me achaca q "no vamos de vacaciones con los padres de fulanita" (q se van a un hotel todo-incluido de Dubai-imagina cuánto en común tengo con esa gente). La gente afín la encuentras en otros contextos... pero nadie dijo q fuera fácil :)

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  3. Curiosamente, tengo al Greig de fondo y estoy notando que, desde que dejamos los mares egeicos, no hay divague donde no salte alguna discrepancia… debe ser la novela negra nórdica, que siempre tiene saltarinas chispas…

    La frase repetida de que “si no escribo no he vivido”, tiene un tufillo a edénica que ni te cagas, parece ser como si sufrir tu vida terrenal NO LLEGARA… necesitas algún tipo de paraíso, cristiano, islámico, budista… para llegar a ser realmente TÚ.

    Si lo enfocamos en modo cartesiano (sobre todo “el” que no “tiene alma”, solo cerebro) viene a decir que si no escribe no existes, cuando, en ese mismo modo cartesiano, solo existes si te piensas (es decir, si te “vives”... y otro te piensa a ti simultáneamente!!).. aunque luego no busques el Gouncourt, dejando en él tu visión del mundo que “has vivido” (o no, solo has pasado por él, ocupando la silla de una habitación “impropia”, donde aprendiste a vivir malamente una "mísera" parte de tu vida… pero que hará, eso sí, quedarte fijado en el frontispicio de algún nuevo Panteón de Ilustres Escritores…

    "- Sinceramente Ernaux, estamos en universos paralelos… supongo que por eso no rematé la única novela que cayó en mis manos, por culpa del club de lectura."

    Y ya me dejo en el teclado esas pullas a ligar con los poetas o los parafilósofos, o ligar guateques y Brassens, como si hubiera un mínimo de globalidad en hechos claramente puntuales (aunque social y literariamente significativos)…precisamente para "gouncourtistas" (incluso clandestinos), porque para hablar de las Teresa y los Pijoaparte me quedo con el amigo Marsé…en el fondo esta escritora, parece la típica anticomunista barata, que habla de la feria por lo que le pasó a ella o a una de sus amigas… en fin, generalizar no mola… es un modo de reduccionismo, que no lleva a ninguna salida creativa. Muy de la política actual española.

    Y también me dejo esa “comparativa" (según entendí) entre Barbie - Oppenheimer… donde los nabos y las nabizas se juntan en un mágico aquelarre… resultando muy curioso que exista un hilo conductor en todo esa visión del feminismo, que se desprende de tu Ernaux… lo dicho, coincide en parte con la visión, sobre el feminismo, de una autor (sic), que me dejó lo poco que leí de su libro (que ahora ni recuerdo el título).

    Menos mal que nos siguen quedando Portugal, Paris y el Egeo, aparte del NáN (lo poco que leí de él) y el Roth (algo más leído)… para seguir concomitando…

    Bicos bien embrassenados…

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    1. Ay no me hables del Egeo MV, q al dolor de no verlo se unen los incendios y estoy muy triste. Ya no sé más "si nos sigue quedando el Egeo". Eso sí, tengo una amiga a la q mandé a Mani y se ha atrevido a ir y me manda unas fotos.... Yo como ves en las fotos he tenido un poquito de Cantábrico en relámpago visita familiar...

      Diferimos en la interpretación de la frase de "si no lo he escrito, solo lo he vivido".. desde luego si la entendiera como tú sugieres no me gustaría.

      Lo de "anticomunista barata" te ha quedado casi como "neocomunista dior". La dualidad onda-corpúsculo digo barbie-oppenheimer viene por lo de "los temas de ellos son sesudos e importantes, los de ellas rosas e irrelevantes"

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  4. Leído y releído. No comento porque en mi ineptitud masculina :) igual no se me entiende pero me quito el sombrero ante esta maravilla.
    Abrazos
    vi

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    1. Jajaj Vi, tú tienes inmunidad de por vida aquí dado q eres el primer (y único) fan de Serial.

      Hoy he hablado con un amigo del mundo 2.0. y ha hecho la broma de spr: como los libros de Ernaux son breves, aquello de "me es más rápido leer el libro q tu entrada"... así q grache mile!

      Besitos

      di

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  5. ¿Cómo va lo del Serial?
    Gracias por este trabajado divague.

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    1. Gracias a ti ANDANDOS... El caso es q no es trabajado... recuerdas lo de "vísteme despacio q tengo prisa"? Pues es mucho más rápido escribir sin control que hacer algo conciso, sucinto, preciso, sintético, al grano.... pero "el camino del exceso" conducía a Blake a la sabiduría. A mí a la diversión.

      Serial va despacio, pero va...:)

      un abrazo

      di

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