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27 febrero 2011

Oscar parties en Londinium

La gente con vida propia en Londinium -vida propia es las antípodas del grupo con el que he pasado hoy el día en el Museo de Historia natural viendo marionetas y comiendo-va a tener esta noche una "fiesta de los Oscar". Vivo vicariamente este mundo de la gente cool a través de una amiga de treinta y pocos, soltera, en perpetua fiesta, que va a ir a lo Audrey Hepburn. Sí, Audrey es muy guapa, esto ya lo he dicho otras veces, pero no es mi tipo: la belleza no va sólo de la simetría de las facciones, tambien conlleva una actitud. Para mujeres con flequillo me quedo definitivamente con Uma en Pulp Fiction, o para mujeres en esto de la seducción me quedo con Anne Bancroft. Todo esto ya lo he divagado y lo hemos subdivagado.

Esta noche no voy a ninguna de esas fiestas, pero ayer tuvimos una paella que vinieron a cocinarnos nada menos que cuatro valencianos, en la cresta de la ola-casi con vida propia-y la cosa acabó con "porra de los óscar", menos glamuroso, admitámoslo pero (qué paella) dio para conversaciones tipo "ésta va a ganar,pero ésta quiero que gane".

Como esta noche entregan los premios, hay que viajar a Hollywood. Diré de antemano que no siento ningún respeto especial por el tema, y basta con volver la vista atrás para constatar que no siempre premian mínimamente lo que yo premiaría, pero aún así, tontamente, cada anio, cuando durante la ducha escucho los ganadores en la radio, doy un salito de alegría si es "el mío". Al fin y al cabo, son actores o pelis que te han hecho ser feliz un rato, y esa es una razón para dar saltos. Este anio, además, podré ganar la porra.

Cómo, y con quién iría yo de reportera divagante a Los Angeles? Cómo está claro: con un vestido de esos de tela bien dura, probablemente negro y que no fuese palabra de honor. En mi opinión, es un estilo que no favorece a nadie y soy más del marylinesco atado tras el cuello, espalda al aire y tirando a recto por abajo. Sobre la actriz principal, Annette Benning ha sido nominada por su papel de ginecóloga obsesiva y controladora en "The kids are allright", en lugar de Julianne Moore, que interpreta a su pareja, y que es un personaje más amable. Aparte del hecho de que me encantaría llevar su melena pelirroja por una noche, Moore me parece una actriz impecable, desde "Boogie nights" (Paul Thomas Anderson, 1997) hasta "Vidas cruzadas" (Robert Altman, 2003) pasando por "Las horas" (Stephen Daldry, 2002). Pero tampoco me importaría hacerle una entrevista a la determinación y fuerza callada de Jennifer Lawrence, de "Winter's Bone" (Debra Granik, 2010). Creo que se lo va a llevar Natalie Portman, que lo borda en "El cisne negro" (Darren Ararovski, 2010), y a la academia le gustan este tipo de papeles, donde hay que engordar 50 kilos, o perderlos, o hacer de enferma mental, o de sorda. La peli es una de género, un thriller dicen, del que mucha gente sale tocada, preguntándose si será lícito ir de nuevo al ballet (sigamos manteniendo esta dinámica tan destructiva).

Con quién iría del brazo a la ceremonia este anio es con uno que no está nominado, pero da igual: Vincent Cassell, que hace un papel bien de idiota en "El cisne negro". Pero este francés en las antípodas de los arquetipos clásicos de la belleza se quedó conmigo ya en pelis como "La Haine" (Mathieu Kassovitz, 1995) o "L'apartament" (Gilles Mimouni, 1996). DE nuevo hablamos de "actitud".De los nominados a actor principal, no me iría seguro con Colin Firth porque desde que lo vi en Bridget Jones con un jersey de reno, es imposible toda magia, ni con Bardem, porque a mí me gusta de macarra en "Jamón Jamón" no este intenso espiritista enfermo dándonos clases de metafísica, ni con Jeff Bridges que a saber lo que dice en ese inglés asmático y lleno de babas que le exige siempre el guión. Con los que seguro que me lo pasaba mejor era con los dos protas de "La red social" (Fincher, 2010), uno nominado (Einsenberg), el otro no (Garfield). Todo proyección mía, pero tienen pinta de echarse unas risas.

Y a quién te llevas para que te dé pistas de cómo escribir bien un blog (guión adaptado)? Me quedo con Aaron Sorkin, el guionista de "La red social", al que escuché una estrevista y me pareció casi tan cool como dicen que es Bridges, pero entendiéndole. Dicen que es una gran guionista de series, que no he visto ("The west wing"). O con Lisa Cholodenko, (guión original) por escribir un guión divertido de una pareja gay que sufre de los mismo problemas que una pareja heterosexual, con humor y sin intensidades bobas (o desnudos innecesarios), y no miro a nadie.

Y, por supuesto, si tuviera que entrevistar al director de un documental, sin ninguna duda este sería
Banksy, el grafitero misterioso del que divagamos hace un par de meses, aunque tengo muchas ganas de ver "Inside job" (Charles Ferguson, 2010), para, por enésima vez, ver desde otro ángulo lo que pasó en el mundo en 2008 y corroborar que los que lo provocaron siguen en sus casas por piscinas, y los que han perdido sus casas, son los de siempre, y esta vez alguno más. Vale, es fácil, pero a todos nos gusta de vez en cuando reforzarnos en nuestras pequenias verdades.

Para aprender a dirigir, me sentaría bien cerca de David Fincher ("La red social"), que es un director al que, como ya expliqué con Danny Boyle el otro día, le iría a ver todo. Sus visuales me dejan siempre admirada, y es que resulta que el cine no es teatro. "El discurso del rey", peli que me gustó muchísimo y con la que emocioné por lo que tiene de superación y de temas universales, no pienso que sea tan creativa en el plano del trabajo del director como la de Fincher: podría ser teatro. Está claro que la edad media de los que votan en la academia es 57 anios, y "La red social" no es una peli para ellos. Pero... yo saltaré maniana si le dan la dirección.

Y por último, y de nuevo, no creo que vaya a pasar, le daría la mejor película a Christopher Nolan por "Inception". Este es mi lado sentimental, porque le querría dar las gracias a Nolan (aparte de por Memento, Insonmia, etc), por hacer una de las primeras pelis de acción que me ha mantenido alerta, pensando y sin bostezar. Y también por atreverse a seguir su suenio, contracorriente: "Inception" fue una idea suya en la que nadie tenía fe, y se la dejó hacer la Warner tras haberles hecho ganar trillones con pelis tipo "The dark knight". Fue toda una sopresa que funcionase tan bien, y que la gente saliera del cine con ganas de hablar y debatir. Una apuesta mucho más arriesgada que la de Hooper y por ello, mi óscar va para él...

Estos son mis "pide tus deseos", pero en la porra con los valencianos he sido mercenaria. Que nos jugamos quién hace la siguiente paella, y con las cosas de comer, no se juega.

25 febrero 2011

Mi suerte en sorteos, tómbolas y demás concursos menores

Cuando una es peque y gana un premio por ese algo que haces especialmente bien y el mundo decide reforzar, para que lo hagas más, es la pera. Cuando eres mayor, esa etapa en la que el mundo premia mucho menos así oficialmente, es la repera; de repente bajas todos los escalones hacia la infancia y esperas que tus padres se sientan orgullosos exactamente igual que en aquel concurso de dibujo del cole. Ver a nuestros padres felices por nuestros pequeños logros sigue siendo de lo mejor de la vida, aunque ahora estemos tan centrados en los logros de nuestros propios hijos.



Pero no estaba por De profundis hoy, sino más bien para divagar sobre los premios inmerecidos que me han tocado en mi vida, y que viene por un subdivague con No, a la que le gustaba dispara en las ferias para llevarse a casa botellines de ginebra. Cómo está el percal: botellines de ginebra. Y ayer le contaba a No que mi carrera ganadora de tonterías comenzó precisamente en unas de esas ferias que hablabamos ayer, cuando compramos unos boletos con mis amigas. El premio base era el perrito piloto, pero a mí me tocó algo mejor: una bici infantil. Como ya lo de infantil, no, las alternativas eran un teléfono supletorio o una cafetera así como de peli yanki. Un analista sacaría sus propias conclusiones de porqué no me gusta el café, pero el caso es que la cafetera ha dado horas y horas de diversión y cafeína a los miembros de mi familia a los que sí les gusta el café. Ni que decir tiene que aparecí en casa con el supletorio telefónico y mis padres cosideraron que no era buena idea llevar la línea hasta la habitación de su hija adolescente. Una infancia dura la mía, ahora se pueden empezar a sacar conclusiones de este (di?)vlog.





Total que ese evento no sirvió para mucho aparte de para cimentar el mito urbano en la mente de mis amigas (y por extensión en la mía) que yo era una persona "con suerte". Este convencimiento no me movió a iniciar una carrera como tahúr, de hecho, siempre me han aburrido inmensamente los juegos de cartas (hobbie sin el que estás perdido en un lugar como Vetustilla de la Torre, pueblaco inmundo donde leí mucho mientras el mundo tiraba cartas a un tapete verde). Tampoco me movió a participar en primitivas, lotería de Navidad, quinielas y esas cosas. Muy pocas veces he hecho este tipo de historias y siempre ha sido en grupo: la lotería es un impuesto de los que no saben matemáticas. No que yo sepa mucho de mates, pero para eso me da.






En lo que sí he participado es en concursetes menores, por ejemplo en esos que organiza un periódico en el que hacen una pregunta y ganas un libro, un DVD, ese tipo de cosas. Así es como algún libro de cocina (que ironía) ha acabado en mi estantería. Pero e
n primavera del 2004, algo más divagable ocurrió. Algo que puede seguir cimentando mi fama de sortuda, o más bien destrozarla para siempre jamás. Estrenaban "Lost in translation", la peli de Sophia Coppola (me encanta) y el suplemento de cine hacía un concurso, con una pregunta de la peli. Puse un email rápido desde una cuenta de correo que no solía mirar frecuentemente (la destinada a publi) y... gané el premio. Que esta vez no era un libro sobre "Cocine fácil el Okonomiyaki".



La vida, frenética como es, quien se acuerda que ha mandado un email al periódico, en fin, suena a justificación, es al historia que me estuve repitiendo unos días, pero básicamente el buen día que abro el correo aquel, me encuentro tres mensajes:


1. "Enhorabuena Di! De entre 8000 participantes, has ganado un vuelo a Tokio!".


Eh? A ver, tiene que haber un error.


2. Y el segundo: "Di, si no contestas mañana, le tendremos que dar el vuelo a Tokio a la segunda persona".


Arghhh, cuándo es la fecha de este FUCKING EMAIL?????


3. Y el tercero: "Lo sentimos (peazo idiota), el premio ha ido a la (odiosa) segunda persona"


Recuerdo salir de mi oficina y decirle al primero que pasó por el pasillo: "Sabes? HE GANADO UN VIAJE A TOKIO.... y lo he perdido...!


Y él: Cómo??? Pues sí, cómo.





Inasequible al desaliento, cuando pasaba por la página de cine y había concurso seguía participando. Me daba igual la peli, en plan mercenario. Cuando estrenaron "Karl Lagerdfeld Confidential", peli que nunca habría visto de motu proprio, contesté a un par de obviedades y entonces sí, puse el correo que miro frecuentemente (cómo aprendo). Y a los días: "Enhorabuena Di. Te han tocado dos noches en el hotelazo boutique de los mil pares de que decoró Karl Lagerfeld en Berlín para celebrar su peli". Increíble, yupiiiiii, yo saltando embarazadíma, y ellos supercomprensivos: sí, no problemo, podíamos esperar hasta Agosto, cuando Mini tuviera 3 meses, y sí, los vuelos estaban incluídos, y sí, también me mandaban la peli, un CD y unos libros enormes del tal Lagerdfeld que tiene una pedrada de las de tratar. Y lo mejor: Berlín, que nos encanta y como ya habíamos estado una semana, ya no teníamos realmente el "deber" de turistear sino de chapotear en el hotel, disfrutar del spa, sus desayunos y usar este sitio como piloto para lo que iba a ser viajar con Mini a partir de entonces...
Ah,pero esto es otra serie, la de "Viajando con baby". Y de qué divagaba yo hoy?




Estas son algunas de mis suertes inmerecidas, pero ninguna como la de lo que encontré en la Plaza de María de la O.

23 febrero 2011

Feriados británicos o el Tractatus melanchollicus

Desde adolescente me encantan las ferias (en Vetusta Sub Y las llaman "las barracas"). Cuando llegaban las fiestas de La Gran Vetusta íbamos con mis amigas a subir en todo lo que te pusiera boca abajo. La música solía ser siempre atronadora, canciones del verano anterior: era aquel el lugar donde podías refugiarte pensando que no era cierto, que el curso no había comenzado. De todas las atracciones posibles, mi favorita siempre ha sido la montaña rusa. No necesariamente con muchos bucles, porque en mi experiencia, cuando llevas un par ya no controlas donde estás, es todo confusión e intentar recomponer el estómago antes del baño más próximo. Pero una buena bajada, seguida de vueltas y pequeña subida con ese ruido tan particular tra-tra-tra... ah, me encanta.

Al llegar al Reino Unido descubrí un mundo totalmente distinto en esto del vértigo (guau). Al principio vivíamos en una ciudad pequeña del norte que tenía un "resort" de vacaciones a las afueras. Era el lugar más triste y terrorífico del mundo: payasos de plástico señalando algodones de azúcar, cielo gris, el ruido de un anuncio de helados metálico y corrosivo de fondo, y unas "atracciones" que se podían llamar "repelenciones". Un sad affair, que se diría. Cómo olvidar el titular del periódico local un día: "Cada verano más británicos abandonan el Caribe por Cleethorpes." No, no era broma, o se lo creían o les habían untado bien para la promo. Parece que hay sitios mejores, pero yo no he estado en "Alton Towers". Mi top es Blackpool del que solo recuerdo una montaña rusa en la que subí mil veces que era como el bobsleigh.

Toda esta intro para contar que el fin de semana pasado, como es la semana de vacaciones escolares de invierno, pusieron una feria en el parque de delante de casa. Sábado, cielo gris, muy plomizo, lluvia calabobos: casi Cleethorpes.

La primera en la frente: los menores de 3 años no pagan, y la señora de las entradas dice que Mini no tiene dos años, ni-de-coña: "tiene por lo menos cuatro". Le decimos que sí, que toda la blogosfera sabe que el próximo 1 de Mayo celebraremos su tercero y la tipa: "estáis seguros?". A punto de irnos, Mini ya estaba en el percentil 99 en la ecografía de las 12 semanas, señora.

Pasamos al recinto y no hay ni dios, disculpen mi francés. El Joven Artista Local, al ver las fotos lo ha calificado como "La fortaleza de la soledad" (cuánto daño han hecho los cómics o el maldito Señor de los anillos, o yo que sé para tener ese imaginario). Damos una vuelta, y, olvidaba la bruja de la entrada, se me va rompiendo el corazón: hombres -todos del este- con sus chalecos reflectantes, que regentan cada una de las "rides", con la mirada perdida, tal vez soñando con el siguiente plato de Schabowe. Estaremos 10 personas en todo el recinto. Si Mini no quiere montar, la tendremos que obligar.

Total que claro, mi hija, no querer, en qué mundo vivo. Se lanza a unos avioncitos de esos que giran, directamente al "pink pink!!!". El Peda y yo nos miramos con resignación. La subimos y miro al del reflectante (lo único que brilla esa tarde) que está ya con una mano en la palanca del motor. Pero, qué, no hay que esperar a más niños? Empiezo a calcular si dos libras cubre la energía que gasta ese ride. Me dan ganas de abrazar al hombre (si llevara gafas de sol, y pudiera entonces acercarme, lo hubiera hecho). Los avioncitos van girando y nosotros venga a saludar a Mini cada vez que pasa por nuestro lado. Entonces viene otro chaleco reflectante muy preocupado y nos dice: "que apriete, que apriete!" Claro, hay un botón en cada avioncito que es la esencia misma del susodicho: al presionar, sube. Pero como no hay más niños, Mini no ve ninguno elevarse y sigue allí abajo. Cuando pasa la instruimos para que le de al botón... se va... vuelve... dale al botón!!!... se va... le da al volante... vuelve...al botón!... por fin le da al botón, pero no lo mantiene presionado (insisto, tiene dos años, aunque los reflectantes ya se miran entre ellos como diciendo tiene 5 y es boba) y hacen "blomp", y otra vez... y nuevo "blomp". Más que un avión, es el auto de papá nos iremos a pasear, zona de baches. Empieza a ver que no es lo suyo y al pasar nos dice "ya vale!" y nosotros, sádicos, "pero deja el dedo en el botón" y ella "Bajarrrr!". Por fin el rumano reflectante se apiada y termina la, ehem, diversión.

Las siguientes dos rides de interés son en un carrusel donde puede elegir si subirse en una carroza de cenicienta, en una moto de policía, en un coche de bomberos, en una vespa del color innombrable que pone "Barbie", en un bus londinense de dos pisos que pone "Paddington" y suma y sigue. Como mis padres dicen que en el carrusel de Vetusta se cambiaba de medio de transporte en marcha, decidimos meterla de conductora del bus de dos pisos. Con la confusión del momento y las prisas (si, sí, hay otra niña, una india en un unicornio!) se la logramos meter doblada y la insertamos en esa pequeña cárcel rodante. Ahí que da sus vueltas, pero cuando termina, siempre más espabilada que sus padres, ya se ha salido y ha logrado encontrar la moto de Barbie, donde se sienta, aprieta el botón (este sí, sin que te digamos nada) y la moto hace "brumm bruumm I'm a Barbie girl, in a Barbie World...etc". El Peda y yo nos miramos desolados: qué hemos hecho nosotros para merecer esto? Y vuelta el carrusel, y Mini por fin y verdaderamente a sus anchas, ama de la pista. En la Barbiemoto.

Bajarla nos cuesta un trabajo, sobre todo porque: que más hay para ofrecerle? La atracción que consiste en una tetera en el centro y alrededor el juego completo de tacitas de té con niños-si los hubiera- que giran? (Nota: me encanta este ride tan propiamente british, la primera vez que la vi, en el norte, me robó el corazón). O tal vez el trenecito que da vueltas para ver desde cada uno de sus ángulos el paisaje desolador?

El domingo fue otra cosa, pero como esto me empieza a no quedar sucinto, lo dejo. En una línea (una de esas cosas que a mí me ilusionan): subí con Mini a un caballito (proper caballito, muy alto) en el carrusel que hay debajo del London Eye, y de fondo tenía Westminster, y el Big Ben, y todo fue muy potito, Mini et moi cabalgando cual amazonas de la City-like-no-other, incluso teniendo al lado a mi amiga griega (e hija) que habla sin parar y al Peda haciendo un vídeo (y neglectando el carrito de la griega) desde abajo. Mini, eres lo Máximo!

21 febrero 2011

Impresionable

Soy bastante impresionable, pero en una época de mi vida decidí obviarlo: no podía pasarme a mí. El otro día vi la última peli de Danny Boyle, "127 horas", y estuve un rato sin mirar. En el pasado, me habría obligado a no pestañear. Dicen que la gente que sigue mi anterior técnica se desmaya en las salas de cine, o que hacen "hummmmmmmm" durante el rato duro. Luego están los adolescentes hormonales ávidos de sangre. Se preguntarán porqué voy a ver una peli en la que todas las críticas ya revelan que hay trozos "mareables" y la respuesta es porque, de momento, iré a ver todo lo que haga Boyle (que ha dirigido pelis tan visuales como "Slumdog millionaire", "Trainspotting", "28 days later", "The beach"). Su fotografía me impresiona, es increíblemente vitalista, colorista y optimista. Muy contrastada, es imposible no salir con imágenes del cielo abierto en canal por estelas de aviones, o del azul de cierta poza subterránea (me he enamorado de esa escena). Incluso en un tema como éste logra con la cámara dar mil puntos de vista, por ejemplo, desde dentro de la botella de agua que de la que bebe el prota, un James Franco medio alucinado (creo que muy bien interpretado) durante gran parte de la peli. Esta canción de Plastic Bertrand (Ca Plane Pour Moi) tal vez pueda dar una mínima idea de lo "exhilarating" de una cinta cuyo planteamiento inicial es todo menos eso...  

 Pero hoy no venía yo a divagar de cine, oigan, que yo he venido a divagar de mi pasado oscuro en el que sentía que tenía que mirar. Ni me planteaba que no me gustaba, simplemente era parte del "gran esquema de cosas". Cuando por fin me admití que no era lo mío, era demasiado tarde. Hace mucho tiempo, en una rancia institución (o institución rancia?) de un país muy lejano, la pobre Di postadolescente tenía que pasar una hora al día, junto con otros 4 o 5 compañeros, alrededor de un muerto. Allí, en la institución, se le llamaba "cadáver", palabra que siempre me ha dado pánico (algo así como "ataúd", tal vez por su acentuación), y es que creo que toda la parafernalia de la muerte me da más miedo que la propia dama de la guadaña. Por mor de la sucintez. llamemos a la institución, a partir de aquí "La Rancia" y al cadáver, "el muerto".

No me gustaba La rancia (esto lo averigué más tarde) y no me gustaban las sesiones en el subterráneo con el muerto. El último olía, ya desde la primera sesión, a salami del fuerte; la primera, a papel amarillento y a humedad. Me aseguraban que el culpable de lo primero era el formol, pero sinceramente, nunca más pude comer salami mientras hacíamos disección, la friolera de dos años. Había gente que lo llevaba mejor: se apoyaban sobre el esternón del objeto de estudio para ver mejor la víscera de turno. A mí su frialdad siempre me dejó todo menos fría, e intentaba toquetearlo lo menos posible. Cuando no había otro remedio, metamos el dedo por el conducto inguinal para aprender bien las fascias... oh dear, era una textura desagradablemente untuosa, y repito, fría. Un día nos juntamos un grupo para hacer un repaso antes del exámen, sin profesores. Nos abrió la sala el macarra de bedel que organizaba esta agradable sala. Era por la tarde, no quedaba casi nadie en la sala, digna de aquella peli de serie B con Michael Douglas, "Coma". Las cajas metálicas estaban a los lados, en el centro mesas tambien metálicas con los “velorcios” (una especie de atlas anatómicos creados por un antiguo catedrático) y lavaderos, delantales de plástico y demas atrezzo de peli de horror. Intentamos sonsacarle cosas al macarra, puro morbo juvenil: que cuanto tiempo llevaba allí, que si le gustaba su trabajo, y por fin detalles escabrosos sobre el principio de los finados en La Rancia: como llegaron aquí, y demas detalles que ahorro. El tipo se creció, y además de contarnos historias para no dormir, decidio ilustrarlo con una mise-en-scene como pocas: nos pasó a la sala sin ventanas donde no teníamos nunca acceso (ahora aqui va música tipo "Psicosis"). Amenábar se habría puesto las botas allí haciendo una peli de terror: hasta yo habría conseguido meter miedo a futuros espectadores con un súper-8: frascos de cristal con embriones, en distintos estados de gestación, horribles. Nunca nos los enseñaron cuando estudiábamos embriología, por razones obvias. Luego la usual parafernalia de una sala de anatomía (o museo de los horrores, como se prefiera): cráneos, osamentas y vísceras en más frascos, o reproducciones de plástico. Esto ya no me impresionaba porque yo tenía mi propia calavera, que un exnovio había sacado del cementerio de Belchite, para estudiar los pares craneales. Les metías un alambre por los agujeritos de la base craneal, a ver donde salían. Esto no era morbo, sino una actividad pedagógica. Siempre pensé que mi calavera era de algún inglés que vino a luchar en la Guerra Civil con las Brigadas Internacionales, porque tenían un empaste. Wishful thinking. El macarra se lo estaba pasando pipa viéndonos a todas “uh” “ah”, chavales de 18 años haciendo el bobo una tarde de tormenta. Entonces nos habló de “la cámara”. Nos podía enseñar más cosas, pero teníamos que pasar a “la cámara”, que era una puerta como de las carnicerías. Y nosotros venga a reír, y uno a uno nos metimos en la cámara, que estaba vacía, y él hizo amago de cerrarla, y mucho jaleo, y menos mal que no quedaba ya a esa hora nadie con dos dedos de frente en toda la facultad. Mis desventuras anatómicas no fueron suficientes para desanimarme con mis estudios. Mientras tanto, me obligaba a seguir metiendo alambres por cráneos ajenos, a quitar puntos de sutura a quien pasase por allí, o hacer cualquier tipo de cura a miembros de mi familia. Y todo iba relativamentes bien, porque, aparte del muerto, todos aquellos años transcurrieron memorizando listas y mirando por microscopios –tan pobre era la univetusta- monoculares.

Pero, ay, los años van pasando, dejas de usar Clearasil, y allá por cuarto se empiezan a complicar las cosas…

***Nota: Continuará si hay algún divagante hormonal ahi afuera al que le siga gustado MIRAR***

19 febrero 2011

Cómo (de desacertadamente, opino) nos han visto ellos en la literatura

Ana Ozores, como sus paralelas decimonónicas europeas, ha sido concebida y descrita, hasta la extenuación, por un hombre de 33 años. Las mujeres tenemos reacciones muy claras ante estos personajes, y en pocos casos es indiferencia. Ana exaspera, y le darías dos tortas, o bien te saca el ramalazo madre/hermana mayor, y la quieres proteger. Emma Bovary, se hace, para la gran mayoría, odiosa: manipuladora, caprichosa, egocéntrica. Trastorno límite de la personalidad: acortando la historia, no es la amiga con la que te quieres ir a tomar un café. De lo que me provocó la Karenina, el Alhzeimer paso al frente, no lo  recuerdo tan vivamente (bonito eufemismo): sé que no fue positivo, pero tampoco tengo una memoria virulenta como de la otra. Lo mismo me pasa con Isabel Archer, la prota del "Retrato de una dama" de Henry James. Pero... qué tienen en común todas estas mujeres?

Exacto: que son protagonistas (casi) absolutas de libros de varios cientos de páginas todos ellos escritos por hombres. Y tal vez esa sea la cuestión, porque si piensas en Dorothea de "Middlemarch" o Jane en "Jane Eyre", por ejemplo, ambas novelas de época, ambas personajes con lo que, con distancia, yo me podría identificar... amabas personajes descritos por mujeres.

Y me he lanzado a escribir estas líneas mientras Genoveva, la protagonista del libro que estoy terminando, "La tejedora de coronas" se lanza una vez más en los brazos de otra mujer en busca de sexo, o lo que sea. Genoveva se supone es una ilustrada de la época, astrónoma y atea, apasionada del arte y la cultura. Hasta ahí, todo bien. Pero es cuando Germán Espinosa habla de sexo desde la primera persona de Genoveva cuando me da la torta el escritor. Y no porque me moleste que se hable de sexo en la literatura, al fin y al cabo, poco reflejo de la realidades es ocultarlo. Pero con Espinosa me está ocurriendo que, cuando hay sexo, parece que le veo salir, con el megáfono de director, a llevar mal a la pantalla una escena íntima.   Esto me recuerda la escena erótica de una peli titulada "Red Road" (Andrea Arnold, 2006), muy muy recomendable. De verdad que se nota que la que esta detrás del megáfono es una mujer.

18 febrero 2011

Viajando con baby: descartando China, entra Andalucía-oeste

Creo que algunos de los que no me veían con ninio era porque lo suponían incompatible con viajar. Tanto es así, que casi me lo lograron vender: la mayor parte de los amigos con hijos que me rodeaba hacían el tipo de "viaje familiar" que me causa convulsiones sólo de pensarlo. Con el tiempo,  me di cuenta que toda esta gente ya hacía vacaciones así antes de niños, y momentaneamente me tranquilicé.

El primer impacto viajeril de la llegada de Mini a nuestra vida fue el del viaje a China. Como ya he explicado otras veces, nuestra pasión por los trenes nos llevó a prácticamente casi tener comprados los billetes del Transiberiano para hacerlo hacia finales de Septiembre, de Pekín a Shangai, y hop, vuelta desde Hong-Kong. Pero el 31 de Agosto-cumple de mi madre-del 2007, al test aquel le salió una cruz azul, y China fue un "hasta luego".

La primera parte de mi embarazo, como le suele pasar a mucha gente, fue todo menos divertida. La famosa "naúsea matinal" pasó a ser "naúsea continua" (sin vómitos, que una es muy limpia). Con ese estado de cosas, las vacaciones tenían que ser en un sitio "seguro". Y qué sitio hay más seguro que la península? (piensan nuestros padres).

Volamos a Cádiz en Noviembre (no exactamente el "lugar seguro" que piensan nuestros padres), y nos quedamos colgados de los azules, los blancos, las enormes playas desiertas y, que original, la luz. Hicimos toda la costa hasta Tarifa, que para mí siempre sera equivalente a cebolletas y pepinillos en vinagre. En castellano se le llama "antojo", pero la palabra inglesa "craving" es más acertada, porque no está tan específicamente asociada al embarazo. Cuando tienes un "craving" simplemente estás en síndrome de abstinencia de azúcar, chocolate, morcilla, lo que quieras. El cuerpo es muy sabio y parece que cuando te pide salado es que necesita sodio. Pues bien, yo estaba loca por las vinagretas, y las buscábamos infatigablemente, como si se acabara el mundo. Hasta que en Tarifa pasamos por un mercado ambulante en el que vendían desde chaquetas de chándal de táctel hasta utensilios de cocina, pasando por ese glorioso tenderete de olivas (el Peda las llama "aceitunas", que a mí me suena muy finolis), guindillas y todo tipo de asuntos en vinagre. Aj, lo recuerdo y comienzo a insalivar, es mi campanilla pauloviana.

En Tarifa también compramos la primera pieza de ropa para Mini, de la que aún no conocíamos el sexo, y que en aquella época se llamaba "Pakito". Fue en una tienda de kukuxumuxu (ya se sabe, Tarifa es surfera) y es una camiseta rosa con unos dibujitos y, por supuesto "Tarifa". Mini, no te sientas presionada con esto a ser surfista: no tienes elección.

Fuimos a comer las bolsas de banderillas, pepinos, y cebolletas, respectivamente, a la playa y, vetustianos, tenemos mucho que aprender en esto del viento.  Pobre cierzo, queda en un pobre aspirante a estrella invitada en comparación con lo que corre por allí. Degustamos las "cebolleta a la arena", que tal vez pueda parecer solo relativamente apetecible, pero según me contaron en el "Fat duck" (uno de esos restaurantes con muchos michelines aquí) dan un plato cuya textura es como la arena. Somos pioneros en la nouvelle cuisine (y no solo por las legendarias "lentejas a la piña" del Peda, admiradas por los más exigentes paladares).

El viaje siguió por la ruta de los pueblos blancos. Si abro la página de picassa donde tengo colgadas las fotos, me emociono. Dormíamos, como siempre, sin reservar, en el lugar donde caíamos al atardecer: un antiguo convento bajo los arcos, una casa rural regentada por un inglés, un hotel en la plaza mayor... Recuerdo marearme mucho en el coche por aquellas carreteruchas, recuerdo ver Africa desde un mirador, impresionante, recuerdo mi tripa que se quería empezar a notar, recuerdo que la siguiente fijación alimentaria fue en Ubrique, lasaña.

Volamos a Londinium desde Sevilla, que ya conocía, pero que siempre merece la  pena. Esta vez, Sevilla fue la paella. Es terrible, ya somos como ingleses: vamos Espania y exigimos el plato típico (cómo me gustaría saber hacerla, bueno, seamos realistas, saber hacer cualquier cosa). En el avión seguro que nos felicitamos por haber pasado aquella prueba: hemos logrado hacer un viaje, de los nuestros, sin reservar ningún hotel con antelación, sin planear demasiado, y solos, embarazados. Luego vendría navidades, que es fácil:  ir a casa (por fin, un lugar seguro!-dicen padres). Pero... que pasaría tras Mayo del 2008? Podríamos seguir viajando sin hotel, sin plan, sin conocimiento?

Próxima entrega: ~~Viajando con baby: Espania y Berlín.



16 febrero 2011

Di pre-Mini, Di oxitoxicada

Más de dos me dijeron, antes de tener a Mini "que no me pegaba tener hijos". De hecho, yo misma no me veía empujando ningún carrito. Yo era un ser-sigo siendo-interesada en mundos que poco tenían que ver con las tertulias de madres en los parques, los purés y el rollo infantil. No era de las que veían a un bebé y se derretían, y la mayoría de los críos a mi alrededor me parecían un tostón. Hasta que apareció ella.


Me he puesto a divagar sobre el estado de euforia más allá de todo lo razonable que viví cuando nació Mini tras el de Diva de ayer (me asomo a la ventana, eres la Diva de ayerrr) y los comentarios que siguieron sobre "la efervescencia en el amor". Aj, quien lo probó, lo sabe, como vengo diciendo. Pero éste de la oxitocina (oxitontina, Nan dixit), es un estado que de alguna manera sigue: a menudo la miro y casi he de pellizcarme para bajarme de la nuba de mi buena suerte. No puedo creerme que esa hija sea la mía, que me hayan tocado todas las varitas para que ese ser con esos ojos redondos y esa manera de hablar tan graciosa me diga cosas tan absolutamente hipnotizantes como "ya vale" o "un poquito" o "se vaaa", cuando ve un tren. Es puro enamoramiento, "ya vale" parece lo más apropiado de decir cuando no quieres más, pero me sigue pareciendo, en su boca, genial.


Puedo parecer, por lo escrito, una madre boba que va a malcriar a su hija. Pero, divagantes, esto no es nada en comparación con la cara de cordero degollado que se me puso cuando el Peda me dejó a Mini en un ladito de mi cama. Ya dicen los expertos que esos días postparto son una montania rusa de emociones: los estrógenos tan altos que mantenían el estado de ánimo más o menos arriba caen en picado a sus niveles anteriores, y de ahí el "maternity blues". En mis clases de preparación al parto, la matrona sacó una caja de panuelos y la puso en el centro de la habitación con un "los vais a necesitar". Ja, no me pasará a mí.


Era de noche, todo estaba oscuro y tranquilo, y puedo decir con confianza, sin saber cuantos anios me quedan por vivir (y espero sean muchos) que el momento mas mágico de mi vida ya lo he vivido. Era mi segunda noche con Mini, estábamos solas en el hospital (ya he explicado que en el UK no dejan que se quede el padre, la suegra, ni los ninios cantores del tirol a hacerte compania por la noche), mirando las casas del Parlamento, iluminadas. Mini y yo abrazadas, su cabecita pegada a mis mejillas, sus manotas enormes entre mis dedos, y ese olor que saca de cada uno el reptil que lleva dentro, lo más ancestral. En ese momento, un travelling de esos en los que la cámara gira alrededor de los dos protagonistas, cada vez más rápido, y sube, y nosotras el centro del universo y yo llorando como no he llorado en mi vida, con una alegría tan exhilarante, que debió ser enfermiza, bajo los efectos de alguna droga de ls más fuertes: las mías.




Mini, que algún día leerá esto, no se podra hacer ni mínimamente a la idea de lo que ese ratito, o sus primeros anios de vida, supusieron (están suponiendo) para mí. Aunque se lo intente contar, cada dos noches en este blog.

Divagando en verde

Debido a causas ajenas a nuestra voluntad, hemos tenido que renovar la imagen de nuestro blog (ahora ya no parece un blog de nivel). Lamentamos el susto incial pero mayor fue el nuestro cuando vimos que la CIA al completo nos había invadido. Sí, sí, lo sabemos, todavía no está todo operativo. Nos falta pulir y ordenar un poco el chiringuito. La mudanza ya está hecha. Tened paciencia que con el tiempo y una caña, todo se andará. Mientras tanto, ya sabéis, a resinarse tocan!

Si hasta los árboles se resinan...


15 febrero 2011

San Valentín por etapas

Cuando una lleva con su pareja media vida es fácil haber vivido distintos días de San Valentín:

Tierno: "No sé si me regalará nada mañana, no creo que le guste.. o quizá sí.... Ya veremos" - pensaba una Diva adolescente. Por supuesto que era que sí y te caía un regalo porque había que demostrar amor. Generalmente y dado lo tiernecitos que éramos, podía ser un peluche, una colonia, o un bolso de abuela (sí, sí, Consuerte tenía corazón pero un gusto muy peculiar, queselevacer). Tus amigas decían: ¡Jooooo... que mono.....! y tu suspirabas entre querubines. Qué jóvenes éramos.

Efervescente: Consuerte ya era parte de mi vida, íbamos en serio, pero no sabía si era o no era el definitivo. ¿Pero bueno.. quién lo sabe? Vivíamos el amor en la distancia, de ahí lo de la efervescencia. Yo vivía con otras chicas y a todas las que teníamos novio nos llegaba algo por San Valentín. Generalmente flores. Se lo poníamos fácil a los Consuertes de turno que después nos llamaban desde la cabina y nos susurraban cosas bonitas y nos echábamos de menos.

Romántico: Lo nuestro se había consolidado como definitivo. El día de San Valentín si coincidía en fin de semana salíamos a cenar los dos. Si era día laboral, siempre nos llamábamos y nos recordábamos lo que nos queríamos. Nos decíamos cosas bonitas. Los regalos eran algo secundario, no nos hacían falta. 

¿San qué?: Consuerte y yo tenemos una vida en común y compartimos obligaciones financieras, proyectos, familia, pollitos... Llega el 14 de febrero y oyes por la radio la musiquita "hoy es el día de los enamorados..." Ni siquiera me había acordado. Llamaré despues a Consuerte y le desearé feliz día. A fin de cuentas San Valentín es un invento del Corte Inglés para vender algo en febrero.

Seguramente nos queden otras tantas etapas por vivir. Los hay que no han pasado nunca por estas etapas o que se han saltado directamente alguna. También los hay que se estancan en una de ellas, en un bucle sin fín. Otros repiten etapas varias veces en su vida y a los 50 esperan con ilusión que llegue San Valentín. Todo es posible.

Llegan Consuerte y pollitos. Me traen una rosa. Consuerte siempre ha sido muy detallista.

- ¡¡¡Y vale SEIS EUROS mamá!!!!!! - dice Rey que ha aprendido a jugar al monopoly y ya empieza a tener conciencia de lo que es el precio de las cosas -  ¡¡Un pastón mamá!! Al parecer le ha discutido el precio hasta al de la floristería. Consuerte todavía se ríe.

- Toma mamá. Lo he hecho para vosotros - Nina me da un papelito que ha hecho en inglés.

Rey y Nina todavía no saben que hay cosas que no tienen precio.




14 febrero 2011

L'amour a lo clásico

Con esto de llevar ya un año de amor (digo, de divlog), una empieza a preguntarse qué escribió hace exactamente doce meses sobre estas fechas. Y hacia mediados de Febrero, cuando todos los supermercados hablan de LOVE, no es dificil imaginar sobre qué estaba divagando.




De todas maneras, le doy al historial y, masoquísticamente, me leo la entrada. La llamé "
Besos envenenados", le colgué unas cuantas canciones, a Lope-de-Vega-esto-es-amor-quien-lo-probó-lo-sabe, y hablé de la manera que más vende (o tal vez sea yo sola?) del amor: pasión, veneno, pócima, descontrol (después de todo, quién se va al cine o se lee un libro de una pareja sentada en el sofá viendo la tele?). Está mal autocitarse, pero lo que buscamos es Cyranos que trepan muros, gente en blanco y negro con sombrero que no cogen aquel avión en el aeropuerto de Casablanca, besos bajo la lluvia con Moonriver de fondo o carreras desesperadas del uno al otro como Lemon/Maclaine al salir del apartamento.

Así que hoy, sabiendo que aquel divague ya está hecho, busco algo diferente, me pongo la túnica y trato de encontrar "El banquete" de Platón, que leí hace un montón de años. No lo encuentro. Me enfado con mis estanterías, escaneo en mi cabeza las de las Vetustas, igual está allí. Desempolvo las carpetas amarillas del explorer, y aquí aparecen unas notas que copié al terminarlo. Que hablan por sí mismas...
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Eros es acompañante y servidor de Afrodita, porque fue engendrado en su fiesta de natalicio y, al mismo tiempo, es por naturaleza amante de lo bello, y Afrodita es bella. Así pues, por ser hijo de Poro (el Recurso, que a su vez es hijo de Metis, la Astucia) y Penia (la pobreza), Eros ha quedado en las siguientes condiciones:


En primer lugar, es siempre pobre, y dista mucho de ser delicado y bello, como cree la mayoria, sino que es duro y flaco, descalzo y sin hogar, duerme siempre en el suelo y sin mantas, acostado al raso en puertas y caminos, compañero siempre inseparable de la indigencia, por tener la naturaleza de su madre.


Pero, por otro lado, de acuerdo con la indole de su padre, está al acecho de los bellos y de los buenos, y es valeroso, intrépido e impetuoso, cazador formidable, que siempre está urdiendo alguna trama, ávido de conocimiento y fértil en recursos, amante del saber a lo largo de toda su vida, formidable mago, hechicero y sofista.


Y no es por naturaleza ni inmortal ni mortal, sino que unas veces en el mismo dia florece y vive, cuando tiene abundancia de recursos, y otras veces muere, pero vuelve a revivir a causa de la naturaleza de su padre; mas aquello que consigue, siempre se lo va gastando, de suerte que Eros ni carece de recursos nunca ni es tampoco rico, y está, a su vez, en medio de Ia sabiduría y la ignorancia.


Pues ocurre lo siguiente: ninguno de los dioses ama la sabiduria ni desea hacerse sabio (porque ya lo es), ni ama la sabiduria cualquier otro que sea sabio. Por su parte, los ignorantes ni aman la sabiduria ni desean hacerse sabios, pues eso mismo es lo penoso de la ignorancia, el no ser bello ni bueno ni juicioso y creerse uno que lo es suficientemente. Asi, quien no cree estar necesitado de una cosa, no desea aquello que no cree necesitar.(...) es precisamente la sabiduria una de las cosas mas bellas, y Eros es amor respecto de lo bello, de suerte que es forzoso que Eros sea amante de la sabiduria, y, como es amante de la sabiduria, se halla a medio camino entre sabio e ignorante. Y la causa de esto es también su nacimiento, ya que procede de un padre sabio y fértil en recursos, pero de una madre no sabia y carente de ellos. (...). Creiste, según me parece deducir, que Eros era Lo amado, no lo que ama. Por eso, pienso yo, Eros te parecia absolutamente bello, porque lo susceptible de ser amado es lo realmente bello, delicado, perfecto y digno de ser considerado feliz, mientras que lo que ama tiene un carácter diferente, tal como yo to he descrito. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
En la imagen, el Eros de Piccadilly. Así que va por Londinium, las noches estrelladas, la nata con alguna fresa fuera de lugar, las aguas cristalinas desérticas, las palomitas dulces con su compa, los libros maltratados con mucho boli rojo, las olas, los acantilados, Tajabone de fondo, las fotos con la que te ha tocado una varita, su risa, y va por todos mis otros amores. Y por el divagante osado que haya llegado hasta aquí.

11 febrero 2011

10 febrero 2011

"Chica conoce chica" en el cine

Si echo la vista atrás, he visto unas cuantas pelis de sobre el tema "chica conoce chica", pero ninguna tan aburrida como la "Habitación en Roma" (2010) de Julio Médem de la semana pasada. Siempre me pasa con este director: al terminar sus películas afirmo eso del "nunca mais", pero luego caigo. Esta vez porque oí a un crítico con el que suelo coincidir que era una peli "en la vena de "Before the sunrise" (Richard Linklater, 1995) o "Roman holiday" (Billy Wilder, 1953)", a la que incidentalemente seguro que rinde homenaje con su título. En la vena porque se trata de una de esas historias que comienzan al principio de una noche y te llevan de la mano de los protagonistas hasta el amanecer. Para cualquiera que haya vivido noches como éstas, parece una idea inmejorable, y en el caso de Linklater o Wilder, para mí lo es. En el caso de Médem... ehm, no. Y eso que me gustaría que me gustara su cine, sobre todo viendo a los enérgumenos ememigos que le salieron tras "La pelota vasca" (documental que, cuando vi el trailer en un cine de Londinium he de admitir me puso la carne de gallina. Es de lo suyo lo que más me gusta). Ya decía Wilde que hay que ser muy cuidadoso en eso de la elección de los enemigos.

Creo que la primera película lésbica que vi fue "Go fish" (Rose Troche, 1994). No recuerdo nada salvo que era de esas cintas muy visuales, con imágenes impactantes, y eso siempre me gusta. Luego llegó algo completamente distinto, "Kissing Jessica Stein" (Charles Herman-Wurmfeld, 2001), que viene a ser como Woody Allen en rom-com gay. Tenemos Manhattan, una comedia, buen guión, judíos neuróticos... no podría contar nada del guión salvo que creo que el final tal vez no sea tan kosher como podría, pero me gustó. En el London Gay Film Festival vimos una serie de cortos sobre este tema llamado "Radical desire" ... recuerdo fruta rompiéndose (granadas, sandías) y el debate que hubo luego entre el público y las diferentes maneras de ser gay y mujer. "8 femmes" (Ozon, 2002) tambien tenía algun punto, por no hablar de la archifamosa escena de "Mulhollands Drive" (David Lynch, 2001), que nos hizo tanto daño a muchas (las tetas de la morena, are they for real? leí en una crítica). Más recientemente, también le ha dado al mambo Natalie Portman en "Black Swam" (Darren Aronofsky, 2010), recientemente nominada para casi todo. Pero estas últimas pelis tienen sólo algún punto de esta fantasía por antonomasia masculina, pero no son el centro.


El año pasado se estrenó otra película sobre una pareja de mujeres interpretada por Julianne Moore y Annette Bening titulada "The kids are allright" (Lisa Cholodenko, 2010), que causó bastante controversia por algunos periódicos de aquí. Difícil de explicar porqué in chafar la peli: tal vez diciendo que otro de los personajes lo interpreta Mark Ruffalo los divagantes avezados puedan empezar a entender. No estuve de acuerdo con la polémica, porque lo bueno de la película es que narra una crisis de pareja como cualquier otra. Las integrantes resulta que son dos mujeres, que tienen dos hijos que habían tenido hace años vía fecundación in vitro, y les pasaba lo mismo que les pasa a los heterosexuales: la relacion, a veces, se erosiona. Lo mismo ocurre con una de mis pelis favoritas de todos los tiempos, "Brokeback mountain" (Ang Lee, 2005), ésta vez una relación entre dos hombres que supera el hecho que sea de dos hombres: es una historia de amor, de pasión, y por eso toca a cualquiera.


La peli de Médem no es, en mi opinión, la de Ang Lee. No es ni siquiera como una de esas pequeñas pelis independientes que he citado arriba, que arriesgan y lanzan imágenes ingeniosas y diálogos llenos de jugo. Médem hace un guión enteramente previsible, con dos personajes que empiezan irritando (una por pesada, la otra por insípida) y acaban haciéndote irritar contigo misma por haber perdido allí casi dos horas. Pretencioso, como siempre, le intenta dar un toque cultural con las imágenes clásicas de los cuadros de la habitación. Aspasia (ay, cuánto te eché de menos, Hipatia, otra peli que me movió muchísimo) y otros cuantos romanos con túnica que la insípida nombra, aleccionando al espectador. Y eso sí, todo en bolas, con una luz sepia que lo envuelve todo y que tal vez crea que pueda salvarle la peli. Y una canción "Loving strangers" de Russian Red, que al principio no te parece tan mal, pero que al final, paulovianamente, aborreces.

Lástima de Roma, lástima de noche. Lo pasó mucho mejor Audrey Hepburn, y sin quitarse ni la rebeca.

09 febrero 2011

Yo nunca...

Nunca... ¿qué?

Al final es muy difícil no caer en según que cosas y más en lo relativo a los pollitos. Hay unos parámetros establecidos y conozco muy poca gente que sea capaz de saltárselos. Eso sí, si lo hacen son acusados de desnaturalizados, poco sensibles, carentes de instinto y no se cuantas cosas más.


Caso 1 - Que siga su ritmo.

Juliancito tiene 4 años y como es obvio asiste a P4.  Sus padres, que considero normales, jamás se han preocupado por el nivel de Juliancito en clase. Tiene sólo 4 años y como es lógico esperan que pase de curso sin problemas. Piensan que cada niño madura de distinta manera, cada uno lleva su ritmo. Lo normal en unos padres normales.

Un día les llama la profe a tutoría. Mero trámite, piensan. Los padres entre otras cosas descubren que de los 30 alumnos de clase, 27 han pasado de cartilla y Juliancito y dos más continúan en la primera. La profe les dice lo que todos sabemos: que es normal, que no es importante, que cada uno madura de distinta manera...

¿Qué? ¿Juliancito el último? A partir de aquí, los padre racionales entran el pánico.Si va el último se quedará atrasado, su autoestima bajará, no llegará a la universidad, bla, bla, bla....

La profe les pregunta si leen con él en casa. Los padres no leen con él, no lo creían necesario. Se sienten culpables.

Resultado: Juliancito va a otro ritmo ahora y sus papás cultivan la paciencia mientras entonan lo de la "m con la a, ma"



Caso 2 - Chorradas, no pienso comentar

Luisito tiene 3 años y el apasionan los coches (eso el algo innato en algunos varones, a Rey también le pasa).  Entre otras "asignaturas" hace inglés.  Como ustedes adivinarán no recitan a Shakespeare en clase. Tienen  un libro interactivo y una mascota de inglés llamada Susie. Es un peluche que lleva dentro un DVD con canciones y demás. Esta semana le toca a Luisito llevarse a Susie a casa. Luisito pasa de ella la deja en un rincón en casa mientras su madre tiene que investigar al día siguiente lo que hay que hacer con la mascota. Susie además va acompañada de una libreta en la que cada familia tienen que apuntar lo que han hecho con ella durante la semana. Por supuesto si es en inglés, mejor. La madre de Luisito, que es muy sensata, me cuenta alucinada lo sucedido. Nada más le falta que dedicar tiempo a esas chorradadas. Al cabo de unos días, está hasta los huevos de recoger el puto peluche que Luisito usa como pista americana. Lo ha tenido que lavar y le ha pegado los ojos. Me dice que no va a comentar, que sería peor.

Sin embargo, como es de las últimas de la lista, abre la libreta y ve como todos los padres y madres, han comentado las grandezas de Susie, lo bien que lo han pasado con ella, lo mucho que los pollitos han disfrutado y cuánto la van a echar de menos. ¿Qué hacer? ¿Quedar como una madre insensible, que no juega con Susie y no canta las canciones del DVD? Siente tentaciones de escribir "Very güell fandango".

Resultado: Al final se contiene y sólo pone que Juliancito prefiere los coches y que a Susie no le ha hecho mucho caso.



Caso 3 - No va a ir a una academia

Todos los niños de la clase de Pablito, o casi todos, van a inglés después del cole. La mamá de Pablito que es muy sensata opina que no hay que cargar a los niños con extraescolares y que si no va a una academia de mates o de lengua, ¿Por qué tendría que ir a la de inglés? Así pasan los cursos; primero, segundo, tercero.... En cuarto, un día le llaman a tutoría: Pablito va mal con el inglés. Como siga así suspende.

La mamá de Pablito comprueba asombrada, que después de estar 3 años sin hacer deberes en inglés, el cuarto año Pablito lleva un libro de inglés queloflipas. Mientras, Pablito aún no conjuga el to be y se siente perdido en inglés. Otra vez su autoestima, su pundonor....  El nivel de la clase es artificialmente alto a base de las academias de inglés que los papis pagan cada mes. Su madre intenta ponerlo al día en un par de semanas pero al tercer día y ante el continuo enfrentamiento desiste. Pablito a su madre la torea bien.

Resultado: Pablito empieza en la academia la semana que viene y su hermana que hace primero empieza con él.









08 febrero 2011

Ser o gustar: esa es la cuestión

Hay un grupo de gente que parece no conocer algunos verbos del diccionario de la RAE, a saber: gustar, atraer, fascinar, apasionar, encantar, entusiasmar, cautivar, amar, interesar. Ellos conocen sólo el verbo SER. Cuando han de definir algo que les gusta, atrae, fascina, etc, referido a -atención- cualquier orden de la vida, ellos dicen que ese algo "ES BUENO". O buenísimo. En mi época tambien es usaba el "estar" y los tíos estaban buenísimos. O buenismos.

A menudo, he de controlarme para no ser fagocitada por esta práctica. A menudo, cuando hablo, o, lo que es peor, cuando escribo, hay algunas máximas que considero TAN verdad, que se me rebela la lengua o el teclado y digo "Rachmanivov es increíble", "Casablanca es buenísima" o "Cortázar es el mejor escritor de su generación". Alguna gente esto lo usa para ligar. Y es que ya lo decía Nick Hornby en su "HighFidelity": "It is what you like, not what you are like, what matters".

El tema es más complicado de lo que parece: no sólo hablamos de obras artísticas, sino incluso de temas que parecen tan personales como los que afectan a los sentidos. Porque, en contra de lo que dice la sabiduría popular, "sobre gustos, hay mucho escrito".

Gusto, olfato, tacto
La cosa es particularmente interesante cuando se habla de temas puramente sensoriales. Sobre gustos hay muuucho escrito. Pongamos solomillo versus "tajo bajo" (Diva sabrá mejor las tecnicalidades al respecto), pongamos jabugo versus jamón del básico. Sobre esto último me aventuro a hipotetizar que lo que lo hace "mejor" es que el cerdo ha sido alimentado con bellotas y que-esto lo estudié en algun curso de química- la carne está atravesada por vetas de grasita muy fina. Parece ser que la grasa se disuelve bien en la saliva, luego el sabor de todo producto con este punto será potenciado, y estara más sabroso. Aquí hay una explicación más o menos racional (de las que me gustan a mí). Pero luego, qué es mejor, una pera o una manzana? Las acelgas o las borrajas? La nata o el chocolate? (ah el gran dilema!) La sandía o el melón? (ah, el otro gran dilema!)

Aparte de la racionalidad de lo tierno, lo bien que se disuelva un producto, o la jaqueca que cause su excesiva ingesta el día después, hay gustos que se han ido educando culturalmente. Por ejemplo, algunos indican una determinada clase social, y hay gente tan triste que dice que prefiere el solomillo a las salchichas porque éstas no tienen nada de glamour. Mejor no entremos en el champán, los vinos y demás objetos de consumo que le cuentan al mundo la pasta que tenemos para gastar en ellos.

Las siete artes
Las tres obras que he puesto de ejemplo arriba a mí me gustan, es más, me fascinan, me atrapan, pero... estoy en La Verdad? Hay arte bueno y malo? Quién lo establece? En el tema de la pintura, ya se debatió con el tema Banksy que en el lado babor del divlog nos rebelábamos contra esos pocos que, desde una sala de tasación elitista establecían lo que "es arte y lo que no". Se supone que quien establece que una muestra es artística es un "entendido o experto" que, siguiendo unos parametros "sólo para iniciados" puede decir lo que sigue esos parámetros satisfactoriamente o no. Pero es que yo no entiendo nada de nada de pintura, aparte de quedarme embobada y con cierta carne de gallina viendo los Goyas del Prado-es que ni siquiera pude hacer arte en COU.

Sin embargo, con un libro que aspire a literario empiezo a atisbar la diferencia entre cositas escritas sin cuidado, sin corazón, sin sentir que es lo último que uno escribe (a eso que yo llamo mal escrito y que Nan llama "otra historia", pero que en el fondo hablamos de lo mismo). O en una peli, supongo que un crítico de cine podrá establecer si la cinta ES buena o mala (cinematografía, mise-en-scene, guión, producción...) pero incluso una amateur como la que firma puede, tras haberse tragado unas cuantas horas de metraje, en casos bastante obvios, decir "esto ES un bodrio" o "esto Es la pasada", en lugar de ME LO PARECE. Pero parte de que tal vez se haya dejado de apreciar muchas cosas que alguien que conozca la historia del cine, la teoría del cine, y demás principios pueda usar para determinar si la peli cuenta una historia de una manera admirable, o por el contrario, es un sainete sin interés. Por eso dice "me parece".

Pro versus aficionadaY es que en todo lo escrito arriba, como es evidente, soy una mera aficionada. En estos casos, quiero seguir diciendo que las cosas "me gustan" en lugar de "son". Pero si pienso en la actividad por la que me pagan, en la que llevo profundidanzo durante más de 10 años, puedo decir con confianza que un informe ES "bueno o malo". Conozco las reglas del juego que sesud@s han establecido tras años de investigación, las hago mías, y las uso para ver si el que habla del tema lo hace como lo haría uno que pasaba por ahí. Que es lo que yo soy hablando de todo lo de arriba.

Sigo hecha un lío. Al final, esto es una cuestión de formas (ya que hablábamos el otro día de la dicotomía forma-fondo, o la no dicotomía). Decir que algo "te parece" o decir que algo "es", al final de lo que habla es de tí. Y no porque los que te escuchan vayan a pensar "qué culto es este tío" sino porque pensarán, como yo: cuánto están perdiendo las universidades del mundo sin darle la cátedra a este tío. Claro que: cátedra de qué, a los que de todo hablan ex-cátedra?

04 febrero 2011

De roscones y gente difícil de etiquetar: Amaral

El día 29 de Enero tocó el grupo Amaral en Scala Londinium. De la magia del lugar hablé el otro día y de cómo llegaron a mí las entradas en este controvertido divague. Crónica del concierto no me apetece hacer, por varias razones. La primera porque, aunque podría estar bien, hay miles de ideas de máxima importancia que se agolpan entre las teclas en estos momentos, que exigen su lugar, como por ejemplo, los roscones. Y porque hoy, cansada y con ganas de apagar las luces y poner "Breathless" (una de las pelis que tengo esperando), más que de divagar lo que tengo ganas es de desvariar.

No se tome a risa lo de los roscones. Ya he hablado en otros puntos del divlog de mi PASIÓN por el roscón que deriva probablemente de que me encanta la nata, aj, las fresas con nata, la nata con chocolate por encima, la nata de pastelería helada a palo seco, el roscón de Reyes lleno de nata, y el día 29, el Roscón de San Valero, Patrón de Vetusta. Roscón que ni Amaral ni la que firma pudimos comer ese día porque, aunque he encontrado chocolate con churros bastante logrados en esta ciudad, no he conseguido encontrar roscón de nada. Y para terminar de arreglarlo, escribo esto el 3 de Febrero, que viene, aparte de con esta poesía

"Para San Blas,
la ciguenia verás,
y si no la vieres,
anio de nieves"

con su consabido roscón, por lo menos en Vetusta, calificada por el Pedalista como la "capital del pastelerío mundial". Así que sí, desvarío pero con razón: estoy en síndrome de abstinencia.

Yo no soy particularmente fan de Amaral. Descubrí al grupo como casi toda la música de por ahí abajo: vía amigos. Me pasaron algo de música y, con la salvedad de que las letras no siempre mantienen una coherencia, daba bien para cantar. Ha quedado claro que las Divas somos de cantar (gritar si es posible), y Eva Amaral, vetustiana ella, como Bunbury, tienen ese toque jotero que los ingleses han descrito como "trad folk" (folclore tradicional). Porque hay que ver qué voz. Puedes gustar o no, pero la tía tiene una voz potente.


Lo de las letras, no sé, es que me hace sentir vieja escribir este párrafo, pero es que yo últimamente veo que, por la rima fácil, se dicen tantas cosas sinsentido en la música en castellano que sinceramente, medio he tirado la toalla. Ya nadie escribe "Mediterráneo". Para encontrar letras de esas que te ponen "glubs" has de recurrir al Inefable (Diva, tus sales) poniendo música a Miguel Hernández? Pregunto. No puedo perder ni un solo pulso de tecla en poner ejemplos de estribillos y estrofas para olvidar, el divagante sabrá de lo que hablo.


Pero tapándonos la nariz e ignorando parte de las letras, entremos en la propia Eva Amaral. Tengo que avisar que nunca la había visto en concierto, o en entrevista, o en nada, así que me presento en Scala como una tabula rasa. Evidentemente, he visto fotos, y mi análisis inicial es que esta chica no es un bimbo, no es una Barbie cantante de una banda de pop-rock, no va de eso: compone, toca, y tiene voz. Resulta que igual es que esto de la música es su pasión.
Sale al escenario. Os aseguro que ver sus botas hace que mi maxilar inferior toque el suelo. A ver, que me apresuro: yo tengo unas botas de esas llamadas (lo descubrí hace poco) "mosqueteras". Son la pera, chulísimas, llegan hasta las rodillas, me meto por ahí mis pantalones y me siento Cyrano total. Salgo en busca de mi Roxane, podría trepar paredes a lo "Crouching tiger", en fin, se capta la idea. La Fashion está totalmente en contra, pues las considera "slutty"... "Pretty Woman" hizo mucho mal. Pues bien, Amaral me aparece con unas botas cuyo final no se ve (y lleva vestido muy minifaldero) y unos tacones de aguja asesinos del 38, si calza el 39. Fastuosas. Yo nunca podría andar sobre ellas, luego esto las eleva ya a objeto mítico.

Lleva un vestido negro de tirantes y algo de vuelo, muy corto. Y el corte de pelo que compartimos. Y entonces me planteo si es que esta chica va de tía buena, y durante el concierto confirmo que no: toca la guitarra (hace varios solos a pelo), toca la armónica (y sin casi recobrar la respiración sigue cantando) y baila, ademas de enmaraniarse el pelo, o tirarse al suelo gritando. La Fashion me aclara al día siguiente que "va de rollo místico-espiritual" y "hace cosas raras en el escenario". Me gusta no poder clasificarla, siempre me gusta ese descoloque. Me atrae que una tía que sea algo más que un florero se vista para matar, si le da la gana, como hizo ella la otra noche en Londinium. Es diferente.

Juan Aguirre, al que conoce mi amigo Santi ("Vete al camerino y diles que eres de Vetusta" fue su consejo. Hello, Santi, darling?: medio Scala era de Vetusta) siguió escondido detrás de su gorra. Era parte de "Días de vino y rosas" (qué bonito nombre), aquel otro grupo vetustiano duenio de "Biarritz".
Y lo que no les puedo perdonar es que el sábado no tocaran la versión amaralesca de esta canción... Biarritz dormida soledad, lleva mis pasos hasta el mar...

03 febrero 2011

Perhaps Love


Sin duda una de las canciones que más he cantado en mi vida. Me la descubrió mi hermana. Cantándola aprendía inglés y al mismo tiempo hacía coros y voces. La letra está bien. Podéis elegr entre ser Plácido Domingo o John Denver, dependiendo de la osadía de cada uno. Yo, por supuesto, hacía las dos voces. Por algo soy Diva.



(Placido Domingo)

Perhaps love is like a resting place

A shelter from the storm

It exists to give you comfort

It is there to keep you warm

And in those times of trouble

When you are most alone

The memory of love will bring you home



(John Denver)

Perhaps love is like a window

Perhaps an open door

It invites you to come closer

It wants to show you more

And even if you lose yourself

And don't know what to do

The memory of love will see you through



(Placido Domingo)

Oh, Love to some is like a cloud

To some as strong as steel



(John Denver)

For some a way of living

For some a way to feel



(Placido Domingo)

And some say love is holding on

And some say letting go

And some say love is everything

And some say they don't know



(John starts joined by Placido)

Perhaps love is like the ocean

Full of conflict, full of change

Like a fire when it's cold outside

Thunder when it rains

If I should live forever

And all my dreams come true

My memories of love will be of you



(Placido Domingo)

And some say love is holding on

And some say letting go



(John Denver)

And some say love is everything

Some say they don't know



(John starts joined by Placido)

Perhaps love is like the ocean

Full of conflict, full of change

Like a fire when it's cold outside

Or thunder when it rains

If I should live forever

And all my dreams come true

My memories of love will be of you





02 febrero 2011

Scala Londinium

Después de haber oído tanto sobre el sitio, por fin el sábado pasado estuve en Scala Londinium. Un compa de trabajo me habló hace unos anios del lugar que por fuerza se transformó en mi cabeza en antro mítico y espacio de culto, porque amo el cine y su parafernalia (la sala de cine, el "cómo se rodó", ese tipo de cosas). Por eso, y en parte, porque su uso como cine había desaparecido. Así que las sesiones continuas maratonianas de clásicos ya no existían, ni las series de pelis japonesas de doce horas, ni el salir desorientado a las 3 am enmedio de King's Cross y encontrarse amenazante con uno de mis edificios favoritos de esta ciudad llena de construcciones pasada: la estación de St Pancras. Fantasmagórica, gótica, entre la niebla, creo que su verdadero ser sólo se debe poder captar en las small hours, que dicen por aquí, tras haber visto el Nosferatu de Murnau con piano en directo de fondo. Nota: Como amago de venganza, asistí a esta proyección en otro cine mítico de la ciudad, el Ritzy de Brixton, una noche de Halloween, donde los gorros de bruja y las calabazas asesinas que llenaron la sala le quitaron todo asomo de terror. Además, St Pancras pilla muy lejos.

El sábado estuve por fin en Scala, que hoy en día es night club o discoteca, y ocupé una parte de mi noche en soniar que estaba en el viejo Scala, esperando ver Goodfellas o Before sunrise/sunset, double bill. Para ello recorrimos sus pasillos de arriba abajo, pasillos desiertos que parecían conducir sólo a unos banios, pero que terminaban en unas escaleras siodmakianas que daban a una puerta doble y... voilá, ahí estaba, lo que en su día fue un palco y hoy era un balcón para ver el concierto desde arriba, prácticamente en primera fila.

El recinto tenía varios niveles, y casi podía imaginar a los hombres que lo empezaron a construir pero que no terminaron porque estalló la Primera Guerra Mundial. Entonces fue usado un tiempo para hacer piezas de aviones, y a partir de 1918, como especie de centro de trabajo para los soldados que volvían de la guerra. Finalmente el "Cine de King's Cross" abrió en 1920, el anio que nació la Yaya, con capacidad para mil personas. Cuentan que a finales de los anios 20 el cine daba representaciones gratuítas para ninios de la zona: no podéis imaginar lo que me encantaría tener acceso a uno solo de los ninios de esa generación para preguntarles sin fin y traerlo al divlog.

Segunda Guerra Mundial, y el cine es destruído por el Blitz (el famoso bombardeo de Londinium) y se me encoge el corazón mientras escribo esta línea. Pero en 1952 es restaurado, y me imagino que son los que eligen los bonitos azulejos de los pasillos y descansillos de las escaleras, que son redondos, con ventanas en lo alto.

Tras una época de "adult films", en los 70 combinó lo de cine con sala de conciertos y fiestas, y allí tocó Iggy Pop, por ejemplo. En los 80, la época a la que se refería mi compa, el cine se transformó en el lugar donde ir a ver pelis de "arte y ensayo" (me gusta mas "arthouse" la verdad) y a conocer a gente similar. No puedo dejar de pensar, aunque por supuesto a otro nivel, en la famosa peli de Bertolucci que me encanta, The dreamers (2003) en la que narra el cierre de la Cinémathèque.


Muchas veces escribo sobre la magia del cine. Estar en un edificio con semejante historia, donde podías ver las butacas llenas de ninios ilusionados en sepia donde ahora no hay más que pista ha sido como Cinema Paradiso.

Y a la salida, St Pancras.