an

09 julio 2022

Abracemos las decisiones equivocadas de todo viaje. Tráiganme un gladiador al anfiteatro de Side. Ese baño cuando ya no hay nadie (CT & D2)

Sábado, 9 de Julio de 2022: Antalya, Side


Viajar es ir tomando decisiones sobre la marcha todo el rato: hay cosas que decides ver, y otras que dejas pasar: no hay tiempo de todo (luego está la gente que ha tomado esas decisiones en casa, y lo tienen todo planeado al minuto, reservas de museos y hasta restaurantes: a mí no me gusta ese grado de planificación, aunque tiene menos riesgo y supongo que te equivocas menos). Los días en los que tomas malas decisiones puedes acabar fastidiada y gruñona un rato, pero mejor asumir que alguno así habrá. Que habrá días de ver muchas cosas, días en los que parece que todo sale mal, días de pura diversión, días sosos.

Este nuestro primer día comienza con una malísima opción de buena mañana, pero antes de esto, paso un rato horrible desde que me despierto hasta que llega el Peda de su carrerita matinal. Se ha llevado la llave esa de hotel de la ranurita, luego nos ha dejado sin electricidad, luego sin aire acondicionado. Me siento como un perrito abandonado en un coche, es horroroso. “Que no quería despertarnos”, dice al volver. Luego la mala decisión pasa por ir a ver la parte vieja de Antalya por la mañana, atención, sin ropa de baño puesta. Esto es de primero de este tipo de viaje: nunca jamás hay que salir sin bikini por debajo, ni siquiera en un rato en el que creas que no te vas a bañar, porque en cualquier situación puede ocurrir: aparece un jeque árabe que te invita a su piscina privada y tú, en bragas, literalmente (claro que una es una mujer de recursos - esto no es exactamente lo mismo pero una vez me presenté, por error, en la piscina de la terraza de "The Berkeley", un hotel superpijo de Londinium, con solo dos partes de abajo de un bikini... para saber cómo se solventó, clicar aquí, y con más explicaciones por aclamación popular acá). Pero vamos, que en Antalya-centro no hubo esa posibilidad.

Terraza desayuno
Pero divago: cuando nos despertamos, Jacob aún estaba ahí. No dan desayunos en su hotel, pero Jacob nos ofrece unas pavías y ciruelas. Caminamos por la calle que a las 2 am era un hervidero y ahora está muerta hasta un parquecito llamado Yavuz Ozkan, donde hay unas letras gigantes con el nombre de la ciudad, tranvía y, al fondo el mar. Caminamos hacia el este y, colgado de una roca sobre el mítico mar que justifica lo de "turquesa", hay un café con una terraza muy bonita. Paramos a desayunar, hace mucho viento -luego no calor- y hay gatos callejeros, para felicidad de Mini y de ellos que se ponen las botas. Lo único que recordaba yo de nuestro hotel de Estambul de hace 20 años es que en el desayuno había mil tipos de olivas. Pues bien: esto se mantiene en el típico desayuno turco que pedimos, además de pepino, tomate, queso, algo de embutido, pan con mantequilla. Un par de errores del novato: "Ayran", lo que creemos es kéfir o yogur es una especie de leche con sal: mal.  Y el Peda pide algo creyendo que es una baklava o similar que nunca llega. Cuando pedimos la cuenta dicen "que falta lo dulce", y entonces traen una tartaleta grande llamada “kunefe” que es esencialmente azúcar con queso derretido (lo que la Yaya describiría como “más dulce que el arrope”), muy empalagoso. Al Peda por supuesto le gusta.

Desde desayuno: Costa Turquesa.
No os pongo los gatos,
a los que mi hija fotografió en diversas posiciones. De nada. 

Hace mucho calor pero seguimos hacia el centro, bordeando el mar. Mezquitas antiguas con sus minaretes -aquí tolerables, pero nos hemos cansado de ver unos horribles que parecen misiles por los pueblos. Hay muy poca gente. Riego a aspersión (y no debo tener tanto calor cuando no me meto). Entramos en el bazar, nos miran desde sus sillas bajas vendedores aburridos: sigue sin haber nadie. Es una experiencia rara, estar en una ciudad turística medio vacía. Al salir de allí pasamos por el viejo puerto, lugar favorito de los antalyenses para pasear. Hoy en día está lleno de barcos turísticos que van a excursiones a unas cascadas (el Peda y su clásico “yo ha he visto Iguazú, con cascaditas a mí”). Al otro lado del puerto está la playa de Mermeli, que no sé si pertenece a un hotel, pero está llena de sombrillas y sus hamacas - no sé si, de haber estado equipados, podríamos habernos bañado.

Antalya dormita
(lo único aceptable a esa hora)

Subimos hacia la parte vieja a través de un parquecito (aquí ya se va desfalleciendo: busco fuentes donde meter la cabeza y me pregunto dónde estaban los aspersores para meterme entera). Murallas medievales, Puerta de Adriano, edificios de piedra, Torre del Reloj, Minarete flauta, buganvillas. El maravilloso museo arqueológico es sustituido por una terraza con ventiladores industriales: zumo de naranja (Mini un slushy o granizado de colores, malísima pinta) y recapitulación de la mañana. Y por fin, derrotado y humillado, cautivo y desarmado, el ejército rojo se bate en retirada. Tres zombies con ropas en jirones y rodeados por una nube de polvo llegan al hotel: hasta Jacob ha abandonado la recepción. La habitación de mármol nos espera (estoy por abrazarme a una de las paredes, quién pillara una columna) y con el air con a tope nos quedamos fritos, como si lleváramos un jet lag transatlántico: menudas reinas del drama.

A media tarde logramos resucitar animados por la perspectiva de encontrar alguna playa y tal vez ver alguna ruina “con el fresquito”. Sobre ruinas, anotar para los adeptos/ estudiosos/ amantes de las piedras, que esta zona es el paraíso (en temporada otoño-invierno, quiero decir). Grecia se lleva la fama pero la cantidad de ruinas que hay en el área es impresionante. En Antalya se podría pasar fácilmente una semana recorriendo los templos, ruinas, anfiteatros que hay por la zona (Termessos, las ciudades de Panfilia, que quiere decir “tierra de las tribus”: Perge, Syllion, Aspendos y Side). Nosotros decidimos ir a Side, una hora al este de Antalya, en lo que se conoce como “la costa mediterránea” porque era el lugar de encuentros amorosos furtivos entre Cleopatra y Marco Antonio, porque significa “granada” (la fruta) en dialecto antiguo de Anatolia y porque tiene playa.

Nota: Incluyo este mapa para explicar el trocito de la costa que hemos hecho: Antalya está justo en el límite entre la "Costa Turquesa" (al oeste) y la "Costa Mediterránea" (al este). Nosotros tiramos hacia el oeste a partir del día siguiente y Side fue nuestra única desviación hacia la mediterránea. 

Zonas de Turquía según la Rough Guide

En la guía (recordemos, de 2002), ya avisan que Side es un lugar tomado por el turismo de masas. En el trozo de carretera junto al mar unos kms antes de llegar a Side vemos el concepto resort más salvaje que he visto en mi vida. De hecho, me pregunto si es una versión turca (“turquesa”, como dice Mini todo el viaje) de Disneyland: ahí tenemos el palacio de Cenicienta, el de Aladdin, solo nos falta aquel famoso horrible hotel-guitarra de Vegas. Una de las playas, de lejos, tiene unos toldos blancos extrañisimos, que parece de lejos un invernadero: un gran toldo gigante, como una carpa, que ocupa casi toda la playa. ¿Quién va a la playa para meterse ahí y ser una lechuga iceberg durante unas horas? Los de los hoteles Aladdin.

El horror I-
desde el coche no se aprecia en su extensión


"No hay un genio tan genial"

Al llegar a Side comemos algo - lo que ellos nos quieren dar-, en una interacción que nos hace reír en los días sucesivos y nos prepara para aceptar estar a merced de los turcos, a los que todo perdonamos por su amabilidad y maneras. El Peda pide sandía (watermelon), pero el camarero le sugiere que se incline por melón (melon), que hoy está mejor. Cuando llega la comida, no trae ni uno ni otro. Sin embargo, a Mini, que ha pedido un batido de fresa, le traen un batido de melón, riquísimo. Similares cambios y errores con la comida, pero hey, lo que sea. Lost in translation.

La ciudad antigua de Side es tan espectacular que no ha logrado ser obliterada por el turismo de playa. Se entra por una puerta en las murallas, se aparca sin pagar (se me hace rarísimo que no hayan descubierto esta particular forma de sacar pasta) y se entra también gratis. Tiene su ágora, baños, templos de Apolo y Athena y su anfiteatro (aquí sí que hay que pagar). En Side descubrimos una de las curiosidades de las ruinas costeras (las que nosotros visitamos) en Turquía: al fondo, hay una playa. O sea, haces tu visita, paras y te das un baño.

Qué han hecho los romanos por nosotros?
(Side)

Que traigan unos cristianos!

Visitamos el anfiteatro que es increíble, con capacidad para veinte mil espectadores. Es el más grande de Panfilia y curiosamente no está construido en una colina, sino sujetado por arcos gigantes. Parece ser que la pared de dos metros abajo fue construida para proteger a los espectadores de los animales salvajes durante los espectáculos de gladiadores. Hablando de animales salvajes, este pequeño grupo conocido como “Los Pedalistas” tiene unas fotos emblemáticas (solo porque han pasado a ser icono de un grupo de whatsapp del mismo nombre) en el anfiteatro de Epidauro en Peloponeso (dicen que aquí se podían sentar unos catorce mil, aunque yo lo recuerdo más grande que este) en el verano de 2015 (Mini tenía 7). Intentamos replicar las fotos: la de los tres normales nos la hace un hombre, y la de los tres haciendo el chorra, el automático. Hay poquísima gente y es el atardecer. A la salida, deberíamos haber cruzado una muralla y haber visto meterse el sol en el mar, pero no se nos ocurre (doh!) así que nos lo perdemos y en su lugar disfrutamos del mismo en el aparcamiento (doble doh! - quién habló de “decisiones equivocadas” de viaje?).

Romántico atardecer desde el aparcamiento
(n-ésima decisión equivocada del día)

Por fin, bajamos a la playa y ya se ha ido no solo el sol sino todo el mundo. El Mediterráneo está totalmente plano, plateado y rosa. El agua está caliente. Mientras hago el muerto pienso lo de "esto es de lo que van las vacaciones". Todas las decisiones equivocadas del día parecen estar muy lejos y francamente, me importan un pepino.





5 comentarios:

  1. Espectacular el anfiteatro. Dan muchas ganas de hacer un recorrido por las ruinas de la costa de Turquía. En octubre, por supuesto. Lo de los desayunos: incluso cuando no es el tradicional sandía y yogur, conseguís brillar muy alto (kunefe: lo anoto para no pedirlo nunca).

    ResponderEliminar
  2. Coincido con Elena en lo del anfiteatro.... pero vamos yo en julio no pongo un pie ahí, qué espanto de calor.

    Necesito fotos de la habitación de marmol. Y, como os conozco, que os volvierais a dormir al hotel a medio día certifica el nivel de desesperación y calorufo espantoso que sufristéis. Lo de los días que salen las cosas mal en los viajes, estoy contigo, siempre los hay en los viajes, hay que aprender a surfearlos, a saber que al final no importarán.

    ResponderEliminar
  3. En un primer comentario (aviso), me limitaré a contar mi disfrute, tal que enano (con perdón), viendo como otros sufren la tensión de las decisiones equivocadas (voluntariamente e incluso involuntarias)... y Grecia, para mi desgracia, fue pródiga en ambas! Y eso que solo eramos 4!!!

    Bicos bien diseñados...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, que en modo aquí/acá, me fui hasta allí... y me volví a reir como el enano de antes, pero ahora en modo tribu... me encanta (love más que like) como se va descubriendo tu lado menos logarítmico... cada vez me pareces más el Calleja madrileño, que el siliconado robótico... como curiosidad, ¿que hombro dejaste expuesto a las miradas de los berkeleyanos londinenses?

      Bicos pasados por agua...

      Eliminar
  4. Hola darlings, tenéis toda la razón en q para ver ruinas, julio no es el mes. Pre-Mini cogíamos vacaciones en noviembre, era genial... ahora hay q morir al palo del calendario escolar. Lo bueno de estos países es q se combina con playa, y aquí hemos visto ruinas q contienen su propia playa! (las q os cuento mañana de hecho eran 3 playas q la gente iba a pasar del día, pero estaban dentro de una antigua ciudad -Fasélidas). Eso sí, no quiero adelantar, pero fue cruzar de Turquía a Grecia y el calor bajó muchísimo-en algunas hacía mucho viento y fue mucho mejor en cuanto a temperatura. Lo bueno de esta parte de Turquia e ir en nov es q seguro q te puedes bañar, y sin gente, debe ser una maravilla.

    Sí, Mo, esta es la única siesta creo de todo el viaje... y no tengo foto de la habitación!!! cómo se me pudo olvidar? Y dle 1er día lo mismo!, cómo no hice a los malos que estaban sentados bebiendo té en las inmediaciones de oskarentacar? No estaba mi mente en modo pensar-claramente...

    Elena, el Kunefe es el Mal. A mí me gusta un poco de baklava con el té (mucho me empalaga), pero el kunefe, bufff... encima lo pidió para tomar con el café, y los tíos no entendieron nada y lo trajeron ahí solo, al final... tampoco tengo fotos (mea culpa, ver arriba)

    Y sobre decisiones equivocadas, MV & Mo- luego te ríes, pero en el momento no hacen mucha gracia. A veces dan para historias...

    ... como la del bikini, MV.. esa anécdota me ha dado mucho juego en cenas y demás. Cuando llegué y me di cuenta, me odié por mi aceleramiento vital y pensé... dónde me compro ahora un bikini? El establecimiento más cercano es un tal.... a ver si te suena, Harrods? De lo más caro de la ciudad.. así q se me ocurió aquello, q funcionó muy bien: me daba un aire de túnica romana y no recuerdo qué hombro quedó al descubierto. Creo q me los debí alternar pq el problema fue cierto dolor de cuello al día siguiente... :):)

    kisses

    di

    ResponderEliminar

Comenten bajo su propio riesgo, sin moderación. Puede ser divertido.