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08 julio 2022

El temido "hay-un-médico-a-bordo" No olvidar contratar actor con cartel que diga "Srta. Di" en próximo aeropuerto. Y bienvenidos a Turquía (o por fin, poder comprar sartenes a las 2 am). [Costa Turquesa & Dodecaneso 1]

 Viernes 8 de Julio 2022: Londinium-Antalya 




El Rivoli, 
en algún lugar de Londinium
Es lo que parece: he vuelto. Con ganas de escribir, pero a saber qué es esto que cuelgo hoy. Lo empecé en un ferry hará… ni idea, y supongo que representa mi (disperso) estado mental del momento. Comienza con unos flecos generales así sueltos, luego me meto con el día de salida, del que no hay fotos [Nota: si alguien se pregunta de qué van las insertadas, la historia es: ayer pasé por la puerta del Rivoli, un salón de baile vintage real de los 50 al que siempre he querido ir, pero nunca ha surgido porque que está en casadios, y mientras mirábamos así con las manitas a través del cristal, salió una chica nos dejó entrar: qué maravilla, volveré una noche a bailar]. Total que he tenido que poner unos titulitos a este popurrí para enterarme yo (como directora de márketing no tengo precio). Si tras este introito aún hay alguien que quiera seguir leyendo, como dice Mini cuando hace las “Pedalistas noticias” (breves videos resumen del día q manda a familia y que seguro tendrían más éxito que estos tochos míos): “vamos p’allá!”

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Viajando y su peculiar paso del tiempo
Cuando se regresa de vacaciones y una trata de recordar el primer día, siempre le parece un sueño, algo que ocurrió hace mucho tiempo, hace una vida, tal vez no la tuya propia. Ese es uno de los poderes terapéuticos de las vacaciones, el que el tiempo pase de otra manera: no sé si lento, o todo lo contrario, o simplemente distinto. 

Lo mejor ocurre cuando aún no se tiene mapeado el calendario en tu cabeza (esto tal vez solo lo entiendan los que, como yo, tienen un desorden o superpoder -me inclino por lo segundo- llamado “sinestesia espacio-temporal”, explicado, como casi todo ya, aquí) y simplemente flotas en los días sin esa imagen mental del tiempo en la que los sinestésicos nos “situamos”. Si hacemos un esfuerzo, podemos ver en nuestro mapa el día final, pero la gracia es no hacerlo, solo pensar que hay mucho tiempo por delante. Pero cuando falta solo una semana, entonces se fastidia todo: ya sabes que vuelves "el miércoles", y empiezas a ver a la semana como una escalera (en mi caso) y se ve el final. 

En fin, dar rodeos para no enfrentarme a que hoy es viernes, estoy en un ferry de cuatro horas de la isla de Leros a Rodas y que el miércoles tendré que volver. A saber cuándo publicaré esto.

Escribir
Miro por la ventana: la costa turca, por la que estuve una semana y que se me está olvidando - o esa sensación tengo. Cuánto estoy echando de menos escribir: sería un lujo unas vacaciones de verdad largas para poder escribir todos los días. Está de moda decir- o por lo menos se lo he leído a varios escritores- que odian escribir. ¿Será porque es su trabajo?

Leer
Aparte de escribir, también echo de menos leer. Es imposible: las vacaciones ideales deberían incluir leer mucho, pero para ello hay que pararse. El verano pasado, coletazos de la pandemia, fue tal vez el primer verano desde hace muchos años en el que “me paré”. Y leí mucho, cosas muy chulas. Descubrí a Olga, por ejemplo.

Aquí solo estoy leyendo dos libros: "Agua y Jabón. Notas sobre la elegancia involuntaria" de Marta Riezu, e “In the fold” de Rachel Cusk. No sé si para cuando termine esta serie me acordaré de ellos, así que he pensado introducir algunas de sus ideas durante estas crónicas. Al final, algunas de sus reflexiones me encontraron en aquella cama, en aquella terraza, en aquel café.

Periodista de estilo:
"es esto elegancia involuntaria"?
Riezu es una periodista de estilo de Barcelona y su libro es, en el fondo, un blog. Son trocitos de ideas, de su vida, de lugares, de objetos y “temperamentos” (dice) y sobre todo, son muchas referencias. Lo he leído en el contexto equivocado, porque es un libro para tener ahí tu teléfono y buscar el cuadro que cita, el banco del Prado de Moneo, el hotel aquel y yo fuera del UK no tengo datos: me sentía como en la era pre-internet, cuando no sabíamos algo y nos quedábamos con la duda, o bien lo investigábamos en enciclopedias o peor. Aparte de las anotaciones de siempre (ideas que quiero atrapar), he hecho otras solo de "referencias" (libros, pelis, en fin, los sospechosos habituales). También hay (aunque estas no son de mi interés) muchas sobre “elegancia involuntaria”, cosas que bueno, tal vez, otras auténticas chorradas. He tenido una relación compleja con la autora: en muchas cosas me identificaba plenamente (hasta el punto de "esta idea es mía, devuélvemela") y otras me caía mal. Lo cual nos lleva a la conclusión evidente de: mis ideas no son tan originales como pienso, y bueno, a veces me caigo también mal a mí misma.

Cusk es Cusk. En esta novela el narrador es un tío, sus temas, los de siempre. Una relación que se derrumba, bajo el microscopio. Cómo culparla, si todos somos discos rayados con nuestros temas.

Explica, si te atreves, tu destino vacacional
Igual que me interesa cómo se llega a los libros, la elección de viajes puede dar historias interesantes (a no ser que vayas a una agencia y te abran un folleto). Pero aquí no hay mucho tomate: se barajaban otros dos destinos, de larga distancia, pero reincidimos en Grecia con el complemento de la costa turca justo enfrente porque: 1. tras tres años sin viajar, Grecia es una apuesta segura y, 2. de esta costa (conocida turísticamente como "Costa Turquesa", se entenderá por qué) hace mucho leí “que es como Grecia debía ser hacer 30 años” en cuanto a desarrollo y turismo (esperaba encontrar ancianas pintorescas en pueblos perdidos). Y no: quién sabe, igual lo leí hace veinte años, cuando estuve en Estambul. [Nota: hemos viajado con guías caducadas: la Rough Guide de Turquía de aquella época (no existía aún la autovía costera) y la de Grecia edición 2008 (anio que nació Mini 2008), pero si un restaurante que recomiendan sigue abierto, hay que ir].

Y Grecia como apuesta segura, lo es para mí, y conozco a algún otro afectado. Grecia siempre es diversión, no son solo vacaciones para ver (a tantos niveles, cultura, paisaje), son vacaciones hedonistas, para sentirse físicamente bien, y para disfrutar de la gente. Mentalmente es para mí "ese lugar en el mundo" (como la peli). Y no, no se trata de ningún rollo tántrico, ni de paz, ni de energía ni cualquier otro rollo hippie... la palabra en inglés es "vibe", para mí este lugar tiene una vibe que me gusta. No tiene por qué pasarle a todo el mundo, pero esos deben estar muertos por dentro.

(Nota: se nota que estoy divagando para no enfrentarme a la realidad del primer día de vacaciones? Venga, voy)

Ningún día de salida sin su pequenia crisis
No sé cómo se hacía cuando había que ir presencial al curro y volabas por la tarde: presento mis respetos y me descubro ante la Di de la época. Hoy tengo una montaña de cosas aburridas por hacer y además, cerrar cosas del trabajo. Por puro salseo, por lo visto se intentó meter un virus el día anterior -me informa uno de informática a media mañana, y que quiere entrar remotamente en mi ordenador, y que clique aquí y allá (todo muy conveniente con el lío que tengo montado) y al final hay que  pasar un antivirus que le va a costar nosecuántas horas, con lo que hay que dejar el ordenador enchufado (gracias a Mónica por sus servicios de cuidadora de mi castillo).

Has hecho alguna vez un aterrizaje de emergencia?
Los DJs preparan la noche al fondo
Volamos del aeropuerto de Gatwick donde las hordas con chanclas y gorros de paja están ahí intentando, como nosotros, escapar del país. Una vez en el avión, todo son incidencias: retraso de más de una hora. Un niño gritón detrás (al que no mato con mis propias manos únicamente porque estoy aún bajo las influencia hormonal apaciguadora de Roc). Cuando por fin se calla, despegamos, y me logro dormir, me despiertan otros gritos, esta vez de una adulta. Abro un ojo y el Peda: "Has tenido alguna vez un aterrizaje de emergencia?” Sabes que no. “Pues igual hoy es el primer día". Me resume: una joven muy alterada que estaba buscando camorra desde el principio del vuelo, está en ese momento enfrentada a su compa de asiento, no se sabe bien porqué (?hegemonía sobre el reposabrazos? Es sabido: has de hacerte con él al principio del vuelo, y entonces ya ES TUYO). Los azafatos pasan mucho rato ahí, intentando calmarla. Pero más y más gritos.

Siempre he considerado, con horror, esa situación en la que en un avión el capitán plantea la fatídica "hay-algún-médico-a-bordo": hay un hombre infartado o una mujer de parto. En esas circunstancias, me imagino a mí misma tomándome el pulso a ver si tengo y luego rezando lo que sea: “Oh Hipócrates (iríamos a su isla natal, detalles más adelante), ayuda a esta pobre parturienta, en este proceso -por otro lado fisiológico, no?- que yo solo puedo entorpecer. Pero esta vez es diferente: va a ser la primera que puedo ofrecer mis verdaderos servicios (veamos en qué bolsillo de la mochila guardo los inyectables de haloperidol). Pero la sangre no llega al río, cada vez los gritos van disminuyendo y al final desaparecen. No es necesario ni que vaya a hacer terapia. Según Mini, al final se hace hasta amiga de su contrincante y asegura que las ve en el aeropuerto de Antalya yéndose juntas en el mismo taxi.

Aeropuerto de Antalya, ese no-lugar lugar
En el aeropuerto de Antalya es donde, por primera vez desde que soy agente doble (tengo el maldito pasaporte británico, "azul como las olas del mar", una de las poderosas razones del Brexit) en la que le veo un beneficio: los europeos han de pagar 30 euros de impuestos o visado por entrar al país y los británicos no. Goddess save the fkin queen, I am the queen.

Lo primero, sacar pasta (este tema lo lleva el Peda). Parece ser que en lugar de cambiar divisa en origen, es mejor sacar en cajero al llegar al país de turno. Este cajero solo da el equivalente de doce euros (tropecientas mil liras turcas): alguien entiende algo?.

Al salir de la terminal (golpe de caloret), se supone que habrá un agente de Oskarentacar esperándonos. Ya he hablado repetidas veces de la ilusión que debe suponer el clásico de todas las "arrivals": tener a alguien con un cartelito y tu nombre esperando (hoy en día también van con tablets, cosa que la salvadora del planeta agradece (basta de folios con letra fuente 72). Esta ilusión ("Srta Di") no sé si ha ocurrido alguna vez, creo que una, pero no es la tónica (voy a sugerir a los jekes que lo hagan en mi próximo viaje, viviremos esa mentira). Pues bien: hoy tampoco, nada más salir de la terminal hay una fila enorme (hablamos como de 30 tíos) con carteles, todos mirándote ansiosos y, cómo no, nunca hay un "Stra Di" o "Srto Peda".

Enseguida descubrimos con horror que el Pedateléfono no funciona en Turquía (el mío, aclaremos cuanto antes, no funciona fuera del UK como teléfono, solo se conecta a internet cuando wifi). Tema problemas telefónicos surgirá bastantes veces durante este viaje, pero podría haber sido mucho peor: por lo menos el GPS funciona y esto es nuestra salvación como mapa de carreteras, siguiendo a la bolita azul.

Buscando a oskar(rentacar) desesperadamente
Algo más vintage que cortinas de terciopelo?
El Rivoli es un festival


Como oskarentacar no está ahí con el cartel (me paseo otra vez delante de esos 30, toda una experiencia), vamos al aparcamiento, no vaya a ser que esté allá. Pero maremía: este es el parking más inmenso a pie de aeropuerto que he visto, hileras e hilera de autobuses que van a llevar a los de los gorros de paja a sus resorts. Zona de taxis, coches y más coches, pero dónde están los de alquiler. Son las 10-11 de la noche, pero está todo animadísimo. Alguien nos ha dicho que vayamos al "meeting point" y nadie sabe nada: nos mandan en una dirección, una vez allí, a otra, y así estamos un rato, envidiando a los de los gorros que no tienen más que dejarse llevar.

Por no aburrir, el encuentro con oskarentacar ocurre porque preguntando se va a Roma y ya se sabe que a mí no me importa (según gente, disfruto) preguntar (si es posible con aderezo de historia - no, va, que no soy tan pesada, solo si veo que es absolutamente necesario o que la otra persona quiere una historia). Así que uno de una ventanilla, enternecido por la pequenia vendedora de fósforos, coge su teléfono y llama al puto oskarentacar.

Qué entrañables los turcos (desmontemos el mito “El expreso de medianoche”)
Nuestra primera impresión de la amabilidad turca la tenemos en la oficina de oskarrentacar: al entrar, un señor mayor (?será el Gran Oskar, padre del imperio?) nos da tres botellines de agua fría. Más tarde descubrimos que esta hospitalidad del agua es algo típico de aquí, que aún no les ha llegado la sensatez anti-plástico de occidente y nuestro rellenado de botella de moda (os aseguro, Mini tiene diez mil) en fuentes.

El vehículo es un "Renault Symbol" blanco (nunca oí antes, pero ni idea de coches), un aburrido coche de papá berlina, porque el Peda, tras la que le cayó en California por el Chíncue (que pasó a ser un protagonista más de viaje) ya no se atreve con la gama menor. En casi todos los coches de este viaje hemos tenido problemas para conectar los teléfonos y la música no ha sido la constante banda sonora genial de otros. Entre otras cosas porque no llevaba mi música, la del Peda, ya se sabe, y Mini tiene sus propias ideas.

Son las mil, llegada al hotel
Noche de los 90 en el Rivoli: he de ir
Gracias a la bolita azul llegamos al hotel (reserva del Peda) en la parte vieja de Antalya. En recepción, un hombre de mediana edad llamado algo que suena como Jacob (dudo que tenga un nombre judío) simpatiquísimo. Nos da nuevos botellines de agua fría (Di antropóloga anota estas observaciones para el blog) y nos explica que el wifi es "temperamental" y depende de cuántos estén conectados. "Si no va, me decís, lo desconecto, todos se quedan fuera, y al conectar pilláis vosotros". Qué cachondo Jacob.

La habitación es minúscula, pero lo que entienden por lujo asiático: ¿de verdad son necesarias paredes de mármol? Sé que suena mal, pero no parece una carnicería: aún así, qué gasto superfluo. Tengo un flashback de mi junior aquel egipcio que su padre tenía una fábrica de mármol y me regaló unos vasos del pispo que aún me duelen (tal fue el impacto que hice un divague).

El calor es algo así como lo que una espera del combo “Turquía + julio” (sí, somos unos inconscientes, tal vez malcriados por vivir en la isla, pero aquí hay mar). No me gusta dormir con air con, pero esta noche es una de esas de tenerlo on, apagarlo cuando sueñas que estás explorando el Ártico, vuelta a enchufarlo al rato, y así toda la noche.

Tiendas abiertas para sus urgencias de moda o menaje a las 2 am
Mala foto: échale la culpa a mi móvil
Ah sí, no habíamos cenado, ese detalle. Jacob nos habla de la calle principal, Anafartalar, justo al doblar la esquina, que pese a ser la 1:30 am (contamos que allá son dos horas más que en UK, o sea, 23:30 de los cuerpos) es una fantasía de vitalidad: tiendas de ropa abiertas, vendedores ambulantes (cómo olvidar a uno que solo vende calcetines, a esa hora y con esa temperatura), tiendas de hogar-menaje (necesita una sartén a las 2 de la madrugada? no hay problema), tiendas de chicles y yogures y alcohol (no eran musulmanes?), tiendas de lo que sea. Ahora, los restaurantes o cafés, cerrados (para qué salir a esa hora a un bar? Mejor a comprar calcetines). Solo hay uno que es en realidad un kebab con mesas en la calle. Este es sin duda un comienzo engañoso (porque cada kebab cuesta 25 TL (liras turcas), o sea 1.5 euros) y es el precio más bajo que hemos visto un kebab, pero aquel día aún no lo sabíamos. El verdadero drama es que, a mitad del tema, a Mini se le ocurre decir "oye mami, esto no parece pollo?". Como todo divagante de pro sabrá, en mi lento camino hacia el vegetarianismo (en realidad, empujada por un artículo sobre granjas) comencé por dejar de comer pollo y ahora me da mucho asco. Oj.

A saber qué hora es aquí, allí o allá. Son las mil cuando nos vamos a dormir al congelador de mármol. Empiezan las vacaciones.


6 comentarios:

  1. Bienvenida a casa, de los otomanos a los vikingos (con esa mezcla clandestina de britanos)... por ahora tendrá que llegar con un bico desde abajo de los Pirineos... allí, donde los pollos aún disfrutan de su estancia carcelaria, como si fueran parientes pobres de Al Capone...

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  2. Sobre como se experimenta el tiempo en vacaciones Juan tiene la expresión (y el desarrollo del concepto), es "tiempo dilatado"... se estira y se encoge dependiendo de como lo uses.

    ¿habrá colada?

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  3. Echaba de menos estos divagues viajeros, con sus inevitables episodios gastronómicos (más bien, no-gastronómicos: ¡Ahí va, pero si hay que comer! ¿A quién se le habría ocurrido que eso era necesario?). Si yo tengo que viajar así, muero, pero me encanta leer vuestras aventuras. Como Moli, yo también espero que haya colada.

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  4. Hola darlings! Cómo me alegro de veros. Unos breves, pero necesarios:

    -Gracias MV, adaptándome a la City q está vacía. Pero no me hables de pollos reales (los metafóricos, quizás, y también los vikingos): algún díá veréis la luz.

    -Por supuesto MO q habrá colada, esta vez hay hasta una "luxury premium de lujo" (así llamabas al top solterismo?) con lavadora y todo (os hice foto). Pero ya q sacas el tema, ha llegado el momento de ponerte contra las cuerdas: sé que hubo colada en Alaska y todavía no he visto evidencia. Vale de titular los post "Apacible lago en las nubes", sal del armario y di las verdades!: "Colada general frente a lengua de glaciar". Dale.

    -jajaja ELENA, cada vez q tengo q escribir "desayunamos sandía y yogur" (casi cada día) me acuerdo de ti. Mira q me aburre hablar de comida pero en el de hoy voy a contar el desayuno UNICAMENTE pq no es sandía y yogur... pero oj, las sandías... maravillosas, cómo nos hemos puesto...

    love

    di

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  5. “Vibes don't lie”... tenía que empezar por aquí (santo tío Google!)… porque no me gusta nada el ilógico discurrir del english, pero también reconozo que tiene como cierta profundidad (en su uso práctico), que a veces lo convierten en una versión del metro neoyorkino en sus mejores/peores tiempos… le apetece a uno viajar en él, pero, al mismo tiempo, no lo haría por nada del mundo… tendrá eso que ver con las vibraciones (el estar en onda hipi)... en fin, no es tántrico, pero tiene mucho de oriental… lo único malo de las vibraciones, como el polígrafo, es que con entrenamiento adecuado todo es superable (o hacer que lo parezca)

    Y, para no enrollarme, me quedo con algo que ya es algo leitmotiv desde hace tiempo : las famosas (e íntimas?) coladas… no se si es un asunto específico de “mujeres”, pero me intriga mucho (curiosidad bisexual?), porque, por ejemplo, yo no la eché nada de menos en las escenas molinianas del rincón más contradictorio del mapa USA… ese estado que decidió despreciar alguna lengua nativa, para traerse, desde el quinto pino, el nombre de un padre de la patria, gran colonizador ex-europeo, como es lógico… (por muy buenorro que fuera en la construcción del imperio USA)... también puede ser un problema de que me gustan las túnicas venusinas, y que odio la típica imagen infantil de la ropa, colgando en cuerdas por todas partes (incluído el campo donde solíamos jugar y nos reñían mucho, si manchábamos la ropa, más la colgada que la puesta!)...


    Bicos descolonizadores…

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    1. Hola MV! A ver, spr me disculpo por los anglicismos, no me gustan y de verdad q hago el esfuerzo de no pasarme. Pero el inglés tiene mucho más vocabulario q el castellano y hay veces q es difícil encontrar la traducción- "vibe" por ej. es una "viración", una "onda", un "ambiente"... tal vez debería haber dicho las tres y ya está...

      No no, lo de las coladas es una broma q nos traemos con Mo y Elena de hace mucho tiempo. Pero a mí sí q me gusta ver la ropa tendida, en particular sábanas blancas en terrados (muy fotogénicas) o patios. Aquí en UK no nos dejan tender en las ventanas, y yo no tengo secadora (sé q es muy práctica pero no la necesito)... el olor de la ropa tendida... mmm

      bicos

      di

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