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11 abril 2022

"Fruta prohibida" de Jeanette Winterson: Ser lesbiana, ser ciclón, y no mirar nunca atrás

Lo sé: la cubierta es horrible
  "Oranges are not the only fruit" ("Fruta prohibida") (1985) es una novela considerada un clásico de la literatura LGBT en el Reino Unido. Jeanette Winterton, la autora, es una fuerza de la naturaleza, un ciclón, una piloto suicida (que usa un personaje para lanzar esta idea:  "-Me he vuelto loca - Pues aprovecha todo lo que puedas"). No la conozco en profundidad pero un par de entrevistas me han dado esa impresión: el propio autor de una de ellas iba preparado a ser flirteado, manipulado, seducido. Dice las cosas sin ninguna inhibición, sus amigos la califican de "leal a la vez que super exigente pero que merece la pena" y su vida amorosa ha sido de lo más florida. Ahora está casada con Suzie Orbach, la que fuera terapeuta de Lady Di y autora del clásico "Fat is a Feminist issue" (drama: leído era pre-blog, ergo no-enlazable), pero antes tuvo mil relaciones turbulentas, con una especial debilidad por las mujeres casadas, "es una mezcla de placer y peligro, pero no la tentación fácil de quien teme al compromiso". Esta frase es del final del libro, la dice la prota, pero me va bien aquí:

"I want somebody who is fierce and who will love me until death and know that love is as strong as death, and be on my side for ever and ever. I want somebody who will destroy and will be destroyed by me". 

Escandaloso fue su affaire con Pat Kavanagh, agente literaria mítica, que dejó a Julian Barnes por ella durante un tiempo, aunque luego volvió con Barnes y como es sabido, él escribió "Levels of Life" cuando Kavanagh murió de tumor cerebral en unas pocas semanas.

En "Oranges are not the only fruit"  (a partir de ahora "Oranges"), la protagonista es una niña llamada Jeanette adoptada por una pareja de clase trabajadora donde la madre era una fundamentalista religiosa. Jeannete Winterson fue adoptada en el norte de Inglaterra (Lancanshire) por una pareja donde la madre era una fundamentalista pentecostal y fue educada en esa locura. Cuando le preguntan si la novela es "autobiográfica", Winterson contesta "no, en absoluto y sí, por supuesto". Me encanta esta idea, de la que hemos hablado aquí mil veces: se escribe siempre desde la biografía de una, vivida directa o indirectamente, observada, soñada, anhelada, leída, escuchada, vista, supuesta. Pero con las mujeres siempre está esa curiosidad de la autoficción, que no con ellos:

"Oranges isn't autobiography. It's a way of using yourself and the past to create a fiction around all of that. When Paul Auster and Milan Kundera put themselves in their work it's called metafiction, when I do it it's autobiography."

En la introducción de mi edición, de 1991, Winterton escribió que el tema fundamental del libro es aquello que a todos nos toca hacer un momento en la vida, y que da tanto miedo, decidir:

"Elegir entre quedarnos un mundo hecho a medida para nosotros que puede ser seguro pero también con límites, o empujar - a menudo atravesando las fronteras del sentido común -, a un lugar personal, desconocido y no-probado antes". 

En "Oranges" esta búsqueda es una de "encontrar tu propia sexualidad y tu individualidad". Es un coming-of-age de una ninia que, creciendo en ese ambiente opresivo, descubre que tal vez las naranjas (símbolo de la heterosexualidad) no son lo único y que hay un lugar para lo que en el libro llaman "pasiones innaturales". La prota piensa que "cada vez que tomas una decisión importante, la parte que dejas atrás continúa con la otra vida que podrías haber tenido. (...) No hay elección que no suponga una pérdida" (esto de las múltiples vidas que podríamos vivir me recuerda al maravilloso Theodor Zeldin y su “Historia íntima de la humanidad”. El habla de las seis maneras de pasar por la vida y la quinta y la sexta (revelarnos a otros, ser creativos) tiene mucho que ver con el proceso de escribir, y es lo que ha hecho Winterson. Eso sí, ella cortó amarras de cuajo con ese pasado que la ahogaba, optando por otros ahogamientos (metafóricos) más agradables (en uno de sus primeros encuentros: "nos abrazamos y me sentí como ahogándome. Tuve miedo pero no pude parar"). Y cortó el hilo de Ariadna: "Hay hilos que te ayudan a encontrar tu camino de vuelta, y hay hilos que intentan traerte de vuelta". Winterson no volvió. 

Escala de Kinsey: Dónde estás?

En 1985 ser niño o niña gay debía ser pelín duro. Yo entré en la universidad en 1989 (creo) y no había gente que dijera abiertamente que era gay. Y no hay por qué decirlo, pero lo que pasaba era que se ocultaba: tenía unas amigas que todo el mundo sospechaba que eran pareja, pero ellas nunca lo dijeron ni nadie se lo preguntó. Otro de mis amigos me lo dijo años después, cuando terminamos la carrera: nunca olvidaré su azoramiento aquella tarde en el café La Palma. Hoy se me hace extrañísimo, afortunadamente todo se ha normalizado y  la situación, por lo menos en UK, es que los adolescentes piensan en el tema naturalmente, con mucho respeto hacia los demás, y se plantean dudas sobre sí mismos: muchos "no saben lo que son", y encontrarlo será parte de su desarrollo de identidad, un aspecto más de esta. [En el fondo, no se trata de "ser" nada; la preferencia sexual está en un continuo en el que todos nos movemos: cómo olvidar aquella película sobre la vida de Alfred Kinsey (Bill Condon, 2004), en la que Liam Neelson interpreta al biólogo y sexólogo, famoso por su informe y su escala. En la Escala Kinsey se mide el deseo, la atracción sexual del 0 al 6 (0=deseo exclusivamente heterosexual, 1=predominantemente heterosexual, solo ocasionalmente homosexual, y así hasta 6-exclusivamente homosexual) - hablar de esta escala puede dar mucho juego tras un par de copas en las cenas con amigos, aseguro]. Volviendo a los adolescentes de hoy, al final elegirán lo que les haga más felices, cada vez con menos presiones y mayor libertad. Son derechos humanos. Aunque esto lo pienso de un futuro en el que se progresa y a veces me tengo que recordar que ya no estamos en este mundo de hace unos años, que hoy en día la gente vota a partidos abiertamente homófobos, y el poder de la religión, que algunas pensábamos iría decreciendo con las décadas hasta desaparecer, sigue ahí. Al final, qué más da, el tiempo, ese cómplice y gran amigo en momentos de dolor y pérdida, pero también ese traidor de los momentos y la gente cuando estás ahí arriba: "El tiempo es el gran atenuante. Le gente se olvida, se aburre, se hace vieja, se va".  

Jeanette Winterson

Pero divago. Volviendo a la religión, vivir bajo una de sus versiones fundamentalistas es uno de los grandes temas de la novela. Se hace evidente y es imposible no plantearse que es una forma de abuso del menor, que habría que informar a Servicios Sociales, igual que se llama por maltrato físico: esto es maltrato emocional puro y duro. Winterson usa un tono irónico y humorístico durante toda la novela, lo cual "descarga" un poco el terror que nos está contando (por ejemplo, la niña dice que no va a ser misionera porque "no le gustan los lugares cálidos" - qué raro, en mi época todas queríamos ser misioneras, nos daban igual los mosquitos). Su madre "nunca había oído hablar de sentimientos encontrados". Qué manera más acertada de describir a una persona: inmediatamente la sientes como un marciano. Una persona de blancos y negros, de extremos, de rigidez, "en la vida había solo amigos y enemigos".  Una persona siempre interesada en "El Fin, personal y general". "Cielo o infierno? Tú eliges" (qué fácil es la vida para los religiosos). Pero es imposible sustraerse del horror pese al humor y aún así, a mí, que venía de Grahan Greene y su turra religiosa, se me ha hecho aburrido y me parece que le ha "comido terreno" a la parte de su homosexualidad. Pero tal vez me equivoque: la autora cuenta que recibe continuamente cartas de gente a los que esta novela ha dado voz, y eso es lo importante. 

"Love", de Winterson...
me encontró en una de esas librerías de Barna

Winterson dice que los escritores de cada generación tienen la responsabilidad de “
encontrar nuevas maneras de expresar las circunstancias habituales de la condición humana. Servir los restos tibios de la cena de ayer es fácil, da dinero, es popular... pero está mal". Ella vivía en Londinium  (“una ciudad donde no se vive por razones de salud"-me parto y lo confirmo, ni física ni mental, como queda claro), tras terminar en Oxford y no quería la vida de sus compañeros, trabajar en bancos o publicidad. Tenía 24 años y en esa encrucijada empezó "Oranges": "No fue un accidente, o un experimento o un capricho, fue una fuerza río abajo impulsada por un viento fuerte. Era como si el libro estuviera ya escrito". Estos trocitos los copio (a veces como ahora, me estiro y los traduzco) porque están muy cerca de mi corazón (tema recurrente, lo sé, tú también tendrás el tuyo). Y aún voy a pegar dos más, porque sí, porque este espacio no tiene límite de palabras ni de contenido, ni siquiera el límite es la paciencia del divagante, de la que abuso. 

La primera, sobre la necesidad de escribir; escribir como forma de vida. Precisamente hoy he leído una entrevista a Rodrigo Fresán en Clarín que decía

"Los escritores que dejan de escribir es … muy extraño. Además me parece peligroso. Mirá Philip Roth: anunció que dejaba de escribir y se murió al poco tiempo. Es que uno está demasiado acostumbrado al vicio. La literatura es un vicio benéfico para mí, pero no deja de ser una adicción".


La segunda, sobre lo que costaba escribir siendo mujer: 

"At college, I was told there were four great women novelists in the 19th century – Jane Austen, George Eliot, Charlotte and Emily Brontë. Not one of them led an enviable life – all of them had to sacrifice ludicrously in order to be writers. I wasn't prepared to do that.  


You could become ill so that you could retreat to the bedroom, avoid your domestic responsibilities and write like Emily Dickinson and Christina Rossetti. You had to forget about writing if you weren't prepared to sacrifice any other things you might want from life, like kids or lovers. It's not like that now."

La tercera (ooops,había prometido dos), sobre el concepto "historias": 

"Of course that is not the whole story, but that is the way with stories; we make them what we will. It’s a way of explaining the universe while leaving the universe unexplained, it’s a way of keeping it all alive, not boxing it into time. Everyone who tells a story tells it differently, just to remind us that everybody sees it differently".


Tres ideas fuerza: el vicio (la esclavitud) de escribir. Así como el fotógrafo está todo el rato encuadrando en su cabeza, el que escribe está sin darse cuenta anotando. Por lo anterior, la llamada del “retiro de la habitación” de las escritoras victorianas, que cada vez es más fuerte. Y la importancia de recordarnos que hay tantas historias como personas y que igual por ello el retirarnos a nuestras habitaciones no sea, de momento, la mejor idea.  




7 comentarios:

  1. ¿De verdad ha sido este tu primer encuentro con la Winterson? Me parece extraño que, residiendo en UK, donde es tan conocida, no hayas aterrizado antes en alguna de sus obras. No todas me gustan por igual, pero sus reflexiones siempre me parecen interesantes. Después de "Oranges", te recomiendo que leas la versión "real" de esta misma historia, su libro verdaderamente autobiográfico "Why be happy when you could be normal?" (grandioso título). La figura de la madre adquiere ahí muchos más matices.

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  2. Gracias ELENA! Sí, es curioso q no la conociera "activamente", había leído de ella pq conocía la historia de Kavanagh y al leer este libro encajó la pieza. Y sí, ese libro me lo recomendó MO: es cierto q el título es muy chulo, mientras q el de "Oranges.. " no lo es tanto. En mi edición de lo dedica a una tal Nell Gywnn, amante del rey (y en su día vendedora de naranjas en el teatro), así q creo q habra más "back story" con el título q desconozco, pq como fruta de pasión y exotismo, la naranja, ni siquiera en estos lares, lo es... :)

    hugs

    di

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  3. De nuevo héteme aquí... pero en modo suave, porque ya lei el divague, pero tu manía por soltar cargas de profundidad, varias y a diversas profundidades, me hace ir algo lentorro...

    El título con "prohibido" (la bicha de los creyentes) me resulta profundamente indeseable... nada que ver con el original de que "hai más colores"... así, tampoco hacemos, de las nuevas promociones de crías humanas, una puta alternativa al proceso de extinción "guaguaística" planetaria...

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  4. Otro memento , importantísimo e altamente controversial (cada vez más)... tiene que ver con este par de frases :

    "Volviendo a los adolescentes de hoy, al final elegirán lo que les haga más felices, cada vez con menos presiones y mayor libertad. Son derechos humanos." (Di).

    Disiento totalmente, y teniendo en cuenta tu sirenismo científico literario, non me extraña mucho...

    Vamos por partes...con menos de 18 añitos, en general, aún no se puede elegir más allá de un 80% de caminos (reales, y nada de "realidad aumentada"!)... y el de la orientación sexual me parece que anda con demasiadas silvas (toxos e xestas en Galicia), para ser considerado un camino "amigo" (a esa edad)... no es lugar para discutir, simplemente lo enuncio como problema (muy grave, dada la dinámica actual)... y, por otro lado, resulta que metes un constructo social como los derechos humanos (en su tiempo eran "romanos" y valían casi lo mismo), como si estuvieran en el ADN, cosa que sí está lo anterior...

    En fin, repito que estamos donde estamos, seamos algoritmos o homo sapiens versión mediocre...

    Pero eso nos lleva a una gráfica, que como la del famoso CI tiene más de paja que de grano... mientras no cambie el ADN de forma clara (miles de "añitos") dudo mucho que se puedan equiparar la primera y la sexta columna... la heterosexualidad y la homosexualidad (igualitarismo social aparte) están, por lo de ahora, jugando en diferentes ligas... y, repito, me limito al territorio científico, que es el que realmente me gusta (para discutir)...

    Y seguiremos divagando... y, por cierto, ya pasé por alto ese tremendo y complejo concepto llamado felicidad, que UF,UF,UF!!!

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    Respuestas
    1. Cómo estamos MV, enmedio de la Semana de Pasión? (yo currando, mando saludos a los ociosos).

      Gracias por lo de "sirenismo científico literario", es lo más bonito q me han dicho hoy... yo pensaba q a ti te gustaría lo del hilo de Ariadna. ES una buena metáfora para el "no volver". COn los hijos lo q querríamos es q se vayan tan lejos como se atrevan y el mundo sea buen@ con ell@s, y q siempre tiren del hilo para volver (no cortarlo como Winterson).

      A la disensión: yo creo q dejar a cada cual q tenga la preferencia sexual q quiera es cuestión de derecho humanos (vamos, q debe estar en el Convenio Europeo de Derechos Humanos). Parece de perogrullo, pero es q hoy en día, leyendo los periódicos, una ya no sabe bien...

      Creo, como parece q dices tú, q esta preferencia es combinación de ADN y cultura, pero hay ya demasiada evidencia para demostrar q el ADN juega un papel muy importante, luego sugerir q campanias institucionales para dar a conocer esta realidad, puedan "inducir" a un chaval a "hacerse gay" es confundir las cosas. Si seguimos la escala de Kinsey, habrá gente q está por el medio, q igual con <18 años esté con dudas (o simplemente decida en base a lo q le apetece y está disponible en ese momento), pero te aseguro q hay gente q está en el 6, q lo están desde q por primera vez sienten deseo sexual.

      Que me he liado, no sé si ibas por ahí... y "la felicidad ah ah ah ah..." (ya me has pegado una canción)... :)

      bicos

      di

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  5. Uf...recapitulemos : nada como el Palito para sentirse algo felices, aquí solo negamos que exista la felicidad completa (perfecta, by autoayuda...)... la felicidad, por partes y con mucho esfuerzo, es el pan nuestro de cada día...

    Pero lo gordo está en la toma de decisiones, en este caso sobre la orientación sexual, empezando por diferenciar la toma por parte del "que aún no puede tomar todas las decisiones" (por ley natural) y la puta costumbre de la sociedad adulta dominante para organizar la toma de decisiones de las crías humanas, tal que presentación social fuese... así que no digo que una campaña institucional favorezca la homosexualidad, pero sí que los adultos van a dejarse la piel por seguir los dictados sociales ... sean de un colectivo adulto dominanta white, black, yellow, hetero, homo, unifrodita... bogartiano o bacallainao)... me da igual... el que domina tiene el poder y el poder decide el camino que has de tomar... no se si así queda más claro lo del ADN (que yo contrapongo a un adn social)...pero lo dicho, no niego la existencia de homosexualidad al 100% ni de la correspondiente heterosexualidad al 100% (lo tengo claro casi al 99'99%)... simplemente digo que, mientras no evolucionemos más (del HS dixit), la fracción homosexual terrestre es mucho menso que la hetero, por mucho que el lobby gay mantenga lo contrario (espero que no niegues el lobbismo gay, como el ecologista)...

    ya que, por ejemplo, confundir que no estamos maduros para elegir camino sexual, y que, por lo tanto, somos ambivalentes inicialmente, no es lo mismo que podamos ser todos gays "de pequeños" y la Gran Bruja Social impide que aflore esa "personalidad" homo... "ser bixesual" (siendo inmaduros sexualmente )es habalr de la "cuadratura del círculo", sin tener puta idea de mates... aunque pueda parecer muy raro existe gente que nos dá asco una vagina y un pene, si el cerebro no está bien surtido de la química erótica precisa y eso me pasaba con 17 y me sigue pasando (más) con 71...

    ni tampoco vale poner ejemplos de sociedades tribales semiprehistóricas para decir que la separación genérica (construto social) no es algo científico... hay una cosa que se llama contexto, que se olvida mucho, voluntaria o involuntariamente, cuando, por ejemplo, las madres de crías humanas defien a su hijo/a/e como homo, trans o simlemente poliamoroso... la ficción no es solo lo que fundamenta el arte literario, también inunda a mares el imaginario colectivo del ser humano (versión mediocre de HS)... de hecho, las madres pueden maltratar de obra o de palabra (y con silencios!), pero también tomando decisiones por "su" descendencia (que no "es" de ellas!)...

    y me paro, porque para algo te entiendo, cuando tu hablas de la novensayo (o novensaya o novensaye, que para todos/as/es hay en esta taberna de aldea costamorteña)...

    Y, por cierto, esperemos que algún día(año, lustro...),a los algoritmos humanos de blogguer les dé por pensar en dejar algo más de espacio rectangular, donde vomitar todo lo que quiere salir de nuestra mente...

    Bicos indecisos...

    MV

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  6. No tenía ni idea de esta escritora. Me interesaré, espero.
    Un abrazo

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