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31 julio 2010

Prohibido prohibir lo que a mí me gusta

Total que Diva escribe ayer el "Prohibido Prohibir" y yo me pongo a contestarle y... bueno, ya saben, una cosa lleva a la otra, la gente está de vacaciones, el que no de finde... pues mejor hago una entrada. Empezaba reprendiendo a Espai, porque yo venía dispuesta a ser la la ducha refrescante y disidente en el debate (oh dear Di, pero ¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste? me dice una voz en mi orejita, hoy que no me he tomado la medicación), pero el intrépido Espai me lo pisa. Cómo es: ya no puedo ser la prímer en el lado flower-power. Pues, como dice el refrán, si no puedes ser famosa, sé infame; si no eres la prímer, incendia. No hay otra.

Empecemos por el nacionalismo (bostezo). Supongo que todo el mundo habrá ya leído hasta la saciedad que en Canarias las corridas de toros se abolieron en 1991. Se sacó una ley autonómica que decía "Es especialmente indeseable la posibilidad legal de hacer negocio de espectáculos basados en el maltrato, sufrimiento y muerte de animales". La ley fue apoyada incluso por (ji!) el PP. Yo esto no lo sabía, y no sé cuánto bombo se le dió en la época. Pero parece que el nacionalismo canario no fue, a ojos de los que ven ahora el nacionalismo catalán como culpable, la razón para la abolición de las corridas.


El interés por ver los nacionalismos que no sean el Uno, el Grande, el Español como demoníacos es el objetivo primordial de los nacionalistas españoles. Personalmente bostezo porque no me gustan ni unos ni otros (no sólo soy flower-power, también soy "ciudadana del mundo" -¡entren los del "Cóndor pasa"!), y si en algo estoy de acuerdo con mi cobloguera Diva es que también esas otras prácticas de correbous y demás restos de circo romano deberían haber sido abolidas (polakos nacionalistas: ¡booooring!) Con un par de cullons (Di, la políglota). Y sí, digo abolidas, digo PROHIBIR. ¿No había que prohibir el burka? ¿No había que prohibir "la interrupcion voluntaria del embarazo"? Anda, ¿y que los gays se casen? No me diga, ¡adónde vamos a llegar! ¿No había que prohibir que se publiquen ciertas cosas? ¿Y que un fulano vaya tajado mientras conduce? ¿No se está mejor, qué narices, en un restaurante -comiendo caza protegida- cuando el cretino de turno no te echa su humo en la cara? Yo lo prefiero, y como algunos no tienen el sentido suficiente para ciertas cosas, señores, habra que legislar. Digo. No vaya a ser que los gays luego además quieran adoptar, como en esa Pérfida Albión.

Creo sinceramente que habrá una parte de la población catalana que estará contenta con la abolición de las corridas de toros y también apoyará la abolición del resto de tortura espectáculo per se. Porque odian ese espectáculo (no es tan difícil ¿eh?) También habrá una parte que, aunque esté por la tortura espectáculo, habrá visto esta abolición con gusto por lo que supone de elevarle el anular a España. Habrá otro grupo que estará indignado, porque les gustaba la tortura espectáculo y se la suda si España o no, y ahora tendrán que irse a otro sitio a verlas (¿México?)... en fin, que la casuística será variable. No todos serán terribles nacionalistas separatistas amantes de los toros que lo hacen por joder a los demás ("Pero Di, no es paranoia cuando de verdad te persiguen!"-nacionalistas espanioles: booooring!!!).


Para terminar con el trozo nacionalista, comentar que con estos temas de ritos y stuff es interesante ver que dicen los antropólogos. Podéis leer la entrada del 29 de julio de Manolo Delgado, cuyo blog "Le cor de les aparences" está en nuestra lista de blogs. Ofrece otro punto de vista y merece la pena (aunque el título del blog esté en catalán) porque precisamente Delgado siente que el tema se haya enfocado sólo sobre el nacionalismo y habla -un poco de puntillas, me hubiera gustado que se extendiera más- de "la retórica animalista y su exhibicionismo eticista". Sugiere que con esta ley no se protege al animal, sino al espectador, y va un poco en la línea de Diva de aceptamos que se mate, se torture entre bastidores, pero no en el escenario.


Y siguiendo con antropología, pero pasando a los puntos alimentarios de mi Co, es una pena que Txelos esté comatoso prevacacional y no nos haya ilustrado con los capítulos 1 y 2 (la vaca, el cerdo) de Marvin Harris que se está leyendo en estos momentos. Al terminar el libro de Harris ("Vacas, cerdos, guerras y Brujas. Los enigmas de la cultura"), almas volubles como la mía ansían hacerse vegetarianas, porque sinceramente una cree que el mundo sería un lugar mejor si el hombre no comiera carne. Los grandes simios son aún predominantemente vegetarianos y sólo comen carne de modo excepcional. Así que vale, no nos pongamos duros: un poco de jabugo en Navidades se permite.

Resumidamente, pensemos en el ejemplo Indio: una vaca –que se alimenta de vegetales, en la India pobre de desperdicios- consume un determinado número de calorías que son transformadas en diferentes productos: leche, mantequilla, fuente de tracción -sobre todo-, su boñiga se aprovecha para la producción de energía, como fertilizante e incluso para cubrir los suelos de las cabañas. Nada se desperdicia. Si se mata la vaca y se come su carne, las calorías que va a otorgar a la familia que se la coma no tendrá comparación con las que daría si se aprovecha con el cuidado tradicional. Esta economía es mucho más racional que el sistema del así llamado primer mundo donde millones de vacas mueren al día para nutrir McDonalds. Tres cuartos de los pastos en Estados Unidos, por ejemplo, se emplean en alimentar a esas vacas, en lugar de a la gente. En cualquier cadena alimentaria, la interposición de eslabones animales adicionales provoca un descenso en la eficiencia de la producción de alimentos. Es una industria muy costosa desde el punto de vista energético (carne vs arroz, por ej) y se puede decir que la India utiliza su ganado vacuno más eficientemente que USA. Según el profesor estadounidense Vic Sussman, la alimentación vegetariana permite subsistir como mínimo a diez veces más personas con la misma cantidad de tierra. Es imposible que los seis mil millones de habitantes de este planeta comamos carne o pescado todos los días.
 
Con todo esto, soy vegetariana aspiracional. O sea, no lo soy, pero me gustaría serlo. Igual que una hace resoluciones al principios de año de caminar más, colaborar con tal organización, o dejar de una vez por todas las sobredosis de chocolate Lindt del envase rojo, lo que me parece lógico y deseable sería, por lo menos, comer menos carne. Por las razones económicas arriba expuestas, por conservación del planeta, por respeto a los animales.
En lo que no hace falta entrar es en el mensaje que de sí misma da una sociedad que sigue justificando una fiesta para torturar y ver agonizar a una pobre bestia... ¿quién es el bestia?


15 comentarios:

  1. Di, ya que me pones la muleta, entraré al trapo:

    El otro día escuché a Albert Boadella defender al toreo y lo hizo, por extraño que pueda sonar, defendiendo el valor moral de los toros.

    Según él, las corridas de toros es un arte didáctico y moral en el que aparecen representados los elementos que configuran nuestra existencia como la muerte, la vida, el valor, el miedo... Es un arte real.

    Al toro se le respeta y se le admira, se admira su bravura y su determinación a no dejarse someter ni matar. Y al torero se le exige que trate al toro con respeto evitándole cualquier sufrimiento innecesario. Así, la suerte suprema, el entrar a matar, es valorado en la medida en que provoca la muerte del animal de una manera rápida y lo menos dolorosa posible. Para hacer esto, el torero arriesga su propia vida poniéndose delante de los pitones sin otra defensa que su pericia. Si lo que se valorara en la plaza fuera el hacer sufrir al toro, le tirarían flechas o dardos o le quemarían los cuernos. Cosas que se hacen fuera de las plazas y que yo repudio.

    Es muy fácil decir que los que van (vamos) a los toros somos paletos con instintos pseudocriminales, seres sin civilizar que nos regocijamos ante el dolor y la sangre.

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  2. Niño has estado sembrado... Es tal cual lo cuentas.

    Oleeeeee pa ti!

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  3. Supongo que es esa economía vaca india, se podrán comer a los terneritos que no dan leche cuando son toros...

    I love chuletón!

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  4. Di, al mentar el burka o el tabaco y hacerlo comparable a los toros en cuanto a la prohibición, mezclas churras con merinas, from my point of view, no tiene nada que ver, you are peeing out of the flowerpot, pero eso sí, sirve para la chispa...

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  5. El gato Teodoro Adorno31 de julio de 2010, 10:13

    Bueno, todo esto es, Di, sencillamente ridículo... Las prohibiciones que mencionas se justifican por la defensa de los derechos de otros, de un bien superior: se restringe (¡no se prohíbe!) el tabaco para defender a los fumadores pasivos; el burka, para impedir la ostentación de la esclavitud en el espacio público (ya que en realidad es la mujer la que consiente, condicionada por la educación y obligada por la violencia, esta sí asesina, que en cualquier momento emerge; la ley debería ser capaz de proteger la emancipación real de las mujeres, pero esto es muy complejo); la conducción alcoholizada, en la medida en que los accidentes matan a otros, no solo al ebrio temerario (aquí en realidad tengo que reconocer que soy contrario a la obligatoriedad del cinturón de seguridad y el casco, pura coherencia, la vida es del individuo, no del estado)... En fin. Otras prohibiciones son cualitativamente distintas. Y las limitaciones de la caza se justifican por el mantenimiento de las especies. Pero prohibir la lidia es la extinción de una especie absolutamente artificial, como lo son todas las que sirven al hombre: perros, gatos, caballos, burros... todas sobreviven o no en la medida en que el hombre usa de ellas y no tienen nada que ver con la naturaleza.

    Ese vegetarianismo romántico, si bien lo justificas en razones de eficiencia energética, no deja de ser una pura aspiración siempre aplazada. A mí, francamente, los problemas de las generaciones futuras no me preocupan, forman parte de sus obligaciones de gestión de recursos, no de los míos. Ni pienso en términos de igualitarismo como tú, que afirmas que no es posible alimentar a la población de la tierra con proteína animal masivamente consumida. Seguramente no. Pero eso poco tiene que ver con las corridas de toros, que suponen un porcentaje ínfimo de las bestias sacrificadas para el consumo, y además como agente natural de mantenimiento de un paisaje (la dehesa), por más que sea secundario y no rabiosamente natural.
    En realidad, el ser humano es tan natural como la encina. Las centrales nucleares, tan naturales como el corcho. El concepto de artificial versus natural es un fantasma, una memez de nuestra cultura, un gran equívoco, fuente de las supersticiones no trascendentalistas que hoy en día menudean como sustitutos cutres de la religión.
    He dicho.

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  6. Dear Ninio, esos argumentos de "el hombre y el toro frente a frente" etc no me acaban de convencer porque esa igualdad de condiciones que se presupone no es tal. Físicamente, el hombre es infinitamente más débil, deberíamos empezar a asumirlo y únicamente mareando al toro con el capote durante mucho rato, clavándole aquello (no conozco el nombre) el picador repetidas veces , clavándole las banderillas el banderillero.. en fín, tras ese ratito en el que "le respeta y se le admira", el pobre animal acaba confuso, sufriente, y preparado para el estoque. Eso sí, de igual a igual. El hombre, el animal más peligroso que se conoce, lo es por haber sido capaz de inventar armas con las que doblegar a muchos de los animales que nos rodean. Quizás esta doblegación haya tenido un sentido a lo largo d ea historia e incluso ahora (tracción, transporte, etc) pero ahora, y por diversión, no le veo sentido. Dices que el público en la plaza quiere una muerte limpia, con escaso sufrimiento del toro (que generosos!), pero luego al final esto depende de la maestría del diestro (cuántos no tiene, después del ratito anterior, encima una mala muerte?)

    Comparto la admiración tuya al toro, me gusta pues es un animal bellísimo y me gusta porque es bravo. Pero ello no justifica que se haga de esa elevada testoterona una tortura pública para regocijo de unos cuantos que no es que sean criminales, simplemente no se ponen en la piel del animal. Este último es un ejercicio que conviene hacer de vez en cuando, no sólo con animales "irracionales".

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  7. Diva, al mentar todas las cosas que he listado sobre la prohibición aludía al título de tu entrada, muy mayosesentayochero, sí, pero con el que tú en el fondo no estas de acuerdo, porque hay cosas que crees que hay que prohibir, pq atentan contra los derechos humanos (e.g. el burka, pero tb las condiciones con las que se trabaja en las sweatshops en Asia y tantos mas ejemplos). Los ejemplos que puse eran variados, algunos irónicos, no se si se vió, pero es q no se puede "prohibido prohibir sólo lo que a mí me interesa" (e.g. los toros).

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  8. Dear Gato Teodoro A., me sorprende que tú, amante de lo abstracto y la generalidad, que huyes de datos personales y de la concretez en general, me entres uno por uno a los ejemplos de prohibición que puse (véase lo que le cuento a Diva). Claro que los derechos humanos, pero yo tb creo q los animales tienen algún derecho. Sin irnos de cabeza, q hay cada uno por ahí... pero por lo menos derecho a que no se les torture. La colación de lo almentario con los toros la he sacado pq Diva lo hacía en su divague.

    No es casual que, al estudiar ciertos comportamientos antisociales en ninios se haga especial hincapié en intentar entender si éste presenta también rasgos "callous unemotional" (cruel-inemocional). Uno de los ejemplos de estos rasgos es "crueldad hacia los animales" y exploración de si existe remordimiento por un lado y capacidad de nuevo, de ponerse en la piel de otro (ene ste caso, el sufrimeinto de un gato, pongamos-perdón, un perro, no nos pongamos personales). Con qué derecho le dice una sociedad a un ninio que no ahogue al gato o pinche al hamster con unas tijeras, o quite los ojos a un pájaro. El respeto hacia los animales, es un primer paso para respetar a tu vecino.

    Los problemas de otras generaciones no te preocupan. Me pregunto, te preocupan los de tus coetáneos? No sé de dónde viene el que a alguna gente le importe y a otra no (lo sospecho). En tu caso, no se si es que "estás de vuelta", o que nunca has ido (que caigan más velos!). Ya sabes que los conversos luego son los que con mas sania persiguen la religión de turno (serás tú uno?). Minetras tanto, los pequenios practicantes de estas religiones menores seguiremos con nuestros pequenias ofrendas rituales a la diosa razón (el humanismo, esa otra mentira, sigue con Gray). No es perfecto, pero es lo menos malo. Y tal vez en comparación con las otras religiones sea cutre, no lo niego... queda mucho que aprender en cuanto a poder y control.

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  9. El gato Teodoro Adorno31 de julio de 2010, 15:43

    Bueno, veamos. El humanismo, aquí está la clave. De hecho cuando pones el ejemplo de los niños crueles con animales lo interpretas como una especie de estado salvaje o patológico de la mente que debe superarse para alcanzar cierto equilibrio socialmente deseable. Equilibrio entre humanos. Entonces, el respeto a los animales es un instrumento, entiendo, el fin es el respeto a los otros seres humanos, no a entes no humanos supersticiosamente humanizados, como veo que admites que hacen los animalistas extremos.

    Bueno, no me parece mal el fin. Pero el hecho es que entre los taurinos hay tantos individuos crueles como entre los animalistas. No me creo ni una de las proclamas de pureza y virtud universal que los ecologistas se desgañitan en propalar como propias. Igual que tantos fanáticos de religioncillas de supermercado...

    ¿No crees que legislar por nuestra posteridad es un acto de intrusismo y soberbia más fantasioso que realista? Quizá la Andalucía del siglo XXII no tenga corridas de toros, pero sí muecines y burkas, como sigamos con el papanatismo islamófilo de los independentistas andaluces y el virtuosísimo laissez faire de los multiculturalistas suicidas y borreguitos. De todos modos, prever el futuro conduce a la soberbia mosaica rollo sarkozy cuando no a la melancolía finisecular de un Adriano moribundo...

    ¿Abogo entonces por desesperar de la raza humana? Bueno, una cosa es polemizar, donde es divertido extremar el argumento y retorcer la espontex hasta límites salomónicos, y otra diferente vivir, actividad en la que ostento una moral provisional humanista, no exenta, eso sí, de cierto cinismo --perrunismo, traduzco-- bastante más animal y socarrón.

    En todo caso no te enfades. A mí me gustan mucho determinadas formas de cristianismo extremo, místico o personal, pero no creo que lo abrace nunca de manera consciente. Es más bien cierta estética, algo inglesa-wilde o infantiloide, la que me lleva a este agnosticismo catolicoide... que la verdad es que empieza a resultarme un pelo estomagante.

    Otro velo que cae. ¿O será en realidad que vuelvo a lucirlo? Quién sabe...

    De todos modos, cuanto más tarde en caer la tauromaquia más tiempo contendremos a toda esta marea empalagosa de infantilismo sensiblero que es la ecología rampante. Sírvanos de parapeto, pues.

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  10. Parece que no me he explicado bien a pesar de los olés de Diva.

    No digo que el enfrentamiento del hombre y el toro sea de igual a igual. Por supuesto que no y por supuesto que mientras que en casi todas las corridas mueren seis toros, rara es la vez que muere un torero.

    Sería muy largo entrar a describir el porqué de cada una de las partes de la lidia, pero todas ellas van encaminadas a preparar al toro para el momento de la estocada. Los puyazos, banderillas, capotazos, muletazos, etc. tienen como objeto cansar y preparar al toro para que agache la cabeza y sea posible el entrar a matar.

    Si se mata mal, el público protesta y hay plazas, normalmente las plazas de primera, en las que si no se mata correctamente, el torero no consigue triunfar. Cuando se da un bajonazo que le atraviesa al toro el pulmón de manera que muere ahogado por su sangre el torero es pitado y abucheado, al igual que si falla repetidamente en el descabello.

    Por supuesto que el dolor y la muerte están presentes, pero no son el objeto de la corrida. La gente (o al menos eso creo) no va a la plaza a regodearse en el dolor y el la tortura.

    Respecto a lo de ponerse en la piel de los animales, no creo que a los que nos gustan los toros no tengamos empatía, ni no podamos ponernos en el lugar del toro.

    Aunque es un argumento típico del mundo taurino con el que no estoy muy de acuerdo, es cierto que esos toros llevan una vida regalada durante 4 años en las dehesas pastando, corriendo y disfrutando de una calidad de vida infinitamente más elevada que un choto (porque no llega a toro, al anño o antes lo matan) de una explotación pecuaria.

    Dado que no pueden elegir, creo que no es lícito alabar las bondades de su crianza.

    Quiero volver a indicar que la gente que va a los toros no disfruta con el sufrimiento y, como decía el gato, es un abanico social en el que hay de todo y no más ni menos listos, sensibles, empáticos, crueles o celulíticos que en el grupo de los que queréis prohibir las corridas.

    Veo una cierta superioridad moral que os autoarrogáis que no creo que sea cierta.

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  11. Francamente, creo que ya está todo dicho.

    Así que sólo comentaré la música: ¡Burning! me encanta.

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  12. Just another Espai31 de julio de 2010, 23:41

    De Santiago Amón, más gracioso que profundo, que era lo que él quería ser, como este blós, recuerdo aquel "en España no cabe un tonto más" y una defensa de los toros con brindis al sol. Como el astro, los toros, el toreo, existen sin propósito, para nada. Y eso tiene un puntito. Como la religión.

    Creo que la prohibición de los toros es similar a la de la caza del zorro aquí, en el iunaited quindom. A los que se oponen a ella no les molesta tanto el trato a los animales como que haya gente que disfrute con algo que no les gusta, que les repugna.

    Y como ocurrió aquí en España la prohibición es una farsa, diferente pero farsa. Porque corridas de toros habrá hasta que deje de haber un crío, en Cádiz o en Salamanca, que ve al animal y lo tienta.

    Lo peculiar ahora es que sea entre catalanes que quieren diferenciarse de los españoles y españoles que quieren que todos seamos iguales.

    Y de eso vamos a hablar un buen rato

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  13. Dear Ninio, uno de los problemas de hablar por escrito es que se pierde en ocasiones el tono. Yo puedo decir algo con cierta retranca y ser tomado en serio. La culpa de esto la tengo sólo yo, que no logro transmitir por escrito el verdadero punto. Pero no hay problema, para eso están estos comentarios.

    Yo no me otorgo ninguna superioridad moral a nadie. El copyright de la moralidad lo tienen otros y no seré yo quien se lo usurpe. No soy una iluminada de este tema: si hay algo que me gusta cuando voy en navidades a vetusta y salgo con mis amigos es ir a comer unas tostadas de foie a X y unos huevos estrellados con virutas de paté en Y (a los vetustianos interesados ya les daré datos en un aparte). Pero sinceramente, no me gusta pensar en el pobre pato siendo alimentado a la fuerza para q yo me lo coma luego, y preferíria no hacerlo. Es una de esas cosas q hago q preferíria no hacer, contradicciones o llámalo H.

    Mi punto es que la gente que va a los toros y "disfruta del arte" q comentas(que si verónicas que si capote) tiene que, si no le gusta la violencia, necesariamente hacer una abstracción de la susodicha violencia que está teniendo lugar en el ruedo. O sea, separarlo, disociarlo. Fijarse en la belleza del pase o lo que sea sin pensar en que el toro está sufriendo. Como yo con el foie. Si la gente que está disfrutando de ese espectáculo viera luego el estado del cuerpo del toro (desgarros, hemorragias, etc etc) igual se lo pensaban, igual sentirían un mínimo de "disonancia cognitiva" (que es lo que siento yo cuando me como el paté). Estas disonancias nos ocurren frecuentemente, y tendemos a intentar anularlas (sería como tu entrada de la entropía!). Para ello, nos contamos historias, estamos en franca negación, elegimos ignorar una parte de las consecuencias, etcc. No se si me explico. El aficionado al toro que odia la violencia (como bien has descrito en tu entrada) está por definición haciendo el ejercicio arriba descrito. Yo sólo pido como primer paso que se diga a sí mismo "mira, es una putada para el toro (pato), pero es que me encantan las corridas (foie)".

    Si miras tu argumentación, se observa la misma negación de la que hablo "Los puyazos, banderillas, capotazos, muletazos, etc. tienen como objeto cansar y preparar al toro para que agache la cabeza y sea posible el entrar a matar". Cansar y preparar? Uno que le hiciera la "autopsia" usaría otros verbos (confundir, desgarrar, y más gore veterinario)y no sólo "preparar", que es eufemismo de otras cosas. Negación, denial el de los aficionados, en el mejor de los casos. También habrá alguno al q le guste el gore.

    Para terminar, incidir una vez mas en que siento si ha parecido que hablaba desde un púlpito, pq el tono intentaba ser más bien jocoso e irónico pq ésta me parece una discusión de buperos. Intento no tomarme a mí misma muy en serio, aunque a veces en lo acalorado de los debates parece q me vaya la vida. Pero no.

    Hugs

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  14. Dear Gato Adorno,

    Pero cómo enfadarme contigo. No, menos ahora que sabemos "the name of the game".

    Sobre el ejemplo que he puesto de los ninios crueles con los animales: para tí la conclusión es que eso sólo merece la pena ser tenido en cuenta por su posterior relación con las relaciones -valga la redundancia-entre humanos. Mi conclusión es esa y además la de considerar el sufrimiento animal como algo innecesario e indeseable per se. Con ello no estoy "humanizando animales", como ya dije no entiendo el culto extremo de los animales que existe por ej en este país, pero de darle langostinos a un gato (perdona, seguimos personalizando) a la tortura hay mucho trecho. Ni lo uno ni la otra.

    Sobre la crueldad intrínseca en los taurinos y vegetarianos, por favor mira mi contestación anterior a esta. Ni tú ni yo tenemos datos sobre el tema, no los habrá, sería tal vez una pieza interesante de investigación: "Callous-unemotional traits in supporters of bullfighting, & boxing. A prospective case-controlled study" Adorno, T. & Vagando, D. (2010) Journal of deviance. (no te quejes que te he puesto de primer autor y como sabrás, en esto hay sangre... esto demuestra q yo no soy sicópata, como tantos academicos... ji). Me pierdo... yo trataba de decir q al taurino que aborrezca la violencia tiene q hacer un ejercicio mental interesante en cada corrida.

    Me gusta como acabas, con la estética wildeana... como decía aquel, ya que no podemos ser éticos, por lo menos seamos estéticos.

    Estética wildeana y wild la tuya.

    Salud, di

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  15. Dear Espai, tú vas buscando camorra y la vas a tener (se me han comido el último -MI- brownie y alguien tendrá q pagar): no me queda claro, es este blós mas gracioso que profundo (que es lo que querría ser, aún no veo una label llamada "de profundis") o al revés? A ver, a ver, q enfadada, aparte de ponerme muy guapa, llamo a los truenos allí donde estés (si es posible de vacaciones)...

    Sobre la prohibición farsa, a mí lo q de verdad me hubiera gustado es q este rollo de los toros se hubiera agotado por falta de demanda. La gente no va, no es rentable, se cierra el chiringuito. De lo q no se ha hablado hasta ahora en este debate es que parece ser que la fiestuki de marras ES SUBVENCIONADA POR EL ESTADO!!!! Pero será esto verdad? Lo leo en
    diarios altamente sospechosos y necesito contrastarlo pero es que esto sería ya muy grave. De lo q sí tengo data es de q el ayuntamiento de Pamplona contrata un seguro privado-una pasta-para los fornidos muchachos q tienen a bien meterse, muchos sin tener ni idea, me cuentan q tb hay tésnica, muchos en estado de extrema embriaguez, a correr los toros. O sea, el ayuntamiento, con nuestros impuestos, en lugar de ponernos aceras patrocina los chichones de los australianos q se han leído "Fiesta". El colmo.

    Me voy a divagar lo de maniana, q no me dejan vivir...

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