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20 agosto 2025

Spomeniks, playas fantasma, podcasts políticos, santas psicópatas, ancianos en bici: De Montenegro a Albania [Balk9]

Sábado, 19.07.25: Shkoder
Desayunamos en la terraza y a las 10:00 nos vamos (nuestro coche es hoy el que bloquea a otros!). Antes de dejar Ulcinj pasamos por la escultura de abajo, que sobrevuela la bahía de la "Mala Plaža" (me hace mucha gracia este nombre, me recuerda conversaciones con el Náufrago Ro tipo "en peores plazas hemos toreado" o "no es mala plaza"). Se trata de un "spomenik", uno de los monumentos o lugares de conmemoración histórica que construyó Tito de los años 50 a los 90 -durante la República Socialista Federal de Yugoslavia- dedicados a rendir homenaje a la resistencia del pueblo al fascismo durante la Segunda Guerra Mundial. He descubierto una web con la que me he pasado medida tarde y la recomiendo encarecidamente, es una base de datos de todos los spomeniks, su historia, por qué tienen esas formas tan raras, mapas interactivos y muchísimo más: click aquí. 


Esta se llama "Sloboda" ("Libertad"):


Solo si te gusta el brutalismo, el cemento, si valoras el mazacote. No entra fácil, es un camino: yo ahora lo amo. 


A 5 kms al norte de Ulcinj está la Playa de Valdanos. La separa de la ciudad unos campos de olivos -ni que decir tiene, milenarios - maravillosos y cuando llegas ahí, te encuentras con una cala muy chula, con poquísima gente y no solo sin desarrollar, sino que parece que cuenta una historia que no logramos descifrar. 


Un día hubo un embarcadero que se cae a trozos y está oxidado

las duchas...

Una turista se pregunta qué ha pasado aquí, por qué se ha parado el tiempo en esta playa, cómo no han llegado los Beach Clubs con su música, sus cocktails, sus hamacas y camas...
 
Ah sí, espera, que hay camas en el final de la playa hacia la derecha... pero son como de bricolaje...

Y aquí hay más restos de lo que fue un intento de hacer de esto una playa con ínfulas en el pasado: aquí las escaleras de caracol derruidas que harían las delicias de los urbex:


Exactamente un mes después investigo en internet y encuentro la respuesta. Esta cala fue ocupada por el ejército yugoslavo en la década de 1960 para construir una base naval, pero no ocurrió porque la gente protestó: no podían destrozar los (milenarios) olivos!!! Me encanta esta respuesta popular, y sobre todo que tuviera éxito: a veces deberíamos recordar que la unión hace la fuerza y esas cosas. Estamos ensimismados en nuestros teléfonos, y podrían ser un arma de encuentro de mentes maravillosa, para parar todo lo que a la mayoría no nos gusta. Como que corten olivos. 


Pero divago: aquí no hicieron base militar pero el ejército construyó un resort para los militares con cabañas y caravanas. Los restos que vimos eran de terrazas modernistas de hormigón donde había restaurantes, tiendas y demás oportunidades de consumo. Corría 1983, así que podemos imaginar el estilo, pero para quien quiera más detalles, están aquí (incluso un vídeo que te lleva de cabeza a tu infancia si eres como yo generación X). En 2007, la cosa cerró y afortunadamente a nadie se le ha ocurrido "desarrollarlo". Esta es la playa a la que veníamos ayer, pero que por culpa de un coche bloqueando la salida no pudimos: una pena, claro que a cambio conocimos a los chavales del norte de Macedonia, a su madre y a Kassandra. 


Nos da pena no podernos quedar más rato, pero tenemos que "hacer recados": poner gasolina, pasar por una pekara a coger bireks, pasar por el banco y dejar el coche alquilado, todo eso antes de coger el bus para Shkoder en Albania. 

La devolución del coche no es en una oficina ni nada: ocurre en un aparcamiento y es que el mismo chico del aeropuerto de Tivat se ha cogido un bus y ha bajado a por él. Escribe un mensaje que "va tarde por el tráfico" (recordemos: todas las carreteras de obras) y a nosotros nos sale el bus para Albania a las 13:00. Por fin llega, a tiempo, vamos a tomar algo a un bar, y clarifico con un hombre que hace copias de llaves de dónde sale el bus, porque no se ve ninguna parada. Lo que pasa es que es una furgoneta privada, para 10 personas donde nos metemos 11, luego una va sin cinturón: alegría. Esta no será la última infracción: el conductor va hablando con un tipo que lleva al lado y, mientras que yo entiendo la importancia de las habilidades sociales como el contacto visual, de verdad que no es requerido cuando conduces: céntrate en la carretera!!! También va hablando por el móvil que lleva en la mano todo el rato, y cuando llegamos a la aduana, tenemos una fila de coches enorme delante y el tipo los adelanta todos por el carril contrario sin ningún rubor.  Me siento como en el salvaje oeste. 

En la aduana, nos pide a todos los pasaportes, se va a una oficina, y sale en un plis-plas, mientras el  resto de la fila agoniza. El resto de pasajeros son dos locales (una chica con velo) y seis mochileros que se van contando sus aventuras por el mundo, y Mini escucha preparándose para su interrail del verano que viene, que parece ya vuelve a tomar forma, con nuevos destinos. Al llegar a Albania, nueva espera en un puente donde se forman colas kilométricas: hay gente pidiendo a los de los coches y mucho mercedes-benz. 


En el viaje escucho podcasts (no recuerdo cuales), pero esto es lo que anoto:
  1. La ventana de Overton es un concepto de comunicación política. Hay distintas opiniones que se pueden expresar en el espacio público sin que el individuo o partido político que las expresa sea directamente descalificado. Pero esta ventana cambia con el tiempo: se puede hacer más pequenia, más grande, o moverse. Lo que era impensable en el pasado que está diciendo la extrema derecha (sobre el aborto, los inmigrantes, etc) está entrando en "lo normal" y la gente parece que se está acostumbrando. 
  2. La teoría del atasco en las escaleras mecánicas. Ya se sabe que en el metro de Londinium, la etiqueta dicta que la gente parada se pone a la derecha, y se deja el lado de la izquierda para quien quiera suba andando. El académico de turno cuyo nombre no recuerdo dice que si llega un turista que se planta en la izquierda y monta un atasco detrás, la culpa no es del turista, sino del que está detrás que no le informa de su error. 
Como digo, no recuerdo dónde ni en qué idioma ni a propósito de qué iban estas ideas, pero hoy (20 agosto) he escuchado otro que se podría aplicar prefectamente. Es un "Today in focus" de The Guardian: "How far-right rhetoric on migration went mainstream" ("Cómo la retórica de la inmigración de la extrema derecha se hizo convencional"). Igual los que nos callamos y cambiamos de tema ante esa retórica con un cuniado o en una cena de trabajo somos como los que no dicen nada en la escalera y tenemos parte de culpa.

El cartel de abajo lo pongo como nuestro primer contacto con el idioma albanés, que tiene bastantes palabras parecidas al castellano que nos parecieron graciosas, como "pishina" o "restorant". Más adelante he visto "princesha", "elecktrik", "tualet" (burra=♂ y gra=♀). Me recordaba a Sokol llamándome "madáme". Se explica porque ambas vienen del indoeuropeo, influencias del latín y el griego, y luego del italiano. 



Llegamos a Shkoder, el bus nos deja en la "Plaza de la Democracia", que está a cinco minutos del hotel, que lleva dos meses abierto, se califica de "boutique" y es muy pequeño. Hace mucho calor, son las tres y pico, así que Mini y yo nos echamos la siesta y el Peda, inasequible al termómetro, se va un rato y vuelve con nueva SIM, leks (moneda local) y agua. 

A las 1800 ya salimos todos: paseo por el centro, una escultura que no recuerdo de qué es, pero podría ser una mención a la época comunista, o a los nazis...

De la que no queda duda es de quién es la de esta estatua: Nené Teresa (la Madre Teresa de Calcuta) que nació en lo que hoy es Norte de Macedonia, pero sus padres eran albaneses. Yo no soy ninguna experta -ni tengo ganas de documentarme- sobre esta mujer, pero me cae mal, no solo por todo lo que pensaba por monja, ni por lo que vi en el espectáculo de Mongolia cuando estuvieron aquí en el Clapham Grand hace la tira de anios, sino por escritos desde Martín Caparrós hasta Christopher Hitchens. Parece que era una psicópata de libro, y es Nobel de la paz y santa. Ya nada me sorprende. 


Rruga Kole Idromeno es la arteria principal de la vida social de la ciudad: es peatonal y tiene a los lados cafés, tiendas, museos, galerías de arte (sí, han llegado). Es muy agradable y a ratos me da la impresión de estar en Latinoamérica:



Es también un lugar cuqui de mochileros: debe ser porque es la ciudad fronteriza con Montenegro, pero hay muchos y por supuesto, albergues. Yo intenté persuadir a mis compas de quedarnos en uno por "la experiencia". Los recomendaban hasta en la guía: "mi casa es tu casa", o "the wanderers hostel": click y veréis qué chulos. Ya le dije a Mini que si va a hacer el interrail, mejor que se vaya acostumbrando...


Y otra cosa que me encantó: mucha gente en bici, incluso gente mayor. Hay muchos carriles, y siempre alegra ver a colegas ciclistas por ahí..


Vamos a cenar a un sitio que recomienda la guía  ("Aroma"- cómo estoy, ya enlazando restaurantes!). El camarero habla castellano, y se justifica con que "hay mucho turismo español" (bueno, yo ya he desarrollado mi teoría de que en esta zona tienen mucha facilidad, que no me vengan con Kassandra y con turismo). Sin esperar nada, la cena nos sorprende y es muy barato (menos de €50 los tres, y pedimos un montón de cosas- esto es del Pedalog, obviamente). Aún no sabíamos que la comida albanesa iba a ser una estrella invitada del viaje...

Buena impresión tras nuestra primera tarde en Albania. Y como este país tiene mucha miga, el próximo divague será de un libro escrito por una albanesa que me servirá para dar un repaso a la historia reciente de este país, antes de meterme a recorrerlo. 

Pub 20.08.25 @21:09

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