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07 agosto 2025

Playas para la gente, no resorts de lujo (únete a la di-Guerrilla). Vuelve Ramona y otros clásicos en la Penìnsula de Luštica. (Balk3)

 Lunes, 14 de julio 2025: Penìnsula de Luštica 
Como hemos dormido en el plegatín de la sala (lo tenemos exacto en casa, mis visitantes no mienten cuando lo alaban), cuando nos despertamos puedo correr las cortinas y hacer esto:


Esto es medicina preventiva: imagen que una necesitará abrir un martes de febrero. El Peda se va a correr y me quedo yo ahí, como una pepa. Cuando vuelve y movilizamos a Mini desayunamos con toda la tranquilidad del mundo (en las notas del Peda dice "a las 10" y salimos "a las 12": espero que se entienda la pachorra) y por fin salimos a explorar la 
península donde está Krašići, Luštica.

Primero vamos pegados a la carretera que va paralela al mar hacia el oeste, hasta un punto donde no se puede seguir avanzando, hay signos que parecen militares. Ahora, mirando el mapa descubro que ahí detrás estaba uno de los "túneles submarinos" que vendían ayer en Kotor como "atracción turística". Se trata de unos túneles que contruyó el ejército yugoslavo, 100 metros hacia dentro de la roca pero sin salida, no llevan a ninguna parte, donde te puedes meter nadando si quieres, aunque aconsejan con linterna porque está oscuro hacia el fondo (oh sí, descuide, aquí he empacado un frontal linterna sumergible). También te puedes tirar desde la parte de arriba de la cueva al agua porque cubre 10 ms. Me hubiera gustado curiosear, pero no se podía hacer independiente, había que morir al palo de ir en una motora desde Kotor y, cómo son las cosas, no tenía pila para mi linterna sumergible.  





Así que retrocedemos y tomamos otra carreteras que sube, y nos encontramos cerdos, vacas y toda la bahíá impresionante a nuestros pies. Hay alguna casa suelta, y pienso en una vida aquí: yo siempre me pregunto si ciertos lugares podrían ser "mi lugar en el mundo". 


Esa carretera termina en un lugar llamado Rose, que tiene esta playa, enmarcada como si fuera una piscina- la razón, el tráfico de barquitos y motoras que pasa por ahí. La ciudad de enfrente es Herceg Novi, que ayer no nos dio tiempo a visitar pero que, vista desde aquí, doy por visitada- algunas moles de hoteles todo-incluido sobresalen.




Al ser los montes tan empinados, no extra
ña que en cuanto te metes, enseguida cubre un montón. Este es un baño espectacular, hacemos snorkling y hay montones de sardinitas brillantes ínfimas y otros peces. Al salir nos decimos: igual este sea el mejor del viaje. Escalamos como cabras por un lado de la playa para no volver a subir la cuesta por la que hemos venido y rodear, y vamos andando al pueblo de la Playa de Rose propiamente. Hay unas pocas casas y paramos a por un café que se convierte en pizza, ensalada de tomate y pastel típico ese de ayer, solo que enorme y con fresas (en imagen). 




Si sigues caminando hacia el este, esta cala termina en un cabo donde hay un hotel pijo. Es una enclave espectacular, y como no tengo foto que le haga justicia, la he robado de la web del hotel para explicar por dónde vamos rodeando y para ilustrar el color surreal del agua: 


Total que cuando terminas de bordear eso, te encuentras una nueva cala llamada un poco friamente "Forte Rose Playa 2", que tiene en un lado un naufragio muy fotogénico. Nos damos otro baño chulo y comenzamos la vuelta al coche-que está fresquito. 





 Nuestro siguiente destino es Zanjic, en la costa sur. Parece que lo suyo era rodear un poco pero googlemaps nos lleva por una carretera que deviene en camino de cabras cada vez más estrecho. Inevitables flashbacks de aquel día en Malta en el que nos rescataron unos ancianos a los gritos de "aya aya" porque nos metimos en un camino sin salida ni vuelta atrás posible (metáforas, metáforas!). Entonces sube un coche con unas alemanas que dicen que dejemos el coche ahí mismo y que vayamos andando lo que queda. Parece que el camino termina en "unos escalones" y han tenido que venir 10 personas a ayudarles a salir. Dejamos el coche y andamos diez minutos con calor y poca convicción. Por fin llegamos al "escalón" -que hubiéramos superado sin dificultad- y a la calle empinadísima de 500ms que va a la playa y que se hace dura incluso para bajar. En esta foto no se capta el desnivel bien: 

Una vez abajo, el pueblo tiene una iglesia, un café en el que ponen telas a modo de jaimas (esto es lo  que hago yo en esas grandes mañanas de té y libro en la terraza de Vetusta), un chiringuito de helados, y una parte hacia el otro lado de la cala que no exploramos, por cabreo de no haber bajado por ahí - bolita azul de googlemaps, te quiero. El baño está también muy bien, y luego hay que subir la cuesta: momentos a olvidar. 



La isla de Mamula está enfrente. Cuando estamos allí no sé nada de todo esto (igual debería leer la guía antes, insisto), aunque en este caso no iba a cambiar el que la visitara: las habitaciones del hotel se cotizan del mil y pico al tres mil y pico euros la noche. En Mamula había una fortaleza circular construida por los austriacos en el siglo XIX, pero durante la Segunda Guerra Mundial, Mussolini la utilizó como campo de concentración y ya se sabe los divertimentos que se ofrecen a los residentes. Al capitalismo todo esto le da igual, y en 2016, el gobierno montenegrino aprobó convertir Mamula en un complejo turístico de lujo, a pesar de las objeciones de las familias de los exprisioneros. Si existiera la justicia poética, los ricos visitantes deberían ser perseguidos por los fantasmas de los torturados por las noches: ruidos de cadenas, gritos lejanos con eco, portazos metálicos. Es lo que debería ocurrir si algún día los planes del sinverguenza al que votaron presidente en EE.UU. se cumplen en Gaza.

Estos fotos no sé bien de qué momento del día son, pero forman parte del proyecto "circle of life" (círculo de la vida) de Mini: colecciona fotos de círculos. Y sí, la segunda es una nueva Ramona que compramos en un momento del día. Tristemente, nuestro diseño icónico, el de la sandía, no estaba del tamaño requerido. Imposible no unir nuestras manos a la vez que cántico en tributo a la última, que se nos escapó una tarde muy ventosa en la isla de Kos


Terminamos nuestro propio círculo de la península hacia el este por una carretera rodeada de "bosque bajo". Como no tengo ni idea de cómo se llaman esos árboles, les voy haciendo fotos con Lens, que dice que son "
encinas, mangles blancos, arbustos de hoja perenne, madroños". Pensábamos darnos el último baño en la Bahía de Trašte, en el sureste, pero al llegar, decidimos irnos. Una vez más, un resort de lujo, este tiene además un campo de golf de 18 hoyos (grande? ni idea) que enlazo porque tienen alguna foto buena de la zona. "De cómo, poco a poco, ir quitando el alma a los lugares que un día fueron de la gente", titularía yo esta película. Cuando estemos en Albania hablaré de la isla que ha comprado la hija del sinverguenza yanki, con los mismos propósitos. Esta foto no sé de qué parte del día es, pero tiene olivo y buganvilla: con estos no he necesitado Lens. 


Al llegar a Krašići, Mini y yo nos bañamos en la piscinita de los apartamentos y hoy no les consigo persuadir para cenar en la terraza, así que hay que bajar a despedirse del pueblo, que mañana nos vamos. Un sitio de pescado, justo al lado del agua, pero desde el cual no podemos ver bien la puesta de sol, así que mientras esperamos me voy a hacer fotos, con las que termino. Por lo menos al volver a casa nos queda sandía de postre, disfrutar de la terraza y despedirnos del maldito crucifijo iluminado al que, si yo fuera dueña de este lugar, haría seguro una peregrinación con una lata de gasolina. 





Pub 07.08.25 :8:00

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Ese pastel me recuerda tanto a las confiterías de mi infancia, y los boles metálicos con pie donde servían los helados . Se percibe en la
    fotos un calor húmedo pegajoso… pero los paisajes son preciosos, tu visión del sitio ha despertado mi interés . Leo con delicioso placer, mejor que el de saborear un pastel gigante …

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