Querida Mini,
Te escribo esta carta para que la noche del sábado nunca se nos olvide. Sé que habías estado antes en conciertos, en ballets, en teatros... pero ayer fue la primera vez que fuiste -conmigo!- al Royal Albert Hall, a uno de esos conciertos populares (los "Classical Spectacular"), de aquellos que tocan piezas famosas para la gente que escucha Classic FM, en lugar de la BBC3, casa de la clásica más hardcore). O sea, esto no era para escuchar todo el Concierto para piano nº 2, op. 18 en do menor de Rachmaninoff o las Suites para violonchelo solo, BWV 1007-1012 de Bach (dos de mis piezas favoritas, sin intentar pretenderme la melómana clásica que no soy). Era "música clásica para el pueblo", o el populacho, casi diría yo (imágenes de la gente de la calle disfrutando de una ópera de Mozart en "Amadeus" vienen a la cabeza... sí, "Amadeus", esa peli que aún no has visto entera- no porque te diera miedo el malo Salieri disfrazado de "Darth Vader" cuando visita al prota, sino porque el pobre Wolfgang "bebía demasiado vino"). Pero para dos chicas, una de 8 años que nunca practica su guitarra todo lo que debería (aunque esta mañana nos has deleitado con "Wild Things"), y otra de 45, mera aficionada a la clásica pero casi pro, apasionada observadora del género humano: perfecto.
Mi júnior, K, coreano, conoció a su novia, S, en un grupo de coreanos en Londinium. S. es violinista de la Royal Philarmonic Orchestra, y la semana pasada nos ofreció dos entradas. En este concierto, además, ella iba a ser "concertmaster" (concertino, violinista que dirige a los primeros violines, segunda en rango tras el director). Así que aunque no la conocíamos previamente, nos hizo ilusión saber que esa chica asiática de veintitantos que entró una vez que toda la orquesta estaba sentada y dio la mano al director era la novia de K.
Al llegar al Royal Albert Hall, te quedaste alucinada.... ya lo habías visto otras veces de paso por fuera, pero es distinto ir de noche, todo iluminado, y a un concierto! Como escribiste en tu diario "I have to go all fancy and black" (tengo que ir toda de guapa y de negro). Y las dos fuimos glamurosas en plan brujas, y allí nos encontramos desde gente con lentejuelas hasta con otros en anorak. Había muchas abuelitas inglesas de esas que abundan en los pueblos de Yorkshire, y al ver la cantidad de autobuses a la salida, mucha gente desde luego venía de otras ciudades (ya conocemos gente que viene desde Nottingham a los Proms, por ejemplo). Nota: Los Proms son un ciclo de música clásica que ocurren en verano en Londinium desde 1895. Desde hace tiempo queremos ir, pero siempre están vendidos ("sold out", el sintagma más frecuente en esta ciudad).
Recogemos las entradas en la taquilla y al entrar, nos indican seguir el pasillo hasta la puerta 6. Al ser una estructura circular, el pasillo está alrededor del hall central, cubierto de cuadros con fotos de gente que habrá actuado allí (sí, David Bowie!) y por fin llegamos a nuestra entrada. WOW, cuando entramos: "its awesome!" dices... un auditorio circular con capacidad para más de cinco mil personas, es verdaderamente impactante.
Recogemos las entradas en la taquilla y al entrar, nos indican seguir el pasillo hasta la puerta 6. Al ser una estructura circular, el pasillo está alrededor del hall central, cubierto de cuadros con fotos de gente que habrá actuado allí (sí, David Bowie!) y por fin llegamos a nuestra entrada. WOW, cuando entramos: "its awesome!" dices... un auditorio circular con capacidad para más de cinco mil personas, es verdaderamente impactante.
Esperamos unos 20 minutos: estamos en unos asientos geniales, en el centro del nivel inferior (stalls), pero hacia atrás con lo que hay pendiente. Cuánto falta, Mummy? 15 minutos? Cuánto falta? 10... Va entrando la orquesta poco a poco, detrás unos uniformados del ejército (no aplaudimos), y el coro. El auditorio está todo vendido, y hay claramente un ambiente muy distinto de otros conciertos de clásica: hay banderas británicas (la Union Jack) colgando de las paredes, y todo el mundo lleva sus propias banderas (que deben vender junto con el programa "en el puesto instalado en el hall del teatro"-gracias les Luthiers).
Entra S, entra el director, y sin decir nada, todo se pone violeta y lo que entra como un tsunami es el "Carmina Burana" de Carl Orff. Nos quedamos todos clavados en la butaca, tal es la fuerza de esa pieza. Te encanta, no parpadeas. Luego me dices que en clase de música os la habían puesto y os habían preguntado "cómo os hacía sentir", y me dijiste "asustada".
Al terminar el director se vuelve y... habla al público! Un foco de luz cae sobre él, como si fuera una superstar, y nos da la bienvenida con un tono que en absoluto asocio al de un atormentado director de orquesta, y mucho menos un estilo que fuera a ser aceptado por el público regular de conciertos de clásica.
Y así sigue el concierto, pieza tras pieza archiconocida (y amada), con alguna tal vez algo menos. Todas los movimientos más famosos de las obras que están en la cabeza de todos, nombradlas: El Claro de Luna de Debussy, El Danubio Azul, El Verano de Vivaldi, el Coro de Aleluya de Haendel, el final del Lago de los cisnes, Csárdás de Monti, Música Acuática de Handel... También óperas: La Donna e mobile, la Canción del toreador de Carmen, el coro de los soldados de Fausto, el preludio del Acto III de Lohengrin de Wagner, el Dueto de los Pescadores de Perlas de Bizet, Nessun Dorma de Turandot. Y otras que a mí me sonaban menos, como Finlandia de Sibelius o The lark ascending de Williams, o algunas abiertamente militares (recordemos que tenemos a los uniformados allí) como "The liberty bell march" o abiertamente nacionalistas como "Land of Hope and Glory" o incluso "Rule Britannia!" Al final la Overtura 1812 de Tchaikovsky... con cañones y todo!
Menudos susto! A ver, que ya íbamos preparadas porque toda la noche había sido así: luces de colores, en plan halos de láser a juego con la música, bailarinas con vestidos de esos que hacen tus delicias (aunque lo niegues) con el Danubio azul, soldados con la Marcha Radetsky, o el solista de violín paseando entre el público... pero, que no estamos en ciudad ni época para empezar a echar disparos así sin aviso! La reacción de la gente, mirar para arriba sin ninguna sonrisa en plan "qué pasa ahora", y por fin, suspiro general porque desde los arcos de arriba salen cañones y fuegos artificiales. Te recuerdo tapándote los oídos y bastante asustada, tú que no te asustas de nada (bueno, de Mozart borracho o más recientemente del pintor Turner enfermo en la peli de Mike Leigh).
Pero eso no fue, Mini, ni de lejos lo que más miedo dio de la noche. Te cuento: la última noche del ciclo de música anual veraniego, los Proms, es muy famosa por ser un poco una versión de nuestro concierto: grandes hits y además, se termina con música patriótica. La gente va disfrazada, ondean banderas, y se retransmite por la radio por todo el mundo. Este año, el "Rule Britannia!" y demás no se vieron libres de polémica, porque, tras el Brexit, el ondear una Union Jack se ha vuelto tan culpable como ondear una roja y gualda (por qué, te preguntarás? Tendrán que pasar unos años, y estudies historia, para entenderlo). Hubo un grupo que hizo un crowdfunding para comprar banderas europeas para regalarlas en el último de los Proms, y se montó una polémica porque aún había ingenuos que decían "es solo música, no politicemos la música". Todo acto es político, Mini, desde que te levantas por la mañana, y por supuesto, elegir ondear una bandera en un himno patriótico, lo es mucho más. Los símbolos importan.
Pues bien, pese a tal vez haber leído lo anterior con desinterés en la prensa en Septiembre, de verdad que yo no estaba preparada para lo que íbamos a vivir durante el concierto. Cuando comienza Elgar con su "Land of Hope and Glory", la gente comienza a ondear sus banderas, sombras de banderas se iluminan de fondo, las que hay colgadas de las paredes adquieren un nuevo relieve. Desde el principio, mirando a las abuelitas de Milton Keynes y a los señores jubilados de su trabajo de contables, decido tomarlo irónicamente, y básicamente reírme. La pareja a nuestra derecha, que tienen dos banderas nos dan una para ti, Mini, que, he de decirte, aceptas de buen grado. La señora está exultante con su buena acción: ha conseguido que las únicas dos personas sin bandera (y los tres franceses con cara de pocos amigos que tenemos detrás) enarbolen una. Mini, tengo un vídeo graciosísimo (tomado para chatajearte en el futuro, lo digo ya), en el que agitas la bandera, pero sin demasiada ilusión. La señora de Sheffield está en un momento orgiástico patriótico y tú ondeas mirando a los lados en plan "cuánto falta".
Pero esto no es nada. Luego sale uno de los tenores, con una casaca con los colores de la Union Jack a cantar "Rule Britannia" y ya se vuelven locos... y la repiten, y tiran globos desde arriba, y más luces de colores con la bandera. Mi junior me cuenta el lunes que su pobre novia esta hasta los piiii de tocar esta canción (tantos años de violín para esto), y en particular de los bises. Yo me río y filmo para mi blog, Mini. Tú, por tu famoso espíritu de contradicción, grabas un whastaapp para la familia declarándote inglesa y acusándome de no tomármelo en serio. Representamos esos papeles enfrentados riéndonos mientras salimos: no nos orientamos porque ahí enfrente esta la estatua de la Reina Victoria, luego eso debe ser Hyde Park, nos mojamos pese al paraguas, y por fin terminamos en la parada de South Kensington.
Oh, y aun me río más: la bandera está toda arrugada! Dejas el palo en una papelera y te aferras al papel mojado hasta llegar a casa. Que gran metáfora: Rule Britannia! despachurrado...
No seas mala con Mini ni con las abuelitas de Yorkshire, Di. Es muy difícil sustraerse al embrujo emocional de la estética fascista. Produce las mismas emociones que tirarte desde el trampolín más alto de la piscina: una mezcla de fascinación y horror de las que es difícil escapar. Todo está muy bien pensado: ritmos militares que hacen que tu corazón vaya más rápido, música que se te mente en la cabeza y se niega a salir de allí, exaltación de la tribu, uniformes y gritos de "vamos todos juntos a por ellos" (sin reflexionar en absoluto sobre quienes son ellos: probablemente unos pobres desgraciados a los que seguro que les podemos)...Yo soy muy sensible a todo eso. A mí me parecen fascinantes hasta los desfiles nazis y la cabra de la legión con sus cuernos dorados como un vellocino bético. (Y si se lo dices a alguien le contaré a todo el mundo lo de tu afición al animal print)
ResponderEliminarMe horroriza la estética....
ResponderEliminarahora debo decir que Finlandia de Sibelius es maravillosa, la descubrí el año pasado y me encanta.
Viva la Finlandia... de Sibelius. Me quedé sin disco de tanto oirlo.
ResponderEliminarLo demás... ambientazo repulsivo. ¿Recordáis Cabaret? ¿Recordáis Tomorrow belongs to me?
Si tenéis huevos podéis verlo aquí.
https://www.youtube.com/watch?v=LNMVMNmrqJE
Yo soy el viejo que aparece en el minuto 1.47 y luego repite (creo que en el 2.40).
Cuando vi la peli, me dio mucho miedo. Lo que nos has contado me lo da más todavía.
hola darlings,
ResponderEliminarA mí la estética nazi, CESUCHI, tb me fascina, tu secreto estabien guardado y compartido conmigo.. te acuerdas dle divague q puse algunas fotos de Leni Riefenstahl a propósito del look de los malos de la saga de "La Guerra de las galaxias"?
http://divagandodivagando.blogspot.co.uk/2014/05/25-de-mayo-star-wars-day-finde-de-la.html
Tambien la soviética.. igual voy a Moscú en breve y tengo curiosidad por loz mazacotes de arquitectura, me lo imagino como el brutalismo elevado a n. Curioso q K, mi junior, dijo q la bandera esa de fondo le recordaba a los abusos comunistas del pasado (y los nazis?, a mi me parece mucho más obvio).
Pero a MO no le gusta la estética (no sé si la de los abuelitos ocn su Union jack) pero le gusta Finlandia... ytal vez los findandeses! (entran en la taxonomía noruegos?)
NAN, recordamos Cabaret, y todo lo q viene da miedo. Me pregunto, que podemos hacer? la masa q ondea banderas y se mueve con 4 piezas famosas son la punta del iceberg. Por debajo, está la masa empobrecida q esta hasta los piii de todo, incluídos los q vamos a conciertos y vacaciones trasnatlanticas. Una élite q trabaja en el mundo de los mass media, publicidad, finanzas, a la q la globalizaciónle ha ido muy bien, pq pueden trabajar en cualquier sitio y tienen las "habilidades" q hoy se valoran... mientras q los trabajadores de las fábricas se quedan sin trabajo. Y como no saben historia, estan condenados a repetirla. Y como han conseguido aquello tan viejo del "divide y vencerás", y ahora esa masa no pertenece a nada, no hay clases sociales y conciencia del poder q se tiene unidos, estamos bien jodidos.
Los británicos spr han sido mucho de banderitas y sus himnos solemnes. Con la excusa de la música de los 60, la bandera adquirió otro tinte, y hay gente q hasta la llevaba en su Mini Cooper (tras los espejos y ene l techo, lo he vsito tb es Ekpein)... y a nadie nos daba al ojo tras un periodo de adaptación (viniendo de Ejpain, al principio tal vez fue más shock, ya ni me acuerdo). pero ahora, tras la campaña del Brexit y el Brexit, ya nada será más igual. Yo en la situacion himno patriótico del sabado ene l pasado, me habría reído por cutre. El otro día, me lo tome a risa, pero si la metáfora vale, sería risa histérica: no es normal querer dar un puñetazo en al cara a casi 5000 personas.
muxus
di
Sí señora: la estética soviética también es genial ¡Dime si esto no es una maravilla! http://staratel.com/pictures/ruspaint/big/428-1.jpg
EliminarQué chula cesi, mil gracias... me recuerda a alguna en berlin, pero no caigo...
Eliminarhttps://www.theguardian.com/commentisfree/2016/nov/23/donald-trump-climate-change-war?CMP=soc_3156
ResponderEliminarMe acabo de encontrar Este articulo... A proposito de lo q.escribi en dos malos trazos anoche, monbiot lo explica mucho mejor, y añade otras ideas. Es imprescinsible leerlo.
Di