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01 marzo 2022

Serial 43. Patrón de sueño invertido. Estella Havisham, corazón de hielo. No entres, le dirías a la prota desde tu butaca.

 
Lo que ha pasado era predecible: en esta semana de estudio, dejada a mi suerte, he terminado cambiando el patrón de sueño. Como una adolescente, cuyo ritmo circadiano -el proceso interno que regula nuestro ciclo de vigilia-sueño- es de veinticinco horas, en lugar de veinticuatro. Pero esto no es nuevo: tengo demasiado cerca en el tiempo esta metamorfosis de sanos jóvenes estudiantes -tal vez hasta deportistas- en pálidos Seres de la Noche. Unos pocos días de vacaciones en un pueblo perdido en el que no hay nada que hacer es todo lo que se necesita. ¿Para qué estar despiertos durante el día? De noche, sin embargo, hay la urgencia de tener veinte años. De noche se encuentran partes de una misma en contraposición a otros, se atisba lo que no va a ser tu vida (también por oposición: no sabes lo que quieres, pero sí eso que no) y se descubre qué cosas le gustan a tu cuerpo, ese extraño al que cada vez vas conociendo más. Esas cosas se barajaban y jugaban en ese nuestro territorio, cuando ya no quedaba nadie. La noche era siempre igual y su ritmo siempre el mismo. Teníamos tanto que contarnos y beber, y tanto por reír y tocar: como si no hubiera mañana.

Solo se dejaban los sofás desvencijados de esa casa vieja a la que llamábamos “peña” para ver amanecer. Los vampiros verdaderos ya se habrían retirado, pero nosotros por la carretera a las seis aún nos arrastrábamos hacia los rojos del cielo. Cuando se difuminaban, volvíamos y ya empezaba a salir la gente: mujeres con batas floreadas a barrer las calles, hombres viejos a dar vuelta a su huerta, el vendedor ambulante.... Y entonces era el momento para volver a casa y asaltar la nevera y cerrar las contraventanas. Hay cosas que no cambian: mi estómago en horas intempestivas se comería el mundo, también en Banderley cuando vuelvo de hacer un ingreso nocturno, pero aquí no hay contraventanas. ¿Habrán repetido estas noches este verano, el primero que no he estado allí? ¿Me habrán echado de menos, habrán dicho lo de “Mariona, ya era inglesa antes de irse”? Inglesa quería decir rara: no me reía de sus bromas de gangosos, o las de los negros. Definirse por contraposición.

Ahora son las 2 de la madrugada y no puedo dormir. Ya he aceptado mi derrota: lo que queda de semana estudiaré de noche y dormiré de día. Mejor dicho: hibernaré de día y el oso arrasará la nevera de noche. Como ahora, sí, las 2 de la madrugada y comiendo Tagliatelle en la mesa de la cocina, con los apuntes extendidos. Tagliatelle con la socorrida salsa de mi abuelo, que era bonaerense: llevaba sombrero y decía che todo el rato y hacía el mejor chimichurri. En este país de bárbaros, donde no hay ni almirez en la cocina, yo lo he adaptado para emergencias: añado los ingredientes como si fuera una ensalada. Ajo, aceite de oliva (en botellita ínfima, carísima), perejil (que no cilantro), chiles, parmesano, sal, pimienta. Le paso el rallador al parmesano varias veces, no me como el ajo, pero tras la inmersión con Sandip ya puedo con los chiles. Che, qué bueno está.

La otra noche, la que me desesperé porque aún no había asumido mi transformación temporal a Ser-de-la-Noche, fue horrorosa. Probar el método del ejército: repita DON'T THINK-DON'T THINK-DON'T THINK, en bucle, vaciando la cabeza. Nada. Levantarme a "cambiar de escenario". Nada. Mirar por la ventana. Nada. Volver a la cama. Salir a por un vaso de leche, tropezar con un taburete, un estrépito. Sopesar ir a la planta y sobornar a Derek, mi reino por una Zopiclona. Desestimarlo. Marear la perdiz: mejor aceptar esto cuanto antes, dejarse llevar y la semana que viene, cuando haya que volver a los dominios del día, se reevaluará.

Cuando termino, vuelvo al sofá amarillo, donde hay más apuntes y escondido, el fax de las pacientes de Marcé. Inútil pretender sorpresa en este párrafo: sé perfectamente dónde está el fax, tanto física como metafóricamente. Es tan central en mi vida en estos momentos (un psicoanalista diría, ¿qué te estás intentando ocultar con este juego de detectives?) que he tenido que hacer un contrato mental conmigo misma de no volver a actuar (no aspiro a no-pensar: imposible) hasta el examen (el psicoanalista contraataca: ah, ¿ahora te vas a hacer creer que lo que te consume es el examen?). Los archivos seguirán estando ahí, no hay prisa para resolver este misterio (el psicoanalista querría ahora buscar el otro misterio, el Misterio con mayúsculas que me azora, que no puede ser algo tan aburrido como un examen, tiene que ser algo oscuro, del pasado a ser posible). Pero, si lo pensamos, la realidad es: qué mejor ocasión que esta semana, despierta por las noches, para pasarme por el archivo (el psicoanalista dice: define el juego mental que nos ocupa). No, Mariona céntrate, hay mucho tema esta noche. Le doy a la tetera.

No ha funcionado: mi contrato mental, me refiero, porque el 172337XW sí, perfectamente. Acabo de entrar al archivo… pero solo un poco, solo para ver si puedo. De momento, nada nuevo, nada que no ocurra cualquier noche de guardia: cruzar la pradera, entrar por una de las puertas laterales de Banderley-C, caminar por el pasillo principal y, en lugar de girar a las plantas, o al Mess, o a la sala de ordenadores, meterme por la puerta de "Acceso restringido". Ah, y otra novedad: llevo una linterna. Esta parafernalia, el pasillo oscuro, puertas a los lados, la escalera, la sensación de transgredir y las sombras que proyecta la linterna me da miedo. Pero algún día lo podré escribir. ¿Quién dijo aquello de que todo lo que te pase hay que aprovecharlo como contenido? ¿Un retraso de avión? Contenido. ¿Un timo? Contenido. ¿Un divorcio? contenido. La ansiedad, si se la viste bien (y qué mejor que deambular por pasillos con linterna) es un gran contenido. 

172337XW. Un bosque de pasillos se extiende ante mí, y el par de nombres que he copiado en un post-it dan saltitos en el bolsillo. Estella Lawisham, la primera paciente: he elegido su nombre solo porque suena tan parecido a Estella Havisham de "Grandes esperanzas". Aquí está la ele, la a... a ver... Lancaster, Lane, Lange... al otro pasillo. Lask, Latham, Lauglin, Lawington, Lawisham. Aquí está: no hay más Lawisham, solo Estella. Estiro de la carpeta de notas, el amarillo del cartón tirando a amarillento. Solo estoy rompiendo un código deontológico profesional, pero pienso bobadas (¿Debería haber traído guantes?), en huellas dactilares, todo eso. Vamos a ver, Estella Lawisham: otra paciente con depresión postparto severa. Todos los papeles de ingreso en orden, hojas autocopiativas de color celeste, con tics dentro de cajitas: etnicidad, edad, religión, estado civil... esas cosas. Paso las páginas buscando la historia de ingreso y ahí me encuentra la inconfundible caligrafía de Sylvia Lannister. Estas elongaciones inferiores, esa letra medio rizada tan característica. Me da la impresión de que alguien que escriba así debe ser un poco artista. Me entra un flashback de la letra de mi abuela, tan rococó, tan bonita. Así les enseñaron a escribir las monjas, cuando tenían todo el tiempo del mundo: sus emes, querida Mariona, qué festival, sobre todo las mayúsculas. La cu también: Querida Mariona. Me envía cartas en las que el contenido es lo de menos: siempre similar y carente de noticias - si una lo piensa, eso debe ser la vejez, cada vez hay menos eventos del presente que compartir. Lo de más es el proceso, es la forma: es por lo que queremos a alguien incondicionalmente, da igual lo que diga. La letra de mi abuela es un placer puramente estético y todo lo que le acompaña, el olor de sus manos que creo adivinar en el sobre, la textura del papel. Pongo la cuartilla, cubierta con mi mano, sobre el esternón, que es lo mismo que decir junto al corazón.

Bajo los títulos de la historia clínica del ingreso, me decepciona ver que hoy Lannister solo hizo eso: anotar datos. No va siempre a escribir como en aquellas notas con las que me escandalicé y enamoré a la vez: para aquello hay que tener tiempo y en una planta a veces las cosas no van así. A veces has de escribir la historia contra reloj porque tienes otro paciente esperando. A veces tienes que dictar informes de alta, o sacar sangre, o salir a gritar en medio de la pradera porque no puedes más. Así que Lannister ha escrito, de una manera aséptica y profesional, la historia de la señora Lawisham: historia familiar, del desarrollo, educacional, de adicciones, forense, personalidad, examen del estado mental, impresión- formulación, diagnóstico, tratamiento. Es un ingreso corto, la paciente se recupera y es dada de alta en dos semanas. No hay mucho más. Pero aún así, aquí estoy yo para dejar volar la imaginación: Estella fue adoptada porque su padre terminó en la cárcel; su madre adoptiva era una señora mayor que nunca salía de casa y que le dio muy poco amor. Es más, como resultado de su fracaso amoroso vital, la crió para desconfiar de los hombres, para romperles el corazón. Y en el test estandarizado de personalidad, Estella ha puntuado en “cruel, manipuladora, cínica”. La paciente Estella es en mi cabeza Estella Havisham, tuvo a su Magwitch y su Miss Havisham: su vida es “Grandes esperanzas”. Me pregunto si el padre de su bebé sería Drummle o Pip.

"Robé su corazón
y puse hielo en su lugar"-
Miss Havisham (de Estella)
Mientras cierro las notas hago un nuevo ejercicio de despersonalización: verme a mí misma desde fuera, como si fuera una actriz sobre el escenario. Lo surrealista de la escena me golpea de nuevo: las tres de la madrugada, sentada en el suelo de un archivo subterráneo, con intrusiones dickensianas, enfocando notas con una linterna. Flashback de aquella película canadiense de hace unos años: Léolo, el niño leyendo con la luz del frigorífico.


Me levanto y saco el post-it: el otro nombre es Lorna Day. Bajo hacia el pasillo del principio de la dé. La señora Day tiene dos archivos unidos por unas gomas elásticas: varios ingresos, no todos en Marcé, pero en el postparto de sus dos hijos sufrió depresión psicótica, perdió contacto con la realidad. Nuevamente: una entrada aséptica de Lannister, de hecho casi nada, porque refiere al anterior ingreso con el primer bebé. Paso unas páginas llenas de resultados de análisis de sangre, notas de enfermería, y resultados de la “Edinburgh Postnatal Depression Scale”. Un momento, aquí hay letra de Lannister: título "Examen del Estado Mental". Algo que, en teoría, debemos hacer frecuentemente con los pacientes ingresados, porque puede cambiar de día a día. Se puede solventar con un párrafo, pero Lannister ha llenado la página, y me empieza a latir el corazón: leo en diagonal, y vuelvo a leer. Es el resumen de una entrevista larga que consideró debía hacer cuando la paciente le habló de sus ideas recurrentes de suicidio. Ideas que Lorna -la llama así, no “Señora Day”- considera un logro en sí mismas, porque cuando toca fondo, lo normal es estar con la mente en gris, en un barullo de algodón -ruidoso en su silencio opaco-, embobada. Así que no puede dejar de sorprenderse -y tal vez, de felicitarse- por tener una lucecita en su cabeza (plink!) que aunque sea un pozo negro como el “mátate” es algo. Sigo leyendo:

“Cuando la muerte venga, dice Lorna, como el oso hambriento del otoño, y se lleve todas las monedas brillantes del monedero, y zas, lo cierre de golpe... Ah, cómo lo quiero, cómo ansío ese momento, porque cuando venga como el sarampión, como un iceberg entre mis omóplatos... lo que voy a hacer es pasar por esa puerta con curiosidad, no con miedo, no con dudas, simplemente preguntándome cómo será todo en esa casita de campo de la oscuridad. Así que miro al tiempo como una idea más y a la eternidad como una posibilidad, y cada cuerpo como un león de coraje”.

¿En serio dijo esto Lorna, la señora Day? Esto es Lannister en estado puro: aquí tengo a la transgresora -pienso yo, ahí, con la linterna- que me enganchó cuando estaba en Marcé. Lo está haciendo otra vez. Paso la página y, hay una fotocopia de una carta: "Para Lorna", pone, y debajo ha copiado esta poesía:

When death comes
like the hungry bear in autumn;
when death comes and takes all the bright coins from his purse

to buy me, and snaps the purse shut;
when death comes
like the measle-pox

when death comes
like an iceberg between the shoulder blades,
I want to step through the door full of curiosity, wondering:
what is it going to be like, that cottage of darkness?

And therefore I look upon everything
as a brotherhood and a sisterhood,
and I look upon time as no more than an idea,
and I consider eternity as another possibility,

and I think of each life as a flower, as common
as a field daisy, and as singular,

and each name a comfortable music in the mouth,
tending, as all music does, toward silence,

and each body a lion of courage, and something
precious to the earth.

When it's over, I want to say all my life
I was a bride married to amazement.
I was the bridegroom, taking the world into my arms.

When it's over, I don't want to wonder
if I have made of my life something particular, and real.

I don't want to find myself sighing and frightened,
or full of argument.

I don't want to end up simply having visited this world

Mary Oliver.

No conozco a Mary Oliver, pero debajo hay otro párrafo, en prosa: "Lorna: yo es que, un día, cuando todo termine, para ti y para mí, un día, quiero que ambas podamos decir que fuimos la novias del asombro, del maravillarse, que cogimos el mundo entre las manos. Cuando termine, no quiero que nos preguntemos si hemos hecho de nuestra vida algo particular y real, o que nos encontremos suspirando, o llenas de razones. No quiero terminar, ni que tú termines, pensando que lo que hemos hecho, simplemente ha sido estar de visita por este mundo". Guau: cierro las notas con un gran suspiro teatral - no se puede de otra manera. Sylvia Lannister, transcribiendo el poema para Lorna: qué efecto tendría este poema en la paciente, si yo estoy casi sin respiración. Lannister: quién te hubiera conocido.

Y no ayuda lo siguiente: como en toda peli de terror convencional, tiene que haber un ruido enorme, una puerta metálica se cae al suelo - ese nivel de enorme. Se me escapa un grito y me quedo congelada. No puedo pensar, o más bien pienso muy rápido cosas que, incluso en esa situación, me doy cuenta que no tienen ningún sentido. Un portazo metálico, la puerta de una cámara: dentro hay cadáveres, ahí guardan los cadáveres en Anatomía Patológica. Y los órganos. Todo esto, con imágenes y todo, pasa frente a mis ojos en un nanosegundo. No hace falta echarle tanta imaginación, Mariona, pero la realidad es que sigo respirando muy fuerte, y he apagado la linterna. Camino con lo que creo que son pasos sigilosos hacia unos de los extremos de la sala, no sé con qué idea, con qué plan. Al llegar a la pared me paro, y espero. No pasa nada. Un buen rato: sigue sin pasar nada.


Allí me cuento la misma historia que les explicamos a los pacientes para que entiendan cómo nuestros pensamientos afectan a nuestras emociones, a nuestro cuerpo y a nuestros comportamientos. “Imagina que en mitad de la noche, estás dormida sola en casa, y de repente, un ruido inmenso abajo te despierta. El corazón a mil, casi no puedes respirar, las pupilas se te han hecho grandes, te sudan las manos y atención, pregunta: ?cuál es el primer pensamiento que viene a tu cabeza?” Indefectiblemente, la gente dice: “hay un ladrón abajo”. Aún no he tenido ningún paciente que conteste “es el viento que ha abierto una ventana”, siempre es algo peliculero. Se trata de ayudar al paciente a que llegue solo a la conclusión de que es su idea de ladrones la que está mantiendo su ansiedad. Si además, evita bajar a ver qué pasa, el miedo perpetúa el problema, pero si  baja y descubre que ha sido el gato que ha tirado una bandeja, la ansiedad desaparece. Así que ideas, comportamiento, sentimientos y síntomas físicos hacen carambolas entre ellos y el paciente que compra el modelo, ha comprado la pócima, y gana. Aunque las cosas son más complicadas a veces: ya sabemos que no deberíamos evitar esa tontería, pero lo hacemos. Ya sabemos que pensar eso es ridículo, y aún así.


No sé cuánto rato he pasado aquí, a oscuras, haciendo terapia conmigo misma. Me doy cuenta que aún tengo las notas en las manos.  Empiezo a caminar pegada a la pared, y  cerca de la esquina, hay una puerta. Está metida entre dos estanterías y aunque no activamente escondida, no está a la vista. A dónde llevará, a otras habitaciones, tal vez pequeños almacenes. El subidón de adrenalina que llevo es lo único que puede explicar por qué he vuelto a darle al botón de la linterna y estoy a lo Indiana Jones inspeccionando la puerta. ¿Voy buscando una cabeza de ídolo al que meterle los dedos en los ojos para ábrete sésamo?  Si supiera latín, seguro que hay una expresión tipo “entre dos libros” que te lleva a dar unos pasos, hasta una baldosa, que abre el misterio. ¿Por qué las cosas no son como en las pelis? ¿Por qué no tengo a mi hermana aquí?

En fin, que ya está bien por esta noche Mariona, que has conseguido bajar y leer un par de ficheros. Ahora devolver las de Lorna Day en el pasillo de la Da, y a casa. Vuelvo sobre mis pasos, y me cuento otra historia: ya sé que puedo bajar cuando quiera y sin miedo. Esto es un hospital antiguo, hay ruidos, hay tuberías, hay pasillos, hay cosas que se caen, hay ecos, pero no hay asesinatos ni nada. Lo de las cámaras del depósito de la asignatura lúgubre lo has traído tú solita a tu memoria. Seguro que es algo que algún día podré escribir y llevar a un taller de escritura a ver qué les parece. Son los nervios, como aquella vez que fui a un examen oral, y cuando me indicaron que era “la segunda puerta a la izquierda”, estuve a punto de girar el torno y meterme en la cámara. De nuevo imágenes de cabezas monstruosas, brazos, vísceras en bolsas entran en mi mente como flashbacks, imágenes intrusivas: vale de juegos mentales: solo me afecta lo que dejo que me afecte. Dejo las notas y entre tanto gore tengo otra idea: 172337XW. El código del archivo: ¿podría ser tan fácil cómo que esto fuera el acceso al cuarto?

De nuevo frente a la puerta: no hay caja de código, ya lo sabía (Indi, vuelve!) Y voy quitando libros de las estanterías de al lado, y, a la tercera: ahí está. ¿Quién es la puta ama? Ya solo falta que 172337XW funcione, y no. No podía ser tan bonito. Lo repito, esta vez pensando, estoy demasiado nerviosa 1-7-2-3-3-7-X-W. Y ay!, se mueve, se ha abierto.

En las pelis de terror siempre lo mismo: la chica (suele ser chica) se acerca a un sitio, donde espera el malo (suele ser hombre, o monstruo) y toda la sala se retuerce en el asiento a los gritos de: no entressss, no salgassss, no vayassss. Luego, he descubierto que en la vida real, en ocasiones oscuras similares, aunque pensemos siempre en el mantra de las pelis, acabamos entrando, saliendo, yendo, porque “esas cosas solo pasan en las películas”. Y esta vez no va a ser diferente: cuando ilumino detrás de la puerta no veo un cuartucho con libros y alguna escalera, lo que hay ahí es un pasillo con paredes de piedra, sin final a la vista: lo que viene siendo un túnel.

Entro, sujetando la puerta, porque una cosa es que los malos solo pasen en las pelis, pero que se me cerrara la puerta es factible. Ilumino las paredes y entonces recuerdo algo: mi regalo misterioso de Navidades. Una llave y una especie de mapa, que en un punto tenía la fórmula química de la Serotonina. Por allí bajé al túnel con Will y luego con Lucy, la chica gótica de Whitby. Está claro: ese mapa debe explicar los pasadizos y si lo tuviera aquí, podría llegar a serotonina: apuesto a que este túnel comunica con aquel.

Cuando salgo a la pradera ya está amaneciendo: debo tener más cuidado la próxima vez y salir de noche, no esperar a las señoras con batas de flores barriendo la calle. Si estuviera en el pueblo en el que nunca pasa nada, ahora cerraría las contraventanas y me iría a dormir todo el día. Pero cómo aquí, ahora, si mi ritmo circadiano está vuelta al aire. 



14 comentarios:

  1. Ay las mate y la química, el 172337XW y la serotonina... un par de mágicas llaves, para abrir el mundo hasta allí mismo, ese punto donde uno empieza a tener tal volumen de susto, que se lo hace por los pantalones (o las ajustadas faldas)...y desde luego la segunda funciona de puta madre...

    Y ese verso final (precioso) de la Mary, que me permite leer mi amigo Duo (graciñas).. y hasta meterme con un posible sentido "en galego" de la tremenda diferencia entre último y derradeiro (ya no más oportunidades), con esa rareza (para mi) del "up" siguiendo al "to end"... que podíamoso enlazar con el the end (siempre habrá otro, para que nos permita seguir vivos)... en fin, que suerte poder escribir sin ruido de explosiones diversas ni visitas intempestivas (rusas)... y, por cierto, que vaya telele me da el paseo por las catacumbas de ese misterioso "ex-manicomio"...

    Bueno, me dejo a"los Lannister" más famosos, por si... se me ocurre disfrazarme en este Martes de Entroido...

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  2. Graciñas Muiñovello por tu comentario. Fíjate q el poema está traducido en el párrafo de delante y en el de detrás, no soy tan despiadada como para dejaros a merced del duolingo. :)

    Hay una historia sobre este poema: una adolescente escribió a Mary Oliver diciéndole q la última frase ("I don't want to end up simply having visited this world") le había salvado la vida. Cuántos poemas, canciones, libros habrán salvado a cuánta gente. El otro día en el puente de Chelsea vi unas tarjetas de colores colgadas con lazos en las q ponía algo así como si has llegado aquí (con la idea la de saltar) reconsidera y llama a cualquier hora del día o noche a este teléfono-y no eran los Samaritans ni ninguna organización, supongo q sería un particular o un grupo q sentían q vale la pena dejar el teléfono conectado por las noches por si alguien así lo necesita.

    Con lo q igual sí soy despiadada es con la extensión (entono mea culpa)... como me ha dicho Fashion hoy: "a ver, que hasta Tarantino se dio cuenta q él y sus 4 amiguetes podían ver Kill Bill del tirón, pero q para el gran público, mejor cortarla en dos". Me estaba diciendo subliminalmente q cortara en dos? Da igual, pq yo creo q solo leéis los 4 amiguetes de Tarantino... jaja, pero 4!!! (spr he sido una optimista).

    bicos

    di

    PS> Me encanta lo del telele, pero el manicomio (asylum) no es "ex", te recuerdo q aún hay pacientes en las plantas...

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  3. Ay el Tarantino, lo que me costó entrar y lo imposible que me resulta salir (de su cine). Mi pasión cómica (no humorista, que soy seco, como un palo seco) me ayudo mucho en mi "paciente" indianada...

    Sobre el asylum, en Galicia "tuvimos"el famoso de Conxo y el entrañable de Lazareto, que, por el nombre, ya podemos imaginar que tenía tradición zarrapastrosa... aunque "su" playa era lo mejor de Coruña (hasta terminar en varadero)... pero lo importante es resaltar que, por lo de ahora, sigues teniendo un aura de algoritmo, más que de ser humano real, estamos en la internet, basto oceáno de información caótica, al modo sargazos del Verne... ya sé que tú te conoces (aunque no quieres que sea mucho), pero los recientes lectores solo vamos cogiendo migajas "personales" de por aquí y por allá... no te crerás que tenemos una bola mágica, tal que Saruman, para conocer la realidad (que nos cuenta la puta bola, a fin de cuentas)... lo que sí está muy claro, es que lo cuentas con tanto realismo, que si no estabas caminando por los corredores del asilo realmente, me estabas metiendo un embolado mucho más "real" que cualquiera cuento tarantiniano... y por eso que lo del telele no era precisamente una licencia poética!

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    1. Buá, qué preciosidad terrible la del "Sanatorio Psiquiátrico de Conxo": te aseguro q yo quería q Banderley diera miedo pero ni de cerca me he acercado a este horror. Y aún está abierto (he visto un artículo de El País de 2021, horrible). Eso sí, el google imágenes, qué pasada... Aquí cerca para los turistas de tercera generación (dudo q uno q venga a Londinium la primera vez vaya) hay un museo llamado el "IMperial War MUseum" (sí, el nombre tira para atrás)... lo cuento pq este museo fue en su díá un hospital psiquiátrico (The Bethlem), y te puedes hacer una idea de lo "grandioso" del tema también (por supuesto hay divague del tema si tiras para atrás). Una "Total Institution" en toda regla, q tendrás q leer los primeros capítulos de Serial para saber lo q es eso... :)

      Lo más importante es q me has desenmascarado: soy un bot q genera algoritmos, no soy humana (no eres el primero q me lo dice, jaja), ya habrás oído q los ordenadores nos van a quitar el trabajo en breve a casi todas, y las novelas (y los blogs, ni te cuento) van tb a ser escritas por replicantes como yo. Por definición, yo no he vivido nada de eso, pero lo tengo instalado, luego me alegra sobremanera q te hayas sentido en los pasillos y en los túneles conmigo. Al principio no ponía imágenes en Serial, pq quería q lo imaginase todo el lector. Luego empecé a poner, primero pq me lo paso bien pensándolas y pq hasta las Gynoids tenenos instalado un exe de empatía. Pero he tenido cuidado de no poner foto de túnel para q os lo imaginaseis vosotros... :) Ha funcionado!

      BIcos

      di

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  4. Y por si tienes tiempo, entre paseo y paseo (o entre material de estudio y material de estudio)...

    https://letraslibres.com/uncategorized/entrevista-a-marcelo-zabaloy-traducir-lo-intraducible-joyce-en-castellano/

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    1. Luego termino lo de la traducción de Joyce. Es un tema inacabable. Fíjate lo q dice: "Me pasé una tarde para traducir diez o doce líneas y ese ejercicio me produjo un enorme placer". Le entiendo: me encanta traducir pero con total libertad; o sea, nunca como algo profesional teniendo q ser fiel al autor (si el traductor es traidor, seámoslo con todas las de la ley)... quien lo lea debe saber q lo q traduzco es una versión mía del texto (como cuando lo hago aquí en el blog). Es como un juego y si se hace así, dice más del(a) traductor(a) q del autor casi.

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  5. Leído y asimilando poemas y oportunidades.

    vi

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    1. Hola Vi! Riendo con lo de "asimilando oportunidades": ya he renunciado a entenderos a los divagantes...

      abrazox

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  6. Me encanta lo del nº 6 en Retorno... Bien por la Mini (¡y la libra se la merece!)...

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    1. Gracias muiñovello! :) Ha dicho q si sigo pagando va a hacer más... Tengo q repasarlos (ya decía Hemingway aquello de q "el primer borrador de cualquier cosa es una mierda")... según ella "cómo puedes pasar un párrafo hablando de un chubasquero, a nadie nos interesa": ya ves, la Anna Wintour de divagando, tengo el enemigo en casa :).

      bicos

      di

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  7. Ya me empezaba a sentir algo místico de más, por la ausencia de botella con papel escrito dentro... y el mar anda algo picado estes días...

    Dile a la Mini que tampoco es así exactamente, ya que yo recuerdo a bote pronto una peli llamada Los paraguas de Cherburgo (era musical), claro que estaba en la primeira adolescencia y salían las hermanas Deneuve-Dorleac, todo un reto parisino... y así seguido : La rodilla de Clara, un "cuento moral" de la Nouvelle Vague, bien llenita de "chubasqueros"...

    En fin, que ya tomé mi dosis... bicos...

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    1. Estoy metiendo el papel en la botella y en un rato la lanzo... le costará un rato llegar, según vaya la corriente... atento :)

      bicox, di

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  8. Pues me ha gustado mucho, más que otros.
    Cuando era joven no entendía que la gente mayor, los abuelos de mi pueblo, se levantaran a las cinco de la mañana para ir al huerto o a otros sitios. Su ritmo era ese. Ahora lo entiendo.
    El suspense con lo que le pasa y piensa Mariona, que lleva linterna, está muy bien conseguido, no sé cómo, eso es labor de la autora.
    Alguna vez he experimentado, sin quererlo, la despersonalización pero no sabía que pudiera hacerse a voluntad. Reflexionaré sobre eso.
    En este capítulo están muy mezclados lo divulgativo y la ficción, más y mejor que en otros, diría yo.
    Sylvia Lannister parece un nombre de personaje de película, mientras que Lorna Day me suena, a mí, a cantante, de hecho es una cantante, aunque no una vedette como Tania Doris, Tina Luján o Corita Viamonte. Quiero decir que los nombres están muy bien buscados, suenan muy bien.
    Busqué al autor de Serotonina en San José, pero no lo encontré. Más que buscar miré con interés, por si acaso, pero no.

    Un abrazo

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    1. Muchas gracias Andandos! Me hace especial ilusión q te haya parecido q hay suspense pq me resulta dificil escribir "acción física" (cómo hacer eso de "entonces fulanita va y hace esto, aquello y sube y baja y vuelve y...)" de una manera medianamente interesante.

      El ritmo de los viejos madrugadores empiezo a entenderlo ahora... :)...qué rabia da despertarse a las 5...

      He dicho q la despersonalización se pueda hacer a voluntad? Yo tampoco lo había pensado, y no creo... por ser una sensación desagradable, no creo q la gente la invoque?

      Tomo nota del complejo equuilibrio divulgación-ficción. En lo siguiente q escriba cuando tenrmine serial, no habrá divulgación. Aún no sé q es, por cierto...:)

      Gracias por lo de los nombres... para mí son tb muy importantes. El de la prota lo puse provisional, pero ya se ha quedado. Lorna Day no lo pensé, salió rápido. Sylvia, se tenía q llamar así por Plath y el apellido tiene mucha sonoridad. No sé de dónde lo saqué pq alguien me dijo luego, pero no, no he visto Juego de Tronos, donde parece q hay un personaje llamado así.

      Buscaste e HOullebeq?

      otro abrazo

      di

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