Las imágenes de hoy son de las inmediaciones de la casa de la prota en Londinium |
He pasado por varias fases leyendo este clásico decimonónico: al principio, cierta excitación porque el narrador de la primera parte es el típico mayordomo británico redicho, y quién no se derrite con frases como "here, for one moment, I find it necessary to call a halt" o "I could write pages of affectionate warning on this one theme but (alas!) I am not permitted to improve- I am condenmed to narrate". Aunque últimamente a veces me estiro, no las traduzco porque perderán gran parte de su gracia. Y envido: creo que leer la novela traducida será un tostón -yo he encontrado poca cosa de interés formal. ¿Por qué lo he terminado? Hubo un par de momentos de abandonar y de ahí este divague: voy a intentar explicármelo aquí y quizás me sorprenda. No será la primera vez que me reconcilio con un libro tras escribir de él. Veremos.
Cuando digo que formalmente no me ha aportado (siempre hay frases memorables como "wasted and worn and as wild and wicked as ever"), estoy pensando por ejemplo en Dickens -que por cierto era amigo suyo y le apoyaba mucho. El único Dickens del que yo he divagado es "Oliver Twist" y lo hice en dos divagues en los que difería en parte de la formulación del personaje del autor, pero en los que afirmaba que está "maravillosamente bien escrito". También he metido el comienzo de "Historia de dos ciudades" al menos un par de veces en la "historia del divlog", y me parece uno de los mejores. Pero Collins no es así: cuenta bien, correctamente, pero mis subrayados han sido en su mayoría de ideas y de contexto, pero formalmente me ha aburrido enormemente.
Luego tenemos la trama: el misterio va del robo de un diamante enorme que se trajo un tipo tras el expolio británico de la India y que le regaló a su sobrina para su dieciocho cumpleaños. La desaparición ocurre durante la fiesta en la mansión familiar en Yorkshire, y la investigación es narrada por una variedad de voces: empieza Betteredge, el susodicho mayordomo, y le siguen unos cuantos sospechosos o adyacentes. Hay un detective maniático (a alguien le suena este perfil de la literatura posterior?) y la única narradora de las seis voces es una fanática religiosa con (de) la que al principio te ríes, pero al final, carga. Esta variedad de voces es interesante porque ninguna es confiable (volvemos al concepto del "unreliable narrator"), y con respecto a esto no puedo decir nada sobre la autoría del robo por si alguien aún quiere leérselo, pero esto también es una decepción. Esta trama -y esto es puramente personal- a mí no me llega: estas historias me gustan más tirando a lo gótico, necesito un cadáver como mínimo. Un robo no es lo mismo.
Me he imaginado que esta es la casa, por poner una |
Claro que Collins ya había escrito antes "The woman in white" -libro que leí en la era pre-divlog, afortunadamente no hay enlace- el primero de un género británico: la "novela sensacionalista" ("sensation novel"). Esta corriente duró poco (décadas de 1860-70) y sus historias estaban llenas de cementerios terroríficos, villanos malévolos, amantes-bandidos y, para que llegase al lector, todo muy sensorial -como te dicen en los cursos de escritura creativa: ruidos penetrantes, olores desarmantes, sabores exóticos. En sus tramas, locura, secretos familiares, enfermedades extrañas. Este género bebía de los viejos romances góticos (atención a la definición de "romance" aquí), a la vez que incluía elementos del realismo. Ni que decir tiene que aunque estas novelas fueran "best-sellers" de la época, las críticas y las blogueras snob no las miraban con buenos ojos. Nada nuevo bajo el sol. Nota: hay novela gótica, y novela gótica.
La plaza tiene jardines privados a los que solo acceden los residentes |
Con "The moonstone" sin embargo, Collins abre un nuevo género -que ya había existido en relato breve-, el de la "ficción detectivesca". Aquí no hay decorados a lo Tim Burton, ni suspense ni sustos, sino una investigación donde interesa más el personaje del detective -que es siempre el más listo de la sala- que el crimen en sí mismo. Recuerdo ahora al super-cool Philip Marlowe, que con su presencia llena la novela y se la come: a quién le interesa la trama ni quién mató a quién si tienes a Philip diciendo cosas como "un hombre no hace la cantidad de dinero que usted tiene de ninguna manera que yo pueda entender". La "detective fiction" sigue técnicas de investigación, uso de la lógica (ay, qué festival con Guillermo de Baskerville-más en el siguiente divague) y aunque haya giros de guión y alguna sorpresa, todo va de la agudeza del detective. Aquí se llama Sargento Cuff, está obsesionado con las rosas, y es el precursor de Sherlock Holmes.
Acaso exagero con lo de la cara de pocos amigos de los indios de mi portada? |
Descubro que en esta plaza también vivió John Lenon |
... y Anthony Tropolle ("no era mala plaza") |
El racismo no es nada, pero na-da, en comparación con la misoginia. Es, simplemente, demasiado. No sé dónde leí que sus mujeres "eran personajes fuertes" pero en la realidad, la heroína (a la que regalan y roban el diamante) es simplemente una persona tirando al mal genio y que no tiene voz propia en la narración- como he dicho, solo narra la beata, un rollo de tía. Collins, por la boca de todos los personajes masculinos tiene un "field day" machista durante toda la novela. Que si el mayordomo se casa con una sirvienta a la que no quiere porque así "le harán las cosas sin tener que pagar por ello", que si las mujeres delgadas tienen "una terrible desventaja, en mi opinión", que si "el hombre es superior a la mujer" (sin ningún tipo de ironía), "habrías hecho grandes cosas en mi profesión si hubieras sido hombre", que si "las feas lo pasan mal en este mundo", que si las mujeres somos histéricas/sin principios/ perversas / pasionales... en fin.
Y por qué no: unas cuantas imágenes más de la plaza |
La novela tiene algún punto social que prometía y que Collins debería haber expandido. En primer lugar, le da voz a un sirviente. Como sabemos, no hablan los sirvientes en Jane Austen -que por muy tiesos que estén los protas, siempre son de la alta suciedad-, Jane Eyre era institutriz pero por huerfanita, y así todo. Sin embargo, no sé si por primera vez (Ishiguro vino después), aquí hablan y tienen un papel más o menos importante los criados. Betteredge el mayordomo, gran fan de "Robinson Crusoe" (y me encanta, se enfada con los que no lo aprecian), dice cosas como "si robas a una persona eres un ladrón, en contraste con si montas una compañía en la City y robas a miles; ahí la ley de dejará en paz". "Los sirvientes no tienen el lujo de poder entregarse a los sentimientos". O esta, sobre la vida sin trabajo de los señoritos, que me encanta:
“Gentlefolks in general have a very awkward rock ahead in life - the rock ahead of their own idleness. Their lives being, for the most part, passed in looking about them for something to do, it is curious to see - especially when their tastes are of what is called the intellectual sort - how often they drift blindfold into some nasty pursuit. Nine times out of ten they take to torturing something, or to spoiling something — and they firmly believe they are improving their minds, when the plain truth is, they are only making a mess in the house".
Hay una criada llamada Rosanna Spearman, por la que Collins suele expresar estas ideas: ella dice que un día "los pobres se levantarán contra los ricos", o que ella era ladrona porque "su padre desertó de su madre" (la abandonó, pero el verbo desertar me parece más gráfico aún). Tiene la osadía de enamorarse de uno de los señoritos, cómo se le ocurre, si además de criada es fea y jorobada! Ella es parte central de la investigación con una anécdota despatarrante que envuelve una tela manchada de pintura y arenas movedizas. A ver, no es que le achaque a la novela estos trozos increíbles de trama (el final es también de traca), lo peor son los críticos literarios "interpretando" estas cosas. Hace tiempo que llevo diciendo que me encanta aprender de la crítica literaria profesional en cuanto a recursos, tropos y demás, pero cuando se meten en psicoanálisis, pongo la mano en mi revólver. O sea, que las arenas movedizas representan "que las cosas no son como aparentan", "los pasados oscuros que nos persiguen" y tal. Sí, claro, Collins estaba pensando en eso cuando metió con calzador esa parte de la trama. Give me a break.
También hay algunos comentarios sobre la clase médica y la medicina en general - "el médico se ganó una guinea por aconsejar que ella debería estar entretenida"; la beata dice "esa notoria profesión de paganos" y esto me lleva a otro punto interesante que une la vida del autor con un detalle clave de la trama: el opio. Collins sufrió de una enfermedad dolorosa que terminó haciéndolo adicto al láudano (combinación líquida de opio con otras sustancias), como otros escritores victorianos - pensemos en el «Círculo Diodati» en la villa aquella suiza el verano de 1816: Lord Byron, Mary Shelley, John William Polidori. Entre que llovía, el láudano y vamos a contarnos historias de miedo por la noche salió "Frankenstein" y "El vampiro". Coleridge, Rossetti, Abraham Lincoln y muchos más, no solo personas sino personajes literarios, han estado adictos al láudano y en "The moonstone", aparte de uno de los personajes y narradores, Ezra Jennings, el opio juega otro papel fundamental en la historia. Ahora podría seguir divagando sobre drogas y literatura y meterme en Sherlock Holmes y la cocaína (Conan Doyle había sido oftalmólogo, así que la conocía bien) pero la razón va a prevalecer y voy a terminar. Porque creo que ya me he dado respuesta: supongo que por cosas como estas, lo que te vas encontrando luego alrededor del texto, ha merecido la pena leer "The moonstone". Y también por algunas reflexiones metaliterarias como "no se encuentran los escritores a veces interfiriendo entre sus personajes?" o los usos de la escritura como terapia porque "aclara la mente".
Aunque, cuidado, escribir puede ser una terapia tan adictiva como el opio: Wilkie Collins lo sabía bien.
Juicioso uso de tus impuestos: esto te lo encuentras pasando con tu bici por Hyde Park. |
PS: termino con unas imágenes de unos "mews" justo detrás de la plaza en la que vive la protagonista en Londinium, en el corazón de Marylebone. Son los Montagu Sq. Mews, lo que fueron las caballerizas de los que vivían en la plaza que he ilustrado arriba. Hoy son monísimas casitas cuyo alquiler -no hablemos compra- nadie con un sueldo honrado, como diría Marlowe, podría pagar.
Lo único que me ha gustado de todo lo que has contado son las fotos de los mews. La novela, la verdad, es que mucho no apetece leerla. Pero en esas casas de los mews viviría yo más feliz que una perdiz.
ResponderEliminarYa siento no hacer un comentario más sesudo pero solo quería que constara en acta que aunque últimamente te comento poco, te leo siempre. :-)
Petons,
Anna
Hola darling... sí, la verdad es q la novela no la he vendido muy bien :):):) pero escucha, lo de los mews me da la oportunidad de contarte q una búsqueda rápida me ha dado q hay uno en venta por casi cuatro millones de libras (£3,750,000). Como lo lees: donde antes dormía un caballo. Eso sí, si quieres el mews de Kiera Knitghley en "Love Actually" en Notting Hill (sale regularmente en Time Out), pues conseguirlo por un millón menos. La novela no, pero esto, a que sí te lo he vendido?
EliminarPetons my lovely
di
este post está muy bien escrito, al margen de las opiniones sesgadas y tendenciosas de su patrocinadora. He dicho.
ResponderEliminarLOL Anónim@: Que estéis de acuerdo con el contenido es secundario, q os guste la forma es lo principal.... así q muchas gracias de la patrocinadora :):)
EliminarEste no me lo leo, porque tengo La piedra lunar pendiente para leer y quiero llegar a él sin tener ni idea. Sobre La mujer de blanco yo lo leí de adolescente y lo releeí cuando ya tenia blog y me volvió a gustar.
ResponderEliminarMuy bien, así lo comentamos cuando lo hayas leído.
EliminarPor cierto, ahora te puedes leer el divague del libro de Egan ("La casa de caramelo")... :) Y no recuerdo si te habías leído su primero "Visit from the goon squad"? Muy recomendable.
Happy finde!
Bueno, bueno. Al menos veo que te ha gustado el mayordomo, que es de lo mejor de la novela, sin duda. En cuanto a la beata, a mí me pareció tronchante. Creo que Collins le pone a todo más ironía de lo que parece. Mi impresión (que puede ser errónea, por supuesto) es que se lo está pasando muy bien riéndose de todo.
ResponderEliminarGracias Elena... yo al principio tb me reí con la beata pero en un punto ya me aburrí de ella, q es lo q me pasó con la novela en gral. La parte del mayordomo bien, pero en toda la segunda parte he de admitir q me pareció tostonazo... seré yo :)
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