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29 abril 2025

Nunca salga de casa sin su libro

 Martes, 29 de abril. Me despierto y me lanzo al teléfono para ver la prensa: qué noche habrán pasado todas esas personas varadas en estaciones Debe ser peor que esas largas esperas en aeropuertos cuando hay un retraso tan exagerado que amenaza cancelación: cómo olvidar aquella vez de la "tormenta eléctrica" por la que no se podía dejar Londinium y cuando por fin ya parecía que llegábamos a Vetusta, por otra tormenta nos desviaron a Barna (que a nosotras nos fue fenomenal, pero no al resto del pasaje que allí tuvo que coger autobuses a medianoche). O como para mucha gente que se tuvo que "echar a andar" como hicimos nosotros una noche de juerga en el centro de Madrid ("La noche en blanco", se llamaba la cosa, estaban abiertos museos y otras actividades culturales) y había tantísima gente y tan pocos taxis -y por lo que sea, tampoco metros, ni buses-, que tuvimos que echar a andar a la casa de nuestros amigos (que no recuerdo el barrio, solo que la parada de metro es Cuzco). Cuando llegamos ya debía amanecer. 

Ya sé que lo habéis visto, pero es que me he reído mucho

Ayer, enmedio del caos en el que nadie podía ver los whastapps o contestaba al teléfono (que hasta los fijos van por el router hoy en día!) me planteaba lo de siempre: qué lejos estoy. Para lo bueno y para lo malo, el 11M, el 15M, la pandemia. Y también recordé lo frecuentes que eran los cortes de luz en Vetusta en mi infancia (sacábamos velas pero iba el teléfono, recuerdo la emoción de hablar con amigas a oscuras) -o de agua (qué manía tenían con eso, justo el día que te lavabas el pelo). Y también qué hubiera hecho yo si estuviera allí: por supuesto, si estuviera a "unas pocas horas" caminando, pues echarme a andar, como hizo mucha gente. Ayer tuve que ir al barrio más feo del mundo, Croydon, en transporte público y me costó 50 minutos. Calculaba cuánto me costaría volver caminando de Croydon a casa, 4 horas? Bueno, cualquier cosa con tal de no dormir en aquel lugar que es una autovía con su "flyover" por enmedio de los edificios, y donde es imposible orientarte con la bolita azul del googlemaps. 

Ah, eso, la bolita azul: qué haría yo sin teléfono en esa situación, con mi nulo sentido espacial? Menos mal que aún sé leer mapas [aunque les tenga que dar la vuelta si vamos de norte a sur] y tengo varios de esos de bolsillo de Londinium que siempre ofrezco a los turistas que pasan por mi casa cuando se enfrentan a un día ahí afuera, pero que nunca aceptan. Igual les debería recordar que si se quedan sin batería, esto podría ayudar. 

Pirámide de Maslow


Pero imaginemos que no puedes "echarte a andar", como ha sido el caso de tantas personas, y te tienes que quedar a dormir por ahí: qué deberías llevar siempre contigo?  Lo primero, tiremos de los clásicos: Maslow y su pirámide, tengamos nuestras necesidades básicas cubiertas. Lo que sigue es la guía-Di de supervivencia básica, empecemos por abajo:
  • Comida. Siempre llevo un puñado de nueces en la mochila/bolso. No se rían, me han sacado de apuros, sobre todo cuando voy en bici y me da un bajón. Ayer hubieran ido bien, seguro. También soy siempre partidaria de llevar bocatas cuando viajo, cosa que no es bienvenida en mi familia porque "ya compraremos por ahí". Varias veces no ha habido comida -tienda cerrada, carrito del avión desabastecido- y mis compas han dado la bienvenida -con boca pequeña- a mi comida. 
  • Bebida: Esto es más complicado. Por supuesto siempre una botella, pero en la situación de ayer, no llega para mucho. 
No voy a seguir con la pirámide, tranquis, pero igual que hay gente que tiene una mochila del "fin-del-mundo" preparada, como teníamos las parturientas cuando se acercaba la fecha, yo  suelo salir de casa con un pequenio arsenal de esenciales, por lo que pueda pasar, y que confirmo me hubieran ido muy bien:
  • Tiritas: Otro clásico. Si te tienes que andar, además... qué  decir.
  • Cacao. Fundamental, si me tengo que ir a dormir en Atocha, no sin mi cacao. 
  • Cascos: Deberían estar en la base de la pirámide.  
  • Chicles: Esto ya para cuando se han acabado las nueces, la manzana, el bocata...
  • Powerbank para cargar el móvil. Esto solo lo llevo de viaje, no en ciudad. 
  • Tapones de los oídos. Esto es tal vez algo mío, pero es mi manera de "desconectar" e imagino qué gran ayuda hubiera sido tirada anoche en la estación de Sants, por ejemplo. 


Pero eso sí, hay algo mucho más importante que todo esto y sin lo que no se puede absolutamente nunca salir de casa. Yo siempre digo que hay que llevarlo por si acaso se queda una colgada en un ascensor (quién me iba a decir que hubo gente que se quedó en ascensores! no, no soy vidente, pero de peque me quedé con la yaya en el del Banco de España de la Plaza del mismo nombre, uno de esos de madera clásicos). 



En fin, que para cualquier cosa, hagas lo que hagas, nunca salgas de casa sin un libro. Porque una no sabe lo que puede pasar y si al final del día vas a terminar leyendo en un ascensor, hospital o.... comisaría. Salvemos el nimio detalle de que cuando anochezca no habrá luz - pero que te quiten lo leído las horas de antes. Y entonces, pues meterte a lo que ha hecho la gente: hablar o incluso bailar con desconocidos. Otros niveles de Maslow: igual hasta te sale un divague.

Así lo vimos -y así se lo contamos- desde la isla. Muchos besos divagantes, espero que todo fuera bien. 

11 comentarios:

  1. Debo pertenecer a tu club, durante mucho tiempo (demasiado para mi gusto) inaxio se descojonaba de mí porque descubrió q llevaba tiritas en el bolso. Y claro, comida en los viajes... En fin todo eso q las abuelas sabiamente te decían de estate preparada, que no sabes qué puede pasar.
    Todo bien por aquí, más allá de constatar lo sabido de nuestra vulnerabilidad y dependencia tecnológica.
    Muxus
    Marisa

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    1. Marisa, acabo de terminar los bocatas de jamón para el vuelo de maniana. Total q estoy desconsolada pq no voy a poder traerme más jamón (ni dentro de bocata!) a la vuelta por no se qué restricción sanitaria. Odio odio odio a peter pan.

      Como decían las abuelas, no salgas con bragas de estar por casa q se puede tener un accidente... :)

      A mí lo q más así me dejó fue q los fijos tampoco fueran... como dice una amiga, ni los cepillos de dientes!

      muxus darling

      di

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  2. De todo lo pasado y visto me quedo con un buen recuerdo y esperanza en el género humano. En la sala del hospital donde estaba, las baterias y los generadores saltaron al segundo, nos fuimos a andar y a tomar unas cervezas antes de que se calentaran (en vez de atracar tiendas), voluntarios dirigiendo el tráfico, la gente bastante tranquila, solo aquellos que tenían que desplazarse muy lejos andaban preocupados, la gente ofreciendo pasar la noche en sus casas, personas compartiendo radios e información con los amigos y vecinos (especialmente los mas ancianos sin compañía) ... Lo único es la sensacion de vulnerabilidad que te asalta al acabar el día ... un momento de claridividencia que dejas pasar para protegerte y poder seguir siendo moderadamente feliz.

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    1. Me alegro mucho de q tuvieras esa buena experiencia, Anónimo de las 1053... yo he hablado con alguna gente q lo mismo. La misma Mini me decía, "qué guay ,qué aventura" , por una parte tiene curiosidad de cómo era la vida sin teléfonos. Me encantó la gente q salía de sus pueblos a las pedanías a llevar agua y matecados o sobaos... Pero es cierta la vulnerabilidad y da miedo. Hoy he escuchado un artículo de The Guardian sobre las cabinas de teléfono, por qué no las quitan, ahora q tiene todo el mundo móvil y una de las razones era esa: se hacen aún 5 millones al anio y suelen ser en situaciones de vulnerabilidad, desde personas maltratadas hasta otras q se pierden en un monte sin cobertura...

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  3. Un pequeño susto, dado la que está cayendo... y un gran cabreo previsto, dado el tipo de oposición política que se sufre en este país...

    Bicos iluminantes...

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    1. Lo de la oposición da ascopena. Cada vez q veo salir a ese amargado a poner peros por lo q sea, suspiro...

      bicos enlighted

      di

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  4. Mi experiencia con el apagón fue estupenda: me pilló por la calle, de regreso a casa (por suerte, decidí ir andando en lugar de coger el metro) y, después de catar un poco el ambiente callejero (nada de pánico, la gente en las terrazas, los coches de lo más cívicos, dejando pasar a los peatones), me encerré el resto del día en mi casa a bordar (como buena señora victoriana) y a leer hasta que oscureció. Para cuando empezaba a dudar de mi capacidad para hacer la cena a la luz de una linterna, volvió la luz. Tarde perfecta analógica: sin móvil ni ordenador, y con la radio de pilas (yo sí tengo, soy antigua) de sonido de fondo.

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    1. Era claro, Elena, a ti te teníá q afectar victorianamente... suena como una tarde fantástica. Eso sí, yo leí q el Eixample era un jaleo en las intersecciones y recé una novena pq hay q ver a qué velocidad van los coches por esa zona... pero por lo q cuentas, mis oraciones tuvieron efecto :)

      Bess

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  5. A mí me pilló currando. Volví a casa a comer y luego vuelta al curro por la tarde. Casi todas mis comunicaciones fueron por sms. Y pude volver a casa a comer gracias al bus urbano vetústico. Y me sorprendió la estoicidad de la gente al volante. Se veía buen comportamiento a pesar de no haber semáforos. La policía no podía estar en todos los cruces. El tráfico "autoregulado" me recordó a lo que ví en Buenos Aires en un viaje de hace dos décadas.

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  6. Y en casa agradecimos las radios a pilas que seguimos usando casi a diario. Que viva lo analógico. En la margen izquierda pronto volvió la luz, así que nuestra "oscuridad" duró menos que en otros barrios de Vetusta.

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  7. Paquete de pañuelos de papel, cacao, cascos bluetooth y otros con cable, tiritas y toallitas forman parte de mi kit básico diario.

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