De todos esos consejos que te dan los gurús de la salud y el bienestar (paso al frente si has seguido alguno: yo, sacar la tostadora de la encimera ya que "nunca nada bueno salió de una tostadora"), uno de los más recientes es que hay que hacer "journaling" (o sea, escribir un diario). ¿Qué será esto para la gente que "no lo lleva dentro"? Por ejemplo, yo no "llevo dentro" levantar unas pesas de 4kg que me regaló Mónica para mi cumple: están ahí sobre una esterilla de yoga que me dejó Lorraine cuando se cambió de casa (suena a complot de amigas que intentan que yo haga ejercicio, ¿no? porque, sí, sé que a estas edades he de trabajar la fuerza y la-la-la). Este pequeño potro de tortura doméstico (también hay otro instrumento que fue del Peda, como de remo) me mira mínimo ocho horas al día porque lo tengo en la habitación de mi mesa de trabajo, como tentándome, pero soy ciertamente inmune a sus cánticos de sirena. Llevo desde pre-vacaciones sin levantar una pesa, y es mi "resolución de curso nuevo" que esto cambie. Mientras tecleo esto podría estar ahí, sobre la esterilla; lo que pasa es que estoy haciendo lo que más me gusta, lo podríamos llamar "journaling". Que también hay que hacerlo, dicen.
O sea, me pregunto si llevarán tan mal esta prescripción la gente que nunca ha escrito, o mejor dicho, "que nunca ha necesitado escribir". Hemos hablado ya muchas veces en el blog de por qué escribe la gente, del "Why I write" de Orwell, y enlazado el artículo aquel de El País sobre el tema. ¿Lo llevarán como un lastre como yo lo de las pesas? (metafórica y en mi caso, no metafóricamente) ¿Harán el "journaling" porque es bueno para nosequé arrastrándose?
Quién sabe, pero toda esta introducción para contar que el sábado, yendo a otro sitio, pasamos por la Maughan Library en Chancery Lane y había un cartel que anunciaba una exposición sobre... diarios! "Hand writing history: 200 years of personal diaries" (Historia manuscrita: 200 años de diarios personales). Aquí tenéis el cartel:
La Maughan Library es la principal biblioteca de investigación de la universidad de King's College Londinium (en el campus de Strand). Es un edificio neogótico del SXIX, que originariamente eran los Archivos Públicos y lo compró la universidad en 2001. Alguna escena de "The imitation game" (Tyldum, 2014) se rodó aquí. Perdámonos por sus pasillos:
La exposición está en The Weston Room, que originariamente era una capilla medieval y que es una estancia maravillosa:
Aquí se expone la colección del artista Dylan Jonas Stone que ha ido coleccionando diarios manuscritos que escribía la gente desde principios del SXIX hasta hoy en día. Hay muchos de gente anónima: la madre que en 1808 llora la mujerte de su niña, el soldado que relata un día en las trincheras en Primera Guerra Mundial, los bombardeos en el sur de Londinium durante el Blitz en 1944...
Yo no puedo ni imaginar la ilusión que me haría encontrarme en un arcón de un desván de casa familiar de pueblo el diario de, por ejemplo, mi bisabuela Felisa que nació en 1888 o mi tatarabuela Antonina que nació en 1850. Tristemente, no conservamos casa familiar de tan atrás, y a saber si mis antepasadas sabían siquiera escribir, pero mi interés por ellas está ahí. ¿Me leerán a mí mis tataranietas? Probablemente no, pero ojalá sí: os mando un beso.
Esta inquietud por captar el momento en el que vivimos, tomar notas, es curiosa. Tengo un amigo que ya cuando le conocí en 2004, en medio de la nada en Bolivia, sacó del bolsillo un aparatito al que le habló: llevaba consigo siempre una grabadora, como con las de dictar informes en el curro, e iba metiendo ahí sus ideas.
Me entero que Coleridge era uno de esos que tomaba notas y las titulaba con frases como "Fly Catcher" (matamoscas) o "Day-Book for impounding Stray Thoughts…" (Libro de día para pensamientos vagabundos incautados). Eran notas al vuelo, aún no preparadas en absoluto para la publicación... eran más bien "laboratorios de investigación". Nota: Coleridge no estaba en la exposición.
Aprovecho para pedir disculpas por la pésima calidad de las fotos. Se me olvidó quitar el flash, iba con prisa, la vida...
En el cuaderno de comentarios del final escribí algo en la línea de que hoy el equivalente de esos diarios es bloguear. La razón final es la misma. Y no puse "entre en D&D", pero si hubiera sido en castellano, igual lo hubiera hecho: da para una buena historia de "cómo llegué a tu blog". Claro que es esas también tengo alguna aún más chula... :)
Tristemente este diario no estaba en la exposición (aunque tuve un manuscrito de Middlemarch al otro lado del cristal en la
British Library hace unos meses), pero quiero hablar un poco de las notas que tomaba George Eliot mientras escribía esta novela: los llamaba "Quarry". Un quarry es una cantera, donde picas piedra duramente y quizás tras mucho trabajo igual llegues a encontrar un diamante.
Y lo de abajo es una página del quarry de Eliot que me hace particular ilusión: son las notas que tomaba del diario médico "The Lancet" (que no sé si es conocido fuera de aquí, pero es una institución y aún existe) para crear al personaje del doctor Lydgate. Esto está en la Houghton Library en Harvard.
Al salir de la Weston Room nos unimos a un grupo de estudiantes que iban haciendo un tour, y les seguimos hasta la sala de archivos original, la construyeron para estar blindada ante posibles incendios. Me recuerda mucho a la
Londinium Library que es toda así:
Retrocediendo por el pasillo llegamos a la famosa "Sala de lectura dodecagonal", inspirada por la del Museo Británico. Fue muy difícil hacer esta foto porque la niña victoriana aka Mini no me dejaba ("it's not allowed!!!!"):
Y ahora podría terminar aquí, pero luego nos encontraron nada menos que tres Banksys, y los tengo que poner.
Estos dos primeros ya los conocía-están en un subterráneo bajo
Barbican. Precisamente allí alguien había alquilado el invernadero [fotos
aquí, muy abajo] para casarse. Fue curioso verlos llegar porque entraron las damas y los damos de honor en parejas (como siete) y no había oficiante. Al final, llegó la novia del brazo de su padre... y su madre! Dentro de lo que paso de las bodas, esto me pareció tirando a original (claro que ya estoy preparándome para lo peor con la ninia victoriana).
Nuevas disculpas por la foto con el maldito foco ahí delante: era el único ángulo para ver el evento. Y el siguiente Banksy estaba en Brick Lane, donde comimos. Es parte de la serie de animales que fue dejando este agosto por la ciudad:
Y no podía faltar en Brick Lane una visita a la librería Librería (se llama así) y algo sorprendente: un desfile de calesas tiradas por caballos de la comunidad de feriantes-viajantes o como se diga en castellano (travellers). Como dijo mi amiga "parecen sacados de Peaky Blinders".
Fue todo tan chulo como para apuntarlo en nuestro diario...