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15 mayo 2025

Yo, fuera de contexto

Situación fuera-de-contexto 1: Yo, en una quedada de jueces, o abogados cristianos.

Ahí va la cita de un juez de cuyo nombre ni me acuerdo que acaba de ser absuelto por decirla ante la ley, pero no ante la editorial de este blog:
“De repente se creyeron que estaban enseñándonos el mundo. Nos intentaron explicar qué es consentir... A un jurista, que llevamos desde el Derecho romano sabiendo lo que es el consentimiento. Y el expreso, y el consentimiento tácito, y los actos consecuentes. Y mil cosas más que nunca aprenderá Irene Montero desde su cajero de Mercadona, ni nos podrá dar clases a los demás”.
No puedo esperar a que nos juzgue la IA: no es ninguna boutade. La IA ya está diagnosticando mejor que los médicos y seguro que puede aplicar la ley mejor que sinverguenzas como este. A mí me dan miedo los jueces, generalmente una panda de privilegiados a los que sus familias han podido pagar varios años de ir a cantar un temario a otro privilegiado, por su distancia con la realidad - y tendencia al facherío. Ahora, cuando son tan payasos y tan burdamente muestran su clasismo, me dan ganas de que nos tomen las máquinas, de una vez por todas. 

El lunes reflexionando en el parque
sobre esta gran verdad


Situación fuera-de-contexto 2: Donde se dice "voy a abrir un melón"
Esta fue culpa de mi falta de comprensión lectora: pensaba ir a un encuentro con autora y me presenté en un club de lectura -sin autora claro- donde una señora -que, atención, no había leído el libro- dijo dos veces el sintagma "yo ahora voy a abrir un melón" -para por supuesto pasar a verter en ambas ocasiones ideas caducas, ofensivas y rancias en contra de unos cuantos colectivos oprimidos (algunos presentes). 

No me fui por esto mío del estudio de los "tipos humanos" (o pájaros de exótico plumaje)-por eso mismo sigo en el grupo de whastapp de la facultad, que me da algún soponcio de vez en cuando. Pero en general, esto de irse pronto de los sitios es muy mío. Escucho una entrevista en un podcast a Enric González que se titula así, y me siento muy identificada. No sé por qué, pero cuando estoy de cena o salida o reunión de algo, siempre soy la primera que dice eso de "bueeeno, pues ya me voy despidiendo". No porque me lo esté pasando mal o me aburra: simplemente, es así. 



Situación fuera-de-contexto 3: Comités del curro
Cuando era joven, me metía en esas historias. Pero enseguida se aprende que son inasumibles para las mujeres de acción: darle vueltas a los mismos temas, gente escuchándose, y nunca pasa nada. La semana pasada decidieron cerrar mi equipo: parece que no somos "viables financieramente". Sí, como lo leen, en la Seguridad Social. Si alguien ha oído campanas de cortes "impensables" en la Seguridad Social, aquí tenéis a una de sus víctimas. Casi me da más miedo como paciente. Vienen cambios. No estoy contenta. Me pregunto si haberme sentado en esos comités me habría salvado, pero era un precio demasiado alto que pagar. 



Habiendo dicho lo de arriba, YO ahora querría disparar a ciertos pájaros de exótico plumaje. No, juez X, es una metáfora: no me emplume. Pero, oh, a propósito, aprendí que en los escuadrones de fusilamiento ponían una de las pistolas sin cartucho para que los que disparaban pudieran esperar en su mente que ellos no habían matado al condenado. Con las inyecciones letales, parecido: dos que apretaban, y dos inyecciones, y así no sabían quién exactamente. Cosas que nos contamos para tragar.  

Situación fuera-de-contexto 4: Yo, en christian mindfulness (meditación cristiana)
Sí, estuve en eso el otro día. Arrastré a un par de inocentes a St. Paul's Catedral, donde se casó Lady Di, porque quería ver la escultura de la Virgen y el bebé de Henry Moore "Mother and Child: Hood"). En venganza, me hicieron ir a mindfulness, que todo divagante que se precie sabe que no sé hacer. En la cripta, y encima iba de Dios. Pero no se entendía nada, así que cerré los ojos y me concentré en las plantas de los pies tocando el suelo y los glúteos (culo) la silla. Así 20 minutos, con el mundanal ruido de la cafetería de fondo.



Es duro esto del ateísmo: descubro que está prohibido en 52 países, castigado con prisión o con pena de muerte. Se pasan, no? En otros somos solo una minoría, y como tal se nos mira mal: por ejemplo en los EE.UU son 5% y tienen más posibilidades de estar deprimidos que el resto. Los escandivamos, sin embargo, altamente seculares, los que tienen más tasa de depresión son las personas religiosas. Igual es que no es cómodo estar en minoría. El caso es que se descubrió que en EE.UU., la distribución de una marca de zapatos alemanes llamada "atheist shoes" llegaban siempre más tarde: parece que eran boicoteados por los carteros. Me he metido en la web de los zapateros ateos estos y me ha encantado: pequeña empresa que no tiene ningún interés en crecer, solo en seguir como están. Y qué cool tiene que ser llevar en la suela el "Ich bin atheist". Pero no me gustan los modelos, qué rabia. 



Ah, y no sabía que Pretty -vuestro presi- es ateo. Parece que es "el primer presidente del gobierno ateo". Antes de serlo dijo: "soy ateo y creo que la religión no debe estar en las aulas, tiene que estar en las iglesias. En las aulas se tiene que formar ciudadanía, no gente con creencias religiosas. Eso corresponde al ámbito privado".  Con un par: ya se sabe que un gobernante ha de decir que cree en Dios para que le voten -yo ya tuve un momento de duda con Obama y otro autolesivo cuando Aznar & Co. iban a rezar juntos cuando la Guerra del Golfo. 

Situación fuera-de-contexto 5: Sarao de cosmética
La divaganta R. me llevó a un sarao que organizaba una amiga suya: era algo de cosmética en un club de esos tan chulos de esta ciudad. Tras saber por Fashion lo que cuesta meterse en el "Polo" de Barna, las tarifas del Lansdowne Club me parecieron razonables. Había "dress code" y todo: al entrar vimos una mesa con unos 7 bombines y sus paraguas. Viaje en el tiempo.  Aquí un par de robados del club, donde la gente paga por socializar. Nunca llegaré a nada.



Menos mal que no fui en la bici y sudada, como suelo: en el sarao había mayoría de mujeres "altamente producidas" (se puede decir esto en castellano? María Moliner, manifiéstate!) con la cabeza cubierta por una tela (me niego a aprenderme los nombres de eso) muy preocupadas con el tema belleza. R y yo nos mirábamos, qué hacemos aquí. Había una modelo que estoicamente aguantaba las pinceladas bajo un foco casi quirúrgico con la que nos explicaron cómo usar los productos (que obviamente, no compramos). También explicaron cirugías estéticas y me repetía que debo dejar de juzgar eso, y que cada uno haga lo que quiera, aunque cuando veo ciertas caras de trucha me da grima. 

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Os preguntaréis, hija, pero cual es tu contexto? Eso para otro día.









11 mayo 2025

"La ciudad de los vivos" de Nicola Lagioia: Bajar al pozo para intentar encontrar un atisbo de luz

Leer "La città dei vivi" ("La ciudad de los vivos") de Nicola Lagioia en un receso de la lectura de "Determined: The science of life without free will" ("Decidido: La ciencia de la vida sin libre albedrío") de Robert Sapolsky es toda una experiencia. A ratos, abrumadora, desesperante, aterradora. Los detalles del crimen que narra -una historia que "conmocionó a Italia" en 2016- podrían por sí mismos llevar al lector a agujeros bastante oscuros, pero no es solo eso lo que da miedo: hay mucho más.



De cómo llegué yo aquí, tan tarde
Aunque había oído hablar de él [se publicó en 2020], llegué a esta novela de no-ficción de refilón, leyendo sobre otro libro. Hace unas semanas hubo cierta polémica sobre la publicación de un libro que también versaba sobre un crimen real (de un autor que no he leído, Luisgé Martín) por Anagrama, que al final no ocurrió. Los críticos ponían en duda la calidad literaria y periodística de ese relato de un horror que aún está muy caliente en el imaginario colectivo español. Contraponían obras clásicas del género como, claro, "A sangre fría" (1966) de Truman Capote, "La canción del verdugo" (1979) de Norman Mailer y "El adversario" (2000) de Emmanuele Carrére. La de Capote la leí con unos 20 años (lo siento, no había blog), recomendada por un tipo que me quería convencer con esa historia de las bondades de la pena capital- leímos distintas novelas, porque no le sirvió. La de Mailer la tengo ya en mi lista de próximos y de "El adversario" ya escribí: un buen relato periodístico e interesante para mí, que me interesa todo esto de "El Mal", pero ya dije en ese divague que si eso "no es lo tuyo", a mí no me cambió la vida. 

Historias que nos contamos para justificarnos
Pero, ¿por qué esto es "lo mío"? Mira a la parte derecha del blog, donde están las etiquetas y verás, junto con hobbies confesables e inofensivos, uno llamado "psicopatía", mi interés por intentar entender un poco a ese 1% de la sociedad. Si se hace click ahí, se encontrarán mayoritariamente divagues teóricos sobre el tema, pero también alguna obra de ficción, como Kevin. Sin embargo, a ratos me planteo si este interés mío por formular las acciones de los malvados (intentar entender de dónde vienen) es simplemente una excusa que me vendo a mí misma para adentrarme sin complejos en el morbo, como hacen millones de otras personas a las que les atrae lo que hoy se llama "True Crime", y que en el pasado eran los sórdidos "sucesos".  Me he debatido a ratos sobre este tema durante la lectura. 

No es lectura piscinera
No es un libro complejo en a nivel lectura (digamos que no es Rulfo): te engancha y no te suelta. Cuando a las pocas páginas has decidido que va a ser una crónica periodística muy bien escrita -á la "Say nothing" de Keefe- pero no exactamente un libro literario (además, qué pena, traducido), de repente te sorprende con reflexiones muy profunda, o descripciones espectaculares (mis favoritas, las de la ciudad de Roma), o metáforas que me encantan. 

Pero sin embargo, es una lectura que no ha sido fácil al nivel emocional ni intelectual. Sobre el primero, es un libro durísimo y no para los pusilánimes: cuando estás frente a una peli gore puedes cerrar los ojos, pero aquí hay que seguir leyendo. Los detalles del asesinato en sí son monstruosos -y ahora solo espero que se vayan pronto de mi cabeza-, pero cuando además piensa en el impacto en las personas te llena de furia y de dolor y de tristeza. 

Pero lo peor es el tercer nivel, el intelectual: aquí es devastador. Yo me adentré a leer esto esperando poder entender la motivación de lo que se decía era un "crimen sin motivo", basado en la personalidad de los dos asesinos, en su historia, algo. Pensaba, claro, que para hacer algo así se tendría que tener rasgos de frialdad, manipulación, irresponsabilidad, objetificación (en una palabra, psicopatía). Pensaba hacer un puzzle en el que me encajaran todas las piezas y ha sido más complicado que eso. De eso voy a escribir.

"Monk by the Sea" de Caspar David Friedrich

La historia
Dos chicos de la clase alta romana, Prato y Foffo [nótese que les llamo por su apellido, en un intento de distanciarme, mientras que al chico asesinado le llamo por su nombre de pila, Luca], se conocen en una fiesta y unos meses después, tras unos días de desfase (alcohol y cocaína) se dicen aquello que tú, en una noche de juerga, has podido decir a un colega: ¿qué es lo más salvaje que no te has atrevido y querrías hacer? 

Pero nota antes de darte la respuesta: tus noches locas probablemente incluyan unos G&Ts de más, correr descalzo por el césped del parque, coger a un miembro del grupo entre dos diciendo que le tiráis a una fuente (al final no), y tal vez terminar vomitando y prometiendo nunca más volver a beber al día siguiente, con manzanillas e ibuprofeno. Pero ten en cuenta que noches de desfase donde se gasta 1.800 euros en cocaína es otro rollo. Son noches que, a saber si tú, divagantem las has vivido, yo no. 

Así que volvamos a la pregunta: ¿qué es lo más salvaje que no te has atrevido y querrías hacer?  Y la respuesta es "violar". Y risas, y vamos, y otra raya y otro vodka. En esa especie de delirio ponen mensajes a unos cuantos amigos y conocidos para que se unan a su fiestuki -que convierte al piso de Foffo en un estercolero, el autor lo describe muy bien. Un par pasan por ahí pero tienen las suficientes tablas para no quedarse. Por fin, Prato da con la víctima adecuada: Luca Varani, un chaval de 23 años siempre corto de dinero que a ratos se prostituía por eso mismo.  Le prometen 150 euros y a las 9 am Luca se presenta allí: lo ven en la puerta y ambos lo saben: "es él", se dicen. Lo que sigue, esencialmente la humillación y degradación que culmina con su asesinato es totalmente insoportable. Leer que Foffo declara: "sufrió muchísimo", porque pese a su bestialidad no lo lograban matar y murió desangrado es uno de los momentos que no me saco de la cabeza. 

Capote se obsesionó con el asesinato de la family Clutter, Lagioia con el de Luca
Lagioia se pasó cuatro años investigando este crimen que paralizó a la opinión pública italiana porque nadie entendía la motivación: ¿simplemente tener un rato de diversión a costa del sufrimiento ajeno? Por contraposición de lo que hizo Luisgé Martín, que solo entrevistó al asesino, Lagioia entrevistó a todo el que pudo, porque si algo puede dar una mínima luz es esta visión de 360 grados.

Además, en un punto el autor se abre en canal para explicar el porqué de su obsesión con este asesinato: cuando era joven, tuvo también una época de salir de fiesta tirando a enloquecida. Una noche se dio cuenta de que podría, sin intención, haber matado a una persona: borracho, en drogas, tiró una botella a la calle desde la terraza de un ático. Al poco rato subió una mujer fuera de sí diciendo que casi le dió: un paso adelante, y la podría haber matado. Además de eso, la vida de Lagioia hubiera sido totalmente diferente. Esta situación da que pensar no porque tengan una similitud en cuanto a intencionalidad con Prato y Foffo, pero sí en cuanto a cosas que podemos hacer o dejar de hacer en momentos como esos, con consecuencias terribles. Cuántos "near misses" tenemos en nuestras vidas?




El libre albedrío
Cuando digo que leer este libro a la vez que el "Determined" de Sapolsky es un "tour de force" es precisamente por eso: Sapolsky, en ese ensayo -del que no sé cómo voy a divagar cuando lo termine porque es monumental- sostiene que en realidad no tenemos libre albedrío y que nuestras acciones son el resultado de una constelación de factores biológicos, psicológicos y socioculturales que nos hacen nosotros. Nuestros genes, hormonas, rasgos de personalidad,  contexto... todo condiciona nuestro comportamiento. Tu grado de empatía, de narcisismo, de búsqueda de experiencias novedosas, tu capacidad de sentir culpa, cómo te influyen tus pares. 

En el caso de Foffo y Prato, su contexto de clase privilegiada (e.g. la sensación de que tienen derecho a todo o "entitlement", su falta de entendimiento de lo que es vivir como la mayoría de la gente) interacciona con ciertos rasgos de personalidad (e.g. tendencia al aburrimiento, impulsividad, poco miedo al riesgo) que les abocan a las noches desfasadas en las que se sobreestiman las capacidades propias (de hecho, por eso hay gente que conduce bajo los efectos) y en las que no se miden las consecuencias como cuando sobrio. Y dentro de ese grupo de niñatos romanos habrá una ínfimísima parte que pensarán que violar o asesinar es la última frontera, y que quieren probarlo.



Di, cazadora del psicópata
Ya he explicado que yo me esperaba encontrar todos los factores contextuales de arriba y, al final, dos psicópatas. Porque a menos que alguien tenga la capacidad de tratar a otra persona como un objeto para utilizarla como un medio para su fin, no veo posible infligir el dolor al que sometieron a Luca. Y cuál ha sido mi conclusión?

Prato me parece -todo basado en un libro de 400 páginas, no es esto un informe clínico- un caso bastante claro de "charming psychopath": extremadamente vivaz, con un gran dominio del lenguaje, brillante, persuasivo, excesivo. Uno de esos personajes "larger than life" que se quedaba con todo el mundo y al que describen como "con una rara sensibilidad; percibe en ti lo que a otros se les escapa; terminas contándole secretos que no le habías dicho a nadie". Esta última faceta es preocupante en un tipo como él y explica cómo logra embaucar a Luca, cómo lo elige, igual que elige al resto del mundo para que hagan lo que quiere: es un manipulador de libro. Incluso cuando está en la cárcel lo transfieren a otra por utilizar su vieja técnica: identificar los puntos débiles de algunos presos para asumir el rol dominante. 

Otro ángulo de Prato es su homosexualidad ("pero no normal", dice, "me gustan los hombres heterosexuales"), había salido muy joven del armario, cosa que no había sido bien recibida en su familia, especialmente su madre. Luego dice que en realidad lo que le pasa es que se siente mujer, y quiere una operación para transicionar de género. Esto es mala suerte porque JK Rowling con su antorcha y todo el resto del mundo que cree que las personas trans no deberían salir de casa, tal vez se agarren a esto como posible explicación de todo lo malo que tenía esta persona. Pero la psicopatía y el ser trans no están relacionados, qué le vamos a hacer, JK. En este caso, a saber si verdaderamente sería trans, o qué pasaba por su cabeza. Lo que está claro es que usaba a la gente y era incapaz de asumir ninguna responsabilidad de sus acciones: llega a decir que "todos tenemos un lado oscuro, solo que el mío salió a la luz". Prato, en serio: todos tenemos un lado oscuro, pero no tan oscuro. 

Foffo es el "seguidor": con ese nombre, en castellano conjura imágenes de gordito benévolo, pero nada de eso. Segundo hijo de un padre dueño de una cadena de restaurantes, el tarambana frente al hermano mayor responsable que ya está casado y con dos hijos, y que sigue madrugando para el negocio familiar. Así como Prato culpa a la madre, Foffo es al padre. Bostezo. Un dato de este tipo que ilustrará un rasgo de su carácter: en un punto se preocupa de que la gente va a pensar que es homosexual - lo del asesinato importa menos. 

Habría mucho más que decir de Prato y Foffo (senialé con corchetes los pasajes que se podrían usar para historia clínica), pero lo resumiré con una frase: me río de todas esas crónicas que decían que esos chicos eran personas "absolutamente normales". No lo eran. Lo de "te podría pasar a ti" hay que cogerlo con muchas pinzas: te puede pasar una desgracia en una noche como la que le podría haber pasado a Lagioia, pero dudo mucho que la mayoría de la población, aún drogada, llegara a la ferocidad de aquella noche atroz.



El Mal, el Demonio, Satán
Siempre que pasan cosas como esta, hay gente que habla de la existencia del "mal en estado puro", incluso "el demonio". Esa debe ser la explicación. Un cura, famoso exorcista describió esto como "de la mano de Satán", pero lo más preocupante es que un psiquiatra llamado Emilio Sevardio dijo "cuando vemos la maldad alcanzar niveles que no son humanamente explicables, ahí yo veo la acción del diablo".  El problema de ese análisis es que impide la investigación de lo que les pasa a esos individuos, y lo que le pasa a la sociedad, que contribuye a la creación de esos individuos. Antiguamente se creía que las crisis epilépticas eran demostración de posesión diabólica: si se hubiera dejado así, nunca se habría llegado al tratamiento y desestigmatización de los pobres pacientes. El abogado de uno de ellos dice que "los monstruos no existen; creamos monstruos nosotros mismos de vez en cuando para limpiar nuestra conciencia". Es bonita como cita, y mejor que la del cura o el psiquiatra -no era difícil-, porque habla del contexto y del potencial de todos de acciones más o menos negativas, pero sigue sin explicarlo todo.

Sapolsky dice que enfurecernos ante la imagen de estos individuos en la pantalla e insultarles desde nuestros sofás no tiene sentido [aunque sea más que entendible, sobre todo en personas que quisieron a la víctima], porque "no pudieron evitar" ser así (me recuerda a lo que dice el vizconde de Valmont, otro psicópata clásico, a su amada en "Las amistades peligrosas": "no pude evitarlo"). Como el epiléptico al que unas luces estroboscópicas le desató una crisis. Esta es una idea controvertida y sé que a mucha gente le incomoda. Pero aún hay más. 

Y es que el bueno de nuestro biólogo rechaza el castigo per se, ya que su única finalidad es aplacar nuestra ira. El "que se pudran en la cárcel" debería ser, en su lugar, "que vivan en un lugar donde no sean más un riesgo para la sociedad", sin calificativos morales. Pone el ejemplo de un niño con catarro al que los padres no mandan a la guardería ese día porque puede infectar al resto, no porque sea culpa suya lo que le pasa. 

Ya he escrito mucho en este blog sobre la psicopatía y ahí les refiero, pero por resumir hallazgos neuropsicológicos, este 1% de la población no tienen la misma capacidad de sentimiento que el resto, son más lentos (y hacen más errores) al reconocer la angustia de los otros, y no pueden identificarse con ella, toman decisiones impulsivas y no les importan las consecuencias. 

La específica trayectoria del desarrollo de cada individuo está determinada por una compleja interacción entre estas propensiones genéticas y el ambiente que seleccionamos (cada uno selecciona, modifica y crea el ambiente que vaya con nuestros rasgos, es la "correlación de genes-ambiente") en base a esas propensiones que constriñen cómo la genética es expresada. Había dicho que no me iba a enrollar con este tema, y ahí estoy. Ya lo dejo.


Oh La Roma!
Roma, la ciudad eterna: por ella hemos ido en vespa con Audrey y Gregory, o nos hemos bañado en la Fontana de Trevi con Anita y  Marcello. El Coliseo está magnético en tu nevera, hemos ido a fiestas de la toga y tenemos por ahí el diccionario de latín de hoy innombrable marca. Con sus descripciones de la cittá  ["caótica, vital y tremendamente cínica"], Lagioia quiere explicarnos parte del contexto de este crimen, pero al final le queda un poco "carta de amor desesperado": no puede disimular su pasión por Roma, por muy mal que ponga a este lugar donde nada funciona, la gente se insulta a gritos desde las ventanillas de sus coches, las ratas campan a sus anchas, y todos están desquiciados. Pero Roma ha existido durante 2700 años, lo ha visto todo, estaba ahí antes y estará después, y allí todo está suspendido entre "armonía y caos, belleza e indiferencia, socialidad y disolución". A mí me han dado muchas ganas de volver a Roma. He de poner una cita:
"Una ciudad en la que todo había pasado ya. Al cabo de una semana de estancia aquí en Roma, el presidente de Estados Unidos se convertiría en un gilipollas cualquiera. Quien sienta necesidad de tener ilusiones, es mejor que evite pasar largas temporadas en la ciudad. En Roma, los poderosos se miran al espejo y ven una calavera, la conciencia de que estamos todos destinados a ser sombra. Que después de Augusto está Tiberio. Que todo hombre tiene un precio. Que la carne es débil. Que en la intersección entre vía di Porta Maggiore y viale Manzoni trabaja un limpiacristales con un solo brazo".


 

El circo mediático
Hay una parte del libro que es casi igual de terrorífica que gira alrededor del circo mediático que se monta a partir de este caso: las reacciones de los afectados se convierten en entretenimiento nacional. Los italianos inventaron la palabra paparazzi, así que una solo puede empezar a imaginar lo que fue aquello. Y no solo por los buitres parapetados tras sus zooms kilométricos, es que hoy tenemos redes sociales, y cuando por ejemplo, la novia de Luca pone una frase en su Facebook tras la tragedia y obtiene miles de "me gusta", esto obviamente la refuerza a seguir posteando. Es lo que Lagioia llama "la máquina simplificadora de la narrativa pública".

Los padres de los distintos actores  también "performan" según su estatus social o intelectual: la familia de Prato permanece más o menos discreta, la de Foffo intenta defender a su hijo y el que es devastador es Giussepe Varani, el padre de Luca. Este hombre vive en un barrio pobre de la periferia de Roma y vende chucherías con su carrito ambulante. El y su mujer adoptaron a Luca cuando era un bebé: con ello no quiero decir que lo quisieran más, pero conozco muy de cerca la montaña rusa emocional de las familias que por infertilidad adoptan a un hijo. Primero han de afrontar la pérdida de su propio hijo biológico, tras muchos intentos a veces. Luego, adoptan y lo intentan hacer lo mejor que pueden y en este caso era su único hijo. La prensa carroñera se da cuenta de que el señor Varani les va a llenar muchas páginas y horas de tele: entra en cólera ante los medios de comunicación, ganándose fama de irascible y exaltado, grita y el regidor le dice al cámara que se quede quieto en el primer plano. La manipulación a la que es sometido este hombre, al que entiendo profundamente, es otra de las muchas cosas que dan ganas de vomitar. 

Otros análisis de la prensa "más respetable": algunos enfocan el tema como una nueva "lucha de clases": dos jóvenes ricos usan a un chico de la periferia para su diversión. Se aprovechan de su desesperación (en este caso económica) para sus fines. Ya sabíamos que Prato tenía un máster en identificar la debilidad de las personas y cabalgar sobre ella. Luego están los de ultraderecha que echan la culpa al colectivo gay, aunque un amigo homosexual de Lagioia le plantea la contradicción: "recordemos que parte de la cultura gay va hacia la derecha ahora, confunden el culto al dinero con el culto a la belleza. Quieren yates, lujo, vacaciones en el trópico. Cualquiera que no vive esa vida no merece existir". Es complejísimo a quién apuntar en este circo sin que se te vea el plumero. 



Intentar culpar a Luca
Guapo, carismático, trabajaba en un taller, tenía una novia de toda la vida. Y una adicción al juego, y tal vez otros problemas de salud mental, quién sabe, pero lo que es evidente es que si un profesional hubiera identificado esa adicción y la hubiera tratado, tal vez Luca no se habría visto en esa crónica necesidad de conseguir dinero por donde fuera y no hubiera acabado prostituyéndose. 

Sí, Luca tenía una doble vida que nadie conocía (imaginemos el estupor de sus padres, de su novia, de su comunidad) pero eso no debería en ningún caso usarse como justificación incluso parcial del asesinato. "Ah, fue voluntariamente, se estaba prostituyendo": qué asco de análisis. Y por supuesto, esto se hizo.  

Pero los amigos del barrio de Luca rechazan de plano esta explicación, aunque fuera cierta, porque es la narrativa que se han creado los poderosos para "poseer el relato". Es para ellos una explicación "sin honor" porque pone a Luca y a los que le han ejecutado en el mismo plano: "no solo la verdad de los hechos contaba, sino la manera cómo era narrada, la retórica que la sostenía". Laioia reflexiona que esta narrativa de la doble vida de Luca fue increíblemente nociva porque era un truco retórico, que contribuyó a manchar su nombre y que solo podría haber tenido interés para sus padres y novia, pero no para el resto de Italia, sentada en las gradas del coliseo esperando sangre y vísceras. 

La complejidad hoy en día del concepto "clase"
Este es un tema que me apasiona, como vieja marxista que ha de escucharse que todos esos conceptos están caducos. Los amigos de Luca, del barrio de Battistini, hijos de electricistas y peluqueras, no toleran los círculos progresistas ilustrados a los que pertenecía Prato. Odian a los buenistas, a la cultura LGTB (con su vida de lujo a la que ellos no pueden acceder), lo políticamente correcto, la ostentación de la virtud de ciertas clases dominantes. Estos chavales no tienen largas conversaciones sobre política, como en las sobremesas de las cenas de la intelligentzia de izquierdas, porque no leen, no han superado la educación secundaria en la mayoría de los casos,  y tienen trabajos manuales.

Este grupo me interesa particularmente porque es el que hemos perdido la izquierda y el que está dando el poder a toda esta panda de líderes que van a llevarnos a todos al caos. Me gustaría poder culparlos y llamarlos idiotas, decir que votan en contra de sus intereses y todo lo demás. Sin embargo, me interesan igual que me interesa la psicopatología de Prato y Foffo y la podredumbre de la sociedad en la que vivían: para poder intervenir. Qué podemos hacer: no lo sé. 

"Poligoneros, chavs, rednecks..."


Al final, el cuerpo
Cuando leo tomo notas, algunas de las cuales desarrollo luego en los divagues. En este, casi ni las he tocado y cuando he abierto las dos páginas de anotaciones a la vez que he "escroleado" para arriba para ver la extensión del divague me he venido abajo: no puedo ahora seguir con las ideas, o absolutamente nadie llegará al final. Así que voy a terminar ya, pero con una cita que me ha encantado: es una adaptación de algo que le oí en mi adolescencia tardía al antropólogo Manolo Delgado, gran mentor intelectual mío en aquella época: "los pobres solo tienen su cuerpo" [concepto marxista, el cuerpo del obrero como fuerza de trabajo]. Es el cuerpo como herramienta y como arma, y aquí me lo ha traído de nuevo Lagioia, al hablar de los chavales de clase obrera amigos de Luca. El esfuerzo del cuerpo del trabajador que usa el empresario para enriquecerse. El cuerpo que ofrecen para el placer de otros los desesperados. El cuerpo que pone el soldado en la batalla mientras otros firman contratos y acuerdos en sus despachos. Por algo se dice "Carne de cañón".
"Los jóvenes del centro mostraban sus ropas bonitas, los jóvenes de Battistini a menudo tenían cuerpos bonitos. Entre sus padres no había abogados, periodistas, jefes de fundaciones, sino fontaneros, peluqueros, tenderos. No vivían en casas bonitas, no podían permitirse coches caros, se enfocaban en sus cuerpos: lisos, duros, musculares, agresivos, mejorados en algún caso por algún tipo de cirugía estética, que mostraban en la calle y en las redes sociales. Los cuerpos eran su patrimonio y su venganza. Eran impúdicos, exuberantes y  navegaban la adolescencia con la sospecha de que ni la adultez ni una dosis normal de buena suerte los libraría de su condición".


El tedio de la vidas que se venden al límite
En algún punto, cuando se describe con mucho detalle la vida de la noche de los asesinos siento una sensación extraña que me cuesta identificar, y a la que por fin llego: es aburrimiento. Y recuerdo uno similar, con Patrick Bateman en "American Psycho", otras noches de cocaína y sinrazón: titulé el divague "El aburrimiento se llama Patrick Bateman". O el de "On the road" de Kerouac. O el de "Fear & loathing in Vegas". Leer, ver a esta gente drogándose me aburre inmensamente. 

Y no he vivido nunca esas vidas pero ahora entiendo que yo ahí me habría aburrido muchísimo -volviendo a la interacción entre genes y ambiente: no es un ambiente que mis genes buscan. Lagioia describe el tedio así de bien: "Empezaron a planear de nuevo. Cada vez se deslizaban más y más en el delirio. El efecto era como el de un vinilo en el que la aguja todo el rato iba por el mismo surco, pero cada vez a mayor volumen ya  mayor velocidad".



¿Es este libro para ti?
No lo sé. Es oscuro y te lleva a zonas muy incómodas, claro que de eso va el arte ("la ciencia, tranquiliza, el arte perturba"). Solo con análisis profundos como este se puede empezar a atisbar de lejos una lucecita muy tenue para empezar a entender, siendo que aún estamos muy lejos de saberlo todo. Pero hay que recordar que hasta hace nada se consideraba que las personas con epilepsia estaban poseídas por fuerzas del mal. Hubo gente que siguió investigando para encontrar otra explicación. "El crimen que conmocionó a Italia porque no tenía explicación" sí la tenía: el que no tengamos todavía todas las piezas del puzzle no quiere decir lo contrario. 

08 mayo 2025

I Love Roc (k&Roll): TRES años!!!

 Felicidades, Roc: hoy cumples tres años!!! 

Aún estoy de resaca tras el finde de celebraciones en Vetusta. Qué pasó? Que tu abuela -si la tuviera que definir con dos palabras serían "generosa y excesiva"-  encargó una tarta para veinte, cuando éramos solo diez ("es que luego viene gente a tomar café"). Que hubo momentos de preocupación cuando parecía que había pedido el sabor equivocado (Selva Negra), cuando yo había dicho San Marcos- pero luego no fue ni una cosa ni otra. Que no teníamos instrumental decorativo en Vetusta (ni velas!) y hubo que ir a comprar. Que nos turnamos y cantamos cumpleaños feliz y se soplaron las velas... cuatro veces! Por el 1 (Mini), el 3 (presente!), el 8 (tú, Rokete!)  y el 12 (anotar que tu tío Peda -odiaodiaodia los cumples- no quería, pero le obligamos). Que el pastelero, cuando le empezaron a dar nombres dijo... "todo esto no cabe", así que así quedó la tarta para una boda gallega:



El entrecomillado aún no lo entiendo. Los desperfectos de la parte inferior derecha son el resultado de dar a una adolescente la responsabilidad de llevar la tarta unos metros. 

Y ya termino con este clásico de 1975 de The Arrows, que en 1982 versionó Joan Jett y The Blackhearts. Pasa un gran día, que hoy no vas a la guarde!

I love Roc (&Roll)!!! 💖💗💓💖💖

05 mayo 2025

Ramón y Cajal: Y tus maravillosas neuronas en tinta llegaron a Londinium


Hace unas semanas me acerqué a la exposición itinerante en Imperial College sobre Santiago Ramón y Cajal, uno de los siete Premios Nobel españoles -de los otros, cinco son de Literatura [Echegaray (1904), Benavente (1922), Jiménez (1956), Aleixsandre (1977), Cela (1989)] y uno de Medicina [Severo Ochoa (1959)]. "El arte y legado de Ramón y Cajal" terminaba justo ese día, viernes por la tarde, y de allí pasaba a Manchester. 



Ir en el último momento a una exposición en la Tate o en la National Gallery supone hacer colas durante horas (o días, o noches! en la última de Van Gogh conozco gente a quienes les dieron hora a las 3 am!), pero ir a la del "padre de la neurociencia" en una universidad no tiene nada que ver: no solo estaba sola, sino que lo cuadros estaban ya descolgados y en el suelo, esperando para ser trasladados durante ese finde, supongo. Y no es que hubieran expuesto en un laboratorio, salón o hall grandilocuente, la expo había tenido lugar en los pasillos del Centro de "Idiomas, Cultura y Comunicación", un departamento universitario como miles, con puertas que daban a oficinas y mesas en las que quedaban tres o cuatro estudiantes  de extremo oriente. 

Hacía una de esas tardes espléndidas que hemos tenido esta primavera, con un solazo que le sacaba al río todas esas estrellitas, y con gente por las calles ya con espíritu de fin de semana. El campus de Imperial me llevó vagamente a mis años universitarios: quién iba a estar allí un viernes por la tarde? Aparte de los silenciosos que luego me encontré en ese oscuro departamento, solo quedaban algunos tomando el sol en el césped del patio. Cuando fui a candar la bici, la dejé en el último sitio: pero dónde estaba toda esa gente? Ciertamente tampoco en lo que debía ser un taller de ingeniería justo ahí al lado: un montón de máquinas exactamente iguales en fila, que no sé si desmotarán o montarán, o qué se hace en esas carreras de tecnología. Nunca me hubiera imaginado prácticas así. 

Ahora debo entonar un mea culpa por las fotos que incluyo hoy: son los maravillosos dibujos de las neuronas de Cajal que, como estaban enmarcados, me reflejaba y han salido con muchos brillos. Quien quiera ver bien estos dibujos puede entrar aquí "Instituto Cajal", o incluso mejor aquí, pero al final he decidido poner una selección de las mías, las que más me gustan.



Para mí, la figura de Cajal es muy emotiva. Estudié en la misma facultad que él. Descubrió las neuronas. Era progresista y un humanista de verdad. Tenía interés y curiosidad por todo. Una amiga me animó a ver la serie de RTVE de 1982, y con ella he aprendido bastantes cosas -no sé cuántas serán exactamente así, porque no he leído sus libros de memorias "Recuerdos de mi vida" ni "El mundo visto a los ochenta años - Impresiones de un arterioesclerótico", igual algún día y se pueden acceder aquí, en la página del Instituto Cervantes. Con la serie me he acercado más a él. 


Cuando yo pasé por la facultad, su nieto, Santiago Ramón y Cajal Junquera era el catedrático de Anatomía Patológica (AP). No me había dado clase a mí, que estaba en el Grupo 3 (o C, ya no me acuerdo), pero era el que hacía los exámenes orales para los desahuciados, aquellos que ya estaban en quinta o sexta convocatoria (tras la sexta, te echaban de la facultad).  Tenía fama de "padre" y de que siempre hacía las mismas preguntas en esos orales. Yo no estaba (aún) en esa situación terrible de últimas convocatorias, pero había aprobado un parcial gordo y si suspendía el segundo, lo fastidiaba todo, así que decidí ir al examen oral con aquel señor mayor de pelo blanco y facciones amables. Quién sabe: igual intuía que un día me saldría un divague. 

Pensaba que había contado esto aquí en el divague aquel de "Impresionable" del Pleistoceno del divlog, pero no. El examen fue en el departamento de AP en el Clínico y, cuando llegué, estaba tan nerviosa que pasó lo siguiente: preguntada la recepcionista por dónde estaba la oficina del mítico nietísimo me indicó, "la tercera puerta a la derecha". Yo tiré por el pasillo y a punto estuve de ponerme a abrir el seguro de una puerta metálica de carnicero, cuando la recepcionista gritó: "esa no, eso es una cámara!!!".  Bueno, yo había contado TRES puertas, quién podía imaginar que eso no incluía este portón. Me imagino abriendo el seguro y adentrándome entre botes con preparaciones y cadáveres con toda naturalidad, en busca de Don Santiago. En fin, que por fin le encontré, hice el examen, me preguntó todas las preguntas esperadas menos una que la cambió y el santo me aprobó.  Preparando este divague me he enterado de que falleció hace un tiempo (he visto su foto, me ha hecho sonreír), pero que hay otro anatomopatólogo, otro  Santiago Ramón y Cajal Agueras en estos momentos en el Vall d'Hebron, que es sobrino bisnieto del Nobel. 



Pero volviendo a Cajal y a su vida reflejada en la serie: en primer lugar, verla es un viaje a otra era geológica. Ahora que me dicen los que ven series que existe la posibilidad de "saltarse introducción" -y eso que son coloristas y breves-, en aquella época la intro era un plano fijo, el perfil de Adolfo Marsillach que hace de Cajal desde su juventud hasta su vejez, con una música muy muy vintage, muy de serie de esa época -tipo "Anillos de oro", "Cañas y Barro"- y el listado de actores, productores y hasta jefes de electricidad. Cuando hablan, a mí me parece que están declamando o algo: no sé, me suenan raro, o es que hablábamos así? Porque son en teoría actorazos: Fernán Gómez hace del padre feroz, Encarna Paso de la abnegada madre, Verónica Forqué de Silveria Fañanás, su mujer. Es muy gracioso que Marsillach, que tenía ya 54 años cuando hace la serie, hace tanto de Cajal joven (aún no casado) y de anciano. Lo van caracterizando como pueden, igual que al resto, menos a Fernán Gómez, que aparece exactamente igual toda la serie: ya pronto el hijo parece mayor que el padre. Imagino que fueron con el maquillaje, les dijo "a la mierda!", y ahí quedó todo. 



Cosas con las que me he quedado: aunque nació en un pueblo de Navarra, se consideraba aragonés. Es curioso su pueblo natal, Petilla de Aragón, ya que es un exclave de Navarra enmedio de Aragón (un islote navarro en las Cinco Villas). A los dos años la familia ya se fue de allí a otros pueblos, como Ayerbe, donde su padre ejercía primero de "cirujano-barbero", y luego fue a estudiar la carrera a Zaragoza, donde se hizo anatomista. En la serie lo reflejan como un chico travieso, independiente y me encanta esto que he leído por ahí: se metió en líos porque se negaba a memorizar de carrerilla las cosas, como mandaban los curas. 



Desde niño se le daba muy bien el dibujo y su padre, que en la serie es un ogro, le intentó cortar las alas, no permitiéndole estudiar Bellas Artes, porque eran todos maleantes. Estudió en los escolapios de Jaca y luego la secundaria en Huesca. La imagen de los curas es triste: pensar que venimos de ahí, de esa forma de (mala) educación. Por qué se ha dejado a esa panda de avinagrados [en el mejor de los casos, pedófilos en el peor] los años más importantes de las personas durante tanto tiempo? Que aún haya gente que lo siga haciendo me parece chocante. 



Todos nacemos con puntos fuertes y débiles, y cada vez que ejercitamos los fuertes, nos dan refuerzo positivo, con lo que podemos llegar a ser mejores, algunos incluso excelentes. Esto lo digo porque este don del dibujo de Cajal fue importantísimo a la hora de divulgar sus hallazgos. No sé si ha sido coincidencia pero mi profesora de Anatomía dibujaba también muy bien, y se pasaba toda la clase, a la vez que explicaba algo, dibujando en la pizarra. Hoy en día, hubiéramos hecho fotos de esos pizarrones con los embriones que dibujaba. Lo he recordado -y esta vez sí que he hecho foto- porque en la serie, Cajal dibuja un feto en el examen de ginecología y todos se quedan admirados. De hecho, parece que no ponía mucho interés en las asignaturas clínicas: a él no le iba lo de ser médico, sino la investigación. 


En otro punto, en un examen de anatomía, le preguntan el conducto inguinal, y lo dibuja así. Casi entro en un ataque de pánico for el flashback, porque esto era algo a lo que le daban muchísima importancia en mi facultad y nos dijeron que nos adelantaban una de las preguntas del examen, el conducto inguinal (que era complicado, con fascias arriba y abajo, nervios, venas... yo qué sé). 


El dibujo de abajo es uno de mis favoritos. 


Como su padre era insoportable, se fue de casa y vivió en una fonda (conste que no estoy contando su vida, les refiero a la serie o la wiki-por ejemplo, antes estuvo en la guerra de Cuba donde contrajo la malaria) y allí conoció a su mujer Silveria, con la que tuvo siete hijos. En la serie parece una mujer hija de su tiempo: su rol era totalmente apoyar a este marido medio excéntrico que tenía, para que pudiera trabajar sin molestias. Para ello, ahorraba y le acababa dando dinero para que se comprara equipo, en lugar de esas cortinas que tenía planeadas. Luego he leído que además le ayudaba en el laboratorio que tenía en casa y que era "fotógrafa". Ah, sí, porque otra de las pasiones del catedrático era la fotografía, y aquí está haciéndole fotos a una novia previa cuando al Pilar aún le faltaban torres:


Cuando su mujer le dice de llevar a sus hijos a la escuela privada ("son otros tiempos, Santiago"), él se niega: "los tiempos siempre son los mismos". Cree en el progreso y se ha rumoreado que en sus años jóvenes en Zaragoza fue miembro de la logia de los "Caballeros de la noche" (siendo él Averroes)... pero siendo una sociedad secreta esto de los masones, quién sabe. 

Como recuerdo de neurociencia, decir que en aquella época no se habían todavía concebido las neuronas como células individuales, que se comunican entre ellas por señales eléctricas [eso está más detallado aquí], sino que se creía que había una "masa reticular" por la que estaba todo interconectado. Golgi era el italiano con el que compartió el Nobel en 1906, cuyo método de tinción usó, aunque no estaba de acuerdo con sus teorías. El método de tinción -el cromato de plata- se lo había presentado Luis Simarro Cabrera, el primer psiquiatra que introdujo el método científico en psicología en España, y que tiene otro divague para él solo; a ver cuándo me pongo.



Hay personas a las que no les interesa nada, otras que tienen tal vez una afición desmesurada pero única, y luego las hay como Cajal que quería aprenderlo todo. Ese nada-de-lo-humano-me-es-ajeno, esa curiosidad , ese entusiasmo, es una varita mágica y en su caso, no solo era la fotografía y el dibujo, sino también la astronomía (se compra un telescopio), desarrolla el gramófono, y dentro de la medicina se interesó también por la psiquiatría, que en aquella época era la de Charcot y los hipnotistas. Se mete un poco en eso, e incluso tiene una consulta a la que va la gente para que les cure de sus trastornos mentales vía hipnosis. No les cobra y cuando su mujer se lo sugiere, se ofende: cobrar!!!  Al final lo deja porque lo suyo es "lo que se puede palpar y tocar", y qué mejor, qué mayor favor hizo a la psiquiatría que descubrir la hendidura sináptica, donde hoy sabemos se lanzan neurotransmisores que hacen que se comunican las neuronas. Así abrió paso a que décadas después el fisiólogo Henry Hallett Dale descubriera el primer neurotransmisor, la acetilcolina. 



Horas y horas frente al microscopio y finalmente, cuando lo descubre, ha de ir a Berlín a un congreso para que la comunidad internacional lo vea. Es gracioso porque obviamente en esa época no proyectaban un powerpoint ante una audiencia, sino que tenían sus microscopios en distintas mesas y por ahí iban pasando a mirar los colegas. Por fin, alguien se dio cuenta de que lo que tenían allí era una revolución. Pensemos que estamos hablando de microscopios ópticos y que todo esto solo se vio verdaderamente claro cuando llegaron los electrónicos en los años 30. Una de las cosas que rompen el corazón en ese episodio es cuando le dicen algo así como que no pensaban que en España existía ningún tipo de ciencia. Es tan triste pensar en lo atrasada y pobre que fue hasta hace poco la península. También lo burocrático y cuadriculado de nuestro país: el pobre tiene que perder mucho tiempo que podría emplear investigando en opositar para obtener una plaza. Y eso que supongo que no serían tan ridículas como esas otras oposiciones que consisten en "cantar" un temario al pie de la letra y quien se acerque más al nanosegundo "gana". Eso no demuestra saber razonar: qué estamos midiendo? (lo siento, divago, pero es que es indignante). 



Como toda persona excepcionalmente inteligente, sabía más lo que le faltaba por aprender que se creía lo que sabía. En un punto dice: "No he sido nunca un superdotado, sino únicamente un aragonés testarudo y con paciencia; y  cuando un aragonés se decide a tener paciencia, que le echen alemanes!". Cuando ya es anciano y le hacen homenajes, no quiere saber nada; "yo solo soy un trabajador más, un trabajador de la ciencia". También rechaza títulos nobiliarios: solo quiere que le dejen en paz, y hacer su vida investigando y escribiendo. 

"Ojalà tuviera mas contradicciones, serìa síntoma de juventud" dijo. En fin, si bien es cierto que a medida que cumplimos años nos acomodamos, también intelectualmente, no fue el caso en absoluto de Cajal, que me recordó en muchos aspectos a Amparo Poch, otra médica aragonesa. Ojalá tuviéramos muchos más como ellos. Gracias Don Santiago, por la testarudez y la paciencia, también la de dibujar el cerebro a travès de esas neuronas que hipnotizan no solo por lo que representan, sino por lo bonitas que son.