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12 marzo 2025

Desayuno sin diamantes. Boicot a los trumpies. El MET: No te lo acabas. Galletas mamut. Reincidiendo con "The book of mormon", más woke no se puede ser (NYC5)

Martes, 18.02.25: Tiffany's-Trump Tower-Central Park-The MET-"The book of mormon"-Ellen Stardust



De lo que más me ha gustado este viaje es simplemente caminar por las calles, terminando con dolor de cuello porque siempre estás mirando para arriba. Si tuviera tiempo en esta ciudad, me recorrería las zonas donde vive la gente, porque sé que nuestro paseo matinal hasta Tiffany's será el equivalente a Regent's St aquí en Londinium, no la vida real. Aún así, lo disfruto mucho y al llegar a la esquina entre la 5th avenida y la calle 57 no entiendo qué es ese edificio, justo enfrente de la joyería, que parece un montón de maletas de una de estas marcas de lujo apiladas. No entiendo si es una estrategia de márketing, pero ahora me entero de que es el equivalente de unas lonas blancas de cualquier obra pero en el mundo del lujo y el poderío: están remodelando su "flagship store". 



Por supuesto nunca he comprado ni compraré un bolso de esta marca, ni tampoco ninguna joya en lo que me queda de vida, pero aún así entramos en Tiffany's con nuestros revenants y mochilas, a dar el cante. Mi único esfuerzo por conformar aquí es quitarme el pasamontañas -nota: me gusta más la palabra en inglés, balaclava, me suena directamente a insurrección, que es lo que querría yo hacer en esta tienda. No hay casi gente, tal vez algún otro dominguero como nosotros, con gorros de lana y pompón, pero lo curioso es que hay actores pretendiendo que compran! Están sentadas tras un biombo (lo entiendo: es vergonzante) con una copa de champagne. Hay que hacer la representación del servilismo bien, y es algo internacional: JAL me cuenta que también le sacaron un espumoso en cierta joyería en Barcelona cuando fue a hacerse con un anillo. 

Por supuesto lo que ha elevado a esta joyería a categoría mito es Audrey mirando su escaparate con esas gafas de sol y comiendo un croissant. "Don't wanna sleep, don't wanna die, just wanna go a-travellin' through the pastures of the sky."


Resulta que está en la Trump Tower, que tiene su entrada justo al lado. Como había visto "The apprentice" en el avión, me cuesta entender que esta zona estuviera hecha polvo cuando el visionario Trump decidió hacer este edificio para mayor gloria suya: toda la zona exuda glamour y pasta, pero parece que debió tener sus momentos bajos. Entramos al hall de la torre para poder salir despotricando y re-afirmándonos en todo lo que ya pensamos. Es la horterada que todos ustedes estaban esperando ("se hizo traer mármol rosa de Italia" bla bla), y siento poner lo de abajo (sí, es una escalera mecánica) en sus retinas:


En una esquina hay una placa dorada que habla de su 45th presidencia de los USA y los trumpies con sus gorras MAGA (es doloroso ver a los inmigrantes vender estas gorras en los puestos callejeros-ellos, a los que va a echar) se hacen fotos ahí sonrientes. Yo querría hacerme una con el dedo corazón levantado, pero incluso esa mínima señal de disidencia da miedo, veo totalmente factible a uno de esos gorilas que patrullan llevándome detenida y, visto como están las cosas, de ahí directamente a Guantánamo. "Reputada bloguera ha sido detenida en acciones subversivas". En esas estoy cuando un asiático me baja de mi daydreaming para que le haga a él una foto. Le pregunto si le gusta Trump y me contesta: "no entiendo la pregunta". Cuando le devuelvo el teléfono me dice: "sí, me gusta Trump". Lo veía venir. Backpfeifengesicht es la palabra en alemán para una cara que te está llamando a darle una torta: no es fácil de memorizar pero voy a hacer el esfuerzo. 


Salimos a Central Park que está maravilloso: todo nevado y con solazo. Pasamos por el zoo, y desde el camino vemos a unas focas en una piscina (felices con esta temperatura las muy kapullas) y por la estatua de Alicia en el País de las Maravillas. Si nos hubiéramos desviado un poco a la izquierda podría haber visto la estatua que da título a una novela de crecimiento muy mona de la que divagamos aquí, "The falconer". Vuelvo a pensar lo que haría yo en esta ciudad si tuviera un año para recorrerla a mi gusto. Iba a poner en bici, pero desde fuera no me ha parecido una ciudad amable para pedalear-claro que Londinium tampoco lo parece pero acabas encontrando tus rutas y se disfruta enormemente, así que lo conseguiría en Nueva York. ¿Alguien querría hacer un intercambio de piso por un año? Otra cosa que hacer cuando me jubile-ya falta menos!






Llegamos al MET (The Metropolitan Museum of Art)  y Mini se encuentra mal. Le pregunto a uno de uniforme por los baños y me indica dónde están, pero dentro. Hay una fila espantosa para entrar y le comento que mi hija se encuentra mal y que si no hay algunos en recepción. Entonces, el tipo: "Cómo? Quién está mal? Dónde está? Qué le pasa?". Veo que, alarmadísimo, está a punto de sacar el walkie-talkie ["atención a todas las unidades. Hay una persona potencialmente infecciosa en recepción"] y tengo que tranquilizarle: "no, no tranquilo, que no es nada serio, de verdad". Por fin me indica que salga del edificio y entre por otra puerta lateral donde no solo hay baños, sino una entrada alternativa en la que no hay fila. Voilá.


Esto es de un colegial, en el pasillo antes de entrar, pero me gusta...



No sabría por dónde empezar con el MET, lo inabarcable que es. Hay absolutamente de todo, de todas las épocas, de todos los estilos. Hay patios enteros que te hacen sentir en una plaza italiana, hay salas que te hacen sentir Maria Antonieta, hay cuadros que te transportan a París, a Leningrado, a Madrid. Hay Monets, Grecos, Seurats, Van Goghs, Goyas... Descubro un video que ha hecho supongo que para sus amigos Mini en el que ha escrito, en su hasta ahora inédita faceta cuñada:  "en el MET hay cosas que podría haber hecho literalemente yo" y hace un barrido por Rotkhos y Pollocks...







En estos momentos hay una exposición de Caspar David Friedrich, del que solo conozco "Wanderer above the Sea of Fog", que es un cuadro (abajo) que me encanta: me lleva directamente a una novela de las Bronte, a los Moors de Yoskshire. El caso es que el resto de su exposición ("The soul of nature") me parece también maravillosa: un pintor muy romántico, que juega con luces dramáticas... no sé, me embruja. 



El MET está en la 5th Av, en el lado este (Upper East Side) de Central Park. A la salida, caminamos hacia el lado oeste cruzando de nuevo el parque porque Mini quiere ir a una de esas tiendas de galletas americanas que ve en Instagram, que está en la Columbus Av con la 74. Yo quiero ir a una de las sucursales de Strand Books que está en la misma avenida, pero con la 81, así que nos dividimos. Hago algunas fotos, pero no tengo tiempo de detenerme a mirar libros. Tienen un subterráneo donde está la sección infantil y hay un cohete donde hay gente dentro leyendo y no hago foto por no molestar con el ruido del obturador. Nota: en este viaje he llevado la réflex y fue la mejor decisión. De acuerdo que mis compas hacen mejores fotos con sus iphones, pero con el frío que hacía, sacar el teléfono y quitarte el guante era un dolor. La réflex te la pones en la cara y, maravilla, puedes mirar por el visor, que es lo que más echo de menos con  los teléfonos. Lo terrible es que las fotos, sobre todo las de noche desde arriba les quedan mucho mejor a ellos... c'est la vie. 




Cuando por fin llego a la galletería, están justo saliendo mis compas de viaje con una caja rosa enorme en la que hay seis "galletas". Son gigantes, más bien parecen pasteles, y malos... me da que no las vamos a terminar antes de volvernos a casa, que nos quedan dos días (ilusa). En los 70, tal vez los 80, la gente iba a las confiterías, como dice Marc Giró, a comprar una bandejita de pasteles después de misa: o era solo en Vetusta? El Peda dice que Vetusta es la capital del pastelerío, pero yo diría que Barna lo es más. Bueno, el caso es que hoy en día, con la guerra al ultraprocesado, el azúcar y el capitalismo que habrá cerrado todos los obradores pequenios, supongo que esto ya no existe. Menos mal que nos quedan los roscones, el último reducto (ya parezco una nostálgica de Vox). 



Mini se ha interesado por lo que había escrito de estos engendros y ha querido incluir su crítica -en su castellano antiguo-, ahí va: "Yo llamaría Crumbl Cookies una experiencia que cualquier humano se merece probar por lo menos una vez en su vida. Solo con un bocado puede cambiar vidas y no dudo que ha habido vidas cambiadas por estas galletas o como lo llama la amá, pastelazos: por ejemplo la mía. Por favor pongan sus ojos en la de la parte superior izquierda: sé que siempre existe el miedo de que los postres sabor limón sean demasiado pungent (lo busco, es intenso), pero no debería haberme preocupado porque esta marca lo tiene perfecto todo. Aunque podría hablar de Crumbl hasta el último suspiro, no os voy a aburrir con los detalles, pero quiero que sepáis que la próxima vez que estéis en América no os las podéis perder: merece la pena ir solo por ellas. Y ahora os dejo con mi madre que no supo apreciar estas galletas como debiera..."



Todo falso. De vuelta al hotel, tras nuestros tés reparadores nos arreglamos porque esta noche vamos a un musical!!! Y no a cualquiera: "The book of mormon", que yo había visto en Londinium y, por tanto, os puedo simplemente remitir al divague aquí. Decir que sigue tan irreverente con la religión, los gays, los negros... me pregunto cuánto tiempo durará con esta panda de abofeteables (Backpfeifengesicht ) que les gobiernan: por el lado religioso, claro, lo de la diversidad se la suda. Decir que hay tanta gente que, de camino desde el hotel al teatro, el Peda se pierde de nosotras (nos encontramos, tranquis), y que el Eugene O'Neill theatre es muy antiguo y tiene una curiosidad: entras desde la calle y ya están las butacas, no hay pasillo! Cuando estamos todos sentados, corren unas cortinas y ale, ya está.

 
Este gorro con pompón que veis abajo estaba sentado delante de mí hasta que empezó. Luego le cambiaron, pero yo ya vi que no tenía ningún interés en quitárselo: es lo que yo llamo habilidades sociales.  



No he contado el número de veces que hemos intentado cenar en el Ellen Stardust diner, pero que nos hemos ido por no esperar la fila que hay en la calle. Hoy, al salir del musical nos acercamos y la fila es muy corta con lo cual, podemos cenar! Había sido recomendado por la divaganta Anna y por una conocida de aquí: está decorado como de los años 50 y los camareros se turnan y van cantando canciones de musicales de Broadway. Hay una pequeña plataforma a la que se suben a ratos con su micrófono y disparan cañones de papelitos de colores (cómo me conocéis: yo habría querido ese micrófono).


Está a dos niveles y a nosotros nos ponen en la mezzanine. La comida es la típica americana con unos platos enormes. En el centro tenemos unos nachos para compartir, y con eso podríamos haber cenado los tres: una pirámide. También hay batidos XXL, muy 50's todo. No conocemos la mayoría de las canciones -yo no habría comido nada si me hubiera visto obligada a corear hits de una vida- y el nivel de voces es muy alto: ya dicen que muchos de ellos terminan siendo contratados en musicales. Cuando terminen su turno, cogerán el subway y se irán a Brooklyn, el Bronx, Queen's a dormir: trato de imaginar la vida de los neoyorkinos de a pie. Mientras tanto, nosotros atravesamos el corazón del parque temático para volver al hotel ya bastante tarde, en mi caso pensando qué me habrán preparado para el día siguiente mis compas...





10 marzo 2025

Pulserita en Macy's. Quiero ese ático en Tribeca. Espantoso Calatrava. Sunset en Brooklyn. Empire la nuit (NYC4)

 Lunes, 17.02.25 (NYC4): Bryant Park-Macy's-Bajando por la 6th Av-Cazafantasmas- Ground Zero- Puente de Brooklyn -Dumbo-Empire State Building 



Hoy es lunes: se inicia la verdadera jornada laboral del turista y como tal, nos vamos a pegar una paliza del diez. No hay excusa posible: ha salido solazo y por tanto perdonamos los menos 8 grados ("real feel" -16 por el viento). Divagantes: no hay dolor. ¿Quién dijo frío habiendo capas? -y por muchas que te pongas, seguirás siendo esbelta en este país.

El plan de hoy es bajar hacia Lower Manhattan y el Distrito Financiero caminando, por eso de "vivir la ciudad" y esas chorradas del turista de tercera generación. Ni que decir tiene que empezamos por Bryant Park y como no doy puntada sin hilo, esta foto de la plaza la incluyo para que se aprecie una ambulancia americana-hospitales no hemos visto, pero en esto es donde los llevan:

El Empire State nos observa desde casi toda Nueva York, pero a veces lo tienes más encima que otras. 



En la 34 con la 6th Av está Macy's, un centro comercial de los clásicos donde Mini acaba comprándose un "charm" para su pulsera de Pandora -regalo de mi madre- que, si no sabéis qué es, os felicito. 


El negocio consiste en que le puedes ir colgando "charms" (Intraducible, encantos no me sale) y yo, que ni corto ni pincho porque no soy ni de joyas ni de bisuta, me he visto ya demasiadas veces "aconsejando". Aquí vuelvo a hacer ese rol, ayudando a elegir entre distintos motivos inpiración neoyorkina y al final se queda con uno que tiene una manzanita, un taxi amarillo y un mini estatua de la libertad -solo me gusta el taxi. Aquí no os haréis a la idea, es muy pequeño -afortunadamente. 


Seguimos avanzando hacia Lower Manhattan -el sur- por la 6th Av


Entramos en un Trader Joe's porque a mis compas les gusta ver súpers, por alguna razón. Me planteo que esa gente realmente vive allí y están haciendo la misma fila que yo hago en Tesco. Mi única observación es cómo está de "género bueno" este lugar (ya hablo como una profesional). La fruta y la verdura, me refiero, y me recuerda a otros países por los que he viajado en los que los súpers son desoladores: estantes vacíos, fruta pocha.


Esta es la Jefferson Market Library , seguimos en la 6th.


No sé en qué punto entramos de nuevo en esa inmensa calle que cruza la ciudad llamada Broadway, pero hacia la derecha nos observa este edificio que me encanta. Le hago mil fotos y ahora aprendo que lo llaman el edificio Jenga (como el juego, razones obvias), que es el más alto de Tribeca (la zona) y que es diseño de los suizos Herzog & de Meuron, del año 2017. Está en 56, Leonard St, y si alguien quiere ver la piscina en la planta 9, aquí tenéis el enlace. He leído que el ático más caro se ha vendido por $47m, ehem. Por dentro, el edificio es también maravilloso... qué escaleras!

Ya muy abajo en Tribeca, aparte de casas con sus escaleras de incendios tan fotogénicas...


 ...tenemos la estación de bomberos de los Cazafantasmas (Hook & Ladder Company 8): para los que éramos niños en los 80 y vimos la primera, os suena esta foto? A mí sí, y no la he vuelto a ver:

Ya estamos en "Ground Zero", la zona donde estaban las torres gemelas. Recuerdo cuando vinimos en 2004 que todavía era una zona en construcción, mientras que en 1998 habíamos subido al tejado de una de las torres. De aquella visita recuerdo la estación de metro, que estaba debajo de las torres y tenía un centro comercial, y el viento huracanado que hacía arriba. Las vistas eran espectaculares. Lo que han hecho ahora... más edificios brilli-brilli como estos:


 y dos agujeros gigantes que son unos lagos que terminan en otro agujero, muy feo. A mí me recuerda a un monumento conmemorativo del holocausto o similar:

Alrededor están escritos los nombres de todos los fallecidos. Cuando es su cumple, les ponen una rosa. Da mucha pena. Veo a alguien con mi apellido. Nos sentamos en unos bancos y tres sonrientes de Hong Kong -el hombre tiene la mayor necesidad de ortodoncia que he visto jamás- me piden que les haga una foto. Por una vez, no sonría. Hay una ardilla superconfiada que, sin ofrecerle yo nada, casi se me sube por la pierna. 


Este despropósitode abajo es la estación de metro/tren que construyeron, y no sé si me parece tan horrible porque la diseñó Santiago Calatrava. Con todos sus tics habituales: costó una burrada y en un punto dijeron, vale, que no se abra por arriba que se va de presupuesto, y en otro, hay un problema de seguridad... vamos, muy él. Pero esto lo he sabido luego: ya me disgustó cuando llegué ahí virgen y que si un pájaro volando (repite idea del aeropuerto de Llodio), que si más bien un tipo de dinosaurio. Pero vamos, toda la zona es fea, por ese lado no desentona...


por dentro, mejora algo, por eso; parece una iglesia de esas modernas que a saber quién paga (solo falta que se caiga el crucifijo sobre el cura á la Alex de la Iglesia):

"Yo no quería", lo de entrar al museo del 9/11, pero Mini insiste. Al principio te meten un vídeo sobre lo que pasó en el que yo acabo llorando, el Peda diciendo "propaganda yanki" y Mini perpleja "mummy, cómo te afecta todo". Es terrible ver eso, pensar en Gaza y en la cantidad de vidas que ahora deberían estar como estamos nosotros, frente al ordenador perdiendo el tiempo, o en la calle jugando al balón, o yendo en bici, y que hoy no están. 

La visita al final no está mal, por lo menos para nerdos como yo que difrutamos viendo obras [un día puedo llegar a ser el jubilado ideal, mirando cómo ponen la estructura de los edificios, con los brazos detrás]. No entro en las salas donde están las fotos de las personas que murieron, o volvería a salir muy afectada, pero hay mucho de historia, de contexto, hay vigas carbonizadas, camiones de bomberos, escaleras por las que escapó la gente, fotos, hay una pared enorme con una frase bonita, que no sé bien qué significa, "Ningún día os borrará de la memoria del tiempo", pero por lo menos me alegro que hayan elegido a Virgilio: 

Y hay, por supuesto, muchas fotos de las torres, que no tenían nada especial, y que simbolizaban todo lo que no me gusta, pero a las que relaciono con la Di de 1998... todo ha quedado muy vintage, muy Stranger Things... 



Por fin salimos de ahí y nos encaminamos al puente de Brooklyn. Qué decir de esta maravilla, de cruzarlo con este sol de la tarde... hacemos mil fotos porque es lo que tiene Nueva York, como lo has visto tantas veces en las pelis, no te puedes creer que estés ahí. 






Escucho el "Rhapsody in Blue" en mi cabeza y no puedo parar de pensar en Woody Allen, todas sus pelis que me han traído aquí. Mini dice "me cae mal Woody Allen": aunque ha visto alguna peli en el pasado conmigo, ahora lo conoce vagamente por sus escándalos, y pienso que puestos a buscarnos héroes, es mejor pillarlos muertos-aunque quién sabe, también les pueden sacar (nunca mejor dicho) muertos de su armario. 



Desde el de Brooklyn, este es el puente de Manhattan y he hecho un zoom para que se aprecie la skyline (nota: el siguiente puente es el de Williamsburg, que es el que cita Vivian Gornick en "Apegos feroces", y al que yo hubiera querido ir como friki, pero recordemos que este no ha sido un viaje para mis rarezas...



Nada más cruzar el puente hay una calle en Brooklyn llamada Dumbo desde la que se ve el puente de Manhattan tal que así:


En el arco inferior se ve el Empire State. Hay muchos turistas e influencers haciéndose fotos. Todos ridículos a nuestra manera. Yo yo yo, yo estuve ahí: bobadas, a nadie le interesan. La siguiente anécdota tampoco, pero cuando tenga 97 años y relea esto desde mi chamizo griego (la IA o Matrix o la demencia senil lo habrá logrado, esto y más) me reiré: Entramos en "lo que parece" un auténtico italiano (ya hay que poner ese disclaimer entrecomillado porque quién sabe) a comer algo y tengo que ponerme unas tiritas porque los kms es lo que tienen. Como llevo: 1. medias, 2. leggins peludos y 3. pantalón lana, esta operación no es sencilla y hay que ir al baño a hacer los honores. Solo hay uno y mientras espero, miro fotos de los famosos que sonríen con el dueño: que si Whoopy Goldberg que si nomeacuerdo. Viene una chica detrás y nos ponemos a hablar en inglés y, por supuesto, es mexicana. Me pregunta si llevo mucho rato esperando y no solo le confirmo sino que le advierto le va a tocar esperar también a ella-y le cuento mi vida (sí, soy de las que cuenta su vida, esto ya lo hemos hablado). Total que ella amabilísima, que no me preocupe, que las rozaduras son lo primero. Entro y comienza el proyecto, que ríete de Calatrava con esa estación: esto es ingeniería alemana a su alcance. Oigo voces, movimiento, portazos: ya he hecho un pie, me falta el otro. Qué hacer? Rendirme ahora? No puedo volver a las calles con esa rozadura. En fin: que cuando salgo, tras lo que a todas las luces debió ser un motín, ya no hay nadie. Mis compas no saben dónde meterse y exageran seguro con la fila que se ha montado y lala.

Cuando por fin salimos del italiano -nos deben hacer la ola-, nos encaminamos al Parque del Brooklyn Bridge, donde intento hacer una reproducción del cartel de "Manhattan"una solitaria Diane Keaton (quién necesita a tipos como Woody Allen?) pero nótese que el puente del cartel es el de Queensboro.



Está atardeciendo y, pese al frío, la experiencia es maravillosa:






Eso del fondo es la estatua de la libertad, sin y con zoom:




Pensábamos cruzar de vuelta a Manhattan en ferry y coger allí el metro, pero hay que ir a comprar el billete a nosedónde y luego esperar una hora, así que cogemos el metro al hotel, directamente en Brooklyn. El metro en casi cualquier ciudad es un festival, pero aquí es todo siempre más. Es muy antiguo, y recuerdo el contraste con e de Washington (ciudad que visitamos ya que teníamos allí unos amigos en 1998). 

Muy innecesario, para mí denota mucha inseguridad:

Cuando dije que el Revenant había quedado en triste becario aquí, espero que se entienda que no banalizaba- atención al tipo de abrigos que lleva la peña. En esta estación también veo a un perro con un arnés como aquellos que llevan los perros-guía "no me toquen, estoy trabajando", pero en este pone "perro de salud mental". 


Llegamos al hotel en un estado de extenuación tal que la idea de salir a nada más se hace intolerable. Pero bueno, un té me hace renacer tipo Ave Fénix, y al rato ahí estamos de nuevo en las calles hacia el Empire. Ya habíamos pasado por la mañana pero había fila en la calle, y en principio no hacemos filas. "Elegiste mala ciudad si no haces filas", me digo a mí misma; hemos ido varias veces a un "diner" recomendado donde cantan musicales y todas nos hemos ido porque no queríamos esperar. Pero el caso es que ahora, al llegar: no hay! Acabamos de comprar las entradas con el teléfono, vamos de listos y... en cuando entras, ahí sí que hay fila. Yo no recordaba esto en absoluto, por supuesto hay seguridad, influencers y familias enteras, pese a la hora. 

Termino con fotos desde arriba que me recordó a cuando subimos a la Torre Eiffel y nos echaron a medianoche porque cerraban: aquí ha sido lo mismo, solo que el cierre es a las 10. En el ascensor de bajada vamos solos con el ascensorista, que por supuesto es latino, y nos pregunta de qué parte de Ejpein somos. Cuando el Peda le dice que vasco, él comenta: "ah, entonces no eres español, hay que ser políticamente correcto". Nos echamos unas risas y concluye: "los vascos me dicen que lo único español que tienen es el pasaporte". Más risas. 

El Empire por fuera es chulo, pero por dentro a mí me encanta: es todo art deco y tiene una exposición de momentos icónicos (King Kong), de gente famosa ahí arriba (sí, hasta Taylor Swift) y te puedes hacer fotos metido en la mano del mono gigante. El viento ahí arriba es tipo cara norte de Annapurna, y lo dice una chica de Vetusta. Miro hacia el sur donde se acaba la isla y ahí estaban las gemelas, donde una vez hizo también todo el viento del mundo: pero aquí hemos venido a jugar.