Nota importante: Estaba a mitad de este divague (iba retrasada cronológicamente unos 3-4 días cuando estábamos en Japón, pero al volver a Londinium se rompió la rutina y tuve que dejar de escribir durante casi una semana) cuando llegaron las noticias del terremoto primero, el menor, que había ocurrido en Japón, en concreto en la isla de Kyushu, y más específicamente en la Prefectura de Kumamoto. Qué terrible coincidencia: el divague que tenía a medias es justamente el del primer día que pasamos en esta zona. Parece un sueño que estuvieramos justamente allí exactamente dos semanas antes del terremoto. Este divague mezclará, en contraposición con los otros, las aventuras de ese día con lo que está pasando hoy en la parte de Japón que más disfruté, la isla de Kyushu. Tengo el corazón encogido.
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01.04.16-Kumamoto, Aso, Kurokawa
Al parecer hubo jaleo por la noche en el "Boutique Hotel": ya tenía yo la sensación de que era un lugar para viejos (die hard) mochileros que no se meten en albergues más, pero aún nostálgicos. Yo no me enteré de nada porque esta noche estaba semi-KO y me sumergí bajo mi manta y la de Mini (Doña Kalores). Por la mañana, la ducha fue excelsa (como muchas aquí, con grados digitales en la pared y esa parafernalia), con gran presión.
Teníamos una sopresa para Mini, que no le desvelamos hasta bien pasada la mañana. El Aso Boy! es uno de esos trenes geniales de la isla de Kyushu (donde ya dice la guía que si Japón y trenes en de volverse loco, Kyushu es un paso más), que está ambientado para niños. Todo su diseño es superchulo, los tapizados muy funkies, hay un vagón con una piscina de esas de bolas para que los enanos jueguen, una mini-biblioteca, un vagón con sillones futurísticos blancos y demás. Hay dos trenes al día, que salen de Kumamoto y que terminan en Miyaji, uno pronto por la mañana y el de las 13:50. Para el de la mañana ya no había plazas y en el de la tarde no llegabamos a tiempo de coger el bus conexión a Kurokawa Onsen, donde íbamos a dormir. Se me ocurrió comentárselo a Junya, el dueño del siguiente airbnb y me dijo que no nos preocupáramos, que él nos vendría a buscar a Aso. Nos hizo mucha ilu, y ya me empecé a plantear qué amable era el tal Junya, sin imaginar lo que iba a ser.
Pero aún estamos en Fukukoa donde llovizna (o no sería Fukukoa) y nos despedimos del "hombre que nos introdujo a Nenes". Decidimos caminar a la estación, que no esta a más de 20 minutos, y recordemos que los taxistas tampoco saben direcciones aquí. La calle del Boutique Hotel es genial: estrecha y llena de tiendas tradicionales, eminentemente pescaderías hasta con peceras grandes con bichos vivos. Fruterías, sakura, alguna otra tienda... antes de terminar en una de las calles grandes que desembocan en la estación, donde volvemos a hacer fila para cambiar los billetes y reservar en el Aso Boy! (ahora que Junya nos ha dado el OK), todo esto sin que se entere Mini, que por cierto, está bastante grumpy porque no había habido billetes el día anterior. Hay una panadería danesa (Trandor, que yo leo Trainor, y me recuerda a una de los mitos musicales de Mini) enfrente de la fila, y cogemos algo de material para acabar desayunando en el Starbucks, en una mesa enorme. Alrededor nuestra la gente teclea en sus ordenadores, o miran su móvil. Una familia extrania se sienta en la mesa. Es hora de coger el shinkansen a Kumamoto. Ahora que ya puedo, unas fotos para ilustrar lo que es el mundo shinkansen del que tanto he hablado, espectacular:
Kumamoto está a un ratito de Fukuoka, y como vamos a coger el Aso Boy! nos quedan más de dos horas allí. Nada más llegar conocemos a Kumamon, la mascota de la zona, que está en todos los sitios. Me hago unas fotos con el oso sonriente en la estación, pero Mini se niega porque sigue algo pasota. Luego se une, cuando ve cuánto mola el rollo infantil en esa estación. El Peda se va a información, yo miro la guía y simultáneamente llegamos a la misma conclusión: hay que ir a visitar el Castillo de Kumamoto (Kumamoto-jo). En la guía lo describen como "fearsome, fairy-tale castle" (castillo de cuento de hadas, de los que dan miedo) y afirman que es el tercer castillo mayor del país (tras Osaka y Nagoya) y uno de los más formidables.
Como tenemos poco rato decidimos no dejar las maletas en consigna, y cogemos el tranvía hasta el castillo. Al bajar caminamos por la orilla de un río (o tal vez foso) con césped en sus orilas y con los árboles con mayor floración que hemos visto en estas semanas: espectacular. Hay un montón de puestos de comida callejera hasta llegar al puente que lleva al castillo. Una vez allí, intentamos dejarle las maletas a la que vende las entradas, pero no logramos la comunicación. Ella nos seniala unas consignas pequenias donde con dificultad cabrán las maletas, y además al ir justos de tiempo no podemos pasar más que quizás media hora.
Lo primero que llama la atención del castillo son unos contrafuertes, o como se llamen, unas piedras enormes que forman una muralla alrededor del castillo. Igual habréis visto estas imágenes, porque por lo menos tras el primer terremoto, estaban en la prensa. En los alrededores del castillo, hay mucha sakura y está precioso. Hay que subir bastantes escalones y al final decidimos separarnos porque no queremos seguir subiendo con las maletas. Primero subo yo, y sí, es verdaderamente de cuento (pienso en "Croaching Tiger Hidden Dragon", aunque ya sé que esto es China). Entro en un edificio lateral y hago algunas fotos, subo por unas escaleras de madera empinadísimas y prácticamente voy corriendo. Les doy luego el relevo a mis compas de viaje. Puente, paseo por el río, tranvía y estación de Kumamoto a las 13:51.
Mini no sospecha que realmente tenemos billetes para el Aso Boy!, en famoso tren. Así que cuando llegamos al andén, y vamos avanzando, ella empieza a hablar en alto, es este nuestro tren, sí, ah, pero... si pone Aso Boy! En serio mummy!? La esfinge (creo que ya habré hablado de lo vasca o british que puede llegar a ser mi hija) está verdaderamente ilusionada!!! Luego me dice: "te lo habías callado todo este tiempo... ala... en el futuro, haz lo mismo, porfa". Y yo le recuerdo lo gruniona que ha estado, pero es igual, ha merecido la pena.... ahá, le gustan las sorpresas...
El tren está genial, como dije, tiene los vagones decorados muy chulos, y además hay un par que son especiales para críos. Pasamos gran parte del viaje de un vagón a otro, y en el de cafetería, descubrimos uno de esos sellos que tienen en tantos sitios en este país para que estampes el recuerdo, y aquí incluyen postal del tren! Mini se pone a estampar 15 postales para sus compas de clase. A medias descubrimos "una postal por persona", pero ya es demasiado tarde (además, acaso esas amables azafatas nos van a echar la bronca?) Azafatas que han pasado con un cartel con la fecha y el nombre del tren para que nos hagamos fotos. Hay que decir: "3-2-1-Aso-Bo-oy". Yo les pido que salgan también ellas con Mini, y por supuesto, acceden.
Antes siquiera de saber que este tren existía, yo ya quería coger esta ruta: cruza desde el oeste de la isla hacia el este pasando por una zona espectacular. Y efectivamente, cuanto más te alejas de Kumamoto, más verde y dramático se pone el paisaje. Calculo que lo que veíamos por la ventana hacia la derecha era Mashiki, el pueblo más afectado por el primer terremoto, el más leve. Vamos subiendo, y cada vez hay más montanias, y el cielo está lleno de nubes negras entre las que brilla el sol. Nosotros nos bajamos en la estación de Aso JR, que es justamente la que está no muy lejos del volcán del mismo nombre, y que ha estado en alerta también ahora con el terremoto.
Nada más llegar tenemos como 10 minutos para subir en el último bus del día (sobre las 3 y media) hacia la caldera volcánica del Aso, que tiene cinco picos Eboshi, Kishima, Naka, Neko y Taka) y en el bus vamos literalemente cuatro gatos. A medida que nos alejamos de la estación de tren y su pueblo (no más que unas pocas casas, el albergue de montanieros, algún restaurante) que está también dentro de la caldera gigante, de 114 kms de circunferencia, nos damos cuenta de que poco vamos a ver arriba en el volcán (el montre Naka, 1592 ms, es el cráter original, y es uno de los volcanes activos más grandes del mundo). El sol que nos había acompaniado entrando y saliendo desaparece, y nos metemos en una niebla espesísima. Hace una primera parada donde hay "caballos" (quién va a cabalgar en esa nueb?) y yo estoy a punto de bajarme pero no, que vamos a la última.
En teoría, en la última parada se coge el teleférico (un teleférico en Japón!) hacia el cráter del monte Naka, pero está cerradísimo, porque el volcán, que frecuentemente echa humo y erupciona de vez en cuando-la última en 2015. Recordemos que cuando fuimos a ver el Fuji, ya estaba cerrado parte del teleférico por tema humos. Aquí preguntamos si podemos ir andando y la mujer de la tienda nos mira escandalizada y hace el famoso gesto de cruzar los brazos que indica "ni lo suenies".
Eso significa que tenemos una hora en el hangar turistongo que han montado a pie de teleférico. Cómo explicarlo: alguien ha viajado en autobus entre ciudades en la península, y de repente te paran, enmedio de la nada, en un área de servicio con un restaurante-buffett tristeza universal, y que adjunta hay una tienda de recuerdos locales, donde venden entre otras cosas miel y mantequilla de Soria? También se venden cintas (musicassettes) del Fary para el coche, en un expositor vertical bajo llave. Tienen unos cuantos banios, donde algún azulejo siempre se ha caído y nunca hay papel higiénico, porque total, todas viajamos con Kleenex. Bien, pues ese lugar, elevado a la enésma potencia tienen montado en el Monte Aso. Aquí es que es masivo: podría ser el garage de un avión, lleno de stands donde venden lo que yo llamo "El Mañico" (esa tienda de recuerdos del Pilar, con sus adoquines, frutas de Oregón, imágenes de la virgen, joteros). Hay tanto zona de comida, que incluye huevos duros a base de agua de volcán, como sección de Hello Kitty, o de gomas de borrar que no borran (compramos un juego que imitan pasteles que hacen las delicias vicarias de Mini), o llaveros, o lo que sea. También hay una especie de atracción que consiste en meterse en un cuarto redondo con la zona geológica esculpida en el centro, y alrededor te van proyectando la historia de la caldera. Creo que lo tienen porque muchas deben ser las veces que la gente sube a ver el volcán y se encuentran con la Londinium de Jack el Destripador: puré de patatas, no se ve nada. Las imágenes son bonitas, el Monte Aso en las 4 estaciones, nieve, flores, sol y hojas: me pregunto en qué estación estamos.
A las 5 vuelta al bus para bajar a Aso pueblo. Y de nuevo, el mismo proceso: al poquito de bajar, sale el sol, y hago unas fotos increíbles: verde los campos, muy iluminados, pero arriba del todo, una nube negra, amenazante, que le da al cuadro un tono muy atmosférico.
Al llegar a la estación, donde hay wifi, comprobamos que Junya, el hombre (resulta ser un chico de unos 35) nos ha estado maileando a ver dónde andamos. Nos había prometido venir a buscarnos: sin ese gran favor, nunca hubiéramos podido viajar en el Aso Boy! ni "ver" el volcán (que pese a no haber visto nada, no ha estado mal: así es viajar a veces, digamos que ya teníamos el "tick" en el Pacaya). La de información le llama por teléfono quedamos que, mientras viene a buscarnos, nos vamos a cenar y nos manda a uno de los dos restaurantes (el japonés, el otro es "internacional"). Aquí, sin esperarlo, tenemos uno de los mejores ramens que hemos probado en todo el viaje.
Así es viajar, a veces estás buscando "el mejor ramen de todo Kyushu" y acabas comiendo tempura con Shiga y Take que dicen "uuuu", y a veces, lo que buscas es deseperadamente devorar lo que sea (menos pescado crudo ahumado, hay líneas rojas) y te encuentras con una comida espectacular. Este local lo regenta una anciana y tiene únicamente dos mesas tipo tradicional (en la tarima, para que te sientes en el suelo), y luego las 4-5 sillas de rigor en la barra. Estamos solos al principio y luego llegan una pareja de franceses, que como todos los franceses del viaje no mantienen contacto visual con lo que cualquier interacción es... dificil. Salimos con prisa, no vaya a ser que haya llegado Junya y justo allí están, con su monovolumen esperando junto a la estación.
No podemos saber cuánto rato llevan allí (esperamos que unos minutos) porque descubrimos que su inglés por email era producto del traductor del google. Junya nos presenta a Shino, su mujer (eso lo descubrimos más adelante), una chica de treintaypocos muy guapa, con una melena impresionante (lisa como una tabla, como tantas que hemos visto viajando por Japón: qué pelo tienen las japonesas!). Nos subimos al coche y ya es noche cerrada. Shinó conduce genial, muy tranquila y Junya nos explica que ahora vamos a subir un rato para salir de la caldera. Nos dirigimos hacia el norte, no vemos el paisaje claro, pero pasamos por bosques. Les agradecemos de todas las maneras posibles que nos hayan venido a buscar, les queremos pagar, todo son sonrisas y risas y de ninguna manera. Les dejaremos algo escondido, pienso.
Por fin llegamos a su casa. Nos parece entender que es su segunda casa, que la primera está en Kumamoto, donde los ninios van al cole. Ellos son originariamente de esa zona, y desde luego tienen familia, porque los tres ninios se habían quedado con la abuela de Shinó. En la descripción de Airbnb nunca nos queda claro lo que es la casa de Junya, porque es descrita como "inn", que en inglés actual significa un pub, o taberna, de esos que hay en el campo y que a veces tienen habitaciones. Junya ha puesto fotos de una estanterías con botellas de sake, así que no sabemos si vamos a un hostal con bar abajo. Cuando paran el coche, nos encontramos con una casa japonesa de dos plantas. La familia está arriba, y todo lo de abajo es para nosotros.
Hay una especie de hall donde dejamos los zapatos. Al día siguiente, con luz, vemos que allí hay tambien una especie de hogar japonés y una reproducción de una tabla de surf de madera enorme: Junya surfea. Luego pasas a una sala muy grande, donde hay alguna mesa baja con cojines en el suelo para comer japonesamente, y al fondo un sofá y dos sillones alrededor de otra mesa, donde nos han dejado té, galletas... a mí me ilusiona ver la cara de Junya y cómo mueve los brazos indicándonos que todo lo que hay es "free to use" (que tomemos todo lo que queramos). Es su expresión, no sé cómo explicarlo, tal vez como lo haría un niño, con esa alegría. Yo me contagio de ese estado, la verdad es que enternece. Nos ponen una estufa que calienta mucho, porque como toda buena casa japonesa, ya lo hemos hablado, no tiene calefacción, y la temperatura se mantiene en unas pocas zonas... en las demás, hay que correr!
El pasillo (cierra puerta, siempre correderas, me encantan) tiene "ventana japonesa", nos ensenia Junya (unos listones verticales de madera, que se corren unos sobre otros y entonces se abre, sin cristales), y al principio tiene los baños: dos, con todos los sacramentos de ruido de fondo, chorritos de agua para hombre/mujer, asiento caliente, y tambien dos lavabos. No hay ducha, pero nos ofrecen llevarnos a un onsen (no olvidemos que estamos al lado de Kurokawa Onsen, un pueblo lleno de establecimientos con aguas termales)-les damos las gracias pero no es necesario: maniana nos vamos a pasar todo el día a remojo. Al fondo del pasillo, dos puertas correderas, un espacio para dejar las zapatillas, dos puertas correderas y la habitación. Es enorme, y tiene a mano izquierda un kotatsu (mesa baja con calor debajo de un edredón, como describí con Nishimoto) y las tres camas seguidas al fondo a la derecha. No tengo ni idea de que tipo o material eran los edredones de Junya y Shinó, pero son los mejores que he probado en mi vida: gordos, acogedores, con un cobertor marrón chocolate... mmmm
Salimos a la sala para leer (Peda, Philip Roth; MIni, Harry Potter) y escribir el blog. Tomamos té y galletas de chocolate, alrededor de esa estufa haciendo de lo que más me gusta (escribir) ... es la gloria. Al rato vuelven ellos y nos presentan a sus tres hijos: Kai (9), Diu (6-7) e Issa (4-5), lo más mono imaginable, son una familia increíble. Este primer día tanto MIni como ellos estan algo tímidos... al día siguiente cambiaron las cosas... Se suben a dormir y nos quedamos un rato más. Sabéis cuando estás en una situación que reconoces como especial, medio mágica, que intuyes que recordarás siempre? Así fue ese sitio para mí: uno de los recuerdos que con más cariño guardo de todo Japón.
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Nota actual: Desde que nos fuimos, hemos estado en contacto por email con Junya. Primero porque cuando te vas, aunque solo hayas pasado dos días con alguna gente, si son como ellos siempre te da pena. Cuando nos enteramos del primer terremoto escribí enseguida y Junya contestó para decir que estaban todos bien pero que "Firth House" estaba afectada y que alguien (que no entendimos) había tenido que dormir en el coche. No supimos qué era esa casa, imaginamos que la primera vivienda en Kumamoto, donde el terremoto fue peor. Nos mandaron fotos, un par de habitaciones todas revueltas y una casa inclinada. Junya nos dijo que los colegios estaban cerrados. Hemos seguido en contacto pero después del segundo terremoto no hemos vuelto a saber. Espero con todo mi corazón que estén bien y que sean problemas de comunicaciones que costarán un tiempo restablecerse. En unas cuantas partes del mundo (a juzgar por los comentarios de gente encantada, como nosotros, en la página de airbnb) habrá ahora gente pensando en Junya y su familia.
Otra nota: Junya ya contestó, que están bien, con fotos comiendo como de camping al lado del coche.
Me alegro que Junya y familia estén sanos y salvos. Que curioso que no tengan ducha,no?. Que cierto eso de que a veces se sabe cuando la situación es especial, inolvidable, única. Estos post-bitácora son únicos, una linda manera de "conocer" leyendo. Un beso.
ResponderEliminarGracias Fiorella! :) Muy contenta de que estén bien, y sgan cone sa sonrisa pese a los danios en su casa...
ResponderEliminarMe hace MUCHISIMA ilu q te gusten estos posts... yo sé q no son para todo el mundo, pq me quedan demasiado largos. pero si los acorto, perderían la esencia de lo q fue el viaje, creo yo.
HUgs
di