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22 enero 2010

¿Impostas? Bienvenid@ al club.

Soy una impostora. Perdón, no me he expresado: soy la líder espiritual de cualquier club de impostores que se precie. Y hoy he tenido una de las ocasiones estrella de todo impostor: una entrevista de trabajo.

En primer lugar, para situarnos, un par de reglas básicas de todo impostor en esta situación: has de aparecer impecable. Seguir a rajatabla lo del "power dressing" (vestir para impresionar, para establecer relaciones de poder). Hoy, por ejemplo, ha llovido, pero a mi me iban a pillar desprevenida. Debe ser que me hago mayor. O que vivo en Londinium.

La siguiente: no es buen día el de la entrevista para innovar. No conviene salirse de las rutinas matinales. Conocemos los efectos de mis decisiones rápidas matinales. ¿A quién puede ocurrírsele cambiar la raya de ojo por eyeliner justo esa mañana? Sólo a mi, con esa impulsividad tonta que me caracteriza cuando hago cosas que, un segundo antes de iniciarlas ya sé que no son buena idea, pero aún así, las perpetro. No uso eyeliner (dícese de una sustancia que se pone en el párpado superior para intentar parecerte a una modelo sesentera), es demasiado difícil. Pero tengo uno que desechó la Fashion y que, mira por dónde, porqué no usarlo hoy. Error.

Una vez aclarados estos dos conceptos que han coloreado mi día, decir que llevo en esto de la impostura un montón de años. Un@ no nace impostor@: un@ se hace. Y no es fácil. Muchos factores han de confluir para un buen impostor. Tengo amigos que querrían serlo, aspiran, sin éxito.

Lo mío empezó al llegar al Reino Unido. Fue algo más o menos inmediato. Tenía un título universitario totalmente inútil bajo el brazo, y no sabía hacer la o con un canuto. Llamé, con todo mi morro, o mejor dicho, con la inconsciencia de la juventud, a un par de puertas pidiendo una oportunidad. Para mi sorpresa, me la dieron.

Este estado de estupor me ha acompañado todos estos años, en cada trabajo que me han vuelto a ofrecer, en cada examen que he aprobado, en cada publicación que me han aceptado. Sigo en ese estado, y he aprendido a convivir con él: la gente cree que hago bien mi trabajo, y que sé de lo que hablo. Particularmente bochornoso es cuando me invitan a hablar en público. Esos momentos son los peores para El Impostor.

Pero para entender la gestación de un impostor, veamos el siguiente ejemplo. Niña popular, en el colegio le va bien, toca la guitarra, gana sistemáticamente los concursos de "Cuento de Navidad". Llega la adolescencia, esa época en la que, de repente, una se hace visible a esa parte desconocida de la población: los chicos. Y, de acuerdo con estudios, ese espejo en que te miras marcará tu autoestima (por lo menos la física) para el resto de tu vida. La niña progresa adecuadamente.

Con todas estas ganas de comerse el mundo, aterriza la niña en la Universidad de Vetusta sub x (llamémosla Unives, por comodidad). Hecatombe. La manera de enseñar la carrera que ha elegido le aburre inmensamente. Descubre enseguida que memorizar es la labor que se premia en ese antro, no pensar. Más tics como en la plantilla del profe, más vales. El objetivo del profesorado parece ser enterrar a los alumnos bajo folios y folios de datos que se olvidan al día siguiente, para que no tengan fuerzas de reclamar lo suyo: aprender. Pero es más barato dictar apuntes que casi cualquier otra cosa. Y cuando uno ha estado en una Unives con un embrión de mente crítica unos cuantos años, o se ahoga, o sale tocado.

Yo estuve en una Unives cualquiera, y salí como pude (visualizadme tirada en la playa, dejada por la ola, tosiendo, a punto de no contarla). Cuando se seca la ropa y se toma algo caliente, se acaba una olvidando de la marejada, y sintiéndose mejor. Pero la sensación de impostura queda.

En la entrevista de hoy no me he sentido yendo de farol. Sabía todo lo que me preguntaban, tenía miles de ejemplos para ilustrar lo que decía, los tres tipos sonreían muy simpáticos. Les he vendido tan bien la moto, que me la han comprado. Al salir estaba en esa fase que tal vez conoceréis: chorreando adrenalina en una euforia de esas de "amo a todo el mundo, el mundo es bueno".

No me he sentido como una impostora esta vez. Pero lo soy.




14 comentarios:

  1. Joder, enhorabuena Di, a ver si te pagas algo aquí en el blog.

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  2. ¡Suerte la tuya!

    Todos somos impostores, a veces.

    Norabuena.

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  3. Yo es que últimamente no cojo nada... o quizá es así siempre.
    ¿Te han cogido o no? Si es así ya estás pagando rondas por aquí como dice Basajaun.

    Creo que es la primera vez que estoy de acuerdo con él. Sin que sirva de precedente...

    Ah, por cierto, la mayor impostora soy yo!!!!!!

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  4. No sé si te habrás dado cuenta pero ayer hiciste doblete...


    Muac!

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  5. ¡Enhorabuena DI! Tienes que practicar más con el Eye Liner, se tarda un huevo (al principio dos, luego ya sólo uno), pero dura tooooodo el día por lo que es comodísimo para ir a trabajar y tener pinta de competente. ¡Palabrita de Impostora!

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  6. Basaja,

    Venga, échate un zumo de arándanos.

    Besos

    Di

    PS: Basajaun es un duende de los bosques.

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  7. Gracias Suso.

    Yo lo soy siempre... hasta en esto de bloguera.

    besis

    di

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  8. Diva,

    Para que me pague unas roondas, tendrás que darme audiencia, querida. Eres una mujer muy difícil.

    Y lo de q eres "impostora mayor" no me lo dices en la calle. A mi me vas a quitar el título.

    Mirada con estrellitas fulminantes,

    Di

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  9. Amanita,

    Pero qué sabios consejos! Tienes toda la razón. Hoy lo he vuelto a hacer. Al principio pienso que no puedo salir así a la calle, que la línea de un ojo es mucho más gruesa que la del otro... pero al llegar por la tarde, seguía igual, y no tan desfasadas.

    Viva el eyeliner!

    Di

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  10. Querida DI: insiste con el eyeliner. Las mujeres somos muuuuy buenas en tareas repetitivas, pasan al conjunto de tareas "automáticas", pero es que es como pintarse con rotu, eso sí con GLAMOUR. Las demás se van borrando y necesitan retoques, nosotras no, tenemos rotu indeleble... No obstante yo no he logrado bajar de los 35 segundos por ojo, y eso que lo hago en la mesa del desayuno, con la mug de café con leche delante y tomando la lección a la progenie. Pero luego me dicen que soy como las de las telenovelas, SIEMPRE PERFECTA...

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  11. Dear Amanita,

    Eres mi superheroína, de verdad. Te imagino con la mug, los polluelos (o fieras) bailando el Haka, los pitos horarios en la radio... y allí imperturbable la Amanita, 35 segundos de un lado, 35del otro.

    Yo me veo torpe en el izquierdo, pero veo la dominación del derecho factible en un par de anios.

    Honguiabrazos

    Di

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  12. Dear Di:
    Me alegra ver que por fin te has descubierto: ¡impostora! Ahora sólo hace falta que el Pedalista se quite la máscara también y veamos qué pareja estáis hechos (pobre Mini)
    A mi también me gusta la imposta pero lo que más me gusta de tu post de hoy, y con lo que estoy totalmente de acuerdo, es que en las entrevistas uno tiene que ser como es, porque si no lo hace,la acaba fastidiando.
    En cuanto a ir estupenda en un día de lluvia en Londinium...habría que verte con los tacones!!!
    Espero que te lleves el trabajo y, como Basajaun, llevarme una pinta (creo que es la primera vez que leo un comentario acertado suyo, jer, jer, jer)
    Bye

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  13. No se quien de las dos ha escrito esto porque me hago un lio entre vuestros nombres repes que no entiendo y la tortilla de setas que son hoy vuestros comentarios...
    Pero esta genial el post. Nunca había leido una descripción tan concisa y perfecta de la Uni en mi (nuestra) época.
    Y cuidado con la impostura...si eres buena puedes llegar muy alto...

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  14. Dear Gonzalo,

    No veas cómo agradecemos Diva y yo vuestra paciecia con nuestros nombres:
    Diva Gando
    Di Vagando

    Pero tampoco importa mucho... ah, no, que Diva me mata como alguien piense q le gusta Paco Ibáñez! ;)

    besos

    di

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