Hace unas semanas me acerqué a la exposición itinerante en Imperial College sobre Santiago Ramón y Cajal, uno de los siete Premios Nobel españoles -de los otros, cinco son de Literatura [Echegaray (1904), Benavente (1922), Jiménez (1956), Aleixsandre (1977), Cela (1989)] y uno de Medicina [Severo Ochoa (1959)]. "El arte y legado de Ramón y Cajal" terminaba justo ese día, viernes por la tarde, y de allí pasaba a Manchester.
Ir en el último momento a una exposición en la Tate o en la National Gallery supone hacer colas durante horas (o días, o noches! en la última de Van Gogh conozco gente a quienes les dieron hora a las 3 am!), pero ir a la del "padre de la neurociencia" en una universidad no tiene nada que ver: no solo estaba sola, sino que lo cuadros estaban ya descolgados y en el suelo, esperando para ser trasladados durante ese finde, supongo. Y no es que hubieran expuesto en un laboratorio, salón o hall grandilocuente, la expo había tenido lugar en los pasillos del Centro de "Idiomas, Cultura y Comunicación", un departamento universitario como miles, con puertas que daban a oficinas y mesas en las que quedaban tres o cuatro estudiantes de extremo oriente.
Hacía una de esas tardes espléndidas que hemos tenido esta primavera, con un solazo que le sacaba al río todas esas estrellitas, y con gente por las calles ya con espíritu de fin de semana. El campus de Imperial me llevó vagamente a mis años universitarios: quién iba a estar allí un viernes por la tarde? Aparte de los silenciosos que luego me encontré en ese oscuro departamento, solo quedaban algunos tomando el sol en el césped del patio. Cuando fui a candar la bici, la dejé en el último sitio: pero dónde estaba toda esa gente? Ciertamente tampoco en lo que debía ser un taller de ingeniería justo ahí al lado: un montón de máquinas exactamente iguales en fila, que no sé si desmotarán o montarán, o qué se hace en esas carreras de tecnología. Nunca me hubiera imaginado prácticas así.
Ahora debo entonar un mea culpa por las fotos que incluyo hoy: son los maravillosos dibujos de las neuronas de Cajal que, como estaban enmarcados, me reflejaba y han salido con muchos brillos. Quien quiera ver bien estos dibujos puede entrar aquí "Instituto Cajal", o incluso mejor aquí, pero al final he decidido poner una selección de las mías, las que más me gustan.
Para mí, la figura de Cajal es muy emotiva. Estudié en la misma facultad que él. Descubrió las neuronas. Era progresista y un humanista de verdad. Tenía interés y curiosidad por todo. Una amiga me animó a ver la serie de RTVE de 1982, y con ella he aprendido bastantes cosas -no sé cuántas serán exactamente así, porque no he leído sus libros de memorias "Recuerdos de mi vida" ni "El mundo visto a los ochenta años - Impresiones de un arterioesclerótico", igual algún día y se pueden acceder aquí, en la página del Instituto Cervantes. Con la serie me he acercado más a él.
Cuando yo pasé por la facultad, su nieto, Santiago Ramón y Cajal Junquera era el catedrático de Anatomía Patológica (AP). No me había dado clase a mí, que estaba en el Grupo 3 (o C, ya no me acuerdo), pero era el que hacía los exámenes orales para los desahuciados, aquellos que ya estaban en quinta o sexta convocatoria (tras la sexta, te echaban de la facultad). Tenía fama de "padre" y de que siempre hacía las mismas preguntas en esos orales. Yo no estaba (aún) en esa situación terrible de últimas convocatorias, pero había aprobado un parcial gordo y si suspendía el segundo, lo fastidiaba todo, así que decidí ir al examen oral con aquel señor mayor de pelo blanco y facciones amables. Quién sabe: igual intuía que un día me saldría un divague.
Pensaba que había contado esto aquí en el divague aquel de "Impresionable" del Pleistoceno del divlog, pero no. El examen fue en el departamento de AP en el Clínico y, cuando llegué, estaba tan nerviosa que pasó lo siguiente: preguntada la recepcionista por dónde estaba la oficina del mítico nietísimo me indicó, "la tercera puerta a la derecha". Yo tiré por el pasillo y a punto estuve de ponerme a abrir el seguro de una puerta metálica de carnicero, cuando la recepcionista gritó: "esa no, eso es una cámara!!!". Bueno, yo había contado TRES puertas, quién podía imaginar que eso no incluía este portón. Me imagino abriendo el seguro y adentrándome entre botes con preparaciones y cadáveres con toda naturalidad, en busca de Don Santiago. En fin, que por fin le encontré, hice el examen, me preguntó todas las preguntas esperadas menos una que la cambió y el santo me aprobó. Preparando este divague me he enterado de que falleció hace un tiempo (he visto su foto, me ha hecho sonreír), pero que hay otro anatomopatólogo, otro Santiago Ramón y Cajal Agueras en estos momentos en el Vall d'Hebron, que es sobrino bisnieto del Nobel.
Pero volviendo a Cajal y a su vida reflejada en la serie: en primer lugar, verla es un viaje a otra era geológica. Ahora que me dicen los que ven series que existe la posibilidad de "saltarse introducción" -y eso que son coloristas y breves-, en aquella época la intro era un plano fijo, el perfil de Adolfo Marsillach que hace de Cajal desde su juventud hasta su vejez, con una música muy muy vintage, muy de serie de esa época -tipo "Anillos de oro", "Cañas y Barro"- y el listado de actores, productores y hasta jefes de electricidad. Cuando hablan, a mí me parece que están declamando o algo: no sé, me suenan raro, o es que hablábamos así? Porque son en teoría actorazos: Fernán Gómez hace del padre feroz, Encarna Paso de la abnegada madre, Verónica Forqué de Silveria Fañanás, su mujer. Es muy gracioso que Marsillach, que tenía ya 54 años cuando hace la serie, hace tanto de Cajal joven (aún no casado) y de anciano. Lo van caracterizando como pueden, igual que al resto, menos a Fernán Gómez, que aparece exactamente igual toda la serie: ya pronto el hijo parece mayor que el padre. Imagino que fueron con el maquillaje, les dijo "a la mierda!", y ahí quedó todo.
Cosas con las que me he quedado: aunque nació en un pueblo de Navarra, se consideraba aragonés. Es curioso su pueblo natal, Petilla de Aragón, ya que es un exclave de Navarra enmedio de Aragón (un islote navarro en las Cinco Villas). A los dos años la familia ya se fue de allí a otros pueblos, como Ayerbe, donde su padre ejercía primero de "cirujano-barbero", y luego fue a estudiar la carrera a Zaragoza, donde se hizo anatomista. En la serie lo reflejan como un chico travieso, independiente y me encanta esto que he leído por ahí: se metió en líos porque se negaba a memorizar de carrerilla las cosas, como mandaban los curas.
Desde niño se le daba muy bien el dibujo y su padre, que en la serie es un ogro, le intentó cortar las alas, no permitiéndole estudiar Bellas Artes, porque eran todos maleantes. Estudió en los escolapios de Jaca y luego la secundaria en Huesca. La imagen de los curas es triste: pensar que venimos de ahí, de esa forma de (mala) educación. Por qué se ha dejado a esa panda de avinagrados [en el mejor de los casos, pedófilos en el peor] los años más importantes de las personas durante tanto tiempo? Que aún haya gente que lo siga haciendo me parece chocante.
Todos nacemos con puntos fuertes y débiles, y cada vez que ejercitamos los fuertes, nos dan refuerzo positivo, con lo que podemos llegar a ser mejores, algunos incluso excelentes. Esto lo digo porque este don del dibujo de Cajal fue importantísimo a la hora de divulgar sus hallazgos. No sé si ha sido coincidencia pero mi profesora de Anatomía dibujaba también muy bien, y se pasaba toda la clase, a la vez que explicaba algo, dibujando en la pizarra. Hoy en día, hubiéramos hecho fotos de esos pizarrones con los embriones que dibujaba. Lo he recordado -y esta vez sí que he hecho foto- porque en la serie, Cajal dibuja un feto en el examen de ginecología y todos se quedan admirados. De hecho, parece que no ponía mucho interés en las asignaturas clínicas: a él no le iba lo de ser médico, sino la investigación.
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En otro punto, en un examen de anatomía, le preguntan el conducto inguinal, y lo dibuja así. Casi entro en un ataque de pánico for el flashback, porque esto era algo a lo que le daban muchísima importancia en mi facultad y nos dijeron que nos adelantaban una de las preguntas del examen, el conducto inguinal (que era complicado, con fascias arriba y abajo, nervios, venas... yo qué sé).
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El dibujo de abajo es uno de mis favoritos.
Como su padre era insoportable, se fue de casa y vivió en una fonda (conste que no estoy contando su vida, les refiero a la serie o la wiki-por ejemplo, antes estuvo en la guerra de Cuba donde contrajo la malaria) y allí conoció a su mujer Silveria, con la que tuvo siete hijos. En la serie parece una mujer hija de su tiempo: su rol era totalmente apoyar a este marido medio excéntrico que tenía, para que pudiera trabajar sin molestias. Para ello, ahorraba y le acababa dando dinero para que se comprara equipo, en lugar de esas cortinas que tenía planeadas. Luego he leído que además le ayudaba en el laboratorio que tenía en casa y que era "fotógrafa". Ah, sí, porque otra de las pasiones del catedrático era la fotografía, y aquí está haciéndole fotos a una novia previa cuando al Pilar aún le faltaban torres:
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Cuando su mujer le dice de llevar a sus hijos a la escuela privada ("son otros tiempos, Santiago"), él se niega: "los tiempos siempre son los mismos". Cree en el progreso y se ha rumoreado que en sus años jóvenes en Zaragoza fue miembro de la logia de los "Caballeros de la noche" (siendo él Averroes)... pero siendo una sociedad secreta esto de los masones, quién sabe.
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Como recuerdo de neurociencia, decir que en aquella época no se habían todavía concebido las neuronas como células individuales, que se comunican entre ellas por señales eléctricas [eso está más detallado aquí], sino que se creía que había una "masa reticular" por la que estaba todo interconectado. Golgi era el italiano con el que compartió el Nobel en 1906, cuyo método de tinción usó, aunque no estaba de acuerdo con sus teorías. El método de tinción -el cromato de plata- se lo había presentado Luis Simarro Cabrera, el primer psiquiatra que introdujo el método científico en psicología en España, y que tiene otro divague para él solo; a ver cuándo me pongo.
Hay personas a las que no les interesa nada, otras que tienen tal vez una afición desmesurada pero única, y luego las hay como Cajal que quería aprenderlo todo. Ese nada-de-lo-humano-me-es-ajeno, esa curiosidad , ese entusiasmo, es una varita mágica y en su caso, no solo era la fotografía y el dibujo, sino también la astronomía (se compra un telescopio), desarrolla el gramófono, y dentro de la medicina se interesó también por la psiquiatría, que en aquella época era la de Charcot y los hipnotistas. Se mete un poco en eso, e incluso tiene una consulta a la que va la gente para que les cure de sus trastornos mentales vía hipnosis. No les cobra y cuando su mujer se lo sugiere, se ofende: cobrar!!! Al final lo deja porque lo suyo es "lo que se puede palpar y tocar", y qué mejor, qué mayor favor hizo a la psiquiatría que descubrir la hendidura sináptica, donde hoy sabemos se lanzan neurotransmisores que hacen que se comunican las neuronas. Así abrió paso a que décadas después el fisiólogo Henry Hallett Dale descubriera el primer neurotransmisor, la acetilcolina.
Horas y horas frente al microscopio y finalmente, cuando lo descubre, ha de ir a Berlín a un congreso para que la comunidad internacional lo vea. Es gracioso porque obviamente en esa época no proyectaban un powerpoint ante una audiencia, sino que tenían sus microscopios en distintas mesas y por ahí iban pasando a mirar los colegas. Por fin, alguien se dio cuenta de que lo que tenían allí era una revolución. Pensemos que estamos hablando de microscopios ópticos y que todo esto solo se vio verdaderamente claro cuando llegaron los electrónicos en los años 30. Una de las cosas que rompen el corazón en ese episodio es cuando le dicen algo así como que no pensaban que en España existía ningún tipo de ciencia. Es tan triste pensar en lo atrasada y pobre que fue hasta hace poco la península. También lo burocrático y cuadriculado de nuestro país: el pobre tiene que perder mucho tiempo que podría emplear investigando en opositar para obtener una plaza. Y eso que supongo que no serían tan ridículas como esas otras oposiciones que consisten en "cantar" un temario al pie de la letra y quien se acerque más al nanosegundo "gana". Eso no demuestra saber razonar: qué estamos midiendo? (lo siento, divago, pero es que es indignante).
Como toda persona excepcionalmente inteligente, sabía más lo que le faltaba por aprender que se creía lo que sabía. En un punto dice: "No he sido nunca un superdotado, sino únicamente un aragonés testarudo y con paciencia; y cuando un aragonés se decide a tener paciencia, que le echen alemanes!". Cuando ya es anciano y le hacen homenajes, no quiere saber nada; "yo solo soy un trabajador más, un trabajador de la ciencia". También rechaza títulos nobiliarios: solo quiere que le dejen en paz, y hacer su vida investigando y escribiendo.
"Ojalà tuviera mas contradicciones, serìa síntoma de juventud" dijo. En fin, si bien es cierto que a medida que cumplimos años nos acomodamos, también intelectualmente, no fue el caso en absoluto de Cajal, que me recordó en muchos aspectos a Amparo Poch, otra médica aragonesa. Ojalá tuviéramos muchos más como ellos. Gracias Don Santiago, por la testarudez y la paciencia, también la de dibujar el cerebro a travès de esas neuronas que hipnotizan no solo por lo que representan, sino por lo bonitas que son.
Solo de pasada, para decir qué pena de exposición (perdida), qué pena de versión mediocre de seres humano que estamos siendo... y qué pena de que solo se aprenda a leer las famosas letras, porque leer lo que se mira/ve resulta algo glorioso, sobre todo teniendo en cuenta que este tipo nos descubrió esos circuitos neuronales (empezó), que tan vitales nos son para entendernos (lo mediocre que somos)...
ResponderEliminarBicos neuronales...
"Rompe el corazón" constatar de dónde venimos??? te lo pasaré en que apena a la inteligencia emocional, por eso de que se deja bastante llevar por algo parecido al romanticismo... pero la inteligencia racional sabe perfectamente de que pie cojea esta península (más la parte española!!).
EliminarGente como el Cajal son simples estrellas fugaces, que deciden pasar por nuestro territorio de cuando en vez...
Y estoy fuertemente convencido de que seguimos más o menos igual en cuanto a conocer la esencia de eso que llamamos cerebro... y nada sabemos aún de lo que llamamos mente... seguimos empeñados en que Desacartes hablaba del alma (y bendecida por un dios) en vez de mente (pensante e injertada en lo que llamamos cuerpo), peor eso eso es otra historia...
Bicos no duales...
Hola MV... mi metáfora cardiaca sé de dónde viene: siempre me ha impactado lo pobre q era Espania hace un par o tres de generaciones en comparación con otros países europeos (UK obviamente es del q más datos tengo). Un país con graves injusticias donde la mayoría no sabía ni leer. Me causa tristeza, pero tb cabreo.
EliminarNo creo q sigamos igual en cuanto al cerebro, pero es el órgano más complicado, claro. Descartes fue, junto con el tío Sigmund, uno de los mayores contribuyentes a oscurecer esto de la mente... dualidad mente cuerpo!!! De ese tema se escribió en uno de los capítulos más exitosos de Serial :):):)
https://divagandodivagando.blogspot.com/2020/05/serial-15-la-naturaleza-humana.html
bicos onda-corpúsculo
di
Echa un ojo a este tebeo:
ResponderEliminarhttps://www.cazarabet.com/conversacon/fichas2/cajalcerebrociencia.htm
https://culturadearagon.es/centro-del-libro-de-aragon/publicaciones/ramon-y-cajal-un-cerebro-para-la-ciencia/
Qué chulo! Gracias Buxo... vengo hoy de Vetusta pero ha sido tan busy q dicen los ingleses q no me ha dado ni para hacer de lo q más me gusta allí: perderme en las librerías. Demasiados cumples! Lo buscaré la próxima...
Eliminarabrazos
di