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19 mayo 2023

"Neurociencia del cuerpo" de Nazareth Castellanos. Va a resultar que los putos hippies tenían razón

Descartes fue el culpable de todo, separando mente y cuerpo. Desde ahí, hemos seguido con despropósitos como separar la psiquiatría de la neurología, o Sigmund Freud -que era neurólogo, por cierto. Pero las cosas están cambiando y la neurociencia está probando que cuerpo y mente son uno, en constante interacción y comunicación. Y eso no es fácil, porque si el método científico va de mostrar (y demostrar) con números las ideas, diseñar estudios (imaginar una hipótesis y pensar cómo testarla) para demostrar conceptos tan abstractos y subjetivos como la metacognición y la consciencia es, pese a tener cada vez más instrumentos, tela.

En "She's lost control" venden
tarot, lecturas de mano y de bolas de cristal.
Estamos en 2023 y esto es
Broadway Market, Londinium
De esto va "Neurociencia del cuerpo", el ensayo de la física teórica venida a neurocientífica Nazareth Castellanos. Libro que si no fuera porque está avalado por la última evidencia científica, una podría en un primer momento desestimar como "pedrada" propia de hippies creyentes en las chakras de cuerpos astrales y piedras de energía. La autora ha trabajado en universidades reputadas y las referencias del libro son de estudios que han sido revisados por colegas antes de aparecer en prestigiosas publicaciones. Pero es que cada vez son más los estudios que demuestran lo que Castellanos describe: los cambios cerebrales que ocurren en las personas que practican la meditación (y sus beneficios para la salud); un nuevo campo en la medicina que es la psiquiatría nutricional (que se basa en que en nuestros intestinos viven una multitud de microorganismos que facilita la conexión neuronal); que nuestra respiración influye sobre la atención, la memoria y las emociones; que el corazón es vital en la percepción, en la compasión y es el órgano más implicado en la identidad. Todo esto lo intentaré explicar en una entrada, y tampoco va a ser fácil. 

Antes de empezar, pese a que el contenido es necesario y fascinante, no sé si es un libro a recomendar. Esto es por cómo está escrito y editado. No sé si es cosa de la autora o del editor lo de los párrafos que duran una página entera, pero estos párrafos “sólidos” son un problema. Conste que la que firma no debería señalar a nadie por tochos y párrafos de diez líneas, pero aunque no se crea, hay una reflexión de fondo sobre si el texto "pide el punto y aparte", una obsesión con que el texto "respire" (por ello siempre dejo espacios entre los párrafos), o de poner título y subtítulos que facilitan la visión de águila a la lectora.

Luego, otro tema que a mí personalmente no me ha funcionado ha sido lo que yo llamo "soy un científico cultivado". Escuchaba por la radio a López Otín y siempre me parecían sus citas filosóficas o literarias metidas con calzador. Aquí me ha ocurrido lo mismo: no han "corrido" para mí, aunque la perdono por haberme introducido esta tan bonita del gran George Orwell, con la que termino mi introducción (donde un bloguero razonable probablemente terminaría el divague).

“Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano".

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Ondas cerebrales 101
Nuestro cerebro trabaja como una red compleja (esto ya lo explicamos aquí, en "Siete lecciones y media sobre el cerebro" de Lisa Feldman Barrett), y ninguna región tiene la exclusividad de una función, pero pese a esto, hay algunas áreas cerebrales más especializadas en ciertas funciones.

Neuronas: así las vio Cajal

Como todo el mundo sabe, las células más bonitas del cuerpo se llaman neuronas, y emiten electricidad ("disparo neuronal o potencial de acción") de forma intermitente, a distintos ritmos, pero no al azar. Se han identificado cinco ritmos neuronales o formas cómo emiten sus descargas eléctricas. Cuanto más rápido es un ritmo, menor será su alcance (estos son buenos para comunicar neuronas vecinas) y cuando más lento, mayor alcance.

Estos ritmos oscilatorios están acotados en frecuencias y se han establecido cinco bandas espectrales (en imagen), de las más rápidas a las más lentas: gamma, beta, alfa, theta, y delta. De la primera a la última, pasamos por las distintas fases de alerta, desde estados de gran concentración hasta el sueño.



  • El ritmo principal y más frecuente del cerebro es alfa (estado en el que las neuronas emiten entre 8 y 12 descargas por segundo). La presencia de ondas alfa se va incrementando desde la infancia hasta la adolescencia, Se vincula con estados de relajación, pero también con prestar atención, que implica no hacer caso a otros estímulos que puedan intentar competir con el libro que estamos leyendo, por ejemplo. La gente que comienza a meditar (les admiro) es como quien va al gimnasio: comienzan a levantar pesas metafóricas al intentar mantener la atención. Al cabo de unos días de matada en el gimnasio, imagino se deben levantar pesas más pesadas. Pues bien: con la meditación, lo que se observa es un incremento de la ondas alfa, porque el poder discriminar y no atender a ese ruido de la calle y seguir centrado es obra de las ondas alfa. Cuando un meditador se vuelve muy experto, ya no necesita a las ondas alfa que “echen” a las distracciones, pero para ello se necesitan como 10.000 horas de meditación (no sé, no me veo).
  • El sueño requiere de ondas lentas, delta o theta. Cuando más del 50% de las neuronas descargan en delta es cuando estamos en las fases más profundas del sueño (también en anestesiados, así se mide el estado de inconsciencia). Delta son las predominantes en niños hasta los 5 años (hola Roc!). No las encontramos en el cerebro del anciano.
  • Las ondas theta ocurren cuando estás medio dormido o perreando. Es otro ritmo lento muy involucrado con la cognición: se relaciona con la formación de memorias y con la organización espacio-temporal. Se están intentando desarrollar mecanismos artificiales para potenciar estas ondas en enfermos, por ejemplo de Alzheimer. También decrecen con la edad.
  • El ritmo beta está muy involucrado con el movimiento
  • El ritmo gamma, el más rápido, involucrado con la atención, la percepción del tiempo, entre otras cosas. Los ritmos más altos de gamma están ligados a operaciones de alto nivel: metacognición, empatía, compasión.

Mercado de flores de Columbia Road 


¿Por qué el cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta?
Cuando pensabas que esto no podía empeorar, ahora un poco de neuroanatomía. Hagamos primero la distinción entre corteza cerebral y estructuras subcorticales con un amable dibujo:

Cuando recibimos información vía los sentidos, esta pasa primero por todas las estructuras subcorticales de las que no somos conscientes. Solo cuando luego pasen al córtex será cuando se hagan conscientes, y por fin nos enteramos de lo que ha ocurrido. 

Pero no todo es instantáneo: aunque hablemos de décimas de segundo, hay un tiempo que transcurre desde un estímulo hasta que nos enteramos, siempre vivimos un poco retrasados, aproximadamente medio segundo desde que nuestros sentidos perciben hasta que lo sabemos.

Ilustremos estos pasos con un ejemplo auditivo (ayuda seguir el dibujo):
  • La información llega a los oídos donde hay receptores sensoriales que transforman la onda sonora en electricidad (que es el lenguaje de la biología).
  • Esta electricidad se transporta por el nervio auditivo.
  • Entonces, la información entra por la "puerta de entrada" al cerebro, el tálamo (una estructura ovalada -en nuestro gráfico amarilla- con muchos tipos de neuronas y es el gran receptor de la información). Nota: por el tálamo entra todo menos la información olfativa, que entra por el bulbo olfativo directamente (el olfato es el sentido más complejo). El tálamo, según por qué nervio le ha llegado la información, lo procesa para enviarlo a la siguiente estructura, que es el hipocampo [Nota: Basándonos en el "Principio de Segregación e Integración", el cerebro primero descompone y luego integra. (e.g. hay neuronas especializadas en tono de voz, ritmo, acento, etc)]
  • El tálamo se lo manda al hipocampo, en naranja en nuestra imagen (se llama así, qué bonito, porque parece un caballito de mar, el hippocampus - divagando: cómo olvidar el restaurante de Heraklion con ese nombre (bueno, aún mejor, Ippokampos), supongo que por el caballito, pero a mí me hacía mucha gracia pensando que llamaron a un restaurante como una estructura cerebral), que es la parte más involucrada en la memoria. Tirando de la memoria, el hipocampo reconoce cada una de las palabras.
  • A su lado está la amígdala, que es como una almendra, y es la que da la memoria emocional (el hipocampo es memoria fría) y juzga si le gusta el contenido de la información que ha llegado (lo que oye) o no. Ambos hacen ese primer reconocimiento y han pasado unos 70 milisegundos desde que ha entrado el estímulo. Aún no somos conscientes de lo que ha entrado.
  • Entonces se lo devuelve al tálamo, que se lo manda al hipotálamo (que es como un guisante y lleva temas de aprendizaje, inhibición y el recuerdo). El hipotálamo es uno de los centros más importantes de comunicación entre cerebro y cuerpo. Así que manda la información hacia el cuerpo, por ejemplo al corazón (que acelerará su ritmo si es algo de alarma), la respiración (incrementará su frecuencia), los músculos... el cuerpo sabrá antes que tu parte consciente que hay un potencial estado de alarma. O sea, antes de que seas consciente de lo que sea, tu cuerpo está reaccionando.
  • La información, pues, ha sido ya "descompuesta" y entonces el tálamo "sube" la información a zonas corticales, las conscientes. Lo pasa a la corteza cingulada (que parece un paraguas) que comunica el mundo subcortical con el cortical, el mundo inconsciente del consciente.
  • Cuando la corteza cingulada se une a la ínsula, guau, es cuando nos damos cuenta de nosotros mismos: la autoconciencia. Hemos hablado de cómo el cerebro percibe el mundo, pero aquí nos adentramos en un tema maravilloso de estudio de la neurociencia: la identidad. Tiene otras muchas funciones, la ínsula, pero no entraré. 
  • Por fin, estamos en la corteza, ya somos conscientes de ese algo que nuestros sentidos habían detectado. Una vez que la información llega aquí, irá a la zona relevante: corteza auditiva si estamos escuchando; corteza visual, si viendo; corteza somatosensorial si sintiendo  (esta corteza está distribuida como una diadema y la zona del cuerpo que más representación tiene son las manos y la cara -véase “Homúnculo de Penfield”, en imagen). La corteza frontal es el principal centro de regulación de la conducta, especialmente en adecuar nuestro comportamiento a las circunstancias, o sea, las funciones ejecutivas. De ahí los casos de “cambio de personalidad” en personas que han sufrido una lesión o tumor frontal. En la corteza se integra todo (o sea, no es que reconozcamos cada una de las palabras, sino que nos quedamos con el significado) y esa era la experiencia consciente.

En ese medio segundo desde que llega el sonido hasta que la asumimos la información, esta ha pasado por todas esas estructuras y que la información se perciba de una manera u otra va a depender, cómo no, de la que haya sido nuestra experiencia.

Los siete sentidos
Los sentidos le dan información al cerebro y este ha de actuar. Aparte de los cinco de toda la vida (los “exteroceptores”), esto es como los continentes, ahora hay dos más, interocepción y propiocepción.

>>Interocepción
La información que le llega al cerebro de lo que está pasando dentro de los órganos. Es el sentido más importante porque lo más vital para el cerebro es saber qué está pasando con los órganos corporales, está integrando toda esa información. Este sentido es no-consciente, no llega a la corteza, pero la información se volverá consciente en determinadas situaciones, cuando se requiera nuestra colaboración (no notamos que se va llenando nuestra vejiga, pero sí cuando tenemos que hacer pis).
Yo y mi llama de paseo
en Shoreditch

>>Propiocepción
La información de cómo, dónde está el cuerpo, las posturas, es el segundo en importancia. Hay un montón de experimentos interesantes con esto:

Si frunces el ceño, el cerebro lo interpreta como malestar, luego se activa la amígdala (emociones, sobre todo negativas). Es una vía en dos direcciones: el cerebro percibe el cuerpo y si la cara refleja que estás mal, yo estoy mal. Hay que "pacificar el gesto", que a menudo lo tenemos cabreado cuando miramos las pantallas. Es la “hipótesis de la retroalimentación facial”: la expresión de la cara -sobre todo la bucal- es interpretada para decidir la percepción. Para hacer una demostración de la influencia de la musculatura facial se estudió a gente con Botox en LA. Les pusieron imágenes muy desagradables pero como esta sustancia les impide fruncir tanto el ceño, la amígdala se activaba menos y resultó que lo negativo lo vivían como menos negativo!!! Además, win-win, lo positivo como igual de positivo (todos a por botox?).

Toda emoción conlleva experiencias corporales, que se manifiestan, por lo explicado antes, antes de que seamos conscientes de ellas. Pero estamos más habituados a dar más protagonismo al intelecto que a la sensación del cuerpo. Como vimos antes, el hipotálamo traduce el lenguaje neuronal al organismo a través de la frecuencia cardiaca, la respiración, las contracciones de la musculatura, la postura. Desarrollar una consciencia corporal que nos permita conectarnos a esas sensaciones nos da el poder de adelantarnos a la propia emoción consciente y decidir si abortarla antes de que sea expresada. El nuevo libre albedrío?

La teoría del marcador somático de Antonio Damasio, uno de los más famosos neurocientíficos del momento dice que las sensaciones de nuestro cuerpo son memorizadas y tenidas en cuenta por el cerebro para tomar decisiones. Es conocido el estudio en el que se demostró que los jueces tomaban más decisiones favorables después de comer (ya hemos visto antes los mecanismos: la microbiota intestinal modula áreas del cerebro involucradas en la cognición e intervienen en la regulación hormonal del sistema nervioso y del estado de ánimo.

De todo esto se concluye que una mayor interocepción (ser más consciente de las sensaciones que vienen de nuestro cuerpo) nos hace ser capaces de regular mejor nuestras emociones, y tomar mejores decisiones. De ahí la importancia de ser conscientes de nuestro cuerpo, de sus sensaciones y de su postura.

El intestino (Es la microbiota, idiota)
La microbiota de Honorato
Entre paréntesis el título de un libro que aún no he leído, pero que resume lo que hay: si no has oído hablar de la microbiota, ¿en qué planeta has estado? A ver, que seguro que sí: antes, en tu época, se llamaba “la flora intestinal” (“Termina el yogur, Honorato, que favorece tu flora intestinal”), pero hoy sabemos que sería mejor llamarlo “fauna” porque es el conjunto de microorganismos (ie. bacterias, hongos, arqueas, protozoos, virus) que pueblan distintas mucosas de nuestro cuerpo. Donde son más abundantes es en la intestinal, unos cien trillones y pesan unos dos kilos. La situación de equilibrio microbiano se llama eubiosis, favorecida por ejemplo por el ejercicio físico, y la contraria, causada por estrés, antibióticos, enfermedad, se llama disbiosis.

La microbiota tiene funciones metabólicas y defensivas, pero también articula el eje intestino-cerebro, actuando sobre los sistemas endocrino, inmune y nervioso. Pero, ¿cómo lo hace? Aquí van algunos de los mecanismos de acción de la microbiota:
  • Algunas de estas bacterias sintetizan triptófano que es un precursor de la serotonina. ¿Alguien recuerda por qué el bar de Banderley se llamaba así? Voilá: es el neurotransmisor de la felicidad. ¿Cuáles son los antidepresivos más usados hoy en día? Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)​. Atención: alrededor del 95% de la serotonina es producida en el intestino.
  • El aprendizaje se basa en la formación de circuitos neuronales y en ello interviene el Factor de Crecimiento Neuronal (Brain Derived Neurotrophic Factor o BDNF) . Esta unión de neuronas que permite la transferencia de información entre ellas es estimulada por el BDNF, que a su vez, es influenciado por la microbiota y afecta especialmente al hipocampo y a la amígdala. Recordemos: memoria “fría” y “emocional” respectivamente.
  • Porque la microbiota regula la morfología de las neuronas de hipocampo y amígdala, y estas son áreas muy implicadas en la respuesta al estrés, la composición de la microbiota determina la reacción del cerebro ante el estrés.
La microbiota crece contenta aquí
Estudios con ratas en los laboratorios llevan ya mucho tiempo demostrando alteraciones de conducta y problemas en el aprendizaje en estos animales si les tocaban la microbiota. Según los mecanismos de arriba, no sorprende que los ratoncitos con microbiota alterada presentaran con problemas de memoria, estado de ánimo y todo eso.

Ahora, personas: investigadores de la Uni de Deakins en Australia estudiaron la dieta de madres embarazadas (23.000!) y el posterior comportamiento de los niños a los 1, 3 y 5 años. La ingesta de comida poco saludable en ambos predecía sin dudas problemas de conducta en los críos. En otro estudio vieron igualmente problemas de comportamiento en niños con antibióticos, con la microbiota arrasada.

El HPA
Los estados de estrés crónico afectan a todos los sistemas corporales: cardiovascular, digestivo, endocrino, nervioso, reproductivo, inmune…. Imaginemos un hecho estresante: vas por la calle y te atracan. En ese momento el eje HPA (Hipotálamo Pituitario Adrenal, a la derecha) se activa y el final de la cadena implica la secreción de cortisol, “la hormona del estrés”, por las adrenales. El cortisol nos va a ayudar en esa situación de estrés puntual (subirá nuestras pulsaciones, respiración, abrirá nuestra pupila… en resumen, nos preparará para defendernos o escapar, el “Fight or Flight”). En estrés puntual, esto es fisiológico, nos ayuda,  pero en estrés crónico se produce una desregulación del HPA, hay una supresión del sistema inmune, y la respuesta a un hecho estresante perdurará en el tiempo (e.g. en el síndrome de colon irritable, la activación del HPA es más prolongada). Además afectando a la microbiota, que como hemos dicho, a su vez afectará las áreas cerebrales involucradas en el aprendizaje y en la emociones - a través del BDNF.

La respiración
Hay que respirar por la nariz, ya lo aprendimos en el cole: así se filtra, se calienta, se humidifica, en una palabra, se prepara el aire, luego se protege el sistema inmune. Pero hay más razones.

El olfato es el único sentido que no pasa por el tálamo (recordemos, la “puerta” del cuerpo al cerebro), sino que tiene su vía propia y va directamente al bulbo olfativo, que está muy conectado con la amígdala (recordemos, muy involucrada en la emoción). Todos conocemos el poder evocador del olor (¿alguien ha entrado recientemente en un aula de niños pequeños? Ese olor a goma Milán): es brutal. Hay ciertos olores que nos calman, otros que nos ponen en alerta.

Volvamos al laboratorio: los pobres ratoncitos a los que extirparan el bulbo olfativo caían en depresión (depresión de ratón, claro: letargia, no comen, no duermen etc, aún no hay diván para roedores). Y ya hay estudios que han demostrado que personas que se han recuperado de una depresión, han recuperado también el tamaño de su atrofiado bulbo olfativo. En el Alzheimer inicial, se pierde el olfato (está el olfato también muy unido al hipocampo, recordemos, la memoria).

Hay dos tipos de respiración: la automática (controlada desde el troncoencéfalo, recordemos, estructura subcortical) y la voluntaria (controlada por la corteza frontal, recordemos, todo lo consciente). En este capítulo habla de un montón de estudios en los que no entraré pero las conclusiones son claras: la emoción, la atención, el aprendizaje y la memoria están influidas por la respiración. Cuando inspiramos por la nariz tenemos mucha más capacidad de memoria: largas explicación neuroanatómicas (ya nos podemos imaginar que el bulbo olfativo, directamente conectado va a influir sobre las neuronas del hipocampo, nuestro amigo de la memoria, que durante el aprendizaje libera ondas gamma -volvamos al principio-, que para mantenerlo y sostener el aprendizaje hay que darle un ritmo lento que sea sólido y constante. Este ritmo es la respiración. Si respiramos por la boca, el bulbo olfativo no se activa.


A nadie le sorprende entonces que la respiración sea tan importante para auto-calmarnos, o en prácticas como la meditación. Ser conscientes de nuestra respiración modula áreas de atención, memoria, expresión de las emociones, identidad, bienestar.

El corazón
Antes de entrar aquí, decir que este es otro órgano en el que la separación mente-cuerpo ha reinado en la medicina, pese a que todos sabemos cómo se siente una descarga física la primera vez que te dicen “te quiero”. Cuando William Harvey -el descubridor del sistema circulatorio sanguíneo- demostró que el corazón es una “bomba hidráulica” que todo lo que hace es bombear sangre por el cuerpo, qué más quiso Descartes para apoyar aún más su separación del cuerpo y mente: su filosofía supuso la mecanización del cuerpo.

Aquí os eximo de la ratatomía (asignatura cuyo grado de detalle no fue para mí - ¡dos años!), pero un párrafo de fisiología (en segundo, esta es muy bonita). Presión arterial: todos tenemos esas dos cifras en nuestra cabeza, la nuestra. La sistólica (o “alta”) es la mayor presión que puede soportar nuestro ventrículo izquierdo -el que lanza la sangre al cuerpo- en cada latido. La diastólica (o “baja”) es la presión más baja, durante la diástole que puede soportar nuestro ventrículo. Es la medida de lo vigoroso de nuestro corazón (¿los que la tenemos baja somos unos sosos?). Anda que no está descrita la “Personalidad A” con tendencia a la hipertensión.

En la aurícula derecha está el marcapasos natural del corazón (o “nodo sinusal”), donde se genera el impulso eléctrico que da lugar al latido. ¿Y cómo se comunica el corazón con el sistema nervioso? El cerebro se comunica con el corazón a través de nervios que parte del troncoencéfalo, y el corazón con el cerebro a través del nervio vago. Tras una larga explicación sobre los sistemas nerviosos simpático y parasimpáticos y hablar de estudios que han investigado cómo cambia la dinámica eléctrica del corazón según las emociones, se llega a que la característica más relevante del corazón es la Variabilidad de la Frecuencia Cardiaca (VFC): es la medida cardiaca más relevante para la neurociencia. 

A mayor VFC, más positiva es la emoción, la alegría la incremente, el miedo y el enfado la disminuye. A mayor VFC, mayor es la puntuación en el índice de inteligencia global, mayor capacidad de memoria y atención, mayor fluidez en el lenguaje (cuando estamos rumiando un problema, la VFC disminuye). Para entender los mecanismo de acción, cómo la VFC puede influir en la cognición y emoción está la “Teoría de integración neurovisceral” de Thayer y Lane, pero quien quiera saber más, que lo lea aquí (esa sensación de que el divague se me está yendo de las manos, y estoy ya sola aquí: con que llegue yo en la re-lectura me debería felicitar). Luego está lo del corazón como “la puerta de la percepción” con el concepto de la Heart Evoked Response (HER), pero de nuevo, les remito a wikipedia.

Este capítulo del corazón es, como se está viendo, inabarcable, a la vez que apasionante, porque luego entra en la subjetividad. El latido representa el suceso ante el cual las neuronas de ciertas partes del cerebro se organizan en circuitos que dan lugar a la percepción subjetiva que cada uno construimos de la realidad. El ritmo cardíaco influye en la percepción del mundo externo (ver una escena estresante) e interno (el dolor). Como en todo, sabe las cosas antes que nosotros y tiene una relación muy cercana con la amígdala: esto puede explicar ciertos actos automáticos en los que “no estábamos presentes” pese a estarlo: en un estado de alerta, la amígdala sentenciará una situación como peligrosa, esto será reforzado por la actividad cardiaca (en sístole más alerta negativa que en diástole) y al mismo tiempo se inhibirá la respuesta consciente (corteza prefrontal) y zas, se dispara esa pistola.

Y qué sorpresa: la empatía también parece estar relacionada con la respuesta neuronal al corazón, ah las bases biológicas de la empatía. (en un estudio, las personas que habían sido más generosas, tenían cambios neuronales en el estriado).
Hackney City Farm:
Manera amable de decir
no se coman las fresas

Y es que “no vemos las cosas como son, sino como somos”. Si percibes el mundo pasivamente (“hace frío”), vs. activamente (“Tengo frío”) también se muestra en el cerebro. En la activa, desde el yo, se activa el precúneo izquierdo, área muy implicada en la memoria autobiográfica. En la pasiva, cuando nos pensamos como objeto, se excita la corteza prefrontal ventromedial izquierda, zona que se activa durante la meditación. Nota: La meditación es la mera observación, no el análisis emocional o intelectual de nosotros mismos (no es lo mismo pensar en mí, analizar que observarme a mí, escuchar). ¿Cómo está esto relacionado con el corazón? Cuanto más responden las neuronas a los latidos de nuestro corazón, más pensamos en nosotros mismos; o sea el cerebro responde más intensamente al corazón si nuestra percepción es auto-referencial. El corazón es el órgano más involucrado con la percepción, particularmente de nuestra propia identidad.

Vamos a ir terminando, que igual esta gente se quiere ir:  la teoría del “marco subjetivo neuronal”
Según esta teoría, la representación interna que cada uno hace de la “realidad” se basa en la relación constante entre el cerebro y el organismo. O sea, la idea de identidad se basa en los circuitos neuronales que actualizan en todo momento el estado interno de nuestro cuerpo: la identidad tiene un asiento orgánico. El circuito cerebral de áreas que integran la información visceral para producir la identidad son la ínsula, la corteza cingulada, la amígdala y la corteza somatosensorial. Y el componente principal del marco subjetivo neuronal es la respuesta cerebral evocada por el corazón.
 ~~~

Nadie me creerá: este final es precipitado, pero me voy a dormir que mi amígdala va a petar. Si alguien ha llegado hasta aquí, qué puedo decir: que oé oé, que seguro que ha sido respirando por la nariz, con una microbiota como una rosa, nadando en ondas gamma y, sobre todo, con un buen corazón. 








11 comentarios:

  1. Se agradece el resumen del libro Castellanos, que sin duda no leeré. Aunque, ojo, pasé mi etapa de interesarme por la neurociencia y he leído a Antonio Damasio y otros, de manera que no todo me pilla de nuevas. (Reconozco que me he perdido al llegar a lo del corazón, pero creo que he captado lo esencial.) Desde luego, lo de que cuerpo y mente son todo uno hace tiempo que lo tengo claro. Eso sí, no he llegado al extremo de apuntarme a meditación trascendental. Espero que las clases de yoga sirvan como sucedáneo! :)

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    1. Yo mientras le daba a enviar y no daba un duro pq nadie lo leyera pensaba "al menos elena, con su interés en el cerebro (no solo victoriano), se lo leerá".

      El capítulo del corazón es demasiado complicado, es imposible a menos q hagas una serie... tampoco te digo lee el capítulo entero pq como digo, de un tema complicado no se pretende q se haga una lectura fácil, pero la presentación del libro es farragosa.

      Y como tú, no voy a hacer 10000 horas de meditación, pese a sus beneficios... te imaginas ese tiempo leyendo? [Por cierto, regalé al Peda el de Shirley Jackson asíq va a ser mi próxima lectura... tb el Tristam Shandy... jajaj se me ve el plumero]

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  2. Tengo este libro en los pendientes, igual me lo ahorro con tu divague-río, aunque me parece muy muy interesante.
    La primera vez que oí hablar de la propiocepción fue tras la operación de una de las iratis. El traumatólogo lo comentó porque tras operarse la forma de su espalda había cambiado, era más alta... tuvo que acostumbrarse a su nueva anatomía. Un nuevo sentido? qué cosas...
    Y las neuronas son las células más chulas? añadiría que las más escasas en según qué personas, oídas las cosas que se oyen últimamente. O a lo mejor su microbiota está algo ácida y eso les provoca pensamientos pasados de rosca alcohólica. No sé...
    muxus

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    1. Así q la little irati creció tb por la interocepción? No sabíá q ese era un mecanismo para q los q llevan corsés crezcan...

      Las neuronas son muy bonitas, y más como las dibujó tu paisano (y profe de mi facultad-ya he contado mil veces q me examinó su nieto de anatomía patológico, no?) Don Santiago...

      https://www.quantamagazine.org/why-the-first-drawings-of-neurons-were-defaced-20170928/

      Este artículo -aparte de los dibujos, q igual cuelgo en la entrada- es chulísimo, igual lo traduzco un día con un par de historietas y os lo publico.

      muxus!

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  3. He llegado hasta aquí.
    Muy interesante
    Y sin tener ni idea pienso
    Que lo complejo del individuo singular es algo mas que la suma de las partes corporales, orgánicas.
    Tu colega el doctor rojas marcos dice en un libro q estoy leyendo que no hay mayor reto en consulta q cuando le dice a un paciente: "hablame de tí".
    Y en ese momento, todas esas partes de las q habla castellanos se resumen en el autoconocimiento que constituye la identidad percibida. Esa que nos define y diferencia.
    Bsssss

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    1. El "háblame de ti" es un reto porque mucha gente no se conoce a sí misma por muchas razones, una es q puede dar miedo esa auto-sinceridad, otra q se vive anestesiado, otra q se ha delegado esto en otros q tienen sus propias teorías (hablo de terapias varias) y te lo dan masticado.

      No sé si somos sumas de partes, lo q sé es que todo está ahí, en la materia, en el cerebro, o ahora en el cuerpo además. Si hasta conceptos tan "abstractos" como la metacognición está empezando a ser localizado, imagina....

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    2. PS. Se me ha olvidado poner un podcast q ilustra esto de lo abstracto, la identidad, el saber que estamos pensando... un entrevista con un neurocirujano q habla de las operaciones a los pacientes despiertos, como manera de saber "qué parte del cerebro se está tocando".

      Dura la friolera de tres horas y cuarto (o sea: me representa, jajaj) y de verdad q lo recomiendo (escucharlo, verlo acabo de encontrarlo en youtube y con escucharlo vale...)

      https://www.youtube.com/watch?v=VWH5hQxbeqk

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  4. Respuestas
    1. Por fin me dejan publicar, así que aprovecho para defender mi interpretación del Descartes, en cuanto que no me compro eso de "dualidad cuerpo y alma"... pero supongo que, como tan bien expresó Sofía Coppola, el problema suele ser el fenómeno de Lost in Traslation... el amigo Descartes se quedó a medio camino en su acertado viaje (la losa divina es demasiada montaña), pero tiene más interpretaciones posibles...

      Bicos no lost...

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    2. Hola MV...a Descartes spr se le ha asocialido con la dualidad mente-cuerpo, ambas separadas pero con aquello de "Cogito ergo sum" estaba hablando de la consciencia de pensarnos, q como sabemos está localizada en el cuerpo (una q es materialista). Una pena si todo fue cuestión de interpretación... varios siglos y lo q te rondaré morena.

      bicos japoneses

      di

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  5. Dado que me encuentro en franca minoría, dejaré de protestar contra esa concepción dualista... así que me limito a denunciar lo que se dejó en el tintero mental... así como el Sócrates se dejó dos preguntas vitales sobre el esclavismo y la crianza humana...

    Sin entrar a discutir donde se elabora el cogito, siempre opiné que esta máxima está muy coja, sin la consecuente continuación... "siempre que otro ser me piense a mi"...

    Que puede estar ímplícita, para no caer en el solipsismo, pero me parece vital, para entender que no llega con pensarse uno mismo, resulta ineludible que, A LA VEZ, se piense en otro que está pensando en mi (aparte de en él, claro). Eso evidencia la necesidad de la existencia compartida... y los que diferencia de "pensar en una piedra" (iríamos de culo si no hai más cosas pensantes) y, de paso, nos lleva al pensar socialmente... algo que nos diferencia claramente de otro tipo de sociedades animales (no pensantes)... y también por eso (olvidar esa capacidad social) somos capaces de montar guerras por la primera "tontería" que se les ocurra a los poderosos... porque solo pensamos en la mitad del pensamiento cartesiano... en fin...

    Bicos ecuacionales...

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