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27 septiembre 2016

Ros Franklin, la genética te debe mucho (Placa azul)


Por lo que sea, estoy haciendo un curso de genómica. Refrescando conceptos de hace siglos y aprendiendo lo que ha avanzado-la-ciencia-que-es-una-barbaridad desde que yo no me interesaba por el ADN, el epigenoma, la meiosis, los cariotipos... todo eso.

Pero hasta yo sé que divagues dedicados a este tema harían sucumbir hasta a los que se leyeron y resitieron a las entregas serializadas de "La Regenta", o las brujas, o "Oliver Twist" o Malcolm Gladwell por nombrar unos pocos. Sin embargo, hay una cosa que aprendí en la primera semana de curso que creo daría bien para nuestra nueva entrega de la sección de la placa azul, y mucho mejor para mi cansino repetido cacareado feminismo (de primera generación, ji!). Os quiero hablar de Rosalind Franklin.
A los que hicisteis bachillerato de ciencias os sonará sin duda la pareja de investigadores "Watson y Crick" (tal vez a los de letras también, esto creo que es cultura general). Premios Nobel (junto con Wilkins) de Medicina/Fisiología en 1962 for la descripción de la doble hélice del ADN (la molécula que contiene nuestro código genético). Unos amigos del Peda asistieron a una conferencia del octogenario Watson hace muchos años, y nos lo contaron con emoción. Hace unas semanas acaban de abrir "The Crick", el mayor centro de investigacion biomédica de toda Europa al lado de la estación de St. Pancras y la British Library (cómo afectará el miope Brexit a instituciones como esta, está por ver). Esto para que os hagáis una idea de la importancia de estos geneticistas. Ahora os contaré lo que pasó...

Todo empezó a finales del siglo XIX, cuando un bioquímico alemán descubrió que el ADN y el ARN estaban compuestos de nucleóticos, y cada uno tenía una base [adenina (A), guanina (G), citosina (C), or timina (T)], pero hasta 1943 no se probó que el ADN llevaba material genético. 


En los primeros años 50, comenzó la competición para establecer la estructura del ADN: había un equipo favorito (el americano) y dos británicos: el de King's College Londinium (KCL) y el de Cambridge, con dos jóvenes James Watson y Francis Crick.

En el equipo de King’s (soy del Team Kings- es la institución anexa a mi trabajo) estaban Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, dos científicos que tenían una famosa mala relación entre ellos. Este equipo tomó un ángulo más experimental, mirando radiografías (difracción) obtenidas por nuestra heroína Ros Franklin.

En 1951, Watson vino a Londinium a una conferencia de Franklin, en la que ella presentaba sus hallazgos iniciales con fotos del ADN. Watson volvió corriendo a Cambridge y le contó lo que recordaba de la charla a Crick. Ambos usaron esta información para construir un nuevo modelo de ADN, la "Hélice Triple", que resultó fallido.

En California, Pauling estaba construyendo su propio modelo; pidió ver las fotos de Ros Franklin, pero Wilkins -que no quería que un competidor les ganara en la carrera-le dijo que no estaban listas. Pauling acabó con una "Hélice Triple", que como sabemos es un modelo erróneo. Todos, respiraron: estaba claro que todos entraban en pánico cuando otro de los equipos descubría algo, lo importante era que su equipo fuera el primero. 
Pero Franklin seguía estudiando en su laboratorio las imágenes de difracción con radiografías. Con mucha precaución, no quería publicar sus descubrimientos hasta que los hubiera confirmado.

Pero Wilkins, parece ser que sin su consentimiento, impaciente y frustrado, compartió los resultados con Watson. Esto supuso el gran paso conceptual para Watson y Crick: descubrieron la dobre hélice del ADN- lo que explicaba que así podía replicarse el ADN sin cambiar su estructura. El descubrimiento biológico más importante del Siglo XX.

Como he dicho, en 1962, Watson y Crick ganaron el Nobel, compartiéndolo con Wilkins. Para entonces, Franklin había muerto de cáncer de ovario, posiblemente como resultado de su trabajo con Rayos X. Ahora, poca gente conoce su nombre y, junto con otros investigadores como Chargaff y Avery que contribuyeron al descubrimiento de la Doble Helice, murió sin reconocimiento. 
La placa de Ros está en Donovan Court, Drayton Gardens, Fulham, Kensington and Chelsea, SW10. 
Divagante que pasas por aquí: no olvides a Ros. Cuéntaselo a tus amigos, colegas, familia. Y sobre todo, cuéntaselo a tus hijas, sobrinas, nietas, o cualquier niña que se ponga a tiro. Si está claro que las niñas tienen mucho mejores resultados en el colegio que los niños, por qué sigue habiendo tan pocas científicas? Necesitamos más mujeres en ciencia!!



 







24 septiembre 2016

Mi radikal corte de pelo: signo de "rollos mentales"?

Hagamos un poco de narcisismo bloguero (pleonasmo donde lo haya), disfrazándolo de análisis antropológico.  Tema: el pelo. 

Ya conocéis mis teorías sobre el cabello: divagues han triunfado sobre el uso político y social del pelo tanto facial, como en testa. Oh, paréntesis: sí, hay otras zonas de la anatomía cubiertas de folículos pilosos a las que aún la Dra Di no ha dedicado un divague, pero si hay interés tengo material: vosotros solo preguntad, que nuestra misión es arrojar luz, desde la evidencia científica más rigurosa, sobre estos temas de importancia: "Dra Di, qué hacer con el vello púbico? Dra Di, qué dices el feminismo de primera generación (ahí estoy yo estancada) del de la axila? Dra Di, qué opina de la gente que se plantea que hay pelo en los esfínteres y que ha de ser arrancado? " Total, que sintiéndolo, hoy toca pelo de cabeza. 

Solo los más antiguos recordarán a la Di-leona y los más recientes situaciones en las que he sido abusada por innumerables divagantes por mi flequillo-no-borroka. Esta es la razón por la que hoy, día de cambio de pelo radical, tenía que hacer un divague: mi pelo ha pasado de ser motivo jocoso entre los divagantes a casi tema de estado. 

Hoy me he cortado el pelo. Mucho. Estaba a capas, así que en algunas zonas hablamos de 15 cms. Mi peluquera, que va un poco de sicoanalista y piensa que cambios drásticos están siempre relacionados con rollos mentales, dudaba. Ya fui hace un año diciendo que "estaba pensando" cortarme la melena y dictaminó: "no, sabes por qué? la clave es el "estoy pensando". Si no estás decidida, no es el momento". Para pasar a contarme historias para no dormir en ese mismo sillón.

Rollo mentales? Ritos de paso? Novela de crecimiento? Bildungsroman? He ido a mi propia biografía peluna a ver si encontraba respuestas: Más o menos, aparte de una época en la adolescencia que llevaba una melenita por encima del hombro, siempre he llevado el pelo largo (distintas alturas, capas, no-capas). En la facultad, una época lo llevé con flequillo. Lo que lo que el Naúfrago Ro llamaba "el rubio vetusta", unas transparencias doradas que dejé un tiempo después de venir al UK, de una manera drástica: me teñí en casa de negro-ala-de-cuervo. Melena larga negra, parecía gótica. Estuve unas semanas de baja por una operación y alguien en el trabajo, lo interpretó como "querías hacer algo especial tras tu op". No sé, creo que quería un cambio. A veces quiero un cambio, porque sí. Sometimes a cigar is just a cigar, que diría Sigmund. La única vez que me corté el pelo mucho fue en 2003, antes de un viaje a Cuba. Antes del viaje iniciático a Latinoamérica en 2004 me hice un corte un tanto enloquecido a capas, que requirió que el Peda me lo recortara (aún recuerdo la habitación en Guanajuato) y luego ya redondear en una pelu terrorífica en Perú con una peluquera transgender. Hace exactamente 7 años volví al flequillo tras una pelu insufrible de Coixet.

Per divago: Hoy, céntrate. Hace unas semanas decidí, por aclamación popular, quitarme el flequillo. Así que era una ocasión ideal para dar un cambio radical - cuando vaya creciendo, igualarme el flequillo. La pelu, siconalista: : "venga, te lo dejo por las clavículas" y yo, con aplomo: "no, no, ya vamos por encima dle hombro". Y, he añadido: "ante todo no quiero una melena de niña buena" (tipo la ciudadana Letizia, esto no he dicho, qué sabe mi pelu de las royalties europeas). Vale, una melena despeinada , así como que has salido de la playa. Eso.

Así que, divagantes, os presento a mi nueva yo: una versión despeinada y morena de Margot, el papel que hace Gwyneth Paltrow en "The Royal Tenenbaums" (Wes Anderson, 2001). Hasta ahora, el feedback ha sido abrumadoramente positivo: el Peda lo ha notado y Mini  se ha cubierto los ojos al verme. Esto promete.

21 septiembre 2016

"American Pastoral" : Me encanta Philip Roth

Cómo han podido hacer un película con la enormidad del material del premio Pulitzer "American Pastoral" (1997) la primera novela, pero la última que yo leo de la "trilogía americana" de Philip Roth? Las otras dos "I Married a Communist" (1998) (leída en esa oscura etapa pre-blog: no hay crónica) y "The Human Stain" (2000).

Aún no la han estrenado, pero la crítica la ha destrozado, y os aconsejo, quien no la haya leído y vaya a hacerlo (todos los que leáis el divague-veréis), que no veáis ni el tráiler, que no sepáis quienes interpretan a los personajes, cómo es la oficina de correos donde empieza todo. Que nada os contamine, porque esta novela merece que la podáis hacer vuestra como solo pasa cuando no has visto nada. Ahí voy.

~~~~~~

"The Swede" son las dos primeras palabras de la novela: "el Sueco" es el mote cariñoso -diminutivo de su nombre de pila- de Seymour; apelativo que juega con la apariencia de este judío atípico: alto, rubio, atlético, un sueco vamos, y con otra palabra que se pronuncia igual, "suede" (ambas /suid/), que quiere decir "ante" en inglés.

Porque el ante, la piel es otra de las primeras cosas que aprendemos del Sueco: su padre tiene una fábrica de guantes en Newark, New Jersey, en los años 30. Así que de guantes y de piel se aprende en la novela, porque es una de las cosas por las que esta familia tiene pasión. De los guantes en esa época: nada que ver con ahora, que tenemos dos o tres pares: entonces eran una institución. Por ejemplo aprendes que el padre de Shakespeare también era del oficio, por eso Romeo dice: "See the way she leans her cheek on her hand? I only wish I was the glove on that hand so that I could touch that cheek". De la piel: el hedor de la real, secándose, y mucho más aún de otra piel, la metafórica.

Pero volvamos al Sueco, del que Mark Zuckerman (el alter-ego de Roth, narrador de varias de sus novelas) se encarga de que nos enamoremos en su primera parte. Zuckerman iba a la misma clase que el hermano menor del Sueco, Jerry, un judío, este típico, que termina de cirujano cardiovascular y varios matrimonios con mujeres cada vez más jóvenes. Obviamente de niño fue totalmente eclipsado no solo por la belleza y la otridad del Sueco, sino por sus logros deportivos: el Sueco era el mejor atleta de Newark, y el ídolo donde todos tenían puestas sus esperanzas:
"los mayores de los chicos que iban al cole con el Sueco, en su mayoría sin educación y con muchas cargas a su espalda, valoraban los logros académicos por encima de cualquier otra cosa" (p.1)

Jerry hace lo único posible en esa situación: escapar de la familia y hacer su vida. No se sabe mucho de él, pero por él aprendemos más cosas del Sueco, del que está en las antípodas: Jerry no solo canta las Traviatta con lo que piensa, sino que, le cuenta a Zuckerman, no aguantaba a su hermano porque era una de esas personas que queda bien con todos:
"What are you? Do you know? What you are is you’re always trying to smooth everything over. What you are is always trying to be moderate. What you are is never telling the truth if you think it’s going to hurt someone’s feelings. What you are is you’re always compromising. What you are is always complacent. What you are is always trying to find the bright side of things. The one with manners. The one who abides everything patiently. The one with the ultimate decorum. The boy who never breaks the code. Whatever society dictates, you do. Decorum".
Zuckerman se encuentra con Jerry en una fiesta de ex-alumnos de hace 50 años, donde hay varios momentos hilarantes al mejor estilo Portnoy, como 
"a 45 reunion is not the best place to come looking for ass (p56)" (la reunión de los 45 años no es el mejor sitio para ir a buscar sexo"
"the truly importan thing, the supreme delight of the afternoon, is simply finding that you haven't yet made it onto the "In Memoriam" page".
Claro que hay otras reflexiones sobre envejecer y la muerte también típicamente rothianas, que como mucho pueden arrancarte una risa histérica, o una sonrisa congelada:
"Let's speak further of death and of the desire—understandably in the aging a desperate desire—to forestall death, to resist it, to resort to whatever means are necessary to see death with anything, any-thing, anything but clarity" (p.47)

"The body, from which one cannot strip oneself however one tries, from which one is not to be freed this side of death"

"Schrimmer had married a woman nearly half his age who had a body that didn't make him want to slit his throat but to whom he now had to explain every single thing about the past, or perhaps because I seemed alone in having wound up with no children, grandchildren, or, in Minskoff's words, "anything like that" (85)
Pero la familia. Mi personaje favorito de la novela es el padre del Sueco, el patriarca de la familia, el Señor Lenov :
"Mr. Lenov was one of those slum-reared Jewish fathers whose rough-hewn, undereducated perspective goaded a whole generation of striving, college-educated Jewish sons: a father for whom everything is an unshakable duty, for whom there is a right way and a wrong way and nothing in between, a father whose compound of ambitions, biases, and beliefs is so unruffled by careful thinking that he isn't as easy to escape from as he seems. Limited men with limitless energy; men quick to be friendly and quick to be fed up; men for whom the most serious thing in life is to keep going despite everything. And we were their sons. It was our job to love them".
Mr Lenov me robó el corazón con esta descripción: por una parte, me imagino a Woody Allen encogiéndose ante este hombre-probable padre de una de sus prometidas de las pelis de hace 30-40 años; por otro lado, ay, partes suyas me recuerdan tanto a mi peor yo... Impagable cuando al final del libro, está sentado en una mesa de "intelectuales de suburbia" que nunca han hecho nada con sus manos ("these deep thinkers were the only people he could not stand to be around for long, these [people who'd never manufactures anything or seen anything manufactured") y no entiende porqué su hijo se ha mudado allá, lejos de Newark: "Why does he want to live with these people? Forget the drinking. Sober's just as bad; They would bore me to dead in two minutes". O cuando le explica a su mujer, ante los pinitos artíticos de uno de los vecinos: "look at how the guy didnt finish it. See that? Where its blurry? He did that on purpose. That's art". Esa gente de suburbia da a Roth la oportunidad para hablar de clase, de lo que hace en la gente: la autoconfianza y el sentido de "tener derecho" que tiene esta gente, y que mil vidas exitosas a los que vienen del barro nunca les darán:
"The confidence that's what unstrung her that great confidence. Sure she'd been Miss jersey, but the Swede had seen her on a few occasions with these rich Ivy league guys in their shetlans sweaters. He affronted defensiveness always came as a surprise. She didn't seem ever to feel deficient in confidence until she met them and felt the class sting".

"Was it the sense he exuded of never having had to grub for anything or take shit from anyone or be at a loss as to how to behave even when the wife on his arm was a hopeless drunk? Was it because he has entered the world expecting things not even a Weequahic threeletterman begins to expect, that none of us begin to expect, that the rest of us, if we even get those things by working our asses off for them, still never feel entitled to?"
Pero volviendo a Woody, hay una escena gloriosa hacia el final de la novela en la que se describe la conversación-negociación que ocurre entre precisamente la novia del Sueco, una chica católica (católica!) de 22 años (que mantendrá su religión, como le dice el Sueco a su madre "un hombre para el que le judaismo practicante no significa nada no le pide a su mujer que se convierta") y este hombre, donde se negocia los limites de la religión que van a practicar en casa, y lo que va a ser la educación de potenciales nietos. La conversación está en mayúsculas para el Sr. Lenov y estilo oración normal para la novia, y es hilarante: Roth es tan cruel como Woody con el judaísmo, sus tradiciones y su neurosis, y el Sr. Lenov pregunta cosas como:
  • Alguna cruz en su casa, seniorita? Colgando???
  • Va su madre a misa? Y qué saca de ahí?
  • Rosarios son esas cosas con cuentas?
  • Saquemos todo a la luz cuanto antes y así nos ahorraremos sufrimiento en el futuro.
  • Primera comunión, qué es eso? Mi nieto no comerá a Jesús! No puedo ir tan lejos!!! Te puedo conceder el bautismo, las Navidades, pero no comerte a Jesús! La Semana Santa? Es una época con muchos pedidos, tenemos mucha presión para sacar los guantes de temporada...
La pobre Dawn, la novia del sueco, mantiene bastante bien el tipo ante ese huracán, all things considered. Dawn es uno de los personajes que le sirven a Roth para tocar algunos de los temas laterales de la novela. Porque al igual que el Sueco, Dawn lleva sobre su espalda "el amargo don de la belleza": antigua Miss Jersey, pasa toda su vida intentando demostrar que es más que una cara bonita. La belleza del Sueco y la de ella: y con qué diferencia obra este terrible regalo en los hombres y las mujeres. El es superman, el ex-atleta bien plantado que sigue con éxito el negocio de papá y ella una starlet que con cada año caerá un poco más, y, seguro, sin nada en la cabeza ("do you know what Miss Jersey did for my life? It ruined it") que ha de dedicar su vida a probar al mundo que es impresionante por algo más que por su físico, que no le han que tener miedo por tener esa apariencia. Ah! Como es la vida para las mujeres: no hay salida: fea, guapa, gorda, delgada.
"You have to enjoy power, have a certain ruthlessness, to accept the beauty and not mourn the fact that it overshadows everything else. as with any exaggerated trait that sets you apart and makes you exceptional - and enviable, and hateable - to accept your beauty, to accept its effect on others, to play with it, to make the best of it, you're well advised to develop a sense of humor."
El Sueco y Dawn se casan y tienen una hija, Merry, y, de los esfuerzos del Sueco tratando de entender a esta hija va la novela. En circuitos profesionales, a esto se le llaman "formulación": ver qué factores la han predispuesto a pensar como piensa, a sentir lo que siente, a hacer lo que hace; cuales han precipitado loquesea, cuales perpetúan, cuales la protegen. Si un sicólogo, o siquiatra lee la novela, no va a dejar de trabajar, paralelamente a la formulacion atormentada del Sueco, sobre dónde fallaron, o que falló con su hija. Los sicoanalistas que lo lean también formularan, a su manera, y la culpa será toda, como siempre, de la madre. Pero el Sueco se pregunta, y duda, y sufre, y se remuerde, y se fustiga, intentando entender. En cierto modo, recuerda a "Tenemos que hablar de Kevin", la excelente novela de Lionel Shriver, que ya divagué en su día que me dejó de rodillas.

Por qué mi hija ha salido así? Por qué hizo lo que hizo? Qué tengo yo que ver en eso? No era suficiente con bañarlos en amor? Por qué no me dijeron eso? Porque Merry con dos años dice "I'm lonesome" (me siento sola). Porque Merry tiene un tartamudeo que le marca en la infancia, con una ansiedad terrible. Porque en el colegio dicen que, aunque lista, "tira a cabezota". Porque es obsesiva, y pasa de un "interés que al absorbe a otro, desde Audrey Hepburn hasta el comunismo pasando por los santos" durante las distintas fases de su infancia. Porque con 11 años vio por la tele a un monje en Vietnam quemándose a lo bonzo, y siguió como otro "interés especial" las 6 -7 inmolaciones que le siguieron, y luego pareció olvidarse. Todos los detalles de la infancia de Merry son desgranados por el Sueco, y por supuesto su propio "parenting" (crianza):
"The enacted ideology of parental self-sacrifice that bled us of wanton rebelliousness"

"the reason she wanted to go (from that house)-because Merry was still there, in every room, Merry at age 1, 5, 10-was the reason he wanted to stay "

"If he could say, I hate that child!"

"This is how their life had worked out: she lived in Newark with nothing, he lives in Old Rimrock with everything except her"
La novela está enmarcada en un perido histórico fascinante del que yo sabía muy poco: las revueltas sociales de los 60-70 en los EE.UU. El desarrollo de una izquierda radical, cuyo mayor representante fue el Weatherman (grupo de la Universidad de Michagan) responsable de poner bombas en los últimos 60, con la filosofía de hacer la revolución y en protesta por la guerra de Vietnam. En cierto modo relacionado con esto, se hace una reflexión sobre los nietos de aquello primeros judíos en el país:
"What happened? What the hell happened to our smart Jewish kids? If, God forbid, their parents are no longer oppressed for a while, they run where they think they can find oppression. Can’t live without it. Once Jews ran away from oppression; now they run from no-oppression. Once they ran away from being poor; now they run away from being rich. It’s crazy. They have parents they can’t hate anymore because their parents are so good to them, so they hate America instead". (255)
Y ya que hay tantas citas en internet, colgaré una más sobre las religiones, o en realidad, esa fiesta des-religionizada que es "el dia de acción de gracias", la verdadera American pastoral:
"And it was never but once a year that they were brought together anyway, and that was on the neutral, dereligionized ground of Thanksgiving, when everybody gets to eat the same thing, nobody sneaking off to eat funny stuff—no kugel, no gefilte fish, no bitter herbs, just one colossal turkey for two hundred and fifty million people—one colossal turkey feeds all. A moratorium on funny foods and funny ways and religious exclusivity, a moratorium on the three-thousand-year-old nostalgia of the Jews, a moratorium on Christ and the crucifixion for the Christians, when everyone in New Jersey and elsewhere can be more irrational about their irrationalities than they are the rest of the year. A moratorium on all the grievances and resentments, and not only for the Dwyers and the Levovs but for everyone in America who is suspicious of everyone else. It is the American pastoral par excellence and it lasts twenty-four hours".
A estas alturas sé que el divague se me ha ido de las manos y no ée ni por dónde he empezado ni adonde voy. Suspiro. Imposible diseccionar este libro, imposible filmarlo. Es lo que pasa con la enormidad. Pero ahora para terminar, y para darme el gusto, unas pocas frases de aquellas que demuestran que, aparte de ser trasnmitir ideas y contenido de manera colosal, Roth tambien sabe cuidar, mimar, y dejarnos colgados con las palabras.
"And since we don't just forget things because they don't matter but also forget things because they matter too much" (p. 55)
"the heavy drinking began, at first only to lift her spirits, then to suppress her misery, and int he end for its own sake" (p.328)
"What kind of mask is everybody wearing? I thought these people were on my side. But the mask is all that's on my side".

"There are a hundred different ways to hold someone’s hand. There are the ways you hold a child’s hand, the ways you hold a friend’s hand, the ways you hold an elderly parent’s hand, the way you hold the hand of the departing and of the dying and of the dead. He held Dawn’s hand the way a man holds the hand of a woman he adores.”

"This is life-not a life sentence but life".

17 septiembre 2016

Proyecto de la Placa Azul: Herman Melville

Hoy se me ha ocurrido comenzar una nueva sección del divlog: "La Placa Azul". 
  
The Blue Plaque es una institución en Londinium: "unen a la gente del pasado con los edificios del presente". Así que allí donde vivió un ilustre, hay una placa. 

Obviamente, la mayor densidad de placas están en el centro, pero están dsitribuídas por toda la ciudad, y en mi barrio hay bastantes. Encontrarte algunas hace mucha ilusión.  

Con cual empezar? Estaba claro: con el autor de mi libro favorito. Porque además, este año, en concreto el 24 de Abril, el día de la maratón, pasamos por allí y le / nos hicimos fotos. Que no puedo encontrar, así que la que adjunto es pescada (arponeada) por ahí. 

En el "diproyecto de la placa azul", los divagues serán concisos, sucintos, escuetos. Así que en este, qué mejor que dejar que hable Ahab?

 "What is it, what nameless, inscrutable, unearthly thing is it; what cozening, hidden lord and master, and cruel, remorseless emperor commands me; that against all natural lovings and longings, I so keep pushing, and crowding, and jamming myself on all the time; recklessly making me ready to do what in my own proper, natural heart, I durst not so much as dare?  (Moby-Dick, p. 592)




12 septiembre 2016

Los ricos (que viven frente a la Tate) también lloran

La Tate Modern abrió el pasado junio una ampliación: se llama Switch House, de los arquitectos Herzog y Meuron, los mismos que adaptaron hace años la icónica central eléctrica a la otra orilla del río de St. Paul's y lograron uno de los edificios más chulos de la ciudad, la Tate Modern. De ellos fue la genial idea de dejar el "Turbine Hall" abierto: un espacio inmenso que te hace sentir cómo debía ser el lugar cuando era una central. Tiempos Modernos. 


La Switch House me gusta mucho por fuera (viene a ser como el Gugen de Bilbao-lo sé, tema tomado en este divblog-, que me gusta por fuera y lo de dentro... no siempre). Ha sabido preservar mucho el espíritu del otro edificio, y sus formas irregulares le han un aire estiloso. Por dentro, a ratos las "cenefas" de los ladrillos cubren ventanas y la impresión es más rara, pero creo que han hecho bien cuidando mucho el exterior. 

Los Pedalistas, cronopios por naturaleza, se presentaron en el par de días de apertura "solo para miembros", sin caer que media ciudad es "miembro". Las filas daban la vuelta al edificio y se tuvieron que ir, rabus interpernorum, a batallar sobre si helado si o helado no con Mini. 

En agosto, inasequibles al desaliento, nuestros héroes volvieron, esta vez sin hija y sin hordas: ya se había pasado la fiebre. Les costó lo suyo llegar hasta el último piso, donde hay una terraza-observatorio. No han puesto escaleras mecánicas, solo ascensores, y si vienes de la Tate Modern (están comunicadas por un par de puentes a distintos niveles de la Turbine Hall), los pillas a medio recorrido y van siempre llenos (la fiebre es perpetua). Las vistas desde arriba merecen mucho la pena: La city se te mete en el objetivo y parece casi un parque temático, con todos los monumentos que sacan en el telediario cuando hablan de Londininium. Sin embargo, visitante que pases por aquí: consejos.

Si vas a la cara sur (la terraza rodea al edificio), en el lado este puedes meterte en el corazón de Southwark, un barrio emblemático y dickensiano, la zona donde antiguamente estaban los teatros-area de mala muerte-, y donde hoy todavía es posible perderse en muchas calles donde no hay turistas y que conservan mucho sabor de "inner city" canalla y vivida. 

Si sigues la terraza y vas hacia el oeste, sin embargo, te encuentras con un edificio acristalado que, con estirar un poquito la mano, puedes tocar. Y no, no son oficinas, se trata de uno de esos múltiples "apartamentos de lujo" que han crecido como setas por la ciudad y que la están transformando en un sitio horrible: cuántas veces he contado que suelen estar vacíos, porque los dueños, jeques, rusos, chinos, oligarcas, reyezuelos, gente, en suma, para la que el dinero no vale nada, pone los petrodólares (o las mafialibras) sobre la mesa y ya. Este proceso que está creando una ciudad vacía, y gente que antes vivía en zona 1, desplazada a 2, y así sucesivamente. 

Pues bien, en este edificio-donde algún apartamento costó 19 millones de libras, tiene sus habitaciones, justo enfrente de la Switch House. En concreto, lo que parece una extensión del salón, un triángulo acristalado maravillo (imagino frente al mar), es , por lo visto, un escenario donde esta gente performa sus sainetes diarios, para un público fiel, asomado con sus cámaras a la terraza de la Switch. 

Esta foto no es mía, el resto sí
Y claro: se han quejado, y le han intentado meter un puro a la Tate, porque ellos cuando compraron, pobretes, no sabían que iban a estar expuestos a hordas de amantes del arte-digo, de turistas y pretenciosos- que miran sus jarrones de la Dinastía Ming-y cómo se los lanzan. 

Pobrecitos ricos, qué penita: es que hasta han argumentado que les ha bajado el precio de la propiedad! Es que quién quiere vivir en ese estrés? No poder andar en bragas en tu propia casa? Inaceptable.

Los de la Tate se han llamado andana y todo loq ue han hecho es poner un cartel: "Respeten la privacidad de nuestros vecinos". Ji. 
 

Yo alguna vez cojo un tren que me lleva desde Denmark Hill, en el sur del río hasta St. Pancras. Es un tren que cruza la ciudad en vertical y, particularmente el tramo entre Denmark Hill y Elephant & Castle me encanta. Por el paisaje? Na: porque puedo tocar Southwark con los dedos y, más importante, porque pasa tan cerca de las casas de la gente (gente normal, en este caso), que no puedo evitar mirar, y ver cómo son la vidas de los otros, e inventarme historias, e imaginar lo que será para ellos oír constantemente el traqueteo del tren. 

Otras veces he cogido trenes que salen de Londinium, y entonces he visto casas verdaderamente pobres: jardines traseros con algún tobogán de plástico descolorido, carretillas de metal donde quedó atrapada la lluvia, ropa tendida, la parte de arriba de la puerta con restos de humo, quien sabe si un día hubo un pequeño incendio. Esa gente que vive tan lejos que tiene que pasarse horas commuting hasta el centro, donde probablemente lleguen de noche, a limpiar las oficinas de los pocos que viven en la ciudad que se pueden permitir los apartamentos enfrente de la Switch House. Gente a los que blogueras como yo, o gente que observa y piensa, espía cuando pasa con el tren al extrarradio, y se plantea las condiciones de  "vida"? de estos muchos, y siente asco. 

Luego, desde la Switch, mira sus salones-vacíos, creedme- y siente el mismo asco. Solo que su otro extremo

08 septiembre 2016

Mi oficinista fetiche en el Festival of Love

Se ha terminado Agosto, el mes que nos hemos pasado Living Londinium desde el solterismo, mientras Mini disfrutaba del mar en distintos puntos de la península con distintos abuelos. Para que no me ocurriera lo que el año pasado (seguir con la bitácora del Peloponeso en Noviembre), este me propuse no divagar sobre la agostidad hasta que no terminara el diario. Y aquí estoy.

 El Festival del Amor (Festival of Love) es un ídem que organiza el south bank de la ciudad (la cara sur del río, donde hay un paseo que une -para que se sitúe el que no nos haya visitado-, el London Eye (noria) y la tate Modern. Es muy animado porque está sembrado de miguitas culturales: el Royal Festival Hall (donde fuimos hace unos meses a la lectura de Moby-Dick, el divagante bueno recordará), el British Film Institute, el National Theatre, la Tate, el Globe de Shakespeare... El Festival of Love tiene todo tipo de actividades, como el "Hotel de los corazones rotos" (una exposición sobre el tema, aquí estuvimos el año pasado), el Túnel del Amor, unas ferias, performances, conciertos... todo con el tema L'Amourrr!!!

Y como todos los años, se casa gente multitudinariamente en el Royal Festival Hall. Este año, en concreto 100 parejas. Y la fiestuki posterior estaba abierta "a todo londiunemse que quisiera unirse a la celebración". Bien.

El Peda y la que firma estaban, el día del macrobodorrio, en un pub infecto (auténtico, dirán algunos) en Mornington Crescent (cerca de Candem, bien al norte: cómo os oriento) con un grupo de la Vetusta del Peda viendo nosequé partido (llegue cuando estaba terminado, a la abuelika con pistolikas de agua...). Un rato agradable de conversación, que si Shakespeare no existió y era un grupo, que si Malcolm Gladwell, que si. Cuando ya avanzada la evening el grupo se dispersó, los Pedalistas, libres en la city con la hija probablamente leyendo la historia de antes de ir a la cama con su amona, se plantean: ?vamos al Festival of Love, a ver que pasa? Dicho y hecho. 

Cruzar el Golden Jubilee Bridge, el puente peatonal que termina en el Royal Festival Hall es siempre una gozada, y por la noche toda una experiencia. Música, luces, el London Eye a la derecha (que esta noche viste de rojo). Al llegar al RFH, en la terraza que da al río hay gente bailando pero dentro, en la gran sala donde hemos visto teatro, expos de fotografía, workshops de reciclaje, o donde leyeron Moby-Dick, allí hay un baile como de fiestas de pueblo liderado por una DJ que va vestida a lo chica Almodóvar y sudada como un pollo: cómo baila! Muy entregada. 

Visto el percal, nos vamos a comer algo a uno de los chiringuitos (ahora se llaman pop-ups, ya sabéis, furgonetas, caravanas, todo eso) y terminamos en el feriado, donde hay un tiovivo de esos que le gustan a Mini, que tienen unos columpios en los laterales y te sientes tirando a cerca de volar. Pues bien, el tiovivo es aquí gigante, y los "columpios" son en pareja y medio cápsulas. Una vez que te metes sube un montón y cuando empieza a dar vueltas entiendes la belleza del concepto cabina: los pies que están colgando son el termostato de la ventolera que hace allá afuera. En todo caso, nos dan unos voltios (qué vintage estoy) sobre la noche veraniega de Londinium, o la ciudad gira a nuestro alrededor, quién sabe: el rojo London Eye, el edificio de la Shell (que está siendo remodelado en, guess what? "pisos de lujo"), el Shard allá el fondo, el río, vuelta al London Eye... 

Al bajar (y culparé a la confusión por las vueltas): Nos pasamos a ver qué tal van los del baile post-bodorrio? Pues sí, allí siguen: dándolo todo. De repente te cruzas con una novia, un presunto novio, o bien la siempre exótica fauna que supone un inglés (o inglesa) vestido para boda. Miedo. Yo podría ser una novia porque casualmente, voy con mi vestido blanco ibicenco, infinitamente más digno que algún atuendo que llevan algunas que tendrán esas fotos en el aparador para el resto de sus días.  Ahí al fondo esta la DJ, ya con una charco a su alreddor, pero idéntica energía. Y os digo: si con la música que pone no sales a la bailar, es que no tienes corazón. Así que nos lanzamos a al pista. 

Ahora espero que ningún divagante haya sido impulsivo y visto el video que incluyo, porque sin esta necesaria introducción, puede ser muy nocivo. Necesito un flashback: hace un par de años, la noche de Halloween me disfracé de colegiala asesina japonesa de "Battle Royale" y acabé con una bruja, que daba menos miedo que yo, en "The Clapham Grand", una discoteca que fue un teatro muy chulo en su día. Superábamos la media de edad con holgura (sobre todo yo), pero todos los gatos eran más o menso pardos. Menos él. 

El era el tipo oficinista: con sus gafas, sus pantalones chinos, su-atención-camisa de manga corta (más atención, pregunta: alguien ha visto a un tío de menos de 75 años con camisa de manga corta, con bolsillo lateral en los últimos dieciveinte años? Yo sí: en The Grand, y aún me queman las retinas). Pues el oficista estaba vestido exactamente igual que el lunes a las 9 am, enmedio de una jungla de veinteañeros dráculas, freddies, frankensteins, y bailando COMO UN POSESO en uno de esos altillos que a veces encontraba una en una disco en los 90 y se subía, pensando que alguien iba a mirar. El oficinista era el go-gó del Grand; y mirábamos. La única persona no disfrazada, la única persona-conmigo-que superaba los 40, la única persona-en el hemisferio norte-, con una camisa de manga corta. Y su estilo bailando.

La otra noche, en el Festival del Amor, enmedio de Eurythimics, Queen, Lady Gaga y otros éxitos de ayer, de hoy y de siempre... quién estaba allí, solo, justo delante de la DJ, dándolo todo y, sí, con camisa de manga corta? El oficinista. 

Yo no solo no podía dejar de mirarle: es que le hice este video en sus narices.



01 septiembre 2016

"Entrevistas breves con hombres repulsivos" (Brief interviews with hideous men") de David Foster Wallace: IMPRESIONANTE


Este verano comenzó con este libro de relatos que me acompañaba desde el final de la primavera. Divagué sobre uno de sus primeros, "The depressed person" allá por Mayo, cuando no hacía la calor (oh, pero la que hace ahora, en Londinium, cómo me esta encantando este mes de Agosto soleado y sudoroso), y creo que quedó claro mi admiración, mi éxtasis, mi boca abierta ante el poderío de Wallace. Está simplemente a otro nivel que los demás: curioso que es una frase que me repito cuando le leo, y cual es mi sorpresa cuando veo que es la que han usado para la cubierta de su otro libro de relatos "Oblivion", dicho por esta escritora a la que también admiro tanto, Zadie Smith: "A visionary, a craftsman, a comedian... He's so modern he's in a different time-space continuum from the rest of us. Goddamn him". ha! Ahora se lo que estáis pensando: Di es Zadie Smith encubierta. Mmm.

La mayor parte de los relatos me han gustado mucho. Hay un par -o quizás tres-, que no sabía por donde cogerlos (me encantaría culpar la enfermedad mental de Wallace, o sus múltiples adicciones, y pensar que justo en esos relatos se le iba la olla, pero lo más probable es que sea yo-aunque, nota: he hablado con un par que lo ha leído y han reportado experiencias similares). Y luego hay en concreto cuatro, o cinco, tal vez seis, que son pura alegría.

De "La persona depresiva" ya hablé no en uno, sino en dos divagues. Un relato tan trágico y a la vez tan divertido... aj, cómo me gustaría saber hacer eso.

Tengo que hablar de "Adult world", un relato escrito en dos partes. O son dos relatos. No sé. El primero comienza con "Parte I (sí, Wallace juega contigo): El siempre-cambiante estado del yen". Una coña: el perfecto marido en esta joven pareja de recién casados está muy ocupado, y se ve obligado a levantarse en medio de la noche a chequear el estado del yen, a veces incluso saliendo de casa. Porque el yen flutúa, cariño, y hay que estar al tanto. En el primer relato (o primera parte, o las dos primeras partes dentro de la primera parte-o relato), Wallace nos lleva por hechos, pura narración (que omitiré, aquí solo hay spoilers cuando no puedo evitarlo y lo aviso), incluyendo-tal vez lo más interesante, la psicología de la joven esposa, inocente, confiada, insegura. Una mujer que duda de sí misma antes que del marido 10 que tiene. Y su inseguridad es tan brutal que a ratos te lleva a pensar si tal vez está todo en su cabeza: que ella se quiere tan poco que igual ese es el problema que se plantea. La tímida esposa comienza reprochándose temas sexuales: igual ella no lo hace bien. Igual es demasiado bruta, o por qué ella solo le deja comérsela un poquito, y luego la quita. Pero un día tiene una epifanía, "what changed everything and saved everything is that she had an epiphany", un "darse cuenta, generalmente repentino, que cataliza la maduración personal". Lo que precipita su epifanía es "su abandono de la meditación en favor de acción, concreta y frenética". Y hasta aquí puedo leer pero es que además, hay momentos formales tan chulos: como cuando sus limpiaparabrisas van acompasados con el latido de su corazón ("Her wipers' beat matches that of her heart"). Pero ahí no acaba todo. Entonces llega Adult World (II), (la segunda parte o segundo relato), donde Wallace se supera. Se trata aquí de terminar la historia con una nueva técnica: Wallace nos da el plan que el autor se debe hacer antes de escribir el relato, con todas las capas de complejidad psicológica de los personajes, el borrador de lo que piensan, lo que el lector va a pensar con cada una de sus frases, el boceto de las palabras que ha de insertar para dar un matiz distinto a cada frase... está Wallace jugando con nosotros? Es así como escribe, como se plantea cada uno de los relatos? Yo no doy crédito a lo que ha hecho aquí, y m,ientras me estoy pellizcando, la última frase, con la que cierra. En serio? Yo escribo en lápiz "Brutal".

Nota: En estos dos últimos tal vez pueda haber spoilers
En "En su lecho de muerte, sosteniendo tu mano, el padre del aclamado nuevo joven dramaturgo de Broadway suplica una bendición" (sí, este es el título del relato) leemos los pensamientos de un hombre moribundo sobre su hijo-como el título indica, una joven promesa de la escritura teatral. Que Wallace juega con el lector-de nuevo, me recuerda a Cortázar-, y al final dudas seriamente de si todo lo que pasa por la cabeza de este hombre es real o el resultado del delirium o estado confusional que a veces precede a la muerte es lo de menos. No importa porque ya nos ha puesto el tema sobre la mesa, y el tema es tabú. "Por qué nadie te lo dice? Por qué todo el mundo lo toma como una bendición? Parece haber una conspiración para tenerte en la oscuridad. (...) Por qué nadie te dice la verdad? Que tu vida va a ser perdida? Que se espera que lo dejes todo no solo para no recibir las gracias, sino para ni siquiera esperarlas? (...) Que no tendrás más vida que sea tuya?". Exactamente: habla de la paternidad. El personaje odia a su hijo, le repugna, desde el momento en el que nace. Un niño difícil, enfermizo, que no duerme ni deja descansar, que tiene problemas dermatológicos y repugna. Un pequeño tirano, un glotón de la energía y la paciencia y el amor. Y lo peor: ella no lo ve. Ella sigue inclinada, abnegada, servil: ella, a la que él quiere con locura, se ha transformado en otra persona. En una madre. Que pierde su sentido el humor, su viveza, lo que la hacía ella. Ese dilema. Y mientras tanto, el relato está sazonado con las pausas en las que entra el técnico que le cambia al padre el estoma, o le succiona el catéter del edema... Wallace no te da ninguna tregua. 

Cuatro de los relatos se titulan como el libro: "Breves entrevistas con hombres repulsivos", y son precisamente eso: entrevistas en las que no lees la pregunta (indicada por una Q.), sino las respuestas. Y todos los tipos son verdaderamente repugnantes, por una razón u otra, en general por su machismo y su manera de relacionarse con las mujeres. El último es particularmente brillante, porque aunque tenemos a un hombre repulsivo de libro de texto (un tipo con un pick-up que lo para en la cuneta para coger a una autoestopista con atuendo hippie con el plan de de llevársela al medio del bosque para violarla, torturarla y descuartizarla), en realidad luego tenemos al entrevistado, el conocido de la chica, el que contesta a las preguntas que nunca leemos o Q., ese tipo es un chico de orden, que no tortura ni mata, pero que no pestañea a la hora de mentir para tirarse a esa chica iluminada una noche, dándole un teléfono falso para nunca saber más de ella. Nice. Pero como todo Wallace, el relato es mucho más complejo que eso: te lleva por todas las vetas sicológicas de los protagonistas, incluída la aproximación New Age de la chica, -que está como unas castañuelas-, las inseguridades de los hombres, su sicopatía, y hace algo que sorprende y te descoloca. Y esta pregunta va para el que me esté leyendo ahora: cuando he hablado del tipo americano con su pickup que coge a la chica, qué imagen has conjurado en tu cabeza? Piensa. Porque la mía fue un tipo blanco, de mediana edad, gorra de baseball, camisa de cuadros, barriga. El serial killer que tenemos en el imaginario colectivo. Pues bien, cuando ya estás en tu zona de confort (dentro del malestar que supone pensar en una tortura y asesinato, descrito con mucha elocuencia), entonces Wallace lanza la bomba: el tipo es un mulato. Me resultó tan difícil, el esfuerzo mental que tuve que hacer el resto del relato para imaginar a un mulato (una palabra, por cierto, pasada de moda que apenas se usa en inglés) fue enorme. Wallace, cabrón y genio. 

Si me pusiera a incluir frases o párrafos, el divague sería monstruoso, como los hombres que le dan título, así que me quedo con una cita en la que el hombre repulsivo que simplemente quiere mentir y dar esquinazo a la persona que tiene delante describe el orgasmo femenino: ese lugar donde al final eres un intruso, cuando ella cierra los ojos y todo lo que importa es aquello que llamaron los griegos tan bonito: hedonismo. 

Como Wallace.

"how, say, at the height of lovemaking, the very height, when she’s starting to come, when she’s truly responding to you and you can see it in her face that she’s starting to come, her eyes widening in that way that is both surprise and recognition, which not a woman alive can fake or feign if you really look hard at her eyes, you know what I’m talking about, that apical moment of maximum human sexual connection when you feel closest to her, with her, so much closer and finer than your own coming, which always feels more like losing your grip on the person who’s grabbed you to keep you from falling, a neural sneeze that’s not even in the same ballpark’s area code as her coming, and—and I know what you will make of this but I’ll tell you anyhow—but how even this moment of maximum connection and joint triumph and joy at making them start to come has this void of piercing sadness to it of their eyes as they widen to their very widest point and then as they come begin to close, the eyes do, and you feel that familiar blade of sadness inside your exultation as they arch and pulse and their eyes close and you can feel that they’ve closed their eyes to shut you out, you’ve become an intruder, their union is now with the feeling itself, that behind those lids the eyes are rolled around and staring inward, into some void where you who brought them there can’t follow".