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31 julio 2025

El viaje y sus dimensiones - especial mención a la cuarta, el tiempo (Balcanes 0)


 Ya de vuelta, tras casi un mes sin un teclado. Y sin reloj (se me rompió el segundo día), y sin acceso a emails del curro (los han capado en el extranjero), y sin whatsapp (más que lo mínimo), y sin muchas más partes de mi rutina que es precisamente lo que hace que el tiempo discurra de otra manera. Porque claro, está el "tiempo presente", que siempre permanece a la misma velocidad, y el "tiempo recordado", en el que sentimos que todo pasó más rápido.  No es que "esa semana se pasó volando", sino que no recordamos bien lo que hicimos durante ella, porque la memoria es nuestra manera de revivir las experiencias. Recordamos el tiempo según lo que estábamos haciendo, dónde, con quién, y con qué emociones. Cuantas más recuerdos tienes de una experiencia, más larga se siente en el tiempo. Así que si el tiempo = recuerdos, y queremos más tiempo, lo que necesitamos es más recuerdos. Pero al cebrero le gustan las rutinas y los patrones, porque una vez que ha hecho una cosa varias veces, necesita pensar menos -luego usar menos energía- para funcionar. Cuando eres peque, casi todo es información nueva, por eso se nos pasa el tiempo más lento. Y cuando viajas, todo es nuevo e intenso, y tu cerebro se agarra a ello, por si lo necesita. Y así tenemos la "Paradoja de las Vacaciones": el tiempo vuela cuando lo pasas bien, pero luego se siente como más largo. La monotonía es la enemiga de los recuerdos. 

Esto es exactamente lo que me acaba de pasar: he pasado tres semanas en tres países diferentes haciendo cosas variadas y, como en todo viaje, ha habido intensidad -tanto positiva como negativa- en muchos momentos. Cuando durante el viaje pensaba en el día que dejé Londinium, me parecía que hacía un siglo y es que se me han hecho larguísimas: sé que las tres semanas que tengo frente a mí se van a pasar en un suspiro. Eso sí, tendré la rutina que más me gusta -espero que diaria- de poder escribir. 

Llevo un rato divagando (lo habéis notado no?), y varios días perdiéndome por pasadizos de internet que me llevan a lugares en los que, de repente, paro y me pregunto: qué hago aquí, si yo lo que quería era entender la geografía de la península balcánica?



Porque sí, en este viaje se ha pasado de puntillas por ahí. De momento estoy fascinada por los límites de esta península, ya que nunca la había considerado como tal. Aprendo, en mis investigaciones que lo es porque está rodeada de agua en tres de sus cuatro parte: al oeste, el Adriático y el Jónico [💓], al sur, el Egeo [más 💕] y al este, el Mar Negro. Sí, puede parecer extraño que me ponga a investigar sobre una zona visitada no antes, sino tras el viaje. El caso es que no me gusta preparar viajes [y cada vez menos], sino procesarlos después con lecturas y sobre todo, con escritura (de ahí las series de viaje de este divlog). Las guías me aburren, y eso que están bien escritas - aunque hace tiempo que me di cuenta de que la Rough Guide siempre empieza diciendo: "No podrás descubrir todos los secretos de X en un viaje -y no sugerimos que lo intentes". Pero lo que pasa es que además, me gusta sorprenderme, descubrir, abrir la caja y encontrarme dentro el regalo. De vuelta a casa, me intereso por todo, y además lo puedo rellenar con lo que allí he vivido, con las fotos y, en ese proceso, crear un sitio  nuevo. Cuando me preguntan qué tal el viaje nada más volver, me doy cuenta de que tengo que asumirlo con todas estas técnicas, y con tiempo. 

Siempre digo que todo viaje tiene momentos duros en los que piensas "por qué no me quedé en la hamaca del jardín de Vetusta o en la terraza con vistas de mis suegros" (sí, P., ese edificio nuevo en el lateral no os quita las vistas!). En los momentos malos de calor (esperen a la entrada de la subida al castillo de Beret), tenía más cerca que nunca esas terrazas familiares porque la primera semana de vacaciones estuvimos de turné por las Ejpanias. Primero volamos a Vetusta el 5 de Julio: allí vinieron también los Jekes y pasamos unos días en bikini por el jardín de La Casa, jugando con Roc -que está estupendo y habla por los codos- a "hacer sopa" (balde con agua, palos, pétalos, hierbas),  baniándonos en su piscina de "estoy-con-toi") y con la manguera, cenando en la terraza. De allí subimos a la Vetusta del norte, al cumple de mi suegra, que coincidió con tres días en sanfermines: hacía la friolera de 20 años que no pasaba yo por ahí y este revival me hizo constatar lo mayor que estoy. Nota: a estas edades se queda para el aperitivo, comer y la tarde se elonga; de la madrugada, ni hablamos, a no ser que seas la divaganta Marisa que es mi faro y guía. 



De sanfermines pasamos a Barna donde cogimos un vuelo para Tivat, en el norte de Montenegro y ahí comenzamos la ruta, que culminó en un vuelo de Tirana a Londinium. Sí, era un sucedáneo de mis vacaciones griegas: Mediterráneo salpicado de algo de cultura, y habrá que leerse la serie para ver si quiero más a mamá o a papá. Montenegro han sido playas y nada menos que seis ciudades amuralladas y Albania, tal vez más interesante y -nunca pensé que escribiría esto- con muy buena comida (definitivamente: me hago mayor). 

En estas semanas también he leído, e iré intercalando los divagues de libros entre los diarios:
  • "Libre" de Lea Ypi, precisamente una "coming of age" sobre crecer en un país comunista  (Albania!) en los 80.
  • "Tierra de Empusas" de Olga Tokarczuk
  • "El quinto hijo" de Doris Lessing
  • "Diario de un hombre decepcionado" de WNP Barbellion - este aún no terminado, recomendación de la divaganta Daniela. 
También me he horrorizado con la prensa y he escuchado podcasts. En ninguno de los dos coches alquilados hemos logrado conectar los teléfonos para escuchar música juntos: una pena porque hay viajes que recuerdo claramente con banda sonora. Así que Mini se ponía sus cascos detrás y el Peda y yo llegábamos a la intersección de los dos conjuntos (aún no disjuntos...) que somos y escuchábamos a la vez -parándolos muchas veces, porque siempre instigan la conversación. Me he mandado notas a mí misma para irlas insertando aquí -si es posible coincidiendo con la fecha en la que lo envié. Porque un viaje no consiste solo en las observaciones que haces allí de allí, sino también de todo lo que intenta distraerte de lo que tienes delante. Antes, cuando tenías que buscar un internet café o una cabina y se contaban los minutos, el foco en el "aquí" era máximo, pero esto ha cambiado desde que estamos hipercomunicados. Así que muchas de las ideas sobre las que escriba tal vez me hayan llegado de las antípodas de la península balcánica.

Me espera otro mes de viaje -nos espera, a los valientes que vengáis- este de coordenadas mucho más limitadas: desde mi sofá. Al resto, os veo en los recesos literarios o cuando sea que vuestro reloj interior os diga que ha pasado demasiado tiempo- eso serán siempre buenas noticias. 

Love

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2 comentarios:

  1. Hola joven! Cuanto tiempo sin vernos:) Yo en cambio he estado dos semanas en otro país y me he puesto ciego (fuera parte otras cosas) de pastelitos de crema.
    De la introducción me llama la atención Albania por eso del recuerdo de Radio Tirana y no precisamente la de Battiato.

    Abrazos

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  2. Ay Diii ! Que bonito post! Te echaba mucho de menos y me he llevado la sorpresa de que habrá un mini “diario de viaje, lo que me encanta !!! Cuanto más divagante mejor… Tengo mucha curiosidad en tus percepciones sobre los Balcanes… Me gusta mucho esta idea de escribir todo después y así viajar otra vez.. Sabes que estoy muy impaciente de tus impresiones sobre el Diario de Barbellion…. Please , no me tengas mucho en ascuas!!!
    Besos

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