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15 febrero 2025

Andando por la "High Line". Nieva en la casa de "Friends". El Flatiron y Rizzoli. No hay "tea facilities" (NYC2)

Sábado, 15.02.25: High Line, West Village, Washington Sq, Broadway


Antes de empezar: este mapa vagamente aproximado del recorrido de hoy es parte del problema de NYC - es difícil hacerse a la idea de las distancias. Si alguien piensa que este recorrido es "darse una vuelta" (un voltio, si eres de determinada generación) cae en el mismo error en el que caímos el Peda y yo la primera vez que vinimos a esta ciudad y nos decíamos "ah, sí, acerquémonos, que está solo a unas pocas manzanas". Claro. Manzanas mi caballo: nada tienen que ver con las de casi cualquier otra ciudad -eso sí, por lo menos han tenido el detalle de no hacer chaflanes como en Barcelona. 

Este es el primer día y, aunque este es el jet-lag "bueno" (hacia el oeste), todavía no estamos a tope. Además, hemos desayunado por encima de nuestras posibilidades en el hotel con buenas intenciones -llenarnos de energía- y hemos acabado en esa situación de "boda gallega" ya a primera hora de la mañana. Salimos sobre las  11:30, y si alguien se pregunta porqué recuerdo este dato, es porque me he visto el vídeo diario que Mini hace para la familia. 

Estas son las vistas desde nuestra habitación. Si volvemos al mapa, nuestra habitación mira hacia el río Hudson, a la izquierda. Si tuviéramos la habitación hacia la otra calle, una de las avenidas (recordemos: las avenidas bajan paralelas a la longitud de la isla de Manhattan, y las calles, transversales), ya se verían todo rascacielos, pero esta parte hasta el río es una zona de casas tradicionales típicas de Nueva York, como de tres o cuatro plantas. Una tarde bajamos a visitarla-ya lo contaré. 


Mini se ha encargado de todo en este viaje, y así lo hemos dejado: este era Su Viaje. Si hubiera sido el mío, creo que ya lo dije, me lo habría pasado todo haciendo frikadas de las mías, como hice el domingo por la mañana con la bici aquí (fuí a Cheyne Walk a la casa donde se iniciaron las negociaciones del IRA, tras "Say nothing"), pero entiendo que mi mundo no es el de una teen de 16 años, y todas las turistongadas que hemos hecho, yo también las hice en su día. Total, que hoy se empieza el día caminando la "High Line". De camino allá, por supuesto, vemos el Empire State Building:




Que os vais a cansar de ver en las fotos, no solo porque es imposible evitarlo, sino porque es un edificio chulísimo art deco -aunque mi favorito, también de este estilo es el Chrysler. Me lo ha corrompido de alguna manera cierta marca de perfume que lo saca en todos su anuncios y cuando lo miro, incluso aquí, desde la calle, pienso en un anuncio. Maldito publicista. 

Ya he dicho muchos veces que me encanta la arquitectura -hay hasta un distintivo- y este viaje es un festival. Me encantan los rascacielos, pero los que más, los antiguos de principios de SXX. Algunos me recordaron a una de las ciudades que más disfruté en ese aspecto: Moscú. En aquel viaje que hice con toda la familia, todo el mundo quedó extasiado con el preciosismo de Leningrado, mientras que el Peda y yo no salíamos de nuestra apoteosis con la arquitectura estalinista: en concreto las "siete hermanas", siete mazacotes de rascacielos, inspirados precisamente en el Empire, el Chrysler et al. Aquí voy a incluir edificios que me gustan mientras paseamos, no solo los clásicos. 



Ah, la pizza: una pizzeria en cada esquina, a cual más guarripona. En una, salió de Mini ponerle la servilleta de papel por encima para quitarle el aceite: ese nivel. Yo solo diré que Tim Spector (el epidemiólogo venido a gurú de la alimentación aquí en UK) hubiera llorado mucho en este viaje. 


Esta estructura se llama "the vessel" y está en Hudson Yards: es una escalera a ningún sitio (un poco metáfora de los US en estos momentos, tal vez del mundo) que ha sido comparada a un donner kebab,  a la que no entramos.



 Está ya justo al lado de donde empieza "the High Line", que tiene una historia chula. Para mí, lo que diferencia una gran ciudad de una de provincias es "que van los trenes por arriba". Me pasa mucho en Londinium, que voy paseando pongamos por Brixton, o en bici por Battersea, o cruzando un puente, y entonces tienes un tren que pasa por encima y pienso, uala: es que una chica de Vetusta no se acostumbra a estas cosas. Pues bien: en NYC había una de estas líneas de tren que quedó en desuso y acabó creciendo ahí una pequeña jungla. Cuando se decidió qué hacer con ella, a alguien se le ocurrió la gran idea de hacer un "parque lineal elevado" y aquí tenéis su recorrido: cliquen. Abrió en 2009 -por tanto, no la había visitado antes- y tiene 2.3 kms. Hay nieve entre los raíles, y se ven vidas de la gente como esta:


Por supuesto, les ha tocado la lotería a los que vivían allí porque se han revalorizado sus casas. Ahora, seguro que sale el finolis que se queja porque les miran. Si fuera yo, no me pondría cortinas porque pase la gente. Sí, que también prefiero que no me miren, pero si el precio que tengo que pagar es no ver yo, pues qué vamos a hacer: pasen y vean. Mucho menos si viviera en el típico loft neoyorkino de abajo:


Arte callejero desde la Line, nos sigue observando en el fondo el Empire. Atención al grafitti de la derecha: yo alucino con que aún haya gente que no se haya enterado de lo de la psicopatía de Teresa de Calcuta. 


La cantidad de "W" que nos ha dejado el Watusi en New York ha sido ingente: tanto es así que en un punto dejé de hacerles fotos. Pero bueno, hoy es el 1er día...


 Nos encaminamos a "Litttle Island" (o "pequeña isla"), en el Pier (muelle) 55, otro parque creado en 2021 a orillas del Hudson. Son como un conglomerado de gigantes pistilos en los que hay vegetación y demás...



Esto es una de esas cosas hipnóticas que dan vueltas como los ojos de Kaa, la serpiente... 



Aún no he comentado el frío que hace: vemos unos turistas con unos paquete de camisetas termales de la misma marca que se compró el Peda en Londinium. Aprendices. El ambiente es como en esas pelis de miedo en las que no hay una gran nevada, que siempre es acogedora- sino que hay restos de nieve por las cunetas. Yo veo esa nieve y pienso, como la optimista interior que soy "ya ha pasado lo peor del invierno".


 
Seguimos downtown (hacia el sur) caminando hacia el West Village, que es la parte que más me gusta, porque es eso, precisamente "un village", una parte más personal, con tiendecitas gentrificadas y cafés monos. Pasamos por "Magnolia", que es una bakery que me sonaba y no sabía de qué. Hoy lo sé: la hizo famosa la serie "Sex & The City" que yo no había visto nunca por principios ("cuatro pavas buscando marido sobre stilettos"), pero que en el vuelo de vuelta me forcé a ver un par de trozos y comentaré en ese momento. Bueno, pues Mini y yo entramos en Magnolia, que parece bastante auténtica -vieja, guarrinchi-, aunque ni eso hace que compremos.

Luego nos pasa algo divertido en una tienda de una marca de ropa llamada "Félix": una marca que apuesta por las calidades, para el hombre urbano y dinámico. Mientras le hago a Mini una foto en el escaparate señalando al nombre sale uno de los dependientes sonriendo y no sé qué dice, pero le contamos que "su abuelo se llama así", ante lo que nos dice que esperemos, y se va corriendo. Tras unos minutos, aparece con una tote bag de la tienda, con el nombre a todo color y nos la da. Qué simpático! Le damos las gracias profusamente, y ahora espero en Marzo, para el cumple de mi padre, poder hacernos una foto y enviársela.

Hacemos parada técnica en un café de modernos, look preppy, llamado St George's Cafe, West Village Es mucho mi estilo (todo de blanco "distressed"), si no fuera por las banderas. No entiendo nada porque el ambiente parece de jóvenes wokes: en absoluto parecen trumpies o similar tipo de enloquecido. Hay que suspirar mucho. También porque pido un chocolate en lugar de té, tras unas dudas, y no está nada bueno.






Nuestro siguiente objetivo es "el edificio de Friends"... sí, de la serie, que es el de abajo. De nuevo, yo esta casa no la había visto en mi vida porque -llámenme ornitorrinco- nunca he visto esta serie. Sí, 5 minutos aquí, 5 allá... y he escuchado sus risas enlatadas mucho más de lo deseado de fondo porque Mini sí que se los ha visto todos, pero yo no le he terminado de encontrar la gracia. Mi sentido del humor y el de Mini son prácticamente conjuntos disjuntos: hay muy pocas veces que le enseño alguna cosa que a mí me tira por los suelos, y ella: "that's so lame". Terrible.


Aquí no se ve, pero mientras estamos tomando los GBs de fotos para la niña, comienza a nevar. Claro, lo peor del invierno ya había terminado, bla bla. Caminamos bajo la nieve, hasta Washington Square Gardens. El cielo está gris y las fotos salen como una patata, por eso no incluyo foto del arco de la plaza.

Inasequibles al desaliento, tiramos uptown (o sea, ya estamos volvienso) y, sin pensarlo, nos encuentra uno de nuestros edificios favoritos del primer viaje, el "Flatiron": seguro que te suena porque es icónico y se llama así porque su forma triangular recuerda a la de una plancha (iron). Esta vez está cubierto de andamios, así que no le vamos a poder hacer fotos [también en un viaje a París La Tour estaba de obras!]. 


Yo ya he dicho que si por mí fuera, me habría pasado ese viaje de librería en librería. Entramos en Rizzoli en Broadway, según ellos "la librería más bonita de N. York", y aunque me propongo ir cada día a una para comparar, ya adelanto que no lo consigo: la ciudad es tan grande que es complicado salirte de tu visita para encontrar las de mi lista.  Lo cierto que es preciosa, un lugar para perderse y pasar muchas horas...






Horas que no me dejan mis compas, así que se sigue callejeando ahora con las esperanza de llegar al hotel para poder crash unos momentos antes de salir a cenar. 





Times Square está cambiada con respecto a mis previas veces: antes había unas cuantas pantallas y vallas publicitarias tradicionales, de papel. Hoy ya no hay de esto, y son todo pantallas tan luminosas que al entrar en esta plaza siempre parece ser de día. En esa foto de abajo no se capta, pero los kw que se consumen ahí son demenciales. 


Otro Watusi, esta vez con bandera y los copitos de nieve. Con muchas ganas de llegar al hotel para entrar en calor. 




Uno de los primeros conceptos que aprendimos al llegar a vivir al UK fue el de "tea facilities". Teníamos una amiga inglesa llamada Pam, una señora que en aquella época tendría nuestra edad actual, que nos contaba siempre unas historias enloquecidas (la acabamos llamando "ideas-de-bombero-Pam"). Pero enseguida nos introdujo aquello de que no querían llegar a un hotel en el que no hubiera estas "tea facilities" o sea, su pequeña tetera, con sus tacitas y demás parafernalia para poder tomar un té en la habitación. Esto, que en su día nos pareció una marcianada, hoy tras casi tres décadas en la isla, se nos antoja derechos humanos básicos, una de las bases de la pirámide de Maslow. Pues bien: en nuestro hotel NO hay tea facialies, fuerte varapalo cuando lo descubrimos. Una señora de la limpieza me dice que hay algunas teteras en unos armarios del pasillo, y me señala uno de enfrente donde leo claramente "Plumbing cupboard" y se debe abrir con un destornillador gigante. No digo yo que no, pero se me hace raro que en un armario de fontaneros tengan teteras. Por fin otra persona me indica que puedo bajar a la cafetería y allí me darán agua hirviendo, que es todo lo que necesito porque yo, como Isabel II, viajo con mis bolsitas de té [en realidad, ella viajaba también con el agua, dicen].

En fin, que luego salimos para cenar, y que estamos parece ser en una gran calle de restaurantes, pero la zona se llama "Hell's Kitchen" (la cocina del infierno). Para mí evoca imaginería de diablos rojos con tridente pasándolo muy bien...

Pub: 03.03.25 @ 22:30

14 febrero 2025

Maleta para el Ártico. Sutil distinta lectura de una peli idealizada 20 años depués. Malditas banderas (NY1)

Viernes, 14.02.25: LHR-JFK



Como volamos a las 7 de la tarde, trabajo durante el día. Esto me distrae un poco del tema "vuelo transatlántico" que a medida cumplo años me produce más ansiedad. No volar, aún no estamos ahí, sido el perder el vuelo, olvidar el pasaporte, y otros neuroticismos.

Ya había más o menos empacado la noche anterior, como si me fuera de expedición al Ártico. Soy muy friolera y NYC en febrero lo imaginaba como "la noche en la Laguna Colorada", en mi Top 5 de frío pasado, a -25. He obligado a mis compas -que no son frioleros, en concreto Mini es MUY calurosa- a comprarse distintos tipos de plumíferos (aquella tarde previa en Uniklo, pobres) y unas camisetas termales como de forro polar interior. Fashion nos envió  a las chicas unas mallas de un material que parece pelo de animal por dentro. Incluyo un pasamontañas y un gorro (también de forro polar)-que, adelanto, llevaré conjuntamente más la capucha del Revenant. Por si hay alguien que se haya perdido la referencia de esto último, se trata de un abrigo de plumas enorme que tengo, que sí, se llama así por la peli de DiCaprio, en la que abre a un oso para meterse dentro a que le dé calor. Ese oso viene a ser el Revenant-pero en siguientes divagues explicaré cómo lo que he visto en N. York en cuanto a protección me ha hecho replantearme cosas: mi Reve es un mero aprendiz en el mundo abrigotes. 

Por fin salimos en metro hacia Heathrow (LHR), que es un aeropuerto del que no solemos volar más que cuando vamos lejos. Nos cuesta como una hora, algún rato voy leyendo. Hace poco leí un libro basado en la ciudad ("Apegos feroces") que habría sido ideal, pero el que leo en estos momentos ("Rebecca") no puede ser más dispar: novela gótica británica de los años 30. Claro que en un punto la señora Van Hopper se va a Nueva York y todo me parece una coincidencia feliz-que por supuesto anoto en el margen. La fila de seguridad contiene una innovación: no hay que sacar los líquidos! Oh, Lord, cuánto había esperado este momento! Cuán harta de esas bolsitas de plástico con cosmética y rotuladores fluorescentes, no fueras con ello a secuestrar el avión. 

Volamos con American Airlines y tenemos suerte de ir juntos, al lado de ventana. Aquí una reflexión sobre el "entretenimiento a bordo" (punto positivo, pasan helado en mitad de vuelo) y las dos pelis que veo.

La primera es "The apprentice" (Ali Abbasi, 2024) que narra los principios de Donald Trump en el mundo inmobiliario en los 70 y 80, más que nada por meterme en harina de hacia dónde vamos. Trump la intentó prohibir en los USA, pero ahí estaba yo, viéndola en American Airlines. Me dió la impresión de telefilm, tal vez porque es una peli bastante oscura, y cuenta cómo lo aprendió todo de otro de la tríada oscura como él, un abogado llamado Roy Cohn que enseñó tres reglas que ahora todos sabemos que Trump ha aprendido perfectamente: ("siempre ataca, nunca admitas que has hecho algo mal, siempre asume la victoria-incluso aunque pierdas"). Es todo tal despropósito en la concepción del mundo de este tipo que si viéramos la peli hace 20 años, cuando solo era un imbécil corrupto y explotador más diríamos, "joder". Ahora, es que es todo tan bestia, se están diciendo tales burradas, que solo nos queda esperar a ver cuando todo esto venga a por nosotras. 

La segunda peli que veo es una de mis pelis favoritas de todos los tiempos, y que hace siglos que no veía. La traigo aquí porque no sé si es parte de mi reciente falta de la vieja-pasión por lo audiovisual (quiero quiero quiero ver pelis que me hagan salir del cine en éxtasis como en el pasado, y no me ocurre), pero tras verla me quedo, cómo no, con la sensación de que era mejor el recuerdo que lo que veo. Por supuesto, es un crimen ver esta peli en una pantalla de avión, porque parte de su magia es ver la inmensidad de los paisajes de Wyoming [aunque la peli fue rodada en las rockies candienses], pero incluso la historia, que en su momento me pareció increiblemente romántica, ahora la vi desde otro ángulo. Por supuesto, hablo de "Brokeback Mountain" del maravilloso Ang Lee. Tenía yo 34 años y debí llorar con hipo y todo, y ahora no derramé ni una lágrima. Seguí sintiendo empatía por los chicos -sobre todo por uno, el otro en realidad se deja querer-, atrapados en esa época, pero aquí también sufrí por sus mujeres, las pobres. Era un mundo al que no querríamos volver, pero debemos ser solo una minoría de progres enloquecidos, el resto vota porque esas situaciones se vuelvan a repetir. 

El vuelo Londinium-Nueva York son 7 horas, así que el resto del tiempo lo debo pasar durmiendo. Aterrizamos a las 2 am "hora de los cuerpos", que en los USA todavía son las 9pm. La fila de seguridad es mucho más rápida-dentro de que aún así es una hora- de lo que yo recuerdo en 2004, que creo que fue mucho mayor. Hay un tipo con muy mala cara que pasa mucho tiempo con cada persona, no quiero que nos toque con él. Afortunadamente, se abre una nueva ventanilla y allá vamos, con un tal Agente Hernández, puertorriqueño, que nos pregunta si queremos hablar en español. Esta va a ser una constante en este viaje: la cantidad de español que se habla en esta ciudad es bestial [nótese que yo suelo decir castellano, pero aquí estoy traduciendo del inglés "Spanish"-definitivamente se habla dominicano, mexicano, puertorriqueño, pero no castellano]. El Agente Hernández toma al Peda por alemán, un clásico. Casi nos pasa sin sellarnos el pasaporte, y se lo recordamos. 


Otro tema es que si no te gustan las banderas, como es mi caso, aquí vas a sufrir, o a pensar "putos yankis" cada nanosegundo, hasta que te desensitices. DEcía el Peda, "te imaginas esto con la bandera de Espa
ña?". Yo que me quejo de que las pongan en los balcones.... lo de aquí es otro nivel de estupidez. Un patriota, un idiota: aquí hay tela de ellos. Y tela malgastada en banderas que harán los chinos, imagino. La primera, ya en seguridad, y luego saliendo del aeropuerto, en cada esquina:


No me extraña que eslóganes que siempre han traído cosas peores al mundo históricamente como el MAGA triunfen, con tanta bandera por los ojos y tanta gente que no sabe historia. 

Antes de coger el metro hay un tren ("airtrain") que son un par de paradas (y vale $8.50), y luego el subway (que así se llama aquí el metro) es una tarifa plana vayas a donde vayas de $2.90. Esto a los de Londinium nos parece una locura de barato, porque aquí el Tube tiene 6 zonas por las que se paga distinto y también si es hora punta. Viajar en hora punta de zona 2 a 1 en hora punta vale £3,40. Aquí un par de fotos del subway que me encanta:



Por fin llegamos a nuestra parada-creo que tras 40 minutos de subway-, y aquí no hay que volver a meter la tarjeta para salir como en Londinium, hay unos tornos que se abren para todo el mundo: es mucho más fácil colarse, y de hecho al salir, ya veo a un chico saltándoselo para entrar. Caminamos cinco minutos y llegamos al hotel, que está muy céntrico, también a cinco minutos de Times Square. No me puedo creer estar en semejante epicentro: en 1998 estuvimos como dije en Flushing, el Chinatown de Queen's. Los días de turisteo era larguísimos, porque salías pronto de allí hacia Manhattan y ya volvías tarde a la noche. Recuerdo que en aquel viaje nos salvó una cadena de cafeterías que descubrimos en ese viaje llamada "Starbucks" [que fue fundada en 1971, todo sea dicho, y esto es muy repelente pero he estado en la primera sucursal en Seatle], porque nos tirábamos en los sofás a coger energía: ahora no vamos ya más seguro que por buenas razones de boicot político, pero sobre todo porque su té es infame. Espero en este viaje poder volver al hotel a descansar a mitad de las maratones. En 2004 estuvimos en el piso de una anciana que alquilaba una habitación cerca de Central Park-hay historias no escritas pero inolvidables de esa estadía [Náufrago Ro vale más por lo que calla que por lo que sabe], pero en serio que ahora tengo que terminar y darle al "publicar" de una vez por todas. 

La habitación está bastante bien (hubiera bailado de un pie en el pasado, pero tras los excesos vietnamitas, bueno) y nos han dejado una botella de espumoso y bombones. Las vistas las explicaré mañana. Nos metemos en la cama y nos dormimos pero a nosequé hora nos despertamos el Peda y yo y hemos de tirar de melatonina... ya ni se sabe qué hora es para los cuerpos ni qué hora es en la fukin ciudad que nunca duerme, pero mañana el desayuno termina a las 10:00 am. 

Night night.

13 febrero 2025

Nueva York: 1998, 2004, 2025 (NYC0)




En Nochebuena, cuando todo el mundo había abierto sus regalos, quedaba aún un sobre misterioso. Ah, es de Mini! Cuando se lo di y sacó la tarjeta de embarque vintage que le había preparado su tío, el Joven Artista Local, al principio creyó que era un vuelo a Edimburgo - parece que había manifestado su interés en ir, pero con lo que nos habíamos quedado sus padres era que su sueño, ya de hace mucho tiempo, era Nueva York. Así que, bueno, ese fue su regalo y como ya dije, creo que nunca la había visto tan emocionada. Ahora, eso sí: el listón se ha puesto tan alto que ella misma se ha dado cuenta de que no será fácil [posible] superarlo. 

En esta serie voy a contar lo que nos ha pasado, pero sobre todo, todas las ideas que se me han cruzado mientras paseaba -y hacía filas- por allí. Muchas ideas, y muy pocas buenas: si en 1972 Nicanor Parra escribió aquello de "Estados Unidos: el país donde la libertad es una estatua", imaginemos ahora. 

Esta ha sido mi tercera vez en Nueva York, y tanto a nivel personal como mundial, han sido tres experiencias totalmente distintas. La primera vez, el Peda y yo (1998), la segunda, a un congreso con amigos (2004) y la tercera, con hija que ni existía en cualquiera de las anteriores. 

Un dato nefasto de ambas previas visitas es que no hice diario de viaje - yo, que tengo cuadernos de hasta cuando se viajaba en carretas. Supongo que puede ser un indicador de lo rápido que se vive todo en esta ciudad, inclusive las vacaciones: la vida lenta no es para New York. Lo único que he encontrado ha sido un email que le escribí a Fashion cuando fue ella, en el que le decía los lugares que visitamos, lo que no debería perderse. Pero eso es un listado de atracciones, no un diario de viaje, donde se reflejan conversaciones, observaciones y sensaciones que te causa el lugar. Como pese a que han pasado (maremía), 27 y 21 años, algunas de las impresiones las conservo, las iré metiendo también en este diario que - a la tercera va la vencida-, ahora sí que voy a escribir. Los que no escriben diarios pueden tirar de fotos, pero las fotos de 1998 están impresas en papel (era esa época) y en Vetusta, así que hace siglos que no las veo. Solo recuerdo las de arriba en las torres gemelas con una ventolera del diez. 

Ah sí, claro, en otoño de 1998 aún estaban las torres gemelas. Bill Clinton era el presidente. El Peda y yo éramos dos jóvenes que llevábamos un año viviendo juntos y ese era nuestro segundo vuelo transatlántico. Teníamos aún mentalidad de estudiantes. Allí era todo muy barato y nos compramos ropa de una marca que aún no existía en Europa (Gap). Nos alojamos en el piso de JA, un amigo de Vetusta que había vivido cuatro años en China y hacía allí su segunda tesis. Por supuesto, vivía con unas chinas en Flushing -un mini-Chinatown-, en el barrio de Queens. Recuerdo mucho y con emoción el viaje desde el aeropuerto, primero en bus y luego en metro: era de noche y enseguida empezamos a ver rascacielos y gente rara (aún no vivíamos en Londinium). JA no estaba en casa esa noche, nos confundimos de puerta, y entramos en un piso y la señora se nos puso a gritar en chino. Pasamos allí dos semanas, así que nos dió para recorrer bastante, aunque claro que esta es una ciudad que nunca te terminas.

En Mayo de 2004 -George Bush era el presidente- fui con J&W al congreso de la APA (American Psychiatric Association)-según ellos, todo psiquiatra ha de ir aunque sea una vez en la vida. Había gente con megáfonos y pancartas a la entrada del centro de congresos, los de la anti-psiquiatría. En el congreso, acabé asistiendo a conferencias sobre la relación entre la salud mental y el cine y la literatura, en lugar de aquellas de neurotransmisores y psicofármacos, así que fue también como estar de vacaciones. Al viaje también se unieron el Náufrago Ro y el Peda -que pasaban el día de museos. Celebramos mi cumple en un portugués y bebimos tequila por bares -o por lo menos tenemos fotos (del 2004 sí tengo aquí fotos!) chupando el dorso de una mano, y con gajo de limón en la otra. 

En Febrero de 2025, Donald Trump es, de nuevo, el presidente de los EE.UU. Estamos en la secuela, corregida y aumentada, de aquel primer episodio de peli de terror. En 1991, Bret Easton Ellis publicó su clásico de culto -aburrido, muy aburrido-, "American Psycho", en el que Trump es el ídolo de su protagonista, Patrick Bateman, y creo recordar que en un punto fantasea con que terminase como presidente de los EE.UU.  También parece que se anotó en los Simpson en el 2000. Entonces, eso parecían boutades de la cultura pop. Hoy es una realidad que, pese a todo, me parece surreal. No se espere ningún insight particular sobre ese tema por estos días pateando la Gran Manzana: es un parque temático que huele a cannabis, donde prácticamente se habla más español que inglés y donde los negros o hispanos venden gorras de MAGA en puestos callejeros. Pero siendo siendo una ciudad eléctrica, magnética, vibrante. Allá vamos...

"Say nothing" ("No digas nada") de Patrick Radden Keefe: Una crónica periodística sobre Irlanda del Norte que se lee como novela negra

Son casi 400 páginas que son 400 golpes: "No digas nada" te deja llena de moraduras. Es imposible salir indemne, por un lado o por otro te va a tocar. Hace tan poco. Y luego está ETA en el trasfondo para los de la península de cierta edad, con la que es imposible dejar de hacer comparaciones.

El autor
Patrick Radden Keefe (a partir de ahora, Keefe) es un americano de origen irlandés que escribe en el New Yorker. Es un narrador increíble y una vez que empiezas, su escritura te atrapa y no lo puedes dejar. Es pura crónica periodística, de la que he subrayado muchísimo - aunque no frases de “belleza formal”, no es un libro literario. Leerlo es como ver un documental vs. una peli preciosista. La documentación que usa es impresionante: mi libro tiene 511 páginas, y la narrativa termina en la 396. El resto son referencias: cada uno de los artículos de periódico, los emails, las cartas, las entrevistas, y por supuesto la bibliografía que ha usado. Todas las historias -que son paralelas y se entrelazan- están basadas en hechos reales.

Historia 101: historia para dummies
Hay una cosa que he echado de menos en el libro, y es que dedicara un capítulo a la historia de las tormentosas relaciones entre Inglaterra e Irlanda, desde el principio. Tuve que estudiar la historia del Reino Unido para el repelente examen de ciudadanía, y lo que saqué en claro es que todas las guerras en este país habían sido por motivos de religión. Y esta no iba a ser menos. No sé si no lo ha incluido porque es de parvulitos que los ingleses han ido a colonizar, explotar y robar -también cositas para ponerlas en su British Museum- por medio mundo, así que intuitivamente se sabe por qué sus vecinos no quieren estar bajo su bota. Pero bueno, por si acaso yo hago un resumen, porque para algo me estudié ese estúpido libro.


Empecemos por San Patricio, el de los gorros verdes y los tréboles. A Irlanda llegó San Patricio en el 432 a introducir el cristianismo a los paganos. En 1169, la primera invasión de los anglo-normandos. En 1541 Henry VIII se declaró rey de Irlanda. En el SXVII les confiscaron tierras a los católicos para dársela a los protestantes. En 1649, Cromwell y sus brutales masacres. En 1690, la Batalla del Boyne en la que la victoria del rey protestante sobre el católico aseguró la dominación protestante por generaciones.

En 1801, Irlanda pasó a ser parte del Reino Unido. La innombrable "Gran Hambruna" (1845–1852) en la que por una infestación se perdieron las patatas -principal medio de subsistencia de los irlandeses- y los ingleses con todo su papo aplicaron políticas de “laissez-faire”, vamos, dejar que murieran. Muchos irlandeses emigraron a América y el país quedó diezmado, pero si ya la percepción de los ingleses era ciertamente tensa, la gestión de la hambruna solo llevó a que se desarrollaran más los sentimientos independentistas y nacionalistas.

La de veces que habré escrito en este blog que me aburren profundamente todos los nacionalismos, pero la historia de Irlanda ha sido una de tal opresión que encuentro justificado que quisieran dejar de vivir bajo el yugo de semejantes vecinos. Así que en 1916 en el “Easter Rising” (el Alzamiento de Pascua), los irlandeses se rebelaron con armas para terminar con el mandato británico. En 1921, con el tratado Anglo-Irlandés se creó lo que luego sería la República de Irlanda en el sur, mientras que su parte norte permanecería como parte del Reino Unido. A esta parte se le llama "Northern Ireland" (NI a partir de ahora), aunque en este libro he aprendido que los republicanos de pro la llamaban "North of Ireland".

Las razones que llevaron a esta situación son complejas, entre ellas que había una mayoría protestante que se identificaba con Inglaterra, que la zona estaba más industrializada -a los ingleses les interesaba económicamente- y que les venía bien acceder a sus puertos [el Titanic fue construido en Belfast]. Estas negociaciones las cuentan en la peli "Michael Collins", que vi en su día pero casi no recuerdo. Lo que todos sí recordamos es que las tensiones en Northern Ireland continuaron durante todo el Siglo XX, culminando en "The Troubles" ["Conflicto Norirlandés") que empezó en los años 60 y duró hasta 1998).

Geografía 101: geografía para dummies
Nota: llamaremos "Gran Bretaña" a la isla donde vivo, en la que están las tres naciones de Inglaterra, Gales y Escocia, y "UK" al Reino Unido que es Gran Bretaña + NI. "Irlanda" es la isla donde está la República de Irlanda y NI.


Y los counties (provincias) están aquí [el Ulster hace referencia a una región y contiene a NI, -las rosas- + Donegal + Louth]:

Terminología 101: terminología para dummies
Para aclaranos, los "unionistas o loyalistas" (estos últimos los más extremos), son los protestantes y los católicos son los "republicanos o nacionalistas". Yo a veces me hacía lío porque a saber a qué eran leales, o de qué nación eran nacionalistas, o qué unión querían los unos u otros. Al principio alguien -que no recuerdo- define a los unionistas de NI como "una sociedad más británica que los británicos, que a los británicos -de Gran Bretaña- les importan un pito". Eso a veces pasa con las comunidades de emigrantes.

Aviso para divagantes: atención, spoilers
Yo no conocía algunas de las historias que narra Keefe, y se leen en su mayoría como si fueran parte de una novela de misterio. A veces tenía curiosidad por saber si un personaje (digo, persona) aún vivía, pero lo último hubiera sido buscarlo en internet porque como digo, estaba leyendo un thriller. Siempre recuerdo que NáN lo primero que hacía al leer un libro era enterarse de la trama y del final, para así poder leer a gusto sin la ansiedad del "qué va a pasar". Sin embargo, como este libro no es ese tipo de literatura, creo que es mejor no saber exactamente qué va a pasar. Ah, y acaban de sacar la serie, así que si vas a verla o leer el libro, tal vez este divague te haga algún spoiler. He intentado hablar solo de “temas subyacentes”, pero no lo he logrado, creo.

Pero no será spoiler decir que hay dos historias principales que son el punto de partida: del secuestro de Jean McConville, y la de las hermanas Price. McConville era una viuda protestante que se había casado con un católico [algo realmente inusual, uniones de ambos lados], madre de diez hijos. Un grupo se la lleva de su apartamento de protección oficial (los famosos "Divis flats" en el oeste de Belfast) y la primera pregunta es ¿quién? ¿El IRA porque un día la vieron socorriendo a un soldado británico moribundo en la calle? ¿Los paramilitares británicos por haberse casado con un católico y tener diez hijos? Destejer esta maraña es parte de la trama.

Dolours y Marian Price son hijas de familia republicana extrema con historia de miembros del IRA por generaciones, que terminan en la organización y son parte del grupo que bombardearon Londinium en 1974. Ambas terminaron en la cárcel de Brixton (aquí cerca de casa) haciendo una huelga de hambre sonadísima que les dio estatus de “estrellas del rock del terrorismo”. Las acabaron alimentando por la fuerza -proceso traumático donde los haya, quien haya visto la película “Sufragette” lo recordará - y solo por eso no murieron. Esta práctica fue prohibida desde 1975 según la “Declaración de Tokio” de la Asociación Médica Mundial: es tortura. Más abajo hablaré de la huelga de hambre en la prisión de Long Kesh.

Epifanía de Dolours
En 1969 hubo una manifestación de Belfast a Derry que marcó el comienzo de los Troubles. La organizaba "People's democracy" y se pedía que se garantizasen los derechos humanos de todas las personas (en particular los católicos que eran sistemáticamente discriminados) en NI. Los manifestantes (católicos) fueron atacados en el puente de Burntollet a base de pedradas por los loyalistas (protestantes). En esa mani iba Dolours Price, que cuenta que miró en los ojos de uno de los atacantes "y no vio nada". En esos momentos, se dio cuenta de que su fantasía de resistencia pacífica había sido inocente. "Nunca voy a convertir a esta gente", pensó. Lo de poner la otra mejilla, por mucho que sean católicos y sea una enseñanza de su gurú, no iba a funcionar. Dolours fue en plan pacífico y salió de allí convencida de que la violencia era la única manera.

Pero Dolours había intentado salirse del camino que su familia, profundamente republicana, le había trazado. Pensaba que en su infancia había sido "adoctrinada". Tan fervientemente republicanos eran que su tía Crissie, que había perdido ambas manos y se había quedado ciega poniendo una bomba, era para la familia el mejor ejemplo de vida y de lucha, aunque se tuviera que pasar el resto de la suya confinada en una habitación. Dolours en sus años adolescentes se había replanteado ese dogma: se inspiraba en el Che y pensaba que Irlanda debería ser antes un paraíso socialista que católico, se identificaba más con un protestante de la clase trabajadora que, aunque tenían algunos privilegios por serlo, también tenían problemas de la clase trabajadora, que con un rico católico.

Me encanta esa independencia de Dolours, y también el contenido de su pensamiento en este momento. Si no llega a ser por esa confrontación en el puente de Burntollet -el IRA estaba en estado silente hacia finales de los 60–, igual Dolours no hubiera vuelto a su tradición familiar, la de coger un fusil. Aunque igual podría haber sido el detonante el “Bloody Sunday”, en enero de 1972 en el que soldados británicos dispararon a 26 civiles en Derry, y 14 murieron.

La personalidad de Dolours se deja entrever durante el libro: con esas contestaciones rápidas y su melena pelirroja, "en otra vida" habría sido tal vez alguien dedicado al teatro, una bohemia excéntrica. Todo lo que no se es por haber nacido en ese momento de la historia, en ese lugar. La cantidad de pérdidas personales, la familia que no había cambiado la ropa de cama del hijo muerto. ¿Qué habrías hecho tú?



No digas nada
En el oeste de Belfast una "pared de silencio" protegía al IRA. Una de las cosas que más me ha impresionado del IRA-y han sido muchas- ha sido su secretismo. Había familias en las que el padre lo era y no se decía, y el hijo se afiliaba, y se seguía sin hablar en casa. Nadie se hacía tatuajes, para no ser reconocidos.

Lo peor que podía hacer una mujer católica era liarse con un soldado británico: muchas tenían a sus maridos en la cárcel por la lucha.  Cuando ocurría, tamaña traición era castigada con una humillación que se remontaba siglos, el "tarring and feathering": consistía en raparles la cabeza, untársela con brea, y pegarles plumas. Entonces las ataban a un poste, y sus vecinos pasaban a insultarlas. Esto de rapar a las mujeres y hacerlas el hazmerreír era algo muy típico también en nuestra península en la Guerra Civil, como sabemos. Estos linchamientos colectivos me hacen sentir siempre muy incómoda- también los mediáticos de hoy en día, aunque la persona haya errado. 

Otra cosa común con los españoles era el absoluto desprecio por los informadores. Después de haber vivido en Gran Bretaña tantos años, me he dado cuenta que la cultura aquí es diferente: aquí se anima a los niños a informar del bullying que sufren, o a los adultos a reportar a colegas que no hacen bien su trabajo (“whistleblowing”). Yo no sé si habrán cambiado las cosas en la península, pero cuando iba al colegio, chivarse a la monja o a la profesora era Lo Peor. Había que tragar auténticos sapos, pero las chivatas eran una especie aparte, a denigrar. Tal vez esa actitud viene de que tenemos demasiado cerca de nuevo una guerra en la que había chivatos y delatores, y esto costaba vidas. Lo mismo en NI: a los informadores se les llamaba "touts" y durante siglos habían sido considerados como los traidores de peor calaña. Pero lo que más me ha impactado es que muchos no eran informadores solo por querer traicionar la causa del republicanismo: los unionistas "creaban" informadores. Cuando sabían que alguien les iba a resultar rentable desde el punto de vista de la información, se las arreglaban para que los echaran del trabajo, o perdieran su casa, o lo que fuera, para que estuvieran tan desesperados necesitando dinero que tuvieran que recurrir a esto. Me asfixia solo pensar en esa sociedad.

Como he dicho, el precio que pagabas por ser informador era tu vida. Tras matarlos ritualmente [con capucha, arrodillados, manos atrás], el IRA los dejaba expuestos para que sirvieran de "ejemplo". Hacer desaparecer a alguien sería un crimen de guerra: "Cuál es el sentido de matar y enterrar el cuerpo? Eso es solo pura venganza!". Esas cosas, los desaparecidos, pasaban en lugares salvajes como Argentina y Chile, no en NI. En los Troubles desaparecieron solo 16 personas en total.

Números
Digo “solo” en el contexto de la cantidad de muertos que se cobró este conflicto. 1972 fue el año más sangriento de los Troubles: 500 personas murieron como resultado -pensemos que el total de ETA fueron unos 829 (+ 27 de GAL). En total, en los Troubles murieron 3720 personas, de los cuales el IRA mató unos 1700 [o sea, aún mataron más los paramilitares protestantes]. Estos datos los he buscado yo [Keefe solo habla de los 500].

Síndrome de estrés postraumático
Con esas cifras, no extrañará que NI era el lugar donde más ansiolíticos se recetaban de todas las islas británicas. En aquella época se llamaba el "Síndrome de Belfast" a lo que hoy se llamaría Síndrome de Estrés Postraumático, debido a "vivir en constante terror, donde el enemigo no es fácilmente identificable, y la violencia es arbitraria e indiscriminada". Curiosamente, lo sufrían menos los que estaban en primera línea de la lucha, que tenían más nivel de agencia que los niños o las mujeres.

Gerry Adams
En mi mente, Gerry Adams era ese señor sonriente con barba y gafas vintage que salía en la prensa en papel -la única de la época- y que había sido artífice de la paz en NI. En este libro, Keefe describe a alguien mucho más afín con la tríada oscura - tristemente vista demasiado en gente que es atraída por la política de alto nivel- que con la palomita de la paz.

Keefe comienza contrastando su figura con la de su gran amigo Brendan Hughes. Hay una foto mítica de los dos jóvenes: Hughes era parte del “brazo militar" del IRA, un “soldado” que no pedía hacer nada a ninguno de sus subalternos terroristas que no estuviera él mismo dispuesto a hacer. Adams era el “brazo político” que más tarde, cuando fue MP por el Sinn Fein negó que hubiera sido parte del IRA, cuando todos los que estaban dentro le habían responsable de muchas de las decisiones “militares” -como las bombas de Londinium, e incluso el secuestro de la madre de diez hijos. El siempre lo ha negado.


En Gran Bretaña odiaban a Adams, y con su talante erudito y su voz tranquila, era considerado una figura peligrosa, un elocuente y carismático defensor del terrorismo. Thatcher, tal vez asustada por sus poderes de seducción prohibió que se le oyera hablar por la tele, así que aunque salían sus imágenes y el contenido, no se podía oír su voz y le doblaba un actor. Fantástico

Huelgas de hambre en Long Kesh
Adams salió de la cárcel de Long Kesh en 1977 y desde ese momento se puso manos a la obra de diseñar un nuevo camino para NI. Brendan Hughes se quedó en la cárcel, donde había otro tipo de lucha: hacia finales de 1975, había terminado el “internamiento”, por el que los presos del IRA perdieron su estatus de “prisioneros de guerra” (así se consideraban ellos, porque lo que estaban luchando era para ellos una guerra) para pasar a ser convictos normales.

Comenzaron a protestar negándose a llevar el uniforme de los presos con una "blanket protest", desnudos, se cubrían con la manta. Luego se pasó a la "dirty protest": no se lavaban, y terminaron frotando su excrementos por las paredes. La cosa era mantener el pulso al gobierno británico.


Y luego estaban las huelgas de hambre. A mí me sonaba el nombre Bobby Sands que lideró la huelga de hambre en la que se dejaron de comer diez hombres escalonados en diez semanas para crear mayor presión y los diez, uno tras otro, DIEZ, fueron muriendo. Por algo la llamaban "la dama de hierro". Dr Ross el médico que los cuidaba en la cárcel terminó por pegarse un tiro.



El que no se inmutó, según Keefe, es Gerry Adams, que con su sonrisa puesta calculó que el hecho de prolongar la huelga de hambre le iba a aumentar la base de apoyo republicana y no le importó el juego largo en el que mandó a varios hombres a una muerte innecesaria, porque le iba a salir rentable para su negociación política posterior. Total, solo eran unas cuantas vidas.

Cuando Hughes salió por fin de la cárcel dijo aquello de que "nunca realmente dejas la cárcel". Tanto él como Dolours Price vivieron el resto de sus vidas con las consecuencias mentales pero también físicas de las huelgas de hambre: Price nunca volvió a tener una relación normal con la comida y sufrió de anorexia, aparte de todo tipo de adicciones.

El Acuerdo de Viernes Santo
En 1998 se llegó al "Good Friday Agreement" (GFA), del que tengo vagos recuerdos: yo llevaba unos meses en este país, vivía en mi Banderley particular, dentro de un hospital donde las noticias nos llegaban solo por la radio y los periódicos -era pre-internet!- y ahí estaba Tony Blair y otros dirigentes sonrientes mientras firmaban. Yo pensé que estos irlandeses siempre tienen que hacer todo coincidir con Semana Santa (recordemos el "Easter Rising" de 1916), esa época de sufrimiento y penitencia y dolor.

Adams jugó un papel importante en estas negociaciones, precisamente por su ambigüedad y juego de cintura, pero el acuerdo no fue suficiente para los de la línea dura como Hughes o Price, los que más se habían involucrado: para eso habían luchado, se habían dejado literalmente la piel? Hughes cambió irónicamente las siglas "GFA" por "Got Fuck All"(nos quedamos sin nada, en slang maleducado).


Banderas en las ventanas
En 2015, dos décadas tras el Good Friday Agreement, Belfast parecía en la superficie una ciudad normal, con el ocasional incidente, pero la sociedad seguía dividida. Me ha impactado que había paradas de autobús "protestantes y católicas" y la gente caminaba a la siguiente si no era la de su grupo. El 90% de los niños iban a colegios segregados y los barrios seguían muy separados. De las ventanas de los protestantes colgaba la Union Jack (bandera británica) y de las de los católicos la tricolor republicana o la Palestina, en solidaridad con otra sociedad ocupada.

Cuando voy a España y veo banderas colgadas de los balcones se me revuelve la tripa: hubo una época en la que había más, cuando a los que estaban en el poder les interesaba instigar ese odio para pescar ellos. Jugando con la gente, como hacía Adams con las huelgas de hambre de los demás.

Psicopatología del terrorista
A menudo leyendo este libro me preguntaba -deformación profesional- qué sentían estas personas que lo dejaban todo por una vida de disparos y bombas.

¿Hay que tener necesariamente cierto déficit de empatía para hacer las cosas que hacían? (llevarse a un compañero que había caído en desgracia por informador a pegarle un tiro en el campo, o lo que ha contado del "tarring an feathering" a las mujeres) ¿O eran gente con corazón, que luchaban por sus ideales (a menudo, socialistas) y que perdían la perspectiva?

Es imposible saberlo, y de hecho no hay buenos estudios que hayan establecido qué rasgos son típicos de la personalidad de los terroristas. Keefe comenta que Hughes y algún otro se sentían culpables por sus crímenes, y que el hecho de que "se hubieran conformado con tan poco” con el Good Friday Agreement les hacía sentir mal porque habían matado en balde. Como el “Bloody Friday” (20 bombas explotaron en una hora en Belfast y murieron 9 personas, julio 1972), los bombardeos en Londinium en 1974 se suponía que iban a ser "simbólicos": no querían matar gente, sino lanzar un mensaje con las localizaciones (e.g. enfrente de la Old Baily]. Pero con explosivos, a veces es difícil planear… Me ha alucinado que antes de ajusticiar al informador de turno, llamaban a un cura y había ciertos curas que estaban acostumbrados a la llamada a altas horas de la noche. Imagina: estar “de guardia” para esa labor.

Pero hasta el mismo Brendan Hughes dijo aquello de "Todos los ejércitos atraen a psicópatas", y cuando empezaron a tararear "The death march" del Saul de Handel cuando a una chica la dejó libre el juez mientras condenaba a los otros que con ella habíán puesto una bomba me pareció muy fuerte.

Finale
Al terminar la novela, me queda algo que hacer: ir a Belfast, pero más cerca ir a visitar 96 Cheyne Walk, SW10 0DQ y hacerle una foto para ponerla aquí (ocurrirá, pero no he tenido tiempo). Allí ocurrieron unas de las muy preliminares conversaciones entre Gerry Adams y el gobierno británico. La pegaré aquí:


Desde la portada del libro, Dolours Price mira desafiante a la cámara. Cuando compré el libro, pensaba que era un chaval. Cuántas vidas de chavales terminaron durante los Troubles, pero este libro te ayuda a entender la complejidad de las razones del conflicto. Nunca suele haber soluciones simples para problemas que vienen de lejos y cuya base, al final, es algún tipo de injusticia. Cuando empezamos a normalizar, como se está haciendo ahora, ciertas injusticias evidentes, estamos poniendo el germen de situaciones que ni hoy podemos imaginar.