an

30 noviembre 2015

Divagar guardando secretos: Quién quiere jugar? ("La mancha humana" de Philip Roth)

Coleman Silk tiene un secreto. Es enorme y es El Tema (o uno de los más importantes, porque hay muchos) de "The Human Stain" ("La mancha humana"), la novela de Philip Roth. Por tanto, no va a poder ser un divague al uso, sobre los temas subyacentes, porque si lo hiciera arruinaría para el divagante unas de las mejores 100 páginas iniciales que he leído últimamente: Roth juega con el lector. Y como es imposible pensar en los juegos en literatura sin citar al Gran Cronopio, el rey de la cosa, aquí una concluye que Roth puede ganarse el título de, al menos príncipe de los trucos. Porque empiezas a leer una novela, muy bien escrita, con una historia que te interesa y, de repente, cae la bomba. Y hasta aquí puedo leer. Y a lo que me refiero con esta bomba solo se entenderá si, en primera persona, se experimenta. Los que lo han leído lo saben... los que no, me dan envidia. 

Pero por encima del tema intocable, el gran tema de "The human stain" son los secretos: por qué elegimos ciertas cosas para ocultárselas al mundo, a parte del mundo, a nosotros mismos, tal vez. Nada une más que un secreto, una especie de acuerdo tácito en el que siempre hay uno que tiene más que perder. Y ahí entra el poder: el aparentemente más débil puede ser aquí el más fuerte. El secreto de Coleman, que tiene ahora 71 años,  le da libertad "free to go ahead an be stupendous" (me encanta esta frase), pero a su vez descubre que ésta es peligrosa. Muy peligrosa. "Don't most people want to walk out of the fucking lives they have been handed? But they dont, and that's what makes them them, and this was what was making him him" ("No quiere la mayor parte de la gente huir de las jodidas vidas que les han dado? Pero lo no hacen, y esto es lo que les define, les hace ellos; pues esto es lo que hace de Coleman, él"). Su secreto acaba por ser él, toda su vida es el secreto: esa mentira le define tanto como lo que muestra. Y cuando el narrador del libro descubre él mismo lo que Coleman esconde, reflexiona: "no podría imaginar nada que pudiera hacer a Coleman más un misterio que esta quitada-de-máscara". Roth utiliza una técnica común en su bibliografía, el "framing" o enmarcado: el narrador (casi omnisciente) es un vecino de Coleman, que tiene tal vez en algún punto demasiada informacion, y al que Coleman le pide al principio del libro que escriba su historia.

Aparte de la mirada de este vecino-narrador-Roth, la novela tiene un segundo marco: ocurre durante el escándalo Clinton-Lewinsky, y una no puede evitar que le resuene el título mientras recuerda aquel vestido con aquella mancha. Hay una conversación salvaje sobre el tema que el protagonista oye en el campus universitario donde trabaja entre tres tíos. La línea es (menores, sáltense estas líneas): "Si se la hubiera follado en el culo esto no habría pasado". "Her loyalty would have been earned by fucking her in the ass. That should be the pact. That should seal you together". Su tesis es que el sexo anal habría sido humillante, luego un secreto que verdaderamente merece la pena guardar bajo siete llaves.

-No es esto lo que hace la mafia? Le das algo a alguien de lo que no puede hablar. Entonces, les tienes. 
-Les envuelves en transgresión mutua, y obtienes corrupción mutua. Exacto.
-Así que su problema es que (Clinton) no es lo suficientemente corrupto
-Oh sí, absolutamente. Y poco sofisticado (...)
-Una vez que dices "hasta aquí", dejas claro que estás asustado. Y cuando estás asustado, estás acabado

Luego siguen hablando de Hillary, a la que definen como "una total de-transgresora, alguien que podría incluso hacer el adulterio aburrido". Este tipo de conversaciones pasan en el libro. No para los pusilánimes, pero no tenéis derecho a quejaros, que ya os avisé en el divague del hilarante "Portnoy's complaint".

Pero divago: estábamos en que Coleman le pide a su vecino que escriba su historia. Su historia aceptable y visible, no la otra. Un chico listo que crece con un padre viudo, y que a fuerza de trabajar duro toca el American Dream, he makes it: termina de catedrático de clásicas en la universidad. Antes ha conocido al amor de su vida, que nunca es con la que te casas, sino Steena, una rubia de veinte que no tendrá que pasar el test de los 30 años al otro lado del sofá: atención a lo que ella le escribe, sospechando que igual no está a su altura: "I would do anything I could think of not to bore you, including dropping out of contact, if necessary, so as to avoid the risk of becoming boring" ("Haría lo que fuera por no terminar resultándote aburrida, incluso perder el contacto"). Brutal, pero qué sabia: la mejor manera de permanecer siempre en el podium que nadie nunca podrá alcanzar. Pero en realidad yo creo que las cosas terminan por una ramificación de El Secreto. A Coleman le rompe su corazón de veinteañero, pero marca el pistoletazo para una nueva vida, la vida adulta, la de las "cosas serias, donde las Steenas se han terminado" ("The serious life dedicated to serious things. The Steenas were over".)

Su historia aceptable y visible: una vida perfecta de hombre casado con cuatro hijos y profesionalmente exitoso que, al final de su carrera, la trituradora de carne cruda que es la política interna del mundo académico, se lleva por delante, usando unas (falsas) alegaciones: Coleman ha sido racista. Y este parece ser otro tema de la novela: la convención, lo correcto, las apariencias.  "The benign despot that is convention, the unstable illusion of stability". Hay un párrafo perfecto en la página 154 en la que describe las atrocidades que estaban pasando en el mundo en 1998, y ese mismo mundo está preocupado, escandalizado, ocupando demasiado tiempo en asumir que el Mr. President hiciera cosas con un puro y una becaria.
"A century of destruction unlike any other in its extremity befalls and blights the human race—scores of millions of ordinary people condemned to suffer deprivation upon deprivation, atrocity upon atrocity, evil upon evil, half the world or more subjected to pathological sadism as social policy, whole societies organized and fettered by the fear of violent persecution, the degradation of individual life engineered on a scale unknown throughout human history, nations broken and enslaved by ideological criminals who rob them of everything, entire populations so demoralized as to be unable to get out of bed in the morning with the minutest desire to face the day . . . all the terrible touchstones presented by this century, and here they are up in arms about Faunia Farley.  Here in America either it’s Faunia Farley or it’s Monica Lewisnsky!  The luxury of these lives disquieted so by the inappropriate comportment of Clinton and Silk!  This, in 1998, is the wickedness they have to put up with.  This, in 1998, is their torture, their torment, and their spiritual death". 

Su historia aceptable y visible: además del affair Lewinsky, el pequeño universo que es la Universidad de Athena, donde Coleman Silk fue rector, está escandalizadísimo porque Coleman, tras dejar la universidad por las alegaciones y ya viudo, inicia una relación con una limpiadora la mitad de su edad. Una mujer a la que la vida ha maltratado sin cuento, y que está tan cabreada con todo y todos como él. Esa ira vital, existencial de ella se extiende en cierto modo a él, porque ambas injusticias no pueden compararse ("That is what she hates about him-the privilegendness of his suffering"): él pierde injustamente su carrera a los 71, ella nunca ha tenido nada, o si, por unos breves momentos pareció que lo tuvo, esa alucinación duró lo que un pestañeo. El enfado de ambos hace que el sexo sea espectacular, analiza ella ("That is what makes for great fucking, Coleman. The rage that levels everything. So dont lose it"), una conexión cósmica improbable que hace desmontar todo lo que han tenido con otros amantes hasta entonces. Es la mala hostia, dile ella, y a su pregunta sobre quien es, ella contesta: "soy lo que quieras que sea" ("Who are you? I am whatever you want"). Porque en esa relación ya nadie tiene nada que perder, no se juegan nada... es un naufragio y ni siquiera se trata de salvar cuatro cosas, sino de disfrutar del caos del hundimiento  ("He is free to be abandoned because there is nothing at stake. Because there is no future. He is in it not for the learning, not for  the planning, but for adventure; he is in it (...) for the ride"). No hay futuro: se está ahí por el momento, el carpe diem más salvaje, porque vivir o morir, qué más da.  

Nadie le apoya, como suele pasar en estas cazas de brujas locales de las que, una piensa con cierto terror, nadie estamos libres. No des un paso, no des un mal paso (esta es una escuela del horror), porque el mundo entero te dará el dedo anular, incluso tus propios hijos.  Duele ver cómo Colema piensa en sus propios vástagos, educados para ser los seguidores de su estela liberal, aquellos que esperamos sean más y más para hacer el mundo algo mejor. Pero ellos son tan provincianos como la Universidad de Athena, como New England, como los EE.UU., como la gran mayoría del mundo. 
"If anybody's children  should be able to understand this, shouldn't his? (...) All the reading to them (...) The dialogues at dinner (...) All this stuff we did and then to come back at me with this mentality? (...) Never alloweds to watch TV and you manifest the mentality of a soap opera. Allowed to read nothing but the Greeks or their equivalent and you make life into a Victorian soap opera." 
Su historia aceptable y visible: no le parece tan aceptable a su némesis académica, Delphine Roux.  Racista, abusador de mujeres oprimidas, de eso le acusa la académica francesa brillante, que tiene una Misión: terminar con Coleman. Y aunque es un personaje secundario en la novela, no puedo sino acabar con ella, porque Roth le dedica lo que bien podría ser un "estudio en profundidad" al final del capítulo 4. Ha sido uno de mis personajes favoritos: al principio del libro, esto es lo que sabemos de Delphine Roux, y la odiamos, evidentemente.  En las últimas 100 páginas, como digo, Roux reaparece con todo su contexto, y aunque Roth decide al final empañárnosla de nuevo, yo no puedo evitar enternecerme, entenderla, y en algunos aspectos identificarme. Emigrante, europea, feminista... en lo malo no...:)

Roux viene de una familia aritocrática francesa con una madre que ha sido lo más en lo suyo, su origen es un clan de siglos sobre cuya estela debe ser fácil cabalgar, pero... cuánto odia Delphine a esa panda provinciana privilegiada, todos cortados por el mismo patrón, tradición, tradición!
"How Delphine hated all those families, the pure and ancient aristocracy of the provinces, all of them thinking the same, looking the same, sharing the same stifling values and the same stifling religious obedience. However much ambition they have, however much they push their children, they bring their children up to the same litany of charity, selflessness, discipline, faith, and respect — respect not for the individual (down with the individual!) but for the traditions of the family. Superior to intelligence, to creativity, to a deep development of oneself apart from them, superior to everything, were the traditions of the stupid Walincourts! It was Delphine's mother who embodied those values, who imposed them on the household, who would have enchained her only daughter to those values from birth to the grave had her daughter been without the strength, from adolescence on, to run from her as far as she could. The Walincourt children of Delphine's generation either fell into absolute conformity or rebelled so gruesomely they were incomprehensible, and Delphine's success was to have done neither".
Roux no quiere vivir de rentas, Roux quiere superar a su madre, Roux quiere hacerse a ella misma, con su esfuerzo, y que mejor país para ello que los EE.UU. Así que deja su vida trillada de privilegio en Francia y empieza de cero en una universidad americana. Para qué? Para volver como los emigrantes de antaño, cubierta de gloria, para ser admirada, para que todos digan lo consiguió? Para ganarle a su madre.
"She just did it as the next step of her ambition, and not a crude ambition either, a dignified ambition, the ambition to be independent, but now she's left with the consequences. Ambition. Adventure. Glamour. The glamour of going to America. The superiority. The superiority of leaving. Left for the pleasure of one day coming home, having done it, of returning home triumphant. Left because I wanted to come home one day and have them say — what is it that I wanted them to say? “She did it. She did that. And if she did that, she can do anything".
Pero esto también pasa factura, como sabemos todos los emigrantes: sigue siendo una outsider. Y sigue sola. Es guapa, delgada, lleva vaqueros ajustados y chaquetas vintage Chanel (por lo que la odian las gordas brujas anglosajonas, con sus vestidos florales)... en fin, tiene el chic de lo francés. Pero está sola. No entiende a los tíos... los tíos no la entienden: todos esos años en las bibliotrecas y no es fluent en inglés. Que lo es, por supuesto, en inglés académico, y claro que entiende el de la calle... lo que no pilla son los detalles. Los entrelíneas y entrecomillados que, a veces, se los escapan a los extranjeros. Hay un punto en el que Roux hace una clasificación mental de los tipos masculinos que la rodean, y te ríes (por no llorar). Están los "sensibles", esos odiosos compañeros de departamento que están casados, con hijos pequeños, y que no tienen más que palabras de admiración para su esposa, y que "ayudan", y "quieren compartir las responsabilidades de la paternidad" y que están en la Liga de la Leche y que son un rollo patatero. Quien no los conozca, que diga. Oh, hombres "sensibles". Luego estan "Los sombreros". Estos son los escritores residentes, que dan clases de vez en cuando, y se caracterizan por llevar un tipo u otro de cosa en la cabeza: boina, gorro, lo que sea. Por ultimo, "los humanistas", descritos como "uncool and tweedy", pero al final, el mal menor, "the old fashioned tradicionalist humanists who have read everything". Ella misma.

Roux acaba comiendo con un catedrático visitante de unos 60 que aparece por Athena de vez en cuando, porque la estimula intelectualmente. El tipo, conservador, vale, pero se ha leído todo Marx y Engels, y ella quiere a alguien con quien hablar de eso. De las comidas en la cantina se pasa a las cenas, y el señor quiere hablar en francés, y luego ya de sexo. Ella le dice claramente que nunca tendrá sexo con él, y la razón es "porque es mi manera de ver la vida: es quien soy". Y a lo que se refiere es que ella, Delphine Roux, no va a ser la amante de un catedrático de setenta. En contra de lo que las brujas gordas de los vestidos florales piensan y cotillean por la sala de juntas. Delphine Roux rechazó la vida regalada aristocrática francesa porque era un regalo: va ahora a aceptar la duda personal de que un solo escalón escalado había sido resultado de tirarse a un catedrático? Tal vez una mujer así pueda ser mala, pero con este abanico de grises que nos pone Roth en la paleta al final del libro, el personaje es otro, que seguro a nadie deja indiferente.

~~~~~~

Yo pensaba que este divague me iba a quedar sucinto, porque no iba a hablar del Tema. Una vez más, me equivoqué. Sucinto y yo no vamos juntos. Eso, o estaba jugando con vosotros... tal como hace Roth con esta espectacular novela que recomiendo encarecidamente.

27 noviembre 2015

La vida amorosa del Peda

Llevo un rato haciendo memoria, pero no recuerdo si he divagado alguna vez sobre la vida sentimental de mi compa de piso, el Peda. Cuando le conocí, y nos empezamos a escribir cartas como colegas, me dijo que iba a abrir en ellas una sección titulada "mis problemas con las mujeres". Creo que nunca la empezó porque como mucho, había, estooo... una mujer. 

Cosas hay que decir en su defensa: pertenece a la especie Vascuencis Kuadrillus, en particular la subespecie más preocupante, Navarrensis Inhibitus. Ya he hablado de La Cuadrilla, ese concepto que, me cuentan, aún existe a nuestra edad y en pleno siglo dieciveinte. Mi informante actual, A. (reciente nuevo divagante en la sombra, hola A!), me describe lo incordiantes que son las "mujeres de los amigos de la cuadrilla, que tras la cena en la sociedad se inquietan de que ellos se pongan a jugar a las cartas". Veo pasar mi vida delante de mis ojos lentamente: podría ser una de ellas yo, de haber permanecido en la Vetusta de las Vetustas, en la capital de la reserva espiritual de occidente? Yo, sentada en una silla de anea, esperando que terminaran la partida? 

Pero divago: queda claro que las habilidades sociales para con el otro género no son un punto fuerte de este grupo étnico. Pero en mi compa de piso, los factores que han contribuido para esta Tormenta Perfecta [genetics (es vasco), environment (es vasco), interacción gene-environment  (es vasco)] no deberían ser tanta excusa porque hace años que lo sacamos de allí, del Mundo-Cuadrilla. 

Y no negaremos que la inmersión en el nuevo environment ha contribuído a su habilitación (no re-habilitación): desde que llegamos al UK, comenzaron sus pinitos. Eso sí,  hay que admitir que en esto del ligoteo, ha mostrado una predilección por los outliers, los "valores atipicos" (o sea, esas observaciones numéricamente diferentes del resto de los datos). Yo os explico en cristiano: aquellos potenciales ligues que se escapan en el rango de edad por arriba o por abajo- por ejemplo, mi rango de consideración va, más o menos del + al -5. Con esto quiero decir que para mí, tanto un señor de 60 como un chico de 30, es como la OTAN: de entrada, no.  Ni abuelitos ni yogurines, con outliers a mí. 

Pero el Peda:  los outliers muestran predilección por él. Esto empezó en Nottingham con su amor platónico por su profesora de inglés, Mrs. Murphy, una irlandesa cuya madre no se enteró de que a su marido no le gustaba el Yorskshire Pudding hasta las bodas de oro. "Pero si te lo comes lo primero!". "Sí, es para quitármelo de encima". Esta es una de las anécdotas que nos contaban de cena en su casa. Y cómo olvidar a las cubanas septuagenarias de Trinidad: el Naúfrago Ro puede atestiguar aquella famosa noche con la banda "Santa Palabra", en la que el Peda andaba rodeado no por dos, por tres ancianas venerables! Recientemente, para ampliar el abanico de Playdates para Mini, se ha dado por los outliers para abajo. En casa ya nos va bien porque alguna vez nos abre nuevos horizontes musicales, y aunque hay que tragarse algunas aburridas que yo califico como "sensuales", ocasionalmente suena la flauta y encontramos alguna chula como la que os pongo abajo, "Orange Juice". Me gusta el video, que sinceramente me anima a hacerme directora con mi asqueroso Nokia Lumia del trabajo: El plan de Driver-Lux sobre "Unos divagantes en la mochila" podría ser fácilmente filmado siguiendo la estela de este video. PS: Sí, tranquilo Lux, todos llevaríamos bolsas de papel en lacabeza, con agujeros para los ojitos. 

Pero no me dejéis irme sin la anécdota que ha inspirado este divague. Todo lo anterior ha sido una mera intro. Ahí va:

Os he de introducir a un nuevo personaje que esperemos se quede como secundario en el divlog: promete (como prometía en su día Rose, pero ahora hace siglos que no oigo sus siete llaves y cerrojos-dudo incluso de su integridad). Este nuevo ser, al que llamaremos Efedrina, es una mujer de nuestra edad, oveja negra renegada de una familia española bien, que acaba en Londinium de fotógrafa. Ultimamente está en todos los saraos de españoles, dando tarjetas, vendiendo algo, que no está claro seguramente ni para ella, desinhibida, enloquecida, demasiada información, "menos de p... he hecho de todo", dice sin sonrojo ante grupos de diez personas. Está siempre en el foco, sin parar de hablar: desesperada, hiperactiva, autista, inatenta, maníaca, impulsiva, posiblemente en drogas... un personaje de libro que, cual vampira de personajes y sin conocerla, ya me ha empezado a caer bien, de tan vuelta de tuerca que es. Hoy, ella sola con ocho tíos en un evento, reina por media hora con su discurso inapropiado, ajena a las miradas de extrañeza de la audiencia , en un punto, para y suelta:

-Oye, Peda, tú estás casado? Porque... eres guapo!!!!

Efedrina: no te vayas, qué ratos nos puedes dar en el divlog. "Orange Juice" (vale, échale vodka)  va por ti!



19 noviembre 2015

Huelga de los Junior Doctors en Inglaterra: Así se las gastan los tories

La Seguridad Social británica (NHS, National Health Service) se la suda al gobierno de Cameron. Poco a poco, se están encargando de destruirla, rompiéndola en pedacitos, incentivando lo privado. Tan orgullosos que están los britanicos de su mejor creación, tras la Segunda Guerra Mundial, y votan a un gobierno que la está asfixiando y la dejará morir. 

Su último ataque es contra los Junior Doctors, el equivalente de los médicos residentes (con la diferencia de que aquí ese período es mucho más largo que en España) y sus contratos. Trabajar más, por menos. "Es lo que nos pasa a todos", dirán algunos. Pero ya sabemos lo que puede pasar si el médico que te atiende en urgencias está agotado tras horas sin parar. Con la salud no se juega. 

Todo mi apoyo a los Junior Doctors.

Nota: Siento que este video no está subtitulado al castellano, así que disculpas para los divagantes que no hablan inglés. Para aquellos divagantes que vivan el el UK, podéis firmar la petición. 

Y aquí tenéis más divagues sobre la absoluta necesidad de Sanidad Publica. Estos sí, en castellano.


16 noviembre 2015

"Tenemos que hablar de Kevin", el libro.

Terminé este libro que no tenía ninguna gana de leer el 27 de Septiembre: va para dos meses.  Había visto la peli (divague aquí), y no quería leer la novela porque en mi mente estaba catalogado como "un bestseller más" (ha vendido un millón de ejemplares). Pero hace unos meses una amiga, con la que compartimos la fascinacion por entender la sicopatía,  me lo regaló. Decidí empezarlo porque soy de las que dejan los libros sin problemas: le doy diez páginas y si eso lo dejo. Bien.

 Imposible: el libro te engancha por el cuello y no te suelta.  Cuando por fin sales, con moraduras, de su lectura, te quedas como tirada en una playa tras un naufragio y durante unos días, en estado de shock. Tanto es así que me pongo hoy, semanas después, cuando se me ha olvidado todo, a divagarlo. No podía antes.

Sobre Lionel Shriver, la autora, corren todo tipo de leyendas. A mí me ha dado al impresión de ser una tía muy lista. Sabéis esa sensación cuando estáis leyendo un libro que os gusta mucho, y todo bien, y encantados. Y ya. Y aquella otra de cuando estáis leyendo un libro en el que claramente las observaciones del autor están a otro nivel? Pues esa es Shriver: afilada, inmisericorde, analítica, sin piedad. Eso en cuanto a fondo; formalmente, para empezar hacía mucho tiempo que no necesitaba buscar tantas palabras en el diccionario: es muy raro que no las saque por contexto. Su variedad de vocabulario es bestial (lo cual no se apreciará tanto en la traduccion, recomiendo leerlo en inglés, pero con Mr Collins).

Cuando se lo pasé a mi compa de piso tenía mis dudas sobre si le llegaría, porque uno de los grandes temas es la maternidad. Bueno, sí, es el debate "nature-nurture", se nace o se hace uno malo?  pero lo interesante del libro es que Kevin, el niño que nos ocupa, tal vez tenga el 666 tatuado bajo el pelo, pero además tiene una madre que algunos calificarán como "persona non-grata" para esto de la maternidad.

Y el principio del libro es, en realidad, una reflexión acerca de ella misma y sus dudas sobre convertirse en madre. Una ambivalencia que es descrita por Shriver de una manera increíblemente dura y autocrítica: Eva, la madre, no es un personaje creado para que nos guste, la queramos, la admiremos... tal vez al final la compadezcamos, pero eso dependerá de la digestión que cada uno haga del libro, que seguro hay mil.

Personalmente, Eva me gusta. Un problema de haber visto la peli antes es que es imposible no quitarse de la cambeza a la inmensa Tilda Swinton, que es una figura con un físico tan potente, tan buena actriz y con semejante personalidad, que tiñe la lectura. Para mí Eva es Tilda, y no hay más. A mi compa de piso Tilda "le da miedo" desde "The beach" (Danny Doyle), donde hace de lideresa de una secta de hippies, y apuesto que a muchos tíos Tilda les acojona. Y a muchos Eva les disgustará: sería interesante encontrar a más lectores, porque supongo que la relación con la narradora en primera persona de la novela (Eva) influye en la montaña rusa que es esta lectura. Para mí, Eva es una mujer interesante, con la que me iría a tomar algo y hablar. Ha viajado mucho y en un punto, cuando ya está medio aburrida de esa vida, decide que tener un hijo sea tal vez "el país que le queda por visitar". Narcisista, sí, pero me gusta la valentía de admitir esto: poca gente se da cuenta de que se tienen hijos por egoísmo, por uno mismo. Nunca he entendido a estos padres antiguos que decían "todo lo que he hecho por ti". En serio? Tenemos los hijos por nosotros mismos (mil subrazones) y el que lo niegue se engaña. Bueno, luego hay otros que los tienen porque la cuñada ya va por el segundo, y otros porque tres indica un cierto status socioeconómico, y si pueden ser cuatro, mejor.

Así que la primera parte del libro es "encantada de haberte conocido, Eva" y el frecuente "qué haces con Franklin, ese marido?". Son una de esas parejas que no pegan ni con cola, y el actor que lo interpreta, el bonachón Tom O'Reilly, tampoco ha ayudado a mi contrucción del personaje.  Mi análisis es que Eva acaba con tal pánfilo porque representa unos valores de seguridad que ella, en el fondo, quiere. Republicano, americano de los de barbacoa y gorra visera, confiado de los de "tor'mundo e'gueno". Ese tipo.

Luego nace Kevin y su primera infancia es interesante y hará las delicias de los sicólogos o siquiatras, o de las madres y padres que pensaban que su retoño era un histérico, o un palizas. Porque Kevin es otra cosa. Y aunque desde el principio del libro se sabe qué es lo que hace Kevin al final, no desvelaré los pequeños detalles de su desarrollo y crecimiento porque es parte de la conversación que uno tiene consigo mismo durante la lectura. 

En este punto comienza esta conversación: ya sabemos que la madre no es el modelo de abnegación que deberíamos ser todas (lo último: la sociedad española de pediatría dice que es mejor para la salud del bebé que no vayan a la guardería hasta los dos años, para evitar infecciones -como si muchas familias españolas se lo pudieran permitir-, encantador), pero además, empezamos a recopilar datos sobre si este niño ha nacido así o es producto de la ambivalencia de Eva. Esto es lo genial del libro: habría sido fácil describir a una de esas madres estrellas que han tenido al pequeño Damien, o una madre-congelador con un niño de temperamento amable. Pero no: en el caldero se cocina algo más complejo y será el lector el que ponga el nombre "al asesino" en este thriller.

Porque al final se convierte un poco en thriller y, aunque no pierde el interés en ningún momento, a mí me interesa más estar dentro de la cabeza de Eva al principio de la novela que leer los comportamientos de Kevin. Porque, evidentemente, no podemos nunca acceder a la mente de Kevin, todo esta visto a través de los ojos de su madre, que escribe, dos años después, sus recuerdos: el típico caso de narrador del que no se puede confiar. 

Y no se puede confiar evidentemente porque la objetividad no existe, y menos en la madre de un asesino múltiple de instituto (si alguien no lo sabía, no es un spoiler, se conoce desde el principio de la novela, cuando Eva visita a Kevin a la institución de menores donde está cumpliendo condena... por cierto, geniales sus observaciones del resto de las madres de delincuentes más "comunes" en la sala de espera, todas ellas negras o hispanas, con una tristeza secular en la mirada), que reflexiona sobre ella misma en los últimos 20 años. Pero además, porque su marido niega sistemáticamente todas sus interpretaciones sobre los comportamientos de Kevin. Para él, Kevin nunca es responsable, siempre ha sido su amigo, o mala suerte, o lo que sea. "No hay una batalla más condenada al fracaso que la que se tiene con lo imaginario".

Esto no le hace de todas maneras tener una mejor relación con Kevin. Perdón, de cara a la galería tiene una gran relación con Kevin, algo que su madre querría y no consigue porque son como agua y aceite. Eva tiene que observar a los dos riendo y pasandolo genial con videojuegos o viendo una peli, y luego irse a cenar con Kevin y no conseguir una conversación amable en toda la noche. Ella está excluída de ese universo y una puede solo imaginarse lo doloroso que eso es, y las dudas inmensas sobre si de verdad todo eso lo estás fabricando en tu cabeza. Más tarde Eva tiene a la niña y ahí se da cuenta que es posible para ella tener apego con un bebé, y todo es fácil y... normal. Las relaciones entre los cuatro,  como si fueran figuras en un tablón de ajedrez son apasionantes. Y qué pasó con aquella relacion ideal, padre-hijo, de cara a la galería? En el pequeño momento que tenemos medio acceso a la mente de Kevin, en una de esas últimas visitas al centro de menores, queda claro que despreciaba al bobo de su padre y que es a su madre a la que respetaba y respeta. A Eva le ha salido a medio cuenta serle fiel a ella misma.  "Por qué no me mataste?" le pregunta Eva. "Toda escenificación necesita un público", le contesta. 

Todavía me pregunto cual es el público de este libro. Es una escenificación en caída libre de conceptos como culpa, duda, miedo, vínculo, frialdad, Amércia, mentira, humillación, amor, arrogancia, egoísmo, odio, envidia.  Para los que nos gusta el puenting literario: somos su público. 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Otras entradas sobre psicopatía o donde aparecen psicópatas:

"Lo que no amé de "Lo que amé" de Siri Hustvedt"

"La neurociencia transformará la ley"

 "Zero Degress of Empathy" (Cero grados de empatía), de Simon Baron-Cohe"

 "Philomena", a mi pesar: Grados de maldad

 Folletín decimonónico por entregas-II: Magistral o Mesía

Más malos que la quina. Versión Di.

11 noviembre 2015

"Zero Degress of Empathy" (Cero grados de empatía), de Simon Baron-Cohen

***Nota: Este es aquel divague en inglés que estaba por ahí dormido y que al final he ido medio traduciendo por desaforada petición popular (venga emails, venga cartas... tranquilos, aquí está). También quiero colgarlo porque es una introducción perfecta al del libro de Lionel Shriver "Tenemos que hablar de Kevin", que haré uno de estos días. Es un tema que a mí me fascina, pero que entiendo que no a todos: la maldad, y sus límites (he dicho que ha estado Mo et al por aquí este finde? Qué mejor momento para resucitarlo). Este divague es una recensión de un ensayo que habla del tema. Ahí va...

~~~~~~~~~~

Simon Baron-Cohen (primo de Sacha, el de "Borat") es catedrático de psicopatología del desarrollo en Cambridge. Es famoso por su interés e investigaciones sobre el autismo, pero el libro del que voy a divagar habla de otro tema apasionante: la empatía. O más bien de su carencia, por algo su subtítulo es "Una nueva teoría sobre la crueldad y la amabilidad humana".

Baron-Cohen comienza el ensayo con su objetivo: redefinir "la maldad" como una "erosión de la empatía" que, según defiende, es necesaria pero no suficiente para la crueldad. Su punto de partida me parece genial: cuando vemos un acto de abuso y crueldad horrible, mucha gente acaba, tras el shock y la negación de que algo así sea posible, concluyendo que los que hacen eso son La Maldad en estado puro. No nos lo explicamos, es incomprensible, y nos sentimos impotentes, porque las respuestas al "por qué" no son fáciles. A veces, los agresores han sido abusados y odiados ellos mismos y podría ser sencillo ver un patrón... pero otras, no está tan claro. La Maldad es un tema sobre el que no se habla porque la escala del horror es tan grande, es de tal enormidad que nos supera: así es como se terminan las conversaciones sobre el Holocausto, por ejemplo. Baron-Cohen sugiere que solo investigando estos actos (que tienen en común tratar a otros como a objetos, no personas-esto es la "erosión de la empatía") y a los que los hacen podremos intentar entender. Y necesitamos entender: cada vez que en EE.UU. nos zarandea con una nueva masacre en instituto o centro de trabajo, por ejemplo, no vale con pensar "es la maldad". Hay que intentar entender, para cambiar. 

Empatía: Definición y tipos
La empatía ocurre cuando suspendemos nuestra atención exclusiva en nosotros mismos y  a su vez pasamos a tener en mente a otra persona. Hay por lo menos dos etapas, el reconocimiento y la respuesta.

La empatía tiene dos partes:
-cognitiva: cómo entendemos a los otros (también conocida como "Theory of Mind"-Teoría de la Mente)
-afectiva: nuestra reacción emocional ante otra gente

Para explicar cómo somos capaces de actos de crueldad, el autor sugiere que, en esos momentos crueles,  la Empatía Afectiva se ha perdido. Los autistas tienen problemas con la Empatía Cognitiva (no entienden una mirada con intención de flirteo, por ejemplo), pero tienen intacta la Empatía Afectiva (si ven a alguien tropezar en la calle y hacerse daño, por ejemplo, sufren por él). Nota: También hay autistas que tienen ambas empatías afectadas, y de hecho acaban de publicar un estudio al respecto. 

Causas de erosión de la empatía
Puede surgir por diversas razones que, si son temporales, la hacen reversible. La mayoría de nosotros podemos perder la empatía algunas veces, por:
1. emociones corrosivas como la venganza, el resentimiento, la envidia, o algunas en principio funcionales como el deseo de proteger a los nuestros -pisando a otros si es necesario
2. razones ideológicas (e.g. racismo, visiones políticas extremas). Un terrorista que por sus motivos políticos deja una bomba en una plaza, necesariamente ha tenido que "desconectar" su empatía hacia los que pasan por esa plaza.
3. nuestros objetivos / intenciones (e.g. defender a nuestro país, echar a alguien del trabajo)
4. como resultado de miedo (e.g. nos van a echar si apoyamos a alguien que sufre injusticia) o una amenaza
5. obediencia a la autoridad (el experimento de Milgram en Yale). Si el arzobispo de Valencia dice q los inmigrantes refugiados son una "bomba de relojería", igual católicos fervientes pueden empezar a sentirse así.
7. deseo de conformar con la mayoría (el experimento de la prisión de Stamford)
8. cultura. Si está asumido que torturar a un toro para pasar una buena tarde es lo normal, eso también erode la empatía. 
9. nuestra experiencia temprana. Un buen apego a los padres que te quieren y estan ahí para ti... es lo mejor que te puede pasar en ese periodo vital.
10. identidades grupales. La misma perosna puede ser empática con los de su grupo y no-empática con sus enemigos.  Aquí podrían entrar ciertos nacionalismos o el reciente estudio de que la gente religiosa es menos solidaria con los que no son de su religión. 
11. factores biológicos como los genes, hormonas, condiciones neurológicas...
12. estados físicos como el cansancio, embriaguez, hambre... alguien se acuerda de aquel estudio en el que la gente se paraba menos a ayudar a un herido si iban, por ejemplo, tarde para coger un avión?

Cualquiera puede ser menos empático bajo estas circunstancias, y lo que es claro es que, en actos crueles, en el justo momento del acto, el circuito de la empatía no esta funcionando, aunque sea transitoriamente. En los tipos B, N y P, que veremos abajo, el circuito está permanentemente fastidiado.

El circuito de la empatía
Por lo menos diez áreas del cerebro interconectadas están involucradas en el circuito de la empatía. Este es un capítulo muy aburrido  que habla de las áreas físicas del cerebro como el córtex medial prefrontal, el orbitofrontal y demás. Remito al libro para los interesados en neuroanatomía.

La campana de Gauss de la empatía
Campana de Gauss científica

Como casi todo, la empatía está en un continuo, no en categórico. Los actos que demuestran falta de empatía están en un punto de la distribución normal, y todos nosotros estamos en un punto de ese espectro. 

Esta es la clara: Cabrones a la izquierda, la mayoría enmedio y los santos a la derecha

Niveles de empatía
Baron-Cohen ha creado un cuestionario llamado el "Coeficiente de Empatía" y sugiere dividir esta cualidad es siete bandas anchas: una misma persona se mueve dentro de la misma banda donde nos movemos según los factores explicados arriba. Así:

  -Nivel 0: No hay empatía en absoluto. Incluso cuando se les dice que han fastidiado /hecho daño a otros, esto no quiere decir nada para ellos. No pueden sentir culpa o remordimiento porque no entienden lo que el otro está sintiendo. Es un poco el "de qué me estas hablando?"

-Nivel 1: Pueden hacer daño a otros, pero son capaces hasta cierto punto de reflexionar sobre lo que han hecho y mostrar que lo sienten. Pero no pueden pararse antes de hacerlo. 

  -Nivel 2: Se dan cuenta de que han hecho algo mal, pero solo cuando esa persona o alguien más se lo dice. Anticipar los sentimientos de otros no les sale naturalmente. 

-Nivel 3: Esta persona ya sabe que tiene un problema con su empatía y trata de compensarlo. 

-Nivel 4: Esta persona tiene un nivel "medio-bajo" de empatía. Sus amistades se basan más en intereses comunes que en intimidad emocional. 

 -Nivel 5: Hay más mujeres que hombres en este nivel. Estas personas no están constantemente pensando en los sentimientos de otros, pero no tratan de dominar o controlar. Aceptan las opiniones de otros antes de tomar decisiones. 
 
 -Nivel 6: Estas personas están totalmente centradas en los sentimientos de los demás. Su circuito de la empatía está siempre activado. Agotador?
Más mujeres en los altos niveles de empatía

Cuando los "cero grados de empatía" son negativos
Como hemos visto, los "cero grados de empatía" consiste en no tener ni idea de cómo anticipar los sentimientos y reacciones de otros, porque estás totalmente centrado en ti mismo. Hay por lo menos tres desórdenes médicos en los que se está a, los tipos B, P y N.

Borderline o Límite (Tipo B)
Psicopático (Tipo P)
Narcisista (Tipo N)

A estos tres diferentes tipos de personas se les describe como gente que sufre de "trastornos de la personalidad", que son distintos en su presentación pero que lo que tienen en común es la falta de empatía. Están tan centrados en sí mismos (de diferentes maneras) que no tienen en cuenta cómo sus comportamientos afectan a los demás.

Se les llama "cero-negativo" porque esta carencia de empatía no se acompaña de nada positivo en contraste con los "cero-positivos", los autistas. Estos últimos, además de las dificultades con la empatía cognitiva, se caracterizan por su interés en buscar patrones. La manera como su cerebro procesa la información, sistematizando, les lleva a ser no inmorales sino supermorales y tienen un sentido exagerado de los que está bien y lo que está mal. 

Es la empatía genética?
Hay genes que están asociados con la empatía. Como siempre, no es que un gen lleve una etiqueta que ponga empatía, sino que codifica proteínas que se expresan en el cerebro y, tras complejos pasos, están relacionados con la empatía. Nuestro medio ambiente interactúa con nuestras predisposiciones genéticas, como en casi todo, así que este tema no es 100% biológica ni 100% ambiental. 

La banalidad del mal
La teórica política Hannah Arendt acuñó el término "la banalidad del mal".  Arendt fue observadora en el juicio contra el nazi Eichmann y su conclusión, tras muchas horas con el individuo es que era un tipo "bastante normal/común", no un monstruo. 

La idea de la banalidad del mal se refiere a que hay muchas comportamientos comunes, del día a día, que se suman y dan lugar al acto malvado. Experimentos como los de Asch (nos gusta conformar con la mayoría), Milgram (obediencia a la autoridad) y Zimbardo (crueldad en role play) nos ponen frente a frente con cosas que "gente normal" pueden llegar a hacer en según qué contextos. 

Además, "la banalidad del mal" se refiere a que decenas de miles de alemanes, gente normal, fueron cómplices de la barbarie. Simplemente hacían su trabajo, eran un eslabón de una cadena, cumplían órdenes mecánicamente y sin cuestionarlas. Cada uno de estos actos es banal, y como tal, no castigable. Seguramente, estas personas no tenían cero grados de empatía... pero fueron cómplices, por diversas razones, algunas descritas arriba.


Qué hacer con los que han realizado actos de extrema crueldad?
Baron-Cohen pone ejemplos que todos recordaremos, tremendos: secuestros, violaciones repetidas, violencia, venta de niños. El opina que si tratamos a estas personas como esencialmente "malvadas", las deshumanizamos. Si el criminal muestra remordimiento y arrepentimiento, y lo ignoramos, los estamos deshumanizando (tratándolos como monstruos), que es precisamente lo que hicieron ellos con sus víctimas. Y así los que mostraríamos falta de empatía seríamos nosotros. 
 
Hay tratamiento?
Hay algunos componentes de la empatía que se pueden aprender (por ejemplo, el reconocimiento de emociones), y esto puede ser un primer paso de rehabilitar a aquellos que no tuvieron la suerte de nacer con el "circuito" empático. 

Aunque todavía no se sabe como, los tratamientos de la falta de empatía deben tener como foco el circuito de la empatía. Todavía no hay evidencia cienífica, pero hay intervenciones prometedoras, como oxitocina nasal, o role play  desde el punto de vista de la víctima.

Conclusión
La empatía es el recurso más valioso de nuestro mundo. Resulta chocante que no se le dé ninguna importancia en el colegio, en los juzgados, en negocios, en política. Líderes altamente empáticos como Nelson Mandela lograron cruzar la línea del Apartheid gracias a esta característica. Lo mismo aún no ha pasado entre Israel y Palestina, US e Irak... 

La empatia es un recurso infrautilizado. Es una manera infinitamente mejor de solucionar problemas que sus alternativas (armas, religión, leyes). Comparada con las armas y el sistema judicial, la empatía es gratis. Y, comparada con la religión,  la empatía no puede, por definición, oprimir a nadie. 




04 noviembre 2015

Vivo sobre un refugio antiaéreo

Quién me iba  decir que vivo sobre un refugio antiaéreo de la Segunda Guerra Mundial?

Pues sí, once pisos bajo tierra, bajo mi casa, las calles adyacentes y el parque de enfrente yace una maravilla arquitectónica, un trocito de historia de Londinium que visité con mi compa de piso hace un par de semanas, en visita guiada. Generalmente estos túneles no estan accesibles para el público, pero este mes de Octubre los han abierto. Como todo en Londinium, ya estuvo "sold out" en primavera, cuando lo anunciaron. Pero volvíamos del centro aquel sábado y vimos a los guías con sus carteles, "Hidden London", esperando que se formara un grupo. Les pregunté si quedaba alguna plaza y... "las entradas se agotaron en 15 minutos", pero  "pásate luego que siempre hay alguno que no aparece". Y así fue.

Nota: Este divague se va a basar más en el folleto que nos dieron que de lo que me acuerde: eso es lo que tiene no divagar enseguida... se olvidan las cosas! Maldición! 


Durante la Segunda Guerra Mundial se construyeron en Londinium ocho refugios a nivel profundo, destinados a proteger a 64.000 personas en la capital. En el momento máximo del Blitz (bombardeo de la city) en otoño de 1940, el gobierno estaba preocupado por la seguridad y el estado de ánimo de la gente. En Londinium se usaban las estaciones de metro, pero desastres en algunas de ellas (en el folleto hablan de Bank -también conocida como "Wank", la más odiada estación de la ciudad-, pero quien haya leído "Atonement" de Ian McEwan recordará los ahogados en Balham) llevaron a las autoridades a la conclusión de que no eran lugares seguros como refugio.

El plan fue entonces construir diez refugios (cinco al norte, cinco al sur), 30 metros bajo tierra, con capacidad para 10.000 personas cada uno (aunque el nuestro era para 8000).  London Transport fue la unica organización que podía coordinar el proyecto. Se construyeron en las líneas Northern (negra) y Central (roja), donde en principio se había planeado crear dos trenes rápidos (que nunca se construyeron), y estaban conectadas con las estaciones de metro.

La construcción empezó en 1941 y ocho refugios fueron completados para 1942 (St Paul's y Oval se abandonaron). Los túneles se excavaron a mano: primero se hicieron dos ejes verticales que bajaban los 30 metros (hasta hoy nos preguntábamos qué eran esos "tambores gigantes" en la calle y en el parque: pues ahí empieza la escalera de caracol que desciende al refugio). Una vez abajo, hay túneles de 400 ms, en dos niveles: es como un tubo con suelo por enmedio, y en el de arriba tienes un arco, y en el de abajo el suelo es cóncavo, aunque esta nivelado. Muchas subdivisiones para dar lugar a unos 16 sub-refugios, todos comunicados con un poderoso sistema de ventilación, claro.

Es curioso, aún a día de hoy, pasear por estos túneles y encontrarse las literas donde dormía la gente: tres pisos a lo largo de los interminables pasillos. Baños químicos, centro médico (cuando aún no existía el National Health Service), cantina donde se vendía té, café y tarta. En algunas de las muchas fotos que hay colgadas la gente está  riendo, cantando, jugando a juegos de mesa, bailando.. es chocante porque han dejado sus casas para dormir aquí por la noche con la incertidumbre de lo que van a encontrar cuando salgan: tal vez su casa ya no esté. 

Una no puede ni imaginarse lo que es un estado de guerra. Pensamos en bombas, destrucción, gente llorando y gritando, imágenes en blanco y negro con gente corriendo entre humaredas... Y aquí, cómo pueden estar bailando? Pero no se pueden pasar seis años sin una risa, y tal vez hasta a ese estado de amenaza perpetuo se acostumbra uno. La Yaya siempre contaba lo mismo a tenor de "La Pava", (lo que sé ahora gracias a Manuel Vicent es el avión de combate Heinkel-46), cuando sobrevolaba funestamente el pueblo de las montañas donde ella pasó la guerra). Que viene La Pava! Que viene la Pava! Y todos corrían al refugio excavado en la roca que me enseñó algunas veces-aún sabría llegar. Todos menos su padre, que nunca quiso ir: "id vosaltres, jo em quedo", y en su herrería seguía trabajando. Afortunadamente el hombre murió muchos años después y no de una bomba.

En la época en la que los refugios estaban terminándose, los bombardeos ya habían disminuido. Así que se les empezó a dar otros usos, por ejemplo la mitad del de Goodge St. fue usado por los americanos, Eisenhower en concreto como base de comunicaciones durante el resto de la guerra. 

En 1944, los alemanes volvieron a bombardear Londinum y los refugios fueron usados de nuevo. La gente que había perdido sus casas durante el día podían dejar aquí sus pertenencias, pero los demás se debían de llevar sus edredones y almohadas.  

Después de la guerra, los refugios cerraron, pero el de Clapham South abrio al poco tiempo como hostal barato, hasta 1956. Unos de los inquilinos más famosos fueron algunos de los jamaicanos que vinieron en el barco Empire Windrush. En las siguientes semanas se fueron moviendo a zonas cercanas, la principal mi barrio favorito de Londinium: BRIXTON! De ahí el carácter reggae y multicultural de esta zona que siempre recomiendo, pese a la reciente gentrificación. 

En 1951 fue abierto de nuevo como hostal para el "Festival de Gran Bretaña" de aquel año, pero tras un incidente en Goodge St. se decidió cerrar para siempre los refugios como opción-hostal, y dedicarlos a archivos, y hasta a cultivar lechugas. 


Bajar tan adentro y caminar por los túneles me pareció una experiencia increíble. Podías vagamente sentir lo que eran las noches allí, hace todos estos años. De repente, pasaba el metro, por arriba, como un tren fantasma: qué sería aquello para esa gente, todavía con  el eco de las bombas en sus tímpanos? La Pava, el fox-trot de fondo, "id vosaltres, jo em quedo"... todo esto iba pensando yo mientras escalaba los 180 peldaños de la escalera de caracol que me escupió, literalmente, a dos minutos de mi casa.