31 mayo 2020

"Middle England" ("El corazón de Inglaterra") de Jonathan Coe: De polvos, lodos e Ilustración

El 20 de Abril de 1968, Birmingham: el diputado conservador Enoch Powell daba su famoso discurso de los "Ríos de Sangre" ("Rivers of Blood"). Venía inspirado en los siguientes versos de la Eneida (que me veo obligada a insertar también en latín, porque las penas de traducir a Virgilio -vía la estudiante de clásicas Fashion- fueron una parte de mi vida hace 20 años):

Bella, horrida bella,
el Thybrim multo spumantem sanguine cerno.

(He visto guerras, horrible guerras
Y el río Tíber teñido con la espuma de tanta sangre).

?Fue ahí, una tarde de primavera en Birmingham, unos días antes del parisino Mayo de 68,  donde empezó todo? 

Precisamente esto, y los años que siguieron hasta culminar en el Brexit, es lo que intenta explicar Jonathan Coe en su novela "Middle England" ("El corazón de Inglaterra"), donde esa Middle England es precisamente Birmingham. También dicen que es en lo que se inspiró Tolkien para crear su "Middle Earth" (Tierra Media), pero desconocedora del universo Tolkien, no puedo comentar sobre esta posible representación en sus novelas. Lo que sí conozco un poco es esa Middle England, esa Inglaterra Profunda en la que viví unos pocos años antes de venir a Londinium,-pero, ay, entonces, si algo se estaba cocinando, aún ni lo olíamos. Dentro de unos días hará 23 años que vivo en este país, así que si alguna vez he hecho un divague de libro con más conocimiento de causa, debe ser este. Porque incluso uno en el que divagaba sobre un libro situado en la Vetusta de los 80... quién sabe, dentro de nada habré vivido más tiempo en esta isla que en Vetusta. Vértigo. 

Los ríos, metafóricos y reales, recorren y discurren por la novela. A un molino antiguo en las orillas del río Severn se va a vivir el personaje principal, Benjamin Trotter, tras los años obligados en Londinium. Benjamin vuelve al corazón de Inglaterra, donde nació, a huir de la velocidad de la city y a intentar escribir su novela. El fluir del Severn está en el fondo de la narración, y es un sonido, el de los ríos enfurecidos, con el que también me encantaría vivir-el Segre, por ejemplo-, y poder decir que fue fuente de inspiración. 

El autor nos va introduciendo a la familia, los amigos, y la gente que Benjamin se va encontrando durante un periodo que comienza en Abril de 2010 (Mini tenía 2 años, así es como mido la vida yo ahora) y que termina en Septiembre de 2018.  Vía la nostalgia ("la enfermedad del inglés", dicen en un punto) de algunos personajes, también viajamos al pasado, no solo al discurso anti-emigración de Powell, que aún está tristemente vivo en parte de esa Inglaterra profunda, sino a 1979, la elección de Margaret Thatcher, que fue el comienzo del fin. Allí se empezó a destruir todo lo que se había construido en este país tras la Segunda Guerra Mundial: el NHS (La Seguridad Social), el Estado de Bienestar... todo aquello que protegía a los vulnerables e intentaba crear una sociedad más justa. 1979 fue el pistoletazo de salida, y dentro de poco, de todo eso, no quedará nada. 

Benjamin y sus amigos fueron directos beneficiarios de los últimos coletazos de aquella sociedad más justa: chicos de clase trabajadora que, por ser listos, tuvieron acceso a las Grammar Schools (institutos selectivos según las notas) y algunos de ellos, lograron así llegar a Oxford. Allí es donde Benjamin se cruza brevemente con Boris Johnson, pero jamás cruzan una palabra porque los "etonians" (los que han ido al colegio de la élite que siempre ha gobernado en este país, Eton) no se mezclaban con los chicos de las Grammar Schools. Ellos estaban en la burbuja del Bullingdon Club (Johnson, varios ministros del gobierno actual, y  el pirómano, David Cameron), y para ilustrar, una de sus diversiones era destrozar el restaurante donde tenían las cenas, que ya pagarían los papás luego. Esta panda de colegiales pijos es la que está gobernando el país: a quién extraña entonces el divague titulado "gobernados por psicópatas".

Para mí, la lectura ha sido un proceso re-traumatizante de estos últimos años (particularmente el asesinato de Jo Cox se me ha hecho tristísimo de leer). Es divertida (tampoco la comedia desternillante que dicen por ahí), pero al revisitar todas esas emociones, me he dado cuenta que en gran parte eran las de un país, y a la vez las mías propias. Me he subido en una montaña rusa en la que al principio estábamos nosotros, con veintitantos, empezando nuestra vida de adultos. No solo me estaba dando esta isla una oportunidad, es que nunca encontramos ningún problema por ser extranjeros, más bien al contrario: con la famosa auto-mofa inglesa, la gente en general nos decía: "que hacéis en este país de mierda, venís de España!"

Así que hasta el Brexit, pasaron muchos años y nos encantaba este país. No vivimos al principio en "la burbuja" que pueda ser Londinium, metropolitana y liberal (al llegar un año en Grimsby, en North-East Lincolnshire y casi tres en Nottingham, plenas Midlands), sino en la Inglaterra Profunda pero simplemente esos personajes o no se cruzaron en nuestra vida, o nadie saltaba por todo como ahora; aún no se había producido el incendio. En aquella época, al Peda le decía una de su trabajo, cuando pronunciaba mal "Speak English!" (Habla inglés!) y se reían. El otro día me contaron de un español que entró en un taxi con su mujer inglesa, y cuando le taxista le preguntó-tal vez para hacer conversación, inocentemente-"de dónde eres", su mujer contestó "None of your fucking business!" (No es asunto tuyo, joder!). Nos hemos vuelto locos?


Cómo hemos llegado hasta aquí?  Coe habla de razones distales como la desindustrialización del país y la pésima gestión de la crisis del 2008, pero también de intereses de una minoría a la que le interesa el Brexit, para sus acuerdos globales de negocio con quien sea. Para ello, han de potenciar este cabreo global  antes, y una vez ganado, conviene que haya calendarios cerrados para consumar este despropósito, no vaya a ser que la ola de descontento que han agitado aún más durante la campaña se desinfle.  Este referendum que era "advisory" (no vinculante, sino informativo), como si a Los de Siempre les interesase saber lo que El Pueblo piensa o quiere. Referendum que ganaron por los pelos, apelando a los sentimientos más bajos: el miedo, el odio al de fuera, y usando mentiras. 

Pero esto es el final de la historia, y primero Coe nos lleva por los cinco primeros años de gobierno de coalición Tories-Lib Dems, desde el 2010, en los que solo los muy ricos se benefician, mientras que la austeridad machaca a los más desfavorecidos. Durante esos años, el autor nos introduce en la vida de mucha de esta gente, sus historias personales, cómo han llegado a terminar durmiendo en un coche, o cómo ha terminado convencidos de que la causa por la que las cosas no les van bien son "esos burócratas europeos" y sus leyes. 

En 2012 tuvimos los Juegos Olímpicos, y a cómo viven los distintos personajes la ceremonia de inauguración dedica Coe un capítulo. Para mí leerlo ha sido como volver a aquella tarde paseando por Tower Bridge, y la pantalla aquella cutre donde, con mucha otra gente, vimos gran parte de la ceremonia. Y la emoción por aquella performance que ponía como centro los grandes logros de este país en política social (cómo olvidar a las enfermeras de Great Ormond St. Hospital bailando entre las camas) y la música que ha dado al mundo esta pequeña isla (hasta hace poco, yo asociaba la Union Jack, la bandera británica precisamente a eso, a los Swinging Sixties y ahora...) la dejé plasmada en un divague estusiasmado. 

Pero luego, como el río Severn no para de discurrir, igual van corriendo los años, y las decepciones de Benjamin son las mías: la aplastante victoria tory en 2015 que, libres ya de loa coalición con los Lib Dems podían campar a sus anchas. El candidato Laborista, Ed Milliband, toda la prensa facha diciendo cosas como que "su padre era marxista"  (bolivarianos! comunistas! suena de algo?), y que tendría que pactar con los escoceses (esos nacionalismo periféricos!!, suena de algo?), pese a un programa transformador no tuvo nada que hacer.  Y Cameron, que llevaba en su programa electoral el referendum del Brexit para callar a los cuatro de siempre de su partido, cuando gana absolutamente en 2015, tira para adelante. El mismo Cameron llama en petit comité a los del ínclito UKIP, Farage & Co.  "una panda de enloquecidos y racistas-aún-sin-salir-del-armario", pero esta panda, que solo tienen un diputado por el sistema electoral británico de "el primero que pasa" de cada territorio electoral es el miembro de parlamento de ese territorio. Pero un referendum, donde todos los votos valen lo mismo... ahí se van a desplegar a sus anchas. Como hicieron. 

Me está quedando un divague muy político, porque desde luego, la novela tiene esta trasfondo, pero también hay historias personales con algunas de las cuales el lector tal vez pueda identificarse. Los padres que se hacen mayores, y que piensan muy distinto a los hijos, y dicen cosas que consideran tonterías, y por supuesto votan en el referendum lo contrario,  fastidiando el futuro de sus nietos. La pregunta de si es posible estar en una relación donde ambos tienen valores y maneras de ver el mundo distintas (o sea, que votan a partidos diferentes, y en este caso, uno es pro y el otro anti Brexit). El momento en el que alguien se da cuenta de que está pasando los años haciendo cosas que no le interesan con gente con la que no tiene nada que ver, por su pareja. Las reflexiones metaliterarias sobre si un escritor debe estar implicado con lo social ("engagés") o escribir mirando a su ombligo, su mundo interior. El paso de la vida, y cómo a partir de cierta edad se ve la vida en décadas, y si vivieras 70 y cada día de la semana fuera una... yo estaría en el viernes por la tarde (buaaa... y no es consuelo pensar que el finde es lo mejor). 

Y por los meandros del río que nos ha llevado Coe, terminamos en otro, igualmente cantarín y encantador, lejos de la isla,  en el sur de Francia. Alrededor de una mesa diez europeos de diversas nacionalidades, intentan celebrar lo que nos une (como dijo Jo Cox), y olvidar el desastre de país, bajo las nubes grises, que se ha dejado atrás. Hablan de la luz de allí, de esta luz que solo se valora tanto cuando se pierde. Luz y Enlightment (así se dice en inglés la Ilustración) que parece que se ha perdido aquí, o es en todas las partes?  Aunque no es Kardamili, la escena me recuerda a aquella de "Antes de la medianoche", donde un grupo similar cena rodeados de parras, tomateras y el mar griego ahí de fondo. El que no haya pensado algunas veces, en escaparse de todo en busca de la luz, que tire la primera piedra. 




28 mayo 2020

Serial 15. La Naturaleza Humana.

Para el "Anteriormente, en Serial", clique aquí.

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Las 7 de la mañana, y ya en la planta. A las 8, supervisión con Cook. Lista de preguntas-todas con sus respuestas perfectamente investigadas y estudiadas-, tipo "el paciente de la 3 no responde a la medicación, se la puedo subir", o "el de la 6 está muy agitado, le añadimos esto otro" y similar. Al final, el espinoso tema vacaciones de Navidad: "sé que llevo solo unas semanas, pero podría irme, aunque fuera unos pocos días?" (frente al espejo un par de ensayos explorando las posibilidades manipulativas de esta frase). Y salir viva de su oficina: esos eran los tres puntos de mi agenda para esta reunión.  Iba perfectamente uniformada, estilo matrona años 50: jersey de cuello alto, falda largura opusiana. Ni por encima de la rodilla, ni tan larga que parezcas hippie; a media pierna, monja total. Ser asexuado, tal vez ángel. El conjunto prestado de Yolanda, que por trabajar en forense, siempre iba de Miss Trunchball, la mala de Matilda. Uniformes: ya solo nos faltaba llevarlos en Banderley, como si no fuera poco con los colores de las Casas. Aunque por lo menos, me dije, en este país los médicos no llevan bata blanca, el símbolo chamánico que aún mientras escribo esto lucen en la península. Que te aleja del paciente, dicen aquí: y sí, por eso la llevan allí, digo yo.

Ya en aquella época no se permitía fumar dentro del hospital, pero Cook iba por libre. Mirando por la ventana, envuelto en una nube de humo me lo encontré tras el "adelante!". Yo llevaba los archivos amarillos de unos siete pacientes, bupera abrazada a su carpeta, y él podría haber hecho todo tipo de análisis sobre esa imagen si se hubiera molestado en mirar hacia la puerta. Como quien me hacía un favor, farfulló un "puede sentarse". Y yo, obedecí.



-Buenos días, doctora... cómo pronuncia su apellido? 


-Cayeha- resignada, ya a no intentar las jotas con los ingleses, y a que las elles fueran i griegas. -Buenos días. 

-Cada semana tendremos a esta hora su sesión de supervisión. -Solo aquí se dignó a darse al vuelta. Parecía Cook una pieza de mobiliario de mitad de siglo, muy Bauhaus, y más militar que médico- Este es el momento para hablar de cualquier tema clínico. Tiene ya supervisor educacional... con el que hablará de su progreso académico, investigación y demás? 

-Em... no, todavía no. Estoy esperando a...

-Bien, -estaba acostumbrado a interrumpir, algo infrecuente en esta isla- hable con el Doctor Middleton del tema. También tendrá acceso a apoyo pastoral, si lo necesita. 

-Em, gracias. -No supe si quería con esto mostrar cierto apoyo, de una manera patosa y desagradable, o un aviso para navegantes, tipo aquí me venga usted llorada. 

-Bien, por dónde quiere empezar?-y se sentó. Había entre nosotros un escritorio inmenso, con una lámpara verde como las de la biblioteca, rectángulo de cuero para escribir y varios objetos que una esperaría encontrar en la mesa de un psiquiatra, como -supongo que irónicamente- la cabecita de porcelana frenológica de Gall, con los nombres de los lóbulos cerebrales en latín. Su silla era enorme, tal vez la famosa de diseño Eames, tal vez no, pero giraba y se reclinaba, y Cook no paraba quieto. 

-Em, pues por el paciente de la 3. Varón, 30 años, primer episodio de...

-Un momento, Dra Cayaha. Antes de nada, dígame: -y balanceó su silla hacia adelante, poniendo sus manos sobre el escritorio- dígame usted qué piensa de la naturaleza humana?

-Em, la naturaleza humana, qué quiere decir?-yo comprando tiempo.

-En primer lugar, puede dejar ese molesto "em" delante de todas sus respuestas?

-(carraspeo). Bien, sí, perdone, por supuesto. 

-Carraspear tampoco sirve. Dos: usted aspira a ser psiquiatra y le estoy preguntando por la naturaleza humana, no por mecánica cuántica, ni siquiera por mecánica del automóvil. Qué tiene que decirme?- y se echó para atrás, a la vez girando 180 grados y así, al menos, evitándome el contacto visual. Pretendía otra vez que miraba la inmensidad verde de los moors.

Sinceramente, que una cría como yo lo era entonces no se echara a llorar y saliera de la habitación ante esa pregunta significa: prueba superada. Ya no importa lo que digas, el hecho de simplemente intentar un esbozo, a un director de casting le sugeriría tiene-coraje, démosle el papel. Coraje o la inconsciencia de los los 20 años.  

Cómo salí de aquella encerrona lo he contado tantas veces, en clases, a mis juniors, en entrevistas, en cenas de amigos (quién dijo que soy una raconteur?) que ya no sé lo que es cierto y lo que he novelado. Pero siempre en situaciones de presión similares, mi reacción tiende a partir de una imagen. Con ella al frente, me he puesto a hablar, porque ya me dicen que la raconteur que llevo dentro podría sacarme de la cárcel, levantarme una condena, hacerme perdonar una multa. Solo hay que seguir por ese camino estrecho entre árboles, la foto fija en tu retina, hasta una llanura abierta donde por fin ideas que nunca has puesto juntas en tu vida, se van uniendo solas, tal vez sin coherencia, porque las ideas solo se ordenan frente a un papel. Y cuando terminas lo que ha pasado está nebuloso, porque dame un boli y un cuaderno y te diré lo que pienso, dame una frase escrita tu puño y letra y te condenaré a muerte, que decía Richelieu, pero no era yo la que podría quitarme los nudos y el saco y salir a flote solo con mis palabras? Todo al final es una duda, porque es imposible destejer el camino, cómo he llegado hasta aquí. Solo sé que la imagen que desató todo aquello que ni sabía que estaba en mi pasivo-así lo llaman ahora-, fue la monja de filosofía de tercero de BUP, Madre Elisa, desde su púlpito pontificando con frases que para siempre serán ella:"los cerdos de la grey de Epicuro", "los socialistos" y "homo homini lupus".

Por ahí empecé, Siglo XVII, Thomas Hobbes, que popularizó a Plauto con "el hombre es un lobo para el hombre", el hombre mira por su interés y es egoísta por naturaleza. Para escapar de esto, debemos dar nuestra autonomía a un poder superior, al que llamó Leviatán.  De hecho, su obra del mismo nombre es una de las primeras que abordan la naturaleza humana. Junto a ella, "El contrato social" de Jean Jaques Rousseau, para el que el hombre es bueno por naturaleza: los niños nacen dadivosos y amables, bien poco hay que hacer en términos de educación en casa para que salgan ciudadanos ejemplares. Esto contrasta con una visión hobbesiana  por la que, como los niños son naturalmente crueles e interesados, lo que hay que hacer es disciplinarlos. Si lo que nos hace malos es la sociedad, entonces un leviatán dominante no es necesario, simplemente cambiemos la sociedad. Pero si la gente es malvada por naturaleza, entonces necesitamos ejércitos y policía. Y -centrémonos, Mariona, que peligrosamente divago-el tercer exponente de la naturaleza humana también en el SXVII, pero un poco más tarde, es John Locke, que con su empirismo terminó con las ideas de la época de que uno ya venía de serie con ideas matemáticas, verdades eternas, y la idea de Dios. Vale, bien por Locke, que partía de que las ideas están basadas en la experiencia, pero no tan bien el no admitir que ciertas ideas u opiniones no parten de que una persona sea, por ejemplo, mucho más inteligente que otra, sino de que esas dos mentes tienen historias diferentes. 

Vamos, que la metáfora de "la tábula rasa" resultó de ayuda para poner en evidencia lo ridículo de que alguien tuviera que ser monarca o aristócrata o esclavo por nacimiento. Lo malo es que esta metáfora ha dominado nuestro pensamiento desde entonces. Como la del "salvaje noble", que proponía Rousseau, que estuvo inspirado en el descubrimiento de indígenas en América. Esta teoría defiende que en su estado natural, los hombres son generosos, pacíficos (no conocían a los yanomamos?), sin avaricia, ni ansiedad, ni violencia, todo esto es producto de la civilización. El "salvaje noble" no solo inspiró al romanticismo, sino que sigue siendo una gran influencia en nuestra sociedad, para lo que todo lo "natural" es mejor siempre: comidas, partos, venenos. 

Otro de los mitos de la naturaleza humana, también del SXVII, René Descartes y su dualismo: la mente y cuerpo son cosas distintas, y ello implica que la mente puede seguir existiendo cuando el cuerpo nos falle. Para Descartes, la mente no puede operar por principios físicos como lo hace pongamos el hígado. No puede, porque decir lo contrario nos quitaría la posibilidad de elegir nuestro comportamiento y eso... qué implicaciones tendría?

Hoy en día, ningún científico serio puede defender "la tábula rasa" (ni ningún padre o madre que tenga más de un hijo), ni "el salvaje noble" (cada nuevo estudio epidemiológico replica el que uno de cada cien miembros de la sociedad presenta rasgos psicopáticos, que son lo menos parecido a un desinteresado, noble y generoso ciudadano) ni el dualismo cartesiano. Sabemos bastante más de neuronas y de genética como para pensar que la psique de cada uno viene solo del mundo exterior o de la cultura que nos rodea. Vale, la idea de determinismo biológico-que los genes causan el comportamiento con una certidumbre del 100%-tampoco es cierta. Pero que el comportamiento tiene un componente evolutivo cada vez está más clara (tendrá detractores, si ya los tiene la teoría de la evolución de las especies que, recordemos, es a-moral, no comparte nuestros valores). Me interesa muchísimo la psicología evolutiva, porque la evolución puede explicar nuestra mente... cómo? por poner un ejemplo, diferenciemos causas proximales y distales de nuestro comportamiento: las causas proximales son el mecanismo que aprieta nuestros botones en tiempo real, como el hambre o el deseo que te llevan a comer o tener sexo. Las causa distales o últimas del comportamiento son la razón adaptativa que llevó a la causa proximal a evolucionar, como la necesidad de nutrición y reproducción que nos dio los deseos de comer o de tener sexo. 

Si lo de arriba suena a trance, igual lo fue, porque solo un pequeño ruido, un clack metálico, me hizo saltar en la silla, un segundo antes del timbre de teléfono más repelente que me he encontrado nunca. Cook descolgó, escuchó mirando a su cabeza de porcelana, lóbulo temporal concretamente, y entonces levantó la suya para indicar que me marchase. El concepto "salvada por la campana" no empieza a describir mi estado de aquel momento, vuelta a Tercero de BUP, con Madre Elisa. Y cuando de puntillas estaba ya cruzando el umbral de la puerta, Cook levantó la voz y claramente dirigiéndose a mí -versus al desdichado al otro lado del teléfono-, diagnosticó:

-Dra Cayeha... presiento que este es el principio de una gran... supervisión. 

27 mayo 2020

Fuera de Serial


"Ya vale...este es el momento de terminar tu novela"

Repaso de esta cosa por entregas, 
para los que nos declaramos incapaces de seguir el hilo

Capítulo 1-Viaje en bus nocturno de la prota (Mariona Calleja) de Londinium (donde ha llegado desde la península) a Whitby. Allí ha de esperar un tiempo a que salga un bus local a Danby. Localización temporal: estamos en Diwali (segunda quincena de Octubre). 

Capítulo 2- Haciendo tiempo en Whitby, Mariona sube a la Abadía, hoy en ruinas. Allí conoce a una gótica llamada Lucy fascinada con Drácula, y a su perro. Lucy, morbosa de lo oscuro, se impresiona con que Mariona vaya a vivir a Banderley, un hospital psiquiátrico en medio de la nada. Banderley es una "institución total", un campus donde conviven pacientes y personal. 

Capítulo 3- Mariona llega a Danby, el pueblo más cercano a Banderley, y espera en un pub, donde un ser misterioso (Faggin, con Inverness Coat) la va a  buscar. Por la noche llega a Banderley, que es un edificio victoriano como de película de terror. Allí la espera la temible enfermera jefa Sister Harding.

Capítulo 4- Mariona se despierta en su habitación y este capítulo es descriptivo: el edificio donde vive, uno más de los pequeños edificios de dos plantas que hay esparcidos en medio de  praderas enormes, que comparte con otros residentes. Este es un día laborable, así que está sola, se da un baño, pasa un rato en la cocina/sala comunitaria del edificio. Entra Sandip, un compañero indio con pocas habilidades sociales. 

Capítulo 5- Mariona va a Banderley-Central (Banderley-C), que es el edificio principal por el que entró la primera noche. Allí conoce a Yolanda, residente de psiquiatría forense, irlandesa, y muy vital. También conoce otros sitios de Bancerley-C como la tienda del pakistaní (Jafar), donde se compra un tubo de medio kilo de helado Haagen Daz.

Capítulo 6- Cuando vuelve a casa con el helado, otros residentes le han organizado una fiesta de bienvenida sorpresa. Entran más personajes que conoce por la noche. Este capítulo ocurre a la mañana siguiente cuando recuerda vagamente lo que pasó por la noche.  Mariona va a la maravillosa biblioteca en Banderley-C. Concepto psiquiátrico: Jaspers sobre diagnóstico.

Fuera de Serial: Aquí hago el primer "divague" Fuera de Serial, porque ha habido un vacío de meses, y tengo que refrescar mi memoria, y la de los divagantes. Así que me salgo y cuento lo que ha pasado antes, aunque no tan sistemáticamente como hoy. 

Capítulo 7- Primer día de trabajo. Va a su planta (Kraepelin), donde vuelve a estar la Sister Harding que le da miedo otra vez, y conoce a otros miembros del equipo. Entra Craig un fisio buenorro. Luego va a la oficina del psiquiatra jefe, Dr Cook, que es un matón que está reunido con sus juniors. 

Capítulo 8- Mariona queda con Yolanda en Serotonina, el bar que regentan los psiquiatras residentes que está en lo que fue una caballeriza. En este capítulo le cuenta la humillación con Cook, que la somete a un interrogatorio teórico que Mariona pasa bien. Aún así la manda a casa porque dice que ha llegado tarde. Y por llevar falda. Conceptos psiquiátricos: Neurotransmisores en esquizofrenia. Traducción de "delusion". El "ate". 


Capítulo 9- Mariona se levanta pronto, le cuesta decidir la ropa y en la cocina coincide con Morgana, que lleva gran perfume y ropa estilosa. Le dice que le tiene que presentar a Isabel Archer (de la Casa Edimburgo), que quiere es ser escritora y usa este trabajo para conocer al género humano.




Capítulo 10- Mariona entrevista a Violet Rubi (BAD). Luego queda para comer en la cantina con Isabel Archer, con la que hacen migas literarias. Hablan de las Bronte, de ir a visitar su casa en Harworth. También de hacer el paseo de Drácula en Whitby con Lucy. Mariona propone un club de lectura y a Archer le incomoda, pero acepta. Se acerca Halloween. 



Capítulo 11- Mariona aún no tiene que hacer exámenes, así que tras el trabajo, visita la piscina.  En la sala de ordenadores, Mariona imprime carteles para Club de Lectura. Correo interno. Los cuelga. Coge algo de cenar en cantina (y habla de las cenas en las casas). En casa Morgana le presenta a Duncan (forense), y le hablan de Halloween, disfraces de psicópatas y Thomas de Quincey. Hare, psicópatas (definición, no ansiedad, imágenes neutras). Mariona tiene miedo, y se va a dormir febril. 

Capítulo 12-Halloween. Fiebre. Amnesia.

Fiesta de Halloween, Mariona va de vampira. Mark va de Ted Bundy y Mariona considera la fascinación del personal por los asesinos en serie.  Aburrimiento: veranos de la infancia y aquí, "salen malas cosas del aburrimiento". Fuegos artificiales. Morgana le presenta a Suchandra (mal rollo). Mariona habla con Will de Bukovski, John Fante y Raymond Carver. Acuerdan co-escribir tesis sobre Cortázar.  Fiebre y por un pasillo o túnel con Will, hasta puerta con voces. Por la maniana: Morgana le asegura que estaba delirando, y que no fue a ningún sitio con Will. Duerme todo el día. Por la tarde, antes de su primera guardia, Will niega haber leído a Cortázar. Han quitado todos los carteles. 



Fuera de Serial: Han pasado varios meses, así que aquí hay una carta de navegación hasta para mí. O nos perdemos. Creo que lo voy a poner antes de cada nuevo capítulo, aunque me aseguro que no voy a tardar más ya meses (véase vinieta).

Capítulo 13- Primera noche de guardia. Eros y Tánatos. 
Mariona está leyendo "Drácula", y habla de la edición de su libro y de Drácula en el cine. Este clásico del terror no es lo más adecuado para la primera noche de guardia. A las 5 pm va al cuarto comunal de Banderley-C, allí conoce a Michael, el holandés. Aunque se pensaba quedar toda la noche allí, como no llama nadie, animada por Yolanda decide volverse a dormir a su casa. A las 3 am suena el bleep y la llaman para ir a certificar la muerte de Ethel. Va recitando "Noche oscura del alma", que le trae a la cabeza el Eros & Tánatos freudiano.


Mariona está trabajando en la planta el día después de la guardia, tras pocas horas de suenio. Hace el ingreso de un hombre con esquizofrenia al que llaman "The Gentle Giant". Llega a casa y está Yolanda hablando con Morgana, y Mariona se une: tocan desde la epidemiología de la salud mental de distintas especialidades médicas, hasta los factores de riesgo ambientales para desarrollar una depresión, pasando por el interés en lo gótico de Isabel Archer, que se fue a la Biblioteca de Londres unas vacaciones a estudiar unas tesis sobre la "demonomanía". Ambas, particularmente Yolanda, parece preocupada por Mariona, y cuando se va, escucha que tal vez le oculten algo. 


23 mayo 2020

Tres películas, dos charlas, una clase, nada de tiempo.

El otro día me decía Fashion que ya casi se había olvidado de cómo era la vida antes, cuando ella iba al cine los viernes y a comer sushi los sábados.  Me pasa lo mismo: cómo llegaba a hacer las cosas cuando, además de lo de casa, había que salir a la calle? Un sábado con solazo una casi se sentía culpable de no disfrutarlo fuera: está Hampstead Heath, o Richmond Park o el paseo por la City que hay que hacer, no te vas a quedar en casa! Ahora, sin ese remordimiento, a jornada completa chez moi, y aún así no hay tiempo para todo.  El otro día recordé una época en la que escribía el blog a días alternos, y además estábamos suscritos a una cosa llamada Lovefilm que nos mandaban por correo (sí, era el Zenozoico) tres pelis a la semana! Cómo nos daba la vida? Sin salir de mi estupor, me pongo hoy a escribir esto, casi como una carta a mí misma en el futuro, cuando seguro que no daré crédito al hecho de que, semanas y semanas en casa, y esta sensación. 

Esta última semana hemos visto tres pelis, tema común: emociones negativas, ansiedad, intriga, miedo... así, a pelo,  como si no tuviéramos suficientes dosis de esto en nuestro estado basal. La primera del director surcoreano Park Chan-wook, del que ya he hablado a propósito de "Stoker", "The handmaiden" o la mejor, "Old Boy". Como esta última, "Lady Vengeance" pertenece a la trilogía de la venganza del autor. Es un cine con un estilo visual muy propio, lo que la une a la siguiente, el clásico de Alfred Hitchcock "Atrapa un ladrón".  

Aquí, tras cierto proceso de promoción para animar a Mini a que se uniera (sabes quien era Grace Kelly? Una actriz muy guapa que se casó con un príncipe muy feo: no olvidaré su cara, la pobre, cuando vio la foto de la boda), la vimos en familia. Siguiendo con el estilo, tuve un ataque de nostalgia hacia aquella ropa, aquellos lugares, aquella época: lo que debía ser el ser rica entonces, cuando solo ellos viajaban, quién quiere /puede permitirse ir hoy en día a la Costa Azul? Bueno, luego pasamos por la época todos-viajan y lo que vendrá después, nadie sabe. 



La de anoche fue "A quiet place" ("Un lugar tranquilo"), con buenísimas críticas e interesante visualmente, todo metáforas de cosas, aunque yo no soy una fan del género: sustos con monstruos, que en este caso son ciegos y solo atacan si oyen ruidos. Ocurre en un mundo post-apocalíptico (caramba, qué coincidencia), y había situaciones que me hacían recordar no solo al covid-19, sino a uno de mis mayores terrores, "The Road" ("La carretera", de Cormac McCarthy). Esta maniana, Mini me decía "a mí no me gustan las pelis con monstruos, me gusta un miedo que pueda pasar". A mí me ocurre lo mismo: nada como una ducha interrumpida por un tipo con una peluca, o un psicópata que te tiene en su sótano metida en un agujero para matarte cuando te haya adelgazado. Ahora que lo pienso, las chicas tenemos muchas más razones para los "miedos reales" que los chicos. 

El caso es que estoy leyendo un libro muy gordo con el que llevo semanas, y justo estaba hablando de esto, ya que estoy en el capítulo que habla de "género", la psicología evolutiva de la violación y cosas así. Se llama "The blank slate" ("La tábula rasa"), y tiene ya sus anios (2003), así que mucha de la investigación que cita su autor, Steven Pinker, ya ha sido superada, pero su punto de partida es interesante, usar cuatro puentes para entender qué es biología y qué cultura: la ciencia cognitiva, la neurociencia, la genética del comportamiento y la psicología evolutiva. Lo estoy leyendo con cierta tensión, y como a la defensiva, con miedo de volverme facha si logra convencerme, con ciencia, de que Hobbes tenía razón en lo de "homo homini lupus", y que Rousseau era un iluso. Y para darme el contrapunto necesario, justamente el martes hubo una de esas charlas en directo que organizaba The Guardian, el periódico izquierdoso de este país, en la que estaban en conversación mi héroe el columnista Owen Jones y Rutger Bregman, el historiador holandés que se hizo famoso en Davos 2019 tras sus comentarios sin anestesia: así que habían volado allá 1500 jet privados para hablar de cómo el planeta se iba a pique? Y por qué nadie hablaba del gran elefante en la habitación, que los ricos se escaquearan de pagar impuestos? El caso es que Rutger, que tras esas declaraciones tiene en mí ya a una fan, ha escrito un artículo basado en una historia real de seis chicos que naufragaron en una isla y, en contra de la predicción hobbesiana, "El senior de las moscas" no ocurrió: sorpresa! hubo cooperación  y apoyo mutuo durante los 15 meses que estuvieron allí.  Bergman ha publicado un libro "Humankind" (que hace el juego de palabras con "género humano"  y con "humano, amable", que es de lo que hablaban con Owen el martes (yo he venido aquí a hablar de mi libro). La visión de Bergman está en las antípodas de la de Pinker en la tábula rasa. Para Bergman, la naturaleza humana es cooperativa, los pequenios actos de amabilidad son contagiosos, y tor'mundo eh'bueno. Cuando leo a Pinker no quiero pensar muchas cosas de las que pienso, con Bregman, quiero creer todo lo que me cuenta.  Tengo el libro aquí al lado y ya lo divagaré cuando lo lea, pero de momento, me quedo con la idea que he ido construyendo a lo largo de mi vida personal y mis lecturas: la diversidad al poder. Parece de perogrullo, decir que somos distintos, pero es que aún no podemos imaginar cuánto. Hay mucha biología y mucha cultura/ambiente y mucha casualidad en la naturaleza humana: todas estas partes nos hacen nosotros.  


Con esta idea de diversidad de nuevo me quedé tras la segunda charla, la del jueves. Esta la daba un catedrático de epidemiología genética del King's College, el mismo que desarrolló la app del covid-19 aquí, pero iba de alimentación. Hace décadas que comparan gemelos univitelinos (los que comparten el 100% de su genoma) y hasta ellos tienen distintas reacciones procesando el azúcar, distintas biotas, y se concluye con el mismo mantra de la diferencia, que es el futuro de la medicina, algo mucho más personalizado que los grandes grupos llamados diagnósticos. Alguien le preguntó sobre el "ayuno intermitente", que está muy de moda. Dentro de todos los mitos que desmontó, esto, junto con los fermentados (kefir, kombutcha, kimchy, etc), es lo único que apoyó. Si puedes dejar a tu aparato digestivo tranquilo por 12-14 horas, mejor. Así que esa noche decidí no comer mi muesli con fresas de las 9 pm (aquí cenamos a las 6) y aguantar sin desayunar lo que pudiera. A las 9:30 am estaba en una de esas reuniones remotas y casi me desmayo, una pájara en toda regla. Como dijo Mini: "por qué crees a ese hombre? No me gusta lo que dice, que no hay snacks saludables, antes decías que era mejor tomar muchos que grandes comidas". Y lo le eché la charla de la ciencia: "ya, ha cambiado esto, pero es lo último que ha demostrado la ciencia que funciona, puede ser desmontado en el futuro".  Exactamente, dijo Mini, pues como en 10 anios será mentira, paso. 

Y como en un sandwich entre esas dos charlas a las que he asistido esta semana, el miércoles di mi primera clase remota por Microsoft Teams. Al principio saludé a los asistentes y los vi en pequenito, pero luego, cuando me puse a usar powerpoint en modo presentación, ya no veía a nadie más que las diapositivas. Ahí estuve una hora, hablando a una pantalla, imaginando que reían las bromas, o que se interesaban ante alguna aseveración medio provocativa. Les dije que me sentía como una actriz de teatro catapultada al cine, pero ni eso, porque en las pelis aún tienes a un equipo reaccionando, pero ahí? Fue una experiencia muy extrania, no me gustó. Como las reuniones de hoy en día, cuando por alguna razón acabo gritando a la pantalla. Por qué no hablo normal? Lo lograré esta noche, que tengo mi primera quedada remota con amigos en distintas franjas horarias?

Di del futuro: esto, lo de arriba, fue real. 




14 mayo 2020

Serial. 14. Estado mental el día después de la noche toledana.

Para el "Anteriormente, en Serial", clique aquí.


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En aquella época (comienzo con tinte batallitas) no teníamos el día libre tras la noche de guardia como ahora (se confirma). Ahora lo suyo sería un párrafo sobre lo duro que trabajábamos antes y lo "copito de nieve" que son las siguientes generaciones, que se quejan por nada. Ay! ese día posterior en la planta sin haber pegado ojo, cogiendo historias, haciendo ingresos, terminando informes de alta, todo!! Lo dicho: me ha salido el párrafo contra el que prevenía al lector. Y el caso es que al día siguiente de aquella noche de ansiedad, tristeza y poesía del Renacimiento en bucle tuve que presentarme en la planta y hacer como que me interesaban las historias de los pacientes que tenía que revisar para la próxima ronda de planta con Cook. 



El último de la tarde fue un ingreso, un hombre de unos 40 anios, viejo conocido del personal, diagnóstico: esquizofrenia paranoide. "Historia de la queja con la que presenta" (así comienza una historia clínica): lo de siempre, se había dejado de tomar la medicación, convencido, como la última vez,  de que "él solo podría" en esta ocasión. Pero, oh destino, al poco tiempo, voilá (así me gustaría a mí poder coger una historia, un guinio a la literatura o por lo menos al juego de palabras), aquí estaba de nuevo: a los neurotransmisores no les importan todas tus buenas intenciones, ni tus opiniones, ni siquiera tus valores, van por libre. Lo mismo que a tus genes, que han codificado precisamente ese desajuste de dopamina & Co. A ellos todo se la suda, a los "genes egoístas" de Dawkins: no tienen principios, son a-morales, y no hay nada que hacer. Salvo paliar, de momento. 



Derek, el enfermero todo voz penetrante, me dijo que lo llamaban "The Gentle Giant" (el gigante bueno), y que me preparase: iba a ser divertido. Como casi no me aguantaban los ojos abiertos, lo debió tomar como sonrisa que asiente. El caso es que cuando entró el Gentle Giant, supe a lo que se refería: era una especie de ser mitológico del bosque, altísimo, caquéxico (cómo nos gusta un palabro), con pantalones de pana un par de tallas sobrantes, camisa raída y un chaleco de estrella del rock en caída libre. Poco pelo, en una melena morena desmadejada, un colgante de diente de algún bicho en una cuerda de cuero, y un montón de anillos. El Gigante Verde, digo el Gentle Giant se sentó frente a mí, con los codos en sus rodillas, las manos juntas, para explicarme porqué era del todo un error tenerlo allí, detenido. 

Porque él sabía que yo estaba de acuerdo, pero era una mandada. Esta información la tenía porque él, él mismo,-senialaba al colgante de diente- había descubierto una máquina que se implantaba en el cerebro y podía leer mentes, de ahí que lo supiera todo, me informaba. Si yo tuviera esa máquina, aseguraba, mi trabajo sería mucho más fácil: podría saber lo que todos piensan, sin esas entrevistas absurdas. En la siguiente media hora me explicó el funcionamiento de la máquina con detenimiento. Una nunca sabe bien qué actitud tomar cuando alguien que ha perdido contacto con la realidad (o sea, está en el cuadro agudo de una psicosis), te intenta hacer partícipe de sus ideas delirantes. Con frecuencia no es el caso, porque una de las características más comunes es la desconfianza, las ideas de referencia, la paranoia: miran hacia los lados o la esquina de la habitación, parecen perplejos, hay algo que no se puede explicar que te deja claro, aunque no compartan estas ideas, que te hace sospechar que en ese momento tiene un desorden formal del pensamiento, y del contenido. Y que oyen voces, alucinaciones auditivas. Pero no era el caso de nuestro amable gigante, que, aunque algo fastidiado por estar allí, lo que quería es, a las buenas, hacerme entender la maravilla que se le había ocurrido, o que alguien le había transmitido, para beneficio de la humanidad. En esos momentos, como digo, una asiente todo el rato a la vez que parpadea, más o menos como se hace cuando llevas varias copas (ya no se dice cubatas no? en esa época, sí, vuestra merced) y tu amiga te está contando algún plan imposible que en ese momento crees que seguro haréis, mientras os queréis muchísimo. En un punto, era tan delicioso escucharle-ahí entendí el carisma del que hablaba el personal-que me metí en su conversación, en tu mundo delirante, y me encontré clarificando conceptos enloquecidos, sobre la mecánica y propósito de la máquina. Cuando le sugerí uno, se quedó plantado, medio indignado y terminó, como si por fin me hubiera caído del guindo:

-"Esa es la belleza de la máquina!"


Eché una carcajada allí mismo, y esa frase pasó a ser, desde entonces, parte de mi paleta linguística. Mis amigos de Banderley también la adoptarían, cuando se la contase unas noches más tarde en la barra de Serotonina, pero también la sigo usando ahora, a miles de kms de allí, y nadie me ha preguntado nunca el origen. Tal vez por eso estoy contándolo aquí. 

A las 5 de la tarde, la hora que decía mi contrato laboral que se bajaba la persiana, literalmente me dormía. Calculé que me habría tomado unos doce tazas de té entre la cantina y la "estación de enfermería", una especie de mostrador donde nunca había nadie, con una puerta detrás que daba a la oficina donde pasaba todo. Allí estaba la tetera y una provisión constante de galletas "Rich Tea" y "Custard Creams", mis favoritas, dos cuadrados con una mala imitación de natillas en medio. Estaba Tracy, una pelirroja encantadora, con fuerte acento escocés: como no entendía la mitad, tal vez por eso la encontraba encantadora, y libraba también Sister Harding, la vida me sonreía. Algún rato pasó por allí Craig, el fisio tremendo: es posible tener ese cuello? Además era bastante simpático y Tracy y él hablaron de clases de yoga y pilates en nosequé gimnasio, y que podía unirme cuando quisiera. 

Dieron las 6 en el reloj de la torre de Banderley-C, tan señorial que siempre me recordaba al Big Ben, y seguía escribiendo notas. Entonces sonó mi bleep: Yolanda, qué hacía todavía en la planta, te espero en Serotonina, una sola, venga. En mi mundo hasta entonces, rechazar una salida por "tener que estudiar" era el patetismo máximo. Aquí, rechazar por no haber dormido era igual de perdedor. Dejó claro que excusas no, y que era una mierda si no pasaba. Y me colgó. 

A las 7 llegaba a casa, con la idea de comerme cuatro tostadas y un Weetabix, e irme a la cama, abrazando mi papel de perdedora (al final, no tenemos ya 16 no?). No hubo suerte: al entrar en el salón cocina de Drummond, ahí estaba Yolanda, animada conversación con Morgana. Que conocía a las de mi tipo, estilo-no-aparecer y que si la montania no iba a Mahoma, etc. Que ya sabía (todo el mundo sabía todo aquí) lo de la muerte de Ethel, lo sentía mucho. Lo mejor era hablarlo, y para eso estaban allí ellas dos, cada una en un sofá, Morgana levantándose a poner la tetera y yo, no por favor, mi cama, pero qué va: la noche no había hecho más que empezar.  

-Sabéis que he leído que, dentro de la profesión médica, los que tenemos más posibilidades de sufrir depresión clínica somos los psiquiatras?-así, a bocajarro empezó Yolanda.  

-Ja ja ja... no me extrania-esta era Morgana, desde el frigorífico-, somos también los de más consumo de alcohol?-mientras se acercaba con unas latas de Guinness. No habíá dicho que iba  a hacer té?

-Gracias-esta era yo, intentando aparecer convincente, y ya decidida a meterme en el papel: todo o nada, hemos venido a jugar.- ?Será porque somos los más empáticos?

-Desde luego, empatía y depresión están relacionadas. Pero no olvidemos que de todas maneras, esto se te pasará pronto Mariona: está demostrado que en todas las especialidades la empatía va disminuyendo a medida que pasan los anios de residencia...

-Vamos, que a la salida de Banderley ya seré una psicópata de esas de las que os disfrazáis en Halloween?-y pegué un trago a la Guinness, que nunca me ha gustado. Las dos se rieron.

-La autocrítica durante tus anios de universidad es también un alto predictor de depresión: eras así Mariona? 

-No sé... lo normal. 

-Como profesionales sabemos perfectamente que muchos de los nuevos residentes que llegan a Banderley tienen muchos boletos para desarrollar una depresión. Por eso nos debemos cuidar entre todos...

Me quedo mirando a Morgana. Qué trata de decirme? Está igual de glamurosa pese a llevar pijama y una sudadera. 

-Te acuerdas del estudio clásico de Holmes y Rahe, que decía que si agrupabas ciertos factores en la misma época de la vida, esto te daría con alta probabilidad un episodio de depresión? A ver, había un listado con más de cuarenta! Y aquí cumples varios: 1. cambiar de trabajo, 2. de país, 3. casarse -ja ja ja, esto no nos pasa aquí.... recuerdo que uno era "Navidades!!!" -Y más risas.

-Una vez que estás trabajando, yo creo que lo que más nos afecta es la falta de sueño a los médicos...

-Totalmente, el agotamiento es lo peor. 

Ahí estaba yo, escuchando todo esto mientras se cerraban mis párpados. 

-Y un buen equipo. Caer con Cook no es precisamente un buen comienzo-esta es Morgana. Tienes buena relación con tu familia, Mariona?

-Ermm... sí

-Te lo preguntaré más claro: tú de que huyes? Todos nosotros huimos de algo, pero los que venís de tan lejos, mucho más. 

-Me vas a salir Freudiana ahora, Morgana?-ahí estuve rápida. 

-Bueno, vamos a dejarlo... Mariona, que estamos aquí para lo que quieras-la conciliadora Yolanda. 

-Gracias.-Pero algo extranio sobrevolaba la habitación: una nube negra, una densidad en el aire que respirábamos, un mal rollo, vamos. 

-Hey, Mariona-como quien intenta distraer a un ninio dando una palmada al otro lado de su atención- qué te contó Isabel? Seguro que os caísteis genial!

-Ah sí, muy maja... hablamos mucho de libros y hemos quedado en ir a Whitby a hacer uno de los paseos de Drácula... conocí a la que los lleva...

-Cuando hagas la primera guardia en el hospital general allá abajo, te quedarán pocas ganas de paseos.

-Yo creo que Drácula va a urgencias por lo menos tres veces por semana. Yo siempre me lo encuentro-Ambas se ríen, y Morgana ya está camino de otras latas. A mí aún me falta bastante, pero le pego un empujón. 

-Isabel lo sabe todo de vampiros y de Stoker. Bueno, y del mal... como buena habitante de Banderley- Yolanda abre la nueva lata.

-Te contó que está haciendo la tesis- Morgana se pone el pelo en un monio que atraviesa con un lápiz- sobre posesiones demoníacas? (niego) Buf, pues a nosotras no nos dejaba en paz, sobre todo cuando bajó a Londres aquella semana. 

Parece ser que Isabel aprovechó una semana entera de sus vacaciones para, en lugar de irse a una playa o a visitar a sus padres, acampar en un hotelucho de la ciudad (y decir hotelucho en Londres es mucho decir, lo suyo debe ser pasión por el tema) y pasarse los días en el archivo del Real Colegio de Psiquiatras donde hay todavía tesis doctorales de médicos de toda Europa del Siglo XVIII, en latín, sobre el tema de la "demonomanía". Se leyó una de un tal Martinus Martini, originario nada menos que de Transilvania, titulada "Dissertatio inauguralis practco-medica de Daemonomania et variis ejus speciebus", de 1782. Decía Martini que el demonomamiaco se diferencia de un psicótico clásico en que su idea delirante es únicamente sobre lo diabólico y sobrenatural. Pero había muchas más tesis, y la pobre Isabel ahí con su diccionario y vagas nociones de latín empapándose de lo que intentaba ser ciencia hacia dos siglos. Porque la psiquiatría siempre quiso alinearse, aunque parezca increíble, con lo biológico y la evidencia. 

También metió muchas horas en la Biblioteca de Londres, quizás, como buena mitómana, en el mismo sillón Chester en el que se sentaba Bram. El autor no solo se documentó allí, sino que dejó su impronta, algo que siempre hay que hacer con los libros propios, pero jamás en los prestados. Pues bien, Bram hizo cruces, subrayó párrafos, dobló esquinas de páginas para indicar a alguien que copiara secciones completas. Quedan aún 25 de los libros originales con los que se documentó, que estuvieron en sus manos. Yolanda y Morgana ponderaron un buen rato sobre los rituales de adoración de Isabel con esos ejemplares. 

-Vaya, qué interesante... A ver si veo a Isabel pronto y que me lo cuente.

Entonces me di cuenta de la cantidad de latas que había en la mesa, de lo alto que estábamos hablando, y de que ya mis defensas sociales habían caído al mínimo: me iba a dormir.

-Vale, venga, descansa...-esta era Yolanda, poniéndose de repente seria-. Y sobre todo, cuéntanoslo todo Mariona, prométeme que estarás bien.

Se levantó a darme un abrazo, que yo pensé en ese momento en el típico abrazo de exaltación de la amistas tras unas birras, pero enseguida me di cuenta de que era diferente, era un abrazo extranio, y triste, y sentido. 

Cuando salí de la habitación, algo azorada, una especie de intuición me hizo pararme tras la puerta. Morgana, con una voz con vocación de susurro pero que salió como increpación y reproche, le espetó a Yolanda:

-De qué vas? A punto has estado un par de veces de contárselo todo!! Qué quieres, que lo sepa?


"Intentemos centrarnos en los divagues que sí reciben comentarios"

13 mayo 2020

Fuera de Serial


"Ya vale...este es el momento de terminar tu novela"

Repaso de esta cosa por entregas, 
para los que nos declaramos incapaces de seguir el hilo

Capítulo 1-Viaje en bus nocturno de la prota (Mariona Calleja) de Londinium (donde ha llegado desde la península) a Whitby. Allí ha de esperar un tiempo a que salga un bus local a Danby. Localización temporal: estamos en Diwali (segunda quincena de Octubre). 

Capítulo 2- Haciendo tiempo en Whitby, Mariona sube a la Abadía, hoy en ruinas. Allí conoce a una gótica llamada Lucy fascinada con Drácula, y a su perro. Lucy, morbosa de lo oscuro, se impresiona con que Mariona vaya a vivir a Banderley, un hospital psiquiátrico en medio de la nada. Banderley es una "institución total", un campus donde conviven pacientes y personal. 

Capítulo 3- Mariona llega a Danby, el pueblo más cercano a Banderley, y espera en un pub, donde un ser misterioso (Faggin, con Inverness Coat) la va a  buscar. Por la noche llega a Banderley, que es un edificio victoriano como de película de terror. Allí la espera la temible enfermera jefa Sister Harding.

Capítulo 4- Mariona se despierta en su habitación y este capítulo es descriptivo: el edificio donde vive, uno más de los pequeños edificios de dos plantas que hay esparcidos en medio de  praderas enormes, que comparte con otros residentes. Este es un día laborable, así que está sola, se da un baño, pasa un rato en la cocina/sala comunitaria del edificio. Entra Sandip, un compañero indio con pocas habilidades sociales. 

Capítulo 5- Mariona va a Banderley-Central (Banderley-C), que es el edificio principal por el que entró la primera noche. Allí conoce a Yolanda, residente de psiquiatría forense, irlandesa, y muy vital. También conoce otros sitios de Bancerley-C como la tienda del pakistaní (Jafar), donde se compra un tubo de medio kilo de helado Haagen Daz.

Capítulo 6- Cuando vuelve a casa con el helado, otros residentes le han organizado una fiesta de bienvenida sorpresa. Entran más personajes que conoce por la noche. Este capítulo ocurre a la mañana siguiente cuando recuerda vagamente lo que pasó por la noche.  Mariona va a la maravillosa biblioteca en Banderley-C. Concepto psiquiátrico: Jaspers sobre diagnóstico.

Fuera de Serial: Aquí hago el primer "divague" Fuera de Serial, porque ha habido un vacío de meses, y tengo que refrescar mi memoria, y la de los divagantes. Así que me salgo y cuento lo que ha pasado antes, aunque no tan sistemáticamente como hoy. 

Capítulo 7- Primer día de trabajo. Va a su planta (Kraepelin), donde vuelve a estar la Sister Harding que le da miedo otra vez, y conoce a otros miembros del equipo. Entra Craig un fisio buenorro. Luego va a la oficina del psiquiatra jefe, Dr Cook, que es un matón que está reunido con sus juniors. 

Capítulo 8- Mariona queda con Yolanda en Serotonina, el bar que regentan los psiquiatras residentes que está en lo que fue una caballeriza. En este capítulo le cuenta la humillación con Cook, que la somete a un interrogatorio teórico que Mariona pasa bien. Aún así la manda a casa porque dice que ha llegado tarde. Y por llevar falda. Conceptos psiquiátricos: Neurotransmisores en esquizofrenia. Traducción de "delusion". El "ate". 

Capítulo 9- Mariona se levanta pronto, le cuesta decidir la ropa y en la cocina coincide con Morgana, que lleva gran perfume y ropa estilosa. Le dice que le tiene que presentar a Isabel Archer (de la Casa Edimburgo), que quiere es ser escritora y usa este trabajo para conocer al género humano.


Capítulo 10- Mariona entrevista a Violet Rubi (BAD). Luego queda para comer en la cantina con Isabel Archer, con la que hacen migas literarias. Hablan de las Bronte, de ir a visitar su casa en Harworth. También de hacer el paseo de Drácula en Whitby con Lucy. Mariona propone un club de lectura y a Archer le incomoda, pero acepta. Se acerca Halloween. 


Capítulo 11- Mariona aún no tiene que hacer exámenes, así que tras el trabajo, visita la piscina.  En la sala de ordenadores, Mariona imprime carteles para Club de Lectura. Correo interno. Los cuelga. Coge algo de cenar en cantina (y habla de las cenas en las casas). En casa Morgana le presenta a Duncan (forense), y le hablan de Halloween, disfraces de psicópatas y Thomas de Quincey. Hare, psicópatas (definición, no ansiedad, imágenes neutras). Mariona tiene miedo, y se va a dormir febril. 


Capítulo 12-Halloween. Fiebre. Amnesia.

Fiesta de Halloween, Mariona va de vampira. Mark va de Ted Bundy y Mariona considera la fascinación del personal por los asesinos en serie.  Aburrimiento: veranos de la infancia y aquí, "salen malas cosas del aburrimiento". Fuegos artificiales. Morgana le presenta a Suchandra (mal rollo). Mariona habla con Will de Bukovski, John Fante y Raymond Carver. Acuerdan co-escribir tesis sobre Cortázar.  Fiebre y por un pasillo o túnel con Will, hasta puerta con voces. Por la maniana: Morgana le asegura que estaba delirando, y que no fue a ningún sitio con Will. Duerme todo el día. Por la tarde, antes de su primera guardia, Will niega haber leído a Cortázar. Han quitado todos los carteles. 

Fuera de Serial: Han pasado varios meses, así que aquí hay una carta de navegación hasta para mí. O nos perdemos. Creo que lo voy a poner antes de cada nuevo capítulo, aunque me aseguro que no voy a tardar más ya meses (véase vinieta).

Capítulo 13- Primera noche de guardia. Eros y Tánatos. 
Mariona está leyendo "Drácula", y habla de la edición de su libro y de Drácula en el cine. Este clásico del terror no es lo más adecuado para la primera noche de guardia. A las 5 pm va al cuarto comunal de Banderley-C, allí conoce a Michael, el holandés. Aunque se pensaba quedar toda la noche allí, como no llama nadie, animada por Yolanda decide volverse a dormir a su casa. A las 3 am suena el bleep y la llaman para ir a certificar la muerte de Ethel. Va recitando "Noche oscura del alma", que le trae a la cabeza el Eros & Tánatos freudiano.