23 abril 2023

"Montevideo" de Vila-Matas es un rollazo. No te dejes engañar por este divague

 Cuando termino "Montevideo", la última novela de Enrique Vila-Matas paso por la cocina y le advierto a mi compa de piso, el Peda (que está como siempre filtrando kefir): "Escriba lo que escriba en mi divague, no te dejes engañar: "Montevideo" es un rollazo". 

Y vaya esta introducción como "aviso para divagantes" porque me conozco: tengo tres páginas de anotaciones en la parte posterior del libro, tengo recuerdos bonitos de "Bartleby & Compañía" y aún mejores de "Dublinesca" y el divague a dos manos que nos marcamos con NáN, tengo tremenda debilidad por los escritores que abusan de la metaliteratura y por los que meten citas. Así que "Montevideo" debe ser una "obra maestra de la que me molesta profundamente todo" (como dice el prota de la novela de una peli que ve) y sospecho que voy a acabar reconciliándome con ella cuando termine de escribir este divague  -y no será la primera vez que algo así me ocurre. Pero quiero mantener viva la llama de lo cabreada que lo terminé sin caer en el "no eres tú, Enrique, shoy shó" (aunque quién sabe, tal vez todo el jaleo de viaje estas pasadas vacaciones no ayudó a que cada vez que me sentaba me preguntara, de qué (hostias) puerta me habla).

La puerta no es otra que la de la habitación 205 del hotel Cervantes en Montevideo, del maravilloso relato del maravilloso Julio Cortázar "La puerta condenada" (Final del juego", 1956). En serio, Julio, pero cómo se puede empezar un relato tan bien:

"A Petrone le gustó el hotel Cervantes por razones que hubieran desagradado a otros".

Atención a la puerta del Hotel Cervantes
a la derecha (lo grande era un cine):
 parece como uno al que iría yo.
El prota de "Montevideo" viaja a la homónina con vistas a alojarse en la habitación de ese hotel -ahora llamado Esplendor (suena un poco a "El resplandor", admitámoslo)- donde transcurre el relato. Quiere desvelar el misterio y al final del libro dice "Cuando alguien pasa unos meses escribiendo alrededor de un espacio con misterio, éste se va volviendo obsesivo para él y puede acabar pasando que le choque enormemente que alguien más pueda hablar de ese espacio que él tiene alojado tan en su mente". Pero vamos a ver, dirán, si esta cita para mí ya grita "Banderley", si es una novela que gira en torno a un relato del Gran Cronopio y además aparece ya al principio una alusión lateral a Moby-Dick (y muchas al famoso "preferiría no hacerlo" bartlebiano, que en el fondo es la manera del autor de decir que está harto de que le relacionen siempre con su libro "Bartleby & Cía"), ¿cómo tengo el valor de haberme aburrido con Montevideo? ¿Seré yo la que he leído o bien he pasado por una puerta condenada que me lleva de la realidad a la ficción (de eso va la de Cortázar) y la que ha leído no soy yo, o lo que he leído es otra cosa? 

Así han dejado la 205 tras la remodelación:
alguien ha visto
una habitación con menos alma?



Vale, si no se entiende nada o se considera que tiene un tortazo mi última frase, preparénse para "Montevideo", porque tiene mucho de eso. Va de cruzar una puerta que te lleva al mundo de la ficción que existe en el mundo real. Va de "la cocina del libro, todo aquello que no se encuentra en él, pero que está detrás de él"Es, como en todo libro de Vila-Matas, uno donde la trama no importa o no existe: es un ejercicio de estilo -qué es un autor sino las transformaciones de su estilo- porque como dice Rodrigo Fresán (tengo su "Melville" precisamente pendiente, pero aquí cita a "La parte inventada", donde explora los mecanismo de la mente del escritor contemporáneo): "en los libros revolucionarios, ya sea el Ulises, Moby-Dick, el Tristam Shandy, el Quijote, la trama la puedes resumir en tres líneras". La trama es una percha donde colgar los Temas, que es lo que interesa. Bueno, ni eso, al prota lo que le interesa es únicamente el lenguaje: habla del fondo del pensamiento de una escritora amiga, "que se podía reducir a ciertas trivialidades, inevitables para cualquier persona inteligente, pero trivialidades a fin de cuentas: la maldad humana, la muerte como escándalo, la vida sn sentido cuando el suicidio sí lo tiene, la inestabilidad, la creatividad, el desatino que nos golpearán siempre..." 

John Banville -otra laguna, anoto- también es otro estilista genial, "más comprometido con el lenguaje y sus ritmos que con la trama, los personajes, o el ritmo de la historia".  Y, ah, Válery: "Los demás hacen libros. Yo hago mi mente". Recuerdo que NáN decía que se leía el final del libro antes de empezarlo para quitarse la ansiedad de la trama, y así poderlo disfrutar. Eso sí, esto no es popular, a la gente le gusta una buena trama, y luego te la cuentan (como si "explicar un libro fuera explicar la historia que puede leerse en él"), y el prota habla de llevar "el pesado fardo de estar en contra de las tramas de las novelas". Yo no estoy fanáticamenre en contra, pero lo que no estoy dispuesta es a leer una buena trama si no hay cuidado del lenguaje. Para ello, me la leo en wikipedia. Si una novela tiene trama y lenguaje, qué decir: éxtasis, pero digamos NO al concepto de "libro entretenido". 

"Vila-Matas, con bloqueo del escritor
escribe historia sobre escritor
con bloqueo del escritor"
Pero no nos adelantemos (a qué?): al principio es, cómo no, París, la que a nuestro héroe le provoca un bloqueo del escritor [nota narcisobloguera: pocas veces me ha pasado (más bien lo contrario, sufridos divagantes), pero me ha pasado].  Pero a él le pasa a lo grande porque en esa época en París "era muy raro no escribir", aunque hicieran esa "prosa tan experimental que se pierde el contenido". Al pobre le pasa aquello de "querer abandonar su obra antes de que exista". ¿Se puede ser escritora sin haber escrito? Parece que sí y el "en París renuncié a escribir", es ya literatura. Ese dejar de escribir (que también la pasó a Rimbaud) lo describe como "una pulsión negativa, una atracción a la nada". Y se acaba escribiendo sobre "aquello que te impide escribir". Claro que la inteligencia "sirve para escapar de aquello que nos tiene atrapados" y "reír es tener una inteligencia que sabe divertirse".

El libro tiene muchas referencias, sobre todo al principio, referencias raras (tal vez ustedes conozcan a Miklos Szentkuthy o a Néstor Sánchez) que anoto, o algunas conocidas que penden sobre mí como una espada de (lugar común) Damocles como el "Tristam Shandy" de Laurence Sterne, o me ha recordado una recomendación de NáN ("Dama de Porto Pim" de Antonio Tabucchi) porque también por eso leo a Vila-Matas. 

O por la personalidad medio gruñona, medio humorística de sus personajes principales: me gustan los que se ríen de ellos mismos, los perdedores, vamos, como a todo el mundo: "...con la felicidad es mejor no confiarse, lo más sabio es dejar que sea efímera y no querer abrazarla tanto. De modo que rebajo yo mismo el ímpetu de mi alegría y me dedico a imaginar que voy lentamente ensombreciendo mi rostro, mientras aligero aún más mis pasos". Él mismo reconoce "la imposibilidad de describir en el papel la intensidad sin límites de una alegría personal". Y cita a Ferlosio en su discurso del Cervantes: "El argumento se quedó parado y sobrevino la felicidad". 

El pobre Vila-Matas debe estar aburrido de aquella pregunta de si es "autobiográfico" lo que escribe (yo misma estoy preguntándome mientras divago si he de poner su molesto apellido compuesto o "el prota" cada dos líneas). Como dice en una entrevista en El País, ahora se está usando el concepto "autoficción" para denigrar, pero al igual que en todo género, hay de eso buena y mala. Sobre los debates de la narración en primera persona, dice que la "autoficción no existe porque todo es auto-ficcional (ya que lo que se escribe siempre viene de uno mismo), la no ficción tampoco, porque cualquier versión narrativa de una historia real es siempre una forma de ficción, ya que desde el instante en que se ordena el mundo con palaras se modifica la naturaleza del mundo". Esto diría que hay que leerlo de rodillas si no fuera porque lo he leído y tal vez escrito mil veces. Tal vez a él, ya no sé. Esta maniana, por ejemplo, me he pegado un morrazo con la bici y si lo contara, ya sería ficción: dejémoslo así, porque creo que maniana dolerá aún más que hoy y no podré soportarlo. 

"El secreto de aburrir es contarlo todo", parece que decía Voltaire, y eso le hace al autor estar en contra del narrador decimonónico, ese "sabelotodo onmipresente" (claro que hay excepciones, y adivinen cual es el ejemplo del autor- jaja, HM, claro: es un pesado, entre nosotros nos reconocemos). Yo creo que soy de las que lo cuento todo y más, y me quedan divagues inconsiderados de cuatro mil palabras, pero es que eso de "se lo diremos después de la publicidad", no. Y además, para ser verdaderamente contemporáneos hay que ser "intempensivos y ligeramente inactuales": qué más da la moda del momento., lo importante es crear un libro que tenga "vida propia, lo que continúan novelándose solos, como los soldados decapitados que continúan avanzando". Esto es una versión de lo que decía Palahniuk, que un libro necesita de un grupo de adeptos que elevan su lectura, la experiencia de su lectura, a culto (este es el camino que definitivamente lleva Serial, por una participante no-en-nómina en el culto, pero por algo se empieza). 

Hay algo con lo que establezco un paralelismo con esto tan anticuado de los blogs: dice el protagonista de una escritora amiga que "no hace ni la más mínima concesión a los lectores no activos".  Unas páginas más adelante ha hablado de la "muerte del lector": hay que escribir para un solo lector: tú misma. Si luego se engancha uno o dos, la fiesta es extrema, porque no has buscado gustar, no les has dado una papilla machacada, pasada por el turmix, para una mejor digestión. Leer es curro y cuando no lo es, es otra cosa. El otro día hablaba con un amigo sobre cómo hoy con internet leyendo te puedes perder en mil ramas de la hidra, buscando referencias en cada página (y eso, leyendo en papel!). Para mí no cambia la experiencia; más bien la amplía y es maravilloso poder en ese momento localizar ese mar, ese autor, ese edificio: es divagar leyendo (la enrojo porque se me acaba de ocurrir y presiento que volveré a ella). En concreto aquí me pasó con el único edificio que recuerdo de Montevideo, al que viajamos con nuestro amigo Wolf, y que a él le gustó tanto como a mí -como salido de "Blade Runner", dijimos y jugamos al billar en una sala infecta a este efecto en los bajos con gente dudosa. Se llama el "Palacio Salvo" y está en la Plaza de la Independencia. 

He comentado que tengo nuevos geranios?
Viva Orwell
De por qué se escribe hay artículos por ahí, e incluso libros (algún día debería releer el de Orwell y hacer un divague pesado, como somos Vila-Matas y yo). Como es una debilidad personal, también he de copiar(me) esta cita: "se escribe para ser recordado, para vencer dentro de uno mismo la amnesia, el agujero gris del tiempo, para confiarse a la página como a las vendas y los bálsamos se confía la momia de un faraón". Luego el prota se ríe del personaje que dice esto, particularmente "no se aguantaba por ningún lado lo del agujero gris del tiempo" - este autosarcasmo me gusta, o el de que pasar un tiempo en el infierno ("ese lugar que da vueltas y más vueltas  y tiene forma circular, siendo su naturaleza próxima a lo insoportable") para un escritor como el prota es "tener que oír, sin parar lo más excelso de tu literatura".

Una página al azar de mi "why I write"

Aparte de las referencias y la metaliteratura, también amo a este autor por sus citas (propias o de terceros). Hemos llegado a este punto en el divague en el que me quedan algunas sueltas y aquí van, sin mucha explicación:

"El mundo está lleno de perseguidores de la totalidad, algunos de una valía y valor incalculables, como Herman Melville, que es en quien pienso cuando me paseo por el mundo de los rastreadores del Todo (...). En Moby-Dick trazó una inmensa metáfora de la inmensidad, de la inmensidad de nuestra oscuridad". (ni ni ni)

"Lo más importante ya no es morir por las ideas, los estilos, las teorías, sino más bien retroceder un paso y tomar distancia de lo que nos sucede". (...) "La parcialidad fría es la de los que vivían las cosas que les pasaban siempre distanciándose de ellas para así poder pensar en cómo las narrarían si decidieran narrarlas" (no deja de ser otro síntoma de los anios esto del "tomar distancia" vs. "morir por algo". Aún nos deberían quedar cuatro básicos para que el EEG no esté completamente plano, pero en el resto, sí, distanciémonos así poco a poco, pasito a pasito, y veamos el mundo desde lejos, pongamos Lefkás, Skópelos, Léros)
"Una casualidad no es una coincidencia" (y esto me recuerda al gran Sábato diciendo aquello de "las casualidades no existen")
"Ese momento en el que uno despierta y siente conmoción y estupor porque está a medio camino entre no ser todavía del todo la persona que es y la sospecha de que está ante la oportunidad de ser otro individuo" (qué bonito, esto lo he puesto solo por eso y porque resume esa difícil dicotomía de lenguaje-contenido).
"Lo que me interesan son los errores, fruto de la pasión, los errores que se comenten arriesgando. Qué horror, santo cielo, el afán de no equivocarse!". Esta frase de George Steiner me ha gustado tanto que pasa a mi altarcito de frases cabecera del blog.
Otra oportunidad para mis geranios,
este anio tricolores
(regalo de mis progenitores,
que están por la isla)

Total que tal vez fuera una "self-fullfilling prophecy" (una profecía que se auto-cumple), pero yo ya lo avisé: me he acabado reconciliando con "Montevideo".  Demasiados tótems míos, demasiadas referencias, demasiado mirarse el ombligo escritor... incluso en una entrevista dice que es "encontrar la habitación propia de escritora de Virgina Woolf" o que "a un buen tío, no te lo puedes creer". Divagante: no soy una buena tía, estás avisad@. 

19 abril 2023

Semana de Pasión con Roc (de monas, profes de natación y masajistas, zombies y césped artifical)

 "Cada vez que algo le pasa a Jesús, yo engordo tres kilos", dijo alguien, y me quedo con la impresión de que se están reciclando los memes de gatos-gordos-post-navideños para la Semana Santa. Pero yo no he tenido excesos gastronómicos aparte de los que ya vienen de serie con una visita a la península: ni he comido torrijas (no han hecho, tampoco son mi dulce de elección), ni pestiños (esto sí, pero en mi casa nunca han hecho), solo un poco de mona que le había regalado mi madre a Roc. Ah, sí, que esta es la entrega bimensual dedicada al (neuro)desarrollo del sobrinísimo, por si alguien iba despistado: el final de la Semana-de-Pasión y el resto de la siguiente la pasamos por la península y aquí se lo contamos. 

La mona

Así recuerdo yo la mona mítica de aquel anio:
Gracias Yaya!
Como todo el mundo sabe, la mona la regalan los padrinos a los ahijados, y yo me he auto-erigido en padrina (qué más da estar bautizado) de Roc. Pero qué dolor estas responsabilidades de mentora espiritual a la par que los principios básicos de la Diosa-de-la-glucosa, con sus picos de glucosa, inflamaciones varias y problemas asociados (de esto no estoy hablando en el blog, den gracias, pero a mis "fans" del 2.0. los tengo fritos -pasa, Mini). Total que no compré la mona a Roc no por el precio (atención, vi una en la pastelería aquella de la calle mayor de Sarriá por el módico 195 euros), sino porque como digo mi madre, que había pasado por ahí, ya dejó una. 

No la de la imagen, que la he sacado de internet, y que se parece mucho a una mía del pasado. Fashion y yo recordamos todas las que diligentemente nos regalaba la Yaya cada anio. "En aquella época" en Vetusta la mona de Pascua no estaba tan extendida, creo. En los pueblos hacían una especie de torta con un huevo duro en el centro. La que más recuerdo es una espectacular casita de chocolate (más bien chalet suizo), con su jardín con flores de colores, valla donde saludaban los pollitos, en fin, a todo plan. Igual la está corrigiendo y aumentando mi memoria, pero esa casita siempre la recordaré, y al no haber fotos, esto es mucho más salvaje. Luego daba pena comérsela, aunque para eso teníámos a "Elenita, la máquina de comer caramelos", como la llamaba la Yaya. Elenita era una vecina que se pasaba a jugar y que ha pasado a la historia por esta habilidad. Además, "La casita de chocolate" (así titulaba la Yaya a "Hansel y Gretel"), era el cuento favorito de Fashion en su infancia, y se lo hacía contar una y otra vez. Cuento terrorífico, como todos, pero no entremos en eso, que divago. 

Roc, correcaminos (desarrollo motor)
Pues bien, los Pedalista aterrizamos en la Condal sin un maldito huevo de chocolate el día antes de que Roc cumpliese los once meses, y ya hace unos días que corre por ahí. Eso sí, no hubo mona pero sí que compré tarta de manzana de Turris para celebrarlo, con vela, globos  y todo (qué será su primer anio!). El divagante ya habrá inferido que es monísimo también cuando camina, yo le llamo Fronkonstín, porque va así con sus manitas hacia adelante como el monstruo. Le quitamos las piernas del pijama, que se le atan detrás de la cintura, y así no se resbala. Se va por el pasillo, y te suelta la mano. Ya sube el escalón que va a la terraza. 

Desarrollo social
Los Jekes se han comprado un reloj de pared de esos modernos que han puesto en todo lo alto y a Roc le encanta: lo seniala todo el rato con sus ruiditos (oi, ei, ah). Todo el mundo dice que Roc se parece mucho a Mini (y alguien le dijo a mi padre que a mí!), y hay tantas cosas que me recuerdan a ella... en concreto esto del reloj es Mini señalando la luna, que le encantaba. "Luna! luna!"

Pixar 1-Disney 0
En bucle con estos munecos
No sabemos si es cosa de la etapa del desarrollo, pero Roc no está interesado en los dibujos de Disney. Solo se los ponen en situaciones de extrema necesidad, tipo un lloro inconsolable enmedio de la Santa Misa, pero solo responde a videos feos de youtube tipo "Babyshark" (no lo enlazo porque los que tenéis la suerte de no conocerla vivís mejor así -yo solo de teclear el nombre ya la tengo pegada... tu-tu-tu-tu-rú, baby shark). 

El otro día bajábamos por la calle donde hay un Decatlón con unos muñequitos promocionales. Llevaba yo a Roc de la mano, caminando y cuando los vio, se puso a señalar, dar sus grititos de interés (ahh, ahhh, ahhh) y me arrastró a saludarlos. Le resto del grupo seguía para adelante. Tras un rato de "amics per sempre", lo logré sacar de ahí, pero a los diez pasos (ahhh ahhh ahhh), vuelta. Otra vez a acercarnos, tocarlos, ahh ahh... y así en bucle un buen rato. Me reí tanto...

Di es expulsada de clase de natación
Dejen que entre esa señora mayor
Roc va a natación entre semana, pero justo esta la han cambiado al sábado. Son, atención, clases de natación en inglés de madre con bebé lideradas por un profe australiano llamado Brad. Vamos, que se unen todos mis intereses especiales: agua, en inglés, australiano llamado Brad. 

Así que Fashion me dejar meterme al agua y ella se queda al otro lado del cristal. Pero, ay destino, como es sábado ni hay Brad ni hay mamis con bebé: hay una simpática argentina y papis-de-finde motivados (las mamis hoy hacen fotos donde Fashion). Tras el primer varapalo (dónde está Brad Pitt?), yo me presento con lo de "soy la tía de América" (en realidad, solo digo que vivo fuera), no vayan a pensar que soy la abuela. 

La profe da instrucciones en una especie de inglés y la seguimos, "attention!, chipi-chipi, under!" y Roc bastante contento, aunque serio, observando el ambiente. Pero en una de las vueltas descubre a su madre al otro lado y ahí empieza la marimorena. Los cinco padres me sonríen comprensivos, son bebés, claro... pero no hay manera: Roc no se calla. Así que Fashion ha de cambiarse a toda prisa y tomar el relevo y yo salir, rabus interpernorum, llamando a Roc "Damien" en mi cabeza. Qué me queda: después de la ducha embadurnarme con crema hidratante del bebé Isdin, que huele muy parecida a aquella maravilllosa Nenuco de aquellos maravillosos anios que ensalzan los nostálgicos pelmazos de mi grupo de whatsapp de la facultad. 

Momentos terraza
Lo que digo: el césped es o no un vergel?
JAL, cuyo nombre viene de Joven Artista Local, para los no-iniciados, ya no es ni joven ni local (en ese barrio, no), pero sigue siendo artista, y su proyecto de la temporada es montar una terraza que ríete del roof terrace de Selfriges. Yo soy muy fan de los terrados (ya lo expliqué aquí), pero en este país no existen, y de las terrazas, pero en mi casa de Londinium solo tengo un balconete enano en el que me pasé la pandemia con un puff, crema solar factor 50 (alguien recuerda el primaverón que hizo cuando la pandemia!?) y muchos libros (anda que no hay fotos de libros en mis geranios). Pero el padre de Roc ha montado una terraza de la leche que incluye césped artificial al que me he abrazado con pasión (no como el papa cuando baja del avión- lo mío, beso con lengua) y unas jardineras de madera de lado a lado (la mitad van a ser "zona de juego sensorial" -arena, agua, whatever- para Roc, me ifnorma). O sea, esto de padres primerizos a
ñosos y hippies es lo que tiene: un tortazo.

Niveles:
Gente que lee/
Gente que escribe/
Jekes
Más tontería
Siguiendo con el jipismo, y aunque de esto ya se ha hablado lo suficiente, no puedo dejar de anotar que los Jekes siguen en su colecho enloquecido con Roc. El niño duerme mal, dicen, pero los padres peor. El cansancio alcanza unos niveles en los que de Jekes van a pasar a Zombies, o lo que es peor, como dice este meme que me encontró el otro día, a parecer "gente que escribe". Yo ya he explicado ad nauseaum la Teoría del Apego, conductismo en vena y todas esas cosas que decimos los desaprensivos y la evidencia científica. Con ejemplos de ayer, hoy y de siempre como "miren qué bien ha salido Mini (ella se ríe, ya pilla el sarcasmo), que a los seis meses ya estaba en su habitación". Pero no hay nada que hacer. 



Y ya termino: spas, columpios, vuelta a la isla
Ha habido mucho más estas vacaciones, playa y gente y cosas, pero además, el Lunes de Gloria Fashion y la que firma estuvimos en La Puta Gloria en el equivalente a los baños romanos Aire de Londinium que ya divagué aquí, y por ello no voy a repetir. Solo anotar que la mayor parte de los guías de negro eran aquí argentinos, y el champán no se me subió como la previa-debo estar desarrollando tolerancia. La piscina de agua helada estaba aquí mucho más fría, y la piscina favorita de Fashion fue el Flotarium. Fashion, que no para de hablar ni debajo del agua (nunca mejor dicho), anotó que las parejas de enamorados huían cuando entrábamos nosotras en una nueva piscina, lo cual nos fue fenomenal. Y por supuesto,  el masajista negro le tocó como siempre a la otra persona (o sea, a Fashion, a mí la mujer enclenque). Pero todo bien.

El resto de las vacaciones se pasaron en Vetusta, mejor dicho, en la terraza de Vetusta, donde no hay césped pero sí columpio (al cuerno Sabina que "no quiere columpio en el jardín"). Yo sí quiero columpio en mi balconete, y un amor nada civilizado: Roc, va por ti!

Volviendo a la isla,
Dios claramente existe
(créditos a Mini:
qué bien ha salido MIni!)


03 abril 2023

Receta antes de escribir: tómese al menos una página de Dorothy Parker (humor negro, ingenio, glamour, cinismo, crítica social) en ayunas

 Qué razón tenía Chuck Palahniuk: hay que empollarse a Dorothy Parker una y otra vez para tratar una de empapaparse de su ingenio y humor. Acabo de terminar "The collected Dorothy Parker" y ya lo sé:  este es uno de los libros que se quedan en la pila de referencia al lado de mi cama y debería, a partir de ahora, antes de ponerme a escribir cualquier crónica como esta, abrir una página suya al azar, y recordar cómo me gustaría escribir a mí. 
Mi idea de un bodegón á la Parker

La propia Dorothy seleccionó algunos de sus relatos y poemas en 1943 en "The portable Dorothy Parker", y este volumen contiene lo mismo además de artículos y crónicas de teatro y libros, y su primera edición fue en 1973, con introducción de Brendan Gill, otro de los escritores del New Yorker. Tiene 600 páginas y hete ahí que me haya costado casi cinco meses leerlo, porque he ido intercalando otras cosas -sobre algunas de las cuales he escrito aquí. 

Lo que todas las críticas dicen es que Dorothy encapsuló lo que era la vida en la jazz age de Nueva York en los locos años 20 y primeros 30.  Había dinero, había energía, desenfreno, y por primera vez, ser mujer de cierta clase social y formación, podía ser divertido. Esta época como sabemos no duró: vino la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial y la gente no estaba para leer estas cosas. Pero Gill explica cómo en los principios de los 70 -cuando escribe él la introducción- se vuelve a disfrutar de esas libertades luego los escritores estaban volviendo a revisar a Parker, lejos de las penurias de los 40 y 50. Pero el mundo es una trituradora y en la introducción de Gill pasa mucho rato pintándonos un cuadro bastante triste de Dorothy como "muerta en vida" en el aspecto de la escritura. 

Dorothy y sus amigos del
Algonquin Round Table


Este contexto histórico es muy importante, porque leyendo especialmente los últimos artículos me he tenido que recordar alguna vez cuándo fueron escritos y pellizcarme. Hay uno que casi me hizo llorar, muy al final "El sitio de Madrid": Parker estuvo en España durante la guerra - escribió esta crónica en 1937. Hace poco Sarah Watling ha publicado "Tomorrow perphaps the future" (otro libro a mi lista) sobre mujeres reporteras y escritoras que fueron a España durante la Guerra Civil y lo contaron -desde Martha Gellhorn hasta la poeta Nancy Cunard, que dijo "Ahora, como nunca antes, estamos obligados a elegir con quien estamos". Cuando a día de hoy aún una se encuentra con "tibios" por la península, me hace mucha gracia compararlo con lo claro que lo tienen los de fuera (se puede escuchar una entrevista a Watling aquí). Así de claro lo tenía también Dorothy ("estuve tan sorprendida como tú, lector, cuando leí sobre España. Incluso yo pude darme cuenta de que había algo raro cuando se usaban moros para defencder la cristiandad"), que describe los bombardeos, la vibración que era Madrid pese a ellos -a la mañana siguiente, las calles llenas, las tiendas abiertas, los niños al cole-, las tasas de analfabetismo en nuestro país antes de la República y el esfuerzo de escolarización a partir de ella, la leche para los bebés organizada por el gobierno para las madres sin dinero, la resistencia de tanta gente por abandonar sus casas y sus cosas. "Están luchando por algo más que sus vidas. Están luchando por la oportunidad de vivirlas, por sus hijos, por la decencia y la paz del futuro", escribe. Lo que más me ha impactado es cuando demuestra perplejidad con el hecho de que "lees sobre ciudades sitiadas en épocas medievales y dices, qué horribles eran las cosas, gracias que no pasan hoy en día", y sin embargo, Madrid llevaba un año sitiada. A mí esto me pone los pelos de punta porque luego vendría el terrible sitio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial y tantas otras guerras, como la que está ocurriendo en Ucrania a cuatro horas de vuelo mientras escribo esto. 

Se llaman daffodils o narcissus
y está Londinium llena en primavera
He empezado por final, en realidad, porque este artículo, junto con tres otros al final, bajo el epígrafe "Uncollected articles" son de lo que más me ha gustado del libro. El primero, sobre "las almas buenas", es una risa al principio, aunque luego al final dé un poco de pena: viene a hablar de esos amigos de mi último divague que son buenas personas, pero que aburren a las moscas. Gente que se ríen alto (y solos) de sus propias bromas (malas), que se sacrifican con pompa por los demás, que siempre mandan tarjetas los días se
ñalados: por algo su epígrafe es "Las almas bondadosas. Sus características, hábitos e innumerables métodos de quitarle la alegría a la vida".

El siguiente es sobre Hemingway en 1929 (o sea, con 30 años), una descripción maravillosa en el que trasnmite perfecta y urgentemente su sentido de aventura, la energía, la pasión, la belleza física (oh, esa foto), su hipersensibilidad con las críticas negativas, su no-interés por la metaliteratura, su "trabajar desde su cabeza", su coraje, su habla-como-escribe, su... escribir desde la cama!!! (eso sí que no lo sabía, yo siempre lo imaginaba en su escritorio en Key West a las seis de la mañana). Y esta frase: qué son los "guts", Mr Hemingway? "Guts is grace under pressure" ("el coraje es elegancia bajo presión" -pero siento que la traducción no le hace justicia).

El último artículo sobre cumplir años, hacerse vieja -ah ese mito, la mujer de mediana edad como objeto de escarnio -aquí otro libro que enlazo más que nada para recordarme que lo quiero leer: "Hags" (un término más para hablar de brujas) de Victoria Smith. De este, solo dos cosas: la referencia a una carta de Benjamine Franklin a un amigo sobre los beneficios de, si no se casa, preferir una amante de cierta edad sobre la joven [Advice to a Young Man on the Choice of a Mistress (1745)]. Y esta frase, que suscribo mucho:  "los años son solo prendas, y o bien las llevas con estilo toda tu vida, o bien vas mal vestida a la tumba".

Sobres sus relatos cortos -que son la mayor parte y están al principio del libro- decir que sentía al leerlos la misma desazón en mí habitual cuando veo a mujeres que su sentido de la vida es esperar a un hombre. Hoy en día pueden ser independientes -como de hecho algunas que describe Parker lo eran, aunque muchas no- pero están esperando atención o lo que sea. Hay uno de los relatos que es puro monólogo interior de una mujer mirando al teléfono, esperando que llame él, desesperada, clingy. Obviamente Parker ha utilizado esta voz para que el lector despierte, al igual que otros en los que el componente social está más que claro. Hay se
ñoras que tratan mal a sus criadas ("ella era un sirviente, y lo sabía"), y hay un relato en particular ("Clothe the naked" ) en el que se describe el predicamento de una criada negra, que es devastador. El hastío de ser mujer a veces ("el corazón muerto que lleva dentro de ella. No siente. Ni siquiera desea. Ha tenido bastante de esperar y quemarse, si es que algún díá esperó y se quemó"). El vacío existencial de los ricos, el odio de clase de los pobres, la hipocresía. El racismo rampante. Señoros que lo quieren todo, la tarta y comerla. Cuidar al padre: hermana pobre, hermana rica, humillaciones diarias. Mujeres recién casadas que no saben cómo hablarle el tío al otro lado de la mesa, parejas muy casadas que no tienen nada de que hablar con el que tienen al otro lado del sofá. Tienes que ser mona, graciosa y estar contenta, o no encajar en el grupo. De cómo se cae en adiccciones, de cómo es vivir anestesiada. Aborto. Lo que pasa por tu cabeza antes de irte a dormir ("The little hours", mucha risa). El narcisismo, los criados como objetos. Infertilidad. 

Esto por resumir los temas. Pero es que además, formalmente tiene cosas bonitas: "her heart turned liquid in her breast", "and when it ends, only those places where you have known sorrow are kindly to you", "there was about him the magic of the transitory", "there are always those who cannot distinguish glitter from glamour". Sus comienzos de relato o artículo son también gloriosos, todas sabemos que en la energía de la primera frase te has jugado casi todo. Ahí va el de "Not even funny" (el título también genial): "When one had put sex carefully away on the highest cupboard shelf, in a box marked "Winter hats, 1916"..."Y luego, insertadas en el texto, millones de "wisecracks", o sea, estas salidas ingeniosas tan wildeanas («If, with the literate, I am Impelled to try an epigram, I never seek to take the credit; We all assume that Oscar said it») que hacen que existan libros solo de frases célebres (quotes) suyas. Me puede esta: "Tell him I was too fucking busy -or vice versa." Dicen que le dijo a su gran amiga comunista Lillian Helmann que quería que en su tumba pusiera "Si puede leer esto, es que está demasiado cerca". Al final pusieron unos versos de uno de sus poemas -una selección de los cuales ocupan parte del libro.

Al final están sus críticas de teatro y de libros. Cuando empecé no pensaba leerme esta parte hasta la última coma: sí, me leería su crítica de "La importancia de llamarse Ernesto" (en realidad, "Un marido ideal") y de "Lolita" y "Breakfast at Tiffany's" y ya está, no iba a leer reseñas de obras que se representaban en Manhattan hace cien años y autores de los que no he oído jamás (a juzgar la acidez de sus críticas, se entendie por qué no han pasado a la posteridad). 
[Nota: tiene un artículo del New Yorker del 29.10.27 en el que habla del libro de relatos "Men without women" de Hemingway, donde está "The killers" que ella considera como uno de "los cuatro mejores relatos americanos". Los otros son: "Blue murder" de Wilbur Daniel Steele, "I'm a fool" de Sherwood Anderson y "Some like them cold" de Ring Lardner. Los mejores libros nos sirven de trampolín para otros, pues eso, de nada]. 
Decía que pese a mis intenciones de ir saltándome crónicas, no he podido evitar leerme el libro de principio a fin: cuando alguien escribe con esa gracia, da igual lo que te cuente, podrías seguir adelante aunque hable del cormorán moñudo.  Porque lo más importante es que muchas, la mayoría de las  veces le cuesta  llegar al libro o a la obra en cuestión, y se va por otros derroteros (divaga!). Y esos trozos, en los que puede hablar desde sus problemas con idiomas extranjeros ("But I dont give up; I forget why not") hasta los señoros que van al gimnasio, de inmediato te interesa. En uno dice, cuando ya por fin entra en harina: "... and it took me all these words to do it". Esto, por lo que sea, me quiere sonar...

Dorothy Parker, yo te saludo, divaganta de honor.