Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido (A Ernaux) La vida real no está a la altura de escribir sobre ella (J Eugenides) Lo que me interesan son los errores, fruto de la pasión, los errores que se cometen arriesgando (G Steiner) En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos (M Benedetti) Escribir es persuadir a un extraño de que se quede (R Cusk) El camino del exceso conduce a la sabiduría (W Blake)
30 enero 2011
Los hombres chúpame-la-punta
29 enero 2011
El arte de la compra venta III: La transacción
28 enero 2011
10 pistas para identificar a una feminista, aunque vaya disfrazada
1. Las feministas no llevamos joyas
A tenor de la cita célebre esgrimida por el incansable ESPAI: "Hasta que no desaparezcan las joyerías habría que mantener un poco en cuestión todo eso del feminismo". Iñaki Uriarte (Diarios 1999-2003)
Todas las feministas renegamos de cualquier tipo de ornamento cuyo objeto sea atraer (sexualmente) al género masculino y (envidiosamente) al femenino. Particular desdén sobre las perlitas.
2. A las feministas no nos abandona el desodorante
Lo ornamental se extiende a perfume, desodorante, cremas varias. Por quién nos habéis tomado, por florecitas esperando al abejorro?
3. Las feministas somos feas
Es evidente. Una se hace feminista no porque quiera luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, sino porque no tiene un pase.
4. A las feministas no nos gusta el sexo
Viene a ser como la zorra y las uvas. Como nadie te dice ahí te pudras, pues mejor resignarte a comer chocolate, conocido afrodisíaco, frente a la tele. Mientras tanto, las rubias (que son las que tienen toda la diversión según Marilyn) que se tiran hasta las piedras son calificadas por el resto de la sociedad como, oh casualidad, "zorras". You can't win.
5. Las feministas somos todas gordas
Como se deduce del punto 4, tanto chocolate sin ejercicio tiene nefastas consecuencias.
6. Las feministas llevamos jerseys grandes, tipo los 80s
Siguiendo con el punto 5, es que no es cuestión de ir marcando molla. También se aplica si hay alguna flaca, porque entonces entra en vigor el punto 1. Entallado: lejos de mí! (ajos, cruz)
7. Las feministas no nos depilamos
No me vengan con lo de "la higiene" que se me escapa una hostia hacia todas esas axilas masculinas tan higiénicas. Y a propósito de esto...
8. Las feministas estamos cabreadas
Esto es falso, ENTIENDESSSSSSS? FALSO!!!! (por qué vamos a estarlo? cuales serían los hipotéticos motivos?).
9. Las feministas la montamos si un tío nos abre una puerta
Bueno, de entrada esto ya es, ABABOL, un hecho improbable, te refiero a los puntos 1 al 8. Pero en el hipotético caso de que un tipo OSE a abrirnos una puerta, te refiero al punto 8 y montamos un comité de urgencia en nuestro tiempo libre porque no tenemos nada mejor en que emplearlo que en estos asuntos de vital importancia para igualar, por ejemplo, derechos laborales.
10. Las feministas quemamos sujetadores
Cada año, en nuestro aquelarre feminista local, las que están un poco mejor dotadas y han sucumbido al embrujo de La Senza o Calvin Klein han de ofrecer el objeto opresor al hermano fuego para obtener la clemencia del grupo. Si a alguna "se le ha ido la mano" y va de raso, puntillas o similar, la quemamos a ella.
“Una mujer liberada es la que tiene sexo antes del matrimonio y un trabajo después"–Gloria Steinem
27 enero 2011
El arte de la compraventa II: Los contactos
Terminamos haciendo hincapié en la utilidad de los contactos. Algunos lectores confundían contactos con enchufes. Pero no va por ahí la cosa. Diva habla de contactos refiriéndose a aquellas personas que le aportan algo de luz en su labor de Diva-quera que tan acertadamente apuntaba mi encontrado NáN.
26 enero 2011
Petardas del mundo, con acritud
- El otro día, en lo que creían micrófono cerrado, dos por lo visto conocidos comentaristas deportivos británicos, hacen comentarios despectivos sobre la jueza de línea (sí, jueza) tipo “las mujeres no saben lo que es el fuera de juego”. A ver, yo, ni repajolera, pero no por mujer, sino por persona a la que ver a 22 tíos en pantalones cortos tras un balón en principio no le inspira nada bueno. Pero digo yo que la que se ponga a eso seriamente (perdonen la cursiva), lo sabrá.
- Otros días mas allá, un estudio en España afirma que las mujeres empresarias están divorciadas/separadas en un 70%, y que los hombres llevan muy mal eso de tener un sueldo inferior que su mujer. A ver, un momento, sigo leyendo: los hombres, y sus mujeres, lo intentan ocultar en las cenas con amigos.
- Y para poner la guinda, dos encuestas recientes hechas por el Centre for Policy Studies (dicen que escora hacia la derecha) y Yougov, concluyen que las mujeres, tras años de campañas por la igualdad, lo que quieren es "encontrar a un hombre rico que las retire a cuidar de sus bebés".
Esto es la vida en los periódicos, la vida que no puede reflejar la realidad: esa gente que contesta encuestas de organismos no fiables, las estrellas de rock que se divorcian y tienen que pagar millones a las que podrían ser sus hijas por un par de años de matrimonio. Eso no es mi vida, el día a día.
Pero la vida real, MI vida, se inmiscuye en mi estado de negación. Denial, le llaman en inglés, mucho más bonito. Y todos los casos tienen que ver de una manera u otra con la economía (acaso no lo es todo, tío Karl?):
- Tengo un flashback de una antigua amiga me decía cosas como que le gustaba que "la sacaran a cenar" y que "abrieran una botella de 300 euros" para ella. Es un flashbacks muy incómodo, porque la consideraba una chica inteligente, una highflier de aquellas que entran a competir con cualquier tío en su misma arena. En mi imagen intrusiva de esa conversación yo intento dar mis razones por las que de entrada el verbo "sacar" no es que me parezca sospechoso, sino culpable. Pero no llegamos a ningún sitio.
- Una del trabajo me cuenta de su última cita con Menganito, que todo muy bien "y además pagó". Me lo dice, parece, como un punto más a su favor, cree que el chico va en serio. No entiendo nada: en mi vida he dejado pagar a un tío en ese plan (por supuesto sí cuando paga uno y luego el otro, ese tipo de historia, pero no en el rol señorita desvalida).
- Los amigos-chicos que me quedan solteros me cuentan de sus citas ("dates"), en las que sacan la visa desde la primera bebida, hasta el hotel (si es que están de suerte), pasando por el restaurante. Mis amigos-chicos me cuentan que ninguna de las chicas hacen el más mínimo gesto (ni aún siquiera para disimular) de sacar la cartera. Mis amigos-chicos me dicen que estoy totalmente fuera de la circulación, que no estoy en contacto con el mundo, que este es el mundo ahí afuera.
El otro día caminando (qué gran lugar para pensar) me puse de repente triste. Empecé a desovillar y llegué a un pensamiento que me vino tras tal vez ver una tienda abierta 24 horas con su minoría étnica tras el mostrador con la mirada perdida, o al leer una nueva noticia de la cuesta abajo y sin frenos de nuestra Seguridad Social (NHS) o al escuchar una historia más de despidos de personal público en el Reino Unido (cuyo PIB, por cierto, ha bajado 0.5% el último cuarto trimestre de 2010, go for it Tories!) o al recordar el último cierre de servicios, o... el denominador común de mi tristeza era pensar en un grupo de gente, nuestros abuelos, luchando por unos derechos que ahora nosotros, irreflexiva y estúpidamente nos estamos cargando.
Me pasa lo mismo con esas mujeres: las que quieren un marido que las retire de todo, para quedarse en casa a hacer cupcakes y petardear con otras pertardas como ellas en los Starbucks. Me da pena y me da rabia, porque gracias a aquellos abuelos y abuelas yo estoy aquí.
Y gracias a esas petardas igual mi hija va a tener una vida más dificil que la que he tenido yo. Con acritud.
25 enero 2011
El arte de la compraventa I: El conocimiento
24 enero 2011
La imaginación supera a la ficción (a propósito de "The Road" de McCarthy)
22 enero 2011
Esta noche.... las calles son NUESTRAS!
La canción de la peli es "Tonight the streets are ours" de Richard Hawley y me encanta. La música me traslada a la sensación aquella que se tiene justo antes de poner tus pies en la calle una noche de fiesta:* la noche es nuestra, me voy a comer el mundo.
*Nota: Estoy calentando motores porque sólo falta una semana para que la noche de Londinium sea mía. O yo suya. Duelo de titanes: quién se comerá a quién?
21 enero 2011
Hoy como ayer
©José Bergamín
De: Rimas y sonetos rezagados.
20 enero 2011
Los globos de oro: humor inglés?
En el diario de marras hablan de "corrorivo humor británico" y citan a unos cuantos humoritas que dicen se pasan varios pueblos con sus bromas: ni los minúsvalidos quedan libres. Yo no puedo hablar mucho de ellos porque no tengo tele y lo único que he visto ha sido el "Mock the week" en el BBC iplayer. No sé si lo dan aún, pero con algunos de los humoristas me tiraba al suelo. Uno de los más polémicos pero a la vez más gracioso era Frankie Boyle. Sus chistes son de aquellos en los que la gente se ríe mirando de reojo: saben que esta mal reírse de tamaña crueldad.
Se puede uno reír de todo? Tras años de cuidadosa consideración, sigo sin respuesta. Lo suyo es decir que sí, que hay que reírse de todo, empezando por una misma. Pero acaso me hizo maldita la gracia cuando el bufón Berlusconi bromeó con los que sufrieron un terremoto con "es como un día de camping"? (creo que a "los campistas" tampoco). Acaso me río cuando me cuentan el chiste de altura "doy mas libertad a una mujer haciéndole más amplia su cocina? Muy bueno. O cualquiera de esos chistes racistas que circulaban entre adolescentes hormonales con granos? Podría ponerme sesuda y decir que es porque nunca he escuchado uno que sea medianamente inteligente, aunque permanezco con la mente abierta, seguro que los hay. El problema no son los chistes crueles, el problema es que sean bobos.
En el Reino Unido, como he dicho, lo primero y más importante es que uno tiene que saber reírse de sí mismo. Esto es algo que los ingleses hacen a la perfeccción. Nada mas llegar al país te das cuenta que si es algo que hacías antes estás de suerte y tienes un tramito ganado. Si has de aprender las múltiples reglas de la autoflagelacion desde cero pero le pillas el tranquillo puede ser un proceso apasionante. Pero si te resistes, estás perdido. Hay vuelos de vuelta llenos de estos últimos, muy cabreados.
En el hotel: "Soy Peter, el recepcionista. Estoy disponible durante la noche para servicio de habitaciones, mantenimiento y unirme en cualquier tipo de actividad sexual".
19 enero 2011
18 enero 2011
Tengo un iphone
Peroooo, estoooo ¿qué es lo que es?. Vaya mierda el iphone. Por no llevar no lleva ni ranura para colgarle una cuerdica y sujetarlo a la muñeca. Esa cuerdica ha salvado a mi antiguo nokia de caer al vacío en muchas ocasiones.
Mi nuevo gadget me ha afrentado, me ha hecho sentir mayor, pasada de moda y con ganas de ir a una tienda y como ha visto hacer a mis mayores decirle a una chavalita: "Anda guapa, tu que sabes de ordenadores arréglame esto". Pero no, soy vieja pero tengo mi orgullo y... o nos entendemos o lo venderé en ebay.
17 enero 2011
Sanfermines: proyección
El teléfono salta en la mesilla
Una chica hacia el ecuador de su carrera tirada en el sofá, leyendo, es interrumpida por una llamada de teléfono. Es su hermanita pequeña, en casa de sus tíos, llamando desde Vetusta Sub Y, tienes que venir. Al colgar, esta chica, llamémosla Di, aunque aún no lo era, marca el número de su amiga, la que estudia farmacia en aquella Vetusta menor (ciudad donde se celebra la fiesta que los ingleses llaman "donde dejan correr los toros por la calle") para decirle que va para allá.
Cartones por los suelos
Al llegar, una fiesta en el piso de mi amiga, con la que nos llamamos mutua y cariñosamente "Gorda", llena de futur@s farmaceútic@s. La habitación del hermano (también el mismo negocio, ya se sabe que esta profesión es endogámica) tiene una cinta de esas de "POLICIA NO PASAR" en la puerta. El suelo está cubierto de cartones enormes, que trepan unos centímetros por la pared. En aquel momento me parece extraño. Años después, en el Carnaval de Notting Hill entiendo su finalidad. Vagos recuerdos de ese grupo, salvo que me presentan a "Boticario Nadador". Un tipo de 1.90 con la pata de gallo ("haz el amor y no la guerra") al cuello. La suya es dorada y la mía plateada, colgada de una cuerda negra. Boticario Nadador, casi 20 años después, ha resultado ser todo menos hippie, pero yo que soy muy educada jamás osaré recordárselo. Todos tenemos nuestro pasado oscuro.
Plaza de María de la O
Siguiente noche, esta vez por las calles. En concreto, en la plaza de María de la O, donde mi amiga ve a Boticario Nadador, que bebe con su "cuadrilla", la del colegio. Boticario le presenta a mi amiga a sus colegas más próximos: "estos con X, Z y el Gordo". Mi amiga, la Gorda, me busca entre el gentío: "Gordaaaa, que aquí hay un gordo". Vadeo entre la chusma y al llegar, nos presentan: "Mira, Gordo, la Gorda" (dioses, qué parida esto ahora bien mirado, más de 20 años después). Y el Gordo dice: "Gorda, eres la mujer de mi vida".
"Di, ven, deben ser tus amigos, preguntan por la Gorda"
Antes de nada: cómo hemos llegado hasta aquí. Mi amiga (la maldita gorda) regresa a La Gran Vetusta tras la noche de la Plaza de la O. Boticario Nadador, Gordo, et al piensan que los sanfermines son un must y que ellos me van a hacer de cicerones. Cada uno memoriza un número del teléfono de mis tíos. No hay móviles, hablamos del Pleistoceno: en aquella época para quedar había que tener voluntad. Las noches siendo noches, los gatos siendo pardos, nadie pregunta por nombres ni señas de identidad, al día siguiente todos podemos ser calabazas. Boticario Nadador es el encargado de llamar y preguntar por "La Gorda".
Cómeme
Se inician mis noches con este grupo extraño, y mis camisetas sanfermineras en la colada. Mi tía me da una de propaganda de carnicerías con el reclamo "Cómeme" en el frontal, y "No hay nada como los sanfermines" (cómo lo suscribo) en la espalda. Aún la guardo: no puedo contar las satisfacciones que me ha dado. Aparezco con ella y mis 21 años, toda candor, a mi cita con este grupo de solo-tíos. Muchos años de antropología navarrensis para entender lo que entonces parecía un cojunto tirando a freaky.
Preserbatu
No sólo yo resulto impresentable en cuanto a camiseta: el Gordo lleva una que reza "Preserbatu, Previene que te conviene". Y un condón sonriente, por si había alguna duda. Qué mala es la publicidad: desde entonces, asumo que el Gordo es un hombre de mundo, un tío experimentado. ¿Pensará él lo mismo de mi "Cómeme"? Nota: ninguno nos comemos nada en todos los Sanfermines.
Los fuegos
Son frikis, pero ninguno tanto como para querer ir a ver los fuegos a la Vuelta del Castillo. Boticario Nadador, que se debe sentir medio responsable de mí por ser amiga de su amiga me acompaña, bajo el cachondeo general. A día de hoy el cachondeo es aún mayor si se recuerda la anécdota de pobre Boticario ofreciendo su camisola negra de fiestas (por si el frío, dice luego) y yo aceptándola de buen grado para poderla sobre el césped humedo. ¿Princesa, yo?
El pelo del Gordo
Cuando el Gordo se quita "Preserbatu", luce camisetas reivindicativas tipo lo que hoy llamaríamos antisistema. El Gordo va a hacerse insumiso y hablamos de cambiar el mundo (entonces, aún no juntos). Ahora, el tema estrella, entre Palestina y Galeano, es su ex-melena rubia, que hace poco competía con la de Ginolá because I'm worth it, pero que ha sido, oh destino, sacrificada. Le gustan las pulseras y le doy una mía. Tiene unos ojos verdes preciosos, y creo que no lo sabe. Pero no se lo digo.
En una farmacia de San Juan
A estas alturas de partido, pierdo la voz. El Gordo me ofrece Lizipaínas: "son pastillas anticonceptivas para hombres". Me señala a Futuro Traumatólogo y añade: "éste no las necesita, que está operado". Acabo en una farmacia con Tiovin. La arpía tras el mostrador afirma: "toma esto y esto... y deja de hacer lo que llevas haciendo los pasados días".
Anaitasuna: "Y nos dieron las diez"
Salida de los toros
Boticario Nadador y yo vamos a ver la salida de las peñas de los toros. Allí esta el Gordo, más piojo que de costumbre, con una bata blanca llena de kalimotxo. La noche no ha hecho más que empezar...
Jarauta: katxis y más katxis
La fuente de la Taconera
14 de julio, Pobre de mí. No tengo ninguna imagen de esa noche aparte de la que sigue, en una fuente en el parque municipal, a orillas del cual vivían mis tíos. Está amaneciendo, todos han ido cayendo durante la noche y sólo quedamos Boticario Nadador, el Gordo y yo. El trío calavera. En el inocente paseo hacia mi casa se les ocurre la genial idea de despedirse con un rito purificador de las aguas. De repente, lo veo en sus ojos: una fuente y dos moles de 1.90 hacia mí en lo que les parece muy gracioso. Un observador imparcial (si quedara alguien vivo ese día en la ciudad zombie) hubiera descrito tres bultos blanquirrojos-tirando-a-sucio gritando y forcejeando y al agua con ella, y por favorrrrr, que os saco croissants y... buf, cual es mi poder de persuasión, me sueltan.
Fotos
Cumpliendo la promesa, saco unos croissants de casa de mis tíos, y la cámara. Con el careto de toda la noche de juerga, el último día de los Sanfermines nos vamos a hacer fotos. Parecemos la cuadrilla de la muerte. Primera: Boticario Nadador y yo salimos sonrientes, una bonita foto. Segunda: El Gordo y yo posamos para la siguiente. Todo bien. La última, los tres con el automático, patata y... me giro y descubro al Gordo con los pantalones blancos en el suelo. Intento sacarle de la foto a empujones como puedo y el automático dispara. No comment.
Direcciones
Promesas de "nos escribiremos". Se trata de papel, boli, sobre, sello, buzón. Esas cosas. Les prometo mandarles cintas de "Radio La Granja", que sorprendentemente no se sintoniza allí. Les prometo mandarles las fotos. Incluso la tercera.
Y los dos escriben... pero esa, buf... esa es otra proyección.
Gora San Fermín!
16 enero 2011
15 enero 2011
14 enero 2011
Temas universales
13 enero 2011
Tan sencillo, tan bonito
Esta dedicatoria es suya, y ahora es nuestra.
Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.
12 enero 2011
Almudena Grandes y la alegría
****
Almudena y yo
Almudena tiene la suerte de no haberme conocido in situ balbuceando, como Maruja Torres, pero la admiro igual. Como todo el mundo sabe, la Grandes ganó en 1989 "La sonrisa vertical" con Lulú, y con 24 años. Ganar un premio de literatura erótica a esa edad y en esa península es decir mucho. A veces cuenta que aquello estuvo a punto de acabar con ella literariamente. Alguna gente la clasificó como “una de esas escritoras que escriben de eso” (estos mismos que lo pronuncian "seso"), pero cuando lees Lulú te das cuenta que el sexo (seKKKSSSo, me encanta la "X", lo he dicho alguna vez?) es una parte más de la compleja psicología del grupo de personajes que pueblan la novela, como lo es de cualquier persona en su vida 3D, como se anotó ayer por aquí.
Las heroínas de la Grandes
"Inés y la alegría" es, como he dicho, el primero de una serie sobre la posguerra civil. En esta primera, lo hace a tres voces: el narrador omnisciente, que cuenta su versión histórica de la invasión, uno de los militares que lidera la invasión y la mujer que, desde un pasado burgués, se une a ellos. Se llama Inés.
Las heroínas de Almudena suelen ser de dos tipos: fieras, pasionales, de rompe y rasga (Malena por ejemplo) o frías, clínicas, analíticas (Sara, de "Los aires difíciles"). Casi siempre provienen de un pasado de familia bien (no Sara) y se hacen rojas, "ven la luz", como en el caso de Inés. Supongo que si este es el origen social de la autora, le resulta más fácil escribir sobre lo que conoce, pero me quedo con las ganas de haber visto a otra Inés.
Libro de cocina. Pasión por comer te la vida.
Harina, la que admita. El libro, en las manos adecuadas (que no en las mías) puede ser todo un Simone Ortega (el libro de cocina que la gente de mi edad se compró al irse de casa), con las múltiples recetas que da Inés, la cocinera de Bosost. Y lo bonito de esto es que aquí transpira la pasión de la autora por la cocina, o por lo menos, por el buen comer.
La clandestinidad
"Porque no hay vida como la clandestinidad. Tan buena, y sobre todo tan mala. O tan mala, pero sobre todo tan buena". Esta es una de las cantinelas que repite el libro, de vez en cuando, lo suficiente para que se vaya incrustando en nuestra mente: el vivir en el filo, lo trepidante, el no saber dónde vas a dormir mañana, el saberte un héroe para unos cuantos, los que te importan, y un villano para los que te odian, a los que desprecias. El vivir cada día, o mejor, cada noche, como si fuera la última: "un placer que era distinto, más dulce, y en la misma proporción, más venenoso raro y sublime como todas las cosas efímeras de la naturaleza, todo lo que puede llegar a terminar antes de tiempo, todo lo que depende de un azar tan sutil que puede expresarse en un segundo, en un milímetro, en el suspiro que logra desviar la trayectoria de una bala (...) el espiritu mas aéreo, la piel más sensible, el sexo más feroz y el corazón más rojo, más caliente". Que nos abra un agujerito para que lo veamos, para que lleguemos a sospechar siquiera de refilón lo que fue, y que lo diga así. Para mí, no se puede decir de otra manera.
La pasión
Como siempre, una historia de amor, más o menos épica, recorre la novela. En su primer libro era una relación desigual, la que una niña, Lulú, mantiene con un amigo de su hermano mayor. Aunque Lulú cumpla 30 años, él la sigue cogiendo la mano como a los niños, "nunca con los dedos entrelazados, como los novios".
También hay amores de mentira, amores escalón para acceder al poder, dentro de los comunistas, y amores salvajes, como el de Inés y Galán "y se enamoró como lo que era, un tornado, un maremoto, una tormenta eléctrica, tropical, devastadora". Descripciones tan físicas que las podemos sentir "aquel cuerpo perfumado de sí mismo que sentía en todo mi cuerpo como una sombra cosida, puntada a puntada, sobre mi propia carne", pero sólo escribiendo así, al límite, se puede acercar al lector a entender la furia del vivir y amar y respirar peligrosamente.
La rabia
El lado oscuro, tan presente, "Deberías portarte mejor conmigo Inés, porque yo he ganado la guerra, no sé si te acuerdas", las sombras "tan parecidas al miedo, a al vez que las luces tan parecidas al amor". El tener claro unas cuantas cosas: "Mejor morir que convertirme en una cáscara de la mujer que había sido", pero seguir luchando por lo que llama"los rehenes del vencedor, una generación completa de españoles su botín de guerra".
11 enero 2011
Desmaquillando al divlog
El seudónimo
Todo esto es culpa de Diva, ahora que no nos oye. Ella eligió el nombre del divlog, el diseño y, como quedó claro en el divileaks (gracias Toro), puso una varita sobre mi cabeza a la vez que afirmaba: "DI" (ruidito de lluvia de estrellas). Esto me recuerda a todos esos estudios que se han hecho sobre maestros poniendo notas en exámenes de niños con nombres "atractivos" (Lucía, Iván) o "feos" (Obdulia, Rigoberto): los de los nombres "atractivos" tenían un punto más que los de los nombres "feos". Ya se sabe que el nombre es importantísimo en nuestra auto-imagen y a veces pueden formar la base de las expectativas de otros (ni os cuento las tribulaciones para elegir el nombre de Mini).
Sin embargo, ni se me hubiera ocurrido abrirme un blog con mi nombre de mi vida llamémosla diurna (suelo divagar por la noche): Superman vs Batman. Imagínese que a alguien me googlease, y se encontrara, junto a todos mis vuelos de Superman con capa roja, mis correrías nocturnas, el Batman que llevo dentro, entradas tipo "bañarme en pelotas bajo las estrellas". Imagínese que ese alguien es mi siguiente jefa. Esa información es para mí, mis amigos y los divagantes que se aventuran en este bumpy ride, y teóricamente no me van a entrvistar para ningún trabajo de mi vida Supermánica. Si hay alguna oferta en mi faceta Batman, escucho ofertas.
Como muchas veces escribo sobre mis amores, Londinium, evidentemente tenía que aparecer. Creo que a temporadas es el fondo constante de mis divagues, y me gustaría que aún fuera más. Pero no es un blog de Londres, de esos hay muchos.
Vetusta no es sólo mi Vetusta. Vetusta es un concepto, aunque generalmente me refiero a la Vetusta en que crecí o a la Vetusta donde conocí al Peda (Vetusta sub Y). La razón por la que no puse nombre a mi Vetusta es porque quería huir del localismo. Como hoy comentábamos en el divague de ayer, quería aspirar a tocar tema universales que pasan en cualquier Vetusta, aunque a veces no me he podido resistir a divagar sobre lugares de peregrinación, lugares santos que forman parte de mi biografía.
Imagen
He colgado alguna foto en el divlog si venía a cuento con el texto. Hay una teoría de la personalidad implícita que envuelve hacer inferencias de cómo es una persona según su apariencia física. Por ejemplo, está el estereotipo de que los gordos son más alegres, ciertos delgados avinagrados, los pelirrojos en según que culturas tienen mal genio y, por supuesto, está el de que la gente más atractiva físicamente tiene personalidades más atractivas. Por supuesto, todo esto se ve magnificado en las mujeres: yo he oído que no se puede ser feminista si no eres gorda y con el pelo corto. También que las mujeres muy guapas deben ser tontas (dan miedo, es mi análisis). Y suma y sigue.
Y unido a la imagen que nos viene dada, la que nos buscamos. El uniforme con el que nos disfrazamos. Un principio básico de la percepción es que a la gente nos gusta la consistencia: es más fácil si toda la gente que lleva un chaquetón de esos acolchados es de derechas y los que llevan camisetas lilas son lesbianas o izquierdosas. Este tema fue muy diver cuando salió hace unos días, porque se unió inevitablemente al de “socialistas champán” (yo me inventé el de “socialistas Hugo Boss” a raíz de la visita de unos amigos, sociatas con carnet. Tendía yo una colada y: Camisas Hugo Boss! Cómo osa! :)). Este tema me encanta pero este divague va a ser sucinto. Promised!
Titulación académica/profesional
Para mucha gente, somos nuestro trabajo: se sabe que en una fiesta, la conversación entre dos extraños acabará ahí en nanosegundos. El trabajo da una idea del nivel adquisitivo de esa persona (a veces erróneamente), del nivel cultural (he conocido a tantos universitarios analfabetos que en fin…) y, en este país tan clasista, les da una idea de la clase social (yo estoy en desacuerdo, para mí la clase social es un tema de dónde vienes, de herencia: si eres de “old money”, eres de old money, y si eres un catedrático de familia trabajadora, lo seguirás siendo). Tu trabajo, tus títulos son de nuevo un escudo, una armadura con la que te presentas al mundo. Igual que la imagen, me gusta aparecer “desnuda” en el blog. Aunque luego la gente hace deducciones, no quiero hablar ex cátedra de ninguno de los temas (e.g. soy la profesional del surf o de la astronomía, no se les ocurra respirar!).
Creo que la magia de los blogs es que lo único que tiene la gente para conocerte es precisamente lo que la gente de la calle tiene tan oculto. Ellos ven tu cara, tu título, saben dónde vives y si vistes de Prada. Como dirían los psicoanalistas (uso algunos de sus principios!), proyectan en ti todo lo que han ido aprendiendo a lo largo de su vida de la gente que viste como tú, que tiene un índice de masa corporal similar al tuyo, que tiene tu acento, que comparte tu profesión. Que no tiene porque ser cierto, ni describirte.
En el blog, los divagantes no pueden presumir lo que piensas, porque de eso va el blog. Entonces elucubran sobre cómo son, cómo visten, cómo será el trocito de habitación donde los blogueros escriben su blog.
La misma curiosidad que ellos por mí, o quizás mas.