31 diciembre 2010

Feeling good: termina el 2010

Feeling good: Me encanta esta canción, que ha versionado tanta gente, desde Nina Simone hasta, más recientemente, Muse. Y ahora una compañía aérea la ha utilizado para este anuncio que nos ponen en los cines en Londinium. Debe ser para que nos den ganas de volar (literales, las metafóricas deberían ser el deber de toda peli).

En serio, veo el anuncio y me río. No sé si es una risa saludable, de esas que detectan la ironía entre líneas, o si es risa de-reír-por-no-llorar (una vez más la vieja anticuada dicotomía pilotO-azafatA, médicO-enfermerA et al), o si es risa histérica, de pensar en la aerolínea que más frecuento (Londinium-Vetusta), las antípodas del glamour y los langostinos de la del anuncio (y eso que aquí sí que hay azafatOs, no sé si pilotAs).

Conste que he volado con ellos, los glamourosos, y en turista no se huele el marisco, ni los pilotos están tan tremendos, pero la bolsa de goodies da gusto... And I´m feeling good... tarán-tarán... ¿Será porque termina el Horribilis 2010?... tarán... tarán...




Birds flying high
You know how I feel
Sun in the sky
You know how I feel
Breeze driftin' on by
You know how I feel
It's a new dawn
It's a new day
It's a new life
For me..
And I'm feeling good

Fish in the sea
You know how I feel
River running free
You know how I feel
Blossom in the trees
You know how I feel
It's a new dawn
It's a new day
It's a new life
For me...
And I'm feeling good

Dragonfly out in the sun
You know what I mean, don't you know
Butterflies all out having fun
You know what I mean
Sleep in peace
When, the this day is done
And this old world
Is a new world
And a bold world
For me...

Stars when you shine
You know how I feel
Scent of the pine
You know how I feel
yeah, freedom is mine
When you know how I feel
It's a new dawn
It's a new day
It's a new life
For me...

yeah, ooh
Oh, ooh...

Oooh, ooh..free, free loving you...
Oooh, oooh
Feeling good

30 diciembre 2010

Divita y coleando



A pesar de que he estado/ estoy muy malita, ayer tras una providencial visita al otorrino (que no tontorrino, eso forma parte de un divague que algún día contaré) voy cargadita de antibiótico y corticoides y no se cuantas cosas más. No es la mejor forma de terminar el año, pero podría ser peor. Dado lo lamentable de mi situación debería estar en la cama con caldicos, mantica, viendo la tele, sumiéndome en un estado mental de encefalograma plano. Pues, ¡¡¡NOOOOOOO!!!! Estoy en el curro porque la semana que viene tengo que entregar una cosa sin falta. Tanto procrastinar para que al final tengamos que correr, siempre pasa igual Diva y encima con el agravante de los mocos y demás. Pues así es. Haber postpuesto menos!! Que ya lo sabías...

Queridos divagantes, os deseo lo mejor del mundo para este año 2011. Yo me conformaré con salud en abundancia para mi y los míos. Lo demás intentaré procurármelo yo.

Me tomo un descanso blogueril hasta el día 12 de enero en el que regresaré con las pilas puestas. Dejo el "chinguirito" en manos de mi querida cobloguera (sí, sí, te enteras por la prensa, así es...) que estoy segura sabrá agenciárselas solita. Besos a los tres! Por cierto que ha sido publicar la entrada de ayer y yo tener que recurrir a toda la artillería, ¿serás gafe?.

Ojito con la Ginebra. No os la bebáis toda. Dejadme algo para cuando me reponga.


29 diciembre 2010

El rollo de los médicos y las farmacéuticas

Esta es una anécdota real de algo que ocurrió como lo cuento hace unas semanas en un consultorio de Madrid. La persona que me la cuenta, indignada, tenía una cita a las 9 de la mañana en ginecología. La persona que me la cuenta tiene que ir a su puesto de trabajo, como todo pepe, cuanto termine el trance de abrirse de piernas delante de una desconocido, con suerte desconocida. La persona que me lo cuenta está esperando, como la buena chica que es, a las 9 de en la salita de espera. Con más gente. Y esperan. Y esperan. Miran el reloj, pasan 15 minutos. Nadie aparece. Consultan sus mails en el teléfono, piensan en la reunión que tienen a tal hora, y mientras tanto pasa otro cuarto de hora. La persona que me lo cuenta se da -valga la redundancia-cuenta, de que la cosa está chunga si han pasado 35 minutos y aún no ha entrado a la consulta, para llegar a su reunión. A los 40 minutos aparecen los médicos, con los bolsillos llenos de bolis, linternas y pendrives nuevos con el nombre del producto de turno que les ha vendido el fenicio de turno durante los pasados 40 minutos (Nota: Fenicio es el nombre con el que se conoce a los "visitadores médicos" entre los médicos, o por lo menos entre mis amigos médicos). El ginecólogo de la persona que me lo cuenta entra en la consulta y, pese a los tres cuartos de hora de retraso, procede, sin ninguna disculpa o siquiera carraspeo, a ver a la persona que me lo cuenta.

El tema de las compañías farmacéuticas y su rollo con los médicos clama al cielo. Tengo bastantes
amig@s médic@s en España y me cuentan barbaridades, contentísimos. "Nos vamos a Londres con la compañía X", "la compañía Z nos invita a un hotel con spa de la hostia", "el representante de F nos paga tal o cual conferencia en Florida". Pero lo más alucinante es que todos, sin excepción, están convencidos de que estas estrategias de marketing no afectan a lo que ellos recetan. No, ellos recetan lo que creen que funciona, no lo que pone en el boli con el que lo escriben, en el reloj de mesa que tienen a la izquierda, o en la tarjeta de crédito que les pagó la cena la noche anterior. Está claro, las farmacéuticas son bobas, y hacen esto sistemáticamente porque sus regalos y prebendas no afectan a las prácticas del galeno. Claro.

En el Reino Unido también tengo unos cuantos
amig@s médic@s. Me cuentan que, hasta hace unos años, la cosa era muy parecida: cenas, congresos, charlas... todo patrocinado por las farmacéuticas. Imaginen qué credibilidad puede dar un profesional que está dando una conferencia de lo maravillo que es el producto X, cuando le está pagando el congreso, all inclusive, la compañía que manufactura X.

Un médico tiene que ser absolutamente independiente al recetar. Y ha de hacerlo de acuerdo con su experiencia clínica y lo que apunta la última evidencia científica. Estudios serios que comparen, por ejemplo, la medicación X con placebo, estudios con diseños fuertes (randomizados a doble ciego) y que sean la última "verdad" a la que ha tenido acceso la ciencia. Un médico ya recibe un sueldo bastante generoso para tener que ir sacando pasta bajo mano gracias a las farmacéuticas.

Hace un tiempo comenzó el movimiento "No free lunch" ("Comidas gratis, no"), el nombre supongo que inspirado en los stands que montaban las farmacéuticas al lado de unos cuantos sándwiches y unos tetras de zumo de naranja que amablemente llevaban los jueves cuando se presentaban artículos o casos clínicos en muchos hospitales. Son un grupo de profesionales de la medicina que están creciendo cada vez más, y que piensan que el marketing y la medicina no son buenos compañeros de cama.

En el UK, cada día son más. Se empieza a mirar mal al que recibe a los fenicios, al que se va de congreso a Honolulu gentileza de W. Y recientemente me he enterado de inicitivas como la Plataforma No Gracias, o Farmacriticxs (versión estudiantil de la anterior) en España. Me ha alegrado mucho, porque hablando con mis amigos
médic@s aquí me ha llegado a decir que el, pongamos, paracetamol comercial funciona mejor que el genérico. Cuando les he planteado el probar ambos dos días consecutivos en ciego (sin saber cual toman), se han echado a reír. Cuando he dicho "fíjate qué bien funciona el márketing, que hasta te han convencido de esto" se han reído aún más, asintiendo.

Cuando te receten algo, pregunta a tu médico cual es la última referencia que dice que ese fármaco es el más adecuado. Si se le queda la garganta seca y se apresura a echar mano de la taza donde pone "Véndemex", tiembla.

28 diciembre 2010

A esas horas




Me he despertado a las 4 de la mañana. No ayuda nada el catarro que tengo. Me lloran los ojos y me pica la garganta a pesar del hunidificador. Si embargo el motivo yo creo que es otro. No hago más que procrastinar y postponer lo que tengo que hacer. Siempre tengo una excusa. Interrupe mi concentración un estornudo y hago una pausa para mandarme dos ilvicos a ver si mejoro. Junto a los ilvicos me agencio un faringesic y pongo la tele. Ojalá pueda coger el hilo de algo y dejarme llevar y volver a soñar. No puedo estar hecha polvo mañana, tengo muchas cosas que hacer. En la tele lo de siempre a estas horas: telediario, concursos saca perras, adivinos cutres y un campeonato de gimnasia. Tras intentar en vano sintonizar el DVD con la televisión, me decanto por la gimnasia, gracias a lo que descubro que la favorita es Aliya Mustafina, rusa, un hacha la tía. Las chinas tampoco se quedan atrás y las americanas van flojas, han tenido errores. Pobres niñas, qué presión con sólo 15 ó 16 añitos... Mis hijos duermen ajenos a todo, tranquilos, respiran pausadamente. Están reponiendo pilas para mañana, se me ocurre despertarlos para estar en igualdad de oportunidades. Me contengo. No lo hago. Intento de nuevo poner en marcha el DVD y llego a la conclusión de que me hago vieja y se me empiezan a resistir toda esa serie de aparatos nuevos que los carga el diablo. Tras un nuevo fracaso, sigo pues con la gimnasia y el picor en la nariz. La comentarista es más bien sosa, no aporta nada de emoción a la competición. Consuerte ronca en su linea. Me tengo que ir de su lado para no despertar mis instintos más bajos y asesinarlo tapándole la nariz o matándolo a codazos. Me espera una larga noche. Mi mesilla parece un botiquín. He perdido el mando entre las sábanas. Me pica la nariz. Otro estornudo. Se me pone la piel de galina. Me duele el cuello y trato de colocar bien las almohadas mientras escribo.

Me espera una larga noche. Vaya inocentada.


26 diciembre 2010

Cosas que me ha traído Santa

En mi casa les encantan los regalos. Mi madre y la Fashion son las principales culpables: la ilusión brilla en sus pupilas como en la de cualquier niño. Yo odio ir de compras, pero no hay otro remedio: a todos les (nos) gusta tanto el ritual de Nochebuena que lidera el Joven Artista Local, showman mundial, que pasamos por el aro. A mí me bastaría con regalar cuatro chorradas, pero menudas son ellas. No vale con un folleto de cómo preparar cocktails que te han dado en Tesco. No cuela.

La culpabilidad que una pueda sentir con lo del consumo desaforado o conspicuo la solventé hace tiempo leyendo a Harris y conté lo del potlach en este divague hace un añito (que acabo de ver sólo comentó una persona, nuestro lector pionero, dearest Viveiró al que ahora mismo enlazo o se mosquea). Decía por entonces que el que la gente se sienta más culpable de la injusticia humana en esta época que el mes que viene cuando les dan las llaves de su nuevo 4x4, o se compran un anillo que podría alimentar a un poblado por meses, tiene que ver con la cultura judeocristiana. Lo que nos hace humanos es el sentido de la justicia, y estaría mejor poder ser humanos todo el año. Mientras tanto, disfrutemos de este potlach moderno. Como diría mi tótem el antropólogo Delgado, “¿Que son las fiestas sino perlas en un collar de cuentas de plomo? Que es el ser humano, sino aquel que celebra fiestas o las espera? La vida normal es el tiempo q hay entre una fiesta y otra”.

Pero divago. Decía que ya sé que esto no le interesa a (casi) nadie, pero como esto del blog (particularmente estos días que todo el mundo está en coma gastronoetítilco) también es una especie de diario que una escribe para sí misma (aunque otros blogueros lo nieguen), hoy venía a divagar sobre algunos de los regalos (los confesables) y sus dudas existenciales.

1. Los pendientes
Para entender este regalo hay que comprender el concepto de "el piercing español". Dícese de los pendientes de perlitas que las chicas españolas lucen en aeropuertos y que me sirven para diagnosticar la parte del mundo de la que proceden. Sé que esto puede ser motivo de escarnio bloguero para siempre jamás, pero no es lo que parece. Tienen ante ustedes a la descubridora de estos pendientes: ya en una tierna edad descubrí que las perlitas favorecen, nada que ver con seguir una indumentaria que te adscriba a un grupo sociológico. Total, que mi última perla me la dejé en una de esas
playas salvajes y mi familia observadora ha repuesto el par.

2. La mitad de "La tejedora de coronas" de Germán Espinosa.
Este libro es "patrimonio de la humanidad" de la UNESCO y un regalo del Naúfrago Ro enamorado de Colombia. Lo comparto con el Peda, de ahí la mitad.

3. Opium, en todas sus versiones
Tengo un problema con los anuncios de perfumes. No entiendo que puedan aparecer en horario infantil, o en los laterales de autobuses (Londinium) cuando la mitad de las veces son gente en actitud postcoital. Este año me ha caído un cofre de esos con perfume y crema, su camisita y su canesú, todo de Opium, que me encanta. Hace un tiempo hubo polémica con respecto a la foto del anuncio. Me pregunto porqué...


También me pregunto porqué contribuyo a que sigan fabricando un perfume con semejante publi. Ah, no, no contribuyo: que me lo han regalado... :) Es que la alternativa es llevar una colonia "fresquita" (qué mal rollo cuando te dicen "mira qué colonia te he regalado, es muy fresquica"...).

4. El cinturón
Rojo, para mis vestidos negros, muy Maléfico. Luego te lo quitas para maltratar a los divagantes. Una tiene que ser fiel al personaje que se ha creado a lo largo de una vida.

5. La cartera
Según la Fashion "no es normal que una persona de tu edad (ehem) lleve una cartera de Eastpak". Así que ahora tengo una cartera "vintage", término que ha hecho mucho daño porque es la excusa para cobrar un pastón por cosas de segunda mano. Ah, pero mi cartera es vintage, preciosa y de primera mano.

6. Dos entradas para el concierto de Amaral en Londinium el 29 de enero
Hooray!!! Ahora, tengo un problema: El Peda ha dicho que pasa del todo. El Peda, al que acompañé a Barricada en Brixton (véase "Soy un camaleón"), no sólo me regala las entradas sino que se desmarca acto seguido. El Peda, ese hombre duro, Amaral, a él... Y encontrar a la víctima no va ser fácil, porque mis
ingles@s son todos de lo más musical pero... ninguno sabe gritar en castellano: TODA LA NOCHE EN LA CALLE!!!!!

¿Con qué alma cándida voy a pasar toda la noche en la calle?

25 diciembre 2010

Di tu canción de Navidad favorita

La mía es ésta.

Me encantan The Pogues y esta canción, pese a la dureza de su letra. Pero también esto debe ser Navidad.

Feliz Navidad o lo que sea, Divagante. Cual es la tuya?


24 diciembre 2010

Merry Christmas Baby

Pues eso... a todos y todas. Besitos.





23 diciembre 2010

Y el desenlace de la memorable aventura pedalística

Habíamos dejado a los desolados Pedalistas tirados en el aeropuerto de Stansted, el vuelo a Jerez lleno por los primeros cinco de la lista, entre los que ellos no estaban. Pasado un rato, la amable azafata sale con las plazas que quedan en el siguiente vuelo: Santander (bye-bye a la pareja de nosedónde a la que no le tocó el despertador). El siguiente vuelo es Reus, con 11 plazas... los Pedalistas tienen los números 11 y 12: adiós Reus. Pero estamos los primeros para el siguiente.

Azafata aparece con el siguiente vuelo, donde entramos un montón. El destino es:

VALLADOLID

Fachadolid (me disculpe los divagantes vallisoletanos): lo primero que viene a nuestra cabeza). Fachadolid: el Peda no ha estado en la vida. Fachadolid: yo he pasado unas tres veces de camino a Galicia. Fachadolid: ¿cómo se llega a Vetusta luego desde allí? Geografía de Séptimo de EGB, qué lejos estás. En fin, pelillos a la mar. El vuelo, a tope, llenos de erasmus de la zona y de "refugiados" que hemos perdido otros vuelos. Pero estamos exultantes, así es la ignorancia: "Al llegar a la ciudad castellana alquilaremos un coche y en un ratito, en Vetusta. Vuelveee, a casa vuelveee por Navidadddd". ¿Han oído hablar de la lechera?

Al salir del aeropuerto, pequeño shock cultural: todas las señoras con visones y lacaza del hemiferio norte se agolpan esperando a sus retoños que lucen esos chaquetones acolchados (un inglés me preguntó una vez "qué pasa con los españoles que todos llevan ese mismo chaquetón"). Y yo que creía que Vetusta era un lugar sin remedio: el ambiente en la sala de Llegadas de pequeño aeropuerto es de lo más punky que llevo visto, y miren que llevo ya unos días de Vetusta propiamente, con cochecitos "ingleses" azul marino de esos antiguos con bandera de España atada al manillar. Una es un corazoncito sensible y estas cosas la afectan mucho: mis vetústicos no se dan cuenta del daño que me hacen con estos cochecitos con la bandera. "Nunca podré volver", es de lo más suave que se me ocurre.

Pero divago con estas disgresiones pseudoantropológicas. Total que sin quejas: alquilamos el coche en el mismo aeropuerto. Genial. Y además viene con un mapa de carreteras de la Península Ibérica tipo "mapas mudos" que coloreabámos en el cole. A ver, la copiloto (moi) piensa: la línea más corta entre dos puntos es un amago de línea recta, no trepar por los lados iguales de un triángulo isósceles (que es lo que "los hombres" de la familia sugirieron a toro pasado), como vértices Facha, y una amalgama entre Burgos y Logroño. Lo mejor es hacer Facha-Vetusta por la base del triángulo. Elemental, querido Peda. Y se inicia el periplo.

Hacia el este, por una carretera de mala muerte, en la Castilla La Vieja profunda, con un frío castellano profundo también. Nuestro principal objetivo inicial: encontrar una gasolinera, un bar de carretera, un motel, lo que sea. Paramos en un pueblo que puede ser Cistérniga o Tudela de Duero, Quintanilla de Onésimo tal vez. A punto de llamar a una puerta de lo que claramente parece el club de carretera de "Jamón Jamón". Al final, en un restaurante con todas las sillas sobre la mesa, a punto de cerrar, nos dejan usar el baño, el teléfono y... on the road again.

El paisaje es desolador: ni un alma aparte del castillo de Peñafiel, ni un coche por la carretera, nadie en la villa fantasma de Aranda de Duero. Es Nochebuena, y ya antes de anochecer una se siente como en una novela apocalíptica tipo "The road" (Cormac McCarthy) o "Ensayo sobre la ceguera" (José Saramago), pero sin ciegos. Me siento como "Jessica 6" al lado de mi "Logan 3", en "La fuga de Logan". ¿Pero dónde están los malos?


A medida que avanzamos, los nombres de los pueblos me retrotraen todavía más al colegio, asignatura: historia. San Esteban de Gormaz, el Burgo de Osma, y el frío de la provincia de Soria que se mete por las rendijas del coche alquilado y por las costuras de nuestra ropa. Almazán, conocí a una chica de aquí, le digo al Peda, y acabo contándole mis Fiestas de San Juan de la adolescencia en Soria, con mi amiga Merche: miércoles el Pregón, jueves la Saca, viernes de Toros, sábado Agés, domingo de Calderas y lunes de Bailas (me sabía todas las canciones, y seguro que canto: "al llegar el lunes, lunes de san Juan, todos los sorianos, a las bailas van... a San Polo bajan, bajan a bailar..."). Fiestas de pueblo grande donde, por ello, se pasa mucho mejor que en la propia Vetusta, con gran número de jóvenes di-mnificados, Peda, písale que aquí me conocen... :)

Y, a partir de aquí los recuerdos se emborronan con la niebla que cae a la vez que tanteamos la A2, qué hora es, llegaremos a cenar, y en algún punto enmedio de ese puré gótico el Peda enuncia la famosa cita: "Tranqui, esta historia dará muy bien para las sobremesas".

Gracias Peda: fíjate que hasta ha merecido la pena, porque son las 10 de la noche en punto cuando suena el timbre de una casa de Vetusta, y el grupo que la abre se encuentra con un par de ramos de lillies que necesitan urgente atención.

21 diciembre 2010

Cuento de navidad: Memorable aventura pedalística-Parte I

Tras la que ha caído (nieve, por si acaso) en mi pérfida islita de adopción en los últimos días, me siento en la obligación de contar esta historia. El vuelo de Navidad nunca está exento de estrés por el tema de la climatología - ya se ha explicado extensivamente en el divlog que el país colapsa ante cualquier evento atmosférico desaforado (mucha lluvia, nieve o calor)-, pero este año mucha gente con orejas de reno ha quedado de verdad atrapada ("snowed in" que se dice) sin piedad. Para resarcirles, no sólo no les pasaré por las narices que los dos últimos años hemos logrado escapar por los pelos de la nieve, sino que les contaré este bonito dickensiano cuento de Navidad.

En este punto me doy cuenta de que podría hacer una etiqueta del divlog llamada "di-aeropuertadas", porque empiezo a coleccionar unas cuantas. La que nos ocupa ocurrió exactamente la Nochebuena de hace cinco años. Para la gente normal, que no disfruta con el sufrimiento ajeno, la moraleja del asunto es "no vueles nunca en Noche-de-paz-noche-de-amor, caiga quien caiga, pase lo que pase", y pueden dejar de leer. Pero no empecemos al historia por el final. Los sádicos pueden seguir leyendo.

Hace cinco años yo había comenzado mi trabajo actual y no tenía vacaciones por Navidad, pero Nochebuena y Navidad bien valen un vuelo para performar la ansiada escena de "El Almendro", ritual del emigrante. Un par de días, pues se va. Teníamos el billete desde Julio: se volaba a eso de las 11 de la mañana, aunque a Vetusta en temporada de invierno desde Londinium se vuela a las 9:50.

Suena el despertador. La primera etapa (de casa a Liverpool Street Station) en metro, sin novedad. En el tren desde la estación hasta Stansted Airport, sin incidentes, salvo ser testigos de las primeras escenas de desesperación del día. Al parar en Tottenham Hale, el tren iba tan abarrotado que la mayoría de los que se agolpaban en en andén, con sus orejas de reno (inicialmente sonrientes, como en la imagen), no pudieron subir, lo que significaba perder el avión. Lágrimas, orejas de reno pisoteadas y, por supuesto, agobio vicario, agobido empático, agobio que sentimos los no-sádicos (los que habéis llegado hasta aquí no sabéis de qué hablo, claro) ante el: y si me hubiera pasado a mí, canto lo de "y yo con mis orejas de reno, como un gilipollas, madre... etc".

Lo que creemos que es la tercera etapa: aeropuerto, pantallas que indican la zona de facturación y, un momento: Dónde esta Vetusta? Qué raro, no aparece. Has mirado bien? Espera, que salgan las salidas otra vez... DÓNDE PIII ESTÁ VETUSTA? Hay un error, pero si no está! Vamos a preguntar. Fila y "El vuelo a Vetusta ha despegado hace media hora".

Unos minutos para entender los detalles de la confusión del horario (que son aburridos y ahorraré al divagante, pero todo culpa de la compañía ridícula que cubre este trayecto). Unos minutos para asumir que hemos perdido el vuelo de Nochebuena, con dos ramos de lilies bajo el brazo (oh, aquella época en la que aún no se consideraba un ramo de flores como pieza con la que se podía secuestrar una aeronave). Y yo allí con mis lillies como un gilipollas, madre, y yo allí con mis lillies como un gili-po-o-o-o-llas. Y lágrimas en los ojos: exactamente las mismas que las de la gente en el andén en Tottenham Hale, media hora antes.

Pero no se vayan todavía, aún hay más. Ahora llega el momento de las revelaciones. Queridos Divagantes: acaso no han observado, en aeropuertos-del-mundo-uníos, sistemáticamente a grupos de viajeros tirados en los asientos de antes de facturación? Siempre me preguntaba qué narices hacía esa gente allí (factura, pasa seguridad, y tírate dentro, no?). Bien, cuando los agentes del orden de las compañía nos indican cual es el procedimiento a seguir a partir de entonces, todas las piezas encajan: esa gente ha perdido un vuelo.

Como nosotros. Y si queremos volar con la compañía a cualquiera de los destinos de los alrededores de Vetusta, el procedimiento es el siguiente:

1. Afloje £40 por persona en ventanilla.
2. Su nombre irá a una lista de espera.
3. Busque sitio con todos los perdedores de los asientos pre-facturación. Adopte una posición de desolación y derrota total, física y mental.
4. Cuando vaya a salir un vuelo, un empleado leerá a las personas de la lista que caben en ese vuelo (las primeras 5 si hay 5 plazas, etc).
5. Si queda usted separad@ de su pareja porque él tiene el número 5 y usted el 6, puede optar por dejar a su pareja, o esperar al siguiente vuelo mirándose a los ojos.
6. Rece lo que sepa. Haga danzas rituales.

Los Pedalistas se miran, sueltan la pasta y se tiran a esos asientos. Los Pedalistas ponderan sobre qué lugar de la geografía peninsular les tocará llegar a mediatarde en Nochebuena, en un país cerrado.

Se acerca la azafata por primera vez. Todos los zombies se erizan en sus asientos. Y dice que tiene unas plazas libres para el siguiente destino, y empieza a leer el nombre de los agraciados.

El destino es...

Jerez de la Frontera.


Nochebuena en Jerez?










20 diciembre 2010

Doing the Gili

Consuerte trabaja en una empresa que en los últimos años se ha visto afectada por la crisis (como todas) y ha aplicado la tijera en muchos sitios: echando gente,  congelando sueldos, quitando ventajas para los trabajadores e incluso haciendo cenas de empresa en Navidad a escote. Sin palabras.

Sorprendentemente, no hay dinero para muchas cosas que propiciarían un clima más, digamos distendido entre los señores trabajadores, pero sí hay parné para destinarlo a chorradas varias. Dentro del apartado chorradas varias existe una en la que se vio envuelto Consuerte que yo creo que ha tenido un efecto distinto al buscado/esperado. Estoy hablando del Team Building o Construcción de equipo, que no es más que destinar un día de trabajo a hacer el gilipollas y mientras te invade no sólo el sentimiento del ridículo sino también la vergüenza ajena. A propósito del tema hizo una entrada Anchovie, pero nunca es lo mismo vivido en la propia carne.

Días antes del Dia "D", Consuerte y yo nos reíamos del tema. Al parecer él y los de su empresa tendrían que resolver un crimen y encontrar al culpable. Empezamos a fantasear y a descojonarnos: que si te lleves mis polvos compactos y la brocha de maquillaje y un poco de celo para tomar las huellas dactilares, que si te pongas unas gafas a lo Horatio Caine al más puro estilo CSI, no te olvides el maletín, que si me voy a llevar una cinta para precintar la zona y unas pinzas para recoger pruebas y meterlas en sobres, que si le voy a pedir pestados a Rey los walkies....

El día previo al Dia "D", Consuerte ya no se reía tanto.  Fulanito ha dicho que pasa de hacer el gilipollas y que no viene, Mengano resulta que ese día casualmente tiene médico, Zutano tampoco se va a quedar, viene por la mañana y luego se va.... No sé qué hacer, vaya marrón... Mejor no voy. No sé qué hacer. Al final voy a ir.

Yo que además de Diva soy malísima, no quería perderme el que alguien me contara una experiencia así en primera persona y además, en el fondo, creía que se lo podían pasar medio bien. Así que le animé a que participara y se integrara en el ambiente, segura de que fomentaría las relaciones y estrecharía lazos. Además lograría fortalecer sus habilidades personales, el compañerismo, delegación del trabajo, trabajo en equipo y bla, bla bla... Esto lo decía muy seria, pero Consuerte que me conoce no tragaba. 

Y por fin llegó el Día "D". Consuerte partió sin su maletín de CSI y un poco preocupado por verse a su edad, en una situación propia de los campamentos de scouts. Estuve todo el día esperando que me llamara para contarme. Como no me llamaba le llamé yo.

- Hola. ¿cómo va el crimen?


- Hola. Ya te contaré que ahora no puedo. Muy heavy.

El caso es que cuando llegaron a la empresa, había unas personas vestidas de CSI!!!!!!, que eran los que iban a motivar a los empleados. Consuerte y con él, toda la tribu, no se lo podían creer. El juego consistía de ir haciendo pruebas y por cada prueba realizada conseguían una pista para resolver el misterio. Así que se dividieron en equipos y les asignaron camisetas de colores. Cada equipo tuvo que ponerse un nombre e inventarse un grito de guerra en plan:

"Somos los castores y somos los mejores"

Si además iba acompañado de una coreografía mucho mejor.

Jugaron a la gallinita ciega, a encontrar pelotas, a subirse a una caja, simularon ser las "ruedas" de un tanque, se tiraron bombas ataviados con cascos vikingos y cuernos, se disfrazaron, cantaron canciones, jugaron a las sillas con música, hicieron el corro de la patata, anduvieron varios montando sobre los mismos esquís y sobre todo, el equipo de Consuerte hizo muchas trampas (para desesperación de su CSI). Todo para ganar.

Consuerte no puede dejar de pensar en la cara que ponían todos los que llegaban al polígono (viajantes, contratistas, transportistas y otros empleados no "elegidos") cuando los veían disfrazados en el jardín haciendo el gili con la que está cayendo... Confiesa que más de una vez se ausentó simulando una llamada al móvil porque su ego no podía asimilar tanta motivación. Lo peor es que existe un documento gráfico que lo ilustra todo para vergüenza de propios y ajenos. Yo lo he visto.

Yo creo que no lo han motivado mucho, la verdad.










19 diciembre 2010

Bares, qué lugares

El divague de "Los Santos Lugares", escrito desde Londinium fue el pistoletazo de salida. El llegar a Vetusta ha hecho el resto: "mira, ahí es donde... vaya, no está, hay en su lugar una tienda de cacahuetes amarilla". El día que vea una de estas tiendas en Londinium -llegarán- emigraré a Nueva Zelanda.

Y es que en la adolescencia tardía y en la Uni, vives mucho en la calle. Tu tarea en esta parte del ciclo vital es "la separación del núcleo familiar". La opinión de los amigos se hace más importante¨son el reflejo donde te miras" y tal. Las cosas pasan en las paradas de autobuses, en las fuentes, en la ladera del Parque Grande y, por supuesto, en los bares.

Ah, bares, qué lugares (tan gratos para conversar), no hay como el "Gran Café Niké", que fue la peña de los poetas y ya no existe, y donde perpetré mi primer beso, torpe y culpable.

Como el "Juan Sebastian Bar" ("el Sebas"), donde acompañamos a una amiga que venía de lejos a hacerse un test de embrazado... y el resultado fue negativamente positivo.

Como "El ángel azul" donde me reencontré con el grupo del cole de ciertos blogueros.


Como el "Tri-Tri", territorio melenudo, ese bar cuya puerta me fascinaba, y al que nunca pude entrar hasta que conocí al Peda.


Como el "Txiringuito" y sus ponches y el "juego del hielo" con la gente de la facultad.

Como el café "La Infanta", donde un anuncio del interfacultades buscando "gente que ame el debate" (versión embriónica de los blogs), nos reunió a un grupo extraño y postizo.


Como el "Big Ben" de San Miguel donde quedábamos con el grupo cuando fuí "chica de la Cruz Roja".


Como el "Bacharach", el metro cuadrado donde el Naúfrago Ro sigue buscando a su amigo Sergio Algora.


Como el "Hi-Fi", un clásico del rojerío vetustiano al que nunca fuí porque nunca tuve los amigos adecuados.


Como el "Café Levante", el de las leches merengadas.


Como "La campana de los perdidos", donde fuimos al concierto de "Carlos y Alicia".

Como el "Aloha 50s" o el "Kezka" donde iban los rockers de Radio La Granja.

Como el "Gaudeamus", donde nos despedimos con una amiga con la que cada vez teníamos menos en común.

Como el "Terminal", donde mejor me lo he pasado bailando.


... no hay como el calor del amor en un bar.

18 diciembre 2010

TED

Para todos aquellos que no sepáis que hacer el finde os voy a recomendar una página que de vez en cuando consulto: TED: Ideas worth spreading.  Es una de las de mi "cabecera", está entre mis favoritas y como reza su eslogan son ideas que vale la pena difundir. Como ellos mismos definen en su misión:

"We believe passionately in the power of ideas to change attitudes, lives and ultimately, the world. So we're building here a clearinghouse that offers free knowledge and inspiration from the world's most inspired thinkers, and also a community of curious souls to engage with ideas and each other."

En su web encontraréis material para muchos fines de semana y entre los speakers hay gente muy diversa en todos los sentidos. Desde Bono, Isabel Allende o Gordon Brown hasta gente menos conocida (por lo menos para mi) pero muy brillante. Aunque la mayor parte de las conferencias están en inglés, muchas tienen la opción de subitularla a varios idiomas, entre ellos el español. Los temas son tan variados como las personas que los exponen. La web te permite filtrarlos según la gente los califica; más divertido, más persuasivo, más informativo... y también por categorías: diseño, ciencia, ocio....

No tengo ningún favorito. Todos los que he visto me han aportado algo. Pero sí recuerdo el primero que vi y es el que os voy a enlazar ahora:


  
Buen finde!!


17 diciembre 2010

Los Santos Lugares

Hay un lugar en Vetusta de cuyo nombre y olor-que-todo-lo-impregna prefiero no acordarme en el que podré ser vista repetidas veces en las fechas entrañables que acechan. No siempre por propia voluntad, quede claro.

Para entender esta relación amor-odio hay que remontarse, como casi siempre, a épocas pretéritas y pluscuamperfectas. Corría la época de los Pedalistas sin-techo, cuando el Peda venía por Vetusta a pasar el día y vagábamos como almas en dicha por todos los antros de la ciudad, toda una jornada laboral de 12 horas, que terminaba cuando arrojaba a mi hombre a las fauces del Shangai, un tren de madrugada que recorría en canal la península, con lo mejor de cada casa en sus compartimentos. Esas jornadas de amor en vena en los cafés vetustianos (un té, un poleo-menta, otro té, una cocacola, un té, un kas-naranja) eran lo mejor para la oxitocina (hormona de l'amour!!!-acento soguillo), pero no para el estómago, que a la tercera infusión estabas ya hasta las narices sin saber qué pedir.

Un día -aciago- se me ocurrió la fatal idea de llevar a mi enamorado a comer un clásico de la gastronomía vetustiana estudiantil: El Bocata de Calamares Bravos. El Peda se mostró inicialmente un poco reticente: "un bocadillo de calamares? Qué raro" (así son los bárbaros del norte). Pero, en fin, todo es ponerse: una vez que probó el veneno, ay, quedó atrapado (algo así como por el aleteo de mis pestañas, pero aún más terrenal). El susodicho antro pasó a ser un lugar de culto, de peregrinación, de re-encuentro. Via crucis que seguimos, como almas pecadoras que somos, siempre que vamos a Vetusta.

Al principio estaba bien: vivía en negación sobre la peste a grasa que uno saca del lugar: los bocatas son un rito, el Peda es feliz en Vetusta, etc. Llegó un punto en que el Peda mostró su cara obsesiva (particuarmente atroz cuando el estómago está envuelto) y la peregrinación se me empezó a a antojar tipo cuesta arriba y descalza. Luego, algún amiguito cruel del Peda (no sé si recordarán al guapo que nos mandaba postales del Wojtyla) se cebó en envíar servilletas con su punto de salsa calamárica por correo tradicional (introdújose la peste en mi aséptica casa británica). La cosa se empezaba a ir de las manos.


Cuando pasábamos por Vetusta de vacaciones, pongamos la situación corte de pelo mientras el Peda "me esperaba leyendo el periódico en el café de enfrente". En el reencuentro, las di-pituitarias detectaban que ni periódico ni café de enfrente: el Peda había pisado lo que ya hacía tiempo se conoce en casa como "Los Santos Lugares". Para disimular, el Peda me intentaba distraer con hechos nimios como que el Antro es recomendado en la "Rough Guide" y no en la "Lonely Planet", gran garantía de la superioridad de la guía britanica sobre la yanki.

En estas Navidades que vienen, las personas normales soñamos con abrazar a la familia, con que vean a Mini después de tres meses, con reírnos con los amigos, con los mojitos, con ir al cine, con las acelgas, las borrajas, el ternasco y el cardo con bechamel. Tambien con el roscón de Reyes (LO AMO!) que en mi casa se empieza a comprar el 2 de Enero, por eso de que nos vamos antes.

El Peda, por el contrario, sueña con su visita a "Moneva 5" (antigua localización de tan perverso antro), donda ya deben estar preparando motores, llamando a la pesca mayor del Mesonychoteuthis Hamiltoni (calamar colosal, para el no-iniciado) y estirando de cuerdas a los gritos de ho-ho-ho. Cada vez falta menos para que los feligreses en la distancia más fieles de Los Santos Lugares se personen el mismo día de su aterrizaje en el centro del hedor de la reserva espiritual de occidente. Tic-toc.

16 diciembre 2010

Gota a gota

No entiendo el revuelo que se ha montado con las "revelaciones" de wikileaks. La mayor parte de las cosas que comenta eran de dominio público aunque no fueran políticamente correctas. La mayor parte de las noticias que han revelado eran una especie de comidilla conocida o sospechada por todos y que se ha visto corroborada. Que si EEUU duda de la salud mental de la presidenta de Argentina (big deal), que si Fidel tiene una enfermedad terminal que no hará que se muera de repente pero sí a medio plazo (la enfermedad se llama vejuz), que si la diplomacia española piensa que Venezuela es un desastre y chávez un payaso (sólo la diplomacia española?), que Putin es machista, Berlusconi es vanidoso y un amante de las fiestas salvajes y Zapatero aplica su política de izquierdas de una manera trasnochada y romántica (yo creo que salió de botellón toda la noche)... En fin que las revelaciones de wikileaks vienen a ser como las que hacía el "profeta Chirimía, que adivinaba lo que veía".




15 diciembre 2010

Redivanskyando

El lunes, con la emoción, me olvidé de poner un vídeo de "Exit through the gift shop", la peli de Bansky pero vaya, como enseguida constaté mi incapacidad para pensar en alto con los divagantes sobre el "arte en la calle" versus "producto en el museo", me dije "el miércoles". Hay divagues que deberían durar una semana.







Así que sigo, pero, al mover el ratón, ah, la primera en la frente: la alfombra o como se llame sobre la que el pobre roedor hace sus limitados paseos de click es una reproducción muy lograda de la Piedra Rosetta, directamente a la palma de mi mano desde la tienda de recuerdos del Museo Británico [Música de Psicosis de Hitchcok de fondo] Nota: divagantes, clemencia, que no se me confunda con esos seres, los turistas (este sería otro tema: esa especie de superioridad con la que los que vivimos aquí miran(mos) a los que vienen a pasar un finde, con la mochila en el frontal). Turistas que compran magnetos de cabinas rojas para sus frigos (el frontal de mi kitchenette plagada de Fashion-magnetos, con los que uno puede recorrer la trayectoria vagante de mi hermanita). Pero cómo divago: volviendo a la alfombra del roedor, fue un regalo de unos amigos a su paso por casa hace unos años. Yo debí decir que me gustaba aunque me negaba a pagar la exhorbitante cantidad que pedían por un trozo de plástico, pero mis amigos son así de detallistas y aparecieron un día con la
Rosetta.
Así que no seré yo quien tire la primera piedra (rosetta, jo jo), quien empiece a derramar gasolina alrededor del museo de turno (bueno, tentaciones hay con el Imperial War Museum, un horror que celebra la guerra, con dos torpedos de lo más fálico a su entrada, y que era antiguamente el manicomio de Bethlem, una institución). Yo me he beneficiado y me sigo beneficiando de estas instituciones, que tanto han hecho por mi crecimiento espiritual (si tuviera espíritu) y ahora por mi autoafianzamiento como Mater (qué sólida educación le estoy dando a Mini, que corre por los pasillos de la Tate los días lluviosos).
Sin bromas, los chavalitos de fuera de la Kapi recordamos muy bien nuestra primera visita al Prado. Habíamos visto los cuadros allí colgados tantas veces en los libros de historia que nos los sabíamos de memoria. Ahora, cual fue mi estado de gracia cuando entré en la sala de "Las Meninas". Una cámara decente podría haber captado el halo de luz pentecostal que decía Delgado cayendo sobre mí. No importa cuántas veces lo hayas visto en los libros, "Las Meninas" es para mí un claro ejemplo de un cuadro que SE SALE del cuadro. Siempre que voy a Madrid tengo que ir a verlo: me ilumina el día. Y no puedo esperar poder enseñárselo a Mini. Lo mismo me pasó con la Victoria de Samotracia cuando la conocí a los 18 en el Louvre o con el Guernica, otra visita obligada siempre que voy a Madrid. Ambos me dejaron, como dice Cortázar del amor "como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio". Así que no creo que haga falta tener amplios conocimientos para que te llegue el así-llamado-arte, TORO. O por lo menos yo lo nos tenía (ni tengo) a los 18, y me sentí así. Y supongo que el que un adolescente se sienta extasiado es más verdad que todos los cuadros que, como dice CORAGEOUS, porque yo lo valgo, alcanzan cifras ridículas. Y antes que Bansky estuvo el "Equipo Crónica", que divagaban cosas como estas meninas y este guernica.

Y cómo olvidar mi rollo con Francisco de Goya. Todo lo suyo me hipnotiza, me emociona, me mueve, me remueve. Desde "Los fusilamientos del 3 de Mayo", hasta sus grabados de Fuendetodos, pasando por las pinturas negras. No tengo palabras para expresar la alegría que me ha causado Goya a lo largo de mi vida, y la que me seguirá provocando cada vez que me reencuentre con él, o que lo comparta. No se si esto es arte, o como dice BASAJA, que simplemente me gusta. No sé cual es la definición de arte, pero si tiene que tener una finalidad, esa es la de PROVOCAR (que, incidentalmente, es para mí la finalidad de un blog, no necesariamente solo desde lo social, como Bansky, sino desde cualquier ámbito, un poema, una foto, desde el humor, desde la anécdota. Creo que estaremos de acuerdo en que, en el fondo, eso es lo que vamos buscando en otros blogs: que te saquen de la comodidad de tu sofá de alguna manera, que te hagan dudar, saltar, mover, agitar. Es el blog el grafitti de la literatura, del periodismo?). Uf, cierra paréntesis, estábamos en arte y provocación: porque como decía alguien por ahí “la ciencia nos tranquiliza, el arte nos agita”. Justo lo opuesto, y ambas cosas necesarias.

Sobre el mercadeo, NAN, aquí en Londres la mayor parte de los museos son gratis (que no las exposiciones). Si en algo tendría que invertir un gobierno es precisamente en abrir las puertas de los museos. Aquellos que antes, estamos de acuerdo, MOLINOS, eran las pinacotecas privadas del Rey Zutanito y que hoy están abiertas al “pueblo”. A qué pueblo? Ya es una hipocresía pretender que gente con ciertos ingresos económicos vayan a pagar la entrada del Prado, pero es que incluso en Londinium, esta gente no va a ir nunca a la National Gallery, porque están en su casa viendo la tele y comiendo patatas grasientas. Volvemos a la pirámide de Maslow: hay que tener satisfechas unas determinadas necesidades básicas (comida, refugio, etc.) antes de poder preocuparnos a acceder a las elevadas (realización, paladeo del “arte” etc.). Tanto Bansky como Delgado lo que dicen no es “eres culpable por tener el Guggen al lado de tu casa” (AMANITA y DIVA, claro que mola, los jamaicanos que vivían en la zona cutre tras la Tate Modern vendieron sus council flats y ahora a vivir la vida en Jamaica) sino que hay gente que está, a unos metros de nuestra casa, todavía preocupándose por sobrevivir, y no se trata, NAN, de crear programas benefactores para que no les echen, simplemente hay alguien ahí afuera que nos recuerda esa verdad tan desagradable de que otros no pueden comer.

Bansky, como dice MOLINOS y CLAUDIA, acabará en los museos, pero no será lo mismo. Parte de su encanto es su puesta en escena y sus valores no tendrán que ver con el establishment que supone el museo, nos guste o no. Nuestra suerte habrá consistido en haber vivido cuando grafiteaba las calles, y haber podido encontrar sus pintadas (o pinturas?) en cualquier calle, debajo de cualquier puente. Y luego habrá otros Banskys. Tal vez sea efímero PEQUE, pero la belleza de un ramo de flores no se puede comparar a la de una maceta, por no hablar de las flores de plástico. Precisamente su calidad de perecedero, ahí, retando al viento, a la lluvia, y al resto del mundo que pasea y a los que increpa, es parte de su grandeza.

Como lo es, K, ya que citas a Chillida, “El peine del viento”, del que precisamente hablaba Delgado en ese podcast (pues la conversación comenzó por el Chillida Leku). Decía algo así como que el peine del viento es un ejemplo de una obra de arte que alcanza su plenitud, su verdad, justamente ahí expuesta, exhibiéndose en el doble sentido de poniéndose en peligro y haciéndose accesible, ahí en la calle. Supongo que por razonas personales, poca escultura me emociona tanto como ésta y, al igual que peregrino a aquellos otros lugares de paseo por la capi, me llego hasta allí siempre que voy a Donosti.

SERGIO, me gusta lo que dices de los dos circuitos, “el oficial y el alternativo con un flujo de influencias en ambos sentidos”. Claro que el alternativo tiene el deber de llamar la atención sobre cosas que dices del oficial, sobre el mercadeo en el que se ha convertido, y tiene el deber de “tirar del carro”, porque es en la calle donde está la vida. Y con lo que estoy a muerte con Delgado es que ir a El Cairo y quedarte en las pirámides es perderte la vida frenética de sus calles, sus esquinas, su ebullición. Como está en la calle este proyecto de pintar favelas en Río. Como decía al principio, no se si es arte, pero me gusta, me mueve, me agita. Si quieres empezar el día con una emoción fuerte, clica aquí.


PS: Me mucha ilusión que CARA-COLA estuviera, como yo, frente a sus apuntes y con el corazón pegado a la radio en las noches de hace 20 años. Si existe la magia, es esa imagen. Y yo creo que no se ha vendido, TORO, creo que, como decía Saramago “cuanto más viejo, más libre, y cuanto más libre, más radical”.

14 diciembre 2010

Beast of burden



Cuando yo tenía 21 añitos me lo montaba todo lo bien que se podía a esa edad. Por aquel entonces no existía el programa orgasmus erasmus, así que para poder justificar un viajecito y a al vez sacarle provecho al tiempo me matriculé en Berkeley en dos cursos, en lo que se conoce como Summer Sessions o lo que es lo mismo, universidad de verano. Pensando en arreglar el mundo elegí International Relations e International Trade como asignaturas. Ya apuntaba maneras de international para estar en Lérida, pero divago...

Fue una forma de aprender algo, además de practicar inglés y ver mundo. Totalmente recomendable. ¿Cccómo? Ah, sí, no me quedé porque no me convalidaban nada de mis tres años de carrera y por aquel entonces tres años parecían mucho, demasiado tiempo y demasiado gasto, pero sí se me pasó por la cabeza.

Era increíble estar en clase con gente tan diversa en todos los sentidos y los profesores tan diferentes a los de mi rancia universidad. Recuerdo cómo estudiaban los orientales (soy incapaz de diferenciarlos). En una ocasión, estudiando en la biblioteca, tenía yo a uno enfrente sentado empollando como un loco,  impasible, concentrado total. Me tenía admirada, a mi, que me distraía con una mosca. En una de esas, sin querer derramé mi café sobre la mesa, con tan mala pata que la mesa tenía un pelín de inclinación hacia su lado. Intenté recogerlo rápidamente para no turbar su paz interior. Pero el tío era impertubable. El café le amenazaba y le iba cercando. Él, a medida que el café se le acercaba, movía un centímetro sus apuntes y seguía estudiando para mi desespero, mientras yo me afanaba en secar con servilletas todo lo rápido que podía. Nunca lo olvidaré.

En una de mis clases conocí a Jessica. Era una chica muy ambiciosa, inteligente y muy guapa. Tenía los orígenes más raros que he visto en mi vida. Su familia procedía del Perú, Líbano, Alemania y no sé de cuantos sitios más y al parecer ella se había quedado con lo mejor de cada zona. Enseguida congeniamos. No porque los polos opuestos se atraigan, no, que os veo venir, sino porque ambas  hablábamos español. Solíamos quedar a estudiar, compartíamos apuntes, comíamos algún día juntas y por la noche me llevaba a descubrir San Francisco la nuit. Nos poníamos guapas y frecuentábamos bares de música en vivo donde sentarse a escuchar blues, rock, otras veces íbamos a bailar salsa... Nos tomábamos a couple of drinks y volvíamos a la 01:00 de la mañana en su descapotable blanco cruzando el Bay Bridge, con esta canción a tope como banda sonora:


13 diciembre 2010

Banksy y el profe que nunca supo de Di

Todo el mundo conoce a Banksy, aunque nadie le haya visto. El famosísimo y misterioso grafitero de Bristol va dejando pintadas nocturnas por las paredes de todo el mundo y hace repensar a los ayuntamientos por las mañanas si tratarlo como al resto del graffiti ("vandalismo") o como obra de arte. Y es que claro, una pared en la que Bansky deja alguno de sus grafittis empieza a valer dinero. Mucho dinero. Lo mismo que los elementos de cualquiera de sus boicots: te hacen desear haber dado con uno de esos billetes de £10 alternativos que distribuyó hace años en Notting Hill. Imposible entrar en un divague en los temas sobre los que divaga Bansky por las paredes del mundo, uníos. Un google imágenes, o un paseo por su web ilustrarán al ávido divagante, que por otra parte ya ha podido disfrutarle en esta su casa aquí y acá.

En la primavera de este año salió su primera película "Exit through the gift shop" ("Salida por la tienda de recuerdos"), cuyo título ya ilustra perfectamente su visión de los museos. Los restaurantes, cafeterías y las tiendas, cada vez mayores y con objetos pretendidamente culturales / culturetas, la única manera de salir de algunos de ellos, más y más mercancía que, en la estantería de nuestra casa nos dará un aura de cultivados. Flashback de Jesucrito emprendiéndola con los mercaderes del templo a hostias (nunca mejor dicho).

Casualmente andaba yo con estos pensamientos, que si el Arte, que si Bansky, que si Jesucristo y su anger management, que se me ha escapado el metro, cuando caigo en el podcast de esta semana en el que me saluda con su particular manera de ver el mundo Manolo Delgado. Y, como dice Sábato, las casualidades no existen, y Delgado habla hoy de los museos, y del Arte con mayúsculas. Ah, Delgado: forma parte de mi pasado premeditado, alevoso y sobre todo, noctámbulo.

Allá por mis primeros años de carrera, mi lado nocturno se paseaba por diversas emisoras de radio y, en una de ellas, participaba un antropólogo profe de la Universidad de Barcelona. Era él. El primer programa que recuerdo fue uno en el que se hablaba de una discoteca donde acababan de prohibir "el lanzamiento del enano" (me refiero a personas de talla baja, no los de Blancanieves) y, donde obviamente, todos los participantes se mostraban escandalizados. De repente, el discurso del tal Delgado hizo que tirara los rotuladores fluorescentes con los que estaba intentando animar los interminables aborregantes apuntes y mirase hacia el aparato de radio. Parpadeo: ¿qué está diciendo este hombre? Seguí escuchando las dos horas que duraba el progarma, terminaba de madrugada y me dí cuenta, ya en la cama, de que nunca había oído nada así, nada que me hiciera pensar tanto. Ningún profesor en toda mi vida ha supuesto para mí lo que este profe de otros que, sin conocerme, me ayudó a pensar "fuera de la caja", que dicen los ingleses. Pasados los años tuve un jefe (y supervisor) que fue un poco lo que Delgado a través de la radio. El Profesor Delgado tiene un bloc que está enlazado en nuestros divlog ("El cor de les aparences") y sigue hablando por la radio, a años luz de muchos de los que tiene a su alrededor. Y el otro día habló de arte, y más o menos, esto es un resumen de lo que dijo. Seguro que si descubriera que he hecho esto usaría su ironía y su cachondeo vital para meterse conmigo y decir "¡pues menuda mierda!" :)


Total que, centrando, para el que ande perdido (que es, no nos engañemos, el objetivo del divlog), estabamos con Bansky, y sus pintadas callejeras.


"El Arte con mayúsculas, el que se pone solemne, que está en los museos, que es donde se supone reside la belleza, me carga un poco. Hay una mística de la cultura, que es en el fondo una nueva religión, con sus beatos, sus fieles y que da por supuesto que cuando entras a un museo ya de por sí te vuelves más inteligente, como si sobre ti cayeran lenguas de fuego Pentecostal que te redimieran y salvaran tu vida (que en el fondo es una mierda, no te engañes). Este es el mensaje: lo que rodea al museo, la vida, no tiene ningún interés. Lo auténtico, lo verdadero, esta allí metido, como en una nevera donde hay que pagar para entrar y donde representa que reside a tiempo completo la belleza.


Si pones un museo en una zona urbana a rehabilitar (gentrificar) lo que haces es echar a la gente que vivía en él para que vaya a vivir gente de clase media que de pronto está deseosa de un baño de autenticidad de barrio. La mayor parte de los museos sirven para eso: en el caso de Bilbao, el Guggenheim es la reconversión de los viejos astilleros, la zona portuaria, que ahora ve cómo se eleva el tono moral del territorio, lo cual implica, a la larga, que sube el precio del suelo. Al final el arte, la cultura y el museo llevan consigo que si al lado de tu casa montan un gran centro de estos, piensa que tus hijos no podrán ya permitirse vivir allí, porque se empezó todo a llenar de bares guay con velitas en medio, de gente interesante, bohemios, intelectuales, artistas, y todo eso a ti, que no eres más que un trabajador... pues tú sobras ahí.

Y cuando ponen arte en la calle, "el arte público", lo que acaban haciendo es una delegación del museo, igual que una cruz de término o una hornacina con un santo implica la presencia de la iglesia en el espacio público, como si lo bendijera.
La finalidad del museo hoy es que atraiga a turistas y genere pasta, que es de lo que estamos hablando, no de arte, sino de convertir al lugar en una especie de hito al que hay que peregrinar haciendo colas, y eso siempre acaba siendo dinero. El arte en el fondo, es una excusa, pero si el arte tiene que identificarse con la belleza… encuentro más belleza en el metro de Paris que en el Louvre.


El arte románico o el gótico, de una belleza inconcebible, no estaba en ningún museo, no soy tan revolucionario... pido únicamente que la belleza a la que nunca le negaré la condición de sagrada, vuelva a estar donde estuvo, que es cerca.


Y con este discurso soy todo menos original: cuando Buñuel, Dalí y Lorca iban a mear a las paredes de la Biblioteca Nacional o el Prado, ya estaban expresando una iconoclastia contra los museos que todas las grandes vanguardias del siglo XX, surrealistas, Dadá y compañía y luego los situacionistas ya estaban haciendo. Todo para expresar el desprecio hacia los museos como un lugar que pretenden monopolizar y guardar bajo llave la belleza y decir que únicamente existe ahí".

Manuel Delgado, la semana pasada, podcasteando por las calles de Londinium

12 diciembre 2010

La boira

Ha llegado y parece que para quedarse. Es un auténtico fastidio y me toca sufrirla a diario. Hay años que no ha venido a vernos. Otros apenas se ha quedado dos o tres días. Pero este año ha hecho hoy su aparición sin avisar, amenazando con quedarse varias semanas, puede que incluso meses. Si no fuera tan pesada...

Cuando ella está, todo se torna más tenebroso, más tétrico y el ambiente se vuelve gélido. El frío deja de ser seco y se carga de una humedad que va calándote hasta los huesos. Las mañanas aparecen con una fina rosada cubriendo los campos creando así una bella estampa invernal. Las luces se difuminan e incluso desaparecen, al igual que los edificios, los árboles y todo lo que se halle a una distancia media. En la carretera es fácil desorientarse y por ello busco encontrar un coche guía que vaya abriendo camino y lo sigo. Ni demasiado cerca para poder reaccionar, ni demasiado lejos como para perderlo de vista y quedarme sola ante el peligro.

Ayer fue el pimer día de niebla.





Sé una ciutat, molt lluny d’aquí, dolça i secreta

on els anys d’alegria són breus com una nit;

on el sol és feliç, el vent és un poeta,

i la boira és fidel com el meu esperit.


Marius Torres

11 diciembre 2010

Mike Leigh: Para mis 5 divagantes

Total que, NAN, TORO, TERESA, PETER, ANI y DIVA (que no cuenta como Divagante porque es Diva y le va en el sueldo), he vuelto a estar missing del mundo pantallil un par de días (?cuándo me descubrirá un magnate del petróleo y financiará una vida entregada al divagar?) y cuando por fín me he puesto a seguir divagando sobre vuestros subdivagues (qué complicado), en el post anterior ("El cine de Mike Leigh") he pensado: "si esto me da para un divague sucinto". Hete aquí el divague de hoy.

La improvisación sin guión
Por ello de la brevedad (y la vida paralela que, como dice mi amigo Santi "por aquello del comer" una se ve obligada a llevar), el otro día no conté la técnica que usa Leigh para rodar. Es curiosa y única, y supongo que de ahí le salen este tipo de películas. No escribe guión. Leigh tiene una vaga idea de lo que va a ir la peli, tiene cuatro trazos gruesos en su cabeza de unos cuantos personajes y, así, sin historia, llama a los actores les pregunta "si estan interesados en trabajar en su siguiente proyecto". Todos a los que yo les he leído/oído entrevistas dicen que de cabeaza y se aventuran en una peli que cuesta rodar más de 18 meses. Leigh se mete con cada uno de los personajes y juntos escriben su pasado, paso por paso. Visitan el colegio al que asistió, hornean las galletas que el personaje horneó con su abuela a los 7 años, pasa con ellos por sus primeros trabajos, fracasos amorosos, todo. Estas cosas no salen en la peli, pero le sirve al actor para lanzarse a improvisar. Porque entonces ya conoce al personaje: ha crecido con él. Los actores lo encuentran muy estimulante y distinto a nada que hayan hecho antes. Comprensiblemente.

Tom y Gerri, las antípodas del perro y el gato
(Teresa): Entono un mea culpa por lo de "Tom y Jerry", claro que es Gerri. Pero como se pronuncia igual, es una broma presente durante toda la película (cuando se presentan, la gente echa unas risitas). Si existiera, podría culpar al subconsciente. :)

Hablar de uno pispo: mal vetustiano?
(Diva): Tú crees que lo de hablar de sí mismo es cosa de Vetusta? Yo noto mucha diferencia entre el UK y la península, pero no había caído que particularmente en V. Que nos lo digan los doctores tiene Vetusta del divlog. Me parece simplemente de buena educación el mostrar interés por la otra persona, preguntarle más sobre lo que te está contando. El "pues yo más" al final es egocéntricamente infantil.
Pero, metabloguepensando, a veces tengo dudas, porque en los comentarios no puedes seguir esa regla de urbanidad que seguirías in situ, donde hay una conversación de ida-y-vuelta. Cuando comentas en un blog, puedes mostrar interés por lo que cuenta pero luego también se cuentan puntos de conexión, opinión... no sé, se puede ser egocéntricamente infantil con los comentarios, o, si me apuras, con los propios divagues? Mmm

Divixi & Dixi
(Peter): Me encantó lo de Dipi y Dape del otro día (mejor no entramos en quién es cada una) y hoy al leer Pixie y Dixie pensaba que era otra de tus adaptaciones: "Divixi y Dixi", la mardita roedoraaaaa

Poesía en celuloide
(Toro): Sin contarte nada, fíjate cuando la veas en al escena en la que Tom (el gato, ja ja, no venga, en serio), en la que Tom dobla unas camisas. Es pura poesía, te dará para una, desoladora y salvaje de las tuyas.

A vueltas con Maslow
NáN: Me apunto "La mejor juventud", que no he visto pero la sinopsis parece apasionante. No sé si en el caso de esta pareja les hace quedar como frívolos el hecho de "no sufrir" como sus amigos-desastre, como sugieres. Me parece que todo el mundo debería tener derecho a lo que esta pareja tiene: una vida con sus necesidades básicas cubiertas (otro día hablamos de Maslow, lo prometo), y las que no son tan básicas son todas de las que valen poco dinero (no voy a ser tan ingenua como para decir que no valen dinero, porque los libros y el ordenador se paga). La grandeza de Leigh consiste en presentarte a estos personajes con los que preferirías no hacer una cena de amigos, porque dicen cosas inconvenientes, no son ingeniosos, son patéticos, y hacerte entender, tras dos horas, de porqué son así. Y acabar sintiendo una enorme ternura y una confusión tremenda.

Voy mejorando con esto de la sucintez no? Besos de sábado.

09 diciembre 2010

El cine de Mike Leigh

Hace unas semanas fui a ver la última peli de Mike Leigh, el día del pre-estreno: "Another year" ("Otro año"). Leigh es un director emblemático en este país, "Secrets and lies", "Naked", "Vera Drake", "Happy Go Lucky" y tantas otras son suyas. Se le considera "cine social", pero en muchas de sus películas no es tan aparente como Ken Loach, que va siempre "a cara descubierta" con el tema que toque: "Ken", "Bread and roses", "Tierra y libertad", en fin, todas. Con Leigh, sin embargo, una puede entrar en el cine creyendo que va a ver una inocente peli de entretenimiento. Inocente.


"Another year" es un claro ejemplo de esto. Como el título indica, nos lleva por la vida de una pareja, Tom y Jerry, a lo largo de las cuatro estaciones del año. Y son esa pareja de clase media, profesionales, que viven valorando cosas como la amistad, la solidaridad, el cultivar su propio huerto sin dejarse distraer por todo eso que anuncian en las vallas y en las pantallas. Son una pareja feliz y además, para quien sabe valorar algo más que la tele plasma y el último iPhone, una pareja de privilegiados: ambos han ido a la universidad, y viven, sin alardes, rodeados de libros y experiencias. Tienen un hijo que está a punto de presentarles a su novia y un grupo de amigos que introducen el dilema que en toda narrativa ha de presentarse. Más que amigos, algunos son gente que han ido pasando por su vida y, gracias a su generosidad, se han quedado. Gente desorientada y perdida, gente que no ha tenido la suerte de la pareja principal o tal vez gente que simplemente no ha sabido jugar sus cartas?

Este es el tema de la película para mí, muy a grosso modo, porque evidentemente hay otros temas que se interconectan, pasan rápido pero, ay, al salir del cine todos pasan factura. A tenor del tema de la responsabilidad, la pareja feliz conoce a la novia de su hijo, una Terapeuta Ocupacional hija de padres de clase trabajadora. Creo que Leigh deja claro como Tom y Jerry le abren los brazos a esta chica por lo encantadora que es, sin tener en cuenta ni importarle que sus padres pertenezcan a otra esfera social. Esto es importantísimo en una sociedad como la inglesa, donde hay gran diferenciación entre las clases sociales, para empezar, con algo tan evidente como el acento. Suelen ser compartimentos estancos, y los hijos de los médicos se suelen emparejar con los hijos de los abogados et al. Por supuesto, hay excepciones, pero no vayamos de divinos. En mi propia facultad lo ví claro: un chico de barrio se enamoró de una chica cuyo padre era una famosa figura profesional en Vetusta, gente de mucha pasta. Los amigos le decían al chico "que se olvidara, que no pegaban". Evidentemente, la cosa no llegó a nada. Hablamos de los 90, no de una novela de Austen.

Leigh presenta a los amigos y conocidos que gravitan alrededor de la pareja con extrema compasión, dentro de lo difíciles y molestos que pueden llegar a ser. Y nos irritan porque son ese tipo de gente que muchos de nosotros, parejas felices, sólo vemos en las películas (o en el trabajo!). Gente que sólo habla de sí misma, que se meten en líos tontos, que beben demasiado porque no se soportan a ellos mismos. La escena final, en la que todos cenan alrededor de una mesa y unos hablan, se ríen, comentan lugares comunes, países visitados, aventuras del pasado, y otros callan con una infinita amargura en los ojos es devastadora.

No hay falta que nadie te grite un eslógan, te lea un panfleto, no hace falta consignas ni banderas. Dificil ver esa escena y no elevarse sobre la mesa como una cámara imaginaria y reflexionar más allá de lo que nos cabrean los manirrotos. El que salga del cine y no necesite hablar, sacar de dentro la cantidad de ideas y sentimientos que la peli provoca, el que no haya sido tocado en todas sus cuerdas por Mike Leigh... a ese le debe faltar lo que seguro es la actividad más intrínsecamente humana: ponerse en el lugar de otro.