Los de Bande á Part corriendo por el Louvre |
Esto voy pensando mientras avanzamos, ahora
ya en silencio, escuchando de fondo lo que deben ser animales, tal vez pájaros nocturnos. Y así es como voy a empezar a escribir lo que pase esta
noche, y de ahora en adelante, todo lo demás. Tengo que, de alguna manera,
empezar a anotar lo que ha ocurrido en todos estos meses que llevo en
Banderley: para no olvidar, para pensar y, en plan ambicioso, quizás para entender. A esta band
á parte nos une el delito del paseo astronómico de Richard, interesado y
autodidacta de las estrellas. La formamos, aparte de nuestro guía, Isabel Archer, la que quiere ser
psiquiatra solo como una vía para escribir ficción, Will, con el que
tengo algún asunto pendiente, y yo.
Es oficial: el bosque, tan de noche y una vez dentro, da miedo. Nos encaminamos hacia una pradera en un claro, subiendo
la montaña. Ellos han hecho esto otras veces: siguen unas señales
fluorescentes que nos flashean cuando las iluminamos con las linternas.
Detrás hemos dejado el camino por el que fui a hacer supervisión aquella mañana
con Steen. O eso creo, imposible determinarlo con exactitud: la noche es otro
país, otro continente del día.
Isabel y Will son de la casa verde y Richard les cuenta lo que es vivir en la amarilla, con Duncan y su obsesión con los psicópatas, con Morgana, y con el caso clínico Sandip. Y conmigo, a quien acaba de conocer de otra manera desde que me escucha algunas tardes hablar por teléfono, que está en una esquina del salón, con Wences. Parece que "soy otra persona".
- Y además -continúa- los españoles habláis demasiado rápido. Hice A levels de español, y no pillo ni una palabra de lo que dices.
-Los británicos siempre habéis hecho A levels
de algún idioma europeo, y nunca habláis ni entendéis nada. -digo- Lo tenéis demasiado
fácil: el resto se esfuerza en entenderse con vosotros. Y lo de la velocidad, yo no lo noto...
-Pues dicen que es el segundo idioma que se habla más rápido en el mundo, por detrás del japonés. Por lo que he leído -Isabel lo ha leído todo- las palabras y las expresiones en español suelen ser más largas que en inglés. O sea, es un idioma "poco denso" y para decir lo equivalente a otros en el mismo tiempo, hay que acelerar. En inglés, masticamos más las palabras... es para darle sentido a cada palabra corta.
-mmm, no lo había pensado, es cierto, -digo- en
inglés se prefiere la brevedad, por ejemplo: "first
come, first served"... estas cuatro palabras capturan algo que en castellano hay que decir de una manera muy larga: "el
primero que llegue -o que se apunte, o lo que sea, porque aunque sea metáfora de restaurante, esto se extiende a todo- será
servido en primer lugar".
- De todo esto que habláis, lo que me interesa más es cómo hablar uno u otro idioma afecta a nuestra manera de pensar. - comenta Will- Tuvimos un colega griego aquí hace un tiempo, ¿te acuerdas Richard?, que su manera de hablar y particularmente de escribir era tan retorcida, le costaba tanto llegar al centro de la cuestión, que yo me preguntaba si es que su idioma les hace pensar así...
-Bueno, eso tal vez aplica a mi lengua materna –les digo, pensando si somos retorcidos- Desde que estoy aquí me he dado cuenta de que el castellano puede ser en algunas cosas menos preciso, más ambiguo... en algunas cosas, eh, en tiempos verbales os ganamos en precisión. El inglés es más explícito, directo.. emm... más económico. He leído por ahí que necesitamos el 15% más de palabras en castellano para llegar al mismo nivel de estilo y exactitud comunicativa que en inglés...
-Pobres traductores... los libros tendrán más páginas, claro -dice Richard que va el primero de la expedición pero está escuchando- Y además tenéis esa cosa tan curiosa de dos verbos diferentes para "to be", ¿no?
-Ah claro, "ser y estar" -digo en castellano- Con ellos se
implica un estado permanente o transitorio: "ser aburrido versus
estar aburrido", por ejemplo. O también se puede implicar ser más activo: "estar durmiendo versus estar
dormido". Tú haces las cosas, no solo ellas te pasan. Aunque “estar
enamorado", por ejemplo, no sé si pertenece al ejemplo de la
transitoriedad o a que es un acto de la voluntad.
-Quiero pensar lo segundo -dice Will, y como no le
veo la cara no sé si está siendo irónico.
-Ahhh qué romántico Will -dice Isabel con una
carcajada que me suena forzada - yo creo que con según quién, hay que esforzarse mucho para eso, hay
que ser activo. Pero también hay gente que pasivamente se deja querer...
-Esto lo aprendiste con Austen, ¿no? - contesta Will. Menos mal que no nos estamos viendo las caras.
-Ermmm, precisamente, Will: recuerdo una anécdota sobre comparativas culturales de idiomas, una frase de aquel rey español, Carlos V - bien por Richard y su esfuerzo ímprobo por desviar el mal rollo.
-No la conozco, cuenta! - mi voz suena demasido entusiasta.
-Este rey decía algo así como que... si era necesario hablar
con Dios, usaría el español; si
con amigos, el italiano; en actividades amatorias, por supuesto el francés, y si lo que quisiera es amenazar, el alemán.
-Ahh, sí, sí... yo la conocía distinta: con su caballo hablaba alemán- digo, y todos se ríen. Prueba conseguida.
-No hablo español -dice Isabel- pero al oído me suena, no sé, ¿más poético, más lírico?
-Bueno, yo no puedo ser objetiva - y me paro un momento - pero al ser la estructura menos rígida que en inglés, puedes dar matices a una palabra según dónde la pongas en la frase: esto es un gran recurso en nuestra literatura.-¿Y en qué idioma piensas? - este es Richard, y
esta pregunta me la han hecho muchas veces.
-Si hablo en inglés, en inglés... sin
acento, eh? - y me río - y... también he recordado algún sueño en
inglés.
-Qué interesante...
- Y por supuesto, hay cosas que puedo decir en un idioma y no en otro, me pasa con ambos. Hay sentimientos o ideas que no tengo en el otro idioma. Y tienes razón, Richard, con lo que dijiste al principio de esto: creo que soy un poco diferente persona cuando hablo uno u otro...
-Total que convendremos que el inglés es más un idioma de negocios, de ciencia, de tecnología. Ir al punto sin perdernos, sin desviarnos… -resume Will.
-Y el español es más retórico, lleno de redundancias...
-Hey, chicos, aquí es! - nos grita
Richard, que se ha adelantado.
Por fin hemos dejado atrás el bosque y estamos en un claro, arriba en la montaña. Richard está mirando al cielo mientras da vueltas sobre sí mismo, hasta que se para. Nos sentamos en el césped, apagamos las linternas. Sigue habiendo ruidos que no identifico, tal vez crujir de árboles. No hay viento, no hace frío. Huele a tomillo, a espliego. Se ve negro el brezo que de día es violeta. Especie protegida, muy hermanas Bronte. Will e Isabel abren las mochilas: cuatro vasitos y una botella de líquido transparente. Era una sorpresa, me habían dicho: un licor de Yorkshire hecho con enebro, de esos que te quema la garganta. Para ver estas estrellas no hacía falta haber subido hasta aquí. Ellos se toman cuatro seguidos. Yo me paro al segundo, el efecto es el mismo.
Ahí estamos los cuatro, echados sobre el césped. Mirando al cielo en una isla no conocida precisamente por sus observatorios astronómicos. ¿Quién dijo noches de cielos claros? Richard ha debido leer mi mente:
-Dentro de todo, la costa este que corre paralela a donde estamos, el Parque Nacional de los Páramos del Norte de Yorkshire, como sabéis, es de los mejores lugares para ver estrellas. - parece un verdadero profesor. Se hace un silencio, y sigue- Dicen que en algunas circunstancias, de septiembre a marzo, se puede ver desde aquí hasta la Aurora Boreal... aunque claro, lo mejor es ir hacia el norte, a las Shetland. Pero para estrellas, el bosque de Dalby o los acantilados de la costa entre Saltburn y Scarborough pueden ser una fiesta: ¿os animaríais a ir otro día?
Nadie contesta. No puedo hablar por los demás, pero yo estoy tirando a hipnotizada (enebro e inmensidad allá arriba mediante). No quiero pensar en nada, solo que siga hablando. Si este momento tuviera banda sonora sería "Starman".
He'd like to come and meet us
But he thinks he'd blow our minds
- Mirad, la galaxia Andrómeda es el objeto más lejano que se puede ver a simple vista desde los páramos. La doncella encadenada. Está a dos millones y medio de años luz... ¿veis, parece como unos rayitos así muy tenues bajo aquella constelación zigzag que es... Casiopea, otra galaxia espiral, similar a la nuestra, con 300,000 millones de soles y la tira de planetas.
Richard se para un momento. Casiopea: siempre
me gustó ese nombre, siempre me gustaron los nombres griegos, sus sonoridad:
Cassandra, Calíope, Hipatia, Atenea, Hermiona, que suena un poco como
Mariona...
He's told us not to blow it
'Cause he knows it's all worthwhile
Había que pedir un deseo, al ver caer una - y
yo he visto millones en los eternos veranos de mi infancia. En aquel pueblo de
vacaciones, por las noches, jugábamos a la goma o al descanso, o lo mejor, a
polis y cacos con linternas por callejones oscuros, e incluso hacia la huerta.
Si me tocaba con la amiga adecuada, que se atrevía a alejarse lo suficiente,
llegábamos hasta el molino y nos echábamos junto al río a mirar el cielo. En la
adolescencia, nos reuníamos en una casa vieja deshabitada, "la peña".
Allí se hablaba, se jugaba al Trivial toda la noche, al póker de dados, se
aprendía a beber y a besar. Yo seguía queriéndome escapar de esas cuatro
paredes para ver las estrellas y sentir lo mismo que siento hoy: que nada
importa, en realidad, tanto.
Hey, that's far out, so you heard him too
Look out your window, I can see his light
If we can sparkle he may land tonight
Don't tell your poppa or he'll get us locked up in fright
La entonación que ha usado Richard también es de cuentista, no se la había escuchado antes. No sé, de nuevo, si será el enebro, pero he sentido que me acunaba, que iba acompasada con el bum-bum de mi corazón. Luego sabré que lo que ha pasado se llama "pentámetro yámbico", un tipo de verso muy usado por Shakespeare. Cada uno suele estar compuesto de dos sílabas, no acentuada y acentuada, sin rima, y suena algo así como "da DUM da DUM da DUM da DUM". Es muy reconfortante: el galope de un caballo, o el retumbar de tambores de procesión dentro de tu caja torácica. Y así me encuentro, siguiendo su ritmo con mis dedos sobre el esternón. da DUM da DUM da DUM. Y Starman, claro.
Ruido de vidrio me devuelve a la noche a ras de
suelo de los páramos. Isabel está sacando la otra botella y aunque es obvio que
no lo necesito, bebo como los demás. Enseguida se ha roto la magia del
espectáculo sobre nuestras cabezas, la mitología en clase de latín, las noches
en el molino a reventar de estrellas fugaces. Todos nos estamos riendo de
un juego de palabras ni tan gracioso: es la fase en la que todo es hilarante. Lo
siguiente es Will aullando, Richard sobre él, pretendiendo reducirle, e
Isabel llenando los vasos de nuevo. El licor es impresentable: ya no hay duda.
Estado liminal, en el límite, en la barrera entre la desinhibición y el intento
de control, gana la primera:
-¿Sabéis una cosa? - les digo. Y ellos paran el forcejeo y se vuelven a sentar- He empezado a escribir.
Y dejo la frase ahí, a ver qué pasa. Como si
supiera que eso iba a desencadenar algo. Como si no hubiera tenido elección, porque
algo me decía que eso era la llave para abrir cosas. También aquel candado que
alguien me regaló para Navidades. Pero tic-toc, tic-toc, interminables, no sé,
¿cinco segundos? Y solo se oye una lechuza y las ramas y los grillos y
cuando ya es insoportable, Isabel dice:
-¿Por qué? ¿Por qué ahora? - ¿es agresivo, o me suena solo a mí? Como si la estuviera ofendiendo por algo, como si tuviera ella el monopolio de la escritura de Banderley.
- Porque este último año ha sido... em, duro. La escritura me habría ayudado a entender por qué ha sido tan
difícil.
-¿Has escrito antes? -pregunta Will.
-Sí, siempre he escrito, pero al llegar a Banderley cometí el error de no seguir. Estaba
sobrepasada por todo, sin tiempo de nada. Bueno... excusas y un error.
-¿Y para quién? - sigue Will. Y se da la
vuelta sobre el césped hacia mí, sujetándose la cabeza con el brazo. Isabel y
Richard siguen de espaldas mirando a las estrellas.
-He escrito muchas cartas, y luego algún texto
suelto para revistas en la uni. El resto, escribía para mí.
-Si no publicas, si no compartes, no eres
escritora - dureza en la voz de Isabel, que no se ha molestado en mirarme.
-Es que yo no quiero ser escritora, yo quiero
escribir - le contesto, incorporándome.
- Tener la valentía de dejarlo ir, que no sea solo tuyo. Que pase a ser de otros, que harán con ello lo que quieran. Y se transformará en otra cosa: de eso va escribir.
-Gracias, Isabel por la breve intro a la filosofía de la escritura -le digo, igual un poco agresivamente- Pero mepregunto por qué cada vez que he sugerido hacer un taller de escritura en Banderley, o se cambia de tema o alguien me quita los carteles.
-¿Estás lista para una historia? -dice Will
-Will... -le reprocha Isabel, que se acaba de
sentar.
-¿Qué pasa? Mariona ya puede saber esto... es una de los nuestros.
"Gooble Gobble Gooble Gobble We Accept Her We Accept Her One of Us One of Us!". |
"She's one of us, she's one of us", pienso. Otra freak, como ellos. La escena de "La parada de los monstruos" destierra a Starman de un plumazo. Gooble Gobble Gooble Gobble. Soy una de ellos, una de ellos, una de ellos... caigo de nuevo sobre mi espalda y vaya: a la vez que yo, cae una estrella fugaz.