Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido (A Ernaux)
La vida real no está a la altura de escribir sobre ella (J Eugenides)
Lo que me interesan son los errores, fruto de la pasión, los errores que se cometen arriesgando (G Steiner)
En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos (M Benedetti)
Escribir es persuadir a un extraño de que se quede (R Cusk)
El camino del exceso conduce a la sabiduría (W Blake)
Para entender el porqué de la publicación de esta leyenda se aconseja pasar antes por El pavo y los regalos y/o por esta otra El PP. Simplemente quiero poner de manifiesto que desde siempre, el pavo real ha sido malo y no es que yo le tenga una especial inquina.
Hubo una época en la que las aves no son como las vemos ahora. Entre ellas había constantes riñas porque todas creían que tenían mayor importancia que las otras, algunas por lo bello de su canto, otras por sus llamativos plumajes.
En ese entonces, el Gran Espíritu que todo lo sabe y todo lo ha creado, convocó a una asamblea, para elegir a una que pudiera gobernar a todas las aves, con la nobleza que requería tan elevado cargo.
Comenzaron las aves a discutir con las otras sobre el concurso, y empezaron cada una a exaltar sus virtudes, pretendiendo ser merecedoras de tal distinción.
-Seguramente será elegida el ave con el canto más dulce - dijo Xkokolch, el ruiseñor, desde la rama de un grueso árbol- así podrá lograr el consenso de todas y su voz será una caricia para las que se encuentren apesadumbradas.
-Te equivocas - replicó Cutz, el Pavo Montés, mientras se posaba en otro árbol- eso no es lo que necesitamos. Quien gobierne a las otras aves debe ser fuerte, con el carácter y rigidez que el puesto requiere, para poner orden donde nunca lo ha habido - y con sus garras rompió la rama en la que estaba posado.
- Estoy en desacuerdo! - contestó Chac-dzibdzib, el Cardenal, mientras desplegaba sus alas - no hay otra ave que sea más capaz que yo para gobernar aquí - Mi trayectoria es impecable, y todo el mundo se admira de mi plumaje color escarlata.
Dzul-Cutz, el Pavo Real, escuchaba a las otras aves que trataban de exaltar sus características. Pero él, como en ese entonces no tenía un plumaje muy bello, se inhibía por su escaso atractivo, y se llenaba de envidia. En un momento, le vino a la mente su Puhuy, el mensajero de los caminos, quien por estar ausente no se había enterado de que las aves discutían quién debía ganar el concurso.
Dzul-Cutz el Pavo Real, se encaminó hacia la casa de éste último y le comentó de la convocatoria:
-Yo sé que no soy capaz de concursar con este plumaje para este concurso, y en tu caso, tú tienes un plumaje hermoso, pero eres demasiado pequeño para ser el Rey de las Aves, y tal vez te pueda faltar la elegancia y gracia que yo poseo. He venido a proponerte algo: Si tú me prestas tu plumaje yo podría ganar el concurso y entonces compartiría mis riquezas y honores de mi reino.
El pájaro Puhuy al principio desconfió, pero después de que Dzul-Cutz le insistió, logró quedar convencido y le prestó sus plumas, que al principio fueron pocas pero después se reprodujeron para cubrir el cuerpo del Pavo Real con un estupendo vestido con una larga cola con el color turquesa del mar, y los colores cálidos del atardecer.
Dzul-Cutz el Pavo Real se dirigió al elegante edificio donde se habían reunido las aves a elegir al Rey de las Aves, y al entrar contoneándose y con el cuello erguido causó exclamasiones y las aves más bellas, que habían pensado ser merecedoras de el primer lugar movieron la cabeza con incredulidad al contemplar la galanura con la que se adueñaba Dzul-Cutz del evento, mientras entonaba un melodioso gorjeo.
El Gran Espíritu, maravillado ante la imagen del Pavo Real, no dudó en proclamar al Pavo Real como monarca de las aves, y entonces ordenó difundir la noticia por todos los alrededores
Sin embargo, Dzul-Cutz no devolvió a Puhuy sus plumas, y después de unas semanas apareció éste último tapándose debajo de un arbusto, y con frío. Al haber ganado a riquezas y honores, el Pavo Real se había olvidado del favor que le había hecho su amigo. Todas las aves hicieron saber al Gran Espíritu que el Pavo Real había logrado ese bello plumaje por medio de la traición que había hecho a Puhuy y exigieron que fuera castigado.
Desde entonces, cada vez que el majestuoso Pavo Real abre el pico, no sale más un bello canto de su garganta, sino un sonido desagradable que causa risa en las otras aves, en castigo a su mala acción.
Poca gente sale de "Dut yeung nin wa" ("In the mood for love" o, en castellano-argh, qué horror, "Deseando amar"), la peli de Wong Kar-Wai sin tener opinión sobre su banda sonora.
Hace unos días comenté que si no tuviera que trabajar para vivir, pasaría la mayor parte de la vida leyendo, viendo pelis, escribiendo, haciendo fotos, bajando cuestas en bici y en el agua (no nadando exactamente). Hay otras muchas cosas que me gusta hacer (por ejemplo, "opá", ese post está gestándose), pero mi idea de la felicidad pasa por mucho de lo de arriba, si es posible con vistas al mar y ni una sola construcción en kms a la redonda.
Por eso, al tomar la mayor decisión de mi vida (Mini sí, Mini no) había tantas y tantas dudas. Particularmente por el tema "parques y jardines". ¿Pero que haré yo en un parque con bebé en carrito cuando lo mío es estar, como buen asperger, pegada a mi libro o mi ordenador? I won't belong. No perteneceré.
Cuando tienes un hijo, se activa una red social a tu alrededor con la que no tienes necesariamente nada en común salvo que viven en tu barrio y, por supuesto, el vástago. Yo tuve principalmente tres compañeras en esto de ser-nueva-madre. La última en conocer y única que aún conservo, L., es francesa, con una melena pelirroja impresionante, de mi edad, y tuvo a A. por cesárea de emergencia (como yo) exactamente un día antes. Los hados hicieron que compartiéramos habitación frente al Parlamento, y muchos intereses. A L. le gusta la fotografía, ir a exposiciones y el cine.
A las otras dos las conocí antes, en aquellas clases antenatales terroríficas (algún día busco el refrito y os lo cuelgo) que hacíamos en el hospital con las matronas. Las dos tendrían unos 29-30, eran rubias, y trabajaban en algo que desde luego no era ni la mitad de serio que sus maridos. Parecía uno de esos trabajos charanga que algunas se buscan antes de casarse para rellenar unos años, pero que luego van a dejar claramente aparcado cuando empiecen su carrera reproductiva. Eran el prototipo de libro de texto de lo que en este país se llama "middle class" (clase media, pero en UK esto significa más que media en la península, son la gente bien). “Desperately middle-class” que se dice por aquí (que desesperan por su medioclasismo).
No hay que confundir con clasificaciones que podamos tener en nuestra cabeza de la península, donde todo sigue tan polarizado. Aquí esa middle class no ha de ser conservadora en principio. Hay muchos de esos profesionales de izquierdas, que van en bici, que reciclan y compran todo orgánico en la tienda local, y que tienen las paredes forradas de libros. Lectores de The Guardian. En fín, ese rollo. Estas chicas eran del grupo conservador, el que lee el Daily Telegraph.
Simpáticas, y poco más. Competitivas a tope, en un tema que a mí me alucinaba, porque puedo entender competición laboral o académica (que, a lo largo de mi vida siempre ha sido muy selectiva: hay gente con la que me sale competir, gente que no. Por mucho que ellos lo intenten, es irracional) pero esta competición... con estas Pili y Mili a mí no me salía. Veamos un ejemplo: conversación en una terraza en la que Pili le acusa cariñosamente a Mili de llevar las uñas de los pies pintadas “¿Pero dónde encuentras el tiempo?” Mili entonces se disculpa siguiendo la regla self-deprecation universal en las inglesas ya descrita en este blog: “no, si las pinté sólo por encima, sin pasar primero la acetona. A mí lo que me gusta es cómo llevas hoy el pelo”. Imaginad a una pobre Di estupefacta observando esa conversación, sin saber si sonreir o hacer como que busca algo en el bolso.
Un día una de ellas organizó una sesión de “baby massage” con una terapeuta especializada entusiástica. La sesión fue esta vez también con los chicos, y en casa de una de ellas. Lo más interesente fue colgarme junto con el Peda de su librería donde llegamos a la conclusión de que el marido había estudiado Filología Clásica en Oxford y lo secuestramos a preguntas. En UK es muy común hacer una carrera académica de lo que quieras, y luego tu carrera profesional es otra cosa. Así que este chico ahora trabajaba en la City, porque la verdad es que con latín y griego clásico parece que uno no puede comprarse esa casa, ni ese coche, ni la cantidad ingente de objetos para uso y disfrute del bebé que había en aquella casa: tenían muchas cosas repetidas, dos bouncing chairs, dos baby gym, varios baby mats, y tantos y tantos juguetes con batería y mucho plástico que salí con medio sentimiento de culpa por no tener tanta mercancía para Mini. El dormitorio del bebé era de catálogo (y yo mientras tanto pensando en Mini con cuna de Ikea de 49 libras situada bajo el Guernica en lo que antes era nuestro estudio. Di, tendrás que, por lo menos, quitar el Guernica y poner allí unos cuantos ositos). Por supuesto al salir descargué todas estas inseguridades de just-mother y el Peda me puso los pies en el suelo. “Al final, esto es un consumismo más, es para ellos para quien compran no para el niño que no se entera de nada y sostiene la cabeza mucho menos que Mini, etc”.
Un día, tomando un te en el kiosco de la música tuve una de esas experiencias de “despersonalización”, esas en las que te ves desde fuera como un actor en un escenario. Ahí estaba yo, escuchando verdades como puños tipo “me parece cruel poner al bebé en la cuna, ha de pasar una primera fase de capazo” o “nos queremos cambiar a la campiña cuando antes, porque mis recuerdos de la infancia son allí: llovía y mi madre nos ponía las wellies, y ale, salid al jardín. Londres no es lugar para un bebé”. ¿Pero qué (coño) hago yo aquí? ¿Pero de qué están hablando estas tías?
El portazo fue metafórico. Y pasé, de las conversaciones de columpio, a lanzarme a disfrutar de lo que me estaba esperando afuera. El mayor parque de atracciones del mundo: Londres.
Luis Barragán es el culpable de que me interesara la arquitectura mexicana y de que me fascine el color (otro día os hablo del sin igual Ricardo Legorreta).
Nació en Guadalajara (Jalisco) y es uno de los arquitectos mexicanos más importantes del siglo XX y de los pocos que cuentan en su haber con el Premio Pritzker, algo así como el nobel de arquitectura. Tan merecido galardón le fue entregado en 1980. Creo que junto a él, sólo hay un arquitecto brasileño en todo latinoamérica poseedor de tal reconocimiento. No en vano "Casa Barragán" es, desde el año 2004, uno de los edificios catalogados por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Si vais al DF, es una visita obligada, no sólo para todos aquellos amantes del color y de la arquitectura mexicana, sino simplemente para entender muchas de las cosas que veréis después en el resto del país.
Luis Barragán se forma como ingeniero, quizá por eso no esperaba nunca un premio tan importante, pero su trayectoria personal, su sensibilidad, sus viajes, las diversas lecturas y amistades, hacen de él uno de los arquitectos más influyentes de nuestra época. Como muchos, no fue profeta en su tierra y el reconocimiento por parte de los suyos le llegó tarde, después del éxito internacional.
En su trabajo parte de una premisa básica para mí: las dimensiones generosas. El verdadero lujo reside hoy en día, en el espacio más que en los acabados, en la posibilidad de movimiento más que en la abundancia de elementos.
Sus obras aunque minimalistas, son mexicanas de corazón y por ello maximizan las sensaciones. Para él las cosas simples son las que viven eternamente. La fuerza emana siempre del interior, de los espacios vacíos, de los sonidos, de la luz y del color. Ese color de las paredes ayuda a delimitar o agrandar espacios a la vez que nos sitúa en un estado de ánimo determinado. Fue de los primeros arquitectos en usar el color, ese rosa mexicano, como un elemento arquitectónico más.
En su trabajo busca la mexicanidad del siglo XX sin recurrir a tendencias europeas. Barragán en sus viajes se nutre de la arquitectura extranjera pero después la hace mexicana. Recupera los materiales tradicionales de su pueblo, las terminaciones típicas en estuco, adobe o piedra y confía sus jardines a la flora autóctona. El muro es el gran protagonista de su obra. Barragán lo rescata del olvido y lo utiliza para ir enseñando el espacio tal y como él quiere hacerlo. Poco a poco. El visitante recibe así un striptease arquitectónico a medida que penetra en la vivienda, va lentamente desvelando el interior desde un exterior anónimo y que a simple vista pasaría desapercibido.
Su excasa obra es totalmente atemporal pero autobiográfica. En ella intenta plasmar las sensaciones vividas en su infancia en la hacienda donde creció y pone de manifiesto el carácter religioso de su familia, las visitas a los monasterios y las iglesias. Los claustros, las celdas, los patios solitarios son fuente de inspiración. Sus casas son monásticas de espíritu y suponen un refugio para la vida contemporanea. En sus habitaciones el tiempo pasa lentamente, demorándose.
CASA GILARDI
En el exterior pone el jardín a disposición de la naturaleza, que sea élla la que le vaya dando forma, sin imposiciones de ningún tipo. Tiene como referente a la Alhambra y sus jardines y fuentes, en los que el agua fluye y te acompaña en tu visita. En palabras suyas: "La arquitectura no sólo es espacial, sino musical. Y es el agua la que toca esta música. La importancia de los muros reside en que forman una barrera a lo de afuera. La calle es agresiva, hostil; los muros crean silencio. Con ese silencio podemos hacer música del agua. Y así, esta armonía continuará rodeándonos"
Bienvenidos a Refritos Mix. Esto se escribió el 19 de agosto de 2004 cuando los pedalistas hacían las Américas. Dicen que los sabáticos han de ocurrir cada siete años...
Guanajuato fue en su día la ciudad más rica y próspera de México, debido a las minas de plata. Y se le nota: iglesias coloniales en cada esquina, y mansiones, y parques, y calles adoquinadas. Es una ciudad pequeña con ambiente universitario, donde los paseos son muy agradables. Debe ser uno de los lugares más turísticos de México, pero turismo principalmente mexicano y mochilero de holandeses y algún yanki. Es curioso ver cómo los españoles han desaparecido por completo tras dejar la península de Yucatán, donde seguirán churrascándose bajo el sol de Cancún o Playa. Este turismo tiene implicaciones buenas: los puntos de Internet son muy abundantes y baratos, y malas: los hoteles son muy caros.
Así que los pedalistas, siguiendo fielmente su guía de viaje (aúpa Rough Guide, muerte Lonely Planet), se encaminan a la Posada La Condesa, sin haber realmente leído muy bien los comentarios. Al llegar, a media tarde, hay unos cuantos viejos en recepción. La habitación son 180 pesos, y pese a que la parte de abajo de la "posada" está un tanto destartalada (tirando a almacén, mesas apiladas y otros efectos) la subimos a ver. Mientras avanzamos me intento convencer de que tiene un sabor como a casa vieja de pueblo, donde en los bajos había vacas antaño y hoy se acumulan trastos con polvo. Al encarar las escaleras observo con estupor (cómo no hacerlo) que hay dos armaduras tamaño natural mexicano (les paso la cabeza, como a la mayoría de los mexicanos.) Al llegar a la puerta de la habitación, el viejo no se ruboriza al abrir con una llave de juguete un candado que ata una cadena de mala manera a la puerta, y nos mete en una habitación sin ventanas. Y sin enchufe. El baño está claramente improvisado, y se puede decir que, con voluntad, uno se puede duchar, lavar las manos y hacer pis a la vez.
Nos miramos con cara de pena. Sé que ya se veía venir, pero cuando uno llega tras varias horas de autobús, sin alojamiento reservado, y con las mochilas, de lo único q tiene ganas es de darse una ducha (o lo q se pueda hacer aquí), soltar las mochilas e irse a comer algo. Excusas, vale, pero aceptamos.
Cuando volvemos por la noche y nos acostamos nos sorprende un nuevo pequeño problema: el Capitolio. Así se llama (cómo olvidarlo) la discoteca pared con pared con el hotel, y en concreto con nuestra habitación. Se oye la música mucho más claramente q si la tuviéramos en la habitación a todo trapo. Y a ver, digo música por decir algo. En México hemos pasado horas y horas en las terrazas de bares con música en directo (en concreto en Guanajuato, donde hace fresquito, te ponen mantas en las sillas como en Copenhage) escuchando a distintos tipos con coleta y una guitarra cantando a Serrat, a Silvio, o repetidas veces, esta canción que nunca me canso de escuchar...
Pero lo del Capitolio es otro rollo. "Rollo gentejoven" que diría mi amigo Wolf. Nos miramos escépticos, pero acto seguido el pedalista compañero de fatigas dice que "no hay problema, está todo controlado". La solución está en la mochila: tenemos los tapones de los oídos de Angeles (nuestra amiga azafata, gracias British Airways.) Estos tapones son los que usan los técnicos de la British cuando los motores de los aviones están funcionando en tierra. Para que se hagan una idea. Los tapones que usan los ingenieros para amortiguar un reactor en su oreja. Bien, se insertan. Y dos segundos más tarde se hace evidente una triste realidad: ni estos titanes del aislamiento logran amortiguar el maldito Capitolio. Por afinar, en concreto creo que tal vez quitan los agudos y sólo se oyen los bajos, o lo que a mi, en mi ancianidad, me parece un tambor dale que te pego.
Doy una vuelta y la primera ruminación me visita. Esta es precisamente una noche en la que nos acostamos pronto por el cansancio antes descrito. Manda huevos. Media vuelta: el pedalista se logra dormir, traidor. Más intrusiones. Odio intenso. Las doce, la una. No hay manera. Hay ratos en los que para un segundo, y fantaseo con que termina pero continúa, y si me había adormecido en esa décima de segundo, la vuelta a la realidad es si cabe más atroz.
A las dos de la mañana me levanto, me como una oreja (así llaman aquí a las palmeras), me tomo un vaso de agua, voy al baño por enésima vez, hago unas flexiones al son del tambor. Nada funciona. Más vueltas. En un estado de desesperación mayúscula, me levanto, cojo la sierra eléctrica y en camisón (tal era mi ofuscación) bajo a ver qué se cuece en recepción. No entiendo cómo mi compa está frito y el hotel en silencio con lo que parece el fin del mundo retumbando allí al lado. Las luces de los pasillos de arriba son de colores convenientemente rojos y verdes, fluorescentes encima de algún punto clave. Si creen q eso me arredra, están equivocados. Voy a por todas. Si el mismo fantasma de la ópera con su cara quemada me encuentra en ese pasillo a las 2 am, es él quien huye despavorido al ver a un ser en estado semidelirante. La imagen es dantesca: mujer blanca descalza, ojos rojos, el pelo alborotado tras mil vueltas en aquel potro de tortura, con un jersey negro por arriba y lo que parece un camisón de raso gris plomo por abajo (sólo me falta el candelabro). Soy la esposa loca de Mr Rochesterque por la noche sale del ático donde intentan encerrar su locura.
Al llegar abajo, está todo oscuro, y la música es más insoportable si cabe. Casi pego un salto con las armaduras (¡jo-der!), y me río yo sola. Atravieso la sala de las cosas apiladas, que en la penumbra sugieren imágenes timburtonianas que me apresuro a borrar cuando encuentro la llave de la luz. Todo se ilumina, parte de esta luz me ayuda con la sala contigua: recepción. Lo primero que veo es la puerta del hotel cerrada a cal y canto (¿cómo escapar de esta fortificación?) y luego a un hombre durmiendo en un sofá de madera estilo colonial a pierna suelta. No lo entiendo, el ruido es imposible. Me acerco a él y “oiga, oiga, disculpe”. El hombre ni se mueve, así que repito a voz en grito, le zarandeo, y el pobre se despierta asustadísimo tras ver al ente. Le da para balbucear mientras señala otro punto de la recepción, donde descubro a otro hombre durmiendo en un sofá similar al suyo.
Repito el proceso con el segundo: he de zarandearle, y cuando se sienta veo q es un hombre mayor, un viejecillo con gorra de béisbol q está medio dormido cuando me contesta con una sonrisa. Una de las conversaciones más surrealistas de mi vida llega a continuación: - "Pero señor, son las 2 am, nos debían haber avisado del ruido cuando fuimos por la tarde, eso es injusto, uno va a los hoteles para descansar". (El pobre hombre asiente sonriente, aun bajo los efectos del sueño. Está de acuerdo conmigo, el ruido es infernal pese a q él duerme furiosamente) - "Pero, por favor, a qué hora acaba esto?" - "A las 12" - "¿¿¿Qué??? No puedo creerlo, pero qué dice, a las 12???" (El señor asiente, orgulloso): - “sí sí a las 12 de la mañana” - “No es posible, oiga, no es posible” - “sí, 12” - “Esto no está pasando”
Mis peores fantasías vienen a visitarme: estamos en un hotel en medio de México, al lado de una macrodiscoteca de esas q está abierta hasta mediodía. La pesadilla no acabará en un par de horas, continuará hasta la mañana, no puedo creerlo, no voy a dormir absolutamente nada. Sigo increpando al hombre, pero he de admitir q cuanto más pasa el tiempo, más ternura siento por este pobre anciano que me dice “que al día siguiente hable con el patrón”, este hombre q duerme todos los días pegado a este ruido terrible por sacarse unos pesos, mientras que ese patrón duerme en su casa feliz y contento, sin preocuparse por que insonoricen la disco o en ser sincero con los viajeros incautos que caen allí. Al final, logro una confesión del buen hombre: la disco acaba a las 4 de la madrugada. Bien, faltan dos horas.
Cuando vuelvo a la cama, y recapitulo toda esta situación sacada del absurdo, me empiezo a reír yo sola (pedalista sigue dormido) y no puedo parar. Porque me doy cuenta que, en mi histeria, entendí que la disco terminaba a las 12 del mediodía, cuando lo que el pobre señor me quería decir es que el check-out era a las 12, que debíamos dejar la habitación a las 12 del día. Quiero despertar al pedalista para contárselo.
La cara del anciano no se me olvidará nunca: seguro que para él es muy normal que bajen los huéspedes a las 2 de la mañana, con cara de locos y en camisón, a preguntar malhumorados que a qué hora tienen que dejar la habitación al día siguiente, y se suban por las paredes repitiendo “no es posible” cuando les dice q a las 12 del mediodía.
Prometía ser un día tranquilo, organizado y con cierto atractivo de remate de rebajas.
Tenía reunión en la ciudad y quizá me sobraban un par de horas para mi solita. Aún afectada por la fiebre del sábado noche, decido pasar de coger el coche e irme en AVE: relax, libro, café, paz, pipí… No sé que tiene el tren que siempre me ha gustado. Me parece el mejor modo de viajar, sin duda.
Por la mañana, más prisas de las normales para no perder el tren, polluela que vomita desayuno, pollito que le mete puñetazo, yo jurando en arameo, me enfado, nervios… Aún así logro el objetivo de ser puntual, los dejo en el cole y parto para la estación. De camino, hago stop en una farmacia, que me den algo para el pecho porque no respiro bien. Me drogo y continúo mi camino. Subo al tren y por fin, PAZ: esa gran desconocida.
Llego a la ciudad. Reunión monotema: Mierda de ventas, puta crisis, no aguantamos, yo no se hacerlo mejor, bla, bla, bla…. Me repatea la gente que dice las cosas por decir y que no aporta ninguna solución. No hay tantos caminos, ni tantas verdades, ni tantas formas de poder hacer las cosas bien. Hay quién por meter baza y asegurarse una intervención dice cosas del tipo: Hemos de encontrar el modo de aumentar las ventas. Ese sí es un gurú. No necesitamos problemas, sino soluciones.
Otros para que vean que están al día dicen lindezas tipo: podemos hacer publicidad en las redes sociales, es que eso del facebook es la pera, me lo enseñó mi hija el otro día y… Pero que tendrán que ver las redes sociales con nosotros. Hoy nada desde luego.
Otro apunta emocionado: si no, podemos vender por Internet y ofrecer descuentos a las comunidades de vecinos. Eso y a las asociaciones de notarios y también vender cocacolas y aceite y regalar patatas fritas y de paso sacamos a pasear al perro… Pero, ¿hay alguien que toque al suelo? La gente se grilla, no concreta, elude la cuestión, divaga mucho a mi pesar. No lo soporto. Hay veces que parece un diálogo para besugos.
Me duele el pecho de tanto toser. Intento poner cordura: tenemos 1 bala solamente y hay que hacer diana. No podemos permitirnos fallar así que vamos a concentrarnos en un tema y dejamos lo de las cocacolas y el facebook para cuando seamos ricos. Así acaba la reunión. Si llevara yo la voz cantante duraría 1 hora, como no la llevo dura 4 horas. Vamos a comer, a ver si con la tripa llena se ve mejor lo de la crisis. Banalidades, generalidades y frugalidades nos acompañan en la comida.
A las 17:00 me voy con excusa. Tiempo para mi solita. Necesito pantalones. Los encuentro. Perfecto. Visito el templo del consumismo y me agencio 4 sartenes de oferta y 4 platos especiales para las cenas de los churumbeles. Pienso: que poco glamour Diva…
A las 20:00 estoy de nuevo en el AVE, con mis bolsas del Corte de REBAJAS conteniendo platos y sartenes. ¡Cómo pesan y qué ruido hacen! Estoy cansada. Me felicito por haber ido en tren y no tener que conducir, aunque pienso si realmente podría haberme agenciado las sartenes otro día. ¡¡Vaya cante!! No puedo evitar acordarme de Martirio y versiono: Con mi portátil y mis sartenes, arreglá pero informal.
Llego a casa. Respiro fatal. Los pollitos han plasmado su arte en la pared de sus respectivas habitaciones. Me enfado. Les grito. Lloran. Se los hago borrar con la goma. Se enfadan. Están cansados. Amenazas. Decimos cosas que no queremos, que no sentimos y que no deberíamos. Es muy difícil esto de educar. Me enojo. Se duermen.
Me culpo: para dos momentos que me ven en el día, se encuentran siempre una madre enfadada.
Esto del di-blog es lo que tiene: una ha pasado todo el día pensando que hoy va a escribir sobre la lluvia, o tal vez esa conversación que ha oído en el metro, o sobre Itaca, o... pero entonces la cobloguera siempre azote, siempre inspiratriz dice algo que trastoca todo plan. Y hay que cambiar el tema.
La cobloguera-rockera (artista antes conocida como Diva) dice que no conoce a Más Birras, que nunca oyó hablar de este grupo rockabilly que marcó a tanta gente, incluso a los que no llevábamos tupé. No sabe, entonces, que su líder, Mauricio Aznar tenía una voz de esas con personalidad, que fue el primer gafapasta, que iba en su bici con la guitarra a la espalda por la ciudad. Por mucho que digan, no se ha muerto: basta con escuchar la letra de "Apuesta por el Rock & Roll", mucho más que una canción, un himno. La han versionado los Héroes y luego Bunbury en solitario. La compuso Mauricio con Gabriel Sopeña, profe de la Uni y rockero, líder de "El Frente". Es una de esas canciones para cantar a pleno grito;
"Ya no puedo darte el corazón,
iré donde quieran mis botas...
perdí mi apuesta con el rock & roll..."
Yo aún llevaba uniforme la primera vez que oí la canción que da título a esta entrada. Recuerdo que la música me gustaba, pero, ey, había algo más. La letra (de nuevo de dos poetas: Sopeña y Rodríguez), la historia que contaba, la manera cómo estaba contada. Sinceramente, eso no era como el resto de música que una escucha a los 15 años: era poesía.
Pasó algún año y, cuando me quité el uniforme, comencé a hacer un programa en una de esas emisoras llamadas "libres". El programa se llamaba "Quédate" (la sintonía era el "Stay" de Maurice Williams & The Zodiacs).
Con esto de fondo, cada sábado ahí teníais a una Di en sus últimos teens con sus cascos de DJ y mirando al micrófono concentrada empezando el programa con originalidades tipo "Quédate con nosotros esta tarde" o "Nos vamos a quedar contigo esta tarde". Luego el programa era algo así como una versión hablada de este blog: puro desvarío, puro divague. Ponía mucha música entre los debates o entrevistas, y un día, como tenía que ser, le tocó a Cass.
Alrededor pululaba la surtida fauna de la radio, y amigos a los que yo reclutaba durante la semana para la conversación distendida (lo era y mucho: nadie pensaba que hubiera alguien sintonizando al otro lado). Entre ellos, uno de mis colegas, rockabilly mayor del reino, lector infatigable, y todavía azote de las ondas de Vetusta me dijo así: "¿Sabes que esta canción está basada en un relato de Bukowski?" Comorr? Yo con 18 no había ni leído al señor Charles B., aunque tampoco pensaba que era una marca de vodka. Enseguida que me adentré en su libro de relatos "Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones" (recuerdo que vino el médico de toda la vida a casa en un achaque y sus ojos salieron de las órbitas a la vez que preguntaba "¿Esto no es un poco fuerte?", aunque creo que era por "Las edades de Lulú". Pero de libros prohibidos ya he hablado). Y allí está el relato, que se titula igual que la canción.
Si antes ya me gustaba Cass, la chica más guapa de la ciudad, a partir de entonces adquirió estatus de culto. Desde entonces trato de reirme "como un sábado" y sigo mirando los buzones para ver si están llenos de "violetas a direcciones inventadas, todas dirigidas a Cass".
Si pudiera elegir, pasaría mi vida leyendo, bajando cuestas en bici, viendo pelis, escribiendo, haciendo fotos, y en el agua. Trato de hacer al menos una de ellas cada día y ayer tocó...
Y sí, esto también es Londinium.
Ah, y escuchando canciones como ésta. Feliz domingo.
Eftoy bu besfiada y con malestar general. Me duele todo: la cabeza, la efalda, los riñones... Tengo tos, efcalofríos, eftornudos y parece que me hayan dado una paliza. He dormido fatal. Me he defpertado cada hora y enfima tenía pefadillaf. Sí, he foñado una cofa muy rara.
Resulta que sólo tenía una oportunidad en la vida para hacer cualquier cosa. Sólo una. Después si repetía algo, quedaba condenada a hacerlo siempre de la manera en que lo hice por primera vez. Estuviera mal o bien. Me he agobiado mucho. Podía haber soñado con otra cosa. Pues no. Si hacía una foto, esa era el modelo a seguir, si hacía un pastel, todos mis pasteles iban a salir así de iguales. ¿Me mandará mi subconsciente una señal? ¿Debo de ser más perfeccionista o por el contrario menos? Un poco de luz... ¿alguien?
Mi trancazo tiene su origen, creo yo, en mis polluelos. Cuando están malitos duermen conmigo. Primero porque les gusta, se sienten mejor. Segundo porque me facilita a mi la tarea de chequear si hay fiebre. Pues bien, llevo casi 10 días durmiendo alternativamente con un polluelo u otro. Y claro, tanto va el cántaro a la fuente... Además laboralmente he tenido una semana dura. Todo pasa factura. Y la que me espera.
Comienzo esta entrada con la banda sonora de la peli que vi ayer: "Local Hero" (Bill Forsyth, 1983). Por ninguna razón especial, igual porque me encanta Mark Knopfler -Dire Straits es mi grupo de la adolescencia y con el que más inglés aprendí (quién me iba a decir que iba a tener una hija inglesa). O porque dará bien de fondo mientras se lee esta entrada.
Ya lo decía Ernesto Sábato en "Sobre héroes y tumbas": las casualidades no existen.
Hacia mitad de la semana pasada, una ingenua Di subía una entrada titulada "Los hormigas polismalos".Y la lió parda. Ingenua porque nunca podía imaginar que el tema: "las sociedades igualitarias casi siempre funcionan major" fuera polémico en absoluto. Parecía un tema aburrido por lo no controvertido: pero he ahí la belleza del blog.
Al día siguiente de subir la entrada, y aún con los acalorados divagues de calurosos divagantes calientes en nuestro blog, llego a casa y me encuentro en el buzón una revista que recibo semanalmente. Se trata del "British Medical Journal", junto con "The Lancet", una de las revistas médicas con más impacto a nivel no sólo británico, sino mundial. Y en portada: "Tackling inequality. Get then while they are young" ("Enfrentándonos a las desigualdades. Cojámoslos mientras son pequeños"), con foto de niño de fondo. Casualidades como estas no pueden existir.
Resulta que en 2008, la OMS (Organización Mundial de la Salud) comisionó un estudio sobre determinantes sociales en la salud, cuyo resultado se puede resumir en una frase: "la injusticia social está matando a gente a gran escala" (1). Michael Marmot, catedrático de epidemiología de la UCL (University College London) ha publicado ahora un informe sobre las desigualdades en temas de salud en el UK (2). Las conclusiones no me sorprenden demasiado, pero tal vez a algunos divagantes sí.
La salud es una manifestación más de la manera como una sociedad está organizada. Ya en 1976 Marmot encontró una relación entre mortalidad y jerarquía en el mismo personal de servicios públicos (cuanto más abajo, mayor mortalidad). Es muy importante entender dónde nace la gente, cómo vive, trabaja, envejece. Como dice el aforismo médico "no se trata de saber qué enfermedad tiene un paciente, sino de qué paciente tiene una enfermedad". La medicina no debe conformarse con tratar al enfermo, sino prevenir que esa enfermedad se desarrolle, y en muchas circunstancias, esta enfermedad se origina en y por su entorno social. Marmot, ingenuo como Di, cree que el intentar terminar con las desigualdades en salud es "apolítico" y aboga por una sanidad pública.
Siguiendo con la prevención, sabemos que lo que pasa a los niños en sus primeros años es crítico para su desarrollo durante el resto de sus vidas. El invertir en ese punto es una estrategia muy poderosa para garantizar el desarrollo social, tanto en países pobres como en ricos. Está estudiado que esa inversión inicial se rentabilizará. El ejemplo de Suecia es claro: está entre los tres primeros países en indicadores de salud, y cuenta con cuidado antenatal de alta calidad, hasta 18 meses de baja maternal y paternal (a los padres se les incentiva), enfermera mensual los 18 primeros meses de vida, etc. Nada es gratis, por supuesto. Hace un tiempo tuve una conversación curiosa en una de esas cenas civilizadas con una pareja de profesionales que nos contaba cómo eran los niños de hoy en día: sus hijas tenían treinta barbies (literal). A renglón seguido y sin pestañear, hablaban de las prestaciones sociales de las que disfrutaba el hijo de Fulanito, un colega que vivía en Suecia. Claro que ellos no estaban pensando en emigrar porque "lo malo es que allí no puedes hacer dinero como aquí. Si quieres hacerte rico, olvídate".
El Nobel de economía de 1998, Amartya Sen, que dijo en su momento que no ha habido hambrunas severas en sociedades democráticas, dice ahora en su nuevo libro "El concepto justicia" que la justicia social es un poderoso determinante de altos niveles de salud y que muchas de las injusticias mundiales hoy en día conciernen a la salud. Su prioridad son las injusticias claramente remediables que están afectando a la vida de la gente aquí y ahora.
Y no sé porqué viene a mi mente la imagen final de "Local Hero": la cabina sonando solitaria en aquella bahía escocesa donde al final se demuestra que hay cosas que el dinero no puede comprar.
(1) Commission on Social Determinants of Health. Closing the gap in a generation. WHO, 2008 www.who.int/social_determinants/thecommission/finalreport/en/index.html
(2) Marmot M. Strategic review of health inequalities in England post-2010. Marmot review final report. University College London. www.ucl.ac.uk/gheg/marmotreview/Documents
(3) Amartya Sen (2009) The idea of justice. Penguin Books: London.
Antes de meterme en materia hay que hacer un punto y aparte para hablar de ese órgano, impar, móvil, medio y simétrico: la lengua (desilusionados?).
La lengua juega un papel protagonista en los besos apasionados y usada en su justa medida contribuye a que la oxitocina corra a raudales… No, no se trata de meter la lengua hasta la garganta ni de moverla como un ventilador. Hay que explorar, descubrir, ir poco a poco. Si queréis que la cosa fluya, hay que respetar los tiempos y permitir respirar al contrario. Darle además un papel en el juego e intentar jugar a la vez. Si confundimos besar con pegar sellos, estamos condenados a fracasar.
Otro punto y aparte es ese otro órgano, inmóvil, medio y simétrico que es la nariz. Conviene un examen previo al escarceo para saber cómo nos vamos a colocar y si va a ser nuestro enemigo o aliado. Tú a Londres y yo a California.
El otró día en Tipos de Besos I: Bésame mucho clasificaba los besos en castos y apasionados y enumeraba una serie de besos como castos. Hoy voy a hablar de los besos apasionados y los distintos tipos.
El Kamasutra distingue 30 clases de besos, sin embargo, se olvida de algunos que merecen su rinconcito. Aquí y ahora. Es su momento.
Beso baboso - Cuando comienzas a besar parece que el contrario se ha estado relamiendo y te moja de baba antes de que abras la boca. Puagh! Es como besar a un sapo.
Beso preto - Tu eres mu recatá y te han dicho que no debes abrir la boca bajo ningún concepto, así que la aprietas al máximo. El contrario busca con su lengua alguna entrada sin éxito y te babea toda. Los apuros que has pasado no te han dejado disfrutar. Oxitocina cero.
Beso limpieza bucal – Ahora ya sabes que debes abrir la boca, pero decides que no llegará hasta al final, así que no abres los dientes. El contrario lo intenta con desesperación y al final consigue quitarte el esmalte. Tensión. Oxitocina también cero.
Beso pasivo - Tu amiga ,que sabe mogollón y a la que le has contado lo del beso preto y lo de la limpieza, te dice que eres tonta, que te has de relajar y que debes abrir la boca por completo. Sigues su consejo, abres la boca pero no haces nada. Te quedas como un pez. El contrario puede aburrirse por la falta de compañerismo o si es muy trabajador, puedes acabar con agujetas en la boca.
Beso Arrebato - Por fin le coges gusto a esto de besar y dominas. La oxitocina y la adrenalina se apoderan de ti y te transformas. Besas tan locamente que el contrario se ha separado asustado y tu sigues dando lengüetazos al aire.
Beso Voyeur – Quieres saber si el que el besa lo hace con pasión, así que mientras os besáis abres los ojos para ver si el contrario los tiene cerrados. Lo descubres con cara de memo y piensas avergonzad@ que tu debes de poner la misma cara. Así que permaneces con los ojos abiertos por si acaso él los abre.
Beso Insumiso – De antemano decides hacer lo contrario de lo que haga el otro. Es un poco desconcertante, pero puedes pasártelo bien.
Besos kinder sorpresa - A pesar del nombre, no es nada erótico. Buscas con la lengua en la boca del contrario que no usa fijación para su dentadura o que tiene un puente mal colocado. Al tanto porque, si es una sola la pieza que se mueve, puedes acabar tragándotela.
Besos de colorines - Como para gustos están los colores, sólo os diré que los hay negros, marrones, amarillos, blancos y alguno más. Que cada uno elija.
Beso Succionador – El que te lo da es Mick Jagger, el Calatrava (más) feo o Steve Tyler. Shoop, Shoop...
Beso Okupa – El que te lo da es un dominador. Se apodera de tu boca y apenas te deja sitio. A veces no puedes ni respirar. Es como si tuvieras a un alien dentro.
Besoso o Beso oso – El tío al que besas tiene barba o bigote o las dos cosas. Puedes verte obligada a parar en seco mientras intentas escupir el pelo que tienes enredado en la campanilla: "hggggg, tuhhhp". Mejor sin pelo.
Beso collateral effects – El besador es un hombre de barba cerrada y mal afeitado. La pasión os envuelve y retozáis cual leopardos sin percataros de nada. Al final de la jornada en vez de tu habitual cutis anacarado, puedes encontrarte con la cara roja, irritada, similar a un campo de fresas.
Beso de tornillo – El más aclamado en las bodas y banquetes. La lengua cual barrena va penetrando en la boca del contrario. Si os sincronizáis puede ser del tipo doble tirabuzón con clavada hacia atrás.
Beso piercing – El problema es si los dos llevan piercing. No quiero ni pensar en un fortuito enganchón o qué pasa si te toca con el piercing un empaste. ¿Será como morder papel de aluminio? ¡Que grima!
French kiss – Literalmente es un beso francés (no un francés), pero los angloparlantes denominan así a un beso con lengua, igual que a las patatas fritas las llaman french fries. Debe de ser más chic.
Beso Nicotina – La verdad es que de estos sólo he dado cuando yo fumaba a quién fumaba también. Así que no puedo decir gran cosa. Actualmente, como no fumo, creo que no me gustarían tanto.
Beso Adriá – Antes del beso te tomas lo más raro que se te ocurra, como por ejemplo vapor de solomillo con mostaza de ciruela y alcaparras. Después besas al contrario y jugáis a las adivinanzas.
Beso bifidus – No es el que te hace ir … ya sabes. Es el que te da un tipo con la lengua bífida (los hay). Debe de ser un tanto desconcertante que te toquen el paladar y la campanilla a la vez.
Escenario: Mini en una piscina con oleaje, playa y palmeras.
Todo en orden hasta que divisa el tobogán con forma de elefante tan alto como un ídem, con una escalera en su espalda, y una trompa para deslizarse. Todos los niños (y hablo de niños, Mini, no pulgas de 21 meses) se tiran y salpican un montón, porque hacia la mitad de la trompa, el niño que ha empezado sentado ya está en horizontal, y cae a lo acuaplaning. Mini se pone histérica de contenta cada vez que cae un niño: grita, baila tregua y baila catala, y salta de alegría. Jiiiiiiiiiiiii!!! Qué bien lo estamos pasando en esta piscina, verdad Mini? Vamos para adentro (velado intento de alejarla del elefante), sobre todo con las olas, mira aquella grande que viene.
Sí, ma, parece decir, pero me da la mano y señala, claramente quiere volver al maldito elefante. Y vuelta a reír y a saltar de alegría con las salpicaduras. El proceso anterior se repite varias veces: donde antes ponía olas, poner palmera, bebé amiga de hace 5 minutos, socorrista buenorro. Mini es de ideas fijas (y no nació en Vetusta, serán los genes?) y quiere elefante. Es tan mono, en esta edad, cuando te dan la mano para indicarte lo que quieren... claro que si es el elefante, y encima esta vez ha descubierto las escaleras... Y es que mi hija tiene algo con la escalada, es ver unas escaleras, silla, mesa, monte, que lo ha de subir. Elefante con escaleras: qué más se puede pedir.
Un padre de una tal Scarlett me dice que me ayuda: él la controla por las escaleras y yo la voy a esperar al principio de la trompa. Bueno, suena como una buena idea en ese momento. Mini trepa con su soltura habitual y al llegar al principio de la trompa decide no sentarse. Tengo un flashback que es un híbrido de mi patética experiencia en un camello al borde de una duna y de "Pasaje a la India". Le pido que se siente en el par de idiomas que más o menos entiende, pero ella ríe: es la más cool de la piscina. Pero al final se sienta, se tira, y la tengo que frenar en el punto en el que se ponen horizontales, o se va al agua como los mayores. Cuando terminamos la bajada, me tiembla hasta el flequillo, que lo tengo bien mojado. Pero Mini me da la mano, y quiere volver a las escaleras. Miro al Peda, que nos mira desde la cafetería con su periódico: qué fácil se ven los toros desde la barrera.
Peligro Público Espécimen No 2: Escenario: domingo por la tarde miserable. Gris, frío, a punto de llover. Pero los padres de Mini, inasequibles al desaliento, han decidido salir al parque con las raquetas. Cuando la pelota choca con la raqueta, Mini tiene la misma reacción que con el chapoteo (saltos, risas, tregua y catala).
Una vez en el parque, los pedalistas confirman que han elegido la única ventana de lluvia de la tarde para salir, y no sólo se calan (chipian) sino que el barro es inenarrable. Hay que volver a casa y Mini usa su técnica favorita (resistencia no violenta) para indicar su desacuerdo. Todo esto con pantalones blancos. Que siguen a remojo.
Peligro Público Espécimen No 3: Escenario: Peda me trae en sus manitas, haciendo el más hermoso de los cuencos, un bombón relleno de más bombón, diseño de los dioses.
Mini, ajena a la magia, se hace con él, y lo explora. Sus manos no parecen reales, sino de esas de los anuncios de detergente. Me voy a por una toallita humedecida. El padre queda supervisando a la fiera, con una sola tarea: esas manos. Diez segundos más tarde: "no sé cómo ha podido pasar". Frente a sus narices, Mini ha hecho un Rothko sobre la moqueta color crema.
Peligro Público Espécimen No 4: Escenario: hay mucho jaleo en casa. Música de fondo, Mini en skype con sus abuelos, yo en la cocina (momento histórico).
Mini vuela por el salón y cuando su padre llega al teléfono que la alegria de nuestro hogar enarbola, ve que ha marcado el 999. Este número es equivalente a emergencia máxima: sólo usar si se está incendiando la casa (no la cocina), un malo te apunta con un arma, o alguien tiene un infarto. Su padre ha colgado en un nanosegundo, y Mini sigue en skype (esto es, corriendo por toda la casa , siendo perseguida con el portátil cual celebrity).
Sigue el jaleo, tal vez incluso lo que yo hago en la cocina ha empezado su ebullición (momento en el que la concentración ha de ser toda). Pero de nuevo el teléfono. Quien será ahora? Diga?
-"Buenas noches. Le llaman de la policía de B." (barrio vecino) -"Buenas noches" (dioses míos, qué habremos hecho?) -"¿Están bien? ¿Hay algún problema?" -"Estoooo... sí, gracias" (ay ay ay, le pregunto si ellos también? ya se sabe, cortesía británica) -"Pues es que hemos recibido una llamada de 999 desde este teléfono" -"Ah, sí... ehem, mire, es que tenemos un bebé... y ha cogido el teléfono y..." Silencio. -(objetivo: llenemos el silencio) "Sí, lo siento, no volverá a ocurrir, es que esta niña..." -Más silencio y: "Mantengan a esa niña alejada del teléfono, por favor" -"Por supuesto, perdone otra vez" (la voz de la poli suena MUY seria) -"Repito: mantengan a esa niña alejada del teléfono" (a mí me suena como cuando dan instrucciones desde un megáfono a una multitud) -"Por supuesto, gracias" (ay ay ay que nos llevan a juicio) -"Gracias, adiós"
Evidentemente, el desastre en la cocina, le explico al Pedalista, "ha estado fuera de mi control... esta hija, ya fichada por la pasma... Qué vejez nos espera..."
Besar es el acto de tocar a otra persona con los labios. En los besos combinamos tres sentidos: olfato, tacto y gusto. Si cada sentido por separado es capaz de hacernos vibrar, juntos pueden llevarnos a una reacción emocional que nos lleve al paraiso. Según Octavio Paz "un mundo nace cuando dos se besan".
Ciéntificamente, al besarnos movemos alrededor de 30 músculos de la cara, intercambiamos cerca de 300 colonías de bacterías (van en grupo), liberamos hormonas y le damos trabajo al corazón ya que aumenta su ritmo cardíaco. Al mismo tiempo y dependiendo de la pasión, liberamos adrenalina y oxitocina, hormona esta última asociada a la afectividad y la ternura. Algunos expertos aseguran que besar a la pareja es el mejor antídoto contra el desánimo y una excelente forma de mejorar la salud. "Lo bueno de los años es que curan las heridas, lo malo de los besos es que crean adicción" dice Sabina.
Y tiene razón: Hola me llamo Diva y soy adicta al besuqueo. ¡Quiero besos para cenar!
Bueno, a casi todo tipo de besos, porque besos hay de muchos tipos. A groso modo los podríamos divir en dos grandes grupos: castos y apasionados. Yo sólo soy adicta a los buenos o por lo menos a los que a mi me gustan. Y es que hay cada uno.... Hoy tocan los castos.
Beso de esquimal - Se realiza fotando la punta de la nariz de uno contra la de otro. Aquí la boca no interviene para nada. Al parecer los esquimales lo hacen así para evitar quedarse congelados y pegados entre sí.
Beso de Judas - Es un beso casto pero lleno de mala leche. Mejor que no te lo den porque vas listo: el que te lo da, si no te la ha hecho, te la hará.
Beso de Mariposa - Es un beso dado con las pestañas. Aproximas el ojo al lugar donde quieras dar el beso y mueves las pestañas rozando la piel del otr@.
Beso al aire - Es el que te dan cuando no llegan físicamente a tocarte y lo lanzan con la mano o lo soplan. Eso sí, después que te lo lanzan es de educación hacer como que lo recoges y ponértelo en la mejilla.
Beso de Carta - Sobre todo si eres angloparlante y quieres dar besos al receptor de la carta, basta con escribir XXXX al final.
Beso en la mejilla - Totalmente fraternal o empleado como saludo informal en muchos países: 2 besos en España, 3 besos en Francia o Bélgica...
Beso virtual - Bienvenidos a la nueva era www. Para los amantes de internet, el beso se representa tal que así " :-*".
Besos metralleta - También conocidos por sobeteo. Se caracterizan por ser besos cortos y ruidosos dados en serie y repetidos hasta la saciedad. Generalmente en la mejilla. Para mi gusto un tanto agobiantes.
Beso en el párpado - Es el que das a la otra persona cuando tiene el ojo cerrado (muy importante porque si no te puedes llevar la lentilla) en el párpado. A mi me relajan mucho.
Beso graffiti - Te lo da aquella señora pintarrajeada estampando su rouge labial en tu rostro.
Besos Robados - Qué buenos son. Dícese de aquellos que no (¿no?) querías dar y que acabaste dando generalmente porque caíste en la trampa que preparó el demandante. A mi hijo se los robo muchas veces.
Besos "cura sana" - Los dan las mamás a los pollitos cuando se hacen pupa. Tienen el poder mágico de quitar el dolor.
Besos de Vampiro - Ves a un tipo con los colmillos pelín desarrollados. Te crees que te va a besar y lo que hace es pegarte un mordisco en la yugular y encima convertirte en chupasangres. Mejor pasar de parásitos, sanguijuelas y demás bichos que vivan a tu costa.
Beso en la mano - Significa respeto, subordinación. Se emplea poco y en ámbitos restringidos: damas de clase alta, iglesia y la mafia. Queda muy bien lo de "Asistí al besamanos de la condesa de Monflorite" seguido de un oiighh!
Besos mafioso - Generalmente en la mejilla. Uyuyuyuy... si te lo dan, es lo mismo que encontrarse un canario muerto en el buzón.
Beso constrictor - Los pollitos te lo dan, gracias a Dios, en la mejilla. Suele ser muy intenso y te deja sin aliento. Suele responder a provocaciones del tipo: ¿A ver cómo me quieres? Va acompañado de un abrazo terrible, de ahí el nombre.
Pico o Piquito - Es un besito chiquitito en el que apenas hay contactito y dura un segundito. Es bastante casto aunque se dé en los labios.
Beso mostoso - Prueba darle un beso a un pollito de entre 2 y 5 años después de comerse un chupa chups o similar. Dulce sí, pegajoso también. ¡Pero que bueno!
Beso en la frente - Generalmente te lo da mamá cuando estás malito para matar dos pájaros de un tiro: mostrar cariño y medirte la temperatura.
Beso de vaca - En mi época era pegar un lengüetazo a alguien cual rumiante. Es bastante asqueroso. Poco erótico vamos. Era una venganza.
Beso de película - Años 50 y 60. Por lo general cuando dos actores se besaban con la boca cerrada y sin moverse ni respirar. El chico inclinaba a la chica hacia atrás y ponía sus labios contra los de ella y así se quedaban un rato, estáticos. Yo creo que fue lo que vieron los esquimales y de ahí que se besuqueasen con la nariz.
Beso dedo - Ocurre cuando das un beso a tu dedo índice y a continuación tocas con ese dedo a la otra persona receptora del beso, por ejemplo en los labios. Muy aséptico. Si por el contrario te tocas a tí mism@ en la mejilla es señal de que has hecho algo de pistón y te felicitas por eso.
Beso nariz - Me gusta que me lo den si tengo la nariz fría. Calienta bastante.
Besos de pajarito - Mi hijita los da como nadie. Se trata de poner morrito y tocar con los labios la mejilla del otro mientras se hace ruido, cuanto más mejor: mmmmuuchhhuiiikkkk muuuchuhhhuuuiiiikkkk!!! Hace cosquillas.
Besos de señorona - Lo suelen dar las vecinas, las amigas de tu madre o parientas lejanas. Suelen hacer mucho ruido y van acompañados de tirones de moflete y alabanzas del tipo: ¡Oy que grande que está, que hermos@ se ha puesto....! Algunas te lo dan sin afeitar.
¿Alguien se acuerda de aquella mofeta con acento francés que perseguía en plan "pesao" a su pobre enamorada a los gritos de L'Amour!!!? (el Tayo de la época, persiguiendo a Mini, pero sin el hedor). Pues algo así ha resultado l'amour de estos días pasados, en cada esquina: amor sano, radiante, con final de película de Hollywood.
Por eso quiero hoy hablar de una de las muchas otras versiones del amor. El amor que consume, que arrebata, que no deja razonar, trabajar, funcionar. Que te obsesiona, que te hace mirar el buzón mil veces, que te tiene pendiente del teléfono, que te hace escribir tonterías por la noche que romperás a la mañana siguiente. El amor como enfermedad, amor como veneno, amor como un mal del que hay que huir porque nos está matando. Y es que ya decía Oliver Goldsmith en el siglo XVIII que "la amistad es un comercio desinteresado entre iguales; el amor un intercambio abyecto entre tiranos y esclavos".
Mucho antes, Ovidio en su "Ars amatoria" habla de lo que hay que hacer para conseguir enamorarse y en "Remedia amoris" de lo que hay que hacer para sacudirse uno el hechizo de un amor no correspondido o no conveniente. Pócimas, medicación, brujería... es que el amor es una enfermedad. Y así lo cantaron en la que creo es mi canción favorita de Los Rodriguez...
A otros, como Sabina, les encanta esto del amor fou, fatal, imposible, sobre todo como contraposición del amor estable, amor de sofá: "porque el amor, cuando no muere mata/porque amores que matan nunca mueren".Para Sabina, el peor veneno es "un amor civilizado con vecina y escena del sofá". Puesto así, ¿quién firmaría contento a la entrada de la institución? (Ref: "El matrimonio es una gran institución. Suponiendo que usted quiera vivir en una institución", Groutxo Marx).
Pero chicas, lo más es tener veneno en la piel: os lo dice una que puede dar fe de sus resultados. Desde Radio Futura todas queremos ser brujas consumadas... Es que la palabra veneno (del latín venēnum) suena bien en tantos idiomas (el "poison" inglés viene de francés antiguo, "poción mágica" y del latín potio), en tantas citas ("Dame veneno para morir o sueños para vivir"- que escribió Gunnar Ekelöf ) e incluso en el cine ("Tu nombre envenena mis sueños", de Pilar Miró que no he visto. ¿Estará a la altura del título?)
Y ni la tradición poética se ha librado de la maldición pasión-veneno. Hasta el propio Bécquerescribía:
Una mujer me ha envenenado el alma,
otra mujer me ha envenenado el cuerpo;
ninguna de las dos vino a buscarme,
yo de ninguna de las dos me quejo.
Como el mundo es redondo, el mundo rueda.
Si mañana, rodando, este veneno
envenena a su vez ¿por qué acusarme?
¿Puedo dar más de lo que a mí me dieron?
Y para terminar, mi favorita: gracias Lope, por tanta pasión.
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que el cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor: quien lo probó lo sabe.
La fuerza del poema todo hace palidecer a los romcoms edulcorados del momento. Al leerlo me dan ganas de escalar tapias por la hiedra, envuelta en mi capa de Cyrano, de no coger aquel avión en el aeropuerto de Casablanca, de que no se acabe ese beso bajo la lluvia con Moonriver de fondo, de ir corriendo hacia Jack Lemmon como la Maclaine al salir del apartamento.
Lope nos quita el miedo, nos da alas para huir: por muy malo, por muy calavera, por muy negro que sea su caballo... mezclándonos con la niebla de la noche.
Hay muchos que tal vez no me entiendan... pero quien lo probó, lo sabe.