Domingo, 16.02.25: Times Sq., Grace Building & Whole Foods (Bryant Park), NY Public Library, Grand Central Station, Rockefeller Center, St. Patrick Cathedral, MoMa. Central Park, The Dakota, Shakespeare & Co
Turistear lloviendo es la deprimencia máxima: no solo por el día desagradable en el que te has de forzar a salir, cuando en tu casa te quedarías felizmente a leer, sino porque las fotos necesitan luz, y poco se puede hacer cuando esta es tan limitada. Este fue el peor día de nuestra estadía en la ciudad-que-nunca-duerme, y las fotos son un dolor.
Como casi siempre, salimos pasando por Times Square. Como ya dije, esta plaza es tal derroche de luz, que incluso por la noche parece de día. Sin embargo, ni todos estos lúmenes logran hoy iluminar la plaza por la mañana: es severo.
Este edificio, el Grace, está en la mítica calle 42, tiene "solo" 50 pisos, y en esta foto no se ve la inclinación que tiene la fachada por los primeros pisos
Empieza a llover ya fuerte (jarrea, como dicen en la Vetusta del Peda) y como no creemos en paraguas, nos mojamos. Nuestros equipos antárticos protegen de alguna manera, pero lo que resulta un fiasco son las "samba" de Mini (se trata de unas deportivas nuevas que acaban haciendo el sonido chof-chof). Nos resguardamos en la Grand Central Station, una maravilla de lugar, donde me pongo hasta arriba de fotografiar detalles. Me he reído viendo el video de Mini que dice algo así como "Waterloo Station, no tienes nada que hacer"- tal vez una muy digna competidora es la estación de St. Pancras, esa sí...
Esta foto es terrible, pero la incluyo para anotar que esa cosa borrosa a la derecha es el Chrysler Building, el más bonito de toda la gran manzana, pero que hoy está entre brumas...
Personalmente, esto de los antiguos era un exceso tras otro (de dónde sacaban la pasta?):
No es por meter el dedo en la llaga, pero imaginen por un momento el indicador del pasillo de bajar a la vía en la RENFE de su ciudad, y luego vean este. No es justo.
Estas dos siguientes fotos son del Rockefeller Center, en cuyo hall empezó Diego Rivera su famoso mural ("El hombre controlador del universo") que enseguida fue acusado de propaganda anticapitalista (quién lo iba a decir, de una comunista?) y lo acabaron destruyendo (como era fresco sobre pared, solo quedan un par de fotos en blanco y negro). Siempre han corrido malos tiempos para murales comunistas en EE.UU., imaginemos ahora...
La catedral de St. Patrick está justo enfrente, entre la Quinta Avenida, Madison Av, y la 50. Es la mayor catedral neogótica de los EEUU y yo pensaba que aquí se había casado JFK, pero no. Es muy bonita pero la razón por la que pasamos tanto rato recorriéndola y luego sentados como empapándonos en el ambiente es por lo empapados que empezamos a estar nosotros.
Por dentro es una mezcla de turistas que se mueven entre los arcos y gente rezando. Parece que va a haber misa, para la que hay un protocolo que se han olvidado de quitar tras la pandemia, que incluye no darse la paz ni cogerse de las manos durante el Padrenuestro (esto último en mi época no se hacía), y se aconseja tomar la comunión con la mano (les harán poner las manitas así, una sosteniendo a la otra como a nosotras?), pero que ni cura ni feligrés podrán llevar guantes. Qué grotesco, pienso, aquello que hacíamos de sacar la lengua y el cura te metía la hostia.
Los cuadros de Jesucristo son como siempre, muy camp, muy LGTBiQ+. El Peda pone una vela sin pagar, como hace a veces para fastidiar- a mí me da mal rollo, supersticiones. Bueno, ya no podemos alargar más esta farsa, hay que salir.
Convenimos en la necesidad de meternos en un museo así que nos encaminamos al MoMa. La foto de abajo la he puesto para ilustrar que esa imagen de vapor/humo saliendo del suelo en Nueva York es real. A veces se ve saliendo de las rejillas del metro -cómo olvidar la icónica imagen de Marilyn en "The seven year itch", pero en otros sitios cuando hay más hemos visto hasta pequenias chimeneas naranjas que lo expulsan más para arriba.
Lo del MoMa es terrible: parece que todo el mundo ha tenido la misma idea, y el hall parece un centro comercial de las afueras. Hordas de gente fea hablando muy alto, que han dejado sus paraguas a la entrada -igual hay 300. Por lo menos llevan paraguas, no como nosotros. Solo recuerdo una cosa de mi visita previa a este museo, "Las señoritas de Avignon", en una sala casi sin gente (será cierto?) y al que hasta le hice una foto.
Recordemos que en aquella época las fotos eran de papel: nos costaban dinero. Claro que no teníamos todo al alcance las manos como ahora: tenías que recurrir a un libro para ver este cuadro cuando salieras del museo. Era como las canciones: yo grababa de adolescente de la radio porque no tenías acceso a todo como ahora. Cuando sonaba una canción que te gustaba, una ilusión!
Derrotados por esa masa de gente y el día en general, decidimos retirarnos a dormir la siesta a los cuarteles de invierno. Lo más divertido que recuerdo del momento es que salimos por unas puertas giratorias, nos damos cuenta que diluvia y en un nanosegundo decidimos esperar dentro. El Peda sigue avanzando por la puerta 360 grados en lugar de salir, para meterse, y un guarda de seguridad empieza a gritarle "ese hombre, ese hombre, no se puede entrar por ahí!", con lo cual nuestro héroe sigue girando hasta acabar en la calle. No sé si lo he sabido explicar, pero yo estoy aquí sola a carcajadas: un puro ejemplo de la slapstick comedy, una mezcla de Buster Keaton, Cantinflas y Chaplin. Ay.
No cuento la siesta -maravillosa- que incluye secador para las botas (las samba de Mini no tienen solución, se pone las otras). Bajo a la cafetería a pedir agua hirviendo para los tés y me hago amiga de Joana, una chica de unos 20 con melena larga teñida de rojo de origen latinoamericano, que es la que me va a poner agua el resto de los días. Diría que todo el personal del hotel son latinos o de otras minorías. Esto va a sonar a estereotipado, pero los blancos de una talla normal que se ven en esta ciudad (o por lo menos, con los que yo he hablado) son holandeses, alemanes, españoles. Los americanos son en general de esas obesidad mórbida que hemos visto en la tele.
Salimos a Central Park, que está unas manzanas más arriba del hotel. Seguimos sin luz que anime las fotos, pero está muy bonito, todo nevado.
Central Park tiene 0.8 kms de ancho y 4 kms de largo (va desde la calle 59 a la 100). Son 340 hectáreas vs. las 140 de Hyde Park, el más grande de Londinium. Yo aprendí las distancias en Vetustilla de la Torre, porque íbamos en bici a todos los sitios: el pueblo de al lado eran 2 kms, el de más allá 4, y suma y sigue. Así que las distancias cortas las pienso desde ese lugar infantil en bici, pero algo falla porque si me planteo que Central Park es como ir al segundo pueblo.... no me parece tanto, lo he hecho andando varias veces. Para hacerme otra idea, he encontrado una página web que te ponen todo Manhattan justo encima de Londinium y... tela. Me haría eso en bici sin problema... caminando es otra cosa. Esto solo será de interés si hay alguien que vive en Londinium (manifiéstense, raskales!)
Salimos a la altura de la calle 72, en el lado oeste de Central Park, una zona llamada "Strawberry Fields" porque justo enfrente está el emblemático The Dakota. Dicen que su estilo es neo-renacentista alemán, pero a mí me suena a ese neogótico que tanto me gusta. Aquí vivía John Lenon -de aquí que el ayuntamiento llamase así a ese trozo de parque- que el 8 de diciembre de 1980 durante el día se hizo en su apartamento una sesión de fotos con Yoko Ono desnudos -la autora, la famosa fotógrafa de Rolling Stone Annie Leibovitz-, y por la tarde, cuando salió de casa, le firmó un autógrafo a un fan, un tal Mark Chapman. Por la noche, cuando salió a cenar, Chapman le disparó unos cuanto tiros y cuando le arrestaron, leía "El guardian entre el centeno". Llevaron a Lenon al Roosevelt Hospital, donde murió. Esto me ha llevado a pensar que en todos estos días no hemos visto ni un solo hospital (ni colegios)... sé que el Mount Sinaí no está lejos, pero no lo hemos visto. Por terminar con el Dakota, decir que está encantado, y varios fantasmas se pasean por él. Aquí también rodó Polanski "La semilla del diablo" [mejor no entro en el spoiler monumental del traductor ya en el título; el original es "Rosemary's baby"], así que razones para que dé miedo, hay unas cuantas.
Caminamos hacia el oeste y ya se ha hecho de noche. Entramos en una librería llamada "Shakespeare & Co", como la de París, en la 69-70 con Broadway, donde puedes comprar libros sorpresa...