10 marzo 2024

"Cantos de sirena" de Charmian Clift, o mis hercúleos esfuerzos luchando con la Hidra

La mano es de Mini, 
intendando interceptar mi foto
Una periodista australiana que vivía en Londinium en los años 50 con su marido -también periodista, también australiano- y sus dos hijos pequeños, decidió dejar esa vida para irse a una isla griega, y escribió un libro, "Mermaid singing" ("Cantos de sirena"). 

Inspiro. 

No es de extrañar que la divaganta Elena Rius me lo recomendara (y también en su blog, aquí); lo que es más curioso son las coincidencias con la otra divaganta Mo: sin haberlo hablado lo empezamos a la vez, lo terminamos el mismo día y,  por lo que veo hoy mientras finalizo esto, vamos a publicar la crónica también, bang, justo hoy. Elena también me envió hace poco una entrevista a otra periodista, Dolores Payás, que se fue a vivir a Kardamily, siguiendo la estela de Patrick Leigh Fermor (y hasta vivió en su casa), y Mo me envía de vez en cuando casas "viejas y baratas" (el enlace es conia, pero puedo explicarlo todo-sigan leyendo) en cualquier punto de Grecia a ver si me animo a hacer lo que la prota del libro. O sea, todo esto deben ser los hados. 

Yo, en bolas, frente a la Hidra
En relectura me doy cuenta de que este divague no me ha quedado, seamos sinceras, precisamente sucinto. En mi defensa invocaré (más adelante se verá por qué) a la Hidra de Lerna, serpiente policéfala con cabezas humanas, que regeneraba dos por cada una que perdía o le era amputada. En algún punto he intentado amputar, y todo lo que conseguía era que le saliera otra; eso sí, me lo he pasado en grande escribiéndolo - y espero que eso se transmita. El caso es que más que crónica de libro, me ha quedado una especie de saga-cultural-y-familiar donde el Tema Subyacente Principal es aquel viejo -pero no por ello menos apreciado- vivir sin miedo, salvajemente, lo que dure. La frase de Humphrey Bogart en “Llamad a cualquier puerta”,  “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver” parece hecha para estos personajes, que en realidad son personas. Para mí ha sido imposible no pensar en el final de los protagonistas durante su lectura- aunque yo no lo supe hasta la mitad. 

Porque Charmian Cliff, la periodista australiana, era muy guapa y hasta trabajó de modelo en su país natal durante su época de estudiante. Había nacido en 1923 y a los 19 se quedó embarazada por primera vez sin planearlo, dando a su hijo en adopción. Trabajó como periodista en Melbourne, estuvo un tiempo en el ejército y en 1947 se casó con el periodista y escritor George Johnston. Él había sido corresponsal de la Segunda Guerra Mundial y es autor de uno de los mayores clásicos australianos que yo desconocía, una trilogía autobiográfica (the “Meredith trilogy, el más famoso  "My brother Jack") que ayuda a entender el continente en nuestras antípodas -donde el 20% de la población desciende de convictos-, pero en el que es, según cuentan, particularmente duro con las infidelidades de Charmian. Pero no nos adelantemos.

En 1949 la pareja deja Australia por Londinium y aquí pasan unos años corriendo en la rueda como el hámster (esta palabra me hacer indefectiblemente reír cuando recuerdo que la Yaya los llamaba "gángsters"). Un día deciden lo que todos ansiamos pero que parece en aquella época era solo un sueño generalizado de periodistas ("I married into the island persuassion of journalists"): dejarlo todo e irse a una isla griega. Porque se dieron cuenta que, cuando llegaban de trabajar de la máquina trituradora que era Fleet St. y por fin tenían este ratito mágico que yo uso para escribir el blog y ellos para hacer escritura creativa decente, estaban "demasiado cansados o borrachos" para nada. Esto, mezclado con ideas existenciales como que “cuando cumplías 40, se podía calcular tu futuro y estabas clavando una barra más a tu jaula, y ahora las barras estaban tan juntas y eran tan numerosas que no podías ver fuera de ella más,  o recordar cómo era el cielo o si quedaba alguien en el mundo que aún pudiera andar libre", hicieron el resto. .

Eligen Kálimnos, una de las islas del Dodecaneso norte (enfrente de la costa turca: "el amanecer que sale dorado por detrás de Turquía", describe) porque tiene una historia que puede merecer la pena contar: aquí el motor de la economía son los buceadores que buscan esponjas. Cada año, estos “hombres locos” se embarcan por siete meses y se van allende los mares -tan lejos como el norte de África- a tirarse a pulmón y nadar, nadar, nadar hacia abajo, con todas sus consecuencias. De hecho, la isla está llena de hombres discapacitados por este trabajo de altísimo riesgo. Yo pasé fugazmente por Kálimnos hace dos veranos: venía en un ferry guagua que paraba por todas las islas del Dodecaneso, desde Kos de camino a Léros. [Nota: buscando el enlace me he colgado mirando ese divague -en particular las fotos- y ahí cuento el criterio para elegir islas, a veces basado meramente en el horario de "Dodecanesan Seaways"]. Ahora creo que si hubiera leído este libro, habría seguro parado en Kálimnos (¿No os pasa que cuando disfrutáis de un libro el lugar donde ocurre -ese otro personaje- suele apetecer muchísimo?), soy así de mitómana, aunque Léros me encantó.

Hay dos aspectos que me han encantado de la novela: el primero,  cuando la autora cuenta ramificaciones de su decisión, qué supone romper con todo y seguir tu sueño,
 "sois un par de románticos - les dice un amigo- pero aunque viviréis para arrepentirnos de esta locura, creo que aunque las sirenas están mudas, es necesario para todo el mundo, una vez en la vida, bajar al mar y esperar y escuchar", 
lo que significa el verdadero nomadismo, el no pertenecer, el no tener más raíces que su propia curiosidad y su valentía, porque ellos no tienen casa en ningún lugar del mundo, algo que los griegos en Kálimnos no pueden entender, 
"nuestras posesiones portables, nuestro alojamiento pasajero. No es para nosotros el registro civil, los muebles de la abuela, el panteón familiar"
el vértigo, el vacío de una vida de autómatas,
"Cómo explicarle que estábamos hartos de la civilización, hartos del asfalto y la televisión, que habíamos perdido el norte y sentíamos una especie de vacío que no habíamos podido llenar con bienes materiales. Habíamos acudido a Kálimnos en busca de una fuente, una maravilla o una señal que nos reafirmara en nuestra humanidad"
Pero aún así, la dificultad, por mucho que lo desees, de parar. En la cita siguiente se puede entender el nivel de la prosa de Clift -que reconoce que ciertos rasgos de la personalidad de una no se pueden dejar nunca atrás, e.g. ella se preocupaba por todo, y se sigue preocupando,
"all the nervous years of pace without rest, of struggle without fulfillment, of taxicabs and telephones and the inexorably circling fingers of a thousand clocks spinning our lives away"
Eso sí, una no puede evitar pensar que todas estas reflexiones se hacen desde el privilegio. Y no hablo solo del económico, no es que tuvieran mucho dinero, pero sí contaban con un “capital cultural” que te permite lanzarte a esas aventuras y no salir demasiado malparado. Los trabajadores de las fábricas, de los callcenters, de la limpieza, nunca han podido seguir “los sueños de periodista” que describe Clift. A ratos me parece injusta su descripción de Londinium: en varios momentos en la novela recuerda la ciudad -reciben una factura impagada del gas que les gusta porque es el recordatorio regular de lo que dejaron atrás- que sí, es una máquina trituradora de carne, pero también es maravillosa a partes iguales, incluso si no tienes mucho dinero. Siempre me choca la gente que dice lo contrario, que para ser feliz aquí hay que estar continuamente consumiendo las miles de ofertas que te da la ciudad. Qué pena quien no sabe valorar un día frío y soleado de Marzo,  a rebosar de árboles en flor de todo tipo y color, por calles que nunca terminan de casita en casita maravillosa - si tienes bici, música y un libro en tu mochila, ya es apoteosis, no hace falta más.

Una última nota sobre la experiencia del emigrante: cuando una llega a un país extranjero, se pone un mapa enorme del país en la pared. No pregunten por qué, habrá mil razones, pero todo el mundo lo hace, durante un tiempo. Clift también: un mapa de azul y amarillo brillante, lo imagino con los deditos del Peloponeso y sus seis mil islas -de las cuales solo 227 están habitadas. Miro el googlemaps de la zona por enésima vez: yo habré estado como en 15 (ya que preguntan: mi favorita? no podría decir, aparte de que tiene que ser Itaca) . Así que hay cinco mil y pico islas o islotes desiertos esperándote.

Y soy predecible pero, por supuesto, el otro factor que me ha atrapado han sido las descripciones físicas de la isla, que te transporta directamente a Grecia, tan necesario mentalmente en esta época tan negra:
"las pequeñas islas flotando mágicamente sobre un océano índigo, los cipreses tiesos en contra del cielo temprano de las mañanas, las cúpulas rosas, los ejes de azafrán por las columnas, los tres burros en la colina un mediodía, vadeando por flores encarnadas...",

"conventos sobre los olivos en las montañas",

"nos despertábamos cada mañana con los sonidos y el olor a mar, y fotos enmarcadas en blanco de barcos y montañas y nubes y cielo". 

los azules, de los que yo he escrito tanto, nada que ver con su descripción espectacular:
"Chorio, like Pothia, is mostly blue, with a few houses painted yellow ochre, a few white. The touches on window-shutters and doors of pink and lime and cinnamon and grey are nothing short of miraculous. The blues range from the merest brightening of stark white, like a blue-rinsed sheet, to a thick, rich ultramarine. The variations on this one colour seem to be infinite, and combined with the subtle differences of wall textures, shapes, levels and the weathering effect of the sun, the blue sometimes produces fantastic optical illusions, particularly as the streets as well as the houses are covered with a thick coating of paint. Stairs melt into walls, corners curve, pavements swell into domed ovens. Sometimes there is no line of demarcation between house and sky, and walls soar up and thin out into pure atmosphere or the sky sweeps down to your feet, solidified with two pink windows and a pot of red carnations drawn on.  The black-clad women are exclamation points against the blue (...)"
Kálimnos desde arriba

Habla de una experiencia siempre maravillosa que es subir cuanto puedas y ver el mar desde arriba. Esto es así en todo lugar pero como la costa griega es tan escarpada y con tantas montañas alrededor, es muy fácil ver el mar a vista de dron, ser cartógrafa un rato. Clift sube a través de campos de limoneros, por un camino casi vertical en zig-zag y alucina de la paz que se vive allá arriba, el silencio. Siempre me parece que las personas ahí abajo se vuelven para el que está arriba hormiguitas y te preguntas, algo así como cuando miras las estrellas: ¿por qué se afanan tanto? qué más da todo? Luego, bajas, y eres una de ellas. 


Todas soniamos con esta foto
Por supuesto, hay pulpos colgados secándose, mujeres (yayás) de negro, curas ortodoxos de atrezzo, laderas con olivares, estrellitas que brillan en el mar a mediodía. En un punto, mirando un paisaje un personaje dice "Esto es lo que debería ser la vida", y todos sabemos a lo que se refiere: de esos momentos va la vida. 

Shane y Martin, los hijos
Además de todas las observaciones de la isla y de su vida familiar, tenemos unos fogonazos de lo que debe ser sacar a tus hijos de “una vida normal”, para que pasen su infancia allí. Por ejemplo, si hace buen día, se paraba el colegio y se iban todos a bañar o a hacer un picnic, porque sí, hay que aprender, pero sobre todo aprender a ser feliz, a saber apreciar que este es un momento especial, tal vez único, y hay que bebérselo tal que así. En otro momento, los niños quieren un conejo y un vecino se pregunta, “¿para qué quieren un conejo? ¿No tienen unas vistas que ni Rockefeller podría comprar?” (también hay disquisiciones culturales sobre este animal que los anglosajones no conciben comer, pero… no sigo). La libertad de esa vida: “¿dónde está Shane?” y un paisano dice que “volvía de nadar hace media hora...estará en casa de quiensea”. No es tan lejano esto para los que “teníamos pueblo” de niños: en Vetustilla, ese lugar, te podías perder por horas, y nadie se preocupaba enfermizamente como ahora, que tenemos que saber dónde están los niños en cada momento. Siempre digo que me da mucha pena las infancias actuales, que ven y experimentan el mundo por primera vez a través de sus pantallas y por ellas, el resto les vamos observando. Influyó esta vida en la sensibilidad de sus hijos? Las fotos que incluyo de los ni
ños las he sacado de la web dedicada a Martin, que terminó siendo poeta, y que tuvo una vida casi tan “al filo” como sus padres. Merece la pena entrar a ver las fotos, o incluso la cronología de sus viajes -físicos y mentales- si al terminar este divague te has quedado con más ganas de vivir-fuera-de-la-norma. 

Cole en isla griega-
uno de ellos es Martin


Luego están las descripciones más antropológicas, las que hablan de una filosofía de vida como el "den peirázeii" (δεν πειράζει) o "avrio", que viene a ser, “no pasa nada!” o "mañana" -epicureismo en vena. [Nota: tras tantos años de ir a Grecia he aprendido, gracias a este libro que “barakaló”, la palabra que más uso cuando estoy allí (significa un número de cosas desde por favor, gracias hasta de nada o lo que se dice cuando se contesta el teléfono) realmente es parakaló (Παρακαλώ!). Traidoras las oclusivas]. Habla de la “falta de privacidad” de los griegos: siempre está su casa llena de gente, o se les unen en sus paseos. Su conclusión es que este es un concepto imposible en Grecia, porque igual que en la antigua Roma tenían sus villas privadas, en la antigua Grecia era todo lugares comunitarios, como los templos o los teatros. 

Durante la novela cuenta muchas más tradiciones, como la "koliva" -lo que se hace ritualmente durante un tiempo cuando muere gente- pero también queda claro que, como sociedad tradicional, el machismo es terrible. Muchas mujeres se bañan en lo que hoy conocemos como burkini ("un camisón de cuello cuadrado") o si una chica se queda embarazada sin casarse, el padre se desentiende porque "los hombres de Kálimnos no quieren objetos dañados, aunque hayan hecho ellos el daño".

El tema de la dote ("prika") me ha parecido espeluznante.  Es un drama que nazca una niña, porque es la mujer quien tiene que traer al matrimonio la casa, los muebles, la ropa de cama y manteles, menaje y frecuentemente una cantidad de dinero también. La cantidad de la prika  depende de “cuánto juzga que vale su virilidad” el novio. Y “su virilidad es lo único que tienen que traer al matrimonio”, dice Clift. Este párrafo me indigna tanto que no sé por dónde tirar sin caer en el exabrupto.  Supongo que en la propia España en la que crecí he visto reductos de esto: en Vetustilla de la Torre, ese lugar, había una costumbre en la que supe nunca participaría llamada "la manta", que consistía en que si una chica del pueblo (o veraneanta) salía con un "forastero", este tenía que dar una cantidad a “la peña” (el grupo de jóvenes), que luego se bebían. Recuerdo era en esa época de “forma irónica”, pero se hacía- así que con un sonrisa también irónica, no queda otra que rechazar las tradiciones sin sentido, aunque te hagan impopular. Otro ejemplo: una amiga tuvo a su madre bordándole sábanas y a ella "le hacía ilusión". En casa teníamos sábanas bordadas por generaciones, yendo tan atrás como aquella con las iniciales de la madre de la Yaya, pero afortunadamente el ciclo no llegó a nosotras.

Pero con el pago de la dote,  las cosas no habían hecho más que empezar para las pobres chicas: la sociedad de Kálimnos a mediados del SXX era similar en su trato a las mujeres con muchas sociedades que tristemente conocemos aún hoy en día. Tras la noche de bodas, la madre del novio miraba la sábana y podía pedir al "despotis" (obispo, me encanta esta palabra en griego) la anulación del matrimonio. Desde ahí comenzaba una carrera reproductora en la que la pobre tendrá un hijo por año tanto tiempo como pueda, "esclavizada a su especie". Tras el parto, la mujer no puede ir a la iglesia en 40 días, porque es impura, y nadie debe elogiar al bebé o le pasará el mal de ojo, todo racional y edificante. Una se plantea la fuerza de la biología, la esclavitud de la especie de la que habla Clift porque, cual es la razón para seguir perpetuamente este ciclo de embarazo-parto-puerperio y vuelta a empezar, algunas superando los diez hijos, cuando con tu pareja no compartes nada más que la cama y la mesa? Porque así son las relaciones allí. Luego, cuando ellos emigran, ellas no les siguen, ni al principio ni más tarde. Los hijos, sí, ellos tendrán también que emigrar, pero las hijas permanecerán en esa roca que es Kálimnos. 

Pero hay una esperanza: la menopausia, eso que nos preocupa ahora y levantamos pesas para no perder masa muscular. La mujer griega que ya está sin dientes ni forma, “emerge liberada del fardo de su cuerpo y su sexualidad como la bruja sabia”, con vara y todo: la gorgona (que en mitología eran tres: Stheno, Eurylae y Medusa). Uno de sus amigos le dice en la taberna, "no te engañes, ellas, las gorgonas, son las que mandan aquí, a nosotros solo nos quieren para que les hagamos hijos y que salgamos a trabajar" (pobrecitos). Porque Clift es  la primera mujer en pisar la taberna en Kálimnos y es un alien. Clift describe estas fases de las vidas de estas mujeres como si fuera una viajera en el tiempo: ella está en otra época, o tal vez en otro planeta.

Se puede decir que aquí acaba mi crónica de “Mermaid Singing” y que debería dejar la siguiente parte del divague para cuando lea el próximo libro de Clift, “Peel me a lotus”, basado en su vida en la isla de Hidra. Esto es lo que haría una bloguera razonable, o alguien con un mínimo sentido de la edición y la mesura. En mi equipo del trabajo tenemos una máxima para reírnos que es “Less is more”, pero no sé si habían notado que yo tiendo a ser del tipo de persona “More is more” en esto de la escritura, y para qué luchar contra la propia naturaleza. Total que, quien quiera tomarse un té o un Lorazepam ahora, que lo haga, pero que vuelva, porque la historia que sigue cierra el párrafo dramático del principio sobre “la vida que vivimos peligrosamente” y mucho más. 

Al final de la flechita roja, Hidra;
al final de la amarilla, Kálimnos

Tras ese año en Kálimnos y la escritura conjunta de Clift y Johnston de “The Sponge Divers” (“Los buceadores de esponjas”) (1955), la familia se pasa a vivir a  Hidra. He incluido este peque
ño mapa casero para que se vea la localización: Hidra (flechita roja) está a 90 minutos en barco de Atenas, al final de la península de la Argólida, una isla naturalmente más "civilizada" y menos remota que Kálimnos (flechita amarilla). En nuestro verano en el Peloponeso en 2015 estuvimos en una islita de al lado de Hidra mucho más pequeña llamada Spetses que no nos gustó particularmente porque, aunque no se permiten coches, estaba llena de motos ruidosas que no paraban un momento.. En Hidra, desde una ley de 1950 no se permite nada que tenga ruedas (solo las bicis en menores de 12 años y en invierno) por aquello de "preservar el espíritu tradicional de la isla", y solo les quedan los pobres burritos que cargan con lo que les echen. A mí el burro es un animal que me causa mucha ternura y pena: es el hermano pobre y feo del caballo y su vida ("burro de carga") ha sido siempre terrible. Me imagino que hoy en día en Hidra cargarán con maletas Samsonite de los turistas, y no puedo esperar a que los de los derechos de los animales les digan que vale ya de la broma. Claro, Hidra es un sitio silencioso y lleno de paz, que nos encanta (pero lo de los burros y las no-bicis no) y ha atraído desde hace mucho a escritores y artistas. Así que no es de extrañar que aquí acabara el tándem Clift-Johnston, su hijo Martin y su hija Shaun,  y el tercero Jason que nació aquí. En Hidra pasan otros nueve años antes de volver a Australia en 1964 (en su década en Grecia, Clift y Jonhston publicaron 14 libros entre los dos). 

Charmian y Leonard en Hidra

En Hidra conocen a Leonard Cohen que describió a la pareja como "inspiracional". Cohen había dejado Montreal con una beca de escritura, y mientras lo intentaba (lo del escribir) en Hampstead -no es mala plaza, con Londinium ahí a sus pies desde la Heath- conoció a la mujer de un artista griego que tenía una casa de 40 habitaciones donde te podías encontrar a los sospechosos habituales de la Grecia de mitad de siglo, Lawrence Durrell y Patrick Leigh Fermor y también Henry Miller o Cyril Connolly. Por lo visto cuando llegó Cohen con sus 25 años, el ama de llaves no le dejó entrar ("no queremos más judíos aquí") pero el entonces poeta le echó un maleficio porque la casa se quemó hasta sus cenizas el añio siguiente. Con rechazos a Leonard.
"The house by the well",
donde vivieron en Hidra


Los que le "adoptan" para que escriba en su terraza son Clift y su marido, que se compraron "la casa enfrente del pozo". Llevaban la típica vida bohemia llena de intensidad, de picos y valles, de escritura, de alcohol. Dijo Leonard: “They drank more than other people, they wrote more, they got sick more, they got well more, they cursed more, they blessed more, and they helped a great deal more. They were an inspiration.” 

Esta es la cocina de la casa de Hidra

... y aquí con amigos


Y la canción que le inspiró Hidra a Cohen es "Bird on a wire". Polly Sansom que en 2020 publicó una ficción literaria sobre este grupo de artistas en Hidra ("A theatre for dreamers") se pregunta en este artículo (de donde he sacado parte de este divague) si Clift y Cohen tuvieron un affair. Este y otros fueron relatados tal vez “de manera determinada pero también  cruel” (dice Paul Daley, en otro artículo más de mi documentación, yo no he leído la trilogía) por Johnston en su trilogía-autoficción. Parece que Johnston había quedado incapaz de tener erecciones por una tuberculosis, andaría por los 50 y Clift,  que había sufrido que él se liara con su secretaria en Londinium, tenía once menos. Así que se puede especular sobre esa relación, pero no olvidemos quién estaba también en los 60 en Hidra: ¿a alguien le suena una tal Marianne? 

Charmian Clift, George Johnstone, Marianne Ilhsen y Leonard Cohen

Marianne Ilhsen era una noruega guapísima a la que había dejado su marido, Axel Jensen "el Jack Kerouac noruego" por una pintora, con el bebé de ambos. La vida de Jensen daría para otro divague, un rico viva-la-vida que usaba a Marianne precisamente como burro de carga - recordemos, la vida en Hidra era idílica pero no fácil-, y que seguramente no estará muy contento desde el infierno viendo que ha pasado a la historia no por sus libros y su desfase vital, sino por ser el marido de Marianne, la musa de Cohen, que cuando terminaron le escribió la famosa "So long Marianne". Ahora, una nueva cabeza de la hidra se me podría ir aquí contando historias de esos dos, pero la voy a cortar de cuajo, tranquilidad.

 Clift y Martin en Hidra

Pero vamos a por la última cabeza. Sin embargo, fue cuando los Clift-Johnston volvieron a Sydney cuando el drama griego comenzó de verdad (“Bohemian tragedy” es el título del artículo de Polly Samson, que ojalá se me hubiera ocurrido a mí). Clift siguió escribiendo con mucho éxito en el "Sydney Morning Herald" y es descrita como "radical y proto-feminista". Sin embargo, llena de ansiedad ante la publicación del libro de su marido ("Clean straw for nothing")  en el que relataba sus infidelidades tal vez (repito, no lo he leído) con excesivo celo por el detalle, Clift se suicidó. Era 1969 y tenía sólo 46 años. Johnston murió de esa tuberculosis un año después y sus dos hijos mayores, con los que he pasado tantos ratos en "Mermaid singing" tampoco tuvieron mejor suerte: Shaun siguió los pasos de su madre en lo del suicidio.  Martin, el poeta, murió alcoholizado a los 42. De aquella familia luminosa buscando aún más luz en islas del Egeo solo queda Jason, el que nació allí. 

Días de vino, Grecia y rosas


So long, Charmian, 
qué bonita foto
La guarida de la Hidra era el lago de Lerna en el golfo de la Argólida, y bajo sus aguas había una entrada al Inframundo que la Hidra guardaba. Hércules la mató y aquí estoy, con un esfuerzo hercúleo, intentando matar/terminar este divague que me ha hecho conocer más a este país que tengo en mi corazón a través de los ojos de una mujer que lo tenía también. Espero que Charmian esté, desde el inframundo, observando estas líneas mías con las que espero dar ganas a cualquier divagante que por aquí pase a no atarse al mástil y escuchar y seguir esos cantos de sirena porque "es necesario para todo el mundo, una vez en la vida, bajar al mar y esperar y escuchar".

So long, Charmian...





15 comentarios:

  1. En el Diario Vasco, en algunos artículos, pone: tiempo previsto de lectura dos, tres, cinco, etc, minutos. A mí me sabe mal, pues no me gusta que me digan el tiempo previsto de lectura.
    Pero, después de leer hoy tu blog he pensado que, quizá, sería conveniente que tú nos lo anunciaras, porque, claro, si yo lo abro y dispongo de ocho minutos me resisto a dejarlo sin terminar para hacerlo más tarde.
    Es una sugerencia, vaya...
    A pesar de todo, me ha gustado mucho tu larguísimo divague.
    Tenía toda la tarde libre...

    Un beso.

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    1. jajaja.. sois unos cachondos los vascongados eh? Ya no sé si eres mi suegra o un@ enviad@ ... O sea, q en la relectura (que nunca es del tirón) sugieres q me cronometre y lo ponga arriba? (me estoy riendo sola). A ver, este te ha costado 8 minutos? Lo confirmas? Si es así, lo pongo y a ver si tiene buen recibimiento? :):) En casa lo q me suelen decir en estos casos es "me cuenta como libro leído"?

      Pero muchas gracias y si hay q hablar con tu jefa para q te dé tardes libres cuanod publico entre semana, dime! :)

      muxus

      di

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    2. No les hagas caso, no es para tanto. Pero yo me he pillado un par de días de vacaciones para leerlo. Ya te comentaré.
      ;)

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    3. ... es q os malacostumbré al principio de los tiempos cuando os cortaba las entradas en series, como "La Regenta", te acuerdas?

      y no me has dicho nada de la oferta q le hice a tu mujer...

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  2. Esta historia, tan hermosa (las islas, el mar, el paisaje...) y tan trágica (los destinos de la mayoría de sus protagonistas y sobre todo de los niños te parten el corazón) no hace más que crearle a una necesidades: aparte del libro de Clift sobre Hydra (que ya estaba en mi lista de todos modos), ahora voy a tener que leer todos los demás que citan en los diversos artículos sobre el tema. Me ha encantado la anécdota de la maldición que Cohen le echa a la casa, que luego arde.

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    1. Muchas gracias Elena por la recomendación... recuerdo la librería en la q me hablaste de él por primera vez en la Placa del Diamant! Me ha pasado como a ti, aunque George no sale muy bien parado personalmente en todo lo q he leído, me han dado ganas de leer la trilogía suya tan aclamada (aunque ahora q somos del "equipo Charmain" no tomaremos bien si se pasa con ella). Cuando tengas tiempo, métete en la web q enlazo del hijo poeta. Las fotos son chulas, he puesto una selección, pero hay un montón de esas fotos feas q se hacían amateurs en las décadas pasadas q lo muestran como un hippie de pelo grasiento en manis pacifistas o en la tumba de Marx. Su vida está también llena de viajes y aunque no conozco su poesía, hay muchas colgadas ahí q algún día me miraré.

      Gracias de nuevo, y estoy con la Moonstone!

      di

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  3. Un 10 de marzo en Ferrol, fue un día jodido, algo menos que un 11 en Madrid, pero bastante triste (porque fueron los grises los asesinos)...

    En la adolescencia había demasiados “so, long”… fueran Marianne, Suzanne o François… pero hay que ver lo que nos acompañó este viejo trovador… hubo que esperar a un Silvio o un Pablo, para que sirvieran de fondo musical a nuestra vena romántica… lo que supone un tour de force curioso, ya que este par de troveros fue parido por una revolución cubana, que se fue de mojitos y nos dejó tremendamente desamparados… aunque su fondo musical animó el antifranquismo militante, como si fuera auténtica sangre.

    En fin, algunos sabemos lo mucho que cuesta aguantar atado al mástil, cuando lo más delicioso sería escuchar los cantos alrededor de una hoguera, tal que fuego de campamento adolescente en la mismísima orilla del Egeo…

    Bicos egeicos, mucho mejor que caribeños…

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    1. Los caribeños tienen su qué, doy (damos) fe

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    2. Bueno, MV, muchas gracias por darme a conocer el "El Día de la Clase Obrera Gallega", no conocía su existencia y he leído un poco gracias a tu comentario, q se celebra para recordar la muerte de dos trabajadores gallegos a manos de la policía en Ferrol en 1972... me llama la atención (me encanta) el nombre del día, hoy q nadie habla de clases, y mucho menos "clase obrera". Así nos va, somos todos clase media, aunque ganemos filfa y no tengamos derechos, y cada uno a su bola. Ahora, encima, ya no podemos decir aquel famoso "Menos mal q nos queda Portugal".

      Todo un drama del q intento escapar escribiendo post egeicos, aunque si se termina, también trágicos

      bicos obreros

      di

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  4. Me ha encantado Di, aunque me ha parecido súper triste. Y casi lloro con el final. Uf. Me gusta cada vez más cómo escribes, darling.
    Muchas ganas de ese libro. Me lo apunto.

    Petons,
    Anna

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    1. ... no nos queda Portugal pero menos mal que nos queda una Annapetons para los malos momentos. Gracias darling por todo como spr...

      Petons

      di

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  5. ¡Vaaaya debacle final! No sé si eres consciente de la paradoja que encierra tu “escueto” divague jajaja Comentas que se fueron renegando de Londres porque se sentían en una jaula y tú sin embargo, consideras que con una bici y un libro puedes disfrutar enormemente sin necesidad de demasiado dinero ahí. Resulta curioso pensar, que después de recorrer medio mundo, para encontrar su preciosa isla griega, su pequeño paraíso azul, -culturalmente ancestral, eso sí- sin embargo, está claro que algo falló en el plan previsto, porque ese paraíso terminó siendo un infierno para todos a la vista de tanto drama póstumo.. por eso es paradójico que tú estando feliz en Londinium envidies su decisión de emprender su aventura griega, cuando está claro que por idílico que dibujen su vida allí, no lo fue, dos suicidios y un alcohólico de cuatro, es una mala estadística, no te parece?.. Sólo te digo que por si acaso, no sigas sus pasos : )
    Hay otra historia muy semejante, Mil días en la Toscana, donde la escritora norteamericana Marlena de Blasi cuenta sus memorias y vivencias personales junto a su marido Fernando, al trasladarse a la pequeña localidad de San Casciano, en plena Toscana y por supuesto nuestro adorado Gran Cronopio con su cariño, que aunque no se perdieron en un pueblecito, ni una isla.. mientras recorrían los 800 km que separan París de Marsella sin salir nunca de la autopista escribieron ese maravilloso y divertido libro que seguro conoces y si no ya estás corriendo a comprarlo, Los autonautas de la cosmopista. En fin, lo dejo ya, que como ves, yo tb soy sumamente concisa y contenida jaja vaya par hacemos tú y yo.. Conste que meencanta leerte además de por lo entretenida que resultas porque me siento genial a tu lado viendo que me ganas de largo en extensión jaja y tb en contenido, por supuestísimo.. Un besito guapa! y mil gracias por tus estupendos despliegues de todo tipo .. ; )

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    1. Holaa María, qué tal? Lo primero, tengo la idea en mi cabeza q en su día leí a todo El Gran Cronopio y... no! No he leído "Los autonautas"... así q gracias por recordármelo... una novela road movie! muchas ganas... cuando lo he leído he pensado en el relato "La autopista del sur", nada q ver pero tb chulísimo.

      Sobre vivir en Londinum sin dinero... no me he explicado bien (como me han dicho en casa, q no tengo razón). Obviamente se necesita (mucho) dinero para vivir aquí, simplemente para los básicos de la Pirámide de Maslow (sabrás lo q es, si no https://divagandodivagando.blogspot.com/2012/10/la-piramide-de-maslow-tan-actual.html) ya es terrible pagar alquileres y comida. Era más mi eterno alegato de q hay cosas q se pueden disfrutar q no cuestan demasiado, aquí o en Tombuctú, y q hay gente q cree q no "disfruta de la vida" si no está consumiendo continuamente esas cosas, esas "experiencias".

      Tampoco es q yo envidie su vida ahí así, sin fisuras. Me lo he planteado muchísimas veces, tb cuando estoy allí, frente al mar, desde una altura como las q describo maravillada y pienso: querría esto día tras día, sin el vibrar de Londres, por ej? Me agobiaría, me cansaría? No tengo la respuesta, supongo q eso solo se sabe si se prueba. Todas estas vueltas a la arcadia me causan dudas, pero algún día lo probaré y te cuento.

      Lo último: no veo su vida tan terrible como igual la he descrito. No creo q vivir muchos años en tu sofá, en EEG plano sea mejor q vivir 46 como Charmian a tope. No creo q las islas griegas estuvieran relacionadas con su final. Los finales están relacionados a veces con el azar, y otras con un cúmulo de factores, tal vez el más importante es ese algo q no cambia q llevas dentro aunque cambies los escenarios: tú. Puedes estar en la casa esa espectacular de Hidra q he enlazado al principio siendo una resentida de la vida o vivir con un salario mediocre (dentro de la dignidad) en Londres sin tener q pasearte con un descapotable, disfrutando de otras cosas. Bueno, esta es mi filosofía... si no te gusta, tengo otras! :)

      Muchos beso y feliz finde guapa

      di

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    2. jajajaja comparto esta filosofía tuya, no hace falta que me enseñes más, además, siendo realistas, sin dinero, ni en Londre, ni en ninguna parte es complicado vivir, aunque haya quien lo consiga y por otra parte, sobre todo estoy al 100% de acuerdo que las tragedias íntimas y personales van con uno mismo, con idependencia del lugar en le que estés.. pero tampoco hay que ser extremistas, entre vivir/sobrevivir tumbado en un sofá y recorrer incansable medio mundo en busca de tu rincón.. hay muchas opciones ¿ no le parece a Vd? ; )

      Un besazo... te gustará seguro, mira, de hecho, te lo dejo AQUÍ MISMO! para que lo disfrutes el finde!

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    3. Muchas gracias María! Lo leeré auqnue este finde no ha podido ser pq aparte de mucho lío, estoy enmedio de un tocho de 450 pgs q he estado a punto de abandonar pq aunque empezaba bien, ahora me estoy aburriendo...

      Y sí, lo del "espíritu de l'aventura" está tb un espectro... Me recuerda q mi hermana tenía un profe de latín en la uni q les decía "yo los mejores viajes los he hecho desde mi sofá!"

      Muchos besos!
      di

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