26 marzo 2024

Una tarde en Sheperd's Bush: su mercado, su teatro y su hotel de ensueño

 Tercera entrega de divagues breves visuales. Hoy toca un barrio muy distinto a Mayfair -recuerden, anterior divague sobre Heywood Hill, la librería- llamado Shepherd's Bush. Está en el oeste de la ciudad, yo llegué en bici por el río hasta Hammersmith, donde habíamos quedado con un amigo -que fue mi supervisor cuando aprendiza de bruja- que nos había avisado de que estaban gentrificando su mercado colorista a tal velocidad que enseguida desaparecería: así que vamos, deprisa, seamos viajeras intrépidas, antropólogas urbanas marxistas, sociólogas de barra de pub. 

Una vez, hace siglos, hice un divague sobre el mercado de Tooting, en el sur de Londinium y empezaba "el otro día estuve en India y Pakistán haciendo fotos". Intentaré no caer en el mismo cliché con el de Shepherd's Bush (pero es que el otro día volví a Marruecos, a la India) y no caer en montarme el reto de pasar por todos y divagarlo porque hay muchos mercados en esta ciudad que te hacen sentir en otro país (cómo no he podido obviar Brixton market? imperdonable, aunque haya hecho varios divagues porque una época trabajé allí). Aquí abajo unas instantáneas con alguna idea aleatoria...


Me quieren decir que aún hay gente
que va y se compra esas telas y se hace la ropa?


O te las hacen ellas. Lo que me recuerda que
en Marruecos vi a hombres costureros: al final de
este divague hay evidencia


No he estado en Dubai,
pero seguro que esta otra Dubai existe.

 Cómo puede este anciano venerable
pagar un alquiler y las facturas con esta tienda? 

 Cómo subsisten estas personas me fascina

 Mi amigo se intentó comprar una de estas,
pero afortunadamente no estaba el dependiente.

 Esto es un mundo que se acaba,
aunque el kuniadísimo JAL tiene una


 Esta foto compite con el costurero de Meknes.
Le pregunté si podía y me dijo: "Why not?"


La respuesta era, obviamente "porque vas a salir en mi blog", pero solo sonreí y disparé. Los sijs no se puden cortar ningún pelo de su cuerpo, de ahí la barba y lo que tendrá bajo el turbante. Le querría haber dicho que justo tenía en mi mochila "The moonstone" de Wilkie Collins, con tres tipos en portada  cuyos turbantes competían en tamanio con el suyo pero, en contraste con él, con cara de pocos amigos. Gracias senior sij.

Al salir del mercado, te das de bruces con el Reino Unido: este tipo de pubs con alojamiento encima aún existen y hasta a mí, que me he metido en cochambres inenarrables, este lugar hoy me daría respeto. Alquilan habitaciones por semanas -que no por horas, razones obvias- y apuesto a que este lugar daría para buenas historias blogueras.

 Como de peli de Ken Loach


Pero esto es Londinium, y del mercado de Bangladesh y Cockroach-Céntral pasamos a un teatro gentrificado donde te puedes pasar las horas leyendo, hablando con tus amigos o, en nuestro caso, dibujando, porque David es pintor y siempre lleva sus Caran D'ache con él. 

Aquí el enlace del "Bush Theatre"


Para echar la tarde

... aunque el té no vale nada


... pero todas las estanterías contienen únicamente obras de teatro

Una de mis letras favoritas (la X no estaba)


Y por lo del haiku voy a terminar, con lo siguiente: subí al banio que por cierto, era gender-neutral, cosa que cada vez se ve en más lavabos en esta ciudad.  El otro día, en el college de una universidad del SXIV, el Peda y yo entramos por primera vez en el mismo banio, fue curioso. Luego pensé que yo había sido una pionera en esto del gender neutral porque cuando en un concierto o similar había filas enormes para el banio de chicas y los chicos salían y entraban con rapidez, yo me metía en el de chicos. Nunca nadie me dijo nada. Pero divago: al subir al banio había frases épicas pintadas por las escaleras. Vamos, que después de libros, lo que me pido para unas escaleras son estas frases, con las que termino. Nota: se acaba la serie haiku, no se vicien.

Estoy aquí para vivir
con volumen alto

El lugar en el que encajaré
no existirá hasta que lo haga yo

La creatividad requiere
CORAJE

No tenía nación
aparte de la imaginación

 Las definiciones pertenecen
a los definidores, no a los definidos

Esto sobre todo lo demás:
sé verdad contigo misma

 La Revolución no es
una cosa que pasa una vez y ya

Si obedeces todas las reglas,
te pierdes toda la diversión:
se acaban los divagues razonables






23 marzo 2024

Inflitrada en Heywood Hill, la librería favorita de la aristocracia

Heywood Hill:
todo por la pasta

Y seguimos con la serie de breves (antes conocida como "haikus") con uno de los más esperados distintivos del divlog: "bibliofilia". Porque el otro día por fin pude entrar en Heywood Hill donde no había estado hacía siglos- cierra el finde, inconveniente para el populacho que no curramos -ya no digo vivimos- cerca de Mayfair. Es una librería de lo más cuqui y especial, aunque las fotos no me salieron bien porque las hice en plan furtivo: no había ningún cliente y por encima de sus gafas me miró adusto un señor con cara de pocos amigos, que luego averigué tal vez fuera el dueño desde 1991, un tal Duque de Devonshire. 




Os presento al duque,
aquí amagando una sonrisa, y su yerno

La librería tiene dos estancias y está en los bajos y el basement de una antigua casa georgiana. Tras mi exploración en planta calle tiré hacia el subterráneo pensando que seguía la tienda por una escalerucha que ponía "agacharse" al acceder, para que se hagan una idea. Al fondo, aparte de libros apilados en lo que tenía todas las pintas de ser un almacén,  me encontré con una chica tal vez preparando regalos. Me indicó muy simpática que esta zona no estaba abierta al público, pero nos pusimos a hablar. Estaba envolviendo libros en papel de estraza y anudando un lacito azul marino con el nombre de la tienda. Me explicó que muchos de sus libros los envían para todo el mundo y me pareció todo muy chulo, incluyendo el papel y el lazo. Más tarde, al llegar a casa e investigar, empecé a entender su "modelo de negocio". 



Antes de eso: esta librería era famosa por ser "la favorita de la reina" (ya sabéis, la antigua; y no me preguntéis por la situación actual de la monarquía británica porque a mí me informa mi madre). Me pregunto si esa señora alguna vez pisó la librería, o si lo que hizo fue usar "sus servicios", que paso a explicar. Nota: también era la favorita de nuestro inefable Patrick (Leigh Fermor), ya un regular de este divlog. 
 
Al fondo, donde la estantería roja,
el duque prepara la revolución 

Lo primero, te puedes hacer una de sus suscripciones. Una se llama "Un año en libros" por la cual cada mes te mandan un libro especial para ti- para ello tienen al personal leyendo 500 libros al año, para que tú tengas una experiencia personalizada. Por una módica cantidad que va desde £175 (bolsillo) a £1200, puedes tener los libros que han elegido ("curated", se dice "comisariado?") para ti. Tal vez no se ha notado la ironía del "módico" porque en la península los libros son carísimos, pero aquí con esas cantidades yo hago maravillas. Ah, vienen con su icónico separador.

Lo que sea, pero odio los libros de tapa dura

Pero ahí no termina todo. Pongamos que tienes una pared vacía y mucha pasta. Das frecuentes "dinner parties" y quieres que "tu biblioteca hable de ti" (siempre hay pesad@s, como yo, que en casas ajenas se ponen a mirar los libros), así que, con la chequera (aún existe eso?) 
en la boca, vas y arreglas una reunión con su equipo para que sean los "curators" de tu biblioteca soñada. Hablan contigo con acento muy posh, te hacen un briefing, luego seleccionan y por supuesto, luego tienes "after care", por si quieres ponerla al día según las estaciones y tal. Ellos saben que "una estantería, una pared, una habitación llena de libros revela tanto. Todas nuestras librerías cuentan una historia, y la cuentan bien" - y lo dicen sin rubor en su web. Pero, espera, un momento, no es lo que estás pensando, no es solo los libros, es que se lo toman tan en serio esto del "shelf improvement" (juego de palabras, anybody?) que incluso tienen carpiteros que te montan la estantería. Di no a tu vieja "Billy" de Ikea! -estas cosas han de ser "bespoke", a mano, personalizadas.

La verdad es que yo llevo unos tres años intentando cubrir una pared de estanterías, la de las escaleras (un viejo sueño mío). Desmantelé la pared del salón -donde ahora proyecto pelis-, distribuí esos libros por la casa (solo para nerdos: novelas en castellano en mi cuarto; novelas traducidas y ensayo en otro; escaleras, ficción en inglés), pero aún no he conseguido encontrar a alguien que lo haga. Mientras tanto, los libros están apilados sobre el suelo: no quedan mal -ya ha salido en el blog mil veces- pero algún día lograré hacer esa "obra del pilar" e igual este divague me pone la presión para hacerlo. 

A la reina lo que es de la reina:
También tienen estas maravillosas ediciones
de manuscritos. Este es del "Oliver Twist"


Lo sé: está torcida,
pero me miraba el duque

Y siguen: dicen los libreros -o los de marketing- de Heywood Hill que con la bibliotecas que montan "reflejan una personalidad, o un lugar o exploran un tema en concreto". Les puedes dar el tema, por ejemplo "la comida en la literatura" (esto es real), "la gran novela americana", "modernismo en las artes visuales" o "tomemos el palacio de invierno" (adivinen cual es mía). Ni que decir tiene que también hacen esto para "hoteles de lujo, cruceros, jets privados, bancos de inversión, clubs privados, embajadas, thinktanks...": vamos, los amigos de los niños.

Al final llamaron a la poli
(la tocinera blanca con fosforito)

Yo, de verdad, alucino y creo que cada persona que haya llegado hasta aquí estará a bolos. Porque seguro que, quien más quien menos, 
tod@s tenemos una biblioteca, cada una de nuestro tamaño y contenido, pero creada lenta y cariñosamente a fuerza de recomendaciones de amigas, de lecturas, de momentos en las tiendas, de artículos... cada libro leído tiene una historia, la de cómo llegó a nosotr@s. Mientras tanto, esta gente forrada compran la sabiduría de un manojo de libreros que están leyendo para que ellos parezcan interesantes. Ahora entiendo por qué era "la favorita de la reina": ella nunca estuvo aquí, pero le montaron unas cuantas habitaciones en palacio. 

Heywood Hill: Libros raros, gente rarísima


Por terminar con un poco de historia -que es como pensaba empezar, este haiku definitivamente ha ido por libre- contar que la tienda la abrió el tal Heywood Hill en agosto de 1936. Se casó con la hija de un aristrócrata -él mismo habíá estudiado en Eton, y definió la tienda como tiny first-class kennel for underdogs,” (lo siento, intraducible, pero un tortazo). Sale en la novela de Le Carré titulada "Tinker Tailor Soldier Spy" y la frecuentaban señoros que no conozco de la época, entre ellos Cyrill Connolly, que también estaba en el casoplón ese de Hidra del divague de Charmian Clift. No se perdía una, Cyril. Ah, y hay una placa azul dedicada a la escritora Nancy Mitford que trabajó aquí durante la Segunda Guerra Mundial y su "carácter gregario e ingenioso" hizo de la librería un centro de jolgorio (mi interpretación) bajo el Blitz. Eros y Tánatos,  una vez más. 

Tinker Tailor Soldier Spy :
Di-espía en Mayfair

Me encanta lo de
"semi-public convenience"
para el lavabo


Creo que nunca en "bibliofilia" -las librerías son de mis lugares favoritos- había escrito un divague tan negativo: igual es mi momento, pero es que el mundo me parece una mierda. Pero que no te contagie de mi pesimismo: si vienes a Londinium, divagante, vete a verla. No tiene pérdida, está justo al lado de una barbería que lleva ahí más de 100 a
ños, muy cerca de Saville Row, la calle donde se hacen los trajes a medida los dandies y debajo de unos apartamentos que se pueden alquilar, en la zona más chic de la ciudad. Y no te olvides de colarte al basement y ser más granuja que yo: roba al menos uno de los lacitos, o incluso un separador Porque si pagas £1200 al año por ellos, no es lo mismo. 









20 marzo 2024

Barbican o vivir la "Vida Friends"

El otro día vi  "American Fiction", que va de un negro de esos que llaman "coconut" - el peor insulto: negro por fuera, blanco por dentro. El prota es profe de literatura y escribe "literatura de calidad" pero no le lee nadie. Las editoriales quieren que los negros escriban del gueto, de drogas, violencia, dientes de oro, rap, ese rollo, y siendo un tipo de clase media con camisas de plana y gafas no se va a comer un colín. Y ahí está su dilema: escribe basura que va a vender o se mantiene en sus principios sin vender nada? Ah, el viejo dilema. 

Este es un tema sobre el que todos pensamos continuamente, porque se puede aplicar a muchas facetas de la vida, aunque especialmente a la creación. Las blogueras pensamos en esta parcela libérrima de la vida, este espacio que echamos físicamente de menos cuando, como estos últimos días, la vida 2.0. nos secuestra. Mientras hacía algunas de esas servidumbres para las que no se requiere mucho cerebro iba escuchando a gente sesuda hablando de "maneras de sobrellevar el estres" (spolier= el "journaling" cada día -escribir un diario- es una de las maneras, y no puedo estar más de acuerdo) o de "minimalismo digital" (spoiler= las redes sociales son ruido y diseniadas para que estés ahí, manten solo las que te den algo más que un pico breve de dopamina). 

Pero divago: yo venía a dar la primicia de que "se vienen" (qué curiosas se ven estas nuevas expresiones desde fuera: de repente un día la gente empieza a decir "cienes" un tiempo, luego mueren) tres divagues breves: una serie sucinta y visual y urbana [se me fue ligeramente la mano con Charmian Clift] de "la otra Londinium".

Empiezo con el Barbican. Sí, lo sé, a nadie aparte de a mí le gusta el Brutalismo, pero hace un par de semanas fui a un "Paseo arquitectónico" y el guía insistía en que el Barbican no era brutalista, sino post-modernista. No sé, tendrá razón, no soy una experta y más allá de las carretadas de cemento y la apariencia "brutal" no podría dar una charla sobre esta corriente arquitectónica que es un "gusto adquirido", pero que con el tiempo, te acaba atrapando. Quien quiera leer más sobre esta corriente hay un divague titulado "
Arquitectura brutalista: Balfron y Trellick Towers" (yo clicaría, está genial y este se os va a hacer corto).

El Barbican es algo difícil de explicar en un divague corto, así que aprecien mis esfuerzos, aunque ya he hablado de él hace la friolera de 14 anios con una Mini bebé aquí. Se trata de una especie de ciudad dentro de la ciudad (precisamente está en la City, ex-distrito financiero de Londinium, esa zona que si vas el finde parece una metrópolis fantasma) que se creó después de la Segunda Guerra Mundial ya que la zona había quedado devastada por las bombas del Blitz y ocupa unas 14 hectáreas (unos 35 campos de fútbol). Originariamente se concibió como un complejo residencial para profesionales de las clases medias en el que iban a tener todo lo suficiente para vivir, sin salir de allí. Cuando se construyó, entre 1965 y 1976, se creía que el futuro iba a ser en coche, luego está rodeado por calles que se suponían de mucho tráfico, un montón de aparcamientos en sus sótanos, que no se usan, y puentes elevados que son pasillos para salir del complejo. Es curioso el cambio de paradigma que se ha dado en las ciudades europeas con respecto a los coches: a ratos tontos, una podría llegar a creer que el progreso existe, aunque enseguida te das cuenta que es una ilusión. 
Tortazo

Por un lado están los pisos, y luego "la ciudad" que se construyó para sus habitantes. Dentro del complejo hay un colegio, centro de salud, una escuela de artes, un museo (The Museum of London, lo recomiendo,  por supuesto hablan mucho del famoso fuego de 1666 que se inició aquí la lado) y un centro de artes. No voy a entrar a describir todo esto, para eso recomiendo la wikipedia, pero sí que quiero hablar un poco del "Arts Centre" (que tiene su página separada de wiki, aquí) porque es un sitio muy chulo. Imaginad vivir en un conglomerado como este con tus amigos, en un apartamento con una gran terraza que da a distintos parques, algunos con lagos, y nada menos que con el mayor centro cultural de Europa debajo donde hay tres cines, una galería de arte, un "martini bar" (sacado de peli de James Bond), una biblioteca, un teatro, una sala para conciertos, nosecuántas salas para conferencias, tres restaurantes, un invernadero (donde hay una exposición de escultura-fotos al final). Siendo vecina, yo bajaría en pijama (para el "martini bar", el de raso) porque es increiblemente "cosy": está todo británicamente enmoquetado y hay mesas con sillas para leer, estudiar, o lo que surja en cada ángulo o cada esquina. Para los que no vivimos allí, queda el irte allí un domingo con tu portátil y tu hija (si se dejase) y demostrarle que hay un mundo ahí afuera de gente que lee y estudia, luego que no está sola en su fin-del-mundo particular de esta época, su "terrible GCSE preparation". Barbican es uno de esos sitios en los que, sentada en el suelo con mi libro y comiendo nueces al lado de unas chicas coreanas que dibujan o una seniora de pelo lila que tricota, me siento una verdadera "londoner". 

Martini bar: póngame lo que sea con oliva dentro

Vamos, que en el Barbican me imagino lo que yo llamo la "Vida Friends", que afrontémoslo, ya nadie queremos a ciertas provectas edades, pero que más o menos tuvimos  en nuestra juventud -sin el glamour, en mi caso: esto es imposible en hospitales del NHS. Ah, pero la vida es cíclica, pronto querremos volver a la "vida Friends" en la jubilación,  yo al menos busco Friends para ese ryad en isla griega o su equivalente. 

Mientras tanto, te gustaría una vida en Barbican, divagante? El guía -que vive allí- nos cuenta que él se cambió a la mole de cemento hace treinta anios "para un periodo breve" y aún no ha logrado salir: el lugar te atrapa. Será por la sensación de vida de comunidad? Será por los detalles? (nos cuenta que los arquitectos no escatimaron en el detalle y, si nos fijamos, todo son formas redodeadas que se pueden ver no solo en las fachadas, sino en símbolos como puertas, bancos, espejos, iconos).  Os dejo con mis fotos y el reto de encontrar las curvas por este lugar tan futurista como vintage, en este mamotreto que aún no ha sido descubierto por los turistas de primera generación, que abundan en el cercano Tower Bridge. Aquí solo llegan los resabiados de tercera generación, y los divagantes que viven la "Vida Friends" virtual de vez en cuando por aquí.

Puerta del lavabo 

Ascensor 


Podría ser Mad Max



Obviamente, un lago,
 con cascada de fondo


Y otro lago
(hay peces, gordos)

Haría una moción
para que todos pusiéramos geranios

Toda Londinium llena de narcisos


El guía: "a todos los arquitectos
les fascina esta pared". Por detrás
accedimos a "la sala de máquinas"

Esos pilotes indican que estás en "la City"

Pasillos colgantes, pista de tenis
(lo del fondo no es Barbican)

Esta iglesia se salvó del Blitz:
hasta sus necesidades espirituales tienen cubiertas

A mí me gusta, pero entiendo que a ti no
(Cromwell Tower)

Más óvalos


Y ya os dejo con el invernadero,
o me paso del límite de palabras