17 agosto 2019

Pagar por ver naturaleza: le quitan ustedes la magia (SA6)

17.08.19-Bajando por la península del Cabo (SA6)

Esta foto del estadio de Ciudad del Cabo, les sonará a los que vieron algo del mundial de fútbol ese de Shakira ("Porque esto es Africa, waka waka"... canción que he tenido pegada parte del viaje, y solo me sé eso). Atención a la luna ahí puesta, indicadora de las horas intempestivas a las que el Peda sale a correr cada día. Porque la foto la hizo él, al alba, tal vez triste despedida en la última mañana que pasábamos en esta ciudad. 

Este día fue un día de coche que pasamos recorriendo la Península del Cabo, casi en permanente éxtasis. A la parte oeste la llaman el "Atlantic seaboard" (la costa atlántica), y su primer tramo está justo detrás de Lion's Head, la montania esa que se veía desde nuestro loft. La parte este da a la "False Bay" (Bahía Falsa), ya el Indico. 


Comenzamos por Mouille Point (donde está el estadio), Green point y Sea Point. Este último tiene un amable paseo (promenade) que podría ser de cualquier otra ciudad occidental con mar: gente corriendo,  las olas chocándose con los muros, los de los perros, e incluso vemos aterrizar varios parapentes. El Peda recuerda cuando quiso ir a hacer esto sobre el mejor mar que nunca hemos visto (Lefkás), pero justo paró el viento. También hay una piscina de las que veremos algunas en este país, justo al lado del mar, excavada en la roca, de agua salada, a las que llaman "tidal pools" (piscinas de la marea).



Seguimos bajando bordeando la costa por lo que son barrios de Ciudad del Cabo: Bantry Point, Clifton, Camps Bay, y Llandudno. Es gracioso cómo hay muchos sitios que se llaman como pueblos o ciudades del Reino Unido, por ejemplo este último (que se pronuncia Clandadno), pueblo del norte de Gales donde vivió un tiempo B., una amiga de la facultad. Esta foto de la derecha la incluyo para que se hagan una idea de lo que es esta parte: nada interesante, aunque en el fondo está la típica montaniaca sudafricana, al lado del mar (de ahí los parapentes).



Hout Bay

Según la guía (Rough Guide, como siempre) el pueblo de "Hout Bay" es un "crowd pleaser", o sea, que es gusta a las masas. No acabo de verlo, o nos perdemos lo mejor, pero lo que de verdad te deja el corazón en un puño es lo que viene después, conocido como Chapman's Peak drive (el tramo del pico de Chapman). Se trata de una bahía que bordeas por una carretera estrecha, sin salir de tu estado de gracia: qué preciosidad, y las fotos no hacen justicia. Pero hay un peaje para pasar, y bastantes coches y en mi opinión esto le quita algo de magia, no solo a esto, sino a otras de nuestras visitas en Sudafrica, y creo que uno de mis mejores recuerdos será una playa con dunas salvajes donde acabamos por error. No quiero decir que fastidie pagar por pagar en sí, pero es que a mí pagar por ver naturaleza ya me sugiere que está todo controladísimo, que no es una belleza que tú descubres. A ver, que ya sé que no voy a descubrir nada virgen, pero si tienes caminitos de madera, barandillas y señales de seguridad, corta el rollo. Recuerdo otras carreteras junto al mar en las que nos sentíamos solos, libres... incluso Big Sur, en plena California en Agosto, lo sentías como una carretera por la que pasabas para ir a un sitio, pero no tenías la sensación de que te estaban llevando de la mano para ver X e Y.

Chapman's Peak drive

Más Chapman's peak

No es que estuviera pensando todo esto mientras conducíamos por allí, esto es una reflexión que hago aquí, a 9,000 kms y un mes después: durante el tramo de Chapman's drive estuvimos en el séptimo cielo, diciendo "ohh", "ahh", y Mini de fondo, "deja de decir ohh". Al final, totalmente inesperado (por tanto las fotos son algo chimichurris), nos encontramos con una de las playas más impresionantes que nunca hasta ese momento  haya visto: Noordhoek beach. Y digo "hasta ese momento" porque luego me he dado cuenta de que esto es una típica playa sudafricana. Playas de inmensidad azul, de olazas, de arena blanca, playas vacías. Eso sí, todas de agua absolutamente congelada, sobre todo en esta parte del Atlántico, donde vienen aún corrientes de la Antártida- incluso en verano son de mírame-pero-no-me-toques.

Playa de Noordhoek


Para no perdernos, aquí inserto mapa. En estos momentos estamos a medio camino de la península, en el lado Atlántico, y entonces cruzamos hacia el lado Indico, a la "False Bay"  para pasar por Boulder's Beach, donde están los pingüinos. Para mí la Playa de Boulder ha sido tal vez la mayor decepción de Sudáfrica. No porque los pingüinos no fueran monos, ni porque no estuviera Luz Casal cantando la canción que ahora se me había pegado y que delatará mi edad ("me gusta verle bailar, con su aire de pingüino"), sino porque una vez más, esto no es una playa cualquiera que hay graciosos pájaros, como puede haber conejos salvajes en playas en Grecia, pongamos. Aquí hay un nuevo "centro de observación de pingüinos", con su entrada, sus caminitos de madera, sus terracitas para hacerles fotos, y por supuesto está todo petado. Me hace sentirme como en un zoo, esos establecimientos a los que nunca he ido por lo menos con uso de razón. A Mini le encantan y sí, estas cosas se hacen por una hija, pero yo personalmente no les veo mayor interés, pienso mientras un cuñado con bigote me está metiendo su objetivo entre los omóplatos y un coreano el palo selfie en un ojo.



Rufino

Fotos no, piensa el pobre

Si seguimos con el mapa, vamos ahora tirando hacia el sur, por la única carretera, hacia Cabo Point y Cabo de Buena Esperanza.

Cuidado, babuinos

Se trata, otra vez, de un "parque natural", con su caseta de piedra con cartel de tarifas (evidentemente mucho más elevadas para los extranjeros). Es muy grande, y al principio simplemente conducimos en una especie de superficie lunar, felices de no ver muchos más coches. Eso sí, lo que vemos son carteles (que luego estarán presentes en todo nuestro viaje) avisando y prohibiendo dar comida a los babuinos (baboons), esos monos tan grandes que se las saben ya todas.


Cuando llegamos al aparcamiento, ya vemos donde está la peña, pero es tal el impacto que me causa el lugar, que de verdad que no importa: están ahí los turistas de fondo, como de pasada, pero es que los acantilados, el azul, y el viento bestial que hace, te obliga a centrarte en lo que en ese momento parece tu supervivencia. 

Me explico: el Cabo Point es en teoría el punto más sur de África (en la realidad es el Cabo Agulhas, hacia el este), pero sí que es la puntita de la Península del Cabo. Al llegar, vas subiendo una montaña (también hay funicular, para los cobardes) con matorrales bajos, y de fondo tienes unos acantilado salvajes, con un mar furioso rugiendo abajo. Cuando llegas arriba, donde está el faro, hay ya que subir escaleras, y cada vez tienes más claro porqué fue un reto para los barcos cruzar este cabo (lo hicieron por primera vez los portugueses en el SXV) y porqué lo llaman traidor. Puedo imaginar cuántos barcos han encallado y se han hundido en este paso que comunica el Océano Atlántico y el Indico. El viento es bestial, y lo dice alguien que nació y se crió en Vetusta, la ciudad del viento. En la ultima etapa, donde ya no se puede subir más y que hay unas manillas indicadoras de distancias, literalmente nos tenemos que agarrar a las paredes y uno a otro, o nos volamos. Las vistas desde aquí son impresionantes, sobre todo si te planteas que están viendo, a la vez, dos océanos: "a un lado el Atlántico, al otro el Indico, y allá al frente... Estambul... digo un babuino".

Acantilados desde Cabo Point 

Atlántico -Indico

Cabo Point

El cielo debe ser así











Un poco hacia el oeste está el Cabo de Buena Esperanza, ya a ras de mar, que sigue impresionando, con ventolera severa también pero más llevable. Hacemos las fotos de rigor, porque siempre impresiona llegar a estos sitios que estudiaste en los libros de geografía en EGB.
Cabo de Buena Esperanza

Olazas
A orillas de la carretera
Esta noche dormimos en Scarborough, otro de esos pueblos que se llaman como lugares del pasado. Al Scarborough del norte de Inglaterra fui a hacer una entrevista de trabajo recién llegada de la península, veinteaniera bisoña y entusiástica, aún no quemada por el ácido de los años. Creo que fueron muy simpáticos y hasta me ofrecieron el trabajo, pero al final opté por Grimsby simplemente porque habían sido los primeros en apiadarse de mí. Pero divago: esto lo cuento porque en este Scarborough de Sudáfrica volví a ser, por unas horas, la chavalita sin un ápice de cinismo que se enamoró de un lugar. Este pueblo da a la puesta de sol, pero además, nos quedamos en una cabania de madera que desde el momento que abro la puerta sé que será el mejor alojamiento de todo el viaje (y ha sido el más barato). 

terraza
Parece que la usa la duenia es alguna suerte de psicoterapeuta, y que la usa para hacer terapia, por el cartel que hay en la puerta, y me puedo imaginar a los pacientes yendo solo por pasar una hora ahí, tal vez en la terraza si el tiempo acompania, o en el sofá, frente a las ventanas, viendo el mar. La duenia, a la que no vemos, nos ha dejado galletitas, una pizarra donde pone "Bienvenida, Di", con un corazón, y las consabidas instrucciones de ahorro de agua. En la ducha, muy rudimentaria, hay un caldero donde hay que recoger el agua porque la reciclan para las plantas. Yo directamente me meto en el caldero y ya voy perfeccionando mi técnica-pronto me ducharé en 30 segundos. También hay una estufa de esas salamandras y otra normal, que no consigo activar. Eso sí, nos ha dejado unas bolsas de agua caliente sobre la cama! Hace siglos que no usaba este concepto, y madre mía, qué amor, duermo abrazada a ella. Además hoy en día no son ya como en la casa de la tía del pueblo, de goma o como mucho de tartan... no, hoy van recubiertas de pelufán, o por lo menos en Sudáfrica. Me salva la noche porque hace bastante frío y hasta Mini (aka Conan, ni siente ni padece), que duerme en el sofá, se queja. 

Yo ya sé que a nadie le interesan estas fotos más que a mí, pero las tengo que poner porque la cabania de Scarborough fue un lugar muy especial para mí. Tanto que me llegué a plantear cuánto costaría montarme una en algún acantilado perdido en Dorset, pongamos, para ir los fines de semana a leer y simplemente estar en ese "estado mental" que creo que reina allí. Luego me dí cuenta de que vivo en una isla sobrehabitada y carísima, así que el castillo en el aire se desmontó. Pero como diría la terapeuta, puede ser "un lugar mental", "un lugar seguro", donde ir con la cabeza cuando hay viento y oleaje. Claro que prefiero hacer las cosas con todo el cuerpo, no solo la cabeza. Un guinio a la mindfulness. 

El mar entra por la ventana de la cabania
El problema de no viajar sola es que has de adaptarte a las manías de los demás. Y la de mis compas es salir a cenar por ahí. A mí me hubiera encantado haber hecho una pasta rápida y haberme quedado allí, pero ellos tenían otras ideas. Por lo menos me dejan quedarnos a ver la puesta de sol en el mar, un espectáculo que esta gente de Scarborough tiene todos los días y tal vez ya no valoren. Cuando salimos, ya es de noche, claro, y bajamos por unas no-calles, entre casas, hacia "el centro", que no existe, en realidad: hay dos restaurantes y un pequenio super (cerrado). El sitio es agradable, pero no hay nada realmente: yo acabo con una hamburguesa vegetariana, esto da una idea de su menú. La vuelta es aún más oscura, oh qué cielo estrellado-aún me pregunto cómo llegamos a la cabania, pero lo que vagamente recuerdo es abrir una botella de vino que nos habían dejado los del loft, en la terraza, y estar allí viendo las estrellas y ponderando porqué no nos quedamos haciendo terapia si eso es necesario varias semanas en Scarborough. 

Esta era la cama-y los libros de terapia







5 comentarios:

  1. Si bien en este post no ha habido colada -¿qué hacíais con la ropa sucia, Di?- y apenas aventuras gastronómicas, te has marcado dos puntazos nostálgicos (para mí, que no sin duda para ti, que eres de otra época): primero, el Cabo de Buena Esperanza. No me suena nada haberlo estudiado en el colegio (será que no me fijaba mucho), pero es casi mítico para mí de mis lecturas de aventuras náuticas, de Verne a Patrick O'Brian. ¡Doblarlo era casi una hazaña! O sea, casi me ha emocionado ver las fotos de este lugar mítico. Segundo: Scarborough. Por supuesto, a mí no me ha sonado a un pueblito inglés, sino a la canción de Simon & Garfunkel que fue una de las bandas sonoras de mi juventud. Es oírlo mencionar y ponerme a tararear "Are you going to the Scarborough Fair?". En fin, que me he sacado de golpe unos cuantos años de encima. Se agradece.

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  2. Por si acaso tu conocimiento de la música de épocas remotas es igual que el de series, ahí va enlace con la canción de marras: https://www.youtube.com/watch?v=-BakWVXHSug

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  3. Sois unas viciosas de la colada (tu compinche está de viaje, por eso no ha aparecido, seguro): a ver, vosotras hacéis coladas diarias en vuestra casa? Espero q no, eso solo lo hace mi madre que, tacita a tacita, es una de las principales responsables del calentamiento global.Mi madre siempre encuentra algo q echar a la lavadora, un mantel limpio, unos trapos de cocina, toallas... lo q sea para rellenar lo poco q dos personas hacen cada día. Bien, pues de viaje, igualmente, si no eres mi madre (q se llevó plancha a un crucero-yo esto lo considero una patología) no hay colada diaria. Se os dieron detalles del número de prendas interiores con los q viajo así q hasta 3 días no veréis nueva colada. Me pregunto si también debería hacer inventario de camisetas y pantalones para vuestro excel... :):):)

    Oh sí, el Cabo de Buenas Esperanza te ha resonado como a mí... tengo q pasarte más fotos, pq blogger es malísimo para las fotos, quedan pequenias, mal organizadas, nunca puedo hacer mosaicos chulos, pero es un sitio muy especial... realmente allí te sientes en una aventura (pese a estar todo tan controlado, ya lo he contado). Todo muy trepidante, lo recomiendo mucho.

    Y gracias por enlazarnos "Scarborough Fair", no había pensado en ella!!! :) Pero tienes razón... ayer vimos "Yesterday", la última de Danny Boyle con música de los Beatles, para introducir a Mini a estos clásicos. La verdad es q se las sabía casi todas, de los coros del colegio. Usé esta misma técnica con la peli de Queen (y ahora es fan) y lo haré con la Springsteen (Blinded by the light) q aun no hemos visto.

    MIl besos y mil gracias por encontrarle un punto a esto divagues q soy consciente pueden ser tediosos... no soy Patrick Leigh! :)

    di

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  4. Elena,¿ y qué me dices de lo de Rufino remetiendo a una canción?

    Yo compro también lo del Cabo de Buena Esperanza y lo de EGB. Y también he pensado en Simon And Garfunkel.

    Me encanta la cabaña y estoy muy a favor de que hagas algo así en Inglaterra y nos la alquiles a Elena y a mi por temporadas.

    Sigo de viaje pero no me pierdo tus crónicas, bruja.

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  5. MO nos sigue desde el éter!!!! MO, te echamos de menos!!! Qué es eso de "Rufino remetiendo un tuis?"

    Y la cabania os la dejaría my lovelies, cómo os iba a pedir alquiler, Pepitas Grillo del blog!

    vUELVEEE.

    LOVE

    DI

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