09 noviembre 2018

Nieve, Barna, casas que fueron iglesias, y el veneno del SXXI
















La semana pasada, vacaciones escolares de Mini, comenzó hace siglos y por ello aún no tengo claro qué tiempo verbal usar en este divague. Ha tenido (ya tengo que cambiarlo, porque esto era un borrador: ya es "tuvo") de todo: idílicos reencuentros, comida sin conocimiento, literatura, bebidas en terrazas soleadas, noches en vela, nieve y chimenea, y postración en el lecho del dolor. Cómo apretar lo que puede pasar en un periodo de, no sé, pongamos un anio, en tan pocos días? Ay, divagantes, yo como Les Luthiers, lo diré en tres palabras: "yo qué sé".


Como decíamos hace siglo y un día, aterrizamos en Barcelona para las celebraciones rituales del cumple de la Hermanísima (gracias Mo, alguien por fin se atreve a llamar a Fashion por su nombre). La sorpresa preparada pol JAL su novio y kuniado universal era pasar el finde en La Cerdanya, donde nos aventuramos pese a que el Peda estaba medio febril (pero a los del norte esto no les resulta óbice de nada), a que íbamos cinco y una golden en un Mini y a que anunciaban nieve. La sorpresa dentro de la sorpresa era que el doming íbamos a ir en caballo-afortunadamente, la nevada fue tal que cundió por un momento el sentido común y esta parte de la celebración se vio abortada.




No así todos los demás excesos, incluídos los gastronómicos, que hasta la pobre Mini alucinaba pepinillos del frenesí del azúcar el sábado por la tarde. En un aparte, le dijo a su aitá: "no podía creerlo daddy... helado, coca... y luego tarta!". El orden de la secuencia de fechorías viene a ser: 

Inicial paseo a Talló, no me canso de fotografiar esa iglesia. Al lado han reabierto un hotel donde nos tomamos un colacao, hablando con los duenios, una pareja muy energética que ofendió particularente al Peda porque no paraban de hablarnos ("intentar vendernos") su otra propiedad: una casona con capacidad para 16 personas (o eran 20?), con jacuzzi y dardos electrónicos. Mira, lo gugleais y hay una vista inicial de dron muy guapa, y en este mismo instante lo tenemos con una "puesta de largo". Fashion me explica -mientras me desencajo la mandíbula-que esto es algo muy "Ultimas tardes con Teresa", burguesía catalana que aún se siente con la necesidad de poner su hija en el mercado a los 18. 


Segunda estación del "veneno del SXXI" (azúcar, por si alguien aún no se ha enterado, que el azúcar es el nuevo fumar):  heladería de Bellver (regentada por uno de Córcega) a tomar el mejor helado del mundo, "Nata de la Cerdanya". 

Tercera estación: mientras nosotros tres nos regodeábamos en la heladería, los jekes pillan cantidades insdustriales de coca (aclaración para los que no conozcan su sinónimo como "torta", no vaya a ser que lea esto la Guardia Civil y ponga un tuit de esos inteligentes suyos) en el Forn Pous.

Cuarta estación (en serio!): sigilosamente, JAL compra un tarta selva blanca (parece) para las velas!!! En serio, JAL? Era esto último necesario?

Pues sí, y también hay quinta: al llegar al hotel JAL sube a la habitación y baja una bandeja de panellets de Mauri, una pastelería bien.  


Y sexta: no podía faltar, el chocolate. Congelados, nos apostamos alrededor de la chimenea del hotel y la duenia, amiga de los jekes, sale con una jarra de chocolate, claro, esas cosas había que mojarlas en algo. 

En resumen: el exceso fue severo y  se me nubla la vista (coma diabético?) de pensar que en un rato estaba reservado el Casa Biayna para cenar... senior dame fuerza.



La maniana del domingo amaneció nevada, y nevando. Fashion fantaseó por un momento, y si nos quedamos atrapados aquí? Como en aquellos libros de Los Cinco, vamos con perro y todo. O tal vez como un Orient Express estático, sin asesinato, pero tratándose de Fashion con mucho glamour? Claro que el otro grupo que había en el hotel no iba a poner mucho de su parte a este respecto. Unas 15 personas, en su mayoría mujeres con pelo cano, que vimos en un punto hacer movimientos orientales, y que luego la duenia nos aclaró que eran practicantes de algo de las energías, chi kung.  Por supuesto, volvimos a Talló, y a ver a la familia, y antes de volver a Barcelona a Nas, al mirador del banco desde el que se ve la inmensidad de La Cerdanya, blanca esta vez. Queda un reducto, no está todo construído, una piensa allí...

 




Toda la nieve del domingo se esfumó de repente, y el lunes, que habíamos quedado para ir a comer a casa de F, nuestro amigo del velero, con el que rodeamos Menorca una vez, a las afueras de Barna, era un día soleado aunque algo fresco. Poco nos imaginabamos que F vivía en su vieja casa familliar que había sido... una iglesia! Su padre, como todos los catalanes que conozco, amaba las antiguedades, y compraba lo que entonces era visto como chatarra "al peso". Hoy en día, esa chatarra hace parecer su casa un museo: planchas de carbón, pianolas, sillerías de iglesia, ollas de cobre, llaves, estatuas, gramófonos, trabucos, libros, botellas... todo lo imaginable está en esa casa. Me recordaba a todo lo que tenemos que guardaba la Yaya, o lo que tienen en su casa nuestra familia de Bellver. Antiguos aperos de labranza, carretillas que hoy son maceteros, cepos oxidados, viejas máquinas de coser de aquellas de pedales, zuecos de madera, tijeras de hierro... pero en casa de F. elevado a la enésima potencia. 

Luego por la noche se lo contamos a otros amigos, en una cervecería de esas de disenio donde la birra es demasiado "para entendidos" como para que nos guste a los del menú infantil-Coronita.

Y el martes teníamos una quedada "en el éter" bloguero... por fin iba a conocer a Elena Rius, bibliómana, bibliófila, maníaca de la literatura, autora de "Notas para lectores curiosos" en el sitio mas apropriado, el Ateneu barcelonés... pero esto requiere un divague solito... cuando pueda!








5 comentarios:

  1. A ver, un chiste para Mini contado por un señor nacido el milenio pasado (así si no se ríe, ya tenemos una explicación plausible).
    La niña haciendo las tareas del colé le pregunta a la madre.
    Me puedes decir dos palabras que lleven tilde ?
    La madre se debate entre ayudar a su hija, o enseñarle a que aprenda a esforzarse.
    Pero encuentra un camino intermedio y le contesta:
    Matilde y Clotilde.
    ...
    Déjalo mami, ya acabo la tarea sola.

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  2. Y ¡A qué no pasó nada por el azucar? De verdad que eres una exagerada!!!

    Azucar, nieve y chimenea. No se puede pedir más.

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  3. Muy bueno, DRIVER... yo tb soy centenial. Ella no sé si lo pillará... pero yo tengo una amiga q vive en Roskilde.

    Mo, estas cosas matan lentamente, mujer de poca fe!!! Yo solo os aviso: en los EEUU ya no dejan llevar los tipicos donuts o galletas a la reunion de equipo semanal por este tema... aquí llegará. Aunque admito q mí me escandaliza un poco lo de las sobredosis de chocolate en Seama Tonta, sobredosis de kkachuches en Halloween y tal...

    luv

    di

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  4. ¿Y si no me creo que la coca era de horno? ¿Y atraigo a la Guardia Civil y los Geos?

    Nada podría ser peor que lo que sintieron vuestros estómagos tras esa rutina dulce.

    Aunque la coca de horno puede ser peligrosa. El día de la plantá de la foguera de mi plaza, como siempre, repartieron coca en toñina (de atún, vamos) entre la Belleza de la foguera y sus dos acompañantas, la comisión entera (que se encargaba de todo, incluido quemar tres días después la foguera) y los cincuenta miembros de la banda contratada en exclusiva para nuestro distrito.

    El atún estaba en mal estado y poco después estaban todos en el hospital. La banda no hizo pasacalles, a las belllezas no las volvimos a ver y la noche de la quemá los de la comisión de una foguera vecina hicieron el favor de encender, con desgana, la nuestra.
    Ahí aprendí yo, con 9 años, los peligros de la coca.

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  5. Madre mía NáN, coca de atún!!! eso más bien paraece una empnada gallega! las cosas de la Cerdanya son solo dulces, q yo sepa. En ARagón las hay de pimientos y cebolla (excelsas!). En Grecia se les llama (en inglés) "pies" pero viene a ser parecido... podría vivir de eso ...

    que hambre me has dado...

    hugs

    di

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