31 julio 2024

De mosquiteras, karma, brilli-brilli y Marguerite Duras (V21)

Miércoles 31.07.24: Phong Điền, Can Tho

Uno de mis sueños infantiles era una cama con dosel, dormir bajo tules. En aquella época, mi cama estaba al lado de una pared que tenía una de esas cortinas de los 70, que iban de lado a lado, toda floripondias azules -tal vez este trauma infantil hizo que, decorativamente hablando, solo tolere hoy el blanco. A veces la ponía por encima de la cama, cayendo por un lado y -haciendo un ejercicio salvaje de la imaginación para desestimar el estampado-,  me hacía sentir como si en las mil y una noches, o en una tienda de campaña, tal vez en un castillo encantado. 

Empecé a dormir con mosquiteras cuando comenzaron los viajes por países tropicales y estoy en posición de afirmar -desde la experiencia de la viajera-cutre-  que la experiencia ha sido variable: recuerdo un par de cabañas (Ko Samui en Tailandia y Tulúm en México) que a todo el mundo en casa luego encantaron, porque solo vieron las fotos de fuera, desoyendo que por dentro eran lo más parecido al chabolismo. Nunca se dormía nada bajo esas mosquiteras que siempre habían conocido mejores días. 

Ahora, hay gente preparada como mi cuñado (o cualquier cuñado, va en el título) que lleva siempre cinta aislante porque "están llenas de agujeros" (sic). Por supuesto, él tiene su propia mosquitera que cogí prestada con idea de traerme a Vietnam pero que en el último momento desestimé (menos mal, no ha hecho falta: lo que tiene alojarse en "sitios conforme"!). Aún así, me sigue haciendo ilusión entrar en una habitación con este elemento y estar aquí debajo me transporta a esas aventuras imaginadas de peque y me encanta:



Pero, sorpresa, dormimos mal, ir al baño en mitad de la noche es medio-complicado (hay un escalón, y con imágenes se entenderá) y a las 5:30 ya estamos despiertos del todo (los ancianos claro, Mini a pierna suelta). Tras algo de lectura nos vamos a la piscina and this-is-the-life!


Del desayuno quiero incluir foto de los famosos yogures vietnamitas de los que hablé nada más llegar, pero no recuerdo si ilustré:

Por la mañana toca exploración en bici.  Nos equivocamos de ruta un par de veces, paramos a por agua, hay tráfico en la carretera y por ese lado mal. Llegamos a un templo budista vacío donde Mini se compra una gorra con una marca que no recuerdo, seguro falsificada.


En el templo viven monjes, y me encanta su colada de monjes...


Inscripciones solo por mi afición a las grafías 

Que alguien me explique este lóbulo: hacía falta cebarse tanto?




A la vuelta se pone a llover de repente, como siempre aquí, y da gusto ver a todos los motociclistas pararse, sacar el impermeable o plástico de turno, ponérselo y seguir para adelante. Nosotros, nos cobijamos bajo un árbol.


Sí, fuimos muy listos no trayendo la mosquitera, pero cargamos con impermeables ("temporada de lluvias", pasa Ro) que no han salido de las maletas (gran fastidio llevarlos para unos minutos, mediano fastidio verlos ahí ocupando sitio cada vez que empaco). En fin: problemas de la clase media. 

Vuelta a la piscina donde el queridodiario del Peda me recuerda que caí frita bajo la sombrilla mucho rato. Cuando me despierto veo a una mujer que tiene una moradura de varios colores como de diez cms de diámetro en la parte superior de la pierna, exactamente donde la debería tenerla yo tras el culetazo hace 48 hrs en Ban Vin: el karma existe. 


Sintiéndome un poco culpable por lo de esta mujer vuelvo a la cabaña, se ha hecho algo tarde y vamos a comer algo: destacar una bebida de yogur que me encanta. También jugamos a Uno. Estas son las fotos del homestay, con los puentecitos que mencioné ayer.


Por la tarde toca ir a Can Tho, que está como a once kms. Llevo veinte días equivocándome y diciendo "Can Tho" en lugar de "Cảm ơn" cada vez que he de dar las gracias. Por lo que sea, es una palabra que no se me ha quedado y lo siento por la cantidad de gente que habré confundido diciendo "Can Tho" en hoteles y tiendas  (un ridículo: es como si en Ejpein un vietnamita te dice por ejemplo "Granada" en lugar de "gracias").  

Noto que estoy ya bastante avanzada en el divague y no he hablado del legendario río Mekong y su delta que estudiábamos en geografía. Me encanta la idea de un río mítico (será porque tenemos uno en Vetusta), pero cada vez que me he visto ante uno (el Danubio, el Nilo, el Neva, el Amazonas,  el Rin, el Río de la Plata...) ha sido chulo. Pensar que este nace en el Himalaya, que recorre parte de China, Burma, Tailandia, Laos, Camboya antes de llegar a Vietnam y por fin desemboca en una locura de meandros, tributarios, y otros conceptos geográficos que desconozco en este delta enorme es impresionante. Son 4000 kms de longitud (y aún así, es el decimosegundo del mundo!). Las inundaciones han sido evidentemente siempre parte de esta zona, ya los comerciantes indios de hace 18 siglos instauraron un sistema de irrigación y hay muchos canales para intentar controlar las subidas, el agua cuando pide paso, sabemos lo que es. Cuando voy con la bici por el Támesis y pienso cuánto me gustaría vivir en Hammersmith o Chiswick, justo frente al agua, considero que con el cambio climático quien sabe si tendrán que salir algún día a nado. La zona del río afectada por las mareas se llama "the Tideway" y llega hasta Teddington Lock.

 Pero divago, estaba en que se puede decir que Can Tho es la capital del delta. Empezamos dando un paseo por la "promenade" (paseo) del río y ahí tenemos al Tío Ho saludando (de día y luego de noche-ya que no pudimos verlo en momia...): 



Vamos a un puente peatonal donde hay unos críos tirándose al río -agua color chocolate- desde bastante altura. 

Una de esas señales múltiples que me indica qué en el culo del mundo estamos..


Volvemos sobre nuestros pasos, saludando de nuevo a Ho, y terminamos en un mercado nocturno de puestos de comida bien montados, 



pero si te metes por las callejuelas encuentras a gente vendiendo lo que probablemente han pescado o recogido durante el día. Nosotros compramos un montón de lichis peludos que me acompa
ñan unos días...

Me persuaden a entrar a cenar a un sitio en el que dan serpiente, pero muy recomendado en la guía. Pedimos "flores de calabaza y pescado en salsa de tamarindo" y está muy bien. Justo fuera están estos niños pescando tan fotogénicos...


Ya se ha hecho de noche y no podré describir mejor que el Peda en qué se transforma esto: "ciudad caótica y pinturera, con muchas, excesivas, luces navideñas, cutre".  Esto es el puente peatonal que hemos estado antes, por ejemplo:

Yo pienso que el alcalde de Vigo debería pasarse por aquí para dejar ya sus luces navideñas: no tiene nada que hacer. Y no es solo la ciudad, luego al volver al homestay, vamos viendo que cada pequeño puente es un mini-festival de luz. No hemos podido ver a M., una aprendiza de bruja mía cordobesa que decidió que nuestra profesión no era lo suyo y que se iba a Vietnam a ser profe de infantil. Salía muy tarde de trabajar, parece que "la vida lenta" fuera de occidente es también un mito.



A veces, cuando viajas, hay tanta información que justo se te olvida darle la vuelta a la página de la guía y no visitas algo que luego te da rabia haber olvidado. Es el caso en Can Tho, porque claro que había subrayado que había que visitar la Casa Duong, un ejemplo de arquitectura colonial francesa (4 kms hacia arriba de la estatua del Tío Ho) donde se rodó en 1992 la peli de Jean-Jacques Annaud "El amante". Por tanto, la foto no es mía,



pero es importante para mí incluirla porque, cuando al principio de esta serie yo decía que nunca me imaginaba Saigón como me la encontré, era así como me la figuraba, creo que estaba influenciada por pelis como esta (o el libro de Marguerite Duras en el que se basa). Recuerdo perfectamente hasta la sala de cine donde vi la peli, yo tenía 21 pero he olvidado cómo me sentí ante esa niña de 15 que tenía sexo sin parar con ese Tony Leung que representaba 35 (igual que no recuerdo ahora demasiado de lo que sentí cuando leí "Lolita" o "Memorias de Adriano" hace siglos también), pero el mundo ha cambiado tanto (en ese caso para bien) que ahora a much@s nos parece grotesco si no directamente asqueroso un adulto y un adolescente. Este es el único libro que he leído de Duras (tampoco recuerdo su calidad literaria, tristemente no escribí nada), pero ella aunque había nacido en un barrio de Saigón, vivió en Sa Dec (otra de las ciudades del delta) y otros lugares de Vietnam y Camboya hasta que a los 18 se fue a la Sorbona. 



De vuelta al homestay, preparándonos mentalmente para una excursión al día siguiente al "Mercado Fluvial", nos dicen que podemos ir por nuestra cuenta con uno de esos conductores, evitándonos las tediosas paradas en tiendas de artesanía. Me meto bajo la mosquitera y sueño con ríos largos, y este continente, que como dice mi amigo Bernardo, es el de los excesos.

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30 julio 2024

Mientras la nueva tendencia es "no moverte en tus vacaciones", hoy vuelo de Hanoi al Delta del Mekong (V20)

Martes 30.07.24: De Ban Vi Retreat a Phong Điền, Can Tho

No sé a qué hora abren la piscina, pero en ese momento, ahí estamos nosotros: en nuestras marcas. El Peda reporta: "Despertar a las 0530, cuando amanece, con el ruido de los bichos, bien, salimos a las 0745 a la piscina hasta las 0830, espectacular". 




Uno de las mejores detalles de este lugar es que, aparte de la charanga esa de ayer en la cena que no sé de dónde salieron, no ves a nadie. En la piscina pongamos que hay unas 20 hamacas y creo que si estuvieran llenas, la vibración no sería la misma. Este lugar me hace sentir como si yo hubiera descubierto estas ruinas del fuerte francés mientras caminaba por una jungla inexplorada - lo que les debió pasar a los que descubrieron, no sé, por ejemplo Tikal. Nota: el esnobismo que destila este párrafo es patente, lo sé todo (bueno, y el nivel de la idea delirante, porque yo con un machete en la jungla: en fin). 

Pero es que estos días he estado reflexionando sobre una nueva tendencia que está en todos los sitios que es "hay que ir de vacaciones a un sitio fijo y estar ahí viendo la vida pasar". Que a ver, está fenomenal, es más sostenible para el planeta y a mí me encantaría pasarme un mes en Léfkadas mirando al infinito. Pero, a la vez, me gusta conocer sitios, ver cosas. El viajar así me hace generar ideas, aprender, (antes) conocer a gente y me encantaría ser una viajera antigua, de aquellas que iban en tren o en camello, y poder pasarme un mes en cada uno de estos lugares que hemos visitado. En una palabra, vivir "la vida lenta". Pero eso no es posible hasta que -insisto- me descubran y paguen por hacerlo, y he de conformarme con verlo por un agujerito brevemente un rato y moverme al sitio siguiente. Entiendo que haya gente que prefiera lo otro y diga no a esto: a mí me gustan ambas, aunque me parece que la opción inmóvil también tiene que ver con la edad. Cuando era adolesente y me tenía que pasar un mes en Vetustilla o en Bellver, lo que quería era conocer el mundo. Ahora que puedo conocer el mundo... ahora nos dicen que hay que pasar un mes en Vetustilla. 


Pero divago, centrémonos en la mañana que se pasa volando porque el check-out es a las 11:00 (menos mal que nos dejan estar hasta las 12:30). En el desayuno no están los de la conga de Jalisco de ayer, y el restaurante se torna un lugar casi amable (recordemos, es un restaurante que siempre acarrea su dosis de micro-estrés). Damos un nuevo paseo y atención a la araña gigante en la primera foto:







... último baño en esa piscina (snif) donde esta vez hay un equipo de ese paquete ya habitual: la influencer y su séquito de fotógrafos vestidos de negro. 

Viene a recogernos el mismo conductor de ayer. Incluyo un par de fotos de la carretera que se sigue para salir del parque natural: llena de revueltas y búfalos que inopinadamente se cruzan por el camino.... 



Cuando llegamos a la carretera principal, Mini está muy mareada. Ya he hablado alguna vez de su "emetofobia" (miedo a vomitar) y la pobre tiende a evitar posible situaciones que envuelvan este desagradable evento (debió de ser la única pasajera que no echó las tripas en el infame trayecto Dénia-Formentera el verano pasado).  Pero hoy ocurre una terapia de exposición tipo "flooding" sin terapeuta: aunque nunca me hace caso en mi eterno: "sácalo, te sentirás mucho mejor", hoy acepta que pare el coche  y... ocurre. No entraré en detalles pero se lía parda y si ya teníamos mis pantalones (*) dignos de lavandería premium, los suyos no desmerecen. 

(*) Nota: Oh, mis pantalones: he olvidado que no tengo dolor alguno o similar tras la caída de ayer (me reconforta que no soy tan mayor como para haberme acordado esto al comienzo del divague). No tengo moradura (claro que creo que ya vendrá, aunque spolier: nunca me sale) y estoy tan fresca - esperaba lo peor porque la última vez que me caí de la bici estuve varios días hecha polvo.

El pobre hombre nos deja en el aerpouerto de Hanoi: volvemos al sur de Vietnam, en lo que será la última fase del viaje. De esto, un par de cosas: una, que te dejan pasar agua por seguridad. Dos:  atención a la monada de uniformes de las azafatas de una compañía de bajo coste.


y tres, mi campaña en contra del ultraprocesa ha llegado aquí: venden zanahorias envueltas en papelfilm. Me saltan lágrimas de los ojos.


El vuelo, que está lleno, dura dos horas y cuarto, son 1.300 kms (un Londinium-Vetusta son 1.096. Al subir hay nubes negras, lo que viene siendo un clásico.  Aterrizamos a las 19:15 en Can Tho, en el Delta del Mekong. 






El conductor de turno nos lleva a nuestro "homestay" que tiene en su nombre la palabra “rústico”, pero que es una monada (esta aclaración es pertinente porque ya se sabe que a veces estos eufemismos esconden una realidad dolorosa). Son de nuevo cabañas muy monas -aunque claro, nada que ver con los "lodges"- construidas sobre lo que debió ser un arrozal o lago, y están intercomunicadas por puentecitos. Como llegamos de noche, las únicas fotos que puedo incluir son este par:
.


Cenamos en la zona restaurante que está en un porche muy agradable, y hay bastantes turistas -todos occidentales. Es un ambiente más "mochilero" y en el que haya algo de gente aquí no molesta, da ambiente. No importa venir del pijerío exclusivo a lo rústico: encajamos perfectamente, como el Marcus Brody de "Indiana Jones y la última cruzada": "nos difuminaremos entre la población local, nunca nadie podrá encontrarnos". Somos auténticos camaleones.

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29 julio 2024

Conjuros de bruja para devolver la magia a la montaña Ba Vi [o irse a un retiro eco-espiritual y toparse con una peña taurina] (V19)

Lunes-29.07.24: Hanoi & Parque Nacional  Ba Vi [Ba Vi Mountain Retreat]

Nuestra última mañana en Hanoi está llena de actividad: Mini no sube a desayunar pero le bajamos arroz y luego vamos a pagar a Phuong Vu, que como dije había adelantado sin preocuparse  lo del crucero y diversos otros excesos millonetis (conductores). La agencia para la que trabaja justo está en frente del hotel, y nos hace ilusión conocerla en persona, después de tantos whatsapp. Le aseguramos que daremos sus detalles a futuros viajeros y recuerdos de Annapetons. 

En el rato que nos queda hasta que venga "el siguiente conductor" (sea leído con el pertinente retintín) vamos callejeando hacia el puente Long Bien. Empiezo con fotos de bicis (vale, me encantan...)




Esto no se ve claro, pero es una bici sobre lo que lleva esta mujer ese burro de ropa...


Aquí una procesión de ricksaws. Ya he dicho que no me gustan nada... Pero espero que haya quedado claro lo preciosa que es Hanoi...


Un poco más de arquitectura tradicional... despedida...


Pasamos por un templo, que os ahorro, y un mercado:




Esto son tortugas... parece que la sopa es muy apreciada. 


Este es el puente que se veía tan iluminado desde la terraza anoche. En el centro vibra como para no quedarse ahí mucho rato. La foto no hace justicia a la cantidad ingente de motos...



A las 11:15 volvemos al hotel, y aún me da tiempo de un último baño en la piscina antes de que nos recoja el siguiente sufrido conductor que nos lleva al Ba Vi National Park.  Ah sí, un parque natural exige explicaciones, esta es la historia de cómo acabamos aquí. Otra zona de Vietnam que merece la pena hacer es Sapa, muchas horas al noroeste de Hanoi, para hacer trekking y así ver los maravillosos campos de arroz. Nosotros no es que no seamos de trekking (que no somos), es que evidentemente no tenemos equipación para esos hitos ni ganas de enfrentarme al Anópheles y a las sanguijuelas ya frente a frente (hay que leer las recomendaciones de la guía, es como ir a Apocalypsis Now o a Platoon). Además, temporada de lluvias (dice Ro): un barrizal. Total que, en la misma dirección pero solo a hora y media de Hanoi hay un parque natural que no es que me interese en particular, pero que tiene un hotelazo con el que el Peda tiene una vaga conexión, y podría ser una excusa para "huir del mundanal ruido" una noche. Así que por eso nos embarcamos en esta mini-no-aventura.

Salir de Hanoi cuesta media hora-es enorme- y en el camino se pone a llover muy fuerte. Al llegar al parque hay que pagar una entrada hasta por el conductor que solo va a dejarnos (no es casi nada, pero es curioso). El hotel es una pasada: enmedio del parque, todo "lodges" (cabañas, pero qué cabañas). Esta foto no es mía, pero resume un poco la situación:

Para trasladarte de una zona a otra existe este elemento que llaman "buggy": una especie de trenecito eléctrico descapotable (bueno, tiene techo) para unas 8 personas, que siempre va vacío. Por lo visto, hay un pobre hombre de guardia 24 horas y si te da por querer ir al edificio principal a las 3 am, tú le llamas y él, tras acordase de todos tus muertos en vietnamita, viene con una sonrisa a recogerte. 

Nosotros intentamos no hacer uso del "buggy", pero al llegar claro que está ahí esperando, para llevarnos a nosotros y nuestras maletas a nuestra cabaña que, bueno, es casi más grande que mi piso: tiene terraza, un saloncito, la habitación y de la bañera mejor no hablamos. No he puestro fotos de los hoteles aquí, ya solo faltaría, pero voy a poner una de unos sillones maravillosos, porque cuando estuve buscando un sillón suelto para una esquina del salón de casa, buscaba justo esto. Tristemente, no lo encontré. Los amo y los quiero ya en mi casa:



Tras ese momento entre "Pretty woman" y "qué-hago-aquí" (y comernos unas monadas de bienvenida que nos han dejado) vamos a la piscina a darnos un baño: no tengo palabras, una infinity que termina en el bosque. 


Nos han dicho que a las 5 hay un tour del parque... en buggy! Así me gusta: quién quería llevar chirukas con crampones en Sapa, esquivando sabandijas y garrapatas? Esto es lo que yo llamo "naturaleza in style".  Como casi todo en este viaje (desde que nos resabiamos tras ver corales con influencers o bajar a túneles con tories), no hay nadie más, así que un lujo: los tres en el trenecito con la "assistant general manager" como guía. Vimos en la tarjeta de bienvenida que la directora tiene nombre que suena a español, pero esta es vietnamita y muy maja. Nos cuenta que estudió japonés en la universidad y lleva cuatro años en el hotel.  Aquí la del deporte-de-aventura en el buggy:


La montania de Ba Vi (Nui Ba Vi) tiene tres picos y varios tipos de plantas en peligro de extinción, la rara "ardilla voladora" y mogollón de pajarracos (nos dan un set de postales del parque con sobrabundancia de alados, que guardo para Roc, un fan). Parece que arriba del todo hay un templo a Ho Chi Minh. Antiguamente era una estación militar francesa (entre 1920-1950) y lo han restaurado con mucho cuidado (como solo hacen en estos resorts de fantasía) de manera que la arquitectura colonial se mezcla con la naturaleza. Su rollo es, por supuesto, la ecología (todo está hecho para ir de la mano con el planeta, te explican cómo se recicla todo y cómo sus chefs usan solo "ingredientes frescos, locales y orgánicos" para estimular "tus sentidos" y la la) y la espiritualidad: por algo se llama "retreat" (que se traduciría como retiro). 

Ahora va una pequeña sobredosis gráfica porque ya sé que una de mis palabras favoritas es "mágica", pero aquí podréis convenir que es un lugar muy especial. Creo que la niebla es lo que le da ese aire misterioso y telúrico (veis? he logrado no repetir "mágico")... O las nubes, porque como se puede ver en la primera foto desde arriba, a menudo se confunde con las nubes bajas, como a veces cuando vas de Pamplona a Donosti por la autovía... en fin, que me habría quedado más días aquí :










Hay un momento en el que subimos a lo que era tal vez el punto de mira de la fortificación de los franceses y al bajar, voy tan despistada haciendo fotos que me resbalo en las escaleras, verdín traicionero, con un drama impropio de mí. Vamos a ver: el culetazo es tipo "aquí vienen los payasos" (vuelo), la cámara -aunque la llevo al cuello- hace también clonk y veo mientros caigo a todos venir hacia mí en cámra lenta y con cara de susto. Las personas de edad avanzada ya nos preguntamos ante eso, lo primero, si nos habremos roto algo, y al comprobar que no, el moratón que nos va a salir y cuánto nos dolerá todo al día siguiente. Luego, comprobamos el estado en que hemos dejado los pantalones de lino blanco, y eso no ha de esperar al día siguiente para la respuesta: mal - el barro hasta en los bolsillos. Incluyo unas escaleras similares, aunque no fueron estas en concreto (no estaba para hacer fotos, solo para saltar  -y bendecir- al buggy).





Como es un sitio tan sostenible, también tienen animales, claro que no se los comen. La siguiente visita es a la zona donde están las cabras, conejos, pavos y gallinas. A Mini le encanta dar de comer a las cabras (que estiran un montón de las ramas) y a los conejos (alguno lo coge-recuerdo que mi abuela en el pueblo tenía y de peque me decía que no cogiera a los bebés que luego "su madre no los quería". La guía dice que es verdad también en Vietnam). Los pavos son asquerosos y solo mirarlos me da grima. Las gallinas andan por ahí sueltas (en la primera foto aquí abajo hay un gallo) y permanezco alerta de no cruzarme en su camino...




El buggy nos deja de vuelta en recepción y vamos a la piscina, hasta las 7 que la cierran: siempre somos los que cerramos cualquier actividad acuática que surja. 



Al lado del comedor hay una especie de club social lleno de sofás chester, tiro al blanco, globos terráqueos de madera: como si fuera a salir de ahí Phileas Fogg, vamos. No hay nadie y nos vamos a cenar, ya no recuerdo qué. Al otro lado de la sala han puesto juntas muchas mesas y hay como 25 personas cenando como si eso fuera una peña de fiestas de pueblo o una sidrería. No es que estéticamente no sea una imagen que vaya con el concepto "retiro" (solo les falta atarse servilletas de cuadros a la cabeza), es que gritan y el ruido es muy molesto. No soy de quejarme, pero realmente fastidian la cena, y le pregunto a uno de los camareros si les puede decir que al menos, no griten. El pobre cortocircuita, porque los vietnamitas son muy evitadores de la confrontación. No sé en qué queda, pero al día siguiente nos querían invitar a comer "por las molestias" -tristemente no pudimos, había un vuelo que coger desde Hanoi.

Por esa cofradía petarda y porque nos encanta el lodge, nos vamos enseguida y nos dedicamos a vivir-la-vida-loca allí: el Peda y Mini juegan a Uno mientras yo me doy un baño de sales en esa bañera espectacular. Busco "música vietnamita" de esas que soplan en bambús, apago la luz... y aquí sí que me siento verdaderamente en un retiro... 

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