22 julio 2015

Monemvasiá. Playa con olas o piscina natural? (P6)

"La Roca" desde tierra fime
Monemvasiá - también conocida localmente como "La Roca"- fue el mayor puerto y centro comercial del Peloponeso medieval, y la secular contraparte de Mystra en esto del poderío. Su nombre viene de "Moni Emvasis" (entrada única), porque se trata de una pequeña península que está unida a la tierra por un itsmo estrecho de un kilómetro- que hoy se usa para aparcar en hilera todos los coches, que no pueden entrar en la ciudad amurallada. Afortunadamente. Semejante localización estratégica y el hecho de estar totalmente fortificada hacía que fuera el último punto del Peoloponeso en caer bajo los invasores: solo acababan rindiéndose cuando era sitiada.

Fue fundada en el SVI por los bizantinos. Tuvo una época dorada en el SXIII  y cuando otras zonas cayeron ante los turcos en 1460, Monemvasiá resistió para caer casi 100 anios después. Esta ocupación la llevó la decadencia, para resugir en la época de control veneciano del Peloponeso ((1690-1715). Co la apertura del Canal de Corinto, las rutas del mar cambiaron y Monemvasiá pasó a ser un pueblito, y la mayor parte de los edificios cayeron en ruinas (muchos de ellos están aún así). Para la Segunda Guerra Mundial, solo quedaban ocho familias... hoy aún hay menos viviendo permanentemente. 

Desde Yéfira (el pueblo de tierra firme) no se ve nada más que "La roca", como en la foto. la ciudad da toda al mar, así que mientras caminas por el itsmo ni se te ocurre lo que vas a encontrar. De repente, ves una entrada como de castillo, pasas un túnel en "Z" (estratégico, claro) y te metes en una especie de "callejuela con encanto". Tiendecitas de recuerdos, chillouts pijos, heladerías perfectamente enmarcadas... en ese momento piensas que podrías estar de nuevo en Disneyland, donde se montan tanto su calle del oeste como el pueblo franés de la Bella. Sin embargo, una vez terminada esa calle, llegas a una plaza y... venga, piérdete si te atreves: porque lo que tienes ante ti es un verdadero laberinto de calles, casas en ruinas tomadas por la maleza, casas perfectamente restauradas transformadas en pequeños hotelitos monísimos que por estar en "La roca" valen un ojo de la cara, callejones, gatos, maceteros con geranios, empedrados, flores salvajes, iglesias bizantinas, hormigoneras, pomos preciosos, escalones que suben que bajan todo todo el rato... Elevas la mirada hacia la "parte alta" (que tristemente está ahora cerrada por restauración) y de fondo, la pared vertical de "la roca". Miras para abajo y ese mar que lo tiñe todo, en el que hasta hay un velero-de atrezzo, tiene que ser.

Monemvasia recuerda mucho a otras ciudades amuralladas del mediterráneo: Split, Dubrovnik... sin embargo, pese a que el turismo ha llegado a la calle principal, ni de lejos ha tocado aún el resto. Y es mágico separarse de los chillouts con estilo y empezar a incubar las agujetas del día siguiente (ahora que nos empezábamos a recobrar de las de las 998 escaleras de Nafplio), trepando por esa calle que gira bajo un arco, tentivamente poniendo el pie en los adoquines brillantísimos que llevan hacia lo que parece... el mar?

Total que menudo lío llevo, porque el día lo he empezado a escribir del revés: es al atardecer cuando fuimos a "La Roca" (me recuerda a Alcatraz, ha ha) y seguimos la exploración que habíamos empezado ayer. Durante el día teníamos ganas de playa y comenzamos a conducir en busca de una. Aquel baño fue "el de las olas". El Peda -que solo considera una playa de sus estándares si tiene olas tipo Donosti; iba a decir Califormia, pero esas eran palabras mayores- y Mini se bañaron como locos mientras que yo hacía mi papel de niña con trauma de infancia (nnuca he contado que a eso de los 12 años tuve un incidente con inmenso oleaje y tuvo que rescatarme la Cruz Roja?) diciéndoles que salieran de una vez (acepto se me visualice, por aquello del estereotipo, como esa señora gorda con bata en playa, rulos y brazos en jarra). Mientras pasaban de mí, llegó La Olaka Definitiva que les dio un revolcón y en la que Mini perdió MIS magníficas gafas de bucear (bua), a saber en qué punto del Mare Nostrum  (di) vagan ahora...

En el itsmo entrando a "La Roca" hay una piscina natural, de esas que les ponen incluso escaleras y te puedes meter y ser Jacques Cousteau porque cubre bastante y allí están todos los peces haciendo "Debajo del mar". Y sin olas. Este fue nuestro verdadero baño del día, seguido de un picoteo en una terraza donde el mar estaba de este Azul Nostrum del que no me canso de hablar...

Monemvasiá, no crezcas nunca...








10 comentarios:

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  2. Llegados a este punto de la narración, no tengo más remedio que romper mi silencio centenario y destrozar la promesa que LUX y yo le hicimos al padre de nuestro tatarabuelo en el lecho de muerte.
    Dadas las lógicas consecuencias legales de mi falta de recato, me abstengo del uso de nombres propios. Le llamaremos EL.
    ...
    EL fue un pirata mediterráneo de armas tomar. Su sanguinario rastro dejó aventuras y tragedias por doquier.
    Fue perseguido por las autoridades de varios paises del Mare Nostrum, plantando cara a guardamarines, almirantes e intrépidos capitanes pagados por los Reinos tanto cristianos como musulmanes.
    Un piezas, vaya !
    ...
    Dejó escritos varios cuadernos de navegación; cuya posesión ha sido y sigue siendo objeto de disputa entre los abogados de LUX y mis más íntimas abogadas.
    Me parece oportuno transcribir algunas notas escritas a mano con una elegante letra inglesa, de EL.
    Habla sobre los colores, parándose con deleite en el azul, al que dedica varios pliegos.
    Aunque LUX y yo acabaremos publicando LAS MEMORIAS DE EL, me tomo la licencia de compartir algunas de sus observaciones.

    AZUL NOSTRUM. Lo usamos en el barco para describir un azul general, que desde las diez de la mañana hasta dos horas antes de ocaso, todo lo inunda de forma contundente.
    (En el manuscrito aparecen a continuación unas gotillas de sangre, sin duda pertenecientes a EL, producto de alguna reyerta bravucona).

    AZUL BLANCO ENCALADO . Así denominamos al color resultante del estallido de la ola, mezclada con espuma y salitre, tanto cuando se produce sobre playa, como el ocasionado por el golpear de la mar contra las rocas.

    AZUL ABISAL. A veces, al tirar a la mar la maroma anudada con la que medimos la velocidad de la nave (de dónde si no se iba a denominar nudo la unidad de velocidad marina); nos encontramos zonas de luz contrapuesta, con tonalidades inténsamente grisáceas, de cuya mezcla con la corriente fría y a golpe de empopada; vemos durante unos segundos ese maravilloso AZUL ABISAL.
    imposible conseguirlo con los pigmentos férricos que las tierras nos proporcionan.
    Ese color es de otro mundo.
    ...
    Luego sigue el manuscrito con más de treinta y seis azules, una amalgama de turquesas, unas notas aclaratorias sobre el rojo y el amarillo, y un maravilloso final sobre el efecto que los reflejos de las estrellas provocan sobre la mar en noches de Luna llena.

    Pero esa parte me fue sustraída por LUX, de forma clandestina; y usando la nocturnidad como manto.
    Lo cual, entiendo, pero no perdono.

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  4. Yo hace 25 años que veraneo 15 días.
    No se si es mucho o es poco, la verdad. Depende, todo depende.
    Lo que si se, pues me lo ha enseñado el campeón del mundo de 100 m, lisos, es que si quieres de verdad ganar, hace falta disfrutar con lo que haces, sin estar pendiente de los demás corredores.

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  6. Playa con olas hands down!!!

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