Muchos años después, frente
a un pelotón de fusilamiento filipino, Di Bloom había de recordar
aquella tarde remota en que su tía Férula le llevó a conocer su bonito
pueblo en Vetusta, de cuyo nombre no quiero acordarme.
Pero eso, como digo, fue muchos años después. Antes fue lo que a continuación relataré.
Cuando Di tenía seis años vio en un libro sobre la selva virgen, que se titulaba Histoires Vécues, una magnífica lámina ... que a pesar de tener una grandiosa ilustración de una cacatúa que
le recordaba mucho al portero de su casa, Belarmino, acabó arrancada de
cuajo y echada a la chimenea donde fue pasto de las llamas. Continuó,
una a una, con las páginas de Histories Vécues hasta que sólo quedaron
las tapas.
Fue en ese momento, a la tierna edad de seis años,
con sus coletas y sus zapatos de pulserita cuando comenzó a dar los
primeros pasos en una adicción (que no afición) que la acompañaría toda
su vida: la piromanía.
…la piromanía, la pólvora y armas varias. Pues en aquel pueblo, no solo
se aficionó a ser niña; sino que también a “la fábrica” y lo que allí se
cocinaba. Fábrica en franquicia con ® S.A.G.A, cuyo su negocio se
centra en la elaboración de cartuchos, balas y balines para todo tipo de
armas y armamentos.
Le encantaba visitar esa fábrica, y todos
los años lo hacía. Conocía hasta los secretos de la escopeta de feria,
de los calibres, pesos, medidas, distancias y puntos de mira. Incluso
podía diferenciar si un arma estaba cargada de plomo, o bien si la
munición era de fogueo. De niña y de no tan niña Di Bloom se pasaba tardes jugando solitarios de la ruleta rusa en aquel entrañable lugar…
Otra
de las cosas que solía hacer era trucar balas y balines con una pasta
especial que ella misma junto su tía Vetusta inventaron y llamaron Muxussugus. Quien fuera víctima de un disparo de esa munición quedaría fulminantemente enamorado. fuera o no fuera viernes y/ó 13 .
En todo pensaba Di Bloom mientras miraba distraída las bocas de los
cañones de fusil que le apuntaban. “Nunca imaginé que sucedería en
Filipinas. Al menos, espero ser la última”. Oía vagamente la voz del
capitán recitando los cargos y la sentencia. Sonrió cuando anunciaron el
nombre que aparecía en la orden de ejecución. Y recordó el día en que,
muy seria, comunicó a sus allegados que no volvería a responder al
nombre de Di Bloom. “¿Cómo debemos llamarte?” ...“Llamadme Ismael”
Di Bloom despertó con un fuerte dolor de cabeza y algo de náuseas,
echada en un sofá, tapada con una sábana ligera. Era una sala muy grande
y en la mesa baja cercana vio restos de copas, varias pipas de kif y
libros abiertos, puestos boca abajo. Enseguida recordó que el grupo
Bartleby se había reunido, por fin, en persona. No era un palacio
marroquí, eso resultaba ya peligroso, sino un lugar apartado del sur de
Andalucía que, por su estado mental, le resultaba difícil precisar.
Terminaron la noche leyendo cada uno unas páginas de su libro preferido,
mientras bebían y, algunos, fumaban pipas de kif. Ella no debería haber
fumado, no estaba acostumbrada, pero los sueños densos en los que había
revivido las historias, habían merecido la pena. Supuso que todos
habrían bajado a la playa. ¿le habrían dejado café en la cocina? Lo
tomaría, se ducharía y bajaría ese kilómetro, eso sí lo recordaba, que
le separaba del mar y los amigos.
Mientras se preparaba el desayuno, tan sólo un vaso de agua con una
ramita pocha de menta, los malditos no se habían acordado de ella, no
dejaba de pensar una y otra vez en un extraño hombre que sin tener
ningún atractivo especial le fascinaba por la fuerza de su mirada, y en
un niño...un niño de unos seis años cuyos rasgos le recordaban vagamente
a los de ella misma.
¿Quienes eran?, estaba segura de que no los
había visto en la vida, y menos en aquel grupo de Bartleby que tan
descuidadamente habían arrasado con todas las viandas de la cocina.
Pero su imágen era mucho más fuerte que una ensoñación de hachis.
Entonces acudió a su mente la frase que marcó el resto de su vida.
El tiempo, en realidad, tiene dos dimensiones.
El tiempo no es lineal; como el espacio, tiene varias dimensiones y a ella le gustaba pensar que por lo menos existía el tiempo vivido y el tiempo soñado. Por ejemplo, en el plano de lo soñado se preguntaba ¿encontraría a la Maga?, y en el de lo vivido se daba cuenta que aunque estuviera preparando el desayuno era un día de abril luminoso y frío, y los relojes marcaban la una.
Para cuando salió la heroica ciudad dormía la siesta.
Aquella siesta fue diferente a cuantas antes disfrutó, y completamente distinta de todas las siestas que le siguieron.
¿Estaba despierta o dormitaba ?
¿ Era un sueño o su imaginación en estado puro ?
Estas preguntas carecían de importancia, pues todo el mundo conoce que los sueños de las siestas van por libre.
...
Soñó que colocaba una mosquitera individual sobre un lecho de hojas de laurel.
Di Blomm se veía entrando en el tálamo y acomodándose entre la hojarasca.
Allí
dentro se respiraba un ambiente muy sano, pues la mosquitera impedía
que llegara la señal del wifi y la de cualquier otro aparato de base
electromagnética.
¡ Era la auténtica y tan soñada mosquitera universal !
...
Tantos años buscándola y ahora era dueña y señora de su uso y disfrute.
Así que cerró los ojos bajo la luz tenue que se dejaba columpiar a través del tejido de algodón y...
Decidió tomar las riendas de aquel oasis de paz.
...
Lo primero que ocurrió fue aquello que más le gustaba de todo lo que le gustaba.
Al fin y al cabo estamos hablando de la auténtica mosquitera universal.
...
Empezó a sonar Moonlight Shadow, interpretada por un jovencísimo Mike Oldfield en estado puro.
...
Di
Bloom viajó de forma espontánea a sus doce años, cuando la música se
escuchaba debajo de una mosquitera de algodón y los sueños eran tan
reales que se podían tocae con la punta de los dedos.
Tan sólo había que estirar un poco la mano.
...
En
aquel estado de pureza absoluta estaba, cuando de pronto sus ideas se
ordenaron de forma natural y se le ocurrió un ardid para hacer de su
futuro una aventura sin fin.
Lo primero que se te viene a la cabeza,
la primera luz que atraviesa las neuronas suele ser la mejor de todas
las ideas posibles.
...
En este caso se trataba simplemente de...seguir soñando. Dejar atrás para siempre el fuego, las Histoires Vécues,
el grupo Bartleby, la Maga y todo aquello que en su vida le ataba al
pasado. El tiempo tiene dos dimensiones y ella quería permanecer para
siempre en la segunda, en la oscura, en la lejana. Ella solo quería
soñar que dejaba atrás el territorio hostil de su vida cotidiana, en el
que todo su horizonte le era conocido y en el que, al salir al balcón,
bancos, gentes y árboles le llamaban por su nombre. Nunca más despertar,
esa fue su decisión. Ella sólo quería entrar de lleno en el territorio
de los sueños, territorio que era ya su única patria.
... su única patria, su única patria... Di Bloom abrió los ojos. Estaba en una habitación blanca, de esas con las que representan el cielo en las películas.
-En fin, ya solo le queda firmar aquí...
Di Bloom miró al hombre, un tipo extraño con gran fuerza en la mirada, y al niño de unos seis años a su izquierda.
-Firmar.. el qué?
-Sí, firmar... sobre la líneas de puntos. Nos han gustado sus sueños, queremos comprárselos... usted aceptó antes de someterse a Onírika.
-Qué es Onírika?
El niño ni parpadea. Da miedo.
-Es nuestro programa de análisis de sueños. Onírika decide si... serán rentables para nuestra empresa...
-Y?
-Entonces los compramos.
-Quieren mis sueños? Por qué?
-Oh, los suyos son muy rentables. Mezcla Cortázar, mil y una noches en Ryads marroquíes (ha aproximado a Andalucía), Melville (hasta nombra con un relato suyo a un grupo de amigos que, siento decirle, no tiene), de fondo suena The Cure y un Mike Oldfield cansado (esto irá muy bien para el mercado de ochenteros), usa neologismos tipo tubalé (lo cual nos indica, así de entrada, una patología de moderada a severa, muy atractiva para cierto consumidor perturbado), Orwell (se ha quedado muy al principio de la novela, le da miedo la 101?).
El hombre se va paseando por la habitación . El niño permanece inmóvil.
-...muestra una confusión típica del que solo ha llegado hasta física de COU con el concepto tiempo y sus dimensiones (aquí entran los amantes de la ciencia ficción, porque su lío es inmenso), los cetáceos otro de sus temas recurrentes (no nos interesa explotar aquí a Ishmael, esta es sección para los de "Jara & Sedal"), a ratos aparecen fijaciones freudianas con el fuego y las armas (esto es uno de nuestros Top 10 best sellers, cualquier neurosis lo es, y más si apela al mundo S&M, con el que le veo a usted potencial: ya sabe disparar y el éxtasis)... en fin, todo de libro de texto...
-Pero espere.. qué es todo lo que dice? Quién es Mike Oldfield? Qué es la 101?
-No se preocupe por eso, esos sueños ahora son de Onírika... pero usted tiene muchos más...
-Y cuándo se me acaben?
-Escuche, no está usted en posición de negociar... fuera de sus sueños, no le queda nada. No hay nada, rien, ziltch, nothing ahí afuera, todo lo que queda es Onírika: compradores y vendedores.
-Ellos están ahí fuera... el grupo Bartleby.
-Eso mismo dijo usted la última vez, y tras pasar dos días en la nieve sin encontrarlos, volvió... no pierda el tiempo... El Grupo Bartley es uno de sus sueños...
- Igualmente, lo iré a buscar...