Os cuento la gestación de este divague. El plan es escribir sobre "Middlesex" el libro de Eugenides, pero en realidad lo que quiero es escribir sobre Grecia. A ver, en realidad en realidad lo que quiero volver a Grecia, y como sucedáneo ver fotos de Grecia, colgar fotos de Grecia ... ese rollo.
Hay varios tipos de divague de libro: Tipo 1. extracción de subrayados y temas, análisis, pretenciosa opinión. Tipo 2. aturdimiento, es el libro me deja tan KO por su inmensidad (e.g. "Bella del Senior"), que me siento pequenisima, como cuando estás frente a un paisaje fastuoso, ante la inmensidad del océano, y sabes que tu pobre cámara no va a poder hacer justicia a lo que tienes delante. Haces lo que puedes. Tipo 3. Y otras veces como ahora, que quiero divagar sobre el libro, pero que no estoy a lo que estoy, así q me sale esto:
Grecia es uno de mis países favoritos, solo he estado dos veces, dirá la gente, unos cinco semanas en total- pero el número de países que he repetido es muy limitado. De Grecia no me gusta demasiado la comida (otros que le dan a untar pita) y los griegos, porque son culturalmente similares a los espanioles. Never mind. Tengo amigos griegos, y he trabajado con bastantes: ya he explicado alguna vez que todos se creen que tienen altas habilidades académicas y me pregunto si les viene de verse con una túnica entre anfiteatros en la foto escolar. Su escritura es terriblemente pomposa, pleonásmica. Les cuesta llegar al punto, y a ratos exasperan.
Pero desde luego, no es de extraniar que fuera la tierra que eligieran los dioses para retozar y montarse la vida: el azul, el blanco, el verde, es todo más dramático que en cualquier otro sitio. El mar allí impresiona, tal vez es que me hayan vendido también a mí lo de la túnica, o que veo a Apolo a punto de tirarse a las aguas transparentes donde estoy a punto de saltar yo. Todas estas fotos son mías, y os aseguro que no han visto un filtro. Grecia es así.
"Middlesex" es la novela que ganó el Pulitzer hace unos anios, cuyo autor, Jeffrey Eugenides, es de origen griego. Nán, que me la recomendó, la defininió como un "8000 de la literatura" y para mí solo ha sido ocho mil por lo que me ha costado leerla: meses.
Es fácil ver mi pasión y disfrute de un libro repasando los subrayados y anotaciones. "Middlesex" los tiene, no lo negaré, pero ni de lejos los suficientes para un libro de 529 páginas (en inglés, en la traducción al castellano 673: no quiero imaginar el dolor de leerlo traducido). De repente, tiene "fulguraciones" formales interesantes, pero cuando llevo 100 páginas me replanteo qué hago aquí: formalmente no me retiene, así que mejor dejarlo. Pero el contenido, en un punto promete: es la historia de un hermafrodita. Habrá temas de fondo interesantes, pienso: biología y cultura, identidad sexual, inmigración, historia de los Estados Unidos desde la perspectiva de esta familia.
Porque "Middlesex" es una saga familiar. Eugenides, para explicarnos que Cal (la/el protagonista) ha nacido con los genitales externos de una ninia a la que nunca le vendrá la regla, pero le descenderán los testículos, o sea, para explicarnos el origen genético de la condición que sufre Cal, se remonta a sus abuelos, que emigran en un barco desde Anatolia al nuevo mundo, huyendo de la guerra. Más de la mitad del libro la pasa Eugenides hablando de los abuelos y los padres de Cal. Pero al libro no me lanzo, por lo menos yo, con la mentalidad de que voy a leer una saga familiar, de esas que te llevan de la mano de la historia de un país a través de sus miembros. Hace mucho tiempo que no leo a Isabel Allende, pero aún recuerdo la impresión que me causó de adolescente "La casa de los espíritus", un libro que parece de texto al presentarnos la historia de Chile a través de esas cuatro mujeres, todas ellas con nombres luminosos. En mi opinión, este libro va a hablar de las tensiones de una persona diferente, y mientras se espera esto, a ratos una se desespera.
Se aprende historia de Grecia, se familiariza una con las revueltas de Detroit, el movimiento hippy, pero... es suficiente? Cuando por fin aparece Cal es como si empieza otro libro, el que desde el principio querías leer. Y personalmente creo que ahí el estilo formalmente también mejora, y emocionalmente también empezamos a empatizar más con Cal que con cualquiera de sus antepasados.
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Aquí me he quedado. Vuelvo al libro y encuentro subrayados que querría copiar, pero me engancho en la búsqueda de fotos griegas para el divague. Me voy al verano de Creta, 2011, y veo lo pequenia que era Mini, y lo maravillosa que es esa isla. Me paseo por las fotos de las islas cícladas, 2008, y sigo colgada: Mini tenía 4 meses. Tengo hambre, como un yogur de coco y pinia. Vuelvo al ordenador. Me meto en The Guardian. Me meto en twitter. Sigo unos cuantos enlaces. Me río con uno que seguro maniana no me hará la mitad de gracia, pero estoy en plan juergas. Me entra la hora tonta. Este es un concepto que desarrollamos en el cole con una amiga: viene a ser similar a beberte una Coronita, pero más barato. Te quedas en una actitud en el que queda claro que nada de valor va a salir de tu teclado esta noche. Minimizo twiter y ... oh no, está el divague. No puedo dejarlo para maniana, porque es viernes, porque quiero leer, porque aquello que no puedes amar, pasa de puntillas, como decíamos el otro día.
Así que ya está: este es mi divague de "Middlesex", un libro que, bueno, la prueba del algodón: lo he terminado (soy de las que deja los libros); una novela que, en fin, no releeré cuando me jubile. Un texto que, al cabo, no me ha dado ganas de volver a Grecia porques esas... ya las tenía.