30 septiembre 2013

Delante de toda España



Aún a costa de parecer cavernícola, diré que en esta sociedad en la que las redes sociales han proliferado como setas (cuando llueve) hemos perdido el pudor, el decoro y la vergüenza ajena. 

En este caso hablaré de la que más me perturba. El facebook.

Ya comentó mi cobloguera en su día aquí que se había quitado de la más famosa red social. Pues bien, creo que al final tomaré el mismo camino ya que cada vez que abro el facebook me encuentro mensajes del tipo:

"Hoy es el día en que mi Paco cumple 40 años. Paco eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Te amo."

"Hace 5 años que se murió Lulú. No te he olvidado, no he dejado de quererte, te lloro cada día. Pasado mañana sería tu cumpleaños."

"Mi hijo Lucas comienza la Uni. Lucas te quiero. Mamá."

"Gran día con mi familia en Portaventura. Os quiero y os voy a echar de menos"


Vamos a ver. Regla número uno. Cuando facebook te pregunta como estás hoy o como te sientes o que estás pensando, NO ES NECESARIO RESPONDER. En serio. 

Leo todas estas muestras de... loquesea con cierto estupor y me da que pensar en como ha evolucionado la comunicación entre las personas. Big brother is watching you. Hemos perdido la privacidad y nos exhibimos con una facilidad enorme. Antes una persona tenía que ir a la tele o a la radio para poder abochornar decir "delante de toda España" cosas que a mi entender siempre han correspondido al ámbito privado. Parecía que haciéndolo así tenía más valor, demostraban más el amor, el odio, la tristeza, la felicidad que sentían....

Me imagino que sucede igual. La gente escribe sus cosas para demostrar/mostrar a los demás y al verlas escritas suponen que ya son, que se han hecho verdad por el mero hecho de publicarlas. ¿O será que están-estamos faltos de muchas cosas y que esas carencias las suplen el resto de "amigos" que aplauden a todo lo anterior?


28 septiembre 2013

Maléfica se muda a La Sagrada Familia

En algún divague pasado ya dije que creía que merecía la pena ir a Oslo aunque solo fuera por la Ópera. Cuando visitas una ciudad, y hay un edificio o un barrio al que vuelves casi todos los días tras el turisteo de rigor -como hacíamos nosotros con la ópera-, eso indica algo.  

Una de mis ciudades mágicas, de las mejores para perderme paseando por sus calles -y tropezarme por estar mirando para arriba- es Barcelona. La arquitectura modernista, con sus excesos, redondeces, florituras, enrejados, cristaleras y filigranas, me puede: La Pedrera, la Casa Batlló, el Parque Guell, el Hospital de la Santa Cruz (verdaderamente impresionante, cuando lo visité aún había pacientes) y, cómo no, La Sagrada Familia. 

Es difícil explicar cuánto me gusta este edificio, y el estado de semi-exaltación que siento cada vez que lo visito. Ver la ciudad escalando las torres, desde lo que se antoja la escalera de caracol de un castillo de brujas, es una de las cosas que recomiendo hacer antes de morir.  Freud tendría mucho que decir, el pobre. Sin embargo, en contraste con el exceso gaudiano, mi portada favorita es la de Subirach, la de la Pasión, que es austera, sobria, minimalista. Subirach usa algunos de sus iconos habituales y da medio miedo.  

El caso es que me ha llegado un video impresionante que, según el Peda, ya lo ha visto todo el mundo, pero tengo que colgarlo, por si acaso. Es una maqueta de la proyección de la catedral en los siguientes años, hasta que esté completa en 2026. Aquí en casa los "wow, mira, guau!", nos han salido al unísono, la más entregada Mini ("mummy ponlo otra vez"!) que creo que ha visto a todas sus princesas perfectamente enmarcadas entre tanto exceso. 

Yo he anotado tímidamente que tal vez la última torre, el masivo falo final me sobra... que creo que me gusta más como un bosque de torres, campanarios, gárgolas y torretas, donde, sinceramente, a quien veo en su hábitat es a Maléfica.

Paradójico lo de Maléfica, dado el bucolismo de la imagen (Primavera del 2009)





24 septiembre 2013

"Amour" de Michael Haneke: Lea las instrucciones antes de leer este divague, pero no consulte a su farmaceútico.

Nota: Este divague se centra, más que en los aspectos formales de "Amour", la película de 2012 de Michael Haneke, en su contenido, su theme, su tema principal. En muchos casos, el conocer el concepto sobre el que versa una peli no afecta a cómo se disfruta. Si digo que "Casablanca" va de un triángulo amoroso con la Segunda Guerra Mundial de fondo, o que "Tesis" va de la violencia audiovisual, no chafo la peli a nadie. Pero en este caso, mi consejo es que quien no haya visto la película y piense verla, no lea el divague. Para mí fue importante no saber nada más de la peli que se llamaba "Amour". 

Los divagantes que mueran por divagar aquí pueden 1. hacerse con ella ya o 2. estar en profundo desacuerdo con lo que acabo de decir, y pelearme. Hay gente a la que le parece un plot-spoiler hasta que se diga que no hay que fiarse del lobo. 

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Para mí fue importante ver toda la película solo pensando en su título: "Amor". Cualquiera que conozca el cine de Haneke me tachará de ingenua, con razón. Cómo esperar que este director nos cuente una historia y no nos deje de alguna manera en estado de shock? "Caché" (Hidden) (2005) o "La Cinta Blanca"  (2009), por poner dos ejemplos. Aún así, y pese a verse venir, no contaba yo con el final, y eso lo hizo aún más poderoso, más devastador. Al terminar, inicié una conversación en mi cabeza con el señor Haneke: "cómo me la has metido, Michael".

La peli va de eso, del Amor. No del amor de los juglares, del amor enamorado del que hablábamos el otro día después de un relato: definitivamente, de otra cosa. Algo que no vende, que no es idealizado, y que es muy duro. No es una pareja que se mira a los ojos embobada, no hay neurotransmisores bombeando en el cerebro, de los que tantas veces hemos hablado en este blog. No hay poesía arrebatada. No deseo sexual. No hay sorpresas: los protagonistas llevan toda una vida juntos.  No hay emoción, nada de esto vende. Y Haneke hace toda una peli, lenta, con pocos diálogos, entre cuatro paredes, con este material. 

Son una pareja de clase media alta francesa. Viven en un piso de ensueño: techos altos, paredes forradas de libros, y que huele a viejo. El olor cruza la pantalla. Son una pareja privilegiada, que han leído, escuchado música juntos, viajado, que tienen una hija. Cuando empiezas a ver la peli piensas, "Amor", sí, bueno, por lo menos no se tiran los trastos a la cabeza como tantos ancianos de su edad, que viven juntos pero no se soportan. Pero amor? No veo que él se quede parado en el marco de una puerta mirándola mientras ella toca el piano con esa sonrisa del novio de hace unos meses; lo mismo pasa con ella. Eso será el amor a los 80, piensas.

De repente, llega la enfermedad: ella sufre un infarto cerebral que la lleva al hospital, con su parafernalia y sus intrusiones. Al regreso, una mirada decidida y firme: prométemel que nunca, bajo ningún concepto, me llevarás al hospital de nuevo. Nunca, repítelo. Nunca, dilo. En esta escena terrible, aún tiene ella su capacidad mental más o menos intacta, aún no está ni de lejos en lo que somos terstigos que degenera: una demencia multi-infarto, cruel, sinsentido, deshumanizante. 

En la escena de la promesa, es difícil no empezar a llorar. Llorar con lágrimas, de verdad, con hipos a ratos, sollozar: Haneke no perdona. En muchas historias que vivimos vicariamente a través del cine o la literatura lloramos por empatía con el personaje. Aquí, además, lloramos por nosotros, por nuestros abuelos, nuestros padres, los que queremos. Lloramos de terror y de impotencia, de sentirnos pequeños y desvalidos ante la inmensidad del todo, de no poder usar la razón o cualquier otra herramientilla que normalmente nos ayuda a tirar para adelante.

Sin embargo, a veces lloramos de emoción, de pura alegría: constatarr cómo el protagonista trata a su mujer, que ya no le conoce, como lucha porque su calvario no sea indigno, cómo se enfrente con la sociedad bienpensante, incluida su hija, que opina que debe cuidar de sí mismo y mandarla a una residencia. Y con todo eso el título resuena en tu cabeza "Amour, amor, amor, amour". Esta horrible tristeza enamorada. Amor.  

Entonces, totalmente desprevenida, el último Acto de Amor. Cuando él la calma en uno de sus estados confusionales, en los que grita que algo le hace daño, él, con la misma pero otra voz que le susurrara poemas de amor sobre los puentes de París hace mil años, le cuenta una historia de su infancia, y fugazmente logra espantar los demonios que debe generar un cerebro que se está convirtiendo en un campo minado por los infartos, entonces, cuando respiras porque ella ya no grita y él tal vez vuelva a la cocina, entonces, la mayor expresión del amor, de lo que es querer a alguien: la almohada en su cara, unos segundos y ... se acabó. 

Entonces todo cuadra: la imagen al principio de la película de ella muerta con flores alrededor, el director de la peli que siempre zarandea, y sobre todo, el título: AMOR.

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Hace unos días Stephen Hawking dio una entrevista en la BBC en la que dijo "Si damos ese derecho (morir dignamente) a los animales, ?por qué no a las personas?" A Hawking le dieron dos años de vida a los 21, cuando le diagnosticaron un tipo de enfermedad de las motoneuronas. Ha sido usado por los anti-eutanasia como un ejemplo, y él mismo era de los de "mientras hay vida, hay esperanza". Hawking ha tenido una vida que tal vez le haya merecido la pena porque, la conjuncion de una mente privilegiada y unos medios que la mayor parte no tienen, ha podido vivir, literalmente, en su cerebro, sin que este fuera una cárcel. Pero en esta entrevista reflexiona sobre aquellos que sufren sin sentido, y sugiere que, si alguien les ayuda a terminar con ese sufrimiento, no sean perseguidos por la ley. 

Alguien que, en la gran mayoría de casos, como ilustra Haneke, haría con esto el último Acto de Amor.

21 septiembre 2013

Calm the rage

¿Puede haber mejor canción para acabar una noche de juerga?

Diosssssss, cómo me gusta.....

baby baby, baby baby, baby baby.....



15 septiembre 2013

You are what you love. Eres lo que amas.



Este es un amor que alguien vivió un día por las calles de Londinium y que ya no es más. Rompe el corazón, Thomas Jeremy, pero también lo hincha: hay alguien que te quiso así.

De otro amor habla David Foster Wallace en la página 108 de Infinite Jest. Es un fragmento enloquecido de cómo un nacionalista habla de ese amor suyo que cree más elevado y valioso que el mero amor del resto de los mortales. La Casa tuvo a bien dejármelo leer en mi hamaca, y desde entonces me acompaña. Me gusta leerlo descontextualizándolo, es más, he estado a punto de colgarlo sin mancharlo con el bostezo del nacionalismo. Porque también, los que no hemos sido tocados por la varita del orgullo de pertenecer a un sitio, podemos decir que amor es lo que somos, por lo que moriríamos, y aquello sobre lo que no tenemos decisión alguna.

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"Attachments are of great seriousness. Choose your attachments carefully. Choose your temple of fanaticism with great care. What you wish to sing of as tragic love is an attachment not carefully chosen. Die for one person? This is a craziness. Persons change, leave, die, become ill. They leave, lie, go mad, have sickness, betray you, die. Your nation outlives you. A cause outlives you. (...)  

You are what you love. No? You are, completely and only, what you would die for without, as you say, the thinking twice. (...)  

What if sometimes there is no choice about what to love? What if the temple comes to Mohammed? What if you just love? without deciding? You just do: you see her and in that instant are lost to sober account-keeping and cannot choose but to love?” (...)

 Then in such a case your temple is self and sentiment. Then in such an instance you are a fanatic of desire, a slave to your individual subjective narrow self’s sentiments; a citizen of nothing. You become a citizen of nothing. You are by yourself and alone, kneeling to yourself. (...) 

In a case such as this you become the slave who believes he is free. The most pathetic of bondage. Not tragic. No songs. You believe you would die twice for another but in truth would die only for your alone self, its sentiment.(...) 

You in such a case have nothing. You stand on nothing. Nothing of ground or rock beneath your feet. You fall; you blow here and there. How does one say: ‘tragically, involuntarily, lost.’


Nota: Esta foto y las dos del divague de ayer son de El Joven Artista Local, paseando por los canales de Islington. Graches Sergio

12 septiembre 2013

El "arte" de la seducción: Tu técnica eres tú

Pili y Mili son dos chicas que a un observador externo le podrían parecer parecidas: ambas llevan una melena más o menos lisa, ambas tienen los ojos claros, ambas trabajan en una oficina en plan abierto. En la misma ciudad, o hemisferio, eso no nos importa, pero sí que, socioculturalmente han sido expuestas a los mismos estímulos y experiencias. Pili y Mili no se conocen pero ambas atraviesan por ese estado de gracia que ocasionalmente azota a los mortales: el enamoramiento.

El objeto de esa obsesión, en ambos casos, es un compañero que se sienta a 45 y 63 grados de su escritorio, respectivamente. El de Pili es un morenazo de ojos negros y pestañas rizadas que, de tan guapo -Pili cuenta en su estado delusional (qué es el amour sino una delusion)-  los primeros días casi evitaba por aquello de lo que escocía el contacto visual directo. El de Mili es castaño claro y juega al rugby, está tan cuadrado, -cuenta Mili en sus estado delusionnal etc-, que de verlo le dan calores.

En la ofi hay muchas ocasiones para el "intercambio de impresiones", dejémoslo así. Ni Pili ni Mili están en el mismo equipo que sus ojazos y cuadrado, pero comparten departamento. En la fauna del plan-abierto moderno, hay diversas actitudes para obtener lo que se requiere (ese informe, ese formulario): hay gente que opta por plantarse físicamente delante de tu mesa con los brazos cruzados, otros se sientan en la esquinita y otros envian emails, aunque estés a metro y medio. Y no, así-llamados-especialistas, dejen de diagnosticar, no tienen porqué estar en algún punto del espectro autista, lo que ustedes no saben es que el email abre todo un mundo en esto del ligoteo. Por no hablar del resto de "las redes sociales", a saber lo que será esto. Hay gente que, oiga, está ahí todo el día y, llámenme antigua, pero yo es que pensaba que la gente, cuando no esta "conectada" o subiendo "updates" estaba viviendo la vida real (lo que antes era La Vida Loca, vaya), y que los que están ahí mirando y colgando y contestando son los grises, los fijos, esa cosa. Y además, me cuentan,  paradojas de la vida, las cosas que la gente comparte con su así-llamado teléfono inteligente, tienden a ser bastante tontas. Pero no si se está en la fase ligoteo antes mencionada, en la que hay que ser ingenioso, ocurrente, y gracioso. Vaya, enseñar la plumas. 

Pero divago. Todo esto para decir que tanto Pili como Mili tienen una relación epistolar (hoy en día, emails y whatupsups) de lo más interesante con sus chicos. Todo empieza, inocentemente, pidiendo un infome, datos, o lo que sea. El otro contesta y luego las gracias, y a la semana, sin darse uno cuenta, ya hay entre líneas. Lo divertido que es ligar por mail. Quien lo probó, lo sabe (gracias Lope). La cosa va in crescendo, ya Pili y Mili se despiden para el terrible y larguísimo fin de semana esperando ávidas a que llegue el lunes.

Que, por fin, llega. Pili y Mili vuelven a la oficina hechas dos pinceles: Pili intenta que no se note mucho; Mili ya pasa de todo. Los chicos están allí, cuadrado más moreno, habrá estado entrenando con el solazo que hacía, y ojazos más sonriente. Empiezan a disparar emails. Pili y Mili sienten el corazón saltando. La cosa va cuesta abajo y sin frenos, los emails cada vez son más frecuentes y llega la cena de despedida antes de las vacaciones. 

Oscar Wilde decía aquello de "el suspense es terrible, espero que dure", y lo de "la incertidumbre es encantadora, la bruma hace a las cosas maravillosas". Pues bien, ni Pili ni Mili parecen haber leído a Wilde. El hecho de que Mili se diera unos besos con el cuadrado cruzando el puente antes de que a él le entraran prisas, y que Pili lo hiciera en aquella discoteca donde se acabó la noche, da un giro a ambas relaciones. El sábado por la mañana, ambas tienen un mensaje: les ha encantado, son muy majas, grandes amigas con algo más, desde luego, pero ninguno de los dos está listo para una relación. No es nada personal. Sin acritud.

Mili pasa todo el fin de semana dándole vueltas. Cómo es posible? Ella había cofirmado y no, no se le conoce pareja. Tampoco es gay. Por qué, entonces, el juego de email? Que ella sepa no lo tiene con nadie más de la oficina. Qué puede este NO querer significar? Se va a rendir ella? Pues menuda es Mili... no me conoce.

Pili pasa todo el finde dándole vueltas. Cómo es posible? Ella había confirmado y no, no se le conoce pareja. Tampoco es gay. Por qué, entonces, el juego de email? Bueno, él tiene razón, era divertido. Toma y daca, a ver quien es más ingenioso. Un masaje de egos. Compartir referencias. Todo bien. Qué puede este NO querer significar? Pues eso, que NO. No significaba nada mas para él y ella, como una idiota, se ha flipado. De hecho, qué plasta, se ha colgado como una gilipollas por el ojazos de la oficina. "Y yo allí con mi flor como un gilipollas, madre", piensa. Qué verguenza.




Menos mal que están las vacaciones de por medio. A primeros de Septiembre, Pili y MIli vuelven a sus respectivas oficinas. Pili ha traído alfajores de Argentina, estuvo en Buenos Aires con una amiga. Pasa por ahí ojazos, le saluda correctamente y sigue hablando con el resto. Se come las entrañas porque ojazos esta aún más guapo que en primavera, y auqnue creía que el verano le iba a hacer bien en esto del olvido... va a ser más difícil de lo previsto.

 Mili estuvo en el campeonateo internacional de rugby, que total estaba cerca de donde pensaba ir de todas formas. En Gales, les ha traído unos dulces con forma de puerro (símbolo nacional). No logró ver a cuadraddo, pero por si acaso. Entonces le maileó, y le envió whatsups. También textos. Y comentó en su blog (de rugby, sí). El primer día de trabajo Mili le deja un dulce especial para él encima de su mesa (con forma de puerro).

Otoño. Ojazos mira su email interesado cuando le llega un mensaje de Pili, siempre correcto y aséptico. Echa de menos las bromas y los entrelíneas de antes. Pili cada día esta más interesante. Recuerda vagamente que besaba bien.

Cuadrado le ha dicho mil veces a Mili que no está listo para comprometerse y demás zarandajas. Mili insiste. Claro que sí, le dicen sus amigas, en el amor como en la guerra! Todos dicen lo mismo:  A por él! Sigue mandando emails, el-que-lo-sigue-lo-consigue. Y dice "él me mira a los ojos y me dice que no me quiere, pero yo sé que sí".

Pili se ha apuntado a un curso de escritura creativa. Pero no por ello se ha salido de lo estrictamente profesional en los emails a ojazos, y ha ignorado -mordiéndose el labio inferior- sus pequeños juegos de palabras. Que estaría muy bien seguir con eso, piensa Pili, si yo no hubiera sido tan tonta de colgarme. 

Mili va al ginmasio cada tarde. Y cada mañana se debe levantar al alba, porque parece que va a una boda en lugar de a la oficina. 

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Navidad. Es la fiesta de la oficina. Canapés, vino y todo el mundo allí. Ya cierran. La chica que para un taxi sola es Pili. La que sale del brazo de un jugador de rugby aficionado se llama Mili.