Nota: Este divague se centra, más que en los aspectos formales de "Amour", la película de 2012 de Michael Haneke, en su contenido, su theme, su tema principal. En muchos casos, el conocer el concepto sobre el que versa una peli no afecta a cómo se disfruta. Si digo que "Casablanca" va de un triángulo amoroso con la Segunda Guerra Mundial de fondo, o que "Tesis" va de la violencia audiovisual, no chafo la peli a nadie. Pero en este caso, mi consejo es que quien no haya visto la película y piense verla, no lea el divague. Para mí fue importante no saber nada más de la peli que se llamaba "Amour".
Los divagantes que mueran por divagar aquí pueden 1. hacerse con ella ya o 2. estar en profundo desacuerdo con lo que acabo de decir, y pelearme. Hay gente a la que le parece un plot-spoiler hasta que se diga que no hay que fiarse del lobo.
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Para mí fue importante ver toda la película solo pensando
en su título: "Amor". Cualquiera que conozca el cine de Haneke me
tachará de ingenua, con razón. Cómo esperar que este director nos
cuente una historia y no nos deje de alguna manera en estado de shock? "Caché"
(Hidden) (2005) o "La Cinta Blanca" (2009), por poner dos
ejemplos. Aún así, y pese a verse venir, no contaba yo con el final, y eso lo hizo aún más poderoso, más devastador. Al terminar, inicié una
conversación en mi cabeza con el señor Haneke: "cómo me la has metido,
Michael".
La peli va de eso, del Amor. No del amor de los juglares,
del amor enamorado del que hablábamos el otro día después de un relato:
definitivamente, de otra cosa. Algo que no vende, que no es idealizado, y
que es muy duro. No es una pareja que se mira a los ojos embobada, no hay
neurotransmisores bombeando en el cerebro, de los que tantas veces hemos hablado
en este blog. No hay poesía arrebatada. No deseo sexual. No hay sorpresas: los protagonistas llevan
toda una vida juntos. No hay emoción, nada de esto vende. Y Haneke hace
toda una peli, lenta, con pocos diálogos, entre cuatro paredes, con este
material.
Son una pareja de clase media alta francesa. Viven en un
piso de ensueño: techos altos, paredes forradas de libros, y que huele a
viejo. El olor cruza la pantalla. Son una pareja privilegiada, que han
leído, escuchado música juntos, viajado, que tienen una hija. Cuando
empiezas a ver la peli piensas, "Amor", sí, bueno, por lo menos no se
tiran los trastos a la cabeza como tantos ancianos de su edad, que viven juntos
pero no se soportan. Pero amor? No veo que él se quede parado en el marco de una
puerta mirándola mientras ella toca el piano con esa sonrisa del novio de hace unos
meses; lo mismo pasa con ella. Eso será el amor a los 80, piensas.
De repente, llega la enfermedad: ella sufre un infarto
cerebral que la lleva al hospital, con su parafernalia y sus intrusiones. Al regreso, una mirada decidida y firme: prométemel que
nunca, bajo ningún concepto, me llevarás al hospital de nuevo. Nunca, repítelo. Nunca, dilo. En esta escena terrible, aún tiene
ella su capacidad mental más o menos intacta, aún no está ni de lejos en lo que somos terstigos que degenera:
una demencia multi-infarto, cruel, sinsentido, deshumanizante.
En la escena de la promesa, es difícil no empezar a llorar.
Llorar con lágrimas, de verdad, con hipos a ratos, sollozar: Haneke no perdona. En muchas
historias que vivimos vicariamente a través del cine o la literatura lloramos
por empatía con el personaje. Aquí, además, lloramos por nosotros, por nuestros
abuelos, nuestros padres, los que queremos. Lloramos de terror y de impotencia,
de sentirnos pequeños y desvalidos ante la inmensidad del todo, de no poder usar la razón o cualquier otra herramientilla que normalmente nos ayuda a tirar para adelante.
Sin embargo, a veces lloramos de emoción, de pura alegría: constatarr cómo el protagonista
trata a su mujer, que ya no le conoce, como lucha porque su calvario no sea
indigno, cómo se enfrente con la sociedad bienpensante, incluida su hija, que
opina que debe cuidar de sí mismo y mandarla a una residencia. Y con todo eso el
título resuena en tu cabeza "Amour, amor, amor, amour". Esta horrible tristeza enamorada.
Amor.
Entonces, totalmente desprevenida, el último Acto de
Amor. Cuando él la calma en uno de sus estados confusionales, en los que grita
que algo le hace daño, él, con la misma pero otra voz que le susurrara poemas de amor sobre los puentes de París hace mil años, le cuenta una historia de su infancia, y fugazmente logra espantar los demonios que debe generar un cerebro que se está convirtiendo
en un campo minado por los infartos, entonces, cuando respiras porque ella ya no grita y él tal
vez vuelva a la cocina, entonces, la mayor expresión del amor, de lo que es querer a alguien: la
almohada en su cara, unos segundos y ... se acabó.
Entonces todo cuadra: la imagen al principio de la
película de ella muerta con flores alrededor, el director de la peli que
siempre zarandea, y sobre todo, el título: AMOR.
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Hace unos días Stephen Hawking dio una entrevista en la
BBC en la que dijo "Si damos ese derecho (morir dignamente) a los
animales, ?por qué no a las personas?" A Hawking le dieron dos años de vida
a los 21, cuando le diagnosticaron un tipo de enfermedad de las motoneuronas. Ha
sido usado por los anti-eutanasia como un ejemplo, y él mismo era de los de
"mientras hay vida, hay esperanza". Hawking ha tenido una vida que
tal vez le haya merecido la pena porque, la conjuncion de una mente privilegiada y unos
medios que la mayor parte no tienen, ha podido vivir, literalmente, en su cerebro, sin que este fuera una cárcel. Pero en
esta entrevista reflexiona sobre aquellos que sufren sin sentido, y sugiere
que, si alguien les ayuda a terminar con ese sufrimiento, no sean perseguidos
por la ley.
Alguien que, en la gran mayoría de casos, como ilustra
Haneke, haría con esto el último Acto de Amor.
Digamos que a La Ardilla y a mí nos gusta ir a los cines Verdi, sesión de las ocho o las ocho y media. Al salir, todo es cuesta abajo hasta casa (un media hora), pero es una costumbre sagrada tomar algo en El Parnasillo, recién entrados en Malasaña. Vamos hablando de la película, más o menos desordenadamente, y en el bar, en una mesita que milagrosamente está libre de 9 de cada 10 veces, tomando una copa rematamos sosegadamente todo lo que sabemos decir de la película.
ResponderEliminarCuando vimos Amor, yo estaba eufórico durante el paseo, parloteaba sin parar, pero Ardilla no abrió la boca. Solo después de la mitad del primer gintónic fue capaz de empezar a expresar sus emociones. Los dos tenemos ya una edad en la que situaciones así no se plantean en un futuro indefinido.
Solo una escena que me encantó. El principio de la peli. Hay que haber estado en una sala de conciertos parisina para saber lo que es eso (la última vez que estuvimos en París, nuestro hijo había sacado 3 entradas para la sala Pléyel). Digamos que te ves rodeado de auténticos fans de la música: unos van en vaqueros, hay señoras muy mayores que van de tiros largos. Pues bien, a la salida, esta pareja de clase media alta vuelve a casa en autobús, no en un taxi. Al llegar, tras colgar pulcramente los abrigos, él le pregunta si le apetece una copa de vino, pero ella está cansada.
En esa escena, de escasos minutos, Haneke nos cuenta quiénes son, cómo son, cómo ha sido su vida y cómo es hasta ese momento. Soberbio maestro.
"Solo una escena que me encantó": es ambiguo, me encantaron casi todas, pero quise decir que solo me iba a referir a esa.
EliminarHoy lección magistral.
ResponderEliminarLa vimos en mayo, creo, en el Cerbuna. No había visto nada de Haneke antes, ni leído, y nos gustó mucho. Pienso de vez en cuando en ella, en la película.
ResponderEliminarUn abrazo
He visto dos pelis de ese tipo: Caché (cuento feo, imágenes feas, emociones feas) y La cinta blanca (que es como ver una peli de Bergman o de Dreyer a la que se la haya amputado brutalmente la poesía) Esta voy a verla porque la recomendais tú y NáN (¡Fijaos cuánto valoro vuestro criterio! ¡por encima de mi sentido del gusto! ) pero igual a la salida del cine estoy de morros y no os invito a chuches.
ResponderEliminarLa cinta blanca es un prodigio que rompe que la estrategia de "yo hacía mi trabajo" como buen ciudadano, que una gran mayoría de alemanes leales al Estado (que era Nazi pero no por culpa de ellos) es moneda falsa.
ResponderEliminarEl asunto, realmente, es poco poético. Sobre todo porque no suena Wagner.
Correré el riesgo de quedarme sin chuches.
Jei divagantes, graches por los comentarios. Nadie ha hablado del contenido, o sea, del "derecho a morir dignamente"... bueno, me hago cargo q no estamos en clase de ética de 1BUP, pero es en lo q estaba yo pensando al escribir. De hecho, el divgue fue desencadenado por las declaraciones de Hawking, ya q la peli la había visto hacís un tiempo. Quería escribir sobre ella, pero me dejó tan KO q aún no lo había hecho... cada cosa tiene sus tempos.
ResponderEliminarNAN, tienes razón con la escena q describes. Hay una escena q no entendí: la última de la paloma. Igual no hay nada q entender, y el c... de haneke lo hace solo para desconcertar.
JOTA y JOSE LUIS, gracias. Aún exsite el Cineclub Cerbuna de Vetusta? O será de tu vestusta particular por divalandia?
CESITA, esta peli es, como se dice en inglés una "harrowing experience". Pocas veces he llorado tanto de esa manera con pelis. Te deja hecha polvo, auqnue ya has visto las reacciones de nan y ardilla. No es una peli q la recomiende como no sé, "liberal arts". No. Caché me dejó muy tocada tb. No he visto sin embargo, "Funny games"... me da cierto miedo por el tema q toca....
muxus y chuches para todos
di
Creo que el cineclub del Cerbuna sigue funcionando. Este es el enlace:
ResponderEliminarhttp://www.unizar.es/cerbuna/index.php?option=com_content&view=article&id=78&Itemid=95
El derecho a no sufrir es el derecho básico y natural por excelencia. No me refiero a eso derechos tan rimbombantes como a la vivienda, el trabajo...etc, tan bien expuestos en las constituciones, me refiero a no tener que acabar con un dolor que no tiene remedio tirándose por la ventana, inventando venenos o en el mejor de los caso y el que puede pegándose un tiro.
ResponderEliminarDespués de comprobar como en hospitales tanto públicos como privados los médicos de cuidados paliativos están por la labor de acortar el sufrimiento de los pacientes sólo falta la regulación legal y tomar la decisión cuando uno quiera.
http://elpais.com/diario/2010/12/05/eps/1291534015_850215.html
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ResponderEliminarVale, no quise entrar en ese tema, porque me doy cuenta de que solo interesa a quienes tienen una imaginación muy viva y pueden (y desean) viajar al futuro. Cuando llega el amor en el que basta conversar y entenderse, mimarse, poner una mano sobre el cuerpo del otro en mitad de la noche y sentirse reconfortado. Respetarse y amarse de otro modo.
ResponderEliminarSi a uno de los dos le pasa algo terrible que hace que deje de ser quien era, ¿no es obligación del otro poner fin a esa vida perdida? Y después, que eso no lo cuentas, tumbarse en una pequeña habitación, beber agua y fumar y dejarse morir.
Que eso sea posible, y lo ha sido muchas veces (pienso en la foto de Szweig y su mujer, abrazados como en una siesta, en su semblante tranquilo, Muertos por barbitúricos), fue lo que me produjo esa euforia, porque pude hablar con Ardilla de algo que pensaba desde hace tiempo.
Que no me quiten el derecho a morir cuando he vivido todo lo que la vida me pudo dar de bueno. Pero solo entonces.
Doble vertiente. Eutanasia, sí, por un lado habla de eso, pero no habeis entrado en el yo te cuido en casa, no quiero que vayas a una residencia.
ResponderEliminarTuve un compañero de trabajo que murió con 42 años menos un día, de verdad que fue así de mierda la cosa, contaba que no podía ir al cine con su mujer, porque ella iba adivinando la trama y desenlace de las pelis americanas. A mi me pasa con el cine europeo, y con las novelas amargas :).
No lo he leído porque no he visto la peli...pero he estado aquí.
ResponderEliminarbesos.
Ya que lo preguntas te digo que estoy de acuerdo con el fondo del asunto, quiero decir que toda la película presenta un acto de amor. Y también con la manera de presentarlo, que me interesa más que el argumento. Vamos poco al cine, supongo que hay otras películas que hablan de lo mismo, y la realidad, si alguno habéis pasado por casos similares, puede ser parecida a la película, con menos medios, muchas veces. Creo que ya sabemos de lo que hablamos, a cierta edad.
ResponderEliminarMe gustó de la película el uso de los sonidos, y la ausencia casi total de música. No sé qué serían las películas de Tarantino (he visto alguna, ya digo que vamos poco, desgraciadamente, al cine) sin música. Creo que dices que el olor cruza la pantalla, y es cierto, como que todas las paredes de ese piso hablan, para quien quiera escuchar, claro.
Un abrazo
Es algo sobre lo que todavía no tengo una opinión clara. Hay cosas que sí: por ejemplo, le hice jurar a Lemuel, con la mano derecha sobre el corazón y la izquierda sobre las obras completas de Herman Melville, que bajo ningún concepto permitiría que me muriera en un hospital. Pero tengo el convencimiento de que si él o los niños me pidieran que les ayudara a acabar con su vida, no tendría valor para hacerlo. La muerte siempre es horrible y asquerosa. No es como en las películas, en las que inclinas la cabaza sobre una almohada impecable con un rayo de luz sobre la cara y un ser querido te cierra piadosamente los ojos. No sé qué puedo decir al respecto. De momento dejo de lado todas estas polémicas sobre el principio y el final de la vida y procuro ocuparme de la parte de en medio, sobre la que puedo dar un par de opiniones más o menos firmes.
ResponderEliminarYo sí tengo una opinión. Estoy a favor de que se permita la eutanasia, y no que esté al alcance de quienes se pueden pagar el viaje a Suiza para la maquinita del suicidio.
ResponderEliminarPero no son las cosas sencillas. ¿Sistema y a cargo de quien y cómo se sabe si el enfermo la desea en caso de incapacidad mental?, como siempre del qué al cómo se emborronan mucho las cosas. Porque la peli te pone ante UN caso, pero hay muchas circunstancias muy distintas y muy endiabladas.
En cada caso, uno sabe perfectamente lo que hay que hacer.
ResponderEliminarEn este de la peli, la cosa está clarísima. Viven con amor una vejez, ella va perdiendo poco a poco, en momentos de luz tras pasados por otros de oscuridad, la conciencia. Y es en un momento de plena conciencia cuando decide que no quiere vivir la indignidad de ser una enferma sin conciencia en un hospital, que renuncia a ese encadenamiento de ingresos. Y él se lo promete. Y la cuida en casa, oponiéndose a todos, hasta que no puede más.
Y punto y final.
Seguido de otro punto y final.
Si uno, al menos en unas condiciones de vejez y enfermedad abyectas, no puede decidir que "ya está, se acabó", mal vamos.
Ya, y si se trata de un hijo. Y si se trata de un padre. Y cómo legislas para evitar el juego sucio. Y cómo debe llevarse a cabo. Nos ponemos todos en este caso, pero ya lo digo, la vida puede ser muy diabla.
ResponderEliminarY me voy a tocar madera, porque mira que lo que digo, lo digo pensando que no me toque, que no me toque. Ya he dicho que no leo novelas amargas porque me adivino la trama. No voy a ver mi vida sin mi ni obras maestras...pero, ves, mi compañero murió el día antes de cumplir 42, tras tres semanas en coma. La vida puede ser muy diabla, y legislar esto es muy difícil.
Por suerte, aquí se trata de una pareja que ha vivido junta decenas y decenas de años.
ResponderEliminarNo soy quién para hablar de casos particulares. Por suerte. Solo puedo hablar de la historia de esa película y afirmar que habría hecho mismo, que confío en que mi compañera haría lo mismo.
Leo las instrucciones, anoto que las he leído y me piro. No he visto la película y digo yo que habrá que verla. Saludos.
ResponderEliminarLeo las instrucciones, anoto que las he leído y me piro. No he visto la película y digo yo que habrá que verla. Saludos.
ResponderEliminarBueno, tal como la va cosa seguro que empiezan a facilitar the old trip to Switzerland. Si están recortando pensiones, subiendo las cotizaciones, alargando la vida laboral... lo siquiente va a ser facilitar los viajecitos a Suiza, o, la implantación de esas clínicas tan bonitas ellas en todas partes... Puede ser una buena línea de negocio en estos tiempos que corren.
ResponderEliminarPero no tengo ninguna duda de que la percepción social de la eutanasia, y de la vejez, va a cambiar en los próximos años radicalmente. "No es país para viejos" se podría titular esta peli, o "No nos lo podemos permitir"... Al tiempo.
Ahora entiendo esa proliferación de programas de cocina y de propagandas de alimentos "saludables" que vienen con medicamento incorporado (yogures de coliflor, leches de soja, o sin lactosa, o con Omega 3 -que no sé lo que es, pero seguro que es alguna panacea muy medicinal- galletas de paja, margarinas fabricadas con sustancias extraterrestres...)
Eliminar¡Un programa de piensos y engordes para convertirnos en un soylent green de primera calidad!
En esto también estoy de acuerdo. Por ejemplo, yo, por la parte que me toca, soy culpable del déficit tarifario de las electricas, porque en su momento el gobierno dijo que es muy bueno invertir en energías renovables, bla, bla. Pero después, y con una coherencia orwelliana total -toma ya, me miro y no me saludo- nos explicó que el déficit tarifario está provocado por el pago a renovables. Y cambió las condiciones de partida, las que aseguro que iba a mantener durante el plazo de aortizacion de las instalaciones. Algunos desventurados lo llaman estafa, pero yo se que es coherencia orwelliana. Pues con lo que haga falta, igual. Lo que nos molesta es culpable de los males mas impensables.
EliminarLa Ire again
Mientras sea ye olde trip to Suiza...lo malo es que quieran abrir surcusales caseras.
¿He leído "soylent green"? Peli de culto.
ResponderEliminarIre, una cita del poeta mexicano Sabines que JM Izquierdo hacía en su columna de El País:
"La cita del poeta mexicano, Sabines, es impagable:
“Aquí no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada”.
Luego, cuando pase, dirán que somos unos brutos y poco educados. Lo que te han hecho es una ESTAFA... aparte de provocar un retroceso en la situación del Planeta.
Ggrrrrrr!
A mis hermanos y a mí nos impactó esa peli (¿te acuerdas del título en español? "Cuando el futuro nos alcance" debe ser, más o menos, ahora) Para nosotros se convirtió en un referente gastronómico de primera. Sobre todo por mi abuela, que estaba marcada por el hambre de la guerra y que lo aprovechaba absolutamente todo. A ella le debemos una de las más grandes meriendas conocidas: el pan con pimentón y aceite (el chorizo del pobre, lo llamaba) y un puré hecho a base de las vainas de las habas, los tallos de las cebollas y las peladuras de las patatas en un caldo que hacía con huesos y que fué bautizada como soylent green. (Y de verdad que estaba bien bueno)
Eliminar"Cuando el destino nos alcance", dice la Wiki. Pero para mí que se estrenó con el nombre en inglés.
Eliminar(Sobre las instalaciones fotovoltaicas, sí, una estafa del gobierno. Yo no me he llevado la peor parte, porque invertimos en 2004; a la gente que invirtió en 2007 les cambiaron las condiciones a los pocos meses. Y no olvidemos la leche que se han llevado las empresas de renovables, todo por no vigilar los fraudes, que los ha habido, e ir directamente a por las instalaciones. )
EliminarIre
Leo las instrucciones, anoto que las he leído y me piro. No he visto la película y digo yo que habrá que verla. Saludos.
ResponderEliminarNo la he visto, y la verdad es que no es buen momento para ello. Cuando la estrenaron tenía la muerte demasiado cerca. Pero tengo claro que yo no querría para mi ni para nadie cercano un sufrimiento innecesario. El debate es muy interesante, Hawking tienen como tú dices el cerebro y los medios apra poder vivir plenamente a pesar de sus dificultades, pero eso no es lo habitual y quienes como yo, trabajamos con personas dependientes, vemos mucha gente deseando morir y sin poder hacerlo. Amor es poner fin al sufrimiento, y espero tener cerca cuando lo necesite, alguien capaz de quererme tanto.
ResponderEliminarUn beso
Marisa
Hola divagantes!
ResponderEliminarGraches por los comentarios y los enlaces q habéis puesto (sobrecogedor). Unas anotaciones generales. Veo q much@s estáis conmigo en q, en este caso, terminar la “vida” (si es q eso es vida) de alguien es el mayor acto de amor. Lo q dice Hawking es q eso no debería estar penado pero aún más allá, nadie tendría q verse nunca en esa situación con un ser querido, dónde encontrar el valor, muchos de nosotros. Pero tristemente casos como el del Severo Ochoa llevaron a médicos q trabajan con pacientes terminales a ser mucho más “conservadores” en cuanto a las sedaciones, lo q lleva a q el paciente sufra más. La ley debe proteger a los médicos también q han de ayudar a vivir, y como dice Hawking, a morir dignamente. Pero es un tema complejísimo, en el q hay muchas más aristas en mi opinión q en el aborto. Lo q se ha comentado del “viaje a Suiza” (q tan bien describe Houellebeq en “El mapa y el territorio”, en la clínica de eutanasia de Zurich donde hay fila versus un puticlub en la misma calle donde no hay clientes: tanatos 1, eros 0) , o sea, la total liberalización (q es lo q apoyo con la cabeza) me da miedo pensando en aquellas personas mayores q querrían vivir, aunque sea para estar ahi sentados, pero q puedan llegar a pensar: “si ya estoy de más”. O dónde poner el límite, decidir “que es vida y que no es vida”, porque al ritmo q vamos, parece q todo el q no sea “funcional”, sobra.
muxus
di