06 septiembre 2010

Loquesea

Una de las consecuencias de esta crisis del ladrillo que nos está tocando vivir, es que ha dejado a mucha gente en el paro con una misconception sobre su persona y su valía. Me explico. Durante el boom inmobiliario había mucha gente sin cualificación que, trabajando 8 horas cada día (sábados y domingos no por supuesto) acarreando ladrillos o llevando una retroexcavadora se sacaban 300.000 pts o más al mes. Ya no te digo si eras fontanero, electricista o jefe de obra. Son gente que se compraron un BMW un Touareg o similar y ahora no llegan a todo. Mucha de esta gente está en el paro hoy en día cobrando por ejemplo 1.200 euros. Si les sale un trabajo para trabajar 8 horas a 1.000 euros, muchos prefieren continuar en el paro que reengancharse. Además algunos complementan el paro con chapucillas y entonces lo que se llevan al final de mes es superior a lo que ganarían trabajando. Otra cosa será cuando se acabe el paro.  Pero divago.

Volviendo a mi entrada del viernes y lo de "yo quiero trabajar en loquesea". Me ha ocurrido alguna vez, que alguien en una situación desesperada viene a pedir trabajo de loquesea y le buscas un lugar donde pueda trabajar con cierta urgencia. Al final estas cosas no suelen acabar bien. 

Lo ilustraré con un caso: Un señor viene un día a verme, situación desesperada, sin trabajo, loquesea me dice. Le encuentro un trabajo "apropiado", no es muy duro aunque tiene un componente de producción que no hacía antes. El tío estaba acostumbrado a sacarse 2.000 euros al mes y ahora le van a pagar 1.000 euros trabajando las mismas horas. De entrada le parece bien. A las dos semanas comienza a estar descontento. Me están explotando, piensa. Trabajo como un chino y cobro menos de la mitad que antes. Estos tíos son unos cabrones (palabras textuales). A los 3 meses, se va. Supongo que encontró algo mejor y por eso se fue. Hasta ahí todo bien. Ahora me lo cruzo por la calle y no me saluda.

Cuenta la leyenda que Mengano había sido alcalde de una localidad durante la guerra civil y también en la posguerra. Un día hablando con otro alcalde, éste le increpó: 
- Mengano, ¿tu no tienes miedo de salir solo a la calle?. 
- No - respondió este. No he hecho nunca favores a nadie.

9 comentarios:

  1. Uf, qué mal rollo. La verdad es que debo ser muy ingenua, o será que nunca he estado del lado de, como decía mi abuela, "Los del asa de la olla", es decir, que nunca he tenido mando suficiente para contratar ni recomendar a nadie. Ni tampoco he tenido a nadie que me enchufara, así me parece alucinante que alguien sea tan ingrato como para reaccionar de esa manera a un favor como el de buscarle un trabajo.

    Entiendo mejor ahora tus dudas y agobios del anterior post. Perfecto este post de aclaración, Diva.

    ResponderEliminar
  2. Diva, cómo te entiendo. Esos "deloquesea" son peligrosísimos. En estos tiempos tan duros hay muchísima gente ofreciéndose por debajo de sus salarios anteriores, pero flaco favor se hacen a sí mismos, y flaco favor nos hacen a los demás. Y a veces en esta vida, estamos condenados a quedar mal, sea por acción o por omisión, porque les facilites el acceso o porque no lo hagas, así que hemos de escoger aquello que nos haga sentir menos mal a nosotros. Porca miseria.

    ResponderEliminar
  3. Sólo tres palabras: GEN TU ZA.

    Y añado que se me viene a la cabeza esa canción de Serrat: "He andado muchos caminos..." Pues eso, por muy mala que fuera su situación no dejan de ser 'mala gente que camina y va apestando la tierra'.

    ResponderEliminar
  4. Tienes razón, annijol, pero el problema sigue siendo el mismo: hay gentuza y hay gente que no lo es. Cuando la empresa en la que trabajo era una multinacional europea, eché una mano a mucha gente y solo en una ocasión me dejaron con el culo al aire. Desde que somos la leche en verso americana, ya no es posible.

    No me acuerdo muy bien del comentario que hice la otra vez, pero creo que iría en la línea de que hay que llevar cierto cuidado. Con quién, cuándo y cómo.

    Estamos viendo situaciones tremendas, pero de uno en uno somos tan débiles.

    ResponderEliminar
  5. Aniehall, que voy dejando ya comentarios con enlaces. ¡Gracias, gracias, gracoas!

    ResponderEliminar
  6. no siempre tiene porqué ser así, pero alguna vez ocurre.

    Es como aquello que dicen, que si alguien te pide prestado 500 euro, es mejor que le regales 250 a que le prestes 500. A nadie le gusta estar en deuda con alguien y por lo general y más si le cuesta devolverlos, genera malos rollos.

    ResponderEliminar
  7. Annie, yo creo que es un cambio de percepciones y de necesidades. <no creo qeu sean mala gente, por lo menos no todos ellos. Concurren muchas circustnacias...

    ResponderEliminar
  8. De vez en cuando, en una conversación conviene reajustar las perspectivas: aquí hablamos como personas bien articuladas, pero un desesperado se mueve por los instintos más básicos, como la supervivencia, y con el sentimiento del dolor. Un desesperado está fuera de la esfera de conciencia de los que no estamos desesperados.

    Casi todos nosotros, si nos viéramos golpeados por ese instinto y ese sentimiento, reaccionaríamos como los genes nos han enseñado. Después, arreglado el asunto básico, pasaríamos a un nivel de conciencia superior y nos parecería horrible lo que "nos" han hecho. Culpando a quien nos ofreció esa "mierda" de empleo (ovidaríamos que era lo que pedimos).

    Quien ayuda seriamente a un "desesperado", debe saber lo que le espera. Y aun así, a veces, dependiendo de lo fuertes que nos encontremos, hacerlo. La compasión debe estar siempre en nuestra vida, lo que no quiere decir que seamos compasivos en todas las circunstancias. Ni debamos flagelarnos cuando no podemos serlo.

    ResponderEliminar
  9. NáN, no se puede explicar mejor. Chapeau!

    ResponderEliminar

Comenten bajo su propio riesgo, sin moderación. Puede ser divertido.