18 abril 2017

Nos vemos, Rusia y traca final (atrapada en el aeropuerto de Estocolmo) (R11)

Martes, 18 de Abril de 2017 (San Petersburgo-Estocolmo-Londinium Heathrow)

Los Jekes, Fashion y Kuñado, son los primeros que se van: vuelan por la mañana. Di, Madre Universal Siempre Dispuesta a la Preparación del Sandwich-de-Tránsito, por supuesto da la brasa eterna ("os hago unos de queso?"), pero caso omiso. Ay! Pobrinos, cómo se van a arrepentir en horas venideras. Desayunamos en familia, dando cuenta a lo que queda, sobre todo aquel increíblemente espeso yogur ruso, al que le echamos muesli y frutas del bosque congeladas. Preparo los sándwiches que me dejan-o sea, los del grupo que se vuelve a Londinium, que somos el resto. Sin embargo, quién me iba a decir que yo, alguna vez, acabaría corta en materia snacks en un viaje: pues ocurrió, gentileza de SAS, la "civilizada" compañía escandinava que me hace aún mucho más amar a Aeroflot. 

Pero antes: el Peda, Sori y yo salimos a dar un último voltio ("palabra vintage" dijo alguien el otro día, o fue "palabra caspa"?) a la entrada de Nevsky, para que mi madre se haga con esas muñecas rusas para sus amigas y algún imán de Yuri Gagarin. Entonces, la que están montando en la Plaza del Palacio!!! La orquesta del ejército de (quiero poner de Salvación, pero no, aunque sería un buen punto, cuatro abueletes gastados ahí con trombones) loquesea tocando marchas militares. El director se pone histérico, parece que cometen errores. A nosotros nos da para un buen fotográfico, y si no fuera por la porra que es blogger para el vídeo, os lo pondría. 



Para entregar las llaves del piso viene Irina, que nos cuenta que es originaria de un pueblo del Oeste de Siberia, donde aún viven sus padres, y las temperaturas llegan a -40. Pero, ¿hay diferencia entre -40 y -20, Irina? ... ¿no llega un punto que el frío es tan terrible que...? Sí, hay diferencia, se ríe Irina. El caso es que a esas temperaturas no se puede respirar en la calle, hay que hacerlo sobre tu bufanda, por ejemplo. Asombro, sal de mí, porque yo no puedo salir de ti: por qué la gente no emigra? Por qué sigue habitado? Irina vivió seis meses en Madrid,  y se volvió!! 

El taxi que nos lleva al aeropuerto es el mismo que nos trajo, y disfruto del viaje, porque vemos esa otra Leningrado que nos ha quedado oculta por estar tan en el centro, en la ciudad imperial. No tiene que ver nada con Moscú en cuanto al número de edificios estalinistas, pero sí que pasamos frente a la "Casa de los Soviets" en Moskovsky Prospekt. Mis fotos son muy malas, así que mejor entrad en el enlace, pero no me resisto a poner la estatua del Kamarada Lenin en la plaza anterior porque amo su gesto así con el brazo, que desde este ángulo yo veo algo desganado. La construcción de la Casa de los Soviets empezó en los 1930s, con la intención de que estuviera fuera de la zona imperial por, aparte de las connotaciones, estar frecuentemente inundada. Iba a ser la sede del gobierno soviético, pero en 1941 fue fortificada, cuando invadieron los nazis, y fue un fuerte de mando del Ejército Rojo durante el terrible "Sitio de Leningrado", dicen que el que más muertos se ha tomado en la historia, durante 872 días. 

Un poquito más adelante, en una gran rotonda de la misma Moskovsky pasamos por un conjunto escultórico típicamente revolucionario: "El Monumento a los Heroicos Defensores de Leningrado", tras el Sitio. La plaza se llama Ploshchad Pobedy y la foto no es -evidentemente- mía...



Y ahora -como dice Mini cuando le estoy corrigiendo los deberes y nos acercamos a la parte que no sabía hacer y se ha aventurado-, viene donde la matan. El taxista de la furgo verde nos deja en el aeropuerto, que viene siendo el mismo melodrama de detectores de metal de bienvenida, múltiples seguridades, y tomarnos un café con bollo (sin alardes, esta vez), a la vez que paso por baños para ir quitándome medias interiores, camisetas profundis, hipodermis y sus capas adiposas. Primer vuelo cortito, a Estocolmo, donde nos dan té y sonrisas, y comemos nuestro sandwich de salami. Hay cierta tensión porque tenemos apenas 40 minutos para trasbordar a Londinium.

Estocolmo, aeropuerto: tenemos un problema. Muy perfecto y organizado señores suecos, pero su aeropuerto es un horror. Nos dan en el vuelo las puertas de transfer, pero al llegar todo es complicado: las pantallas de puertas se suceden demasiado rápido, hay que encontrar la puerta de donde saldremos de esa terminal que vaya a la otra, de donde sale el vuelo, que a su vez sale de otra puerta con distinto número, tengo que rellenar mi botellín vacío de agua en alguna fuente, Mini ha de ir al baño. Terminamos retrocediendo y juntándonos con un pequeño grupo al lado de una de esas persianas enrollables semitransparente que se atan con candado abajo. Podemos ver a través de sus rejas nuevas salas vacías. Por fin, tienen a bien llegar unos tres miembros de la plantilla de aeropuerto y nos hacen pasar por una seguridad que tienen ahí montada, al lado de la persiana. Venimos de transfer, y vamos con prisa, pero les da igual, hay que correr a desembarazarse del agua que hemos rellenado en esa fuente del propio aeropuerto y quitarse zapatos, cinturones y bailar un sirtaki rápido. 

Por fin, pasamos y tenemos que bajar la friolera de dos pisos por una escalera de caracol imposible (llevo a Lisi y Sori, con maletas de mano: en serio lo que ofrecen es una escalera de caracol de madera? Aquí tiene que haber un error). Una vez abajo, estamos solos bajo una pantalla y hay que llamar por un intercom para que  te venga a buscar un bus. Todo el mundo ha desaparecido, aparte de un chico, y en la pantalla de esa sala solo hay un vuelo a, no sé, Sebastopol. En ese momento tengo uno de mis terribles momentos impulsivos: esperad, subo a ver qué pasa. Precisamente hay un ascensor (que no hemos accedido para bajar, maldita caracol), así que ni corta ni perezosa me subo ahí. Una vez dentro, el ascensor sube y no para en el nivel superior, sino que me deja otra vez al otro lado de persiana enrollable, donde ya se han ido todos, y hay solo un par de nuevos orientales llamando por otro intercom. Me diy cuenta que ese ascensor es para personal solo, y que no va a volver a bajar donde tengo la familia... y que yo estoy encerrada, de nuevo, fuera. Ellos no saben nada, y el momento adrenalina chorreando por las orejas es épico. 

Les arrebato el telecom a los orientales y le grito mi situación a quienquieraqueesté allá. Estoy atrapada! Vuelo en 20 minutos! Tranquila, le mandamos a alguien de seguridad, estarán en camino enseguida. Vamos!!!! Por supuesto, alguien aparece al rato sin ninguna prisa, y me hace pasar de nuevo por todas las pautas de seguridad, y por fin puedo abrazarme a mis seres queridos que llevan un rato sin entender nada. Por supuesto el  bus llamado por el intercom que llevaba a Sebastopol ya vino y se fue con ese chico, lo llamamos de nuevo, y al poco tenemos servicio solo para nosotros hasta otra puerta, donde hemos de encontrar otra pantalla, que nos diga qué puerta de embarque, en nanosegundos, y otro grifo... y bueno: embarcamos. Exito. 

Y aquí terminan las vacaciones, como siempre algo accidentadas de los Pedalistas, esta vez featuring los Pedalistas Extensos. Del último vuelo nada reseñable, aparte de que el Peda, hombre que ni siente ni padece, pregunta si queda "pan" incluso sin relleno (hambre, alguien?) ya que los nórdicos SAS siguen ofreciendo solo simpatía y té. 

Hasta el próximo viaje, osada creme de divagantes que se atreve con la subsección viajes del divlog: gracias por estar ahí.



17 abril 2017

Lo que viene siendo un divague (se recuerda tirando a poco) y el Peda superhéroe (R10)



Lunes de Pascua, 17 de Abril de 2017 


Este es nuestro último día completo en San Petersburgo, y ya no me acuerdo de nada, seamos honestos. No ya de lo que pasó, sino de lo que he ido contando (por ej, caí que le día de los guantes en gorro fue el del mercado, no cuando os lo vendí...). Así que este divague va a ser muy piano piano, en plan os comento cuatro fotos de las que tal vez ya habré divagado, y en vuestra paciencia infinita,  o saltáis el párrafo, o el divague.

Por ejemplo, la puerta. Yo seguro que hablé de la relativa pobre presentación de la puerta del edificio del apartamento en Leningrado. Que Fashion me lanzó, no solo mirada, sino frase de reproche ("dónde nos has metido, Di?") . Pues aquí la tenéis: una imagen. No exageraba, no? 


A continuación una instantánea del "Dormitorio del Matrimonio Arnolfini", donde nos tocó bailar con la más fea a los pobres Pedalistas . Todo muy imperial.








Hoy salimos a Nevsky Prospekt, desde el principio en Almirantazgo, la arteria principal de la ciudad. Ahora que estoy leyendo algo de historia sé que las mujeres de los soldados se manifestaron en esta calle el 8 de Marzo de 1917 pidiendo comida para sus hijos ("Pan!"), y que así empezó todo. 

Pasamos otra vez por la Singer, y llevamos a la parte del grupo que se había dado en retirada el día de la Operación "Tormenta de Nieve" a la Eliseyev Emporium, nos metemos en unos grandes almacenes, Gostiny Dvor, construído a mediados de SXVIII nada menos. Más o menos enfrente hay otro, una de esas arcadas de galerías a menor escala que GUM en Moscú llamado "Passage", cuya parte de abajo, con el techo acristalado es todo glamour y savoir faire, pero a mí la que me atrapa es la de arriba (que subo a explorar porque Mini requiere baño). De repente, te encuentras con una especie de bazar fuera de contexto: o sea, en los pasillos de techos elevados sigue habiendo decoraciones en las cornisas, moldes para las lámparas y demás, pero debajo es como si una versión menos salvaje del Uldenaya textil se hubiera hecho fuerte allí. Abrigos, anoraks, mallas, medias, gorrors (sí, miles de gorros!), jerseys de dudodso colorido neón, zapatos... en fin.  Todo está allí. 







Por la tarde, parece que no hay más remedio ya que ir a la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, otro de esos magnificients que dan mucha pereza pero que están ahí, justo enfrente del Hermitage (de casa) y que parece que no deberíamos evitar. El paseo hasta allá es agradable, por la calle Saldovaya y luego los campos de Marte, donde hay otra llama del soldado desconocido, y donde Mini vuelve a pasárselo en grande con la nieve. 


Pequeño detalle, para llegar a la fortaleza hay que cruzar el Neva (puente Troitsky, por el que dicen tiraron a Ras-Ras-Rasputin), lo que significa que llegamos a la otra orilla totalmente pajaritos, y una parada técnica se hace imprescindible. Hay un restaurante bar que está muy bien, donde cada uno se come lo que puede (el Peda y Fashion, los más animados con esas brosch rusas de remolacha o lo que surja). 

El inmenso Neva

Repuestos y tras ver la fortaleza (que os ahorraré), terminamos en uno de esos barcos turísticos que recorren la ciudad. Es curioso porque en esa hora navego mi amado Neva, surcamos el Fotanka, tal vez el canal Kryukova, el Moyka y atravesamos la ciudad por sus múltiples canales, dándonos una perspectiva diferente del resto de los días caminando. Lo más notable del viaje, sin embargo, es que el Peda vuelve a ofrecernos en directo sus superpoderes. 

Cubierta pasando bajo un túnel-y el anciano
El barco está acristalado y la gente normal va viendo la ciudad a través de los ventanales. Sin embargo, hay una pequeña parte descubierta arriba, que imagino hará las delicias a las hordas de Julio, pero que en este momento está vacía-aparte de Els Nens, y la nena. Están animadísimos a pasar una hora fluctuando entre -3 y 1, en la cubierta, nos aseguran tanto Ku, como El Peda y Mini. Pero, ay, destino, se les unen otro par, un anciano venerable despistado, y su hija. 

El barco, en su singladura, atraviesa numerosos puentes, y hay una cartel en ruso que debe avisar que la gente se agache. Sin embargo, la vida es bella! Mira qué mezquita con la cúpula azul, y sus estrellas! Mira la sangre derramada, que vimos aquel día, atención aquello... atención, atención... y aquí entra nuestro héroe. Mientras que el anciano venerable probablemente señala un friso, el Peda se lanza sobre él en el último segundo, derribándolo al suelo, y salvándole de un tortazo fijo, y quien sabe de caída al agua (esto le ha valido condecoración y el título de "Héroe de Bank"). Parras queda en shock, temblando (tal vez de frío viene a contarlo) y lo mejor... el hombre ni hace mención de haberse dado cuenta, sigue sentado en el suelo con su visita como si nada! Un tema de Salud e Higiene que seguro en UK no dejarían pasar así como así...



El barco nos deja, horror, en la maldita Fortaleza, y hay que caminar de nuevo a casa, cruzando dos puentes del Neva! (a través de la isla Vasiliesvsky). Se ve todo ahí enfrente, pero las inmensidades lo hacen otra hora de paseo, eso sí... con imágenes como esta... 


En casa, se juega la segunda parte de "la batalla de los arroces" y restos, porque mañana... se acaban las vacaciones. 

16 abril 2017

Boom! El Aurora anuncia el asalto al Palacio de Invierno (R9)

Domingo (de Gloria), 16 de Abril de 2017


Dijo Fashion el otro día, cuando sometí a toda la familia al palizón de fotos de Rusia en la pantalla de la tele, que "el día de la universidad fue el peor del viaje". No. Lo siento: el peor fue este, el día del Mercado de Uldenaya, uno de los "rastros" más grandes del mundo, y donde pasé uno de los fríos más horrorosos-incluimos la Laguna Colorada. 

Hay que ir en metro, y se llega a una especie de desolación, al norte de la ciudad, atravesada por vías y, según dicen, cercana de un manicomio local. 



Para entender cómo acabamos en Uldenaya, hay que conocer a Parras, el Kuñao que "fríe huevos fritos". Mi Ku es, a decir de mi hermana, mi alma gemela en algunos aspectos. Uno de ellos es nuestro afán reciclador y anticonsumo (a ver, pónganlo entre comillas, lo sé, me flagelo: consumo). La diferencia entre nosotros es que él es muy habilidoso y de un palet de Tesco te hace un zapatero, e igual diseña en el ordenador que se baja al suelo a construir lo que sea. Le encantan las basuras, y cuando paseamos por las ciudades y ve un grupo de enseres (fómites, para mi hermana), escanea a ver qué se podría llevar para arreglar. Creo que hasta una vez se hizo con unos esquíes de aquellos de madera tipo Tintín. Así que hay que entenderlo: yo planeé Moscú, pero él ha sido nuestro guía de Leningrado y ha decidido que un mercado de las pulgas es el mejor lugar para pasar un domingo matinal. 

En su defensa diré que, para el fotógrafo del detalle, esto es un festival: hay absolutamente de todo, de todas las épocas. Antiguedades pre-revolucionarias, parafernalia militar de las dos grandes guerras, objetos kitsch,  monedas, pins, ropa vintage... bueno, tantas cosas que lo mejor será que el divague de esta mañana sea fotográfico:




Mi primer cassette!!! Con la funda y todo!!
Dejamos el mercado en hipotermia severa. Nos volvemos medio locos buscando, no sé, una hoguera, lo que sea. Por fin encontramos una extraña panadería donde nos hacemos fuertes en una esquina. Hay otros españoles incautos que también han acabado allí! Qué pasa, que hay más kuñaos sueltos!? No, a estos les ha llevado la guía! Breve reflexión sobre el perfil del turista: hemos encontrado comparativamente bastantes españoles e italianos. Dónde están los ingleses, los alemanes, siempre presentes en todos los sitios? Qué tiene Rusia que atrae a los mediterráneos? 

Por la tarde nos dedicamos a pasear por la isla de enfrente del Hermitage, y aunque ando perdida de dónde llegamos, las fotos en el metro, espectaculares:









Caminamos tal vez por Petrogradsky Distrikt? Qui lo sá... solo sé que pasamos tal vez por la Facultad de Medicina, por una trasera con las estalagmitas mayores de hielo ever, que paramos en el ritual supermercado para la auditoría Els Nens...












Y, por fin terminamos en el mítico Aurora, desde donde, a las 21:45 del 25 October 1917 un disparo señaló el asalto al Palacio de Invierno. 





Esta noche en el apartamento se trata de "la Guerra de los Arroces". Dos kuñados se enfrentan por los respetos y los honores de la famiglia sobre la perfecta ejecución del arroz. Hoy toca despliegue Parras, que hace... un arrocito... bueeeeno, un arrocito que no recuerdo ya ni la salsa. Solo que la traidora de Mini suelta -para hacer la gracia, sin gracia- "que el arroz que le hacen comer sus padres en Londinium no le gusta". Cría cuervos!!!

Aún así, dejamos que nos haga su espectáculo nocturno (hi guys!) y luego su tío le hace miedo... os es verdaderamente el fantasma de la Revolución que se infiltra en el dormitorio Arnolfini?




15 abril 2017

Ras-Ras-Rasputin, Hermitage y gorros sintéticos (R 8)

Sábado (Santo), 15 de Abril de 2017


Hoy es del "Día de Hermitage", particularmente para el Peda, amante del arte en extremo, que se desmarca del grupo y entra a las 10:30 (nosotros nos unimos a las 15:00) y por fin salimos todos cuando cierran, a las 1800. El resto nos lanzamos a callejear la ciudad en un día glorioso y soleado, de cielos azules y canales rodeados de nieve primavera. 

Nuestro primer destino es detrás del casa, la Catedral de San Isaac. Aquí no nos las prometemos tan felices-en lo referente al tiempo-porque aseguro que en la cúpula pasamos unos momentos de rasca bien severos. Hay que acceder vía unas escaleras de caracol de piedra y ya al final lo que parece casi una pasarela, y por fin accedes a ese mirador de la ciudad, donde intentas localizar los sitios donde te has perdido los días anteriores (en particular, dónde estará la tienda de los donuts?). Creo que algo nieva, pero lo que se recuerda es el viento. 

Al bajar pasamos por la plaza de su nombre, y al fondo está el Palacio Mariinsky. Cruzamos el río Moyka y caminamos por su orilla, dejando maravillosos edificios a los lados (y coches como los que os incluyo: me dan nostalgia de mi primer coche heredado Seat 124 de la universidad) y ahí está el Palacio Yusupov, donde mataron en principio a Rasputin. 


Río Moyka
El que pueda seguir el divague de aquí en adelante sin la sintonía de fondo de Boney M. (Ra-Ra-Rasputin, Russia´s greatest love machine), tiene mis felicitaciones (o es muy joven!). Rasputin es uno de esos personajes fascinantes que una se pregunta, ya desde la salud mental, dónde se situaría hoy en día. Monje visionario siberiano, no queda claro lo que es mito y leyenda en su biografía, empezando por su infancia de familia de labriegos numerosa con casi solo él como superviviente, su iluminación y posteriores viajes a San Petersburgo, donde vendió la moto a aristócratas y así es como llegó a la corte del zar Nicolás II y la zarina Alexandra. Ya puestos, como el hijo de los zares Alexei (ay, cómo me gustan estos nombres alexandrescos) tenía hemofilia sin cura en la época se erigió como sanador del niño, y su poder aún aumentó más. En un punto tuvo una visión que el zar debía ir al frente en la guerra, y... el zar el fue! Esto le dejó solo con Alexandra, que era de origen anglogermánico, luego sospechosa, y los aristócratas que quedaron pululantes desde luego no lo vieron con buenos ojos. 


Porque no solo era su influencia política, luego estaba la particular visión de Rasputin sobre cómo sobrellevar el pecado: más vodka y orgías! "El camino del exceso conduce a la sabiduría", pero en monje de ojos idos. La leyenda de sus intereses amatorios (y del tamaño de su pene) ha sido tan extendida que hasta Tiovin me recrimimó no haber entrado en el Palacio Yusupov, donde el pobre cree que tienen su pene embalsamado. Lo cierto es que nadie sabe qué paso con el pene de Ras-Ras-Rasputin tras aquella noche en la que su asesinato en este palacio se convirtió por supuesto en otro mito. Que si le intentaron envenenar con pasteles, luego vino, que si le dispararon, que si lo tiraron al Neva... todo esto no queda claro si con o sin miembro. Al final, parece que la zarina lo enterró en  Tsarskoye Selo, el otro palacio magnificient que no visitamos (sobredosis, o empacho habría sido el nombre de la dolencia), que lo desenterraron y quemaron cuando la Revolución.... en fin. Que no sé, pero que parece que el museo de la Erótica de San Petersburgo ha comprado la verga a un francés recientemente y que ahí se exhibe. Pero no, Tiovin: no fuimos al museo de la Erótica, cómo explicarte. 


En el siguiente puente por el que desandamos el Moyka hay una pequeña comitiva bodorrio donde los integrantes se esfuerzan en atar un candado que luego tirarán al agua.  En estos momentos solo tengo ojos para el vestidito de la novia (todo lo que no supere las 4 capas de damarttermolactiles me parecerá telilla en San Petersburgo), no para mi usual chapa de los montes de candados oxidados en algún vertedero del planeta. 

Y aquí me pierdo, porque asegura internet que en la esquina de Bolshaya Morskaya Ulitsa está otro de esos maravillosos edificios comunistas que me gustan a mí solo, pero no logro dar con su historia. Desde fuera, solo pude hacerle fotos a lo que más bien parecía una harinera en desuso. En una página he encontrado que en 1929 el edificio fue reconstruído (de qué?) por Greenberg y Raytsa, y que alojó la "House of Culture and Technology Communication Workers", más tarde rellamado "The Palace" que tenía un cine, clubs y biblioteca.  En otros sitios lo llaman "Red Dawn Labs". No lo sé, pero me gusta y quiero saber!






Giramos a la derecha hacia la isla de Nueva Holanda. Según Parras, será el nuevo Brixton Village, una isla rodeada de canales donde parece ser que en verano-esa entelequia-la gente se puede venir aquí a tomarse unas cervezas y unos pintxos. De momento, hay un par de chiringuitos que deben vender café para que te lo tomes en las sillas reclinables sobre la nieve. De verdad que el sol es magnífico y si no estuviéramos así, sin frío ni calor (0 celsius), igual me animaría... pero en este caso optamos por una especie de cafetería muy chula y atmosférica que está bajo unos arcos donde nos tomamos nuestros reconstituyentes (a mejor manera de llamar a los calorígenos) y comemos algo. Estamos muy a gusto. 




Volvemos caminando hacia el Neva y deshacemos la "U" que estamos haciendo por la orilla inglesa (English Embankment). El Neva es un río verdaderamente espectacular: enorme, azul, casi parece el mar. Nunca he tenido la suerte de vivir junto al mar, y mis dos principales ciudades son muy de río: Vetusta y Londinium. Los que me fascinan son los de montaña, cómo olvidar dormir junto al jaleo maravilloso del río de Lucerna, o bañarme entre los pedruscos del Segre, pero el Neva no desmerece, pese a que sus aguas no estén locas. Allá al fondo, muy lejos, sigue la ciudad, y casi podría ser otro país. La sensación al pasear es casi de "estamos en medio de la nada", porque casi no hay gente, los edificios parecen fantasmas... esto no es el South Bank del Támesis, o La Seine, o las riberas del Ebro donde tras recuperarlas pasará alguna bicicleta: en absoluto. Aquí te sientes en un escenario fastuoso sin actores.



Terminamos en el Hermitage, donde está el Peda. Allí entendemos dónde están todos en esta ciudad: allí dentro. El guardarropa es un pasillo con arcos que se suceden en secciones y secciones. El Museo, qué os puedo decir: impresionante. En primer lugar, porque es el Palacio de Invierno, así que te ves un Peterhof sin darte cuenta. Nota: aquí tenéis viajes virtuales (click a "Begin the tour"), que os darán una idea de lo que hablamos. Solo muestra de las bestiales escalinatas que suben a primer nivel:






Vagamos por las distintas estancias: mi primer objectivo es encontrar el cuadro favorito del mundo mundial de nuestra artista-residente Cesita, "El retorno del hijo pródigo" de Rembrandt. Aquí está: gracias Cesi (como vengo diciendo, gran objetivo de este blog es vampirizar a los divagantes). Rembrandt en general es todo él maravilloso, aquí toda la sala en detalle, impresionante, pero en particular el cuadro "Sagrada Familia con ángeles", con la Virgen con un libro me parece tan bonito... una imagen tan natural, tan de hoy: una madre que atiende al bebé enmedio de sus lecturas! 

Por supuesto muy fan de la sala española, donde tienen un montón de Velázquez, Murillos, Zurbarán, algún Greco, y, según ellos, un Goya, que Lux ya nos lo desmontó por aquí. Y por supuesto, también los Leonardos, con Servicios Sociales a la puerta, alarmados por el pobre Yísus obeso.  

En fin, que sugiero zambullirse en la gran página del Hermitage que he estado enlazando y disfrutar. Nosotros salimos extasiados a las calles, y vamos poco a poco volviendo a casa. Hablamos con unos españoles que se han animado a comprarse "el gran gorro". A mí me han faltado arrestos. A ver, que una es mucho de gorro, pero al llegar a este país se siente un tanto intimidada: de conejo, de zorro... el precio va aumentando según la nobleza del animal. Pero además, dónde voy yo en Londinium con un conejo en la cabeza! Igual me disparan los de la cornucopia desde su caballo creyendo que soy un fox (que lo soy. Nota: en inglés fox es una tía buena, ha!). Luego están los sintéticos, que yo ya les tenía el ojo echado... resulta que la madre medio autista de un compa de Mini lleva en invierno este modelo en marrón (lo tienes hasta en rosa, el típico de Omar Shariff, pero con la hoz y el martillo en medalla ahí al frente). Yo alucinaba, y solo recientemente se me ocurrió que se lo compró de turismo (vs. propaganda abierta en las verjas escolares). Bien, pues aquel chico se había hecho con el sintético por 600 rublos, y yo re-sopesé pero... de verdad me lo iba a poner para ir al colegio? No terminaría en un cajón para una noche de decadencia donde el tema fuera "vodka con limón". Así que, respiro al planeta, want not waste not, ese rollo.


Ritual visita at super y cenamos en casa, la tortilla de ayer, que de víspera es como mejor sabe...