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Siempre me ha gustado este cartel:
cuenta una historia él solo |
El sábado tuvimos fiesta en casa de unos vecinos que conocimos por la calle. Son españoles, él trabaja en el business del luxury y el poderío y viven en un casoplón tipo El Mueble en la calle lateral de la nuestra. Ya estuvimos en verano en otro sarao que montaron pero esta vez, recibimos invitación con la siguiente directriz: "Trae una máscara/antifaz".
El fantasma de Stanley Kubrick se me aparece: Tom Cruise entrando en el hall inmenso de una mansión perdida enmedio de la campiña, todos con máscaras y, lo que allí pasa, que tengo como borroso. La última interacción de la peli, sin embargo, se me quedó grabada: Cruise le pregunta existencialmente a Kidman, sobre su relación en el abismo, "Qué podemos hacer?" y ella contesta con un lacónico: "Follar".
Oh, pero antes, o esto no sería divagando, tendréis que leeros porqué tengo un par de máscaras hechas a mano que vinieron desde Australia, desde hace ocho años.
No me gustan las bodas, de hecho he estado en poquísimas, con la excusa de vivir lejos. Todo me parece increíblemente cansino, tengo la impresión de estar todo el día "esperando" (a que vengan los pobres performers del día, los novios, a que se hagan fotos, al cocktail, a los entrantes, pescado, algoparabajarlo, la carne, la tarta con música nupcial y distintos niveles de horterada, al baile, a la recena! de verdad...). Para los impacientes como yo, una boda es de lo peor: no procede sacar tu libro, ni escribir tu blog, ni escuchar el último podcast del Newyorker... Claro que, igual dramatizo, a saber qué serán los bodorrios hoy en día con Twitter e Instagram (no lo quiero saber, en todo caso).
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Así son los Cotswolds |
En el UK solo he estado en un enlace (qué bonita palabra, los cazadores cazados), y en algún aspecto fue tirando a poco convencional (si esto no es una paradoja). Una compa de trabajo se casaba con un australiano varios años menor que ella y nos invitó a todo el equipo. La unión se celebraba en los Cotswolds, una zona maravillosa en el oeste del país, donde las mujeres de su familia habían heredado una casa.
La tía abuela soltera, independiente y feminista, dejó en su testamento que su casa con jardín enorme (que terminaba en extensiones ingentes de idílico verde) de los Cotswolds iba ser heredada por todas las sobrinas, pero solo ellas. Los chicos quedaban excluídos (yeah!).
Mi compa se compró el vestido de novia de segunda mano en la página web de Oxfam for £40, y allí mismo hizo su lista de bodas: nosotros le regalamos, entre otras cosas, cuadernos para colegion y una cabra para una comunidad de algún país africano. Los novios llegaron a la iglesia en un carruaje tocotó tocotó por las calles empedradas de aquel pueblo (era una boda, al cabo, no todo podía ser hippismo y flowerpower). Luego, en el jardín de la casa montaron una carpa que fue donde acabamos cenando (pollo al curry, entre otras cosas: el catéring de las bodas inglesas no es tan enloquecidamente prohibitivo como las espanis), pero antes, estuvimos mucho rato por el jardín haciendo juegos y... eligiendo las máscaras!!!
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Mini baby!!!!!! |
Resulta que a la madre del novio, allí abajo en Oz, se le ocurrió la extrania idea de hacer máscaras individualizadas, todas distintas, para cada uno de los invitados. Parece ser que los últimos días ella y sus ayudantes prácticamente no durmieron, porque el trabajo fue colosal. En todas había un detalle y una creatividad enorme. La del Peda era motivo "mago" la mía "romántica" (según me informaron luego). Mini no tuvo porque apenas tenía 3 meses!
Aparte del bodorrio, fue un finde lleno de aventuras: alquilamos un coche y de camino a Painswick pinchamos en toda la autopista de 5 carriles (hay alguna foto mía dándole el pecho a Mini en la cuneta mientras esperábamos a ayuda en carretera)... por ello llegamos tardísimo y no sé cómo, en semejante oscuridad, encontramos el B&B (Bed & Breakfast, el equivalente de Casa Rural en el UK), que era por supuesto, una casona enmedio de la nada, rodeada de acres y acres de praderas con caballos, y al que se llegaba por caminos sin asfaltar como de peli de Tim Burton. La pobre mujer salió con linterna (o farol: "ah de la casa!") pensaba que ya no llegábamos. A la maniana siguiente descubrimos que... tenía piscina!!! Y siendo esto el UK, el agua estaba templada! (sí, en Agosto y aún así no se puede uno baniar con agua según sale del grifo-welcome al Norte de Europa), así que me di un banio mucho chulo, el único que me habré dado en el exterior en esta isla.
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Nuestro B&B |
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Al fondo, el B&B Reto: llega de noche |
Pero divago: se que queréis leer sobre las máscaras. Antes, la reflexión unos días más tarde de mi antiguo jefe David: "Máscaras en una boda? Las máscaras sugieren cambio de identidad, promiscuidad, todos-los-gatos-son-pardos... cómo se les ha ocurrido hacer eso en una boda, el momento en el que hay que pretender amor eterno y que esas cosas no ocurren? Toda la razón: las máscaras son para ser malos.
Con esa premisa, me pongo a desempolvar las máscaras del altillo, para la fiesta de los vecinos. Nadie se las habrá currado tanto, esto parecera un ejercicio de "show off" (presumir), me digo. Al llegar, lo confirmo, y además veo claro que es una macrofiesta, donde conocemos a muy poca gente. Di antropóloga-del-blog no se pone la máscara (paraójico, por pudor!) pero se pone su anteojos metafóricos de camaleón analista, tomador del pulso de una realidad que no es la mía-sino la del 0.0001%/
La fiesta la dan tres casas consecutivas: empieza en la de los españoles, y termina en la de David, que ha montado "una discoteca". Hay muchísima gente, toda la planta de abajo, que es muy grande, y está hasta arriba. Lentejuelas, terciopelos, pero también "ingleses", si se me entiende. Solo algunos llevan máscaras y en su mayoría se las han subido a la frente. Tenemos "small talk" con desconocidos. Un viejo le pregunta al Peda "qué clase de creativo es" (el viene "de parte del numero 22", que el tipo es creativo, y vendió su empresa hace 2 años-me da una pequenia arcada, no quiero ni pensar por cuánto). Soy testigo del momento en el que el Peda, viejo artista del pincel (y ahora limitado por "la falta de espacio, necesito un hangar") dice "no soy creativo". Un tal David, el del número 18, el que ha montado la discoteca, nos habla del horror del Brexit, y cuánto ama él a Europa, porque tiene una casa en St. Tropez, donde va una vez al mes (por un momento, tengo problemas para repartir mi odio entre los breiters y remainers como David que, no me malinterpreteis, es simpatiquísimo). Los camareros que sirven Moet Chandon me admiten que no son profesionales, que por eso llevan 3 minutos abriendo la botella. Para picar hay diversas bobadas, hasta que llegan ellas: dos de Alicante, la que vive aquí abogada que trae una coca riquísima y el highlight de la noche: ROSCON DE REYES!!!! ?Yo he hablado alguna vez de lo que me gusta esta pieza de pastelería? Pues esta mujer lo hace a mano, como los ángeles! Me cuenta el making off-cómo hacerlo (alma en pena: segunda instrucción y ya estoy perdida, poor executive function) y añade: "no hay nata como la inglesa, la Double Cream de Tesco, yo me la llevo a Alicante". Divagantes, la tía la monta!!! 19 años en esta país y no se me había ocurrido que esta nata en pequenio tetra-brik se puede montar, y sale esa gloria!!! Claro que, admitamoslo: no he montado nata en la vida.
En un punto gritan: a la otra casa! A la discoteca!!! El Peda va por su tercer trozo de roscón, yo llevaría nata hasta en la máscara-si llevara. Porque sí, divagantes, no vemos el momento de ponernosla y, como Cenicientas, a eso de la medianoche nos tenemos que subir a la carroza (metafórica, no como los de la boda), para ir a relevar a la canguro de Mini. Nos damos una vuelta final básicamente cotilla por el numero 18-sección disco-, donde el salón está despejado de muebles, oscuro, luces de colores y bola de espejos. David, dada su avanzada edad, sinceramente promete como DJ (ser cool para él serán tal vez los 80?), y solo nos queda imaginar que a partir de medianoche la gente comenzara a bajarse las máscaras de la frente, convirtiendo la cosa en una de esas leyendas urbanas, la swinging party británica, donde parejas aburridas tienen sexo intercambiable con otras parejas aburridas.
Ya llevo dos eventos con máscaras y, por hace o por be, ni un "Eyes Wide Shut". A la tercera va la vencida, divagantes... no os fallaré!